EL AMBIENTE Ing. JOSE FLORES MAYORI [email protected] El ambiente es el mundo exterior que rodea a todo ser viviente y que determina su existencia. Todos los seres vivos, inclusive los humanos, son parte del ambiente y lo necesitan para vivir. El ambiente se suele denominar también como entorno, medio ambiente o naturaleza. En el ambiente encontramos seres muy distintos, que podemos agrupar en dos categorías: no vivos y vivos. 1. Los seres no vivos, inanimados o inertes: No tienen vida y pertenecen al mundo inorgánico, que quiere decir sin vida o no orgánico. También se los llama abióticos (del griego a = sin y bios = vida). A esta categoría pertenecen seres o elementos fuera de la Tierra, nuestro planeta, y de nuestro entorno terrestre. Seres inertes extraterrestres: pertenecen a este grupo los planetas, el Sol, la luna, los asteroides, los cometas, las estrellas y las galaxias, entre otros. Seres inertes terrestres: pertenecen a este grupo las rocas, los minerales, el aire, el agua, el suelo y la luz, entre otros. 2. Los seres vivos o animados u orgánicos: Son los que tienen vida y que se caracterizan esencialmente por la capacidad de reproducirse. Todo lo relacionado con los seres vivos se denomina biótico, o sea, con vida. A la categoría de los seres vivos pertenecen esencialmente cuatro grupos: las plantas, los animales, los microorganismos, y los seres humanos. Las plantas son muy diversas y existen al menos unas 300 000 especies diferentes sobre la Tierra. Una gran parte son verdes, porque en sus células existen unos granos llamados clorofila, de color verde, y que tienen la tremenda cualidad de producir materia orgánica (glucosa y compuestos derivados de ella) usando la energía del Sol, o sea, la luz, y ciertos elementos del ambiente como el agua (H2O) y el gas dióxido de carbono (CO 2). Los animales se alimentan de materia orgánica producida por las plantas (herbívoros) o de otros animales (carnívoros), y tienen la cualidad de desplazarse de un lugar a otro, al menos la mayoría de ellos. No se sabe cuántos animales existen sobre la Tierra, pero se estima que son de 5 a 30 millones de especies. Los más abundantes son los insectos (moscas, cucarachas, etc.). Los microorganismos son seres vivos muy pequeños, visibles sólo con aparatos especiales llamados microscopios (del griego micro = pequeño, y scopéo = mirar). Pertenecen a este grupo las bacterias, los hongos microscópicos, los virus y las riketsias. La especie humana ha ocupado casi toda la superficie de la Tierra. Su población aumenta continuamente y está creando serios problemas al medio ambiente, a los otros seres vivos y a sí mismo. Los humanos, con su inteligencia, han desarrollado una serie de conocimientos y tecnologías para transformar el medio y adecuarlo a sus necesidades. Han domesticado plantas y animales; han desarrollado conocimientos sobre el uso de rocas, minerales y recursos energéticos; han modificado inmensas extensiones de áreas naturales para dedicarlas a la agricultura, a la ganadería, a la forestería y al establecimiento de ciudades e infraestructura. Es la especie más exitosa de la Tierra y ha ocupado todos los espacios geográficos. LOS NIVELES DE INTEGRACIÓN DE LA MATERIA En el ambiente se pueden reconocer ocho niveles de integración de la materia: 1. 2. 3. 4. 5. Los materiales inertes o inorgánicos: Son la base de todos los seres vivos y están constituidos por los elementos naturales (nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo, azufre, etc.) y sus compuestos inorgánicos, como minerales, rocas, sales y miles de otros compuestos. Los materiales biológicos: Constituidos por proteínas, lípidos o grasas, carbohidratos, ácidos nucleícos, etc. Se integran en la naturaleza a partir de elementos inorgánicos y en niveles de organización cada vez más complejos: célula, individuo, población, comunidad y ecosistema. Estos materiales están formados por moléculas, que son grupos de átomos. La célula: Es la unidad biológica funcional más pequeña. Contiene el material genético (ácido desoxirribonucleico - ADN, ácido ribonucleico - ARN) y la maquinaria biológica (mitocondrias, plastos, ribosomas, etc.). El material genético es la base para la transmisión de los caracteres hereditarios. La maquinaria biológica es la base del funcionamiento de los procesos vitales y de los flujos de energía en los seres vivos. El individuo u organismo: Es un sistema biológico funcional, que en el caso de los seres más pequeños puede constar de una sola célula (seres unicelulares) o de varias células (seres pluricelulares). El individuo se caracteriza por su fisiología y su metabolismo. El metabolismo del individuo comprende el consumo (absorción o ingestión), la asimilación, la desasimilación o catabolismo y la separación. La población: Es un sistema biológico formado por individuos de la misma especie, que viven en un ambiente determinado y en un momento determinado, como, por ejemplo, el número de lobos marinos finos en 6. 7. 8. Paracas. Los individuos de una población no son todos iguales genotípicamente, porque cada uno posee características propias y mutaciones, a veces imperceptibles. La comunidad: Es un sistema biológico funcional que agrupa un conjunto de poblaciones de plantas y animales, que viven en un ambiente determinado, en condiciones ambientales determinadas y en un momento determinado. Así decimos que el lago de Junín es una comunidad, donde viven en íntima relación plantas y animales de características determinadas. El ecosistema: Es una biocenosis integrada a su medio ambiente, o sea, que además de los seres vivos o animados incluye los seres inanimados, en forma interdependiente y donde se produce un flujo de energía. Un ecosistema es la unidad ecológica funcional básica donde todos los componentes del ambiente (plantas, animales, microbios, suelo, agua, aire, energía solar, rocas, minerales, etc.) son interdependientes. La biosfera: Es el conjunto de ecosistemas naturales del mar (hidrosfera) o de los continentes (geósfera), donde es posible la vida. Al resultado de la transformación de la biosfera por la inteligencia humana para actividades agropecuarias, forestales y de infraestructura (comunicaciones, comercio, etc.), se le conoce como noosfera o tecnosfera. LOS FACTORES AMBIENTALES El ambiente y los seres vivos están en una mutua relación: el ambiente influye sobre los seres vivos y éstos influyen sobre el ambiente y sobre otros seres vivos. La forma en que ambos se influencian o condicionan se ha llegado a denominar como factores o condicionantes ambientales o ecológicos. La influencia del ambiente sobre los seres vivos es la suma de todos y cada uno de los factores ambientales. Estos factores determinan las adaptaciones, la gran variedad de especies de plantas y animales, y la distribución de los seres vivos sobre la Tierra. Los factores ambientales se clasifican en inanimados o no vivos y animados o vivos. 1. Factores inanimados o no vivos o abióticos. Entre ellos se cuentan: · Los factores sidéricos son las características de la Tierra, del Sol, de la Luna, de los cometas, de los planetas y de las estrellas, que tienen importancia para los seres vivos. · Los factores ecogeográfícos son las características específicas de un paisaje natural, siendo posible que un factor determinado tenga un campo de acción aún más amplio en cuanto ejerce su influencia en paisajes colindantes. · Los factores físico-químicos son las características físicas y químicas del ambiente y determinan una parte importante de las relaciones ambientales. 2. Factores animados o vivos o bióticos: Son todos los seres vivos. Entre ellos tenemos: · Las relaciones entre los organismos, que tienen una influencia muy variada según provengan de individuos de la misma especie (relaciones intraespecíficas) o de especies distintas (relaciones interespecíficas). · La vegetación (el conjunto de plantas), como proveedora de alimentos, cobertura y refugio, es de fundamental importancia para los animales. · La densidad poblacional, o sea la concentración de los individuos de una misma especie o de diferentes especies en un espacio o área determinada. · Los seres humanos, cuya influencia sobre el medio ambiente es cada vez mayor por el aumento de la población y el desarrollo de la tecnología. ¿QUÉ ES LA ECOLOGÍA? La ciencia que estudia las relaciones entre el ambiente y los seres vivos se conoce como Ecología (del griego oicos = casa y logos = estudio o conocimiento). La Tierra es nuestra "casa grande" y la Ecología estudia lo que sucede en nuestra "casa" y nuestra relación con el ambiente o la naturaleza. Es una ciencia moderna, que trata de descubrir los mecanismos que nos relacionan con el ambiente y de desarrollar formas para controlar los impactos negativos, que pueden conducir a un desastre a la humanidad, por la destrucción de la capacidad de la biosfera de mantener viva a una especie indefinidamente. En la actualidad, la Ecología ha cobrado gran importancia por el incremento incesante de la población humana, a niveles no conocidos anteriormente, y cuyo impacto sobre el ambiente es cada vez mayor. Ya se están sintiendo los síntomas de problemas serios, como el calentamiento de la atmósfera; enfermedades originadas por la contaminación ambiental; destrucción de la capacidad de reciclaje de los desechos por los sistemas naturales, y escasez de recursos, especialmente del agua, a nivel local y regional, entre otros. Hoy la Ecología es una de las ciencias más importantes y de gran proyección. LOS FACTORES AMBIENTALES ABIÓTICOS Los factores ambientales abióticos son aquellos que no son vivos, o sea, inertes, y que pertenecen al mundo físico. Reconocemos entre ellos tres grupos distintos: los sidéricos, los ecogeográficos y los físico-químicos. 1. 2. 3. Los factores sidéricos: Son las características de la Tierra, del Sol, de la Luna, de los cometas, de los planetas y de las estrellas, que tienen importancia sobre el ambiente. El Sol es el proveedor de la energía para la vida sobre la Tierra y sin ella no podría existir ningún ser vivo, ni las plantas ni los animales ni los seres humanos. Los factores ecogeográficos: Son las características específicas de un paisaje natural, siendo posible que un factor determinado tenga un campo de acción aún más amplio en cuanto ejerce su influencia en paisajes colindantes. Los principales son: Los geográficos: la latitud o distancia desde la línea ecuatorial, la altitud sobre el nivel del mar, la presión atmosférica o peso de la atmósfera, las estaciones o la variación del clima durante el año, y la duración del día, con más o menos horas de luz, entre otros. Los orográficos: las cadenas de montañas muy altas, con variaciones del clima con la altura, las laderas de las montañas y su orientación, las planicies, y las barreras naturales impuestas por océanos, grandes ríos o cadenas de montañas, entre otros. Los geológicos: la composición de las rocas, las capas de sal y afloramientos de sal, terremotos, y deslizamientos. Los edáficos: los suelos, donde se incluyen las características físicas y químicas, qué determinan la diferente composición de los suelos. Las características de las aguas dulces: referido a los lagos y lagunas (factores limnológicos), y de los ríos y riachuelos (factores potamológicos). Los oceanográficos: las corrientes marinas, la temperatura, la salinidad y los afloramientos de aguas, entre otros. Los climáticos: la energía solar, la temperatura, las precipitaciones (lluvia, nieve, granizo, garúa y rocío), la humedad atmosférica, la nubosidad, los vientos, y las heladas, entre otros. Desde el punto de vista ecológico, el clima es el factor de mayor importancia para la vida, porque determina la distribución de plantas y animales sobre los continentes y en los océanos. Para la investigación ecológica no sólo es de importancia el macroclima, expresado en regiones climáticas, sino en especial los microclimas, que ejercen su influencia en la capa atmosférica cerca del suelo o en. algunas partes de un ecosistema. Los factores físico-químicos: Son aquellos que determinan una parte importante de las relaciones ambientales, relacionándose directamente con las formas de vida. Son químicos y físicos. Los factores químicos se refieren a las características del medio (gaseoso o aire, líquido o agua, suelo), a la salinidad, a la acidez y la alcalinidad (conocido como factor pH), y a los nutrientes, entre otros. los movimientos del suelo, el fuego, las catástrofes (terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas), las comentes marinas, las características del agua, la corriente de los ríos (tranquilos o violentos), las olas, etc. LA LUZ La luz, que influye sobre los organismos, proviene directa o indirectamente casi exclusivamente del Sol, aunque en las urbes modernas la iluminación artificial tiene una innegable influencia ecológica. Con excepción de algunas bacterias, todos los organismos existentes en la Tierra dependen de la luz. La luz provee de la energía necesaria a las plantas verdes, que poseen clorofila, para la fotosíntesis, a través de la cual se produce la materia orgánica. Los animales herbívoros y carnívoros dependen indirectamente de la luz a través de las cadenas tróficas o alimenticias, porque aprovechan los alimentos producidos por las plantas. ¿QUÉ ES LA FOTOSÍNTESIS? La fotosíntesis es el proceso mediante el cual las plantas verdes combinan el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera con el agua y producen materia vegetal, emitiendo al ambiente oxígeno (O2). Este proceso de las plantas depende de la intensidad y de la calidad de la luz. A mayor intensidad aumenta la fotosíntesis hasta un cierto nivel. La calidad de la luz, o sea, la amplitud espectral, es ecológicamente importante para las plantas, siendo particularmente sensibles las plantas acuáticas como las algas. La luz influye también en el crecimiento de las plantas y en la formación de órganos. La alta radiación ultravioleta destruye materias necesarias para el crecimiento. Por esta causa, las plantas de zonas frías, como la Puna, crecen más lentamente que las de zonas cálidas. Igualmente, la radiación ultravioleta frena la reproducción y mata las bacterias. Por otra parte, la influencia de la luz es importante para la germinación de las semillas y el movimiento de orientación de las plantas hacia la fuente de luz (fototropismo). La fotoperiodicidad, o sea, la duración del día, tiene influencia ecológica sobre las plantas, siendo posible distinguir plantas de día largo, que florecen con más de 12 horas de luz (trigo, espinaca, lechuga, arvejas, etc.); plantas de día corto, que florecen con menos de 12 horas de luz (maíz, algodón, crisantemos, dalias, etc.); y plantas neutrales, sobre las que no influye la longitud del día, como el girasol. En los animales la adaptación a la luz se manifiesta en los órganos de los sentidos, estructurados especialmente para captarla, como los ojos. Por ejemplo, los animales que viven en un ambiente con poca luz o son de actividad nocturna poseen ojos más grandes (lechuzas, chotacabras, felinos, etc.). En plena oscuridad se reducen o desaparecen los órganos captadores de luz, como en el caso de los peces de los fondos marinos, de los habitantes de cuevas (peces cavernícolas), y de los parásitos internos (lombrices, tenias). La luz influye también en la actividad fisiológica de los animales. Algunas especies son activas de día (muchas aves, hormigas y muchísimas otras), otras de noche (lechuzas, muchos murciélagos, felinos), y otras en el crepúsculo o al amanecer. En este caso, la cantidad de luz ejerce una influencia estimulante o frenadora de la actividad. La luz de la Luna, que proviene indirectamente del Sol porque es sólo el reflejo de la luz solar, ejerce influencia también sobre los animales. En los bosques tropicales amazónicos, por ejemplo, se sabe que en las noches de luna llena existe mayor actividad que en las noches sin esa luz. Muchos felinos üaguar, tigrillos) tienen mayor actividad en esos días. De igual forma, muchos pescadores aprovechan esos días para capturar ciertas especies de peces, que salen a la superficie con la luz lunar. Otras especies se reproducen sólo en noches de luna llena. LA FOTOSÍNTESIS El proceso biológico más importante de la Tierra es la fotosíntesis de las plantas verdes. A partir de ésta se produce prácticamente toda la materia orgánica de nuestro planeta y se garantiza toda la alimentación de los seres vivos. De este proceso químico y biológico dependen tres aspectos de suma importancia: Por la fotosíntesis las plantas verdes producen alimentos y materia orgánica para si mismas y para alimentar a los animales herbívoros, y éstos, a su vez, a los animales carnívoros. Se vuelve a utilizar el dióxido de carbono ICO,) producido por los animales y por los procesos de putrefacción o descomposición. De otra manera el CO, saturaría el planeta. Se restituye el oxigeno al aire y se hace posible la respiración. Las plantas verdes poseen en su estructura celular orgánulos especiales denominados cloroplastos, que tienen la cualidad de llevar a cabo reacciones químicas conocidas como fotosíntesis, o sea, de realizar síntesis con ayuda de la luz solar. La fotosíntesis consiste en los siguientes procesos: El dióxido de carbono (CO2 ) es absorbido por los estamos de las hojas, y junto con el agua (H2O), que es absorbida por las raíces, llegan a los cloroplastos, donde con ayuda de la energía de la luz se produce la glucosa (C6 H12 O6). Durante esta reacción se produce oxígeno (O2), que es emitido al aire o al agua y es utilizado para la respiración de otros seres vivos. la fórmula sencilla de la reacción química es la siguiente: 6 CO2 + 12 H2O + energía de la luz = C6 H12 06 + 6 O2 + 6 H2O Esto significa que se usan 6 moléculas de dióxido de carbono (CO2) más 12 moléculas de agua (H2O) más energía de la luz para producir una molécula de glucosa (C6 H12 O6) más 6 de oxígeno (O2) y quedan6moléculos de agua (H2O). A partir de la glucosa (C6 H12 O6) un azúcar muy común en las frutas, se producen la sacarosa, el almidón, la celulosa, la lignina o madera y otros compuestos, que son la base de los alimentos para las plantas mismas y para los herbívoros. Mediante el proceso de la fotosíntesis la energía solar es acumulada en forma de compuestos químicos, que al ser consumidos por los seres vivos liberan esa energía y sirven para mantener los procesos vitales en las células (calor, movimiento, etc.). De la fotosíntesis depende la alimentación de todos los seres vivos sobre la Tierra, incluido el hombre, en forma directa (herbívoros) o indirecta (carnívoros, carroñeros, detritívoros, etc.). Sin plantas verdes no sería posible la existencia ni de los animales ni de los seres humanos. Es más, las fuentes de energía orgánica (carbón, petróleo, gas natural y leña) no son otra cosa que energía solar acumulada y liberada en los procesos de combustión, mediante la cual se mueve en gran parte la sociedad moderna (vehículos, cocinas, fábricas, etc.). Es por esto que el proceso final de combustión de estas fuentes de energía orgánica produce agua y dióxido de carbono. Cuando la combustión es imperfecta o los combustibles orgánicos contienen impurezas la combustión, como la de los motores, produce elementos contaminantes, que pueden afectar al ambiente y a la salud de las personas. LA TEMPERATURA Y LOS SERES VIVOS Además del calor proveniente del exterior, por las radiaciones infrarrojas del Sol, los animales poseen calor propio, proveniente de los procesos de transformación u oxidación de los alimentos. En base a esta producción de calor y a la velocidad de intercambio entre el organismo y el medio, se distinguen animales de temperatura cambiante o "sangre fría", denominados poiquilotermos, y animales de temperatura constante o "sangre caliente", denominados homotermos. Los poiquilotermos producen relativamente poco calor y éste se desprende rápidamente al ambiente. Por esta razón necesitan, para entrar en actividad, el calor ambiental, como es el caso de los reptiles (lagartijas, caimanes, culebras), anfibios (sapos y ranas), e insectos, entre otros. Por ejemplo, las lagartijas de la Puna (Liolaemus spp.) son incapaces de moverse y huír de un depredador antes que el sol caliente el ambiente, y viven bajo las piedras, las matas de pasto, y en las grietas de las rocas, que son lugares más abrigados y donde se protegen. Los poiquilotermos resisten temperaturas desde pocos grados bajo cero hasta más de 500 C; los homotermos pueden vivir también a temperaturas más bajas. Las especies que soportan grandes diferencias de temperatura se denominan euritermas, y estenotermas las que soportan pocas diferencias. La temperatura ambiental es determinante también para la reproducción y el desarrollo. Generalmente a mayor temperatura el desarrollo es más rápido, es decir, el tiempo requerido para una determinada etapa del desarrollo se acorta. La razón está en que a mayor temperatura se aceleran los procesos fisiológicos del organismo. La influencia de la temperatura sobre el proceso de reproducción y el número de descendientes es determinante en muchos casos. Por ejemplo, la maduración de los huevos de la mosca doméstica (Musca domestica) demora 20 días a 20º C y sólo 4 días a 30º C. Asimismo, se ha comprobado que las aves de la Puna ponen menos huevos que sus congéneres de las partes más bajas o tienen un periodo de incubación más prolongado para compensar las bajas temperaturas. La pichisanka o gorrión americano (Zonotrichia capensis) pone un promedio de dos huevos en la Puna y hasta cinco en las partes más bajas, como en la costa. Todo ser vivo, planta o animal, es sensible a una temperatura mínima, óptima y máxima, en forma especial las plantas. Esto determina la distribución de los organismos por zonas cismáticas, debido a las adaptaciones a la temperatura ambiental. Existen animales y plantas propios de las zonas frías y de las zonas cálidas. Las especies de las zonas cálidas no pueden vivir en las zonas frías en forma natural. Por ejemplo, la palmera pijuayo de la selva amazónica no puede crecer en la Puna, por estar adaptada a las zonas cálidas. La trucha es un pez de aguas frías y no puede vivir en aguas cálidas, por eso prospera en las aguas frías de la Sierra. Los animales de sangre caliente u homoterma pueden adaptarse a diferentes ambientes tanto fríos como cálidos, porque regulan su temperatura corporal. Esta cualidad les da una mayor adaptabilidad a distintos ambientes cismáticos y les permite un mayor rango de distribución. Por ejemplo, los cerdos y los vacunos pueden vivir tanto en zonas cálidas como frías, porque logran mantener su temperatura y desarrollaron ciertas adaptaciones a esas condiciones. LAS PLANTAS Y EL AGUA Las plantas están fijadas a un lugar y sujetas a la disponibilidad de agua en el mismo. Aún variaciones muy pequeñas en la disponibilidad de agua pueden tener consecuencias importantes en la distribución de la cobertura vegetal. El agua que absorben las plantas proviene de las precipitaciones (lluvia, nieve, granizo, garúa). Sin embargo, existen plantas que sobreviven del rocío y de la neblina. La absorción, el transporte y la pérdida de¡ agua por evaporación y transpiración dan como resultado el balance hídrico, que puede ser negativo por corto tiempo (marchitez), pero debe ser restablecido en un determinado periodo, pues de otra manera la planta muere. La captación de agua se realiza generalmente a través del sistema radicular con gran superficie de absorción. Por ejemplo, todas las raíces de una planta de trigo llegan a unos 100 km de longitud. Las raíces también se ramifican más al llegar a zonas más húmedas del suelo. La absorción del agua, por lo demás, sólo es posible si existe una diferencia de nivel entre la planta y el suelo, siendo decisiva la presión osmótica. Las plantas aéreas, como las epífitas, son capaces de absorber agua a través de pelos absorbentes y células especiales en las hojas, como las achupallas o bromeliáceas (Tillandsia spp.) del desierto costero, que absorben agua atmosférica a través de pilosidades en las hojas. Otras achupallas o bromeliáceas almacenan el agua en "cisternas" formadas por la disposición de las hojas. Tal es el caso de las bromeliáceas epifitas de los árboles de la selva amazónica, algunas de las cuales son capaces de almacenar varios litros de agua entre las hojas. También los líquenes, musgos y ciertas algas absorben el vapor de agua del aire. La transpiración o pérdida del agua es regulada a través de muchas formas o adaptaciones: Epidermis coriácea o muy dura, muy característica de las plantas del desierto. Pilosidad, serosidad, estomas profundos, hojas enrolladas, y otras formas que mitigan el impacto del calor. Reducción o desaparición de las hojas, como en los cactos, en los que las hojas se han transformado en espinas. Pérdida temporal de las hojas (caducifolias), que es muy común en regiones de sequías prolongadas. En algunas plantas se presenta una eliminación activa del agua a través de ranuras especiales en el borde de las hojas. Según la adaptación de las plantas a zonas con determinadas condiciones de agua se distinguen: 1. Higrófitos: plantas de zonas siempre húmedas, como las de los bosques amazónicos. Un ejemplo muy claro es la palmera aguaje, que crece en las zonas pantanosas amazónicas. 2. Tropófitos: plantas de zonas con climas de humedad cambiante, o sea, alternancia entre épocas húmedas y épocas secas. Es el caso de los musgos, de los líquenes, y de las bromelias o achupallas, entre muchas otras. Estas plantas logran soportar largos periodos de sequía reduciendo su actividad al mínimo. Uno de los ejemplos es el alga de los desiertos costeros (Nostoc commune), que en verano parece un polvo negro sobre la arena y en invierno absorbe agua y tiene consistencia gelatinosa. 3. Xerófitos: plantas de zonas áridas y cálidas. Por ejemplo, los cactos, que han desarrollado defensas especiales para evitar la pérdida de agua (hojas en espinas, una cutícula gruesa). 4. Hidrófitos: plantas que necesitan estar en constante contacto con el agua, como las algas, y que mueren fuera de ella. Todas las plantas acuáticas pertenecen a este grupo. LOS ANIMALES Y EL AGUA La captación del agua por los animales puede ser bebiéndola o ingiriendo alimentos húmedos o a través de la superficie del cuerpo. Algunos tienen la capacidad de retener en el cuerpo el agua metabólica, resultante de la oxidación de los alimentos, como el "pescadito de plata" o lepisma, que vive en las casas y que nunca bebe agua, porque la obtiene del proceso oxidativo de la celulosa que consume. La pérdida de agua se produce por excreción (sudor), defecación (orines) y evaporación. El balance hídrico depende también del medio ambiente, es decir, de la humedad, la temperatura, el viento y la humedad de los alimentos. La vitalidad de los animales está sujeta en gran parte a la capacidad de soportar cambios en el balance hídrico y a la facultad de evitar cambios perjudiciales mediante dispositivos de protección o procesos de regulación. Según el rango de adaptación a zonas de mayor o menor humedad se distinguen grupos de animales de distinta tolerancia: 1. Acuáticos: que deben estar bañados continuamente por el agua y vivir en ambientes acuáticos. Pertenecen a este grupo los peces, algunos anfibios (ranas y sapos acuáticos y sus larvas o renacuajos), ciertos mamíferos (ballenas, delfines y cachalotes) y muchísimos invertebrados (estrellas de mar, erizos, malaguas, etc.). 2. Mesófilos: que tienen cierta defensa contra la evaporación, como los caracoles, las arañas y muchos insectos, pero siempre necesitan de un ambiente húmedo para mantener el agua en sus cuerpos. 3. Higrófilos: que necesitan alta humedad ambiental, como las babosas, los chanchitos de humedad, las lombrices, etc. Sin un ambiente muy húmedo no logran sobrevivir. 4. Xerófilos: con defensas especiales contra la evaporación, como son cutículas y caparazones, o que asimilan continuamente agua a través de los alimentos. Este es el caso de las aves, de los reptiles (tortugas) y de la mayoría de los animales terrestres. En esta categoría existen muchas variantes. Algunos animales están más adaptados a los ambientes secos que otros. Los animales del desierto costero pueden vivir con una mínima cantidad de agua, que obtienen sólo a través de los alimentos, sin beber agua durante mucho tiempo o nunca. La perdiz de las lomas costeras (Nothoprocta pentlandi) obtiene el agua indispensable comiendo bulbos jugosos de ciertas plantas. Los caracoles de las lomas costeras (con 9 meses de sequedad) se refugian debajo de las piedras, sellan la entrada y pasan el periodo seco sin actividad. Este proceso se llama estivación. El cuerpo de los animales y del hombre está constituido en un 75% o más de agua. Por ejemplo, del cuerpo humano no menos del 75% de su peso es agua, la cual tiene que ser renovada continuamente a través de la bebida y de los alimentos. El ser humano puede resistir pocos días sin beber agua, porque los procesos vitales de su organismo se paralizan y se produce la muerte. En el caso de las malaguas y las medusas, que viven en el agua marina, su cuerpo contiene hasta 99% de agua, por eso su carácter gelatinoso. IMPORTANTE: En conclusión, sin agua ni los humanos ni los animales ni las plantas podrían existir, porque es parte constitutiva del protoplasma celular y sin ella no es posible la circulación de los nutrientes. Ya desde muy antiguo se estableció el dicho "sin agua no hay vida" y "toda vida viene del agua". LAS RELACIONES ENTRE ORGANISMOS DE LA MISMA ESPECIE Las relaciones entre organismos de la misma especie se refieren esencialmente a la reproducción y al mantenimiento de la especie. Entre ellas tenemos: 1. Las relaciones entre sexos opuestos: Pueden ser cortas, porque los productos sexuales son vertidos libremente al agua y las crías son independientes de los padres; o más intensas cuando los individuos se encuentran directamente para la cópula. 2. 3. Las agrupaciones casuales o agregaciones: Se dan entre individuos de la misma especie, sin o con muy poca trascendencia ecológica. Tal es el caso de¡ transporte pasivo por el viento y el agua, frecuente en las orillas del mar y de grandes nos, o de reuniones casuales ocasionadas sólo por factores externos en una fuente de luz, en las aguadas o bebederos, en árboles con frutos o flores, etc. La asociación o sociedad: Es la relación permanente o temporal de individuos de la misma especie. La vida en sociedad ofrece múltiples ventajas para el individuo, como la defensa común, la búsqueda en común del alimento y mayor rendimiento por división del trabajo. Las asociaciones de relación hacia los descendientes se refieren a todas las medidas que toman los progenitores para asegurar el desarrollo de los descendientes (previsión para la cría o crianza). En muchos casos la relación con los descendientes continúa por un tiempo mayor e incluye el transporte de las crías (marsupiales, como las mucas o huarishaucas o calachupas); su alimentación y limpieza lamiendo o alejando los excrementos (perros, zorros, aves, etc.); el enseñar a las crías a cazar y comer (patos, gallinas, felinos), etc. Las agrupaciones familiares, que tienen su origen en la relación de los progenitores o padres con sus descendientes o crías. Las colmenas son una forma especial de la familia donde los individuos se caracterizan por diferenciaciones morfológicas y fisiológicas para diferentes tareas, como la reproducción (reinas y zánganos), la alimentación (obreras), la protección (soldados), la construcción, etc. Es muy común entre abejas, avispas, hormigas, y comejenes o termitas. La agrupación de individuos de la misma especie puede producir tres efectos: cooperación, competencia e interferencia. a. La cooperación es una relación favorable al individuo y al conjunto para la alimentación, la defensa, el trabajo, etc. Es el típico caso de las colmenas (abejas, avispas) y de los grupos familiares o clanes (vicuña). b. La competencia se da cuando los individuos compiten por el espacio o el alimento necesario para otros, con variadas consecuencias para el individuo (la migración, la desnutrición, la falta de protección, el decaimiento, el estrés y hasta la muerte). Es muy común entre especies territoriales, o sea, que defienden un territorio, como en el caso de la vicuña en que un macho adulto (jaiñachu) posee un promedio de 6 hembras y defiende su territorio contra otros grupos familiares, y los machos que no poseen un territorio con hembras. c. La interferencia se da cuando los individuos se hacinan en un espacio estrecho, con consecuencias síquicas y fisiológicas (luchas, amenazas, heridas y muerte). Por lo general se produce por el aumento de la población en un espacio limitado y con escasa disponibilidad de alimentos. MUTUA TOLERANCIA Y CONVIVENCIA En muchos casos los organismos viven juntos y se toleran mutuamente, sin hacerse daño. En este caso la relación se denomina sinequia. Por ejemplo, existen aves que anidan cerca de nidos de avispa, como el shipilico o papamoscas amarillo (Tyrannus melancholicus, Tyrannidae). Otros animales conviven en la misma madriguera con otras especies, tolerándose. Se dice que la serpiente shushupe y el majaz de la selva viven en la misma madriguera sin causarse daño. En otros casos varios tipos de plantas crecen sobre otras y las utilizan como soporte, favorecidas por la materia orgánica que se acumula sobre los troncos y ramas de la portadora. En este caso la relación se denomina epifitismo. Son muy conocidos los casos de epifitismo en las bromelias o achupallas, orquídeas, musgos y líquenes, que viven sobre árboles. La relación puede ser más estrecha como cuando una especie vive en los espacios corporales de otra. Ciertas hormigas tropicales viven en huecos de árboles (cetico, tangarana) y defienden a su árbol hospedero. Algunos peces viven dentro de los pepinos de mar (Holoturoideos), sin parasitarios ni producirles daño alguno. Cuando una especie se deja transportar temporalmente por otra, la relación se denomina foresia. Son conocidos los casos de ácaros que se prenden de insectos para dejarse transportar; la larva del coleóptero Meloe se prende de abejas para llegar a la colmena y continuar allí su desarrollo. La relación mutua en que una especie participa de¡ alimento de otra se denomina comensalismo. Estos casos son muy frecuentes. Los pumas cazan la presa (vicuña, taruca) y los zorros y los cóndores consumen los restos; el pelícano pesca y la gaviota le arrebata la presa, hasta posándose sobre su cabeza; los humanos conviven con las moscas y las cucarachas, que se alimentan de los restos que ellos dejan. Existen hormigas "ganaderas", que cuidan a pulgones de plantas, los cuales a su vez producen un líquido dulce, que sirve de alimento a aquellas. Ciertos comensales acompañan al cazador para participar de su alimento. Una forma especial de relación entre dos especies es la formación de agallas, que son proliferaciones de tejidos en las plantas provocadas por organismos extraños, tanto plantas como animales. Muy comunes son las agallas provocadas por insectos (avispas, moscas, hormigas) en las ramas y hojas de plantas, que pueden transformarse en una plaga y afectar a la planta. Las avispas, moscas y hormigas se introducen en el tejido de la planta o ponen allí sus huevos, y la planta reacciona formando una especie de tumor o proliferación de tejidos, para defenderse de la agresión. Generalmente, las agallas indican una relación trófica entre la planta y el organismo, estando entre el parasitismo y la simbiosis. Las larvas se alimentan del tejido vegetal de la agalla, sin afectar a otras partes de la planta. ASOCIACIÓN INDISPENSABLE DE BENEFICIOS MUTUOS Cuando dos organismos viven permanentemente juntos y se favorecen mutuamente, con un grado de dependencia muy variable, y pertenecen a especies o grupos sistemáticos muy distintos la relación se denomina simbiosis (del griego sim = juntos y bios = vida). Esta forma de cooperación mutua está muy difundida en la naturaleza. Las simbiosis intracelulares con algas se presentan entre invertebrados acuáticos y algas. Los animales hospederos viven en parte de la absorción de las algas muertas y utilizan el oxígeno producido por éstas; las algas, en cambio, aprovechan el CO2 producido por los animales. Los líquenes son una simbiosis entre un hongo y un alga. En este caso el alga produce oxígeno y materia vegetal, porque tiene capacidad fotosintética, y el hongo aprovecha el oxígeno y la materia vegetal de¡ alga, mientras el alga aprovecha la humedad captada por el hongo y vive de sus detritos. La asociación es tan fuerte que ninguno de los dos puede existir en forma separada del otro, y han formado un grupo taxonómico especial de plantas. En las plantas superiores es común la simbiosis con hongos y bacterias. Ciertos hongos (Mycorrhiza) rodean las raíces de árboles y penetran en las capas celulares externas, proveyendo al árbol de agua y sales, y aprovechando la savia, siendo imprescindibles para el crecimiento. En las leguminosas son característicos los nódulos en las raíces, que albergan bacterias (Rhizobium), capaces de captar nitrógeno de¡ aire y hacerlo aprovechable para las plantas, pudiendo estas crecer en suelos pobres en dicho elemento. Esta relación es tan importante que casi todas las proteínas vegetales provienen de este tipo de cooperación. Los helechos acuáticos del género Azolla, muy comunes en lagunas y pantanos de todo el país, están asociados a un alga (Anabaena) fijadora de nitrógeno, por lo que son utilizados como mejoradores del suelo y como forraje. Las simbiosis en el intestino con bacterias y protozoarios para digerir ciertas sustancias son muy comunes. Las bacterias cooperan en la digestión de los alimentos, siendo imprescindibles aquellas que, con ayuda de enzimas, logran descomponer las fibras vegetales y las hacen absorbibles, ubicándose en los intestinos y ciegos de vertebrados (equinos, roedores y muchas aves) y en la panza de los rumiantes (vacas, por ejemplo). La misma función cumplen ciertos protozoarios (flagelados y ciliados, como los Entodinium) en el intestino de termitos y comejenes para digerir la madera. Los casos de simbiosis entre animales y plantas superiores se producen generalmente para alimentar a aquellos y para la reproducción de éstas. La relación más clara es aquella entre animales polinizadores (abejas, mariposas, picadores, murciélagos, etc.) y las plantas con flores. Estas están estructuradas en tal forma que al extraerse el néctar y el polen, una parte de éste es transportado a otras flores para polinizarlas. La atracción para los polinizadores se produce por colores y olores. Ciertas plantas no logran reproducirse si no cuentan con el polinizador específico: si este se extingue la planta también se extinguirá. La simbiosis entre animales también se presenta. Por ejemplo, hay cangrejos que conviven con anémonas de mar para protegerse y otros dejan crecer sobre su caparazón esponjas y ascidias para protegerse y camuflarse. El ser humano también tiene relaciones simbióticas con bacterias, que viven en el Intestino y ayudan a digerir los alimentos. Al tomar antibióticos se destruye esta "flora Intestinal" y se perturba el proceso digestivo. 1. 2. DEPREDACIÓN Y PARASITISMO Depredador y presa: La relación entre un animal, el depredador, que utiliza a otro, la presa, como alimento y lo mata se denomina episitismo. La relación depredador-presa puede ser muy variada e Implica una serie de adaptaciones morfológicas en el depredador (garras, colmillos, visión aguda, ventosas, velocidad, etc.). Entre los depredadores y las presas existe una relación numérica: las poblaciones de presas y depredadores varían periódicamente; si aumenta el número de presas, aumenta el número de depredadores y viceversa, pero nunca el número de los depredadores puede ser mayor que el de las presas. Por ejemplo, el depredador natural más importante de la vicuña es el puma andino, que caza vicuñas adultas. El zorro andino o atoj también caza vicuñas, pero mayormente crías, porque los adultos tienen la posibilidad de defenderse. En un área determinada nunca podrá haber más pumas y zorros que vicuñas, porque ésta, la presa, se extinguirla. Parasitismo: Cuando la relación es entre un organismo (parásito), generalmente más pequeño, que utiliza a otro (hospedero) como fuente de alimento (sustancias orgánicas o alimentos ingeridos) sin matarlo, al menos en forma inmediata, se la conoce como parasitismo. Los parásitos, por lo general, pasan por una metamorfosis muy complicada y pueden reducir ciertos órganos (extremidades, visión, etc.), especialmente en los casos de parasitismo 'interno. El parasitismo puede ser de varias clases: Ectoparasitismo: Cuando el parásito vive u obtiene su alimento en el exterior del hospedero. Son ejemplos muy característicos las pulgas, los piojos, el vampiro, el zancudo, los mosquitos, el pique o nihua, el isango o gapa, etc. Endoporasitismo: Cuando el parásito vive en el interior del hospedero y se alimenta de alimentos ingeridos o de sustancias orgánicas de éste (sangre, tejidos). los endoparásitos debilitan al hospedero y le causan enfermedades. Existen muchos especies de endoparásitos: la triquina vive en los músculos de animales carnívoros, omnívoros y del hombre; las tenias, los nematelmintos y otros gusanos parásitos viven en el intestino de los seres humanos y de muchos animales; el plasmodio de la malaria vive en los glóbulos rojos de la sangre y es transmitido por los zancudos, etc. los endoparásitos pueden ser seres microscópicos (bacterias, virus, hongos, protozoarios, etc) o muy grandes, como la tenia solitaria, que puede llegar a tener varios metros de longitud y vive en el intestino de los animales y del hombre. Parasitismo social: Cuando el parásito ocupa el nido de otra especie y deja criar su prole por el hospedero. Un caso típico en la costa peruana es el del tordo parásito o mirlo negro (Molothrus bonariensis), que pone sus huevos en los nidos de otras aves, especialmente la pichisanka (Zonotrichia cupensis), y deja criar sus pichones por éstas. Las colmenas de abejas tienen también parásitos (como insectos del género Meloe), que dejan criar sus larvas por aquellas. LA VEGETACIÓN COMO FACTOR ECOLÓGICO Las plantas, como proveedoras de alimentos, cobertura y refugio, son de fundamental importancia para los animales. Sólo en zonas con cobertura vegetal (aunque sean sólo hongos, helechos, algas, bacterias, musgos y líquenes), puede existir vida animal permanente. En las zonas áridas y frías, al disminuir la cobertura vegetal, disminuye también la vida animal. Generalmente la oferta de alimento vegetal es suficiente para los animales, existiendo un equilibrio mutuo entre plantas y animales herbívoros. Al disminuir la cantidad de plantas, por alteraciones de tipo climático (sequías) o por desmesurado aumento de las poblaciones de animales (sobrepastoreo) o por la actividad humana (tala y quema), las consecuencias generalmente son calamitosas para las poblaciones animales. Al disminuir o eliminarse la cobertura vegetal, disminuyen también las posibilidades de alimento, y ocurren fenómenos negativos para los animales por la falta del mismo, como el desarrollo de los individuos es más lento, por menor cantidad de alimentos; los individuos tienen menor tamaño, por la escasez de alimentos; y baja la tasa de reproducción. Por ejemplo, después de 5 años de sequía (1 974-1979) en Pampa Galeras (Ayacucho) en la población de vicuñas hubo 82% menos crías que en años de buenas lluvias. También proliferan enfermedades por el debilitamiento de los individuos, y aumenta la tasa de mortalidad. En otros casos las especies se extinguen totalmente por pérdida de su hábitat. Las plantas verdes, por su capacidad fotosintética, producen alimentos y oxigeno, que son aprovechados por los animales herbívoros. Sin las plantas los animales no podrían existir, porque éstos no son capaces de producir sus propios alimentos. La vegetación, tanto terrestre como acuática (algas, totorales, etc.), juega un rol importante, especialmente en proveer alimentos diversos; lugares de refugio, donde los animales se ocultan, y lugares de descanso, nidificación y cobertura. A mayor o menor densidad de vegetación y variedad de plantas presentes en un área existe mayor o menor densidad y variedad de animales. Los bosques tropicales amazónicos, que al tener una muy alta densidad y variedad vegetacional, también presentan una muy alta variedad de especies animales de todo tipo. En una hectárea de bosque amazónico existen hasta 600 especies de árboles distintos y, en relación a ello, también miles de especies de animales, que viven allí en varios estratos (raíces, troncos, coronas, etc.). Por el contrario, en el desierto costero existe muy poca vegetación (algas, tillandsias, etc.) y, en consecuencia, la variedad de animales es también muy baja. En condiciones normales no se produce un daño intenso a la vegetación por sobrepastoreo, porque las especies silvestres de animales controlan su población en forma natural. En el caso de las especies domésticas, manejadas por los humanos, el fenómeno del sobrepastoreo juega un rol importante y es, con frecuencia, causa de la destrucción de las pasturas naturales por excesivo pastoreo y falta de manejo. Un ejemplo muy típico es el caso de las pasturas altoandinas: existe sobrepastoreo y la cobertura vegetal disminuye, produciendo erosión de los suelos y baja en la producción. LA DENSIDAD POBLACIONAL COMO FACTOR ECOLÓGICO Toda especie animal o vegetal puede desarrollarse en un determinado espacio en forma óptima sólo con una población en equilibrio con su ambiente. Este equilibrio es determinado principalmente por la cantidad de alimentos disponibles. Cuando existe un exceso poblacional, o sea mayor cantidad de individuos y menor disponibilidad de alimentos y de espacio, se producen diversos fenómenos de control natural para restablecer el equilibrio entre la oferta de alimento y la población. Los fenómenos más importantes de control natural de la población en un espacio determinado son los siguientes: Desarrollo lento: Ante la falta de alimentos y espacio suficiente los individuos se desarrollan en forma más lento, lo que contribuye a balar o disminuir el aumento poblacional al retardarse los procesos reproductivos o tener menor número de crías. Disminución del tamaño: En muchos casos el tamaño de los individuos disminuye y también el peso de los mismos. Esto es simplemente por la falta de alimentos que no permite un desarrollo normal. Baja fertilidad: El número de crías disminuye por el debilitamiento de las madres o por la mayor mortandad de las mismas al no disponer de alimentos suficientes. Es frecuente el caso de abortos y de reabsorción de fetos por el debilitamiento de las madres. En Pampa Galeras (Ayacucho), después de cinco años de sequía, el porcentaje de crías de la vicuña disminuyó en un 82%. Aumento de la mortalidad: Por debilitamiento de los individuos de la población, al faltar alimento, la incidencia de enfermedades aumento y, también, el número de muertos. Emigración: Si es posible y si las condiciones de¡ área lo permiten, una porte de la población se traslada o migra a otras partes en busca de mayor espacio y alimentos. Por ejemplo, el guanaco realiza migraciones entre las lomas costeras en invierno, cuando éstas están verdes, y las vertientes occidentales andinas, cuando éstas tienen pastos en el verano por los lluvias en la Sierra. Colapso de la población: Cuando las condiciones ambientales son alteradas en forma muy significativa (destrucción de los pastos, de los bosques, catástrofes, epidemias, etc.) se puede producir el colapso de la población en un área determinada y su desaparición total. Cuando una especie sólo vive en un ambiente determinado y éste es alterado la especie se extingue. De esta manera, y en forma natural, disminuye la densidad poblacional hasta encontrar nuevamente el punto justo de equilibrio entre la disponibilidad de alimentos y el número de individuos, contribuyendo otros factores como los depredadores, los concurrentes o especies que compiten con otras, los parásitos, etc. En la densidad poblacional también pueden influir factores químicos, como la acumulación de sustancias de desecho (excrementos, cadáveres, etc.), especialmente en los animales acuáticos (peces, protozoarios) y en los terrestres de poco desplazamiento. Otros animales reaccionan en forma muy sensible ante perturbaciones de tipo mecánico y síquico de otros individuos, entre ellos el desgaste energético para defender un territorio, como en el caso de la vicuña, que es una especie territorial donde un macho defiende un área con sus hembras. A mayor densidad de población en un espacio determinado, el desgaste físico y síquico para defender el territorio aumentará. LA ESPECIE HUMANA COMO FACTOR AMBIENTAL La especie humana, a pesar de su gran desarrollo técnico, forma parte de¡ medio ambiente, pues depende de él para vivir. Sin el medio ambiente o la naturaleza los seres humanos no sobrevivirían, pues su dependencia de los seres del ambiente, tanto animado como inanimado, es total para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda, cultura y recreación. Los seres humanos necesitan del aire para respirar, pues sin el oxigeno morirían en pocos minutos; del agua para calmar su sed, lavar y cocinar sus alimentos; de las plantas para alimentarse, obtener madera y medicamentos; de los animales para obtener alimentos, lana, cuero y otros productos; del suelo para cultivar y cimentar sus viviendas; y del Sol como fuente de calor y de energía, porque el petróleo, el gas, la leña y otras fuentes energéticas no son más que energía solar acumulada. A pesar que el ser humano es parte del medio ambiente y depende de él, con su desarrollo industrial está causando un impacto cada vez mayor en la naturaleza y produce alteraciones funestas como: 1. La destrucción de los bosques; con la tala y quema de los bosques desaparecen miles de especies y el hábitat de muchas otras es reducido. En el Perú se han destruido casi la totalidad de los bosques de la costa y unas 6 millones de hectáreas en la selva alta y baja. El ritmo de destrucción de bosques es de unas 250 000 hectáreas por año en la selva. 2. El exterminio de plantas y animales por la extracción exagerada; la tala y quema de los bosques, y otras actividades. En la actualidad decenas de especies de plantas y animales están en peligro de extinción y algunas, como la chinchilla, se han extinguido para siempre en nuestro territorio. 3. La contaminación del agua, del aire y del suelo por los desechos tanto del hogar como industriales. La mayor parte de los ríos costeros están fuertemente contaminados por las actividades mineras, los pesticidas y los desechos de las ciudades. La fauna acuática, como el camarón de río, va desapareciendo paulatinamente. 4. La erosión de los suelos agrícolas y la pérdida de fertilidad de los mismos por prácticas no adecuadas, que reducen la producción de alimentos y comprometen la seguridad alimentarla de las generaciones futuras. En la costa el 50% de las tierras agrícolas está afectado por procesos de salinización; en la Sierra el 60% de las tierras está siendo afectado por la erosión; y en la selva cerca de 4 millones de hectáreas han perdido su fertilidad. 5. La pérdida de recursos genéticos de plantas y animales domésticos y de sus variedades adaptadas a las diversas condiciones ambientales. El Perú es un país con gran diversidad de especies y variedades domésticas de plantas y animales: posee 128 especies de plantas nativas domesticadas y cuatro especies de animales nativos domésticos (alpaca, llama, cuy y pato criollo). De algunas especies se tienen decenas y hasta miles de variedades, como en el caso de las papas. La pérdida de variedades es muy intensa. EFECTOS DE LA ACCIÓN DE LOS FACTORES AMBIENTALES Tanto para plantas como para animales los factores ecológicos tienen tres tipos de efectos: de orientación (atracción o repulsión), de cambio (acción modificatoria) y de limitación. 1. Efecto de orientación: Este efecto es mucho más importante en los organismos de libre movimiento que en los sésiles. Los organismos sésiles o fijos, que son la mayoría de las plantas y muchos animales acuáticos, reaccionan a la atracción o repulsión de los factores ecológicos sólo con el movimiento de determinadas partes, como en el caso de los tropismos. ¿QUÉ ES EL FOTOTROPISMO? El fototropismo es la orientación hacia la luz, como en las plantas verdes. El geotropismo es la orientación hacia el suelo, como las raíces de las plantas. El hidrotropismo es la orientación hacia el agua, como las raíces de las plantas, que se orientan hacia el agua. En los organismos de libre movimiento se producen desplazamientos locomotoras dirigidos a buscar condiciones favorables o a evitar condiciones desfavorables. Los movimientos de estos organismos pueden ser: limitados, de pocos centímetros en animales pequeños; amplios, en espacios grandes, como el cóndor y los gallinazos que peinan extensas áreas y pueden ubicar la carroña desde vahos kilómetros de distancia; y periódicos, con migraciones estacionases o anuales. Muchas aves del Ártico llegan a nuestro país para pasar el verano y huir del invierno. 2. Efectos de cambio o modificación: La adaptación a los factores ecológicos produce cambios en los organismos, que pueden ser modificatorios o genéticos, dando como resultado las diferentes formas de vida. Los cambios modificatorios sólo se refieren a características externas o al fenotipo y pueden ser muy importantes desde el punto de vista ecológico. La reacción de los organismos ante los factores ambientales depende a menudo de¡ tiempo de permanencia en dichas condiciones, como en el caso de la aclimatización. Los cambios genéticos se originan en la sucesión de generaciones de una población por mutantes seleccionados naturalmente. En este caso los caminos son dos: (1) de adaptación, es decir, una mayor tolerancia ante los factores como, por ejemplo, adaptación a la temperatura, al aire seco o húmedo, a la altura, etc.; y (2) de emancipación, es decir, aislamiento ante la acción del factor, como la temperatura corporal constante en aves y mamíferos. Cuando una especie no logra adaptarse a los cambios ambientales, que pueden ser violentos, se extingue. 3. Efectos limitantes: Los factores ambientales adversos pueden limitar el desarrollo de los seres vivos en ciertas condiciones. Su influencia es determinante en la distribución y la vida de los organismos, porque son los responsables de la distribución espacial de los seres Vivos, tanto sobre la Tierra en general (distribución geográfica o biogeografía) como en espacios más limitados a nivel local (playas, desiertos, pantanos, etc.). En ciertas zonas los factores limitantes son tan fuertes que no es posible el desarrollo de la vida, como en los polos o en las altas cumbres nevadas de las cordilleras, donde el frío extremo impide la reproducción y la producción de alimentos.