2. Tipos de deficiencias del aprendizaje. Tema 1.Tarea presencia 2. Tiempo = 1 hora Trabajo individual: - Leer detenidamente el texto y subrayarlo Trabajo por grupo (tres o más personas) - Resumir las diferentes teorías. Prestar especial énfasis en las teorías organicistas. 3. Tipos de deficiencias del aprendizaje 3.1. Teorías sobre las deficiencias en el aprendizaje. Lo normal es que las teorías sobre las deficiencias en el aprendizaje consideren que en este proceso estén implicados más de un factor. Sin embargo, es común que esas teorías se fundamenten en base a un factor o a factores que consideren como determinantes. Recordando la clasificación de Pain (1973) de los elementos que intervienen en el proceso de enseñanza aprendizaje, podemos realizar la siguiente clasificación de teorías sobre las deficiencias en el aprendizaje: Factor Orgánico Etapa genética Sujeto Medio ambiente Teoría sobre las deficiencias del aprendizaje Organicista Déficit específicos Psicogénicas (momento histórico) Ambientalista Teorías organicistas. Teoría orgánica y neurológica Son por definición, aquellas que consideran que las deficiencias del aprendizaje se deben a trastornos orgánicos en el niño, generalmente de tipo neurológico. Históricamente son las primeras en aparecer y las que han creado el campo de las deficiencias del aprendizaje. Las primeras investigaciones sobre los trastornos del aprendizaje fueron hechas por médicos a principio de siglo. Pero fue a partir de la segunda guerra mundial (1939-1945) cuando estas investigaciones tuvieron un gran auge. GOLDSTEIN fue uno de los primeros que comenzó a emitir conclusiones a raíz de sus estudios con soldados que habían sufrido heridas en la cabeza. Estos soldados presentaban trastornos característicos para el aprendizaje que se relacionaban con la lesión cerebral que padecían. Estos trabajos y otros, posibilitaron los trabajos de dos autores fundamentales en este campo: WERWER y STRAUS. En 1947 publicaron el tratado “Psicopatología y Educación del niño con lesión cerebral” (Ed. Herder, Barcelona 1969). Estos autores suponían que los niños que mostraban una conducta similar, y unas dificultades para aprender, similares a las de las personas con lesión cerebral, podrían ser clasificados como niños con lesión cerebral, aun si no existían pruebas objetivas de tal lesión. A partir de estos trabajos se popularizó la idea de lesión cerebral y se acuñaron términos como “enfermedad cerebral orgánica”, “daño cerebral orgánico”, “disfunción cerebral orgánica” y más tarde “lesión cerebral mínima” y “disfunción cerebral mínima”. El término de “niños con lesión cerebral mínima” se refería a niños de inteligencia dentro del rango de lo normal pero que exhibían las mismas características anormales de conducta, pero en menor grado, que los cerebralmente afectados. El término “disfunción cerebral mínima1” (desde 1966), a propuesta del Instituto Nacional de las Enfermedades Neurológicas y Ceguera de los EEUU (Martí, 1982), se aplica a “niños de inteligencia normal, superior a lo normal, o cercana a lo normal, que presentan ciertos trastornos del aprendizaje o de la conducta, que van desde lo leve a lo grave, y que están asociados a desviaciones de función del SNC. Esta desviaciones pueden manifestarse a través de varias combinaciones de deficiencias en la percepción, conceptualización, lenguaje, memoria y control de la atención, el impulso o la función motora. Estas aberraciones pueden ser resultado de variaciones genéticas, irregularidades bioquímicas, lesiones cerebrales perinatales u otras enfermedades o daños sufridos durante los años críticos para el desarrollo y maduración del SNC, o provenir de causas desconocidas”. El término disfunción adoptado por los neurólogos supone ya cierta suavización de la posición neurológica. El término disfunción no especifica si existe una lesión real en el cerebro, solamente que éste funciona mal en algún sentido. A esta suavización de las posturas neurológicas contribuyen el reconocimiento de la fiabilidad de los signos neurológicos suaves y el auge de las teorías conductistas. Masland (Martí, 1982) señala que no conviene equiparar el término de disfunción cerebral mínima con lesión cerebral. En muchos casos el niño con una disfunción cerebral tiene ese trastorno como resultado de una lesión cerebral pero en muchos otros casos no hay evidencias de que tal lesión haya ocurrido. Teoría de los déficits específicos Se refiere a aquellas teorías que tratan de explicar las deficiencias del aprendizaje en función de la existencia de déficits en el niño, que pueden ser perceptivos, psicomotores o intelectuales (por ejemplo incapacidad de realizar ciertos movimientos, alteraciones del esquema corporal, lateralidad, direccionalidad, coordinación motora, etc.). Estas teorías suponen, como la anterior, que el déficit está en el niño, que no puede aprender en base a las deficiencias especificas que presenta. Por ejemplo N. KEPHART (1960, “El alumno retrasado”) desarrolló una teoría, conocida como teoría perceptivo motora, según la cual los niños “lentos” en el aprendizaje deben sus deficiencias a déficits en los sistemas motor y perceptual. Según el autor, el desarrollo, o mejor, el aprendizaje de la percepción y de la perceptomotricidad son las bases del aprendizaje conceptual y de los procesos mentales superiores. Así pues, si dichos sistemas no se desarrollan adecuadamente se presentarán no solo problemas para el aprendizaje, sino que la capacidad intelectual se verá influida negativamente. Los niños “lentos” carecen de las aptitudes sensoriales y motrices básicas, cuya adquisición suele darse por sentada cuando el niño entra en la escuela. Estos niños en la escuela tropezarán con insuperables dificultades a la hora de realizar gran número de tareas escolares. VALLES (1988, pág. 6 y 7) : “disfunción cerebral mínima”, supone la ausencia de lesión cerebral concreta y localizada y la presencia de una disfunción neurológica del SNC. El SNC es un centro coordinador e integrador de la información y la elaboración de respuestas. Es una etiología muy criticada por la ambigüedad de su definición terminológica: para que exista una disfunción cerebral mínima, previamente ha debido ocurrir situaciones de trauma, daño, tales como la anoxia, hemorragia cerebral, malformaciones congénitas, factores congénitos, etc. 1 Teorías psicogénicas Dentro de este grupo se incluyen aquellas teorías que sostienen que las deficiencias en el aprendizaje se deben principalmente a problemas emocionales y de la personalidad del niño. Dentro de esta corriente se incluyen fundamentalmente los autores de tendencia psicoanalítica, pero existen además gran cantidad de autores no psicoanalíticos que mantienen también la tesis de la etiología psicogénica. Hay muchos estudios que señalan que los rendimientos escolares insuficientes se deben a tensiones emocionales, conflictos debilitadores, trastornos afectivos considerables, etc. (ver Martí, 1982, pág. 46). En general la teoría psicoanalítica considera que el no-aprender puede interpretarse de dos maneras: A) Como un síntoma B) Como una inhibición A) Como un síntoma: el no aprender entendido como un síntoma supone que el acto de aprender algo ha adquirido simbólicamente otro significado relacionado con conflictos internos. El no saber referido a los contenidos escolares y en general, sería en realidad un no querer saber acerca de sí mismo y de dichos conflictos internos. Pain (1973, en Martí 1982) dice que el síntoma surge como un intento de restablecer un equilibrio dentro de un sistema psíquico determinado y que, por lo tanto, el hecho de no aprender tiene un significado positivo de adaptación. Ejemplos de deficiencias en el aprendizaje como síntomas serían el del niño que ha aprendido que la única manera de conseguir la atención de los padres y de rivalizar con sus hermanos es el no aprender y sacar malas notas; o que el hecho de aprender se ligue por parte del niño al hecho de crecer, de desarrollarse, cuando en él existe una fuerte dependencia de la madre, y una gran ansiedad de separación. B) Como una inhibición. El no aprender puede deberse a lo que Freud llama “una retracción intelectual del yo” o inhibición. Esta inhibición supondría una disminución significativa de la función cognitiva, debida también a conflictos internos; Freud considera que la retracción intelectual se da: 1) cuando hay una sexualización de los órganos comprometidos en la acción. Por ejemplo: la torpeza manual conectada con la masturbación; 2) Cuando hay evitación compulsiva del éxito y tendencia al fracaso como autocastigo; 3) cuando el Yo esta absorbido en otra tarea psíquica que comprometa toda energía disponible. Ej.: duelo, fase edípica. Teorías ambientalistas Según estas teorías los factores predominantes en la génesis de las deficiencias del aprendizaje son los factores propios del medio ambiente. Se incluyen aquí varios grupos de teorías según atiendan al medio ambiente inmediato (familia, escuela), o al medio considerado más ampliamente (grupo social, cultural, sistema social, etc.). Entre los primeros podemos encontrar las corrientes institucionalistas que sostienen que el problema en las deficiencias del aprendizaje y del fracaso escolar se debe al mal planteamiento de la institución escolar y a su incorrecto funcionamiento: deficiencias en las condiciones de la institución, en los sistemas pedagógicos y didácticos que se aplican, criterios de evaluación, etc. Otro grupo de teorías o autores lo formaría aquellos que consideran que el problema de las deficiencias en el aprendizaje va más allá del individuo y de la institución, y que se debe a un fenómeno sociológico cuya interpretación es básicamente socioeconómica, ideológica y política. Las causas se deberían a factores socioeconómicos, culturales, geopolíticos, etc. 3.2. Tipos de causas de las deficiencias en el aprendizaje. Hay una gran variación de modelos de clasificación de causas de las deficiencias en el aprendizaje, aunque en última instancia el acuerdo sobre sus términos es bastante general. Para Pain (1973, en Martí, 1982) las causas serían: orgánicas, específicas, psicológicas y ambientales. Para Valles (1988) serían de dos tipos: 1) orgánicas y 2) ambientales. Bricklin y Bricklin (1971) proponen también cuatro categorías en su clasificación, muy similar a la anterior: 1º) causas físicas: tales como defectos en la vista u oído; 2º) causas pedagógicas o de método de enseñanza; 3º) causas sociológicas debidas a las condiciones del medio ambiente del niño; 4º) causas emocionales. Hay otras clasificaciones como por ejemplo la de Eisenberg (1976) que clasifica a las causas en sociopsicológicas (defectos e la enseñanza, falta de motivadores ambientales, etc.) y psicofisiológicas (deficiencias en la nutrición o enfermedad crónica, retraso mental, de efectos graves en la vista u oído, lesión cerebral, incapacidades genéticas o congénitas para la lectura).