Limitaciones y peligros que deben evitarse

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2.11 Limitaciones y peligros que deben evitarse
Los resultados proporcionados por las cuentas nacionales son
ahora una parte familiar de la información económica diaria,
lo que conduce a olvidar cuán extremadamente ambicioso era el
proyecto original y cuánto sigue siéndolo. No es casualidad
que los dos grandes creadores de las cuentas nacionales
modernas (Simon Kuznets de los Estados Unidos y Richard Stone
del Reino Unido) fueron merecedores del premio Nobel de
economía (Kuznets en 1971 y Stone en 1984). Sin embargo, hay
que comprender que, a fin de lograr el objetivo de que un
país resuma toda su actividad económica en un conjunto
coherente de tablas, las cuentas nacionales tienen que
aceptar aproximaciones y adoptar importantes convenciones que
son a veces arbitrarias. Es necesario ser muy consciente de
estos convenios con el fin de evitar algunos inconvenientes.
Los siguientes son algunos de ellos.
La producción interna de los hogares (cocinar, limpiar, hacer
mandados) no está incluida en las cuentas nacionales. La
razón principal es que su inclusión implicaría realizar unas
muy difíciles estimaciones de su valor de mercado. Esto lleva
a la conocida crítica del PIB, que si un hombre se casa con
su cocinera, el resultado es una reducción en el PIB perfectamente cierto, pero el problema es, no obstante,
marginal.
Por otra parte, las cuentas nacionales incluyen una
estimación de la producción de servicios en la forma de
alojamiento de los propietarios de casas por sí mismos. Esto
es llamado "los alquileres imputados" y es bastante difícil
de calcular, ya que no hay una transacción observable
involucrada. Sin embargo, si se decide hacer esta estimación,
la evolución del PIB podría verse afectada por un cambio en
la proporción de hogares propietarios de su propia vivienda.
El PIB incluye el valor agregado de las administraciones
públicas. Sin embargo, parte de la producción de las
administraciones
públicas,
en
realidad,
debería
ser
considerado como consumo intermedio de otras ramas. Las
cuentas
nacionales
asumen
que
los
servicios
de
las
administraciones públicas son empleos finales. Pero en
realidad, las empresas también utilizan los servicios de la
policía y otros servicios colectivos prestados por el
gobierno. Sin embargo, dado que no hay medios para hacer esta
medición del consumo intermedio, es ignorado, y el PIB, por
lo tanto, puede decirse que tiende a sobreestimarse.
La economía informal es medida en las cuentas nacionales,
aunque no siempre de manera adecuada. En principio, la
realización de actividades ilícitas deben ser incluidas en el
PIB, pero esto es difícil en la práctica. Sin embargo, en
Colombia, se hacen estimaciones sobre la economía de la
droga, pero no se incluyen explícitamente dentro de las
cuentas nacionales sino que se manejan a través de un
enclave. Igualmente, se calculan, asumiendo los riesgos que
ello
implica,
las
importaciones
y
exportaciones
de
contrabando.
Los gastos de investigación y desarrollo (I + D) son
considerados por algunos economistas como inversión. Pero en
las cuentas nacionales, la I + D se considera como gasto
corriente, es decir, consumos intermedios y, por tanto, no se
incluyen en el PIB. Sin embargo, es probable que se incluyan
en el futuro, cuando el nuevo SCN de 2008 se ponga en
práctica.
Por otra parte, la versión actual del sistema internacional
de cuentas (SCN 93) contiene la recomendación de que el
software se trate como FBCF (inversión) y no como consumo
intermedio (gastos corrientes), con el resultado de que el
PIB se haya revisado al alza. Esto se debe a que la FBCF
forma parte de la demanda final y, por tanto, del PIB,
mientras que los consumos intermedios no. Lamentablemente, la
aplicación práctica de esta recomendación plantea problemas
porque la mayoría de las empresas no registran sus gastos en
software como inversión, sino como gasto corriente.
Los gastos para la compra de una casa se registran como FBCF,
pero los gastos de los hogares en bienes duraderos, los
automóviles, en particular, se clasifican como consumo. Y,
sin embargo, los servicios prestados por un carro suelen
durar un tiempo bastante largo, aunque, obviamente, no
siempre como los de una casa. Sin embargo, es necesario
trazar una línea entre consumo e inversión.
Puede parecer extraño que el PIB aumenta si hay más
accidentes de tráfico. Esto se debe en parte a una mayor
actividad de los servicios de reparación y emergencia. Por el
contrario, en forma intuitiva a la gente le gustaría que el
PIB
disminuyera
en
tales
circunstancias.
Pero
esto
equivaldría a confundir una medida de la producción (PIB) con
una medida de bienestar, y el PIB no lo es. A lo sumo, el PIB
es una medida de la contribución de la producción para el
bienestar. Hay un gran número de otras dimensiones del
bienestar que el PIB no pretende medir.
Estas convenciones serán evocadas a lo largo de este libro.
Pueden ser sujetas a la crítica, pero no debe perderse de
vista que han sido objeto de largos debates entre los
contadores nacionales y con frecuencia se han adoptado por
motivos prácticos.
Si bien el sistema de cuentas nacionales adolece de las
limitaciones señaladas, no se deben criticar por los
malentendidos acerca de sus objetivos y definiciones. Por
ejemplo, muchas personas no comprenden por qué el PIB no
disminuye como consecuencia de los desastres naturales o
catástrofes (o los ataques terroristas). Esto obedece a una
mala compresión de la definición de PIB, la que, como hemos
visto, mide la producción durante un período determinado. La
gente tiende a confundir el PIB con la riqueza económica del
país. Sin lugar a dudas, grandes calamidades destruyen parte
de la riqueza económica (edificios, casas, carreteras e
infraestructura *), pero en sí mismas, no constituyen una
producción negativa y no contribuyen directamente a una
disminución en el PIB. Una destrucción puede afectar
indirectamente a la producción en una forma negativa o
positiva. Cuando una fábrica es destruida deja de producir,
pero también tiene que ser reconstruida y esto constituye
producción. Por esta razón, paradójicamente, es posible que
una catástrofe natural tenga un impacto positivo (en el
sentido puramente matemático de la palabra "positivo") en el
PIB.
Las observaciones anteriores también deben dejar claro al
lector que el PIB no representa "la riqueza nacional", como
se dice a veces. La riqueza nacional es el balance de los
activos de la nación, mientras que el PIB es un flujo de
producción. A lo sumo, el PIB podría considerarse una medida
de la variación de la riqueza nacional. Pero incluso esto es
incorrecto, ya que el PIB no contiene la totalidad de este
cambio, ya que excluye las ganancias y pérdidas de capital.
Es preferible, por tanto, hablar del PIB como la producción
total durante un período determinado.
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