La lujuria El tema es la defensa de la prostitución cuando es una opción libremente elegida por una mujer. El tema es la crítica a la prohibición de la prostitución en España. El tema es la legalidad de la prostitución. El tema es la defensa de la prostitución como un trabajo cualquiera. El tema es la necesidad de regular la prostitución en España. El tema es el reconocimiento público que se merecen las prostitutas. El tema es el derecho de las prostitutas a ejercer libremente su oficio. *El tema es el sexo separado del amor y de la reproducción. El tema es el respeto que al autor le merecen las trabajadoras del sexo. *El tema es la diversidad legislativa en la regulación de la prostitución. Un resumen del contenido del texto podría ser el siguiente [lineal, es decir, siguiendo el orden de aparición de las ideas]: Aunque oficialmente el sexo sólo sea admitido orientado a la reproducción, como defienden algunas religiones, el hombre contrata frecuentemente los servicios de ciertas señoritas para satisfacer sus ansias naturales. Esto lo hace en un marco legal que depende del país, pero independientemente de ello habría que respetar la decisión que toma una mujer cuando libremente decide prostituirse (si es obligada, todo el peso de la ley debería recaer en sus infractores), puesto que permitimos cosas peores. Igualmente, censurar la sección de contactos en la prensa es otra forma de intolerancia. O [más libre]: La prostitución es una actividad como otra cualquiera, que no debería ser censurada bajo ningún pretexto religioso, moral o feminista. La inclinación al sexo es algo natural, por mucho que las principales religiones sólo admitan la actividad sexual para procrear. Por tanto, los gobiernos deberían reglamentar debidamente este sector económico y no poner tantas trabas a aquellas mujeres que voluntariamente han elegido ese camino. La estructura general que presenta este texto es la más usual en los artículos de opinión. En principio, una introducción netamente expositiva que ocuparía todo el primer párrafo, donde a través de una cita ajena de autoridad el autor expone la interrelación entre sexo y reproducción y la contrapone al concepto de lujuria que explica etimológicamente. Los dos siguientes párrafos desarrollan sendas concepciones de la lujuria asociadas a posturas intransigentes de algunas religiones. En esta parte, que ya podríamos considerar cuerpo argumentativo puesto que el autor contraargumenta los razonamientos del catolicismo y del islamismo, mediante las citas ajenas encubiertas, citas directas e indirectas, se nos exponen las ideas retrógradas de ambos credos. En el cuarto párrafo, continuación del desarrollo argumentativo, se nos plantea la evidencia de que a pesar de los mandamientos religiosos la naturaleza del hombre lo inclina a la poligamia, por lo que frecuentemente debe recurrir a prostitutas. Esto es una realidad como lo demuestran las diversas legislaciones reguladoras, de las cuales el autor explica tres ejemplos (España, Holanda y Suecia). Un argumento de actualidad estaría en el debate presente sobre el problema de su regulación. El quinto párrafo ya contiene la tesis en la línea 29: “cuando el ejercicio de la prostitución es voluntario, no se debe prohibir ni sancionar”. Previamente ha habido refutación de las razones alegadas para la defensa de la mujer (líneas 25-29) a través de la comparación con otros oficios más denigrantes según el autor (mineros, actores, albañiles…) o de actos peores como el tráfico de menores o el matrimonio de conveniencia. Emplea también un argumento ético irrefutable: el trabajo de prostituta no implica ser una mala persona. Sólo concede que hay que perseguir la prostitución cuando es un negocio organizado por bandas de malhechores (líneas 27-29). El último párrafo constituye la conclusión en forma de reiteración final de la tesis (líneas 43-44). Antes el autor ha contraargumentado la postura feminista de prohibir la sección de contactos en la prensa escrita alegando que sería discriminatorio para la mujer pues de los hombres no se dice nada, además de dictatorial y represivo. La repetición de la tesis, aunque formulada de distinta forma, demuestra el convencimiento de Luis Segovia: “La prostitución ejercida voluntariamente por mayores debemos tolerarla y respetarla”. Por consiguiente, el texto presenta un estructura sintetizante o inductiva. Otro posible análisis de las ideas que operan en el texto y de su ordenación jerárquica sería a través del siguiente esquema o cuadro conceptual: 1. Sexo y reproducción van unidos (cita ajena de autoridad). 1.1. El sexo solo es lujuria. 1.1.1. Según algunas religiones es pecado: 1.1.1.1. Masturbación. 1.1.1.2. Homosexualidad. 1.1.1.3. Sexo fuera del matrimonio. 1.1.1.4. Ropa indecorosa. 1.1.1.5. Uso del preservativo. 1.1.2. La castidad es el ideal. 1.1.2.1.Ellos no la cumplen. 2. El hombre es polígamo. 2.1. Por eso recurre a las prostitutas. 2.1.1. Bajo una legislación permisiva. 2.1.1.1. España. 2.1.2. Bajo una perfecta regulación. 2.1.2.1. Holanda. 2.1.3. Bajo pena. 2.1.3.1. Suecia. 3. La prostitución libre debe ser tolerada. 3.1. No representa ningún atentado contra la mujer. 3.2. Hay cosas mucho peores. 3.2.1. Pornografía. 3.2.2. Jugarse la vida trabajando. 3.2.3. Venta de menores. 3.2.4. Casarse por interés. 3.3. La prostituta no es mala persona. 3.4. Se debe permitir su publicidad en los medios. 3.4.1. Lo contrario sería dictatorial. 2) El texto, de interés general para un público amplio, presenta con valentía una tesis arriesgada como es la defensa de la prostitución ejercida en un marco legal de transparencia y orden. Emplea argumentos convincentes, maneja una amplia información tanto historiográfica como de actualidad y, sobre todo, desenmascara falsedades y tópicos en torno a este problema adoptando una perspectiva realista con la que el lector fácilmente puede coincidir. Además, aparece en un momento de crisis generalizada en el que puede haber personas abocadas a tener que ganarse la vida de esta forma. En mi opinión, cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que le plazca, siempre y cuando no moleste a los demás. Coincido, por tanto, con Luis Segovia en lo esencial. Sin embargo, no me parecen adecuados los ejemplos que pone de ciertos trabajos que él considera peores que la prostitución, pues a nadie le obligan a trabajar en algo si no quiere. Es más: puede haber personas que disfruten trabajando doce horas en los más insólitos lugares (una plataforma petrolífera, por ejemplo). Insisto en que cada cual haga lo que quiera si no molesta al prójimo. 3) La deixis es un procedimiento por medio del cual el mensaje, a través de ciertos términos vacíos de contenido semántico (pronombres, adverbios, determinantes), alude al contexto en que se desarrolla el acto comunicativo. Es por tanto un fenómeno de tipo contextual en el que la situación de la enunciación nos da las claves para interpretar los referentes de los diversos deícticos. En el texto que nos ocupa encontramos, en primer lugar, deícticos personales que hacen referencia tanto al emisor como a los potenciales receptores: “nos inclina” (línea 2), “debemos tolerarla” (línea 43). Son casos de plurales inclusivos gracias a los cuales el emisor asimila el punto de vista de los lectores al suyo propio. En otros momentos, prefiere el uso de la impersonalidad para dotar a su discurso de un tono más neutro y aparentemente objetivo: “Se critica”, “se quiere prohibir”, “no se debe prohibir”… Por lo que respecta a los deícticos temporales, salvo alguna breve referencia al pasado remoto (“hace 1400 años”, línea 15), predomina una constante alusión al presente, como no podía ser de otra manera dada la plena actualidad del texto. Casi siempre lo hace mediante el adverbio temporal “ahora”, tres veces repetido (líneas 17, 19 y 38). Para terminar este apartado, haremos una breve referencia a la deixis espacial. Teniendo en cuenta que el texto va dirigido a un público lector español la alusión a nuestro país será precisa (“en España”), pero implícitamente el problema no lo circunscribe el autor a nuestro ámbito sino que lo generaliza por lo menos al resto de Europa para que veamos las diferencias legales. 4) Los artículos de opinión tratan de convencernos del punto de vista personal que un autor o autora mantiene sobre un tema. Es por ello que la expresión de la subjetividad sea patente en mayor o menor medida. A esto llamamos mayor o menor nivel de modalización. Tiene que ver con el grado de certeza o duda que el emisor manifiesta respecto al problema abordado, perteneciente a cierta esfera de la realidad. Los procedimientos lingüísticos empleados por Luis Segovia en este texto son los siguientes: -modalidad oracional interrogativa para contraargumentar ideas que no comparte (líneas 13-15, 39, 41-42). -modalidad exhortativa: “debe perseguirse”, “no se debe prohibir ni sancionar”, “se debería prohibir”, “debemos tolerarla”, etc. para implicar a los lectores. -modalidad exclamativa para expresar indignación: “¡Fuera tópicos moralistas!” En cuanto al léxico valorativo, en primer lugar varios sustantivos como “dignidad, tópicos, vicio, lujuria, exageración, adulterio, vejestorios (con morfema derivativo despectivo)”, adjetivos valorativos (“gravísimo”, “honrada”, “indigno”, “buena”, “peor”, “falso”, “mayor”…), locuciones adverbiales valorativas (“Desde luego”). Predomina un tipo de modalización deóntica en el empleo frecuente de perífrasis verbales modales de obligación, citadas a propósito de la modalidad oracional exhortativa. Para terminar con este apartado haremos una breve referencia a aquellos recursos expresivos más utilizados en el texto. En primer lugar, la ironía “la sexualidad refinada de la pedofilia”, línea 10, para satirizar a los curas; seguidamente, las metáforas “objeto” refiriéndose a la mujer y los símiles “como estar en la cárcel” o “como cualquier otra mujer”. De todas formas, no abundan las figuras retóricas.