el cuerpo de cristo

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EL CUERPO DE CRISTO
El Cuerpo de Resurrección de Cristo
INTRODUCCION: Por varias semanas hemos estado estudiando el cuerpo de Cristo. Ninguna serie de
lecciones sobre el cuerpo de Cristo estaría completa sin una lección sobre el cuerpo de Cristo después
de Su resurrección. Esta lección cubrirá las cualidades del cuerpo resucitado de Cristo.
I.
SU CUERPO NO PUDO SER TOCADO POR UN TIEMPO. En Juan 20:17, 27, aprendemos que
Jesús dijo a María Magdalena cuando ella lo vio después que fue levantado de los muertos, “No me
toques,” pero a Tomás le dijo, “…acerca tu mano y métela en mi costado.” Hubo una razón
importante para esto. En ambos, el tabernáculo y el templo, el sumo sacerdote tomaba la sangre del
sacrificio y la rociaba sobre el propiciatorio dentro del Lugar Santísimo en el Día de la Expiación.
Desde el tiempo que él tomaba la sangre en el altar de bronce, hasta el tiempo que rociaba la sangre
sobre el propiciatorio, él no podía ser tocado por las manos de hombres. Después que la sangre
había sido rociada sobre el propiciatorio, él entonces, podía ser tocado. Jesús era el Sumo Sacerdote.
El había sido el Cordero y había pagado el precio por nuestros pecados. Ahora, como el Salvador
resucitado, debe tomar Su sangre, ascender al Padre y rociar la sangre sobre el propiciatorio en el
Cielo. El todavía no había hecho esto cuando María Magdalena lo vio. El había hecho esto cuando
Tomás lo vio. Consecuentemente, El no podía ser tocado por las manos de hombres cuando María
Magdalena lo vio, porque El todavía era el Sumo Sacerdote tomando Su sangre al propiciatorio en
el Cielo. Cuando Tomás lo vio días más tarde, El pudo ser tocado porque había ascendido al Padre,
rociado la sangre en el propiciatorio y finalizado el cumplimiento del tipo del tabernáculo.
II.
SU CUERPO TENIA CICATRICES. Vea Juan 20:25,27. Esta es una cosa extraña. El cuerpo de
resurrección de Cristo tenía cicatrices. Cuando nosotros pensamos del cuerpo nuevo que Dios nos
va a dar, pensamos de un cuerpo que es perfecto- sin cicatrices y sin manchas. Esto es verdad. Todas
las marcas que tenemos serán removidas. De hecho, habrá sólo una Persona en el Cielo con marcas
y esa Persona es el Señor Jesucristo. Parece que Dios deseaba que Su Hijo tuviera cicatrices
eternamente. Esto será para que El pueda mostrarnos y recordarnos constantemente del precio que
pagó por nuestra salvación y de la razón por la que llegamos al Cielo en primer lugar.
III. SU CUERPO PODIA CAMINAR A TRAVÉS DE LAS PAREDES. Lea Juan 20:19, Lucas 24:31.
El cuerpo resucitado de Cristo no tenía necesidad de abrir la puerta. El podía tan solo aparecerse en
cualquier lugar a Su voluntad.
IV. SU CUERPO NO ERA RECONOCIDO FÁCILMENTE. Juan 20:4; 21:4; Lucas 24:16. Cuando El
se apareció a los discípulos cuando estaban pescando, ellos al principio no supieron quien era.
Cuando El caminó en el camino de Emaús con los dos hombres, no fue reconocido hasta que El les
abrió los ojos. María Magdalena supuso que era el hortelano. Algo acerca del cuerpo resucitado de
Cristo lo hacía difícil para sus seguidores reconocerle. Sin embargo, era reconocido. En otras
palabras, el cuerpo resucitado puede ser reconocido, pero no fácilmente por el ojo. Quizá en el
cuerpo resucitado nuestras verdaderas características nos harán reconocibles. Los discípulos de
Emaús dijeron, “¿No ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando
nos abría las Escrituras?” Lucas 24:32.
V.
SU CUERPO TENIA CARNE Y HUESO. Lucas 24:39. Esto es muy interesante. El cuerpo con el
cual nosotros viviremos y en el cual viviremos para siempre tendrá carne y hueso. Recuerden,
nuestro cuerpo será como el de El. El salmista dijo, “Estaré satisfecho cuando despierte a tu
semejanza.” Salmo 17:15b. Juan dijo, “…seremos semejantes a El, porque le veremos tal como él
es.” I Juan 3:2b. ¿Por qué su cuerpo no tenía sangre? Bueno, por una razón, la Biblia dice que “la
carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios.” I Corintios 15:50b. “Porque la vida de la
carne en la sangre está.” Levítico 17:11a. Cuando Dios sopló en el hombre el aliento de vida, El
puso sangre en su cuerpo porque la sangre es la vida del hombre. Cuando el hombre peca, el pecado
vino en su sangre. Es la sangre la que da vida y es la sangre mala que causa la muerte. Por lo tanto,
el cuerpo resucitado de Cristo tenía hueso y carne, pero no tenía sangre. Esto será verdadero en lo
relacionado a los cuerpos resucitados. Es interesante notar qué real nuestros cuerpos serán y qué real
era Su cuerpo. El cuerpo de resurrección tiene carne. Gracias a Dios por la realidad de la eternidad.
El Cielo tiene calles reales de oro y puertas reales de perla; es un lugar real. Tiene caballos,
carruajes, árboles, casas, etc. Nuestros cuerpos serán tan reales como lo son ahora.
VI. JESUS COMIO EN SU CUERPO RESUCITADO. Lucas 24:41-43. De nuevo, esto simplemente
nos muestra la realidad del Cielo. Jesús les probó al comer que no era un espíritu. Esto fue después
de Su resurrección, mostrándonos que también nosotros comeremos en nuestros cuerpos nuevos.
VII. SU CUERPO DESAFIO LA GRAVEDAD. Lucas 24:50, 51. Su cuerpo desafió las leyes normales
de la gravedad. Así como El no estaba limitado a estar afuera de un lugar por causa de las paredes o
puertas, así mismo, Su cuerpo ascendió; la gravedad no lo sostuvo. Esto, pienso yo, será una de las
cosas más excelentes acerca del cuerpo nuevo. Viajará a su voluntad.
VIII. JESUS ERA EN SU CUERPO RESUCITADO, INTERESADO EN DETALLES. Juan 20:5-7.
Esta es una cosa muy interesante. Cuando nuestro Señor resucitó, El tomó tiempo para doblar Sus
ropas y colocarlas en orden. El estaba interesado en detalles, ahora que El había resucitado del
sepulcro. El siempre ha estado interesado en las pequeñas cosas. Cuando El estaba muriendo en la
cruz, El tomó tiempo para decirle a Su madre, “Mujer, he ahí tu hijo.” El también le dijo a Juan, “He
ahí tu madre.” Leemos acerca de esto en Juan 19:25-27. Ahora, en el cuerpo resucitado, cuando se
levantó de la tumba, todavía estaba interesado en cada detalle. El Cristo viviente todavía está
interesado en ustedes y cada detalle de sus vidas.
IX. EN EL CUERPO RESUCITADO, JESUS ESTA SENTADO A LA DIESTRA DEL PADRE.
Ahora, El es nuestro Sumo Sacerdote, sentado a la diestra del Padre, rogando nuestro caso como
nuestro intercesor, como nuestro abogado. Cuando Esteban murió, él dijo que vio a Jesús estando a la
diestra de Dios. Algunos teólogos tienen dificultad de reconciliar el hecho que Esteban lo vio parado
a la diestra del Padre cuando la Biblia dice que Jesús se sentó a la diestra del Padre cuando terminó
Su obra. Esto no es irreconciliable al cristiano que conoce el amor de Cristo Jesús. Jesús se sentó a la
diestra del Padre. Cuando Esteban estaba muriendo y vio a Jesús parado, ¡Esteban estaba siendo
bienvenido a su hogar! “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.” Salmo 116:15.
Jesús está ahora a la diestra del Padre como nuestro intercesor, nuestro abogado, nuestro mediador.
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