LOS DERECHOS DE LA NATURALEZA, LA PARTICIPACIÓN

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Naturaleza de Derechos - 4 de Julio de 2015.
PRAXIS JUDICIAL:
LOS DERECHOS
DE LA NATURALEZA,
LA PARTICIPACIÓN
CIUDADANA
Y LA BIOTECNOLOGÍA.
El 17 de Abril de 2015 el Ministerio de Agricultura
Ganadería y Pesca de la Nación, mediante la Resolución
98/2015 aprobó la comercialización (condicionada a la
aprobación en China) de la semilla transgénica de soja
(DAS-444Ø6-6) con tolerancia al glifosato, glufosinato y 2,4D, solicitada por la subsidiaria local de Dow Chemicals.
La semilla ya había sido cuestionada en la instancia
administrativa por las ONGS, Acción por la Biodiversidad,
Foro Ecologista de Paraná, Centro de Protección a la
Naturaleza, Bios y la Red de Abogados de Pueblos
Fumigados, que en su presentación solicitaron acceso a los
estudios ambientales, presentados por la empresa
peticionante, y exigieron el cumplimiento de una instancia
de participación ciudadana.
El Estado Nacional rechazó la solicitud administrativa
de las ONGS y avanzó en la aprobación de la semilla.
Ello motivó un reclamo judicial realizado el 5 de Mayo
de 2015 de esas mismas organizaciones con el
acompañamiento de Naturaleza de Derechos, donde se
solicitó una medida cautelar que ordene la suspensión de la
resolución MAGyP Nro 98/2015; la cual no fue aceptada
por el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nro 3 de
la ciudad de Buenos Aires.
Dada la gravedad institucional y urgencia, que a
criterio de las ONGS se suscita en el incumplimiento del
orden público ambiental (se omite una instancia de
participación ciudadana) motivado en la liberación de una
semilla modificada genéticamente asociada a un cóctel
químico sumamente peligroso para la salud humana, el
ambiente y la biodiversidad (y cuyas evaluaciones se
desconocen), se recurrió por salto de instancia ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El máximo tribunal de la Nación, consideró el pasado
martes 30 de Junio de 2015 que en el caso no había
gravedad institucional ni urgencia.
No obstante el fallo supremo, el reclamo de fondo
realizado ante la justicia federal argentina, sigue su curso,
con el pedido de nulidad de la resolución administrativa
98/2015 que autoriza la comercialización de la soja DAS444Ø6-6 y tambiénse aboga - entre otros puntos - por la
necesidad de que la jurisdicción reivindique a la naturaleza
como un sujeto de derecho que es. La cual, ante la
aprobación irresponsable de la semilla cuestionada, es
expuesta a una situación de daño grave e irreparable.
A continuación, transcribimos los argumentos
expuestos al respecto por las organizaciones en su
presentación judicial.
Prueba de ello, es el hecho de que el Estado Nacional
El sistema reglamentario argentino en materia de
acaba de aprobar este producto biotecnológico (Soja DASbiotecnología, VS, carece de un análisis exhaustivo, riguroso
444Ø6-6) que por el presente cuestionamos, que le da
y precautorio sobre el impacto en la naturaleza de los tolerancia al cultivo de la soja no solo al glifosato, sino
OVGM (Órganos Vegetales Genéticamente Modificados).
El plexo normativo posibilita que el Estado deposite
irresponsablemente la confianza en un saber científico que
no es para nada objetivo, no solo eso, también es
dogmático y además busca ser reservado en sus puntos
críticos. Esto es así dado que el Estado solo realiza un
visado de los estudios y trabajos que presentan las
empresas - como la demandada Agrosciences Dow
Argentina SA -, los cuales no tienen estado público.
La ciudadanía, VS, tiene derecho a saber que dicen
esas conclusiones científicas sobre las que se sustentan las
aprobaciones de los OVGM, y en el sub-lite, la semilla
transgénica de Soja DAS-444Ø6-6. Si partimos de la premisa
del párrafo inicial, no es difícil deducir que aquellas son
sesgadas, parciales e interesadas.
En efecto, hemos podido comprobar en estas mismas
actuaciones judiciales - en virtud de la diligencia preliminar
-, que la Soja comercialmente denominada "Intacta" de la
empresa Monsanto Argentina SAIC, fue aprobada con
estudios que nunca fueron publicados, es decir, nunca
fueron sometidos a sus pares; aunque hay un dato más
alarmante: esos trabajos fueron realizados por personas
que se presentan como científicos, pero que en la realidad
de los hechos son empleados de la empresa americana.
Esas conclusiones científicas a las que arriban los
empleados de Monsanto y que el Estado utiliza para
motivar su acto administrativo, las podemos llamar
objetivas ? son serias y seguras ?
En materia de biotecnología, se puede afirmar y
reconocer que la tecnociencia ha tenido un desarrollo
exponencial, pero el saber científico que aquella produce
no puede no admitir reparos, no pueden ser tomadas sus
conclusiones a ciegas por el Estado y menos no ser
sometidas a la comunidad científica y al conocimiento de la
ciudadanía en general en un sistema democrático y
participativo, a priori de cualquier autorización o
habilitación de una semilla transgénica que se motive en
aquellas.
El
sistema
reglamentario
argentino
sobre
biotecnología ha permitido y permite a contramano del
orden público ambiental que ese saber científico –
gestionado por los poderes corporativos - no pueda
también al 2,4-D y al glufosinato de amonio. Un verdadero
cóctel químico. Entonces nos preguntamos, donde está el
saber científico que nos diga que este producto es seguro
para el ambiente ?. Es el mismo saber científico que decía
inicialmente que el glifosato era la panacea de la
biotecnología que venía a reemplazar a todos los
agrotóxicos de entonces ?. Es el mismo saber científico que
cuando promovió los OVGM con la inserción del trasngen
BT lo hizo bajo el argumento que ello iba a redundar en
menor uso de agrotóxicos, cuando los datos estadísticos de
la propia cámara empresarial de empresas biotecnológicas
de la Argentina señalan que, en los últimos 10 años, el uso
y aplicación de agrotóxicos en el país aumentó de un
modo exponencial ?. No estamos obligados a aceptar
plácidamente los designios de esa tecnociencia
irresponsable e inescrupulosa (o tecnogenia en términos
de Guillermo Eguiazu)(1),tenemos derechos y también
responsabilidades para exigir respuestas y un freno a
tamaño relato construido, lamentablemente bajo el cobijo
del propio Estado y de estamentos científicos oficiales de
dudosa objetividad.
Desde la ciencias sociales se han realizado aportes muy
importantes sobre los reparos que deben tenerse sobre la
tecnociencia o tecnogenia, en relación a la promoción de
actividades innovadoras (como la biotecnología) que
inciden o afectan a la naturaleza, basadas en la aceptación
dogmática de las conclusiones que ese saber tecno
científico nos presenta. Esas prevenciones describen la
necesidad de establecer un límite ético y también
jurisdiccional.
Con ese cometido, mencionamos a José Eduardo de
Siqueira (2) que adscripto al pensamiento de Hans Jonas
señala que la tecnociencia va produciendo conocimientos
que, sin ser objeto de reflexión crítica, se transforman en
reglas impuestas a la sociedad, la cual, obediente a esa
máquina ciega del saber, se proyecta tambaleante a lo
largo de un oscuro túnel. Continua Siqueira apuntando que
el conocimiento científico desarrolló las tecnologías más
refinadas para conocer todos los objetivos posibles, pero
quedó totalmente ajeno a la subjetividad humana. Se
volvió ciego a la marcha de la propia ciencia, pues la ciencia
no puede conocerse, no puede autoanalizarse, con los
métodos que dispone hoy en día. Es lo que Morin
denomina "ignorancia de la ecología de la acción"; o sea,
toda acción humana, a partir del momento que tiene inicio,
escapa de las manos del iniciante y entran en juego las
múltiples interacciones propias de la sociedad, que la
desvían de su objetivo y a veces le dan un destino opuesto
al buscado al principio. Para que haya responsabilidad, es
preciso que exista un sujeto consciente. Lo que ocurre es
que el imperativo tecnológico elimina la conciencia, elimina
discutirse ni siquiera evaluarse. A la vez, que ese saber se al sujeto, elimina la libertad en provecho de un
determinismo.
pone al servicio del desarrollo agrobiotecnológico bajo los
Sobre esta base, Siqueira agrega que la antigua idea de
argumentos de supuestos beneficios para la sociedad y naturaleza se sometía al inalcanzable orden natural que
mejora de la calidad de vida y del ambiente, la realidad señalaba los contornos de las normas éticas.
palpable nos muestra datos distintos que nos obliga a una
revisión y análisis profundo de esas postulaciones sobre la
santificación de los paquetes transgénicos: perdida de la
biodiversidad,
cambio
climático,
inundaciones,
deforestación al límite del desastre ecológico, aumento de
la tasa de cáncer y malformaciones congénitas etc. No solo
eso, la agrobiotecnología se presentó bajo el manto de que
la siembra directa atada al uso de un solo agrotóxico
“amigable con el ambiente” (glifosato), reemplazaba a los
agrotóxicos de mayor toxicidad y uso de entonces como el
2,4-D y el Paraquat. Pero ello no fue así.
1
2
"El curso de la naturaleza no depende más de una ley superior, que reserva al ser humano la condición
de espectador. Muy al contrario, hoy él es el agente de las transformaciones y tiene a su merced a la
naturaleza y a toda la existencia, y en ellas interviene cuando se le ocurre. Ante esa realidad, es
imposible no interponer a la actitud científica exigencias de una nueva responsabilidad ética y desde el
campo del derecho darle un estándar jurídico calificado a la naturaleza."
Hoy se trabaja con una concepción totalmente distinta
de la naturaleza. El curso de la naturaleza no depende más
de una ley superior, que reserva al ser humano la condición
de espectador. Muy al contrario, hoy él es el agente de las
transformaciones y tiene a su merced a la naturaleza y a
Advierte Boaventura a estas alturas, que se deben
diseñar los derechos fundadores, clandestinos que fueron
suprimidos por los colonialistas occidentales y la
modernidad capitalista a fin de construir, sobre sus ruinas,
la monumental catedral de los derechos humanos
toda la existencia, y en ellas interviene cuando se le ocurre. fundamentales. La concepción de los ur-derechos es un
La idea de naturaleza debe, por lo tanto, entendérsela ejercicio de imaginación retrospectiva radical. Significa
como propiedad, dominio del hombre. Ante esa realidad, es
imposible no interponer a la actitud científica exigencias de
una nueva responsabilidad ética y desde el campo del
derecho darle un estándar jurídico calificado a la
naturaleza.
Respecto a la responsabilidad ética de la que nos habla
Sequeira debemos acudir a su mentor Hans Jonas. El autor
alemán dice que subyace un tema de responsabilidad ética
en eldesarrollo de la tecnología. Para Jonas el principio de
responsabilidad pide que se preserve la condición de
establecer y denunciar un acto abismal sobre la cual la
modernidad occidental cimentó sus deslumbrantes
edificios epistemológicos, políticos, económicos y
culturales. Según esta concepción, los ur-derechos no son
por tanto los derechos naturales de la tradición idealista de
Occidente; son derechos que existen solo en el proceso de
ser negados y como negaciones. En realidad - dice Sousa de
Santos - no son derechos originales sino más bien
injusticias originales, son derechos originales que
solamente existen para señalar la perpetración de
existencia de la humanidad, que el interés del hombre debe injusticias-originales.
Reivindicarlos
significa
abrir
el
identificarse con el de otros miembros vivos de la espacio-tiempo para una concepción de derechos humanos
Naturaleza, pues ella es la morada común. Preservar la poscolonial y posimperial.
naturaleza significa preservar al ser humano. Es decir no es
Entonces, volviendo a Siqueria, decimos que la tremenda
sólo que existan hombres después de nosotros, sino
precisamente que sean hombres de acuerdo con la idea
vigente de humanidad y que habiten este planeta con todo
el medio ambiente preservado.
Bajo esta perspectiva hermenéutica, resulta revelador
un fallo judicial sobre biotecnología del tribunal brasilero
del 4 de Marzo de 2014, que citamos a fs
y a nuestro
parecer,
es
una
reliquia
argumental
jurídica
inconmensurable que VS debe considerar al momento de
sentenciar, cuando desde una mirada jurisdicccional crítica
vulnerabilidad de la naturaleza sometida a la intervención
tecnológica del hombre muestra una situación inusitada,
pues nada menos que toda la biósfera del planeta está
expuesta a posibles alteraciones, lo cual hace
imprescindible considerar que no sólo debe anhelarse el fin
preambular del bien común, sino también el de toda la
naturaleza extrahumana, es decir que la misma pueda
desarrollarse plenamente.
Por eso es que bajo esa línea de razonamiento, urge
como necesario ante un proceder estadual que ignora el
sobre el papel de la ciencia se dice que ésta no es orden publico ambiental y se muestra complaciente con un
consciente de su papel y sus límites (el temor del niño
también debe estar presente en el científico), es estúpido no
escuchar a la otra parte. Así se convertirá en un fin en sí
mismo y pierde su capacidad de aceptar las objeciones,
siendo no sólo audaz y valiente (virtudes), sino también
arrogante y presuntuoso (defectos) .Uno de los primeros
síntomas de que esto sucede, es cuando la ciencia no puede
oír al otro lado de la cuestión, escuchándose sólo a sí misma
saber científico que somete a la naturaleza al designio
antropocéntrico y reservado de los poderes corporativos,
construir un muro de contención ecocéntrico y
equiparador . Y ello no es sino darle a la naturaleza un
estandart jurídico calificado, pero en serio no solo en los
discursos, reivindicarla como un sujeto, es decir visibilizar
– en términos de Sousa de Santos – un ur-derecho que
existió siempre.
y está convencida de su importancia y de su omnipotencia.
Por ejemplo, cree que debe producir alimentos para esto
(esto es cierto), y por tener que preocuparse demasiado se
olvida de que la naturaleza y el medio ambiente deben
servir también para las generaciones futuras.
Coincidimos con el tribunal brasilero, el Estado no
El reconocimiento de la naturaleza como sujeto de
derecho encuentra eco en la doctrina comparada. Así el
alemán Bosselmann en 1986, recomendó introducir en la
Constitución de la República Federal de Alemania una
mención a los derechos del ambiente. (4). Recientemente
la Constitución del Ecuador avanzo en ese norte.
puede dejar el destino de la naturaleza y la biodiversidad
También encontramos la posición fundamental de los
en manos de la tecnociencia cuyo saber onmipotente es la juristas Cristopher Stone (5) y Godofredo Stutzin. (6) En
herramienta de los poderes corporativos para imponerse palabras de Ricardo Crespo Plaza ambos autores sostienen
sobre el resto de la sociedad. Ello nos conduce a un planteo
epistémico irreductible sobre el saber científico y a su vez –
de modo urgente– nos obliga a plantear ante la jurisdicción
la necesidad de reclamar el reconocimiento de lo
que Boaventura de Sousa Santos describe como urderechos.(3)
que corresponde otorgar derechos a la naturaleza y ello se
relaciona con la necesidad de tomar distancia de la visión
cultural antropocéntrica que la humanidad tiene desde
tiempos remotos y la de aproximarnos a una relación eco
céntrica, donde se reconozca el valor intrínseco de
la
3
4
"Urge como necesario ante un proceder estadual que ignora el orden publico ambiental y se muestra
complaciente con un saber científico que somete a la naturaleza al designio antropocéntrico y reservado
de los poderes corporativos, construir un muro de contención ecocéntrico y equiparador . Y ello no es
sino darle a la naturaleza un estandart jurídico calificado, pero en serio no solo en los discursos,
reivindicarla como un sujeto, es decir visibilizar – en términos de Sousa de Santos – un ur-derecho que
existió siempre."
naturaleza, y en la que el ser humano es parte de un
sistema y no un ente separado, jerárquicamente superior a
todo lo que le rodea, situado en el centro, alrededor del
cual giran los elementos naturales y los demás seres vivos,
como bienes disponibles y agotables. (7). En este sentido,
podemos apuntar el avance importantísimo que represento
la Carta Mundial de la Naturaleza de la ONU (Resolución
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas),
al dejar de lado una visión antropocéntrica sobre el
ambiente.
En la Carta se prescribe que "La especie humana es parte
de la naturaleza y la vida depende del funcionamiento
ininterrumpido de los sistemas naturales que son fuente de
energía y materias nutritivas. Se afirma que toda forma de
vida es única y merece ser respetada, cualquiera que sea su
utilidad para el hombre, y con el fin de reconocer a los
demás seres vivos su valor intrínseco, el hombre ha de
guiarse por un código de acción moral.” “El hombre, por sus
actos o las consecuencias de éstos, dispone de los medios
para transformar a la naturaleza y agotar sus recursos y,
por ello, debe reconocer cabalmente la urgencia que reviste
mantener el equilibrio y la calidad de la naturaleza y
conservar los recursos naturales.”
En ese mismo documento se establecen deberes de los
estados con alcance a los particulares, los cuales
enunciamos:
5.4 Actuarán de manera tal que las actividades
realizadas dentro de los límites de su jurisdicción o bajo su
control no causen daño a los sistemas naturales situados
en otros Estados ni en los espacios ubicados fuera de los
límites de la jurisdicción nacional;
.5 Salvaguardarán y conservarán la naturaleza en los
espacios que estén más allá de los límites de la jurisdicción
nacional.
6) Incumbe a toda persona actuar de conformidad con
lo dispuesto en la presente Carta; toda persona actuando
individual o colectivamente, o en el marco de su
participación en la vida política, procurará que se alcancen
y se observen los objetivos y las disposiciones de la
presente Carta.
Se deriva de estos deberes y responsabilidades que
la Carta de la Naturaleza de las Naciones Unidas pone en
los estados y las personas, la necesidad de reconocer como
espejo de los mismos, los derechos de la naturaleza.
Es cierto que como sujeto la Naturaleza es incapaz
de ser titular de deberes, pero en este campo se impone
una reciprocidad basada en el principio de responsabilidad
del que nos habla Jonas que como bien lo señala Souza de
Santos nos proporciona la orientación normativa para el
reconocimiento de derechos de los que no son titulares los
no sujetos de deberes. (Cita 4). En tal dirección, nuestra
Constitución Nacional ha avanzado, por ejemplo, al
1) Toda planificación incluirá, entre sus elementos reconocer en el art 41 a las generaciones futuras como
esenciales, la elaboración de estrategias de conservación de titulares del derecho “a que las actividades productivas
la naturaleza, el establecimiento de inventarios de los actuales no comprometan sus necesidades”.
ecosistemas y la evaluación de los efectos que hayan de
El reconocimiento como sujeto de la naturaleza no
surtir sobre la naturaleza las políticas y actividades
proyectadas; todos los elementos se pondrán en debe resultarnos extraño, pues en palabras de Belkis
conocimiento de la población recurriendo a medios Cartay " (8) ¿hasta hace poco no se consideraban como
adecuados y con la antelación suficiente para que la sujeto de derechos a ciertas categorías de seres humanos:
población pueda participar efectivamente en el proceso de niños, mujeres, de raza negra, por una parte; y por otra, el
consultas y de adopción de decisiones al respecto.
mundo del derecho esta poblado de sujetos de derecho
2) Se asegurará la disponibilidad de los medios
financieros, los programas y las estructuras administrativas inanimados: sociedades comerciales, asociaciones,
necesarias para alcanzar los objetivos de la conservación de colectividades públicas, a los que se les reconoce
la naturaleza.
personalidad jurídica.
3) Se harán esfuerzos constantes para profundizar el
La importancia del reconocimiento de la naturaleza
conocimiento de la naturaleza mediante la investigación
científica y por divulgar ese conocimiento sin que haya
restricción alguna al respecto.
4) El estado de los procesos naturales, los ecosistemas y
las especies se seguirán muy de cerca a fin de que se pueda
descubrir lo antes posible cualquier deterioro o amenaza,
tomar medidas oportunas y facilitar la evaluación de las
políticas y técnicas de conservación.
5) Los Estados y, en la medida de sus posibilidades, las
demás
autoridades
públicas,
las
organizaciones
internacionales, los particulares, las asociaciones y las
empresas:
5.1 Cooperarán en la tarea de conservar la naturaleza
con actividades conjuntas y otras medidas pertinentes,
incluso el intercambio de información y las consultas;
5.2 Establecerán normas relativas a los productos y a los
procedimientos de fabricación que puedan tener efectos
perjudiciales sobre la naturaleza, así como métodos para
evaluar dichos efectos;
5.3 Aplicarán las disposiciones jurídicas internacionales
pertinentes que propendan a la conservación de la
naturaleza o a la protección del medio ambiente;
como sujeto de derecho radica en el desaliento e inclusive
ejercicio explicito de los estamentos del estado, dirigidos a
que los ciudadanos no participen ni se obliguen a la
preservación y conservación del ambiente y la
biodiversidad, con la clara finalidad de que las
responsabilidades de los particulares se diluyan.
Con este panorama de anomia general, el Estado,
deja diluir también sus propias responsabilidades, por
acción u omisión, ya sea no controlando rigurosa y
exhaustivamente, estableciendo normativas laxas que
benefician a los titulares de los eventos transgénicos como
Dow Chemicals, que a su vez manipulan el saber científico;
y en caso de estar frente a una incertidumbre científica aunque se hable de disenso científico -, se proponen
estándares de sustentabilidad o progresividad que o bien
ignoran las advertencias de los criterios científicos
objetivos y críticos, o bien fijan pautas elásticas (que por lo
general surgen de un saber científico no objetivo) que se
presentan en lo formal como precautorias o promotoras
de un desarrollo sostenible, pero que en la práctica son
una legitimación pausada para crear zonas liberadas al uso
irracional o afectación irreparable de los recursos de la
naturaleza, como así también una licencia sin limites y
controles, a favor de las grandes corporaciones
económicas, bajo la consideración póstuma y utilitarista de
quien contamina a la naturaleza, paga.
5
6
"Se proponen estándares de sustentabilidad o progresividad que o bien ignoran las advertencias de los
trabajos científicos objetivos y críticos, o bien fijan pautas elásticas que se presentan en lo formal como
precautorias o promotoras de un desarrollo sostenible, pero que en la práctica son una legitimación
pausada para crear zonas liberadas al uso irracional o afectación irreparable de los recursos de la
naturaleza, como así también una licencia sin limites, a favor de las grandes corporaciones económicas,
bajo la consideración póstuma y utilitarista de quien contamina a la naturaleza, paga."
Ese cuadro de situación, nos ofrece un circulo
vicioso, lo vemos en el campo biotecnológico , cuando el
Estado Argentino, no ratifica el protocolo de Cartagena,
instrumento que en algunos aspectos puntuales es pasible
de serios cuestionamientos , pero aun así, se trata de un
documento base de la biotecnología que no es operativo en
nuestro país, de modo intencional, siendo que la Argentina
Y esos derechos, si repasamos la legislación vigente,
desde una mirada ecocéntrica, están dispersos en varias
normas. A veces los operadores jurídicos nos
descabellamos por solicitar y exigir reconocimientos de
derechos, cuando en realidad si focalizamos en la
búsqueda normativa, vamos a hallarlos sin mucho
esfuerzo. Así, cuando la legislación obliga que una
es el tercer país en el mundo en la producción de
transgénicos; ello con la clara finalidad de no asumir
responsabilidad en el cumplimiento, por ejemplo, de los
criterios de análisis de riesgos que el protocolo establece . A
su vez, el país no cuenta con una ley de biotecnología, la
cual está regulada por resoluciones administrativas que
permiten que las empresas presenten estudios ambientales
y de inocuidad alimentaria, realizados con parámetros
arbitrarios, que a todas luces no pueden derivar en
conclusiones irreductibles sobre la seguridad de los OVGM.
A ello se suma, el carácter secreto de los procesos
autorizativos donde no se permite la participación
ciudadana, con el único propósito de esfumar todo intento
de asunción de responsabilidades por los ciudadanos.
Este derrotorero VS, en la temática de análisis,
concluye con una absoluta falta de control y evaluación de
los verdaderos efectos de los OVGM, por parte del Estado
que somete sus decisiones al saber científico –lo reiteramos
- gestionado por los poderes corporativos, con fuertes
intereses en la materia.
Bajo el marco descripto, la naturaleza y su
biodiversidad queda absolutamente desprotegida, aun
cuando exista un orden publico ambiental, pues desde una
mirada antropocéntrica, si el hombre no ejerce sus
derechos y sus obligaciones, quien defiende a la
naturaleza?- Por ello vemos en ese desaliento
individualizado hasta desarticular el motus propio
ciudadano en cuestiones ambientales, por parte de las
autoridades, que es el punto critico a neutralizar como
primera medida. Es ahí donde el derecho debe cumplir su
función de controlador social, de disolver la idea de lo
injusto, de suplir esa omisión que se observa, con el objeto
de aniquilar la situación disvaliosa visibilizada y que va en
contrasentido del fin del estado: el bien comun.
Por ello, la propuesta de la construcción de la
naturaleza como sujeto de derecho en el contexto de un
nuevo paradigma del derecho ambiental es necesaria y
tiene raigambre constitucional al fijarse como
responsabilidad de los ciudadanos la obligación de
preservar y conservar el ambiente y la diversidad biológica.
Si los ciudadanos tienen responsabilidad sobre la
naturaleza, esta tiene sus derechos.
actividad antes de su ejecución debe poseer una debida
declaración de impacto ambiental, cuando reconoce la
figura de los pasivos ambientales y la obligación de la
recomposición, cuando estipula la necesidad de la
participación ciudadana en todo proceso de evaluación de
impacto ambiental a fin de garantizar un control
ciudadano, cuando se establecen zonas de protección o se
crean reservas naturales, se están reconociendo derechos
de la naturaleza. Sucede que nuestra visión
antropocéntrica nos los presenta únicamente como
derechos de las personas. El problema está cuando las
personas no los ejercitan o cuando reclaman por ellos y
encuentran la resistencia o desaliento del estado. De ahí la
necesidad de reivindicar una autonomía a la naturaleza.
El jurista Chileno Stuzin (9) avala esta postura al
señalar que la única manera de equilibrar la balanza y
ponderar debidamente las necesidades de la biosfera
frente a las pretensiones de la tecnósfera consiste en
reconocer a la naturaleza como parte interesada en los
conflictos ambientales y permitirle asumir en nombre
propio la defensa del mundo natural. El mal
funcionamiento de la balanza, que se va acentuando día a
día, ha sumido al planeta en la actual crisis ecológica sin
precedentes. La gran perdedora no es solamente la
naturaleza, sino la propia humanidad cuyos intereses, en
definitiva, coinciden plenamente con los de la biosfera por
mucho que se quiera hacernos creer lo contrario. Por lo
mismo, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza,
lejos de atentar contra los derechos de los seres humanos,
constituye una garantía de que estos derechos sean
apreciados en su verdadero significado y alcance y de que
sean debidamente resguardados ante las presiones
ejercidas por una tecnocracia deshumanizada. Asimismo
señala que la elevación de la categoría jurídica de la
naturaleza, se traducirá, sin duda, en el mejoramiento de
su condición social y, por consiguiente, en la adopción de
políticas y normas de conducta que la favorecen. Se
respeta a quien goza de derechos, mientras que se
desprecia a aquel que carece de ellos. El efecto psicológico
del reconocimiento de los derechos de la naturaleza podrá
llegar a ser más importante que los efectos netamente
jurídicos de este reconocimiento, tal como ha sucedido
cada vez que se ha ampliado el ámbito de los derechos
humanos.
7
8
"Si los ciudadanos tienen responsabilidad sobre la naturaleza, ésta tiene sus derechos.
Y esos derechos están dispersos en varias normas. A veces los operadores jurídicos nos descabellamos
por solicitar y exigir reconocimientos de derechos, cuando en realidad si focalizamos en la búsqueda
normativa, vamos a hallarlos sin mucho esfuerzo. Así, cuando la legislación obliga que una actividad
antes de su ejecución debe poseer una debida declaración de impacto ambiental, cuando reconoce la
figura de los pasivos ambientales y la obligación de la recomposición, cuando estipula la necesidad de la
participación ciudadana en todo proceso de evaluación de impacto ambiental a fin de garantizar un
control ciudadano, cuando se establecen zonas de protección o se crean reservas naturales, se están
reconociendo derechos de la naturaleza. Sucede que nuestra visión antropocéntrica nos los presenta
únicamente como derechos de las personas."
Sobre esta base hermenéutica, el debate y escrutinio por
los ciudadanos, a fin de que puedan desandar sus
responsabilidades, opinando, controlando y exigiendo en
relación a los transgénicos y su incidencia en la naturaleza,
es esencial ; y esas obligaciones que surgen de la
institucional, pues proscribir la participación ciudadana en
una sociedad democrática participativa, importa la
anulación de esta ultima.
Por ello VS, este reclamo versa por una justicia
ambiental sincera, que si bien esta acotado a las
responsabilidad de los individuos, necesitan para su
cumplimiento, el aseguramiento de mecanismos de
participación ciudadana.
En conclusión VS, si la Constitución establece como
obligación preservar el ambiente y la biodiversidad, ello
implica reconocer que la naturaleza tiene derechos, algunos
de ellos los hemos individualizado ut supra. Y para que los
individuos puedan ejercer esas obligaciones y
consecuentemente se garanticen los derechos de la
necesidades urgentes se realiza con vistas en las
generaciones futuras. Y como todo reclamo que demanda
el cumplimiento del bien del común, es merecedor de
respuestas eficaces y oportunas de los poderes del estado,
ya que si relativizamos la participación ciudadana, también
estamos minimizando las obligaciones CONSTITUCIONALES
que pesan sobre los individuos y con ello, estamos dejando
los derechos de la naturaleza al libre albedrío de los
poderes económicos y de un poder administrador
naturaleza, la participación ciudadana es una herramienta cómplice.
esencial de control y construcción democrática que debe
Y esto último VS, es precisamente la sustancia de la
ser garantizada y promovida por el estado; cuestión que en queja pretensional que nos tiene aquí presente y que no
la materia que nos ocupa, no está sucediendo y por lo admite demoras.
tanto, hay gravedad
9
10
1.- Tecnogenologia. Una respuesta a la necesidad de prevenir las consecuencias nocivas ocultas en la técnica. Dr Guillermo Eguiazu. INCABIE.
1991.
2.- El Principio de Responsabilidad de Hans Jonas José Eduardo de Siqueira Acta bioeth. v.7 n.2 Santiago 2001
http://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2001000200009
3.- Boaventura de Sousa Santos. Descolonizar el Saber, Reiventar el Poder. Trilce. 2010.
4.Citado
por
Francois
Ost
en
Naturaleza
y
Derecho.
p.
170.
5.¿Deberían
los
árboles
tener
derecho
a
representación
legal?
Christopher
Stone.
1972
6."La
Naturaleza:
¿un
Nuevo
Sujeto
de
Derecho?"
Leído en las Jornadas del Instituto de Docencia e Investigación Jurídicas sobre "Las Nuevas Figuras Jurídicas Vinculadas a la Protección del Medio
Ambiente", realizadas en Jahuel (7-9 de septiembre de 1973) y, posteriormente, en las Primeras Jornadas Argentinas de Derecho y
Administración Ambientales, organizadas por la Asociación para la Protección del Ambiente (Buenos Aires, 15-17 de abril de 1974).
7.La
Naturaleza
como
sujeto
de
derechos
:
¿Simbolo
o
Realidad
Juridica?.
Ricardo
Crespo
Plaza.
2008
http://therightsofnature.org/wp-content/uploads/pdfs/Espanol/Crespo_natureleza_sujeto_2008.pdf
8."La
Naturaleza:
objeto
o
sujeto
de
derechos”.
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3219/5.pdf
9.- Un imperativo ecológico: reconocer los derechos de la naturaleza. Godofredo Stuzin. Ambiente y Desarrollo. VOL. I, N° 1, págs. 97-114, dic.
1984
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