REPÚBLICA ARGENTINA VERSIÓN TAQUIGRÁFICA CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE SISTEMAS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN Salón “Arturo Illia” — H. Senado de la Nación 21 de marzo de 2006 Presidencia del señor senador Jenefes 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 2 — En Buenos Aires, en el Salón “Arturo Illia” del H. Senado de la Nación, el martes 21 de marzo de 2006, a las 12.10: Sr. Presidente (Jenefes). — Buenos días. La Comisión ha invitado para esta reunión a los representantes de la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA). A tal efecto, se encuentran presentes el señor Héctor Castro, presidente de la Asociación; el señor Alberto Veiga, vicepresidente; el señor Carlos Rago, vicepresidente 2°; el señor Edmundo Rébora, secretario; el señor Carmelo Agote, pro tesorero, y el señor Héctor Parreira, director ejecutivo. El motivo de la invitación radica en una nota presentada por la ARPA ante esta Comisión, relacionada con la situación de la radio en 2006, donde se refiere al Estado ausente que hace peligrar su existencia y desarrollo. A su vez, la nota plantea una serie de problemáticas y cuestiones vinculadas con la radiodifusión en la República Argentina. En consecuencia, estimé interesante y conveniente que esta primera reunión de trabajo de la Comisión se abocara al tratamiento de dicho documento, que es de suma importancia, ya que no sólo los radiodifusores aspiran a una regularización del espectro radioeléctrico en el país sino que también el Congreso de la Nación ha hecho sus esfuerzos con el propósito de lograr una regularización. En efecto, el año pasado se logró sancionar y promulgar la reforma del artículo 45 de la Ley de Radiodifusión. Hoy está claramente determinado quiénes pueden ser radiodifusores en la República Argentina, con una importante amplitud. Cabe destacar que aquel punto contenido en la ley 22.285, que no habilitaba como radiodifusores a muchos argentinos, hoy ya no está en la mesa de trabajo del Parlamento. Con esta pequeña introducción, cederé el uso de la palabra al señor presidente de la Asociación, el señor Héctor Castro, a fin de que profundice el planteo formulado mediante ese informe o nota, acerca de la situación de la radiodifusión y del estado de las radios en la República Argentina. Nuestro propósito es escucharlo para así comenzar a trabajar en una solución conjunta, ya que entiendo que, más allá de que en este tema existe —como ellos dicen— una eventual ausencia del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, también hay culpas que son compartidas no sólo por estos dos poderes sino entre los radiodifusores. Digo esto porque si hoy no existe una reforma de la ley 22.285 o una nueva Ley de Radiodifusión, no sólo ha sido por la mora del Poder Ejecutivo o del Congreso de la Nación sino también porque cada vez que se intentó discutir un proyecto de ley de radiodifusión, los distintos actores de la radiodifusión privada de la República Argentina, de la radifusión legal, de la radiodifusión que hoy no tiene la autorización general para funcionar, no se pusieron de acuerdo y, como consecuencia, no se pudo avanzar. Sin embargo, tengo la esperanza de que podamos obtener el consenso político y de todos los radiodifusores de la Argentina, a fin de contar este año con una Ley de Radiodifusión moderna, que permita la pluralidad de opiniones y que establezca reglas claras y concretas para que nuestro país no sea un ejemplo de lo que no se debe hacer en el área de radiodifusión. La intención es que las frecuencias no sean botín de guerra para nadie y que haya normas claras de adjudicación y de explotación. Desde ya, el objetivo es contar con una ley moderna que dé tranquilidad a los radiodifusores y que permita mirar el futuro con mayor esperanza. Ahora sí, en primer lugar, voy a dar la palabra a los invitados y, luego, los señores senadores podrán formular las preguntas que estimen necesarias. Sr. Castro. — Ante todo, quiero agradecer en nombre de ARPA la invitación de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión del Honorable Senado para exponer 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 3 sobre el documento que hemos aprobado y con el cual nuestra Asociación decidió plantear la situación de la radiodifusión en 2006. Luego de muchos años de desencuentros y de diversas discusiones, en las que cada uno asumió sus responsabilidades, hoy nos encontramos con un hecho importante, acaecido en 2005, como es la reforma del artículo 45, que ha posibilitado destrabar una de las principales objeciones que existía para la normalización de la radiodifusión y para el acceso a las licencias de radio y de televisión de un sinnúmero de actores importantes en el país. Creo que la reforma del artículo 45 es un hecho significativo, es un hito de lo que puede llegar a ser una reformulación de las políticas de Estado para normalizar la situación de la radio en la Argentina. Iniciamos 2006 con la apuesta de buscar la normalización democrática y expansiva de la radiodifusión. Es una apuesta al crecimiento, a que el país ocupe todas las frecuencias disponibles de radiodifusión otorgando las licencias correspondientes, a fin de normalizar una situación que ha tenido distintos justificativos a través del tiempo. Sin embargo, por medio de estas últimas reformas introducidas por el Parlamento en 2005, se estaría en condiciones de lograr un proceso de normalización y adjudicación de licencias para todas las frecuencias disponibles en el país; partiendo, por supuesto, de la realidad técnica de que, en algunos lugares, no hay espacio para todos. Esa es una decisión política que tendrá que adoptar el Estado y que nosotros acataremos. Se deberá encontrar la solución para que en esos lugares conflictivos, donde no entran todos los que desean, exista un mecanismo democrático y transparente, a fin de que allí se produzca la normalización. En la actualidad, en los organismos oficiales del Estado nos informan que existen aproximadamente 4.000 radios en frecuencia modulada que no estarían dentro de las condiciones exigidas por la ley. Esto ha sido el producto de todas las situaciones conocidas. Se produjo una saturación en la apropiación de las FM. En muchos lugares la saturación ha producido un fenómeno preocupante, que es el comienzo de la apropiación de las frecuencias de AM. Si esto continua el impacto será peor que en el caso de la frecuencia modulada, con consecuencias de carácter internacional muchos más complicadas porque las emisiones de AM ingresan en países limítrofes, que están amparados por diversos tratados internacionales, en donde existen actores que también van a hacer valer sus derechos ante los impedimentos que se presenten para operar dentro de las normas de sus países y en el marco de los tratados internacionales. Hace poco tiempo asistimos a una reunión que se realizó en Montevideo donde radiodifusores uruguayos y autoridades de ese país nos manifestaron la preocupación por la existencia de muchas radios de AM en ese territorio que están siendo interferidas en su frecuencia por radios, fundamentalmente de la banda de AM que están ubicadas en las zonas de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, donde se ha producido una concentración de alrededor de 150 emisoras de AM en el llamado GBA. La densidad de esta concentración en lo que hace a materia de AM no registra ningún tipo de antecedente ni similitud en ningún lugar del mundo. Por eso, hemos llegado a una situación —que describimos en el documento— en la que se hace imperiosa la normalización, no sólo para los que accedieron —entre comillas— a sus licencias en el marco de las viejas normas, sino porque también hay una gran cantidad de radiodifusores que accedieron en futuras normas, por normalizaciones, por concursos, por adjudicación a esa demanda y oportunamente esgrimieron el derecho a comunicar y lograron concretar sus ideales de tener una estación. En la actualidad, ellos mismos están siendo bloqueados por otros que en este marco plantean los mismos derechos constitucionales y 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 4 obstruyen la posibilidad, a todos los que han accedido, de ejercer adecuadamente su función de radiodifusores. Si la situación continúa va a llegar un momento en el que no se va a poder escuchar ninguna señal. Estamos en la puerta de que esto suceda. Existen lugares en los que hay radiodifusores que en su frecuencia y en 30 kilómetros en su banda cambian cuatro o cinco y hasta diez veces las emisoras, que se superponen cuando uno circula en un vehículo. Con lo cual, no es posible el desarrollo de ningún tipo de actividad en estas condiciones. Como la actividad de la radiodifusión se ha convertido en una verdadera jungla y se ha reformado la ley 22.285, en un aspecto clave, como era el que impedía a las asociaciones civiles, a los ONGs y a las cooperativas acceder a las licencias, consideramos que está despejado el camino para provocar una normalización masiva, transparente, con criterios claros y definidos del espectro, que apueste al crecimiento de la cantidad de radiodifusores que existan, se instalen y ejerzan su actividad en el país. Creo que la reforma producida el año pasado hace caer muchas de las impugnaciones que en su origen la ley había motivado. En un Estado democrático, con sus autoridades de aplicación, estamos en condiciones, si apostamos a la democracia, de producir la normalización del espectro. Reitero que no pedimos una normalización para pocos licenciatarios, sino para todos los que entren dentro de las frecuencias disponibles. Para esto, no sólo hay que adoptar las normas macros, sino también implementar medidas administrativas menores. No es posible que a una persona, una sociedad pequeña o una ONG que quiera acceder a una licencia de radio se le soliciten valores en los pliegos de los concursos de 20.000, 25.000 pesos. Tampoco es posible que se exija a un pequeño radiodifusor, que quiera comunicar a través de una licencia, condiciones de justificación de capital, que consideramos están sobredimensionadas para la actividad que va a ejercer. O sea, no podemos apostar a normalizar para la mayor cantidad de gente posible si después de la sanción de la política implementamos normas cotidianas que hacen prácticamente imposible que esa persona que quiere acceder a una licencia lo pueda hacer, máxime en un país que recién comienza a tener una disciplina fiscal. Todos sabemos que a cualquier persona le es difícil justificar patrimonial y fiscalmente los bienes que le solicita la autoridad de aplicación para acceder a una licencia. Para este año anhelamos lograr una definición de política de Estado acerca de qué es lo que deseamos en materia de radiodifusión, y a partir de esa definición política en la que el Estado fije los objetivos en materia de radiodifusión se implemente un sistema de normalización que regularice esta situación de hecho que no se puede desconocer en el país. En algunas zonas va a ser más fácil normalizar y en otras más complicado. Bueno, aquí está la mano, la habilidad política y administrativa de las autoridades de aplicación, pero se necesita una definición de política de Estado. Se registra una experiencia realizada en el año 2000, cuando se quiso implementar una normalización. En ese momento estaban vigentes las restricciones del artículo 45 que motivaron muchas impugnaciones. Por ejemplo, en esa época — durante la gestión de Gustavo López en el COMFER— se implementó un sistema por el que se eligieron provincias no conflictivas en las cuales todos los que estaban esperando podían acogerse a una normalización. Es así que se desarrolló una normalización en dos etapas. Primero, se realizó un llamado y luego un segundo llamado para aquellos que se habían quedado afuera. De esa manera se normalizó la situación en la Patagonia austral: Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut. De esa forma, se brindó la oportunidad de inscribirse a todos los que operaban . A 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 5 muchos que no lo hicieron se les dio una segunda posibilidad; quedaron algunos que tampoco se inscribieron. Pero, luego, por distintas razones que no viene al caso enumerar, no se avanzó y ese proyecto de normalización por lugares no conflictivos que se había intentado comenzar, quedó trunco. Repito que existían condiciones que hacían que por vía de buena o de mala fe se bloquearan normalizaciones. Consideramos que con la reforma del artículo 45 eso está superado. Creemos que no es conveniente implementar medidas aisladas, penalizaciones o situaciones que no hagan a la normalización en sí misma. Luego, habrá que implementar los mecanismos para quienes no se incorporen en la normalización. Pienso que en este año tenemos que apostar a la normalización, máxime cuando estamos en la puerta para ingresar en una etapa de radiodifusión digital, de la radio digital. Este tema va a ser de trascendental importancia en los próximos tiempos y no nos puede encontrar desprevenidos, ni tampoco en la situación en la que nos encontramos, porque es una etapa que debe encarar el radiodifusor con fuertes inversiones, que se ven altamente condicionadas por el caos que existe en el espectro. Además, este sistema de radio digital significará el cambio de sistema de la transmisión analógica. Si aparece la radifusión digital —esto también debe ser abarcado por una política de Estado— va a implicar que por primera vez entre la radio de emisión libre y universal y el oyente —que hoy recibe y se transmite gratuitamente, debido al sistema universal impuesto desde hace década—, exista un actor en el medio. Nosotros planteamos que sea motivo de una negociación del Estado con quien tenga la patente. Para emitir digitalmente en el futuro tendremos que recurrir a un software. El país determinará la norma —A, B o C— que estará vigente cuando aparezca la radio digital; pero, previamente, deberá negociar en qué condiciones esa norma estará disponible para los radiodifusores argentinos. No podemos aceptar una norma sin saber las condiciones económicas que va a tener el peaje entre el comunicador y su oyente, porque sería entregarle, sin condiciones, un peaje a alguien que todavía no sabemos quién es. En ese sentido, ARPA sostiene la posición de que se busque alguna figura —ya sea un fideicomiso o algún otro mecanismo— que garantice que sea el Estado argentino quien toma esa patente en el país y que cuando otorga una licencia, la entregue —a la patente— al radiodifusor para su uso. De lo contrario, puede suceder lo que actualmente ocurre con las grandes empresas de software, que todos los años tienen una actualización. Entonces, no sabemos el costo que le vamos a aplicar en favor de un tercero, que tiene innegables derechos de patente, pero que implica un costo que tendrá el comunicador de algo que no sabemos y que lo terminará pagando el usuario. Por lo tanto, previamente a esta etapa de la radiodifusión digital, que ya se está analizando —en televisión se ha avanzado más rápidamente y ya se está en tratativas bilaterales con el gobierno de Brasil— se deben negociar las condiciones. En consecuencia, estos elementos, sumados al avance en el artículo 45 de la Ley de Radiodifusión durante 2005, han determinado que planteáramos para este año la necesidad de un debate que arribe a la conformación de una política de Estado que, de una vez por todas, resuelva el problema de la radiodifusión en la Argentina. Sr. Presidente. — Antes de ceder el uso de la palabra a los señores senadores que deseen efectuar preguntas o a algunos de los integrantes de la comisión directiva de ARPA, quiero 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 6 informar que, con respecto a la radio digital o la televisión digital, tengo conocimiento de que el gobierno argentino pretende que en el ámbito del Mercosur se instale un sistema que sea similar para Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. La intención es que no suceda lo que ocurrió cuando se constituyó la televisión a color, donde nuestro país usa un sistema y los otros países vecinos cuentan con uno diferente. Hechas estas aclaraciones, tiene la palabra el señor senador por la provincia de San Luis, Rodríguez Saá. Sr. Rodríguez Saá. — Quisiera preguntarle sobre la radio digital. ¿Ese intermediario debe ser único para todo el país? ¿O en cada lugar debe haber un intermediario? Sr. Castro. — El país va a definir un sistema. Así como para la televisión se decidió por el sistema PAL-N, acá deberá definir un sistema. Ese sistema es de propiedad de un propietario del software, ya sea Microsoft u otro. No digo que sea ese; simplemente estoy ejemplificando. Ese señor tiene un derecho por el uso de esa patente. En los Estados Unidos, el sistema que se ha implementado para la digitalización incluye un pago mensual o anual por parte de cada una de esas emisoras. Por lo tanto, si nosotros optamos por un sistema, estamos dándole a alguien el manejo de toda la radio digital en la Argentina con su sistema. Por ejemplo, vamos a utilizar un caso burdo: si mañana el Parlamento establece que habrá sólo taxis marca Volkswagen, modelo Z en el país, pero no se negocia paralelamente las condiciones económicas en las que accederán los taxistas a ese tipo de automóvil, sino que el manejo del precio y las condiciones es libre por parte de esta automotriz. Entonces, lo va a pagar el taxista y el usuario del taxi. En consecuencia, lo que deseamos es que se implemente un sistema donde esto quede perfectamente transparente y claro e incluso sea manejado por la autoridad de aplicación. Es decir que cuando se entrega la licencia, se entrega el software para manejar su licencia y su radio digital. Puede ser que exista otro sistema. Esta es una propuesta que aportamos y que es motivo de análisis y discusión. Tengamos en cuenta que, por primera vez en la historia, entre el emisor y el receptor habrá un peaje. A su vez, cabe destacar otro aspecto fundamental: la radio y la televisión abierta son los dos únicos sistemas de comunicación que quedan en el país que son de emisión libre y recepción gratuita. El resto de los medios de comunicación —totalmente legales, que apoyamos y con quienes compartimos muchas cosas— son todos absolutamente pagos. Repito: lo único que queda gratis y libre es la radio y la televisión abierta. Entonces, la aparición de la digitalización nos mueve a plantear más crudamente esta situación, ya que los medios de comunicación de emisión libre y recepción gratuita cada vez tienen más condicionada —por diversas razones— su subsistencia y su acceso al mercado publicitario. Si queremos tener una comunicación realmente democrática e independiente, no nos podemos despreocupar de los costos que tendrá ni del elemento del cual viven esos medios de comunicación de emisión libre y recepción gratuita. Ese es un asunto que hace a la viabilidad de un sistema democrático de comunicación. Muchas veces se ataca al sistema de comunicaciones existente en el país diciendo que es manejado por grandes grupos; pero la realidad es que ustedes —como representantes de las provincias— pueden observar que allí los más golpeados por esta situación son los pequeños y medianos empresarios de la comunicación —fundamentalmente, los pequeños— y no otras 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 7 alternativas. Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Capitanich. Sr. Capitanich. — Tengo dos preguntas para formular. ¿Cuál es la diferencia cualitativa entre el sistema actual de radiodifusión y el sistema digital desde el punto de vista técnico y desde la percepción popular? Sr. Castro. — Le voy a dar mi opinión; y si alguna de las personas que me acompaña quiere realizar una ampliación, le agradecería que lo haga. Pasamos de una modulación analógica a una modulación digital. En cuanto a calidad, en AM usted va a pasar de escuchar un casete a escuchar un compact disc. Además, la digitalización permitirá que usted ofrezca otros servicios como, por ejemplo, información en su receptor, en el display, sobre distintas cosas. Usted podrá contar con una radio que le informará permanentemente sobre el estado del tiempo y otras alternativas que en nuestro país hoy están en pañales pero que, en otros lugares, están avanzadas. Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor Rébora. Sr. Rébora. — El sistema que se ha desarrollado e implementado en los Estados Unidos se llama IBOC (In-Band-On-Channel). Significa que el sistema digital se puede desarrollar e instalar en la misma frecuencia con la que está operando actualmente ese radiodifusor. Las diferencias en calidad de recepción son notables tanto en un caso como en otro, pero sobre todo son más notables en AM. El alcance de una extensión de AM, de una gran potencia digital, se reduce, en una geografía plana como la nuestra —buena parte del país cuenta con esa geografía—, de unos 700 a 400 ó 500 kilómetros, con lo cual el alcance sigue siendo importante y la calidad de sonido medida en decibeles es semejante a la recepción de un CD o DVD de audio. En FM la calidad es muy superior a la actual. Sin embargo, si no se fabrican receptores de gran calidad, con un gran costo, la calidad de audio no será perceptible para el oyente; salvo que tenga un equipo de gran valor. En el caso de la AM, los equipos digitales que se están vendiendo en los Estados Unidos están en el orden de los 200 a 300 dólares. Pero, como señalaba nuestro presidente, existen 500 estaciones en ese país que transmiten en sistema digital. Probablemente el sistema que tengamos que operar nosotros sea ése. El sistema Eureka, que se desarrolló en Europa, fracasó porque se transformó en un sistema de comunicación distinto a la radiodifusión convencional. La implementación de un sistema digital implica la compra de un radiotransmisor digital -una pequeña parte de nuestro asociados ya lo han adquirido- y sus valores oscilan entre 300 y 400 mil dólares, según su potencia. Además, hay que invertir en el proceso de digitalización del audio; ninguno de nuestros asociados lo ha hecho aún porque el servicio no está implementado y no tendríamos autorización para hacerlo. Esa inversión no es de importancia. Por lo tanto, hay una cantidad de empresas asociadas a nuestra Cámara que estarían en condiciones de poder emitir AM digital sin una gran inversión. Además, esto supone la renovación paulatina de los equipos. No es posible recibir la señal digital en los receptores convencionales que tenemos en nuestro hogares, cualquiera sea su valor y antigüedad. Se necesita un nuevo aparato. Entonces, lo que se está planteando es inversiones, un período de transición, en que el radiodifusor tenga la obligación de seguir emitiendo en forma analógica y digitalmente, y la renovación de los aparatos receptores de radio. De acuerdo con lo que investigamos y según lo conversado con las distintas organizaciones empresarias que los fabrican, existen las condiciones 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 8 para que se produzcan en nuestro país. Pero hay que desarrollar una política que ponga en marcha esta iniciativa. Esto representa una gran transformación en la radiodifusión. En la actualidad, la AM tiene el contrapeso de una dificultosa recepción en las grandes ciudades, el contrapeso de las interferencias y de los ruidos en la Ciudad de Buenos Aires —que es un gran “jaula de Faraday”—, por la televisión de cable, los microondas, las computadoras sin filtros y una cantidad de aparatos que producen interferencias y ruidos que afectaron mucho a la AM. Por eso, cada vez más público escucha FM por la calidad de la recepción, que no sufre igual cantidad de interferencias que AM. Las interferencias que sufren la FM actualmente son las emisoras ilegales. Reitero, este proceso de digitalización requiere de una política, es decir, una señal política por parte del Estado, una definición política. Caso contrario, se producirá en forma espontánea o anómala, con importación de equipos —que se podrían fabricar en el país—, con regalías para los titulares de licencias de los equipos transmisores que se están fabricando y que, a su vez, pagan una licencia a la empresa que diseñó el sistema digital que se implementa en Estados Unidos. Esa licencia de equipo transmisor necesariamente se va a tener que cobrar al radiodifusor que compre ese equipo. Ese era el proceso al que se refería el señor Castro. Este es un tema importante. Quiero agregar que en FM es absolutamente imposible montar la digitalización de nuestras señales mientras subsista el fenómeno de caos que hay en este momento. Porque el radiodifusor para emitir una señal digital necesita un ancho de banda que requiere que al menos el canal adyacente este libre de ocupantes. Actualmente, esto es imposible de desarrollar en siete u ocho grandes ciudades del país. Frente a este fenómeno de radiodifusión digital y ante este caos que genera quebrantos, incertidumbres y caída de brazos de mucha gente que ha invertido tiempo y dinero y hoy ve peligrar la rentabilidad de su administración, nosotros señalamos que si no hay una política de Estado clara, el sistema tiende a la dispersión y a la anarquía. Por citar un ejemplo, en estas provincias argentinas donde se produce la normalización mucha gente que tenía permisos precarios o tenía una estación irregular se presentó en los concursos y obtuvo la licencia. En la actualidad, tiene en venta esa licencia. No invirtió ningún centavo, continúo operando su estación en forma irregular y ofrece a los socios de ARPA la venta de la licencia. Ese sistema de anarquía es lo que nos permitió denominar a esto una “jungla” —disculpen la expresión pero es la más gráfica que se nos ocurrió volcar en nuestro documento—. Sr. Rodríguez Saá. — ¿Quiénes poseen una licencia la venden y, además, instalan una radio clandestina? Sr. Castro. — Incluso en alguna publicación especializada figura una carta de un licenciatario que obtuvo una radio —una titularidad de licencia— que anuncia públicamente que vuelve a la clandestinidad por la imposibilidad de sostenerla. Esto está publicado en un medio especializado del sector. Las cifras que mencionó el doctor Rébora son las inversiones que hay que realizar en la cadena de audio, o sea, el micrófono, la consola, el transporte del programa, la antena, el transmisor, etcétera, que representan montos importantes. Como somos una cantidad importante de medios de comunicación, comenzamos a bucear algunas alternativas de financiación y consideramos la posibilidad de que se constituya un fondo fiduciario. Las primeras respuestas que obtuvimos de operadores del mercado nos señalaron que el 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 9 fondo fiduciario significa fe. Fe en el proyecto que se presenta y en el desarrollo de esa propuesta. Evidentemente, no va a haber inversores que quieran participar de un fondo fiduciario cuando quien se dedica a estudiar el proyecto se encuentra con la situación que rodea a su financiado. También se señalaron los valores vigentes en materia de receptores. Nadie duda que esas cifras van a disminuir abruptamente, como ocurre con los elementos de última tecnología en un par de años. Eso nos llevó a nosotros a pensar en voz alta y quisiéramos desarrollarlo en un marco de reuniones que hagan a la formulación de una política de Estado para el crecimiento. Si los técnicos nos anticipan que en los próximos diez años, después que se implemente la digitalización en radio, el país puede demandar en el orden de los diez a quince millones de receptores de radios digitales, se tendría que estudiar un mecanismo para arancelar la fabricación de equipos o la importación de los mismos, con el fin de constituir un fondo para que se adquiera las licencias en el país, para que se facilite —no que se regale— la financiación a los pequeños y medianos empresarios del interior para acceder a estas inversiones, que como ustedes pueden observar, serán menores para una radio de provincia, con lo cual la cifra será menor, pero aun así en nuestras provincias son difíciles de sostener. Nosotros estamos apostando a un marco integral en el cual el software, la construcción de equipos, la financiación de la modernización y la democratización del sistema tengan un elemento financiador. Porque si existen estos costos, quien no posea el dinero no va a poder ejercer la radiodifusión. Como estamos apostando a un crecimiento democrático y mayoritario en la frecuencia, queremos que esa gente que accede a la comunicación tenga la posibilidad de una financiación blanda. Agrego una reflexión. Por las preguntas que ustedes formularon, entiendo que el tema de la radio digital los ha sorprendido de alguna manera. Es más, estamos en presencia de un hecho que puede desarrollarse en no más de un año. Se va a implementar, si no hay una negociación puntual y concreta, la adopción de una empresa de peaje entre nosotros y nuestros oyentes. Esto no estaba previsto en las deliberaciones nuestras ni en las comunicaciones de las comisiones que abordan estos temas, hasta hace poco tiempo. Este es un tema que, extrañamente, no está en la discusión de la comunicación en la Argentina. Nosotros deseamos que se imponga porque estamos apostando al futuro. Si nos referimos a lo que sucedióm, tenemos mucho para decir. Pero para hacer referencia al futuro, este es un tema clave porque la radiodifusión futura será digital. Si no contemplamos un nacimiento coherente y democrático en el acceso de la radiodifusión digitali, estamos optando por un camino equivocado. Por lo tanto, la normalización, la digitalización, el crecimiento y la disminución de las condiciones que se quieren imponer al radiodifusor en potencia para que obtenga la licencia son claves para que en 2006 —legitimados todos los poderes del Estado a través de la situación democrática existente— todos tratemos de ordenar esta situación, no para echar gente sino para incorporarla al sistema. Sin duda, habrá lugares en los que no se pueda ingresar porque no hay más espacio. A modo de ejemplo, por más que ustedes quieran realizar en esta sala una reunión pública para cinco mil personas, sólo podrán caber doscientas. Entonces, tendrán que limitar la cantidad de participantes. En el espectro va a pasar lo mismo. Entonces, debemos determinar de qué forma podemos contar con una política de Estado que nos contemple a todos. En última instancia, serán los poderes del Estado quienes la definan. Si bien podemos ser convocados a reuniones de este tipo y dar nuestra opinión, la 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 10 responsabilidad es de quienes están en el gobierno y de aquellos que ocupan cargos políticos y cumplen funciones en el Estado. En consecuencia, eso es lo que queremos instrumentar y apoyar, a fin de que este año se logre la normalización. Sr. Capitanich. — En realidad, en la agenda pública del país tenemos asignaturas pendientes en esta materia, principalmente la relacionada con un nuevo marco jurídico que plantee una nueva Ley de Telecomunicaciones; el tema de la Ley de Radiodifusión que sustituya a la ley 22.285, de la dictadura militar. Obviamente, esto también requiere de un marco jurídico para generar un proceso de transición que permita la adopción de nuevas tecnologías en base a un mecanismo de transparencia y de adecuada regulación. Ahora bien, nosotros tenemos que hacer un mea culpa en este Honorable Senado. En realidad, somos los responsables de que el proyecto no haya sido aprobado oportunamente, que venía aprobado por unanimidad por la Cámara de Diputados. Cuando llegó al Senado no lo pudimos sancionar. El senador Jenefes también ha sido el impulsor de un nuevo marco regulatorio que permita resolver el problema del uso del espectro de frecuencia para radios de baja frecuencia. Lamentablemente, si bien contaba con el orden del día correspondiente, no hemos podido debatirlo en el recinto. Pero es de lógica impecable lo que se aduce desde el punto de vista de la inviabilidad del uso del espectro de frecuencias en las condiciones que se utiliza en la Argentina. Y estos reclamos no son de ahora sin que vienen de hace muchos años, con la experiencia de una norme irracionalidad en esta materia. Por lo tanto, creo que llegó la hora de poner este asunto en la agenda pública de un modo persistente y, también, de vencer las barreras y los obstáculos que existen al respecto. En verdad, los propios radiodifusores más pequeños generan mala prensa al sostener que un marco jurídico que regule a todo el espectro los perjudica. Sinceramente, yo considero que un marco jurídico favorece al funcionamiento de todos. Digo esto porque cuando uno analiza las pequeñas comunidades que pueden tener un uso razonablemente libre de frecuencia —porque el mismo mercado en el cual se desenvuelven los regula—, existe una demanda por sobre la capacidad de oferta en un sistema de frecuencia ordenado en determinado tipo de poblaciones urbanas o, fundamentalmente, en los grandes conglomerados, en donde la tasa de urbanización es muy alta. En general, hablamos de las capitales de provincia o, eventualmente, aquí, en lo que se denomina el GBA. En realidad, el Estado no puede dejar de operar como un ente rector para regular adecuadamente este tema. Hemos contado con la presencia del titular del COMFER, quien manifestó su acuerdo para el proyecto que contó con dictamen de la Comisión. Precisamente, fuimos cuidadosos en no poner barreras por parte de los operadores, pero también para generar mecanismos y plazos de normalización o regularización; de lo contrario, nos encontramos con la situación actual de deslealtad comercial y desventajas competitivas entre radios porque, efectivamente, quien incumple todas las obligaciones previsionales e impositivas y las que tiene con el ente regulador cuenta con más facilidades. Sin duda, tendríamos que poner este tema dentro la agenda pública y es un compromiso que deberíamos asumir entre todas las fuerzas políticas que integran este Senado, con el objeto de que se ponga en tratamiento esta problemática, que se profundice su tratamiento. Si hay que 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 11 debatir, corregir, enmendar o modificar, hacerlo con el consenso de todos los actores. Pero, realmente, deberíamos incluirlo dentro de la agenda pública. Sr. Castro. — Resulta interesante acotar que, luego de la iniciativa loable del senador Jenefes de propiciar un proyecto de normalización —que perdió estado parlamentario el año pasado—, han sucedido muchas cosas. Por ejemplo, cuando se ideó ese proyecto no estaban contempladas las ciento cincuenta radios AM que están en el aire. Ahora bien, para nosotros resulta grave que, actualmente, con el artículo 45 reformado — por el que cualquier ciudadano u organización de este país tiene acceso a las licencias—no se avance en la normalización. Yo me pregunto: si hoy el COMFER no tiene capacidad para resolver los concursos que están pendientes desde hace cuatro o cinco años, ¿cómo va a cumplir con los plazos establecidos en la ley? El COMFER tenía trabas derivadas del artículo 45, que sufría numerosas impugnaciones y, en consecuencia, presentaciones judiciales. En la actualidad, eso se cayó. Entonces, en este momento realmente existe una posibilidad, dado que no hay excluidos, de avanzar en una normalización y de incorporar más gente al sistema. Mientras tanto se puede ir avanzando en normas. Por supuesto, una nueva reformulación del proyecto originario del Senado demandará otra vez el trabajo de esta Comisión —y si hay alguna norma adicional, de otras comisiones— y, luego, pasará a la Cámara de Diputados. Ustedes conocen mejor que nosotros los tiempos parlamentarios. Pero nada obsta para que haya una decisión política de avanzar en la normalización, adjudicando licencias a la gente que ya realizó las presentaciones; y en los lugares donde exista la posiblidad, que se normalice a todo aquel que lo solicite. Como representantes de sus provincias, ustedes saben que hay localidades donde pueden entrar todos los operadores que están. Entonces, si no empezamos por lo posible y apostamos solamente a lo óptimo, nos va a llevar bastante más tiempo. Yo no reniego de lo óptimo, quiero llegar a lo óptimo, pero quiero incorporar más actores al sistema y que no se sientan excluidos; que al recibir su licencia sean unos defensores más del orden jurídico y del sistema de radiodifusión. Actualmente, el sistema está manejado por un Estado democrático, por autoridades que responden a la Constitución y a las leyes; y se puede hacer cumplir esto. Entonces, nosotros tenemos que apostar a que se avance en este tema y a que se perfeccionen todas las leyes que sean necesarias; pero nada prohíbe hoy que en el COMFER se destraben ciertas situaciones existentes y derivadas de presentaciones judiciales que hubo en su momento y se liberen nuevamente los concursos y las adjudicaciones. Sr. Rodríguez Saá. — Cuando se dictó la Constitución Nacional no existía la radiodifusión ni este problema estaba en el escenario de los constituyentes. Entonces, la Constitución no tiene resuelta en forma directa cuál es la competencia, si es provincial o nacional. Voy a plantear un tema complicado. Se dictaron normas por las que la Nación se apoderó del control de la radiodifusión en la Argentina, el COMFER, con los defectos que todos conocemos y con el caos que trajo. Ahora bien, como aporte, simplemente formulo una pregunta. Si nosotros dividiésemos la competencia de lo que es eminentemente local y la competencia la tuviera la provincia bajo la supervisión del ente nacional, el COMFER, y todo lo que interfiera o signifique una ocupación interprovincial o fronteriza sea de competencia nacional, ¿no nos permitiría resolver el tema de la normalización, en vez de tener radiodifusoras clandestinas, que no pagan impuestos y tienen inconvenientes que se han establecido, pero, además, tienen toda la inseguridad jurídica por su 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 12 clandestinidad? ¿No podría ser una solución para pensar? Formulo este planteo como una reflexión complicada, sobre la que quizá no tenemos respuesta ahora, pero me parece que nuestro país debería reflexionar sobre esto. No es incompatible con nuestra Constitución otorgarle la competencia a las provincias en todos los temas menores, eminentemente locales. Las emisoras de frecuencia modulada que operan en una ciudad, y que tienen un alcance de diez kilómetros, afectan solamente a la frecuencia de esa ciudad. Ante un inconveniente, el gobernador, el intendente y las autoridades locales van a querer resolverlo; y que quede en un grado de supervisión general un ente nacional o un marco jurídico nacional. Digo esto por si se plantean los inconvenientes que se explicitaron de tener que tomar previsiones adecuadas para el cambio tecnológico e impresionante que se viene. Creo que tenemos que aprovechar las dos cosas. Se habla de millones de receptores nuevos. Dentro de la política de radiodifusión tenemos que plantearnos que Argentina debe tener las fábricas que produzcan esos receptores para que sea mano de obra nacional la que realice este cambio tecnológico impresionante. Creo que hay que resolver lo que no se puede resolver. Como ustedes bien plantean, si el COMFER no puede solucionar lo que tiene planteado, ¿cómo va a normalizar y cumplir los otros plazos? Quizá no es que no quiera resolver -tengo una opinión particular pero no interesa-, sino que no es tan fácil resolver sobre la frecuencia de un lugar que no conoce. En cambio, el ente local que esta ubicado en el lugar, que tiene el problema candente, me parece que sería una autoridad válida para resolver. Tal vez esto en las estaciones de frecuencia modulada sería de una gran sencillez y aportaría una gran solución. Dejo esta inquietud para la reflexión. Sr. Castro. — Quiero señalar que lo que propone el senador Rodríguez Saá es un gran desafío. Hay que comenzar a analizar, profundamente, la idea que acaba de sugerir. Esto lo expreso en mi condición de patagónico, por supuesto federalista; pero lo que tiene que existir es una ley federal; que luego se delegue a la autoridad de aplicación en las provincias sería una cuestión a elaborar, a estudiar y a pensar. No puede existir una ley para cada provincia porque sería un caos. Evidentemente, usted plantea un desafío político importante. Los comunicadores provinciales —que no sólo pasamos discos, sino que muchas veces interpretamos el sentimiento de nuestras comunidades— sabemos que estamos en déficit con esto y con otras cosas más importantes. Por ejemplo, en nuestros medios de comunicación, en la Patagonia, se discute desde hace tiempo —y no encontramos justificación— por qué las provincias no avanzaron y el Parlamento no les entregó el manejo de sus recursos naturales conferidos por la Constitución de 1994. Como nativo de la Patagonia no entiendo por qué no ha pasado el petróleo al dominio y jurisdicción de las provincias. Lo que señala el senador es parte de una política de Estado que debe tender a la federalización, en la cual uno de los sectores es la comunicación, es la radio. Es mucho más importante que el impacto económico porque la comunicación tiene importancia más allá de ese aspecto. Pero lo que usted plantea es muy importante y está acompañado de una serie de cuestiones que los provincianos reclamamos en cuanto a la federalización. No puede ser que nuestro petróleo, nuestro gas y nuestra pesca se definan en Buenos Aires donde no se terminan de sancionar las leyes reglamentarias de la Constitución de 1994. Por eso, en el camino que señala el senador estamos dispuestos a trabajar. De ninguna manera nos asusta, por el contrario, nos alienta. Pero esto va a ser a partir de un claro marco legal 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 13 federal claro, porque sino transferiríamos este problema a las provincias. Como dice el refrán: “Casa chica, lío grande”. Si no están claras las cosas se pueden complicar aún más. Sr. Presidente. — Quiero expresar algunas reflexiones. Con relación al tema de la digitalización comparto plenamente que la decisión de la República Argentina debe tomarse con la participación de todos los actores que se van encontrar involucrados. Esto a su vez va a implicar la fabricación de miles de televisores y radios nuevas, para poder recepcionar todo lo que se emita digitalizado, que puedan ser producidos en nuestro país. Quiero señalar que estoy plenamente de acuerdo con que el gobierno de la Nación encare la digitalización en el marco de obtener una norma similar dentro del Mercosur. Para profundizar este tema, seguramente vamos a invitar al secretario de Comunicaciones para que explique cuáles son las tratativas que realiza el gobierno nacional en este tema de tanta trascendencia, que no sólo va a involucrar a los licenciatarios de radio y televisión, sino a todos los usuarios, porque quien tenga un televisor o una radio no va a poder recibir las señales digitales si no compra un nuevo equipo. Por lo tanto, hay muchos factores que se encuentran involucrados y es por ello que estimo que es importante la presencia del secretario de Comunicaciones para que nos explique qué está negociando el gobierno argentino con relación a este tema. En cuanto a la federalización de la radiodifusión, recuerdo que la ley 22.285 crea el Comité Federal de Radiodifusión, que lamentablemente en su integración —es una ley de la época de la dictadura— no estaban representadas las provincias sino las Fuerzas Armadas. Considero que tenemos que tratar de sancionar una ley —en una oportunidad presenté un proyecto— de regularización del COMFER, de tal manera que no exista un interventor sino que funcione un comité integrado por un representante de cada una de las regiones de nuestro país, en donde se pueda discutir las políticas de radiodifusión, como así también opinar sobre la adjudicación de las licencias que se otorgan en las provincias. Se trata de cuestiones pendientes y debemos ver de qué manera se puede continuar. Siempre sostuve que para avanzar tiene que existir un gran acuerdo político, ya que si no se ha regularizado el COMFER desde el primer gobierno democrático, luego de la dictadura, si no se ha regularizado con Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner, es porque aún no existe una decisión política que tenga el consenso de todos los partidos para definir cómo se continúa con este tema. Considero que, mientras tanto, tenemos que realizar los esfuerzos necesarios para que el COMFER, con las herramientas que tiene, proceda a solucionar todos los concursos que actualmente están sin adjudicar; que llame a licitación de todas las frecuencias que se encuentren disponibles en la República Argentina. Por otra parte, resulta primordial que haga el esfuerzo necesario para que aquellos radiodifusores que no están amparados por una licencia regularicen su situación. Desde ya, no debemos ser hipócritas: hay que tratar de separar la paja del trigo, porque hay gente que quiere ser regularizada y tener su licencia; así como hay muchos radiodifusores que quieren seguir al margen de la ley, de tal manera de no pagar a Sadaic, a Argentores, el gravamen al COMFER ni ningún impuesto ni cumplir con cada uno de los convenios colectivos que tiene la radiodifusión o la televisión, porque les resulta muy cómodo tener una emisora que no cumple con ninguna de las obligaciones legales o técnicas que debería reunir. Por eso, quise que esta fuera la primera reunión de trabajo de la comisión en 2006, a fin 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 14 de tomar contacto nuevamente con esta problemática. El objetivo es asumir el compromiso de colaborar con las autoridades del Poder Ejecutivo para que algunos temas de fácil solución se puedan arreglar; y, luego, buscar una normativa con el propósito de avanzar en esta temática, ya que no podemos pensar en el futuro de la televisión o de la radio digitales si no se fijan normas claras de juego para la radiodifusión de la República Argentina. Desde ya, tomamos en cuenta sus inquietudes y ahondaremos en esta cuestión solicitando la presencia del secretario de Comunicaciones para que nos informe acerca de qué es lo que se está negociando en materia digital en nombre del país. La intención es que, además, escuche a cada una de las cámaras —ya sea de radio o de televisión—, ya que cualquier resolución los influirá y afectará directamente. En consecuencia, hago votos para que desde el Congreso de la Nación se brinde una solución a aquellos temas en los cuales se pueda proceder al respecto. Tanto es así que el año pasado se produjo un avance importante con la modificación del artículo 45 —corazón de la Ley de Radiodifusión—, ya que allí se determina quiénes son o pueden ser radiodifusores en nuestro país. A partir de ahí debemos avanzar en la actualización del Plan Nacional de Radiodifusión, con el propósito de determinar cuáles son las frecuencias que están disponibles en cada provincia —tanto de radio y de televisión—, a fin de que se llame a concurso público. Por supuesto, se deberá seguir una lógica: si se trata de una radio de fomento, de una pequeña localidad, que no tiene 500 ó 1.000 habitantes, se deberá determinar que las exigencias técnicas o económicas no sean las mismas con relación a aquellos que exploten un medio de radiodifusión en algún lugar de gran concentración de población, ya sea en el interior del país o, aquí, en la Capital Federal. Dicho esto, si ninguno de los señores senadores o de los integrantes de ARPA desea comentar algo más, daríamos por finalizada la reunión con ustedes y continuaríamos con la consideración de varios proyectos de comunicación que se han trabajado en la comisión y que cuentan con el consenso de la mayoría de los senadores para ser firmados. Sr. Castro. — Avanzando un poco más sobre el documento y dada la iniciativa que ha tomado la comisión de empezar el año 2006 abocados a este tema, agregaría que no se puede desconocer, en un análisis global de la política de radiodifusión, la situación económica que sostiene a los medios de comunicación. Me parece que un punto fundamental —no para abordarlo puntualmente en esta reunión, pero sí para dejarlo sentado— es el relacionado con los sistemas alternativos o complementarios de radiodifusión. Esto lo van a comprender los señores senadores que son provincianos, con el tema de la publicidad en cables de televisión de circuito cerrado. En este momento, hay una situación no definida con respecto a este asunto. Una radio tiene catorce minutos de publicidad por hora para mantenerse; un canal de televisión abierto tiene doce minutos por hora para sostenerse. Y dada las indefiniciones existentes, tienen enfrente, en sus ciudades, una situación que no es ni buena ni mala: simplemente, es. Hay cables de televisión cuya fuente principal de ingresos es el abono y que comercializan libremente centenares de minutos de publicidad por hora porque tienen sesenta señales; y no hay ninguna normativa vigente que defina esta situación. Entonces, alguien va a vender minutos en cuarenta señales. Cuando la radio y la televisión abiertas llegan a los pueblos o ciudades de nuestras provincias —al almacenero, al señor del quiosco, a esa persona que no sabe de target ABC1 ni conoce esas palabras difíciles de los sistemas de marketing y comercialización de la Capital Federal— y van a vender 300, 400 ó 500 pesos, se encuentran con que hay una oferta a cinco 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 15 centavos el segundo en infinidad de señales. Esto existe y está en este momento jaqueando seriamente al sistema de radio, fundamentalmente en el interior del país. Por ende, este tema debe ser resuelto y la responsabilidad de hacerlo recae en las autoridades de aplicación. En una política de Estado no debe dejar de contemplarse esta problemática. Yo diría que no se puede dejar de tenerse presente esta situación, que es bastante delicada y donde hay intereses muy encontrados. La globalización juega fuerte apuestas en esto. No se desconoce a la globalización —sería tonto hacerlo—, pero hay algunos que no nos sometemos absolutamente a sus dictados. Evidentemente, este punto debe estar contemplado. En este momento no les planteamos el cómo. Tenemos nuestras propuestas, las que acercamos al Comité Federal de Radiodifusión; y, a su vez, hay un dictamen del procurador general del Tesoro. Si los señores senadores lo desean, podemos entregarles toda esta documentación. Repito: esta problemática deber ser resuelta dentro del marco político global de la radiodifusión. De lo contrario, seríamos unos cínicos en hablar de los derechos y de las situaciones macro y no del sostenimiento concreto y diario que es el que hace independiente a un medio de comunicación. Eso es simplemente lo que quería señalar. Sr. Presidente. — Voy a tomarle la palabra al señor presidente de ARPA y le voy a solicitar que nos haga llegar toda la documentación que tiene sobre este tema, a fin de repartirla a los señores senadores. Tiene la palabra el señor senador Marino. Sr. Marino. — En primer lugar, quiero decirles que todos los senadores que integramos esta comisión, al igual que ustedes, también queremos una reforma de la ley o una nueva ley. Justamente esta comisión no tiene responsabilidad en que este asunto no haya sido tratado. Todos somos conscientes de que la decisión de la comisión fue que se trate el proyecto. Ahora bien, me voy a permitir coincidir con lo que decía el señor senador Rodríguez Saá. Me parece que nosotros tenemos una ventaja: quienes estamos sentados aquí, como senadores, somos de las provincias argentinas. Y creo que el federalismo no sólo hay que declamarlo sino también practicarlo. Por consiguiente, considero que es una buena idea lo que sugería el senador, a fin de aliviar ese gran caos que es actualmente el COMFER, no por mala fe sino por saturación. Sin duda, los estados provinciales, tranquilamente, podrían desarrollar esto. Lógicamente, debemos partir de la base de una legislación nacional que nos contenga a todos. Pero me parece absolutamente razonable lo planteado y creo que agilizaría mucho más todo este asunto. Usted, que es un hombre del interior, seguramente sabrá que hay muchas radios que acarrean determinadas situaciones. Yo también soy de una provincia patagónica, la última, La Pampa... Un Participante. — La última para arriba. Sr. Marino. — La última hacia arriba, la más pobre de todas. Quienes vivimos en el interior sabemos el trabajo que representa la radiodifusión — ustedes lo han enumerado muy bien—. Quienes vivimos en provincia sabemos que hay pueblos muy chicos -como señalaba el senador Jenefes-, donde la radio se transforma en un actor social, pues quien trabaja en el campo o quien tiene que socorrer a alguno de sus familiares que se enfermó, lo hace mediante la radio porque, a veces, no existen señales de celulares. Es por ello que considero que esa radio no debe tener el mismo tratamiento con relación a las exigencias que puede llegar a tener una radio de los centro más poblados porque, como se dijo hace unos instantes, no es igual comercialmente esa radio si se la compara con otra. Creo que esto debe 21/03/2006 Reunión de la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión 16 estar previsto. La digitalización de la radio —que ustedes explicaban— se viene, y lo hace junto con un gran negocio en nuestro país, muchos millones de pesos. Creo que sería trabajo de este Honorable Senado y de la Cámara de Diputados legislar sobre quién va a tener la patente para que esto comience a fabricarse en Argentina. No debemos olvidarnos que no se limita a los receptores en las casas sino también en los vehículos. Considero que estamos frente a una tarea en la que tendremos que trabajar juntos. Coincido con lo que expresó el presidente de la Comisión, para esta nueva ley que queremos que se apruebe y se empiece a tratar, hay que invitar a todos los actores involucrados, porque en un Estado democrático —como se dijo— lo peor que puede suceder es dejar sin participación a alguien en cuanto a su opinión, sugerencias y modificaciones, porque todo lo que nosotros podamos hacer es perfectible y deberíamos entenderlo así. Me alegro de que estemos conversando este tema porque, como señaló el senador Jenefes, esta fue una de las actividades que él como presidente quiso instalar desde un comienzo para este año. También quiero agregar que no es responsabilidad de esta Comisión el hecho de que todavía estemos conversando este tema y que aún no se ha tratado. Nuestra intención es que se modifique o se sancione, directamente, nueva ley de radiodifusión. Sr. Presidente. — Tiene la palabra la senadora Latorre. Sra. Latorre. — En primer lugar, quiero reafirmar lo que expresó el senador Marino. Como miembro más antiguo de esta Comisión —junto con el senador Jenefes— puedo dar fe del trabajo realizado y de las contradicciones existentes aun en el seno de nuestro propio bloque. Esto quiero expresarlo con total claridad. Por eso, es muy importante que exista consenso al respecto y con el Poder Ejecutivo. Quiero señalar que la problemática que usted plantea con respecto a la publicidad fue particularmente tratada por nosotros; el senador Jenefes está conteste del tema. El senador Reutemann y quien les habla solicitamos un pedido de informes con la intención de presentar un proyecto de ley, y tomamos contactos particularmente con los representantes de la Asociación de Teledifusoras Argentinas. Por supuesto, tenemos toda la documentación a la que usted hace mención. Yo he elevado copia al presidente de la Comisión, copia del dictamen de la Procuración del Tesoro y demás, y se está a la espera de un dictamen judicial. De manera que existe la voluntad política por mí parte y la del senador Reutemann junto con el respaldo del senador Jenefes —con quien lo conversé— y seguramente del resto de los senadores, pues se trata de una situación injusta; me refiero a la publicidad pactada directamente en el exterior por las señales que ingresan a cada una de las localidades. Nuestra intención es presentar el pertinente proyecto de ley que tenemos elaborado. Por eso, quería dejar esto perfectamente aclarado. Está demorado a la espera de este dictamen judicial que, de alguna manera, reforzaría esto. Sr. Agote. — Confiamos en que se apruebe esta semana. Sr. Latorre. — Muchas gracias. Sr. Jenefes. — Quiero agradecer la presencia de las autoridades de ARPA, y junto con el resto de las asociaciones y con todos los interesados vamos a trabajar con el propósito de encarar cada uno de los problemas que tiene la radiodifusión en la República Argentina. Sin más a tratar, se da por finalizada la reunión. — Son las 13 y 26.