BENEFICIOS DE LA FÉ Predica: Pastor Samuel David Mejía 1 JUAN: 5: 4 – 5 Beneficio es algo que recibimos para bien y en la vida uno podría recibir muchas cosas benéficas, como por ejemplo el amor de la madre que es benéfico para los hijos, se dice que la sola caricia de la madre sobre su hijo recién nacido ya es una bendición, así mismo que muchas de las demostraciones de amor practicadas por la madre y el padre para con sus hijos, desde que están pequeños, resultan de gran beneficio para el desarrollo de sus hijos, pues les trae muchas cosas buenas como mayor estabilidad psicológica, mayor confianza para enfrentar los problemas que en el mundo se le presenten, las dificultades, etc. Pero en este momento la intención no es hablar de los beneficios humanos sino concentrarse en los beneficios que trae la fe. ¿Qué es la fe? La respuesta a esta pregunta se encuentra en la Biblia, en el libro de Hebreos en el capítulo 11 verso 1: “es pues la fe, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”, explicarlo no es tan fácil pero a la vez es sencillo, en este caso la fe no es creer en Dios, sino creerle a Dios; la diferencia es que creer en Dios es aceptar que hay un Dios, pero creerle a Dios es aceptar lo que él dice, tomarlo como una verdad y una realidad. Entonces muchas personas creen y aceptan que hay un Dios pero no le creen a Dios, podríamos caer en ese problema incluso los que decimos que somos hijos de él, podríamos creer que Dios existe, que es bueno, maravilloso, verdadero y sin embargo podría ser que en algunas cosas no le creamos. Creerle a Dios, o en otras palabras tener esa fe, o esa seguridad de que Dios dice la verdad aunque no veamos eso con nuestros ojos, o aunque la razón no este de acuerdo con lo que Dios nos dice, porque ahí es donde está el problema para el ser humano, y es que se atraviesa su razón, la cual a veces le dice cosas contrarias a las que Dios le dice al ser humano. Por ejemplo en cuanto al dar Dios dice ”echa tu pan sobre las aguas que después de muchos días lo hallarás”, pero la razón dice ”después que uno eche el pan sobre las aguas, ese nunca regresa, no ve que las aguas van corriendo río abajo”, y es una manera figurada del Señor expresar lo que es de bendición al dar, pero la verdad de Dios es que si diéramos en su momento el Señor lo retorna, la razón humana dice muy difícil que después de haber dado yo algo eso puede volver a mi, si es que para uno tener, se debe es acumular y acumular. Hay muchas cosas como esas, que tienen que ver con el dar, con la vida cristiana, el comportamiento y la conducta, etc. aquí la clave es que podamos creerle a Dios, no creer o aceptar que Dios es real, sino aceptar que Él es real y que lo que dice es verdad, entonces somos beneficiados. Miremos el primer beneficio que se encuentra en 1 de Juan capítulo 5 verso 4: “todo lo que es nacido de Dios vence al mundo, y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” el primer beneficio al que quiero referirme esta noche, no es que sea el primero en sí., pues la palabra no nos habla en un orden cronológico, sino es el primero al que me referiré en este mensaje. Entonces, el primer beneficio es que la fe nos permite vencer al mundo, y eso no es muy fácil, porque cuando lo ponemos en una forma más clara para entenderlo, el mundo al que se refiere la palabra es la sociedad sin Cristo, el resto de la humanidad que no conoce al Señor, que está por supuesto envuelta en sus propios placeres, y en su espíritu de agradarse a sí mismo, en sus propio materialismo y humanismo, que no está interesada para nada en servirle a Dios y que se considera la mayoría. Porque déjeme decirle que la mayoría de la Sociedad no le sirve a Dios, y no porque el Señor no quiera, pues Él ha abierto la puerta para que todo aquel que en el crea no se pierda más tenga vida eterna, pero el Señor Jesucristo mismo lo dijo: “procuren entrar por la puerta angosta, porque ancho es el camino y espaciosa la puerta que lleva a la perdición y muchos van por él, pero angosto es el camino y estrecha la puerta que llevan a la vida y pocos son los que la hallan”, entonces el Señor mismo dice esta gran realidad. Así que cuando hablamos del mundo, estamos hablando de la mayoría de la sociedad que no conoce al Señor, cuando por ejemplo una persona que conoce algo de ética y moral, y tiene un poquito de corazón compasivo, hace lo que hizo alguien hace un tiempo atrás, que alguna persona que iba andando en su motocicleta, un mensajero, se le cayó un paquete con un dinero algunos millones de pesos, y él era sencillamente un mensajero, se cayó el paquete y alguien se dio cuenta de esto lo recogió, se fijo quien erala persona de la motocicleta y lo busco y le entrego el dinero, salo en el periódico, es algo extraordinario que alguien haya echo lago tan heroico, encontrarse unos millones que se le acaban de caer a una persona que es trabajadora y que se gana un salario mínimo, y que si no hubiera a aparecido con ese dinero, podría haber sido culpado de robo, esa es una posibilidad, pero gracias a Dios esa persona con corazón compasivo lo busco, lo halló, lo entregó y mire el periódico local hizo eco del acto tan heroico y tan valeroso y tan extraordinario porque es escaso, si alguien ve que se cae un paquete así, y no tiene estas convicciones de moral, dice “estoy tan de buenas, esto era lo que me hacía falta y ya lo acabo de encontrar gratis” Encontramos, entonces, en esta palabra que ese mundo es la mayoría, y cuando usted le entrega la vida a Cristo, usted va contra la corriente de la mayoría y para poder vencer a la mayoría, deberá enfrentarse a toda una sociedad que crea que usted está loco y equivocado y poder pararse al frente y vencerlo, pero la palabra de Dios dice: “esta es la victoria que ha vencido al mundo nuestra fe”; quiere decir que el primer beneficio de la fe es que podemos vencer al mundo, quiere decir que la persona que le cree a Dios no se doblega ante las presiones de una sociedad sin Cristo, usted sabe que siempre existirá esa lucha, las personas que no conocen a Cristo, comenzando desde la misma casa dijo el Señor, le harán la vida un poquito amarga a aquel que quiera entregarle su vida al Señor y servirle bien, y le van a decir cualquier tipo de cosas, como que le lavaron el cerebro, que se ha embrutecido, y le dicen palabras ofensivas y fuertes, algunos le dice que es idiota, que se deja manejar… Para poder pararse frente a todo esto y vencer a esa sociedad, se necesita fuerza, y ¿sabe donde la consigue? En el Señor a través de la fe, pues esta es la victoria que ha vencido al mundo; si usted quiere ser una persona que pueda vencer la forma de pensar de toda una sociedad de millones y millones de personas, usted tiene que haberle creído a Dios primero, es cuando se le cree a Dios que uno recibe la fuerza para enfrentarse a la corriente de la mayoría, es más fácil seguirle la corriente a la mayoría, nadie le va a poner problema. Por ejemplo, si usted llega a su empresa el día de fin de año la mayoría tiene una ancheta donde van una y dos botellitas de vino, galletas y otras cosas que ponen allí, y luego le dicen que en este fin de año, se debe brindar por ser la última reunión de los empleados en el año, por eso debe usted participar en el brindis por el nuevo año, y probablemente usted sea el único que conoce a Dios de verdad, pues hay otros que lo conocen como a ¡baño de maría! O a ¡fuego lento! Y entonces si usted va a pararse al frente para decir: “gracias, les deseo todas las bendiciones de Dios para el próximo año, deseo que ustedes tengan las mejores cosas, como la felicidad y paz, y que sobre todo encuentren la dicha de ser perdonados de sus pecados, les agradezco la ancheta, si alguno quiere recibir la botellita de vino, yo me llevo lo demás…” de una vez comienzan a decir: “si no quiere vino entonces no se lleve las galletas…”, entonces usted les dice: “muchas gracias, muy amables, entonces aquí les dejo su vino y sus galletas…” pueden pensar o decir que ahora usted les rechaza todo, que ahora es antisocial, que no comparte con sus compañeros, y si ya están algo entonaditos por el alcohol, seguramente empezaran a hacer presión. Para hacer esto se necesita fuerza, porque hay más de uno que se doblega, y dice: “es verdad que la Biblia dice que una o dos copitas no importan” y mentiras porque la Biblia no dice eso, pero ellos argumentan esto para poder escaparse a la presión de los demás y meterse dentro de la corriente, entonces cuando se encuentran un cristiano de verdad le dicen: “usted es que es radical, porque mire a tal que también es de los de usted y él si no pone problema, se tomó las dos copitas y se llevó no solo dos botellas, son que también pidió otras dos para llevar y mire que parece un ángel, apenas brilla, usted es el antisocial, apuesto a que usted es de esas iglesias radicales, ortodoxas, donde la gente es de ese corte, yo no se que tipo de pastor tendrá ” y comienzan a decirle y si es una mujer le dicen: “con razón parece una vieja” y si es hombre “con razón que usted es un antisocial” se necesita tener fuerza para pararse frente a la mayoría y decir ¡NO! Ese es uno de los beneficio de la fe, el que le cree a Dios puede pararse frente al mundo, no importa su contextura física, porque uno no necesita ciertas condiciones para pararse al mundo, uno puede ser pequeño y extremadamente delgado, pero lo que importa en el ser humano no es el cuerpo sino el espíritu, y yo le quiero decir que eso me lo aprendí, hace muchos años, siendo un adolescente, leyendo la historia de la segunda guerra mundial, sabe ¿por qué? Porque en la segunda guerra mundial las naciones occidentales, los famosos aliados, cuya parte más fuerte eran los americanos y los ingleses, gente anglosajona 1.85 – 1.90 bien entrenados, alzando pesas, haciendo ejercicio, de ojos verdes, fileños, blancos, cabello rubio, entonces podían pensar que ellos le ganaban a todo el mundo, que tan solo con llegar y ya los demás estarían asustados; pero habían otros pequeños, cuyo promedio de estatura para estos Japoneses era de 1.65, no que no hubieran más altos, sino que este era el promedio en esa época, y delgados, con los ojitos rasgados, y se podía pensar que ahí estaba su debilidad en que eran pequeños y delgaditos, y estos, casi nos ponen a hablar Japonés a todo el mundo, se metieron a la China, el cual era el de mayor población en el mundo, y los invadieron y les quitaron territorio, luego se vinieron hacia los aliados occidentales, y montados en esos avioncitos, pelearon batallas como las de Pearl Harbor, donde los ubicaron mediante la señal de radio que estos soldados estaban oyendo, fue una de las batallas más vergonzosas para los americanos . Sabe que los japoneses tenían un espíritu tremendo, aguerrido, pues eran personas dispuestas a todo con tal de ganar la guerra, por ejemplo ellos estaban entrenados, y cuando iba la infantería, usted sabe que en las guerras se hacen unas alambradas y cosas que protegen que protegen para que el enemigo no pase al otro lado, y se entrenaban hasta dar la vida para ganar las guerras, ello no le ponían problemas a la vida cuando sus aviones fallaban, si era necesario con avión y todo destruían el objetivo, pues eran pilotos suicidas, tenían espíritu, entonces esto le enseña a uno que en esta vida lo que se necesita no es cuerpo, ni voz, lo que hay que ver es el espíritu con el que una persona vive. Sabe que el Señor nos da este espíritu fuerte cuando le creemos a Él, la palabra de Dios dice que cuando le creemos a Él nuestra fe vence al mundo, nuestra fe nos hace ser fuertes para enfrentarnos a la corriente de la mayoría y decir ¡NO! cuando hay que decirlo, y decir ¡SI! cuando debamos hacerlo, ese es un beneficio de la fe. La fe nos convierte en personas estables, firmes, capacitados, personas con espíritu para enfrentar a todo un mundo, por eso los cristianos genuinos han dado su vida por Cristo cuando ha sido necesario, han preferido morir porque tienen espíritu firme, porque le creen a Dios y a su palabra, ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios? Mientras no creamos a Dios y a su palabra cualquier cosa nos saca de nuestro lugar; como le paso a muchos hombres de Dios que en su momento fueron amenazados, todo cristiano podría ser amenazado en lo espiritual, en lo moral, en cualquier área. Me imagino a la mujer de Potifar que él tenía que hacerle caso a ella de lo contrario lo metería en la cárcel, o lo haría decapitar, y José estuvo dispuesto a que ella hiciera lo que quisiera pero él no pecaría contra Dios, tenía espíritu, pues sabía que eso le costaría, oponerse a las pretensiones de una mujer impía, pero el prefirió pagar con cárcel, porque tenía la fuerza suficiente, le creía a Dios, él mencionó a su Dios cuando esta mujer se le insinuó, él le dijo: “¿cómo pecaría yo contra mi Dios? No voy a pecar contra mi Dios”, se le enfrentó a la mujer de su patrón, y prefirió ir a la cárcel. Si queremos ser personas de coraje, tenemos que creerle a Dios, usted y yo no podemos enfrentarnos a esta sociedad y creerle a Dios sin tener esa fe, y sabe usted que la forma de obtener esa fe es por la palabra de Dios; dicen en el capítulo 10 del libro de Romanos: “la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” esa fe es la que nos hace vencedores, debemos alimentarnos de ella, en todo momento, mañana y tarde. Por ejemplo, muchos hermanos hoy día cuando asisten a una vigilia para presentar alguna petición, no se agradan de que sea oración y sentarse a oír la palabra, sino que esperan que sea una “lunada”, donde se encienda una fogata, o un fogón donde echar un papelito para que sea contestada su petición, pero esto no es cuestión de fogones, es cuestión de rodillas y la palabra, no es que esto sea pecado, a lo que me refiero con esto es a la parte espiritual, no puede ser todo tan simbólico, como que eche un papelito al fuego y con eso y mi petición ha sido respondida; pues sí lo simbólico es bonito y tiene su enseñanza, pero también es necesario poner nuestras rodillas en el piso (en oración) y nuestros ojos en la palabra. Sabe que la iglesia de hoy necesita que volvamos a la palabra, que hayan horas de predicación de la palabra de Dios, que pasemos tiempo oyendo esta palabra, porque sin la palabra de Dios no habrá fe, y si no hay fe no habrá estabilidad, y si no hay estabilidad no habrá Espíritu, y no tendremos con que vencer al mundo; si queremos vencer al mundo necesitamos fe, y si tenemos fe es porque hemos ido a la palabra de Dios. Hay que sacar más tiempo para la palabra, así haya que recortar tiempo del entretenimiento humano; algunos cristianos pueden expresar que si comienzan a leer la Biblia se duermen enseguida, pues hay que buscar la forma de despertar, porque él que está perdiendo es uno, sin palabra de Dios no hay fe, hay gente que cree que con declarar algo y decir que tienen toda la fe del mundo… pero no es cuestión de declararlo porque no podemos pasar por encima de la palabra, cuando en la Biblia dice que la fe viene por el oír la palabra, eso ya está escrito, usted y yo podemos decir todo lo que queramos, pero ya está escrito cómo es ¡es palabra de Dios! En el libro de Deuteronomio, acerca de esto, la Biblia dice: “palabra de Dios en la mañana, palabra de Dios al medio día, palabra de Dios en la tarde, palabra de Dios en la noche al acostarse, palabra de Dios en la mañana… y nunca se apartará de tu boca este libro, sino que de día y de noche meditaras en él”, porque aunque usted y yo leamos la Biblia una vez al año, durante cinco años, si dejamos de leerla por el próximo año, lo que hicimos en esos cinco años ya no nos aprovecha, porque todos los días estamos recibiendo nueva información pecaminosa, de incredulidad de parte de todos los que nos rodean; como ejemplo, nada más debe ir al banco a pagar los recibos de los servicios públicos y lo que usted oye todo es negativo, todo es incredulidad, pueden presentarse quejas como que la plata no alcanza, y eso es mentira, lo que sucede es que muchas personas desean es gastar todos los servicios a su antojo y dejar el dinero para otros “placeres” como ir a beber, a pasear… uno oye que la economía está mal, que el TLC… todo es negativo. Todo el bombardeo que recibimos es de incredulidad, quiere decir que si nosotros no estamos continuamente en al palabra esa incredulidad o eso negativo, nos acosa y nos presiona, y comenzamos a hablar como los demás, así que usted puede escuchar a los hermanos, en la fila de pagar los servicios públicos, en lugar de decir “Gloria a Dios, tengo el dinero para cancelar el recibo” dice que esta de acuerdo con lo que dicen los demás, usted lo encuentra comulgando con los demás, es cristiano y se respalda en la palabra y repite lo que otros dicen, y como él no va a la palabra esa información de incredulidad, lo bombardea y lo condiciona hasta que en lugar de ser una persona que vence al mundo, está con el mundo, y le da la razón al mundo y no le da la razón a la palabra. Porque si fuéramos a la palabra encontraríamos el libro de San Mateo, en capítulo 6, que dice: “no os afanéis por el día de mañana, que comeremos o que vestiremos o que beberemos, ¿no es el cuerpo más que el alimento?, ¿no es la vida más que la comida? Mira las aves del cielo…” si pero eso resulta muy bonito cuando lo leemos cada cuaresma, mientras tanto que se nos olvida decimos como todo el mundo: “hay pobre de mi, eso ni para que buscar trabajo si no hay…” razón por la cual se queda encerrado, ya toda la manera de incredulidad y negatividad lo absorbió, ya no puede o no es capaz de luchar contra el mundo y menos de vencerlo y ¿por qué? Porque le falta la fe que es producida por la Palabra de Dios; pero el que esta en la palabra responde así y si le dicen que no hay trabajo, vuelve a la palabra y dice “si no hay trabajo el Señor me va a alimentar, y yo me voy a inventar uno”, y si le dicen que las empresas están desapareciendo ve esto como una oportunidad para que la suya tenga éxito, porque está creyéndole a la palabra, esta viendo lo que Dios dice como algo real, ¡Está es la victoria que ha vencido al mundo! ¡Nuestra fe ha vencido al mundo! Igual en la vida cristiana, en la vida espiritual, en el servicio al Señor, podemos oír cosas como: “hay hermano no hablemos de tanta santidad que hoy día ya no quedan iglesias que puedan practicar la santidad así como tan al pie de la letra, eso la gente no quiere eso”, si eso es cierto por que está la gente de esta iglesia aquí, el que dice así negativo por que está ahí también en la iglesia, puede decir que es que a él si le gusta, pero por que entonces a otros no le va a gustar. Cómo me van a decir a mi que a la gente no le gusta la santidad, si el cielo está lleno de millones y millones que ya partieron con el Señor y porque vivían en Santidad están allá, hay millones a los que les gustaba y les sigue gustando la santidad por eso están allá. cómo me van a decir a mi que a la gente no le gusta la santidad, si a mi me gusta la santidad y usted también, y hay millones y millones en el mundo que oran: “Señor ayúdanos a mantenernos en santidad”, a la gente si le gusta la santidad, a los cristianos les gusta la santidad, y aún más a los inconversos les gusta la santidad, cuando vienen a la iglesia y oyen un mensaje de santidad y entregan sus vidas a Cristo ¿por qué será?, porque dicen así si me gustaría ser cristiano, a mi me lo han dicho por teléfono después del programa radial, y después de preguntarme si soy el pastor de tal iglesia, me dicen que así si les gusta la palabra y me preguntan por la dirección de la iglesia. Por supuesto que hay muchos a los que les gusta la santidad, a la iglesia de Cristo le gusta la santidad, aquí en la iglesia y en todos los lugares del mundo, también en el cielo gusta la santidad, al Padre Celestial le gusta la santidad, a mi amado Señor Jesucristo le gusta la santidad, al Espíritu Santo le gusta la santidad, al apóstol Pablo, al apóstol Pedro, a usted, a mi, a millones de personas nos gusta la santidad. Y eso de que hoy no se puede vivir en Santidad es una expresión negativa y de incredulidad, al contrario la gente huye de los lugares donde se hable de Dios y no encuentre esto, porque esto es palabra de Dios. ¿Para qué más nos ayuda la fe? ¿Cuál es el otro beneficio? Libro de San Marcos capítulo 11 verso 22 y 23: “respondiendo Jesús les dijo: ten de fe en Dios porque de cierto os digo que cualquiera que dijera a este monte quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que le será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”, la fe nos beneficia en esto también, pues nos da la capacidad de hablar y recibir lo que hablamos porque le hemos creído a Dios, usted sabe que la gente de Dios en todas las épocas de la historia, profetas, hombres sencillos, gente como el apóstol Pedro un pescador de Galilea, que los mismos fariseos decían pero estos no son Galileos ¿cómo los oímos hablar así? Y ¿cómo sucedían todos estos milagros? Y ¿cómo un grupo de personas que a los ojos de los doctores y fariseos, de la gente pudiente dentro de la religión judaica. Cómo este grupito de gente que ellos quizás llamarían infelices, en sus propios términos, (decían que eran hombres del vulgo, y usted sabe lo que esto quiere decir, gente de estrato uno y cero) que no habían estudiado, un grupito de ciento veinte (120) que se quedaron en el aposento alto y de repente les cae aquella bendición, porque déjenme decirles que desde que el Espíritu Santo caiga ahí sobre la vida de una persona, hay no hay nada que ver con que si sabe o no sabe, el Señor al que le servimos sabe mucho. Y en este grupito de 120, les cayó a cada uno, una lengua de fuego sobre sus cabezas, eso lo dice el libro de Hechos capítulo 2, “… y todos comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…” Y todos comenzaron a predicar y entre esos 120 han invadido el mundo entero, que después cuando otros habían recibido el mensaje del Señor ¿sabe lo que decía la gente asustada cuando ellos llegaban? “Que hacemos, porque estos que trastornan al mundo entero también han llegado aquí” y no sabían que hacer, esto mismo preguntaron aquellos cuando estaban debatiendo, los fariseos, los doctores de la ley y de la religión judaica, como podían detener a los discípulos o apóstoles cuando aquel hombre cojo de nacimiento fue levantado, y sabe que preguntaron ellos en medio de este debate: “¿Qué haremos con estos hombres porque de cierto señal manifiesta ha sido hecha por ellos y no lo podemos negar?”, el problema era como los detenían, por lo cual los pusieron en la cárcel, pero un Ángel del Señor vino por la noche y les abrió la cárcel, y les dijo que salieran y se pusieran en pie en medio del templo y predicaran a la gente las palabras de este camino, de esta vida… Cómo los lograrían detener, sabe que uno de ellos que era muy sabio, que tenía luz de la palabra les dijo: “Varones hermanos, mucho cuidado con esa gente, no sea que estemos de pronto luchando contra Dios – les dijo más- porque si esa obra es de los hombres desaparece, no dura nada, pero si esa obra es de Dios no la podréis detener”. Este es el segundo beneficio de la fe que estamos mirando, que el Señor le permite a la gente del tamaño que sea, o de la condición social, la capacidad intelectual, etc. Dios le permite hablar su palabra y recibir las cosas que ha creído que Dios le ha dado. Así que un grupito de 120 iletrados aparentemente se fueron por el mundo e invadieron Roma, Macedonia, Acaya, toda el Asia Menor, Esmirna, (las ciudades importantes), Antioquia de Siria, Antioquia de Picidia, Etiopía, Egipto, el apóstol Pablo habla de sus viajes a España, Italia. En otras palabras el mundo conocido no hallaba que hacer porque 120 personas iletradas los pusieron a correr y no lograron detenerlos, ciento veinte, no se necesitaron mil o dos mil, solo ciento veinte que le creyeron al Señor, cuando les dijo: “quédense en Jerusalén hasta que hayan recibido esa investidura de poder de lo alto, hasta que sean llenos del Espíritu Santo”, y ellos le creyeron a Dios y se metieron en un aposento alto y se quedaron ahí, porque le creyeron al Señor, y en el día de Pentecostés, usted sabe lo que dice la historia: “de repente vino del cielo como un viento recio que soplaba por toda la casa donde estaban…” y de ahí en adelante nadie los pudo controlar, el Sumo Sacerdote, o el Concilio, o los Saduceos, el Cesar de Roma, no los pudieron controlar, no hubo poder humano o del infierno que los pudieran controlar porque esa gente le habían creído al Señor y se movían en fe por todas partes, y Dios se movía poderosamente a su favor. Déjeme decirle una vez más que ese es el segundo beneficio que nosotros tenemos cuando le creemos al Señor, si le creemos al Señor podremos hablar la palabra de Dios y recibir todo lo que Dios dice en ella, no importa que usted sea pequeño, no importa que sean ciento veinte pequeñitos, iletrados, despreciados, de Galilea y del vulgo, hermano cuando Dios se mueve Dios se mueve. Estamos llamados para creerle al Señor, que hace entonces usted amigo, vagando en este mundo que solo le da golpes y golpes, que les disfraza los golpes con una envoltura de chocolate, primero le dice que el baile esta sabroso y al otro día amanece maltratado, enguayabado, sin saber que hacer, sin plata en el bolsillo, con malas cuentas, algunos amanecen en el hospital otros en el cementerio, o con las piernas rotas después de que se tomaron todos sus tragos y se subieron a hacer algunas carreras en sus motocicletas junto al estadio o en la vía, y se estrellaron porque no veían bien… ¿Qué hace vagando en un mundo así? Cuando hay un Dios tan amoroso que lo invita, que lo llama y que tiene los brazos abiertos para que usted le entregue su vida y le sirva a él, se consagre y bote toda mundanalidad y toda impiedad, toda obra del diablo, de las tinieblas y del pecado, aquí no lo invitamos a que sienta bien, lo invitamos a que le sirva a Dios, porque esto no es un juego es en serio, si va a venir venga bien; si usted le cree al Señor, Él le dará la capacidad de vencer al mundo y podrá vencer al pecado y a la maldad, no va a venir para quedarse igualito a como estaba, si era ladrón, impío, pecador…si usted viene, venga creyendo que el Señor le va a quitar todo eso. Prueba de esto somos el pueblo que vive para Dios, al cual Dios nos ha quitado todo el pecado y si lo ha hecho con nosotros lo puede hacer también con cualquiera. Terminaré leyendo en el Libro de Hebreos, y no porque estos sean los únicos beneficios de la fe, sino que debido al tiempo estas son las únicas que miraremos en este mensaje, en el capítulo 11 en el verso 13 en adelante dice: “conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos y creyéndolo y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra, porque lo que estos dicen claramente dan a entender que buscan una patria, pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron ciertamente tenían tiempo de volver pero anhelaban una mejor, esto es celestial, por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad”. La fe nos permite terminar nuestra carrera, este beneficio es muy importante, no importa cuantos años hayan pasado, diez, quince, veinte o quizás treinta años en el camino del Señor, usted no se va a ir envejeciendo espiritualmente, probablemente al cuerpo si se le note el paso del tiempo, pero al espíritu no, en lugar de querer ceder, usted será como Josué, en el último momento de su vida se pondrá en pié y dirá: “ustedes pueden ver a quien servir, porque yo le voy a servir al Señor con toda mi familia”, porque el hecho de que pasen los años no quiere decir que uno se debilita, mire lo que dice la escritura: “conforme a la fe, todos estos ¡murieron!” ósea que perseveraron hasta el último momento de sus vidas y cuando murieron aún no habían recibido lo prometido, pero aún así lo saludaron, lo creyeron, y lo confesaron, y dice que si hubieran estado pensando en la patria de donde salieron, tenían tiempo de volver, pero ello no se devolvieron y ¿por qué? Porque ellos anhelaban una patria mejor, una celestial, quiere decir que el que le sirve al Señor, y le cree a Dios y a su palabra, cree que lo que Dios dice es verdad, tienen suficiente fuerza para terminar la carrera. Yo le doy gloria a Dios cuando después de veinte o treinta años aún veo cristianos perseverando en el camino del Señor, eso es lindo, porque eso prueba que el que le cree a Dios termina su carrera con gozo, no tiene porque ser la historia triste que algunos quieren dibujarle a uno, que una persona que nace de padres cristianos, y que luego a los diez u once años se aburre y ya no quiere continuar con el Señor, y que después a los veinte años ya es totalmente un bloque de hielo, y a los treinta un impío completo, y a los cincuenta un Stalin o un Marx, un enemigo de Dios y de la obra; y NO, no tiene porque ser así, el que le cree a Dios, si nació en el camino del Señor, le da la gloria a Dios, y a los diez ya se quiere bautizar, a los quince ya esta bautizado y predicando, a los veinte ya quiere salir de misionero, a los treinta ya tiene algún fruto para mostrar, y cuando se muera lo hace dándole la gloria al Señor. Nadie nos puede arrebatar de este camino cuando usted y yo le creemos al Señor, nadie nos arrebata de ahí, aún con vientos y mareas, recibiendo y dando, porque no es que en la vida cristiana recibamos y recibamos golpes, nosotros también damos con la espada de la palabra al enemigo para sacarlo de cualquier lugar en que esté, porque estamos en una batalla y es para pelear, cuando el asunto se pone difícil el hijo de Dios se fortalece aún más duro todavía. Estos son los beneficios de la fe.