La enseñanza Gandhiana y la naturaleza IRMA GARCÍA1, VIRGINA A DIAZ GONZÁLEZ, RODOLFO SERRATO2, VERONICA LANDEROS FLORES3, NÚÑEZ HERMINIO4, DANIEL DIAZ5. Universidad Autónoma del Estado de México, Cerro de Coatepec S/N Ciudad universitaria, Tel. 01722 2140220 Fax. 01722 2151333 [email protected] Modalidad: oral Área Científica: Medio ambiente y valores ambiental, Sub área: Aspecto social, cultural, económico y ético. Palabras clave: educación ambiental, no violencia, valores. Resumen: Para la humanidad el progreso tecnológico-económico occidental es un reflejo de un mundo caótico que busca medios cada vez más sofisticados para ser la expresión omnipresente del poder del hombre. Por ello, el único medio para evitar la violencia hacia el medio ambiente, es la enseñanza de que el deber de la sinceridad, la lealtad, el amor y el respeto por la naturaleza, son valores que están por encima de todo. De ahí, nuestro interés por recuperar la filosofía Gandhiana de la austeridad como forma de ser en el mundo, puesto que se fundamenta a través de preceptos y principios que favorecen la no violencia la “ahimsâ” y el “svarâj” dominio de sí mismo". Introducción: Es verdad que Gandhi no dedico sus esfuerzos para defender al medio ambiente como nosotros debemos hacemos, no es menos cierto que a su manera de vivir y la enseñanza de sus actos van el sentido que nos ocupa. La reducción al mínimo de las necesidades humanas en su vida sumamente austera es una forma en el mundo de estar que nos favorece una relación sin violencia entre ambas partes. Para guiar la presente reflexión tomaremos como referente la no violencia, como una estrategia para la ecología, en la que opción alternativa es la no violencia. Donde la no violencia que nos ocupa es la que ejerce el hombre sobre otro hombre cuando hacemos pesar sobre él la amenaza de muerte. Pero la vida humana no existe separadamente de otras formas de vida. Afectar al ambiente puede ser un ataque a la vida del hombre. Por eso es importante medir las consecuencias de nuestros actos. Esto es, cuando el hombre se aleja de la naturaleza no puede sentir el corazón de la naturaleza. “La razón por la que hemos destruido la naturaleza es porque lo que hacemos por la naturaleza lo hacemos en nuestro propio beneficio”. (Fukuoka, Masanobu.www.gea.es.org/agricultura/ entrefuku_agricul.html). Distingamos el acto de matar para alimentarse y el acto de matar llevado a cabo sin conciencia, con desenvoltura, con pasividad o con agresividad: en este segundo acto no respeta la vida. Los equilibrios naturales tienen sus ritmos tienen sus ritmos y son animados por la muerte. Cuando el hombre mata a un conejo o corta una lechuga para alimentarse, el participa en este equilibrio. Lo que tira, son los restos del animal muerto u hojas secas regresa a la tierra para alimentar a otras especies. Enriquece así todo el ciclo biogeoquímico del cual vivimos, puesto que el hombre es un eslabón de esta cadena alimenticia. No podemos extraernos de ella. Cuando el hombre mata especies enteras, permite que desaparezcan medios de vida únicos o modifica a gran escala el futuro de la naturaleza, ejerce una amenaza de muerte sobre los ciclos de vida de los cuales depende. Otra perspectiva es el hombre “catalizador”. En efecto modifica su medio vital que será pronto inhabitable para él. En este caso desaparecerá y empezará una nueva fase de evolución. Sin embargo el planteamiento es dudoso. Tal vez sí, tal vez no. La historia de los microorganismos anaeróbicos que iniciaron el proceso evolutivo de la tierra tal vez no se repita. Desarrollo La vida sobre la tierra es el resultado de un concurso de circunstancias excepcionales La fuerza y la fragilidad de este sistema han sido demostrados en múltiples ocasiones. Mientras tanto el medio vital, continúa degradándose. Algunos ejemplos muy conocidos: el calentamiento global, pérdida de la capa de ozono, la deforestación y la desertificación entre otros se acentúan, cada día una especie desaparece para siempre. Pero la vida depende del equilibrio de los ciclos de la vida de cada especie y de los ciclos de transformación de los elementos. A medida que va disminuyendo el número de especies, más frágil será este equilibrio. Tal vez exista un punto otra vez del cual la vida ya no podrá vencer, entonces la tierra será como la luna. Nuestra manera de vivir lleva consigo la muerte de nuestro ecosistema. Se presentan tres actitudes posibles ante este hecho: (1) participar activa o pasivamente a este suicidio; (2) luchar violentamente para impone un cuadro ecológico para las actividades humanas y (3) luchar de manera noviolenta para imponer un cuadro de vidas para las actividades humanas. La primera aptitud debe ser eliminada porque elegimos la vida y no la muerte. La segunda actitud es la que domina en nuestra sociedad. No es eficaz y lo vamos a ver. La tercera pues es la única posible porque permite el desarrollo de nuestra civilización. El terrorismo ecológico que empieza a reinar con los días sin auto, las verificaciones inútiles, los planes emergentes, que tienen por finalidad que las “masas humanas” tomen conciencia del peligro, podría provocar un efecto contrario. Un proceso de violencia emprendido finalmente pierde su carácter razonable. Conduce una escalada de violencia. Este proceso desplaza el punto central del problema. Este proceso permite a nuestro adversario continuar con sus maldades porque como lo afirma Lanza de Vasto: “la violencia que ponemos (al adversario) es un baluarte contra el examen de sus actos por su propia conciencia”. El destructor del ambiente se encierra en su modo de actúa, “protegido” protegido de alguna forma por su oposición a la acción de los defensores de un estado mas justo. Y esta posición lleva consigo la noreflexión sobre si mismo. Ya no camina hacia una mayor conciencia. Sembrar el miedo tampoco es una opción para que el peligro se vuelva mas objetivo. Por consiguiente la no-violencia es una condición sine qua non de la ecología. En la practica, las organizaciones privadas de defensa del ambiente son (en general, si no es que siempre) noviolentas. ¿Qué estrategia seguir para la ecología? Gandhi afirmaba: “El fin esta en medio como el árbol esta en la semilla”. La práctica de la ecología debe de ser diaria. Los millares de pequeños gestos que repetimos continuamente son los que general el desarrollo o la destrucción. Somos responsables de nuestro comportamiento y debemos cuidar de que este sea benéfico para los ciclos biológicos. Prácticamente esto significa que lo que yo compro sea benéfico al ciclo biológico en las dos dimensiones, hacia la producción: que esta no sea destructiva, y hacia las consecuencias: que los restos (llamados basura equivocadamente) también sean benéficos. El que produce se planteara la misma inquietud: que lo que estoy produciendo se integre en los ciclos biológicos para no dañar a los demás, ni animales, ni al ambiente. Fundamental. Todos somos actores individualmente en esta sociedad. Tomar su parte de responsabilidad es tomar parte del poder. A todos los que dicen que la responsabilidad es de los gobiernos hay que responder que somos responsables de lo que compramos y de las tareas en las que colaboramos. Podemos elegir lo que queremos pero nuestros actos tienen consecuencias y nos conducen hacia un mundo o hacia otro mundo. Le ecología es un modelo de sociedad que toma como consideración esta responsabilidad entre los hombres frente a su destino individual o social. Los otros modelos ocultan esta consecuencia de los actos humanos y sobre la naturaleza. Es preciso saber que nuestros actos tienen consecuencias. Nuestra referencia es interior a nosotros mismos: esta es la gran enseñaza de Gandhi y punto de partida de la acción eficaz para salvar nuestra tierra. La acción personal es la que permitirá cambiar el rumbo que hemos tomado. Los poderes públicos también somos nosotros: los elegimos en los sistemas democráticos. Si dejamos que sigan cometiendo acciones que van contra nosotros, también somos responsables. Pero para eso hace falta tener convicciones personales. Cosa que también le falta a muchos de nosotros. Muchas veces la pasividad proviene de la ausencia de sentido, ya no sabemos donde vamos porque nadie nos dice con claridad a donde ir. Por consiguiente la claridad intelectual y emocional permite compromiso noviolento. Cuando observamos el daño que producen las fabricas urbanos y sentimos el dolor interior que nos provoca, no podemos callar esta sensibilidad con argumentos como “hace falta que todos trabajen” o “eso es el proceso”. Negar esta sensibilidad es perder vivacidad, nuestro espacio de vida se reduce, ya es un poco morir. El combate no-violento para la ecología empieza por guardar la integridad de nuestra sensibilidad, de nuestro juicio, de nuestra libertad. Podíamos regresar al ejemplo del huevo: para lograrlo deben construir fabricas, se consume petróleo para el transporte, se deben producirlos camiones, el aire es utilizado y ensuciado, el agua, millones de hectáreas de tierra otrora cubiertas de bosque hoy reducidas a paramos y los animales se fueron o murieron Ecológicamente los efectos son catastróficos. Humanamente ciertamente se da los empleos, pero ¿Qué empleamos? Este análisis muestra que construir fábricas descontaminantes es un error. Todas las soluciones que intentan pasar de lado la fuente del problema, solo agravan el problema por que ellas mismas son causa de la contaminación. Lo mismo puede decirse de las defensas personales: cuanto más se bebe agua embotellada, tanto mas se contaminara el agua. De que sirve descontaminar, se trata de no contaminar. Si aplicamos esta lógica, todos tendremos agua potable de la llave de la casa. Comer un huevo producido industrialmente tiene relación con la guerra del Golfo Pérsico y con el calentamiento del planeta. Otro ejemplo es el del sanitario seco. Afirman los ecólogos que ya basta de tomar dos fuentes de energía como son el excremento humano o animal por una parte y el agua por otra y hacer un contaminante que se extiende por todas partes. Aun en la ciudad, en un departamento se pueden instalar sanitarios secos. Se trata de la composta obtenida por desecación y aireación. El resultado es poco volumen y puede ser inyectado en el ciclo biológico. La permacultura es otro inventado por Masanobu Fukuoka que también se llama agricultura silvestre. Ya no se barbecha, ya no deshierba y todo crece. Se trata de volver a dar a la tierra un ambiente parecido al natural que se ha quitado. Las contaminaciones producidas por este método son intimáis el trabajo se lleva a cabo con la mano de hombre. Es muy simple y no se hace precisamente por que es muy simple y que no hay grandes provechos puedan obtenerse de tales métodos. No hay concentración de provecho. Se trata de valorar las energías renovables diariamente absolutamente gratuitas. En otra ocasión había pretendido que debíamos regresar a la energía del hombre que se desaprovecha. Es hora de considerar de nuevo esta opción. Este método obliga la participación de un gran número de seres humanos para producir lo que requiere para su subsistencia: esto es intolerable para muchos que prefieren tener a su servicio los esclavos del campo y de las fábricas. El hombre actual prefiere construir maquinas que segar un campo. No se trata de eliminar la maquina sino de buscar una relación optima que libera efectivamente al hombre y permite respetar la naturaleza. El obstáculo mayor es de orden espiritual. Si todos estos métodos son aun experimentales es preciso conocerlos para saber que nuestro destino esta entre nuestras manos. Estos métodos son debidamente benéficos como ya lo apuntábamos; la lucha no-violenta del hombre de la ciudad mediante su poder de compra es doblemente eficaz. Estimular la agricultura biología y boicotear la agricultura química; utilizar un cesta de mimbre es favorecer la agricultura del mimbre y no a la fabrica de bolsas de platico y el día de mañana tener ante su ventana un campo de juncos y no un muro de fabrica y así sucesivamente. Millares de pequeños actos diarios son los que construyen el mañana, es el centro de la enseñanza gandhiana que cuenta con la voluntad y la energía de cada persona, no de masas inconsistentes obligadas a hacer una obrar en la que no creen. Fukoka pregunta para resolver cantidad de problemas ecológicos: ¿Qué puede dejar de hacer? Existen acciones que exigen el compromiso ecológico (el asunto del transporte por ejemplo), pero eso puede venir después. La multiplicación de las acciones individuales produciría una organización social que toma como consideración los ciclos biológicos. Penetrar en el mundo natural es fascinante porque en este proceso descubrimos de nuevo la naturaleza y encontramos que en ella el hombre tiene su lugar. Este lugar no exige que regresemos a la época de las cavernas como lo sugieren los enemigos de estos procesos. El grado de civilización ni la calidad de vida se miden por el grado de mecanización. Podemos regresar a procesos simples: la bicicleta es un ejemplo de ello. Nos toca desarrollar nuestra conciencia. La ecología es un nuevo parámetro que hay que incluir en nuestras reflexione. Esta aplicación de nuestra conciencia lleva consigo un enriquecimiento de nuestra cultura. Paralelamente el despertar de la conciencia es un paso hacia la ecología y el ejercicio de la noviolencia. Todas las actividades humanas conducen al hombre hacia un florecimiento de si mismo conducen al respeto de la vida tanto como medio que como fin. La ecología es también el hombre ante si mismo. Por eso el fondo del problema se encuentra en el fondo del hombre: es el orden espiritual. El hombre se sitúa en el centro de la creación como el único dueño del destino y se organiza para confirmara esta afirmación. Cuando esta afirmación es discutida y criticada, el hombre sufre. Signo de poder, se sustituye a la misma naturaleza y produce frutas y verduras ahí donde quiere y cuando quiere, pero a la vez se oculta entre si mismo su propia muerte que vive como un fracaso. Somos cada vez más numerosos y el pastel por repartir es cada vez más pequeño. La solución violentase antoja única vía: el otro es un enemigo. Así alzados los unos contra los otros, nuestras actividades se orientan hacia el proyecto inmediato y máximo. Podemos optar otro valor espiritual y hacer que el “pastel” no se agote nunca. Si respetamos nuestra madre la Tierra, el más importante de nuestros intereses: la vida preservada. Se trata de reintegrar lo humano en la sinergia de la naturaleza que permite una sinergia entre los humanos, una forma de amor engrandada el planeta entero. Resultados y Discusión: Los resultados del análisis reflexivo se pondrán a consideración como posibles contenidos temáticos de los programas educativos ambientales en los diferentes ámbitos de la educación. Asimismo, se contempla la posibilidad de concientizar a la sociedad de una lucha no violenta, puntualizada a través difusión de capsulas informativas en medios de comunicación. Recuperar los principios fundamentales de la filosofía ecológica con la finalidad de ubicar el pensamiento inductivo/deductivo sobre el estado del mundo (ejemplo calentamiento global, efecto invernadero, erosión de suelos, destrucción del ozono atmosférico, etc.), que finalmente conduce a las decisiones y acciones ecológicas específicas en función de situaciones reales específicas. Conclusiones: La crítica gandhiana de la civilización moderna es radical y total en cuanto que para Gandhi el único progreso que merece su nombre es el progreso del autodescubrimiento y la civilización que no le da pleno reconocimiento no es digna de ser protegida La crítica de la civilización moderna occidental de Gandhi es una historia totalmente diferente; es periférica a su pensamiento. El pensamiento gandhiano se esfuerza para estar en el centro trascendental; se interesa en el destino del Hombre. No dentro de los límites de una civilización dada. Gandhi nunca se ha identificado con algún modelo, forma, escenario, utopías o fantasías. Su único y pleno interés fue la verdad para la que pide un compromiso absoluto. Despertar la conciencia ecología y el ejercicio de la no-violencia en todas las actividades humanas conduciendo al hombre hacia un florecimiento de si mismo, al respeto de la vida tanto como medio que como fin. Bibliografía: Atifield, R., (1997) “El ámbito de la moralidad en J.M. García Gómez Heras (coord.), Ética del medio ambiente, Problema, Perspectivas Historia, Tecnos, Madrid, pp. 7188. García, Gómez Herás, J.M., (2002) Dignidad de la vida y manipulación genética, (coord.) 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