LA FORMACIÓN DEL SÍMBOLO EN EL NIÑO JEAN PIAGET

Anuncio
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
LA FORMACIÓN DEL SÍMBOLO EN EL NIÑO
JEAN PIAGET
Se trata ahora, de intentar establecer el puente entre la actividad sensorio-motora precedente a la representación y
las formas operatorias de pensamiento. Debemos retroceder de nuevo a los comienzos del pensamiento representativo y
situar su evolución entre las dos etapas extremas sensorio-motora y operatoria (p. 7).
... la adquisición del lenguaje está subordinada al ejercicio de una función simbólica que se apoya en el desarrollo de la
imitación y del juego, tanto como en el desarrollo de los mecanismos verbales.
En “El nacimiento de la Inteligencia” se había planteado la hipótesis de que la representación deriva en parte de la
imitación misma. (p. 8).
Pero la imitación no constituye sino una de las fuentes de la representación, a la cual aporta sus “significantes”
imaginados. Por otra parte, y desde el punto de vista de las significaciones, se puede considerar el juego como el
conducto de la acción a la representación, en la medida en que evoluciona de su forma inicial de ejercicio sensoriomotor a su forma secundaria de juego simbólico o juego de imaginación.
La primera, es la de que, sobre el terreno del juego y de la imitación, se puede seguir de una manera continua el paso de
la asimilación y de la acomodación sensorio-motora (dos procesos que nos han parecido esenciales en la constitución de
las formas primitivas y preverbales de la inteligencia) a la asimilación y la acomodación mentales que caracterizan los
comienzos de la representación. La representación comienza cuando, simultáneamente, hay diferenciación y
coordinación entre significantes y significados. Ahora bien, los primeros significantes diferenciados los aportan la
imitación y su derivado, la imagen mental, que prolongan la acomodación a los objetivos exteriores. En cuanto a las
significaciones mismas, las aporta la asimilación, que prima en el juego y se equilibra con la acomodación en la
representación adaptada.
La conjunción entre la imitación, efectiva o mental, de un modelo ausente, y las significaciones aportadas por las
diversas formas de asimilación, permite la constitución de la función simbólica. Es entonces cuando la adquisición del
lenguaje, o sistema de signos colectivos, se hace posible y gracias al conjunto de símbolos individuales, lo mismo que al
de esos signos, los esquemas sensorio-motores llegan a transformarse en conceptos o a conjugarse con conceptos
nuevos.
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Hay representación cuando se imita un modelo ausente.
La imagen, continuación directa de la sensación, no es sino un significante o un símbolo, y para comprender su papel es
necesario precisamente estudiar las relaciones entre los diversos significantes y las diversas significaciones; en resumen,
estudiar por entero la actividad representativa.
Por eso nos parece que el estudio de la función simbólica debe referirse a todas las formas iniciales de representación, de
imitación y de símbolo lúdico u onírico, al esquema verbal y a la estructura pre-conceptual elemental. (p. 13)
PRIMERA PARTE
LA GÉNESIS DE LA IMITACIÓN
La inteligencia sensorio-motora aparece como el desarrollo de una actividad asimiladora que tiende a incorporar
los objetos exteriores a sus esquemas, acomodando éstos a aquéllos. En la medida en que se busca un equilibrio estable
entre la asimilación y la acomodación, se puede, pues, hablar de adaptación propiamente inteligente. Pero en la medida
en que los objetos exteriores modifican los esquemas de acción de un sujeto sin que éste utilice directamente estos
objetos, o dicho de otra manera, en la medida en que la acomodación esté primero que la asimilación, la actividad se
emprende en la dirección de la imitación: ésta constituirá así el simple prolongamiento de los movimientos de
acomodación (pág. 17).
Inversamente, veremos enseguida que, cuando la asimilación está primero que la acomodación, la actividad del sujeto se
orienta por medio de ésta en el sentido del juego, que viene a constituido como un eco de la situación.
Se comprenderá desde ahora por qué el problema de la imitación conduce al de la representación: en la medida en
que ésta constituya una imagen del objeto (esto sería y nada más), se la puede concebir como una especie de imitación
interiorizada, es decir, como un prolongamiento de la acomodación.
I. LOS TRES PRIMEROS ESTADOS: AUSENCIA DE IMITACIÓN, IMITACIÓN ESPORÁDICA Y COMIENZO
DE LA IMITACIÓN SISTEMÁTICA
Si llamamos imitación al acto por el cual se reproduce un modelo (lo cual no implica en absoluto la representación de
este modelo, puesto que él puede ser simplemente percibido)
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
SEGUNDO ESTADIO: IMITACIÓN ESPORÁDICA
Son necesarias dos condiciones para que aparezca la imitación: que los esquemas sean susceptibles de diferenciación frente a los datos de la
experiencia, y que el modelo sea percibido por el niño como análogo a los resultados por los cuales llega por sí mismo; o sea, que el modelo
sea asimilado a un esquema circular ya adquirido.
En el caso de la fonación, como el de la visión, el modelo al cual se acomoda el niño es asimilado a un esquema conocido y es éste el que
permite a la acomodación prolongarse en imitación. (pág. 29).
II. LOS ESTADIOS CUARTO Y QUINTO: IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS NO VISIBLES SOBRE EL PROPIO
CUERPO Y DE MODELOS NUEVOS
Los estadios cuarto y quinto señalan el desarrollo de la imitación inmediata por progresiva diferenciación de la acomodación y la
asimilación, pero en ellos aún no se desarrollará la imitación diferida o imitación con comienzo de representación, características del sexto
estadio.
EL CUARTO ESTADIO
EL QUINTO ESTADIO
I. IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS YA II. COMIENZO DE LA IMITACIÓN DE LOS NUEVOS IMITACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS MODELOS NUEVOS,
INCLUSO LOS QUE CORRESPONDEN A LOS MOVIMIENTOS
EJECUTADOS POR EL SUJETO, PERO DE MODELOS SONOROS O VISUALES.
INVISIBLES DEL PROPIO CUERPO.
MANERA INVISIBLE PARA ÉL.
Las coordinaciones inteligentes de este cuarto
estadio, conducen a la construcción de las primeras
formas del “objeto” y a un comienzo de la
objetivación del espacio y de la causalidad: es claro
que estos progresos generales repercuten también
sobre la imitación, sugiriendo la búsqueda de una
correspondencia entre el cuerpo de otro conocido
como fuente autónoma de la causalidad y el cuerpo
propio percibido como análogo a este último (67).
A manera de conclusión, anotemos que estos diversos métodos
entran todos en el cuadro de conductas inteligentes de este cuarto
estadio: aplicación de medios conocidos a las situaciones nuevas,
para coordinación de los esquemas y para exploraciones.
Así la imitación ha llegado a ser una especie de
acomodación sistemática que tiende a modificar los
esquemas en función del objeto, por oposición a las
acomodaciones inherentes al acto de inteligencia, que
aplican también esos esquemas al objeto, pero
incorporándose éste a un sistema de utilizaciones variadas
(pág. 84).
III. EL SEXTO ESTADIO (COMIENZOS DE LA IMITACIÓN REPRESENTATIVA Y EVOLUCIÓN ULTERIOR DE LA IMITACIÓN).
... la imitación se independiza de la acción actual y el niño se hace capaz de imitar interiormente una serie de modelos dados como imágenes
por esquemas de actos: así, la imitación alcanza los comienzos del nivel de la representación.
1. El sexto estadio: La imitación diferida.
En efecto, se emplea el término de “representación” en dos sentidos diferentes: en el sentido amplio, la representación se confunde con el
pensamiento; es decir, con toda inteligencia que no se apoya simplemente en las percepciones y los movimientos (inteligencia sensoriomotora) sino en un sistema de conceptos o esquemas mentales.
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
En el sentido estricto, se reduce a la imagen mental o al recuerdo-imagen, es decir, a la evocación simbólica de realidades ausentes. Por lo
demás, es claro que ambas clases de representaciones, amplias y limitadas, presentan relaciones entre sí: el concepto es un esquema abstracto
y la imagen un símbolo concreto, pero sin llegar a reducir el pensamiento a un sistema de imágenes, se puede decir que todo pensamiento se
acompaña de imágenes, puesto que, sin pensar consiste en relacionar significaciones, la imagen sería un “significante” y el concepto un
“significado”.
Además, es muy posible que ambas se constituyan en forma concurrente. (91-92).
En adelante llamaremos “representación conceptual” a la representación en el sentido amplio y “representación simbólica o
imaginada”, o “símbolos” e “imágenes” simplemente a la representación en sentido estricto.
Además de los conceptos y los símbolos intervienen en este mismo estadio un comienzo del empleo de los “signos”, puesto que,
aproximadamente en el momento mismo que la inteligencia sensorio-motora se prolonga en representación conceptual y la imitación se
convierte en representación simbólica, el sistema de signos sociales aparece bajo la forma de lenguaje hablado (e imitado). 1
... la imitación diferida y representativa no requiere necesariamente la intervención de representaciones conceptuales ni de “signos”, puesto
que existen símbolos tales como la imagen, el recuerdo de evocación, el objeto simbólico, etc., inherentes a los mecanismos individuales del
pensamiento.
La imagen mental, es decir el símbolo, como copia o reproducción interior del objeto (...) no es sólo, como se la creyó por mucho tiempo,
una mera prolongación de la percepción.
La imitación misma viene a jugar el papel de la imagen interior y casi de la “experiencia mental”.
2. La evolución ulterior de la imitación. La imitación y la imagen.
La imagen no es un derivado de la percepción pura sino el producto de una acomodación imitativa que en sí misma atestigua la existencia de
una actividad situada por encima de las percepciones y los movimientos, pero por debajo del pensamiento reflejo: es esta actividad la que
nos parece prolongar la inteligencia sensorio-motora anterior al lenguaje y la que llamaremos, después de la aparición de éste, inteligencia
perceptiva o, más simplemente “actividad perceptiva” (103).
En lo que concierne a los niños de dos a siete años de quienes hemos hablado, que estas imitaciones siguen siendo globales y no se refieren a
los detalles del modelo (106).
Hacia los 7 u 8 años (...) hay imitación del detalle con análisis y reconstitución inteligente del modelo, hay conciencia de imitar, es decir,
disociación neta de lo que proviene de fuera y de lo que pertenece al Yo. Y, sobre todo, hay selección, pues la imitación propiamente dicha
no interviene sino en función de necesidades inherentes al trabajo personal y como coadyuvante. En este nivel, la imitación puede ser refleja,
es decir, que se somete a la inteligencia misma. (107).
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE (págs. 50-84)
Resumió: Araceli Limón Segovia*
II. LOS ESTADIOS CUARTO Y QUINTO: IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS NO VISIBLES SOBRE EL PROPIO
CUERPO Y DE MODELOS NUEVOS
Los estadios cuarto y quinto señalan el desarrollo de la imitación inmediata por progresiva diferenciación de la acomodación y la
asimilación, pero en ellos aún no se desarrollará la imitación diferida o imitación con comienzo de representación, características del sexto
estadio.
EL CUARTO ESTADIO
EL QUINTO ESTADIO
I. IMITACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS II. COMIENZO DE LA IMITACIÓN DE LOS NUEVOS IMITACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS MODELOS
NUEVOS, INCLUSO LOS QUE CORRESPONDEN A LOS
YA EJECUTADOS POR EL SUJETO, PERO MODELOS SONOROS O VISUALES.
MOVIMIENTOS INVISIBLES DEL PROPIO CUERPO.
DE MANERA INVISIBLE PARA ÉL.
Comienza entre 0;8 y el 0;9
se caracteriza por la coordinación de los esquemas
entre sí.
En cuanto a la construcción del espacio, del objeto
y de la causalidad, aparece una elaboración rápida
de relaciones diferenciadas entre las cosas por
oposición a las relaciones globales inherentes a las
simples reacciones circulares secundarias.
Este doble progreso repercute sobre la imitación de
la manera siguiente: La coordinación de los
esquemas y la constitución de los “índices” permite
al niño asimilar los gestos de otro a los de su propio
cuerpo, aun cuando siguen siendo invisibles para él.
(J. el gesto de mordisquear los labios le parece,
pues, la respuesta adecuada a todo movimiento de
la boca de otro)
Las coordinaciones inteligentes de este cuarto
estadio, conducen a la construcción de las primeras
formas del “objeto” y a un comienzo de la
objetivación del espacio y de la causalidad: es
claro que estos progresos generales repercuten
también sobre la imitación, sugiriendo la búsqueda
de una correspondencia entre el cuerpo de otro
conocido como fuente autónoma de la causalidad y
el cuerpo propio percibido como análogo a este
En este estadio la asimilación no se diferenciaba de la acomodación.
Durante este cuarto estadio, las reacciones son intermediarias: la
acomodación, que comienza a diferenciarse de la coordinación de los
esquemas, no desemboca sino en “exploraciones” y por consecuencia en un
comienzo de imitación de lo nuevo.
(recordar: asimilación de lo nuevo y acomodación a lo viejo).
El niño imita en la medida en que tiene la tendencia a conservar y a repetir
cada una de las acciones de las cuales es capaz y la imitación es, pues,
acomodación y asimilación a la vez.
Los progresos de la inteligencia y de la diferenciación naciente entre la
acomodación y la asimilación hacen posible la imitación de los movimientos
conocidos pero invisibles sobre el propio cuerpo.
en la medida en que el cuarto estadio marca un comienzo de la disociación
entre el sujeto y el objeto y la objetivación que de allí resulta hace
necesarios los esquemas asimiladores por medio de los cuales el niño intenta
adaptarse a las cosas y a las personas, por medio de una acomodación
siempre diferenciada.
A manera de conclusión, anotemos que estos diversos métodos entran todos
en el cuadro de conductas inteligentes de este cuarto estadio: aplicación de
medios conocidos alas situaciones nuevas, para coordinación de los
esquemas y para exploraciones.
Es necesario esperar hasta el quinto estadio para que un método general de
imitación de lo nuevo se desarrolle por fín (pág. 75).
En resumen, en el caso de los movimientos invisibles
del propio cuerpo, en lugar de limitarse a practicar
diversos esquemas conocidos, como en el cuarto
estadio, el niño de este nivel los diferencia y titubea
experimentalmente. Es lo que ya hacía el del cuarto
estadio, el niño de este nivel los diferencia y titubea
experimentalmente.
Es lo que ya hacía el del cuarto estadio con los
movimientos visibles, pero ahora el sujeto procede con
una perseverancia y con una seguridad mucho
mayores.
Así la imitación ha llegado a ser una especie de
acomodación sistemática que tiende a modificar los
esquemas en función del objeto, por oposición a las
acomodaciones inherentes al acto de inteligencia, que
aplican también esos esquemas al objeto, pero
incorporándose éste a un sistema de utilizaciones
variadas (pág. 84).
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
último (67).
*Becaria de Conacyt, para realizar estudios de Doctorado en el DME, Cinvestav-IPN
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE (págs. 85-119)
Resumió: Araceli Limón Segovia2
III. EL SEXTO ESTADIO (COMIENZOS DE LA IMITACIÓN REPRESENTATIVA Y EVOLUCIÓN ULTERIOR DE LA IMITACIÓN).
En el curso del sexto estadio de la constitución de la inteligencia sensorio-motora, la coordinación de los esquemas se interioriza lo
suficientemente de la percepción inmediata y de la experiencia empírica como para dar lugar a combinaciones mentales.
Por una parte, el niño consigue imitar inmediatamente nuevos modelos, reemplazando la acomodación titubeante y exterior por una
combinación interna de movimientos.
Por otra parte, y sobre todo, se comprueba la aparición de “imitaciones diferidas”, es decir, que la primera reproducción del modelo no se
hace n presencia de éste necesariamente, sino en su ausencia y después de un tiempo más o menos largo. Dicho de otra manera, la imitación
se independiza de la acción actual y el niño se hace capaz de imitar interiormente una serie de modelos dados como imágenes por esquemas
de actos: así, la imitación alcanza los comienzos del nivel de la representación.
¿El poder representativo reforzará la imitación desde afuera y a título de factor nuevo, o bien, la imagen representativa en sí misma no es
sino producto interiorizado de la imitación, una vez finalizado el proceso de ésta?
1.El sexto estadio: La imitación diferida.
Aparecen tres novedades con respecto al estadio precedente: imitación inmediata de los modelos nuevos complejos, imitación diferida e
imitación de objetos materiales que sirven para su representación (90).
En efecto, se emplea el término de “representación” en dos sentidos diferentes: en el sentido amplio, la representación se confunde
con el pensamiento; es decir, con toda inteligencia que no se apoya simplemente en las percepciones y los movimientos (inteligencia
sensorio-motora) sino en un sistema de conceptos o esquemas mentales.
En el sentido estricto, se reduce a la imagen mental o al recuerdo-imagen, es decir, a la evocación simbólica de realidades ausentes.
Por lo demás, es claro que ambas clases de representaciones, amplias y limitadas, presentan relaciones entre sí: el concepto es un
esquema abstracto y la imagen un símbolo concreto, pero sin llegar a reducir el pensamiento a un sistema de imágenes, se puede
decir que todo pensamiento se acompaña de imágenes, puesto que, sin pensar consiste en relacionar significaciones, la imagen sería
un “significante” y el concepto un “significado”.
Además, es muy posible que ambas se constituyan en forma concurrente. (91-92).
En adelante llamaremos “representación conceptual” a la representación en el sentido amplio y “representación simbólica o
imaginada”, o “símbolos” e “imágenes” simplemente a la representación en sentido estricto.
2
Becaria de Conacyt, para realizar estudios de Doctorado en el DME, Cinvestav-IPN
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Además de los conceptos y los símbolos intervienen en este mismo estadio un comienzo del empleo de los “signos”, puesto que,
aproximadamente en el momento mismo que la inteligencia sensorio-motora se prolonga en representación conceptual y la imitación se
convierte en representación simbólica, el sistema de signos sociales aparece bajo la forma de lenguaje hablado (e imitado).3
... la imitación diferida y representativa no requiere necesariamente la intervención de representaciones conceptuales ni de “signos”, puesto
que existen símbolos tales como la imagen, el recuerdo de evocación, el objeto simbólico, etc., inherentes a los mecanismos individuales del
pensamiento.
La imagen mental, es decir el símbolo, como copia o reproducción interior del objeto ¿no podría ser simplemente un producto de
interiorización de la imitación misma? En efecto, se sabe que la imagen no es sólo, como se la creyó por mucho tiempo, una mera
prolongación de la percepción.
La imitación misma viene a jugar el papel de la imagen interior y casi de la “experiencia mental”.
2. La evolución ulterior de la imitación. La imitación y la imagen.
Se examinarán las formas que toma la imitación durante el desarrollo del niño después de la adquisición del lenguaje.
De los dos a los siete años la imitación representativa se expande y se generaliza bajo una forma espontánea, que su progresiva soltura y su
egocentrismo hacen a menudo inconsciente, en tanto que hacia los siete u ocho años la imitación se hace reflexiva y se integra o se reintegra
en la inteligencia misma.
Se limitará la explicación a dos tipos de aspectos: los móviles y la técnica de la imitación.
Desde el punto de vista de los móviles es notable comprobar que la imitación no constituye nunca una conducta que se satisfaga a sí misma:
resulta siempre, ciertamente, de una acomodación especial al modelo propuesto, pero que suscita esta acomodación imitativa en l medida en
que dicho modelo es asimilado de cerca o de lejos a un esquema propio, idéntico, análogo. Dicho de otra manera, la imitación es siempre un
prolongamiento de la inteligencia, pero en el sentido de una diferenciación en función de modelos nuevos: el niño imita un avión o una torre,
etc., porque comprende su significación y no se interesa en ello sino en relación con alguna de sus actividades.
La imitación no es jamás sino un vehículo y no un motor. (99-100)
La imagen no es un derivado de la percepción pura sino el producto de una acomodación imitativa que en sí misma atestigua la existencia de
una actividad situada por encima de las percepciones y los movimientos, pero por debajo del pensamiento reflejo: es esta actividad la que
nos parece prolongar la inteligencia sensorio-motora anterior al lenguaje y la que llamaremos, después de la aparición de éste, inteligencia
perceptiva o, más simplemente “actividad perceptiva”(103).
En lo que concierne a los niños de dos a siete años de quienes hemos hablado, que estas imitaciones siguen siendo globales y no se refieren a
los detalles del modelo (106).
Hacia los 7 u 8 años, se asiste a un triple progreso. Primero que todo, hay imitación del detalle con análisis y reconstitución inteligente del
modelo. Luego, hay conciencia de imitar, es decir, disociación neta de lo que proviene de fuera y de lo que pertenece al Yo. Y, sobre todo,
hay selección, pues la imitación propiamente dicha no interviene sino en función de necesidades inherentes al trabajo personal y como
coadyuvante. En este nivel, la imitación puede ser refleja, es decir, que se somete a la inteligencia misma.(107).
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
IV. EL NACIMIENTO DEL JUEGO
Casi todos los comportamientos que hemos estudiado a propósito de la inteligencia son susceptibles de convertirse en juego cuando se
repiten por la asimilación pura, es decir, por simple placer funcional.
En sus comienzos, el juego es complemento de la imitación. La imitación es, pues, o se convierte en una especie de hiperadaptación, por
acomodación de los modelos utilizables en forma no inmediata pero virtual. Por el contrario, el juego procede por relajación del esfuerzo
adaptativo y por medio del ejercicio de las actividades por el solo placer de dominarlas y de extraer de allí un sentimiento de virtuosidad o
potencia. La imitación y el juego se conjugan solamente en el nivel de la representación y constituyen un conjunto del que se podrían extraer
las adaptaciones inactuales, por oposición a la inteligencia en acto.
¿Desde cuando se puede considerar que comienza el juego?
I
El juego
se presenta
desde el
primer
estadio,
desde las
adaptacion
es
puramente
reflejas.
II
III
IV
V
VI
El juego parece ya formar parte de las
conductas adaptativas.
Cuando el niño mira por mirar,
manipula por manipular(...) se dedica a
acciones centradas sobre sí mismas, al
modo de todos los juegos y que no
pertenecen a ninguna de las series o
actos impuestas por otro o por las
circunstancias exteriores puesto que no
tienen finalidad exterior distinta de la
que tendrán más tarde los ejercicios
motores.
En forma general, toda asimilación es
autotélica, pero es necesario distinguir
la asimilación con acomodación actual
de la asimilación pura, a la cual se
subordinan
las
acomodaciones
anteriores y que asimila lo real a la
actividad propia sin esfuerzo ni
limitación.
El niño produce determinadas conductas
simplemente por placer... se puede
decir que llegada a este punto, la
reacción deja de constituir un acto de
Durante
el
tercer
estadio o estadio de las
reacciones circulares
secundarias,
el
procesos sigue siendo
el mismo, pero la
diferenciación
entre
juego y la asimilación
intelectual es un poco
más acentuada.
Ene efecto, en el
momento en que las
reacciones circulares
se refieren ya no sólo
al propio cuerpo o a
los
cuadros
‘perceptivos ligados a
la actividad sensorial
elemental sino a los
objetos manipulados
con
una
intencionalidad
creciente, se agrega el
simple
“placer
En el curso del cuarto estadio
o estadio de la coordinación
de los esquemas secundarios,
se puede señalar la aparición
de dos novedades relativas
del juego: en primer lugar, las
conductas más características
de este periodo o “aplicación
de los esquemas conocidos a
situaciones nuevas” so0n
susceptibles,
como
las
precedentes, de continuarse
por
intermedio
de
manifestaciones lúdicas en la
medida que son ejecutadas
por pura asimilación, es decir
por el placer de actuar sin
esfuerzo de adaptación y para
alcanzar un fin determinado.
En
segundo
lugar,
la
movilidad de los esquemas
permite la formación de
verdaderas
combinaciones
lúdicas y el sujeto pasa de un
El juego se presenta
bajo la forma de una
extensión de la función
de la asimilación más a
llá de los límites de la a
Los rituales de este
estadio continúan a los
del precedente , con la
diferencia de que los del
cuarto estadio consisten
en repetir o asociar
esquemas
ya
constituídos en un fin no
lúdico,
simplemente,
mientras que los de este
se constituyen casi en
lúdicos y testimonian
una mayor fertilidad de
combinaciones..
Sin embargo, en estas
conductas
aún
no
interviene,
necesariamente,
la
conciencia de “hacer
El símbolo lúdico se
destaca del ritual bajo la
forma
de
esquemas
simbólicos, gracias aun
progreso decisivo en el
sentido
de
la
representación. Ahora bien,
este progreso se lleva a
cabo
precisamente
al
margen del paso de la
inteligencia empírica a la
combinación mental y del
de la imitación interna o
"diferida".
La reunión de estas dos
condiciones –aplicación de
un esquema a objetos
inadecuados y evocación
por placer- a nuestro juicio
caracteriza el comienzo de
la ficción.
El esquema simbólico de
orden lúdico alcanza casi el
nivel de “signo” (137).
adaptación completa para engendrar
apenas un placer de asimilación pura,
de asimilación simplemente funcional.
...un esquema no es jamás en sí mismo
lúdico o no lúdico y su carácter de
juego no proviene solamente del
contexto o funcionamiento actual.
En resumen, durante este segundo
estadio el juego no se esboza aún sino
como una ligera diferenciación de la
asimilación adaptativa. No es sino
gracias a la progresión del desarrollo
que se puede hablar de dos realidades
distintas.
funcional” de Bulher,
este “placer de ser
causa” señalado por
Goos.
La acción sobre las
cosas se transforma
en juego cuando el
fenómeno nuevo es
“comprendido” por
el niño y no ofrece ya
alimento
a
la
búsqueda
propiamente dicha
(pág. 129).
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
esquema
a
otro
no como si”, dado que el Los símbolos jugados, por
ensayándolo sucesivamente niño
se
limita
a así decirlo, preparan los
sino completamente y sin reproducir los esquemas símbolos representativos.
ningún
esfuerzo
de tal cuales sin aplicarlos En resumen, en el símbolo
adaptación.
simbólicamente
a lúdico, la imitación no se
La “ritualización” prepara la objetos nuevos, pero a relaciona con el objeto
formación
de
juegos falta de representaciones presente sino con el objeto
simbólicos: para que el ritual simbólicas se trata casi ausente que se trata de
lúdico se transforme en ya del símbolo en evocar,
y
así
la
símbolo bastaría con que el acción.
acomodación
imitativa
niño, en lugar de desarrollar
sigue siendo subordinada a
este ciclo de sus movimientos
la asimilación (145)
habituales, tuviera conciencia
de la ficción, es decir “que
haga como que” se duerme.
Es
lo
que
veremos
precisamente en el sexto
estadio.
... juego simbólico. Contrario al juego de ejercicio que no requiere pensamiento ni ninguna estructura representativa especialmente lúdica, el
símbolo implica la representación de un objeto ausente, puesto que es la comparación de un objeto dado y un elemento imaginado, una
representación ficticia pues esta comparación consiste en una asimilación deformante. (p. 155)
Así como en el ejercicio los juegos no simbólicos consisten en una asimilación funcional que permite al sujeto consolidar sus poderes
sensorio-motores (utilización de las cosas) o intelectuales (preguntas, imaginación, etc.), así el símbolo le aporta los medios de asimilar lo
real a sus deseos o intereses: el símbolo prolonga el ejercicio como estructura lúdica y no constituye en sí mismo un contenido que sería
ejercido como tal, como lo es la imaginación en una fabulación simple. (p. 166)
La asimilación de lo real por medio de la ficción simbólica que testimonian los juegos precedentes se prolonga naturalmente en
combinaciones compensadoras (tipo III B) cada vez que se quiere corregir lo real más que reproducirlo por placer. (p. 181)
La imagen es una imitación interiorizada, es decir el positivo de la acomodación que, a su vez, es él mismo negativo del objeto imitado.
La imagen es un significante diferenciado, más que el indicio, ya que se desprende del objeto percibido, pero menos que el signo, ya que
sigue siendo imitación del objeto. (p. 223)
El puro signo es siempre social.
Un signo, tal como lo conciben los lingüistas de la escuela saussuriana, es un significante arbitrario, ligado a su significado por una
convención social y no por un lazo de semejanza. (p. 232)
Piaget, J.; 1986: La formación del Símbolo en el Niño,  1959, FCE
Resumió: Araceli Limón Segovia
Social y por consiguiente susceptible de generalización así como de abstracción en relación con la experiencia individual, el sistema de los
signos permite la formación del pensamiento racional. (p. 232)
El juego simbólico es una asimilación libre de lo real al yo que se hace necesaria por el hecho de que, cuanto más pequeño es el niño, menos
su pensamiento está adaptado a lo real, en el sentido preciso de un equilibrio entre asimilación y acomodación. (p. 282)
... el símbolo lúdico se integra por su lado en la actividad inteligente en la medida en que el simbolismo prepara la construcción
representativa y en la medida en que la asimilación libre se reduce a la asimilación creadora. (p. 295)
Lo característico de la representación es, al contrario, que las acomodaciones anteriores se conserven en el presenta a título de significantes:
así , la imagen mental, prolongación de las acomodaciones anteriores, interviene en la actividad tanto lúdica como conceptual a título de
simbolizador, mientras que, gracias a ella y naturalmente a los signos verbales y colectivos que doblan el pensamiento individual, los datos
actuales pueden ser asimilados a objetos no percibidos y simplemente evocados, es decir revestidos de significaciones procuradas por las
asimilaciones anteriores. (p. 330)
Descargar