TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD Helena Echeverría Martínez Miriam Pérez Arteaga ÍNDICE. 1. Introducción ................................................................................. Pág. 3 2. Revisión histórica .......................................................................... Pág. 4 3. Estilo histriónico de la personalidad ................................................ Pág. 6 4. Diagnóstico del trastorno histriónico de la personalidad ................... Pág. 6 5. Características clínicas ................................................................... Pág. 7 5.1. Aspectos conductuales. 5.2. Aspectos cognitivos. 5.3. Esquemas, distorsiones y pensamientos desadaptativos. 5.4. Aspectos emocionales. 5.5. Aspectos fisiológicos y médicos. 5.6. Posible impacto sobre el entorno. 5.7. Visión y estrategias interpersonales. 6. Epidemiología y curso ..................................................................Pág. 10 7. Diagnóstico diferencial y comorbilidad ...........................................Pág. 11 8. Etiología ......................................................................................Pág. 12 9. 8.1. Refuerzo parental de las conductas histriónicas. 8.2. Modelos parentales histriónicos. 8.3. Aprendizaje de conductas manipulativas. Evaluación ...................................................................................Pág. 13 10. Tratamiento.................................................................................Pág. 14 11. Caso clínico .................................................................................Pág. 17 12. Conclusiones ...............................................................................Pág. 19 13. Bibliografía ..................................................................................Pág. 20 2 1. INTRODUCCIÓN. Los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre uno mismo y el entorno, que se ponen de manifiesto en contextos sociales y personales. Sólo al ser inflexibles y desadaptativos, y producir una incapacidad social, ocupacional o bien, malestar subjetivo, es que constituyen un trastorno de personalidad. Estos trastornos de personalidad han sido clasificados en los grupos A, B y C. En este trabajo nos referiremos a un trastorno de personalidad tipo B, centrándonos en el trastorno histriónico desde la perspectiva cognitiva. Las personas con un trastorno de personalidad histriónico son excitables y emotivas y se comportan buscando continuamente la atención de los demás, actuando de manera teatral y extravertida. No obstante, unen a su aspecto tan llamativo una incapacidad para mantener vínculos profundos y duraderos. Las personas que sufren este trastorno de personalidad histriónico muestran una conducta de búsqueda constante de atención. Tienden a exagerar sus pensamientos y sentimientos, haciendo que todo parezca mucho más importante de lo que realmente es. Se enfadan, lloran si no reciben aprecio o aprobación. La conducta seductora es frecuente en ambos sexos. Sus relaciones interpersonales suelen ser superficiales, y pueden ser vanidosos, egocéntricos e inestables. Su gran dependencia les convierte en confiados y crédulos. Estas personas son simpáticas, encantadoras e incluso seductoras, pero algo falta, sus sentimientos parecen carecer de profundidad o autenticidad. Además, hay mayores conflictos con las mujeres que con los hombres, debido a la competencia por ellos. Su emocionalidad parece ser exagerada, lábil y superficial; tienden a tener un lenguaje vago y globalizado. Su lenguaje suele ser intenso y dramático; emplean una entonación teatral, con gestos y expresiones faciales exageradas. Son vivaces, teatrales y su conducta es abiertamente reactiva e intensa. Son emocionalmente excitables y buscan continuamente ser estimulados; a menudo responden a pequeños estímulos con estallidos irracionales de cólera o descontrol. Los demás los perciben como superficiales, carentes de autenticidad, exigentes y abiertamente dependientes, centrados en sí mismos y sin capacidad para esperar la gratificación; por lo mismo, sus relaciones interpersonales están deterioradas y son 3 habitualmente tormentosas e insatisfactorias. Dependen de la atención que les brinden las otras personas, por lo cual son especialmente vulnerables a la angustia de separación, y es posible que recurran al tratamiento tras una ruptura sentimental. Las principales defensas de estas personas son la represión y la disociación. De hecho tienen muy poca conciencia de sus verdaderos sentimientos y son incapaces de explicar sus motivaciones. En situaciones de estrés, su evaluación de la realidad se deteriora con facilidad. Este trastorno puede afectar las relaciones sociales o sentimentales del paciente o su capacidad para hacer frente a las pérdidas y fracasos. Estas personas pueden cambiar de trabajo frecuentemente, ya que se aburren con facilidad y tienen dificultades para hacer frente a la frustración. Debido a que ellos tienden a anhelar la innovación y la excitación, se pueden involucrar en situaciones arriesgadas. Todos estos factores pueden llevar a un mayor riesgo de desarrollar depresión. 2. REVISIÓN HISTÓRICA. El término histriónico proviene de la palabra latina que significa “actor” no obstante, este concepto se encuentra ligado a lo que denominó ya desde el tiempo de los antiguos egipcios como “histeria” para referirse a la idea de que el útero, cuando no está bien sujeto, vagaba por el cuerpo y al situarse en otro lugar distinto a su posición normal se producían en la persona los síntomas correspondientes. Incluso los hipocráticos solían prescribir, como tratamiento de esta “patología”, el matrimonio y tener hijos para que el útero volviera a su posición correcta dentro del organismo. Con el tiempo estas explicaciones físicas se fueron sustituyendo gradualmente por teorías psicológicas, aunque se seguía haciendo énfasis en el plano emocional. En los siglo XVIII y XIX se continuó centrando el enteres en el aspecto sexual de la histeria, incluso antes de que Freud elaborara sus primeros escritos sobre el tema. 4 El empleo del término histeria, ya a principios del siglo pasado, se vio afectado por una gran controversia. Schneider (1923) propuso entonces la sustitución de “histeria” por la expresión de “búsqueda de atención”, defendiendo que de esta manera se eliminaba el juicio moral y el significado tan amplio y vago que lo caracterizaba. La teoría psicoanalítica no se ocupo de los rasgos de la personalidad histérica en particular, sino de la histeria de conversión, ampliamente representada en los escritos de Freud. Dada la creencia de los psicoanalistas de que la descarga de las emociones sexuales reprimidas debía producir la cura, el primer tratamiento que propusieron para la histeria era la sugestión y la hipnosis para conseguir esa exteriorización de la tensión emocional. Lazare, Klerman y Armor (1966, 1970), mediante estudios factoriales, concluyeron que cuatro de los siete rasgos que clásicamente se habían asociado a la personalidad histérica aparecían agrupados (emocionalidad, exhibicionismo, egocentrismo y provocación sexual); sin embargo, la sugestionalidad y el temor a la sexualidad no llegaban a formar grupos y la dependencia se mantenía en un posición intermedia, lo que les hizo pensar que quizá su muestra pertenecía al tipo de histeria más primitiva y pregenital. El DSM – I (APA 1952) establecía diferencias entre los aspectos neuróticos de la histeria (reacción de conversión) y los rasgos de personalidad histérica o personalidad emocionalmente inestable, como se denominaba entonces. En el DSM – II (APA 1968) se distinguía entre neurosis histérica y personalidad histérica, pero esta clasificación no estaba influida por las corrientes psicoanalíticas (a pesar de haber sido las predominantes para abordar este tema), sino por los agrupamientos de rasgos y conductas que definían la pauta conductual propia del trastorno. Ya el DSM – III (APA 1980) elimina el término histeria, apareciendo a partir de entonces como trastorno histriónico de la personalidad, que se mantiene hasta la actualidad con el DSM – IV – TR (APA 2000). 5 3. ESTILO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD. Oldham y Morris (1995) proponen una serie de características típicas de estilo histriónico de personalidad: Se guían por sensaciones, pudiendo cambiar de un estado de ánimo a otro al vivir cada situación de forma excesivamente emotiva. Efusivos y con gran imaginación, son propensos al romance y al melodrama. Necesita los elogios y los cumplidos como algo básico de su vida. Activos y espontáneos, se dejan llevar por la situación de manera impulsiva. Preocupados por la apariencia, siguen las tendencias de moda. Se gratifican con su sexualidad, son seductores y encantadores. Les gusta ser el centro de atención y cuando lo consiguen aprovechan la situación. Valoran las personas en función de las emociones que les provocan. Su vida, llena de colores, donde ocurren muchas cosas, parece más interesante que la de los demás, siendo capaces de transformar un hecho corriente en un episodio teatral. Demuestran abiertamente sus sentimientos, dejando sus emociones a la vista de todo el mundo. Reaccionan ante cualquier situación emocionándose y cambiando la valencia de sus emociones con facilidad. Son muy efusivos y pasionales, llegando a enfadarse de manera explosiva con alguien, pero sin llegar a ser rencorosos. Hábiles para interpretar las señales no verbales de los demás. 4. DIAGNÓSTICO DEL TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD. Los criterios diagnósticos de la CIE – 10 (OMS 1992) y del DSM – IV – TR (APA 2000) para el trastorno histriónico de la personalidad (THP) son bastante similares, definiendo ambos sistemas nosológicos un síndrome caracterizado por síntomas tales 6 como la búsqueda de atención y la emotividad excesiva. En el siguiente cuadro podremos ver esos criterios diagnósticos: DSM – IV - TR Un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems: 1. no se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención. 2. la interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador. 3. muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante. 4. utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo. 5. tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices. 6. muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional. 7. es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias. 8. considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad. CIE - 10 Se trata de un trastorno de la personalidad caracterizado por: a) Tendencia a la representación de un papel, teatralidad y expresión exagerada de las emociones. b) Sugestibilidad y facilidad para dejarse influir por los demás. c) Afectividad lábil y superficial. d) Búsqueda imperiosa de emociones y desarrollo de actividades en las que ser el centro de atención. e) Comportamiento y aspecto marcados por un deseo inapropiado de seducir. f) Preocupación excesiva por el aspecto físico. Pueden presentarse además: egocentrismo, indulgencia para sí mismo, anhelo de ser apreciado, sentimientos de ser fácilmente heridos y conducta manipulativa constante para satisfacer las propias necesidades. Incluye: Personalidad psicoinfantil e histérica. Trastorno psicoinfantil e histérico de la personalidad. 5. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DEL TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD. 5.1. Aspectos conductuales: Comportamiento teatral, donde la expresión de sus sentimientos parece más superficial que profunda o real. 7 A pesar de presentar una imagen inicial de buena voluntad, son incapaces de mantenerla cuando las relaciones requieren profundidad y persistencia. Se activan y reaccionan con facilidad. Tienen apariencia seductora y encantadora. Caprichosos y exhibicionistas. Tienen un comportamiento coqueto y sexualmente provocador hacia los demás. Impulsivos y extravertidos, buscan continuamente activación. Manifiestan fácilmente interés por los demás. Búsqueda activa de atención de aquellos que les rodean, que suelen ser muchos conocidos y pocos amigos de verdad. Son capaces de establecer rápidamente nuevas relaciones, pero tienen problemas para mantenerlas a largo plazo. Utilizan sus habilidades para ser simpáticos, sociales e incluso interpersonalmente explotadores. Su deseo de obtener la aprobación, el afecto, el apoyo y los elogios de los que les rodean hacen que se comporten en función de las expectativas de los demás. 5.2. Aspectos cognitivos. Habilidad para interpretar las emociones de los demás. Creativos, competitivos, egocéntricos. Falta de empatía. Pensamiento impulsivo, vago, poco analítico. Confían en las intuiciones, más que en el análisis de las situaciones. Olvidadizos, irresponsables. Optimistas, confían en otros. Dispuestos a agradar a los demás. Fácilmente influenciables, especialmente por figuras con autoridad. Notable preocupación por el atractivo físico. Muy sensibles al rechazo. Pueden disociar fácilmente su “yo interior” de su “yo público”. Necesidad de gratificación inmediata; se frustran fácilmente. 8 Evitan pensamientos introspectivos, sobretodo aquellos que hacen conscientes sus necesidades de dependencia y otros que resulten especialmente perturbadores. Atención dispersa por los detalles. Susceptibilidad para la distracción. Incapacidad para concentrarse e involucrarse en tareas cognitivas complejas. 5.3. Necesidad de aprobación y apoyo social. Esquemas, distorsiones y pensamientos desadaptativos. PENSAMIENTOS DISTORSIONES AUTOMÁTICOS COGNITIVAS “Para ser feliz los demás tienen que prestarme atención”. “Si no entretengo o impresiono a la gente no soy nada”. “Si no atraigo la atención de los demás no les gustaré”. “Es terrible que la gente me ignore”. “Debo ser el centro de atención”. “No tengo que preocuparme por pensar mucho las cosas: puedo seguir mis intuiciones”. “Si entretengo a la gente no advertirán mis debilidades”. “No soporto el aburrimiento”. “Si siento que me gusta hacer algo debo hacerlo”. “La gente solo me prestará atención si actúo de forma extrema”. Afirmaciones de “debería”. Dependencia de los demás. Adivinación del pensamiento. Búsqueda de aprobación. Adivinación del pensamiento. Búsqueda de aprobación. Baja tolerancia a la frustración. Afirmaciones de “debería”. Dependencia de los demás. Dependencia de los demás. Autocontrol insuficiente. Inferencia arbitraria. ESQUEMAS Adivinación del pensamiento. Búsqueda de aprobación. Baja tolerancia a la frustración. Razonamiento emocional. Autocontrol insuficiente. Adivinación del pensamiento. Privación emocional. Autocontrol insuficiente. 9 5.4. 5.5. Aspectos emocionales. Baja tolerancia a la frustración y al aburrimiento. Emocionalmente inestables. Alteración dramática y superficial del estado de ánimo. Malestar si no son el centro de atención de los demás. Alta dependencia emocional de los demás. Respuestas emocionales exageradas, cambiantes, superficiales. Aspectos fisiológicos y médicos. Enfermedades psicosomáticas, trastornos de conversión. Pueden tener disfunciones psicosexuales: anorgasmia en las mujeres e impotencia en los hombres. 5.6. Otras aplicaciones debidas a posibles accidentes. Posible impacto sobre el entorno. Pueden triunfar en profesiones donde actuar o exponerse al público sea su aspecto fundamental: actores / actrices, modelos, presentadores, relaciones públicas, etc. No tienen problemas para atraer pretendientes pudiendo ser muy promiscuos. No proporcionan una base sólida para relaciones duraderas. En su afán por llamar la atención pueden provocar accidentes o intentos de suicidio. 5.7. Pueden tener problemas con la ley y/o con las drogas. Visión y estrategias interpersonales. Visión de uno mismo: impresionante, encantador, atractivo, seductor. Visión de los demás: seducibles, receptivos, admiradores y protectores. Estrategia principal: - Utiliza el teatro, el encanto y las pataletas. - Llora, manipula, gestos suicidas. 10 6. EPIDEMIOLOGÍA Y CURSO. Se ha informado de una prevalencia del THP en población general de un 2 al 3% aproximadamente (APA, 2000; Weissman, 1993), aunque algunos autores ofrecen porcentajes más bajos, como el 1,3% (Maier et al., 1992). En población clínica la prevalencia ha sido del 10 al 15% (APA, 2000). Blashfield y Davis (1993) concluyeron que la prevalencia de este trastorno está alrededor de un 24% en población clínica, resultando uno de los trastornos más prevalentes de los diagnosticados en el Eje II. Alguno de los síntomas que caracterizan al THP, como la emotividad, la seducción, el estilo interpersonal dramático, la búsqueda de nuevas experiencias, la sociabilidad o la tendencia a las matizaciones, entre otras, pueden ser más o menos indicadores de la presencia de un trastorno de este tipo en función de lo que la cultura del individuo que los manifieste fomente este tipo de comportamientos o los reprima. Así, es probable que en culturas orientales aparezcan menos diagnósticos de THP que, por ejemplo, en culturas latinas donde las propias prácticas tradicionales de socialización fomentan este tipo de comportamientos más desinhibidos (Johnson, 1993; Padilla, 1995). Muchos estudios han señalado, coincidiendo con el DSM – IV – TR, que no existen diferencias significativas de sexo a la hora de diagnosticar el THP tanto en pacientes ingresados como en ambientes ambulatorios e incluso en sujetos no clínicos (Bornstein, Greenberg, Leone y Galley, 1990; Hamburger, et al., 1996; Reich, 1987). Sin embargo, en otras investigaciones donde han utilizado metodologías similares, han encontrado que las mujeres reciben este diagnóstico más frecuentemente que los hombres (Schotte, de Doncker, Maes, Cluydts y Cosyns, 1993: Zimmerman y Coryell, 1989), siendo estos últimos datos los que cuentan con más apoyo. El cuadro sintomático del THP va variando en función de la edad. Las tendencias histriónicas en niños están asociadas a conductas manipuladoras, de demanda e inmadurez. El comportamiento de los adolescentes y los adultos histriónicos está más cerca ya del prototipo que se describe en el DSM – IV – TR y se 11 encuentra asociado a la seducción, la teatralidad y la pseudohipersexualidad (Bornstein, 1999). 7. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Y COMORBILIDAD. Dado el carácter cambiante en la expresión emocional de los sujetos con un THP, puede confundirse esa etiqueta con el diagnóstico de ciclotimia o trastorno bipolar no especificado, siendo más probable encontrar similitudes cuando se trata de la fase eufórica de estos tipos de trastornos bipolares. La diferencia estriba en que los altibajos emocionales de los sujetos con THP no son intensidad y duración tan amplios como en el caso de los mencionados trastornos del estado de ánimo. En cuanto a otros trastornos de la personalidad, el THP podría confundirse con el límite, el narcisista, el antisocial y el dependiente, pero el THP se distingue del límite en la autodestructividad, en los sentimientos profundos de vacío y alteraciones de la identidad que predominan en este último; con respecto al antisocial las diferencias estriban en que los THP suelen ser más exagerados en sus emociones y no se implican en comportamientos delictivos; mientras que el narcisista busca la atención de los demás para ser halagados por su superioridad, el histriónico busca dar una imagen frágil y dependiente como medio para conseguir la atención de los otros; por último, los dependientes no presentan las características exageradas y extravagantes de los histriónicos ( APA, 2000). El trastorno histriónico de la personalidad muestra una comorbilidad sustancial con algunos trastornos del Eje I como con trastornos de ansiedad (Blashfield y Davis, 1993), trastornos somatoformes (Reich, 1987), trastornos disociativos (Boon y Draijer, 1993) y con la distimia (Pepper el al., 1995). Con respecto al solapamiento con otros trastornos de la personalidad, el THP esta asociado al límite, narcisista, antisocial y dependiente, según la mayoría de estudios (Flick et al., 1993; Johnson y Borntein, 1992, McCann, 1991), aunque otros apuntan comorbilidad con el paranoide, el obsesivo – compulsivo y el evitativo (Blashfield y Davis, 1993; Nestadt et al., 1994). Otros problemas relacionados que pueden aparecen simultáneamente con el THP son trastornos de la alimentación y disfunciones sexuales como el vaginismo, la 12 dispareunia, el trastorno de la activación sexual y el trastorno orgásmico (Robinson, 1999). 8. ETIOLOGÍA. Parece haber alguna relación potencial entre la vulnerabilidad para desarrollar un THP y factores temperamentales hereditarios, pero la falta de evidencia empírica y de investigación en esta área no nos permite extraer conclusiones claras. Millon y Everly (1994) proponen una serie de factores de tipo ambiental asociados a la etiología y desarrollo de este trastorno de la personalidad, como son los siguientes: 8.1. Refuerzo parental de las conductas histriónicas. El niño aprende conductas con las que obtiene la atención y el afecto parental, por lo que mantiene esos comportamientos similares a los que se incluyen dentro del patrón histriónico. El estilo de refuerzo que proporcionan los padres de estos niños suele ser de tres tipos: castigo mínimo, refuerzo positivo contingente a la conducta complaciente del niño y refuerzo positivo intermitente de esas conductas, lo que resulta muy eficaz para el mantenimiento de ese comportamiento por parte de los hijos. Este tipo de aprendizaje tiene una serie de consecuencias para estos sujetos, como la búsqueda indiscriminada de refuerzo positivo tras la realización de determinados comportamientos, sin llegar a discriminar cuándo son excesivos, la dependencia de la aprobación por parte de los demás para autovalorarse y la tendencia a comportase de esta forma en un gran número de situaciones y personas distintas (al no discriminar qué conductas les serán reforzadas, como consecuencia del aprendizaje por refuerzo intermitente). 8.2. Modelos parentales histriónicos. Dado que los padres son los principales modelos a la hora de que sus hijos aprendan comportamientos que creen que son deseables, mediante este aprendizaje vicario un niño adquirirá conductas histriónicas si sus padres presentan este estilo de comportamiento. 13 8.3. Aprendizaje de conductas manipulativas. Este tipo de aprendizaje suele darse debido a la rivalidad existente entre hermanos en la infancia. Los niños aprenden a utilizar sus encantos para ganar el afecto y aprobación de los padres compitiendo con sus hermanos, lo que origina que interiorice este tipo de estrategias y generalicen este comportamiento en edades posteriores y con personas de otros ámbitos distintos al familiar. Estas estrategias, basadas en la seducción, son adquiridas para conseguir su objetivo principal, como es el llamar la atención, sin que constituya una tendencia propia de si mismos para expresarse ante los demás. 9. EVALUACIÓN. Othmer y Othmer (1996) ofrecen una serie de sugerencias para ser utilizadas cuando se entrevista a sujetos con este trastorno. Los pacientes histriónicos raramente tienen problemas para empezar una sesión. Cuando estos llegan a consulta parecen estar más interesados en la admiración y aprobación que en la relación terapéutica, por lo que es difícil establecer un buen vínculo. Las primeras entrevistas se caracterizan por una exagerada emotividad, la vaguedad de los relatos, la superficialidad y la inconsistencia de los mismos. Si el entrevistador es del sexo opuesto intentará seducirlo, mientras si es de su propio sexo lo considerará como un rival. Suelen disfrutar de la situación terapéutica, al menos al inicio, ya que acaparan claramente la atención del terapeuta. Pero, de igual manera, debido a sus exigencias emocionales, pueden abandonar el tratamiento cuando se sientan frustrados. La exhibición de sus emociones es para que el terapeuta las disfrute, no para que haga catarsis con ellas. A pesar de la expresividad facial excesiva y de gesticulación abundante, los pacientes no parecen estar implicados en las historias que cuentan. Con el fin de obtener información suficiente para una buena evaluación diagnostica se requiere que el clínico sea capaz de superar la vaguedad y la falta de sinceridad del paciente. Las preguntas no estructuradas y con final abierto no suelen funcionar ya que estos individuos se despistan fácilmente y se pierden al relatar 14 historias que les han sucedido. Es conveniente plantear un tema principal (por ejemplo, los problemas de pareja) a partir del cual hacer que el sujeto exprese ejemplos concretos, controlando a la vez sus divagaciones. Atacar las contradicciones suele dar como resultado la ira del paciente y la pérdida del vínculo terapéutico, por lo que el entrevistador deberá de expresar empatía y ánimo. 10. TRATAMIENTO. Las personas histriónicas raramente buscan tratamiento. En primer lugar, la personalidad histérica con un funcionamiento superior encuentra una recompensa a su buena apariencia y encanto en esta sociedad. Además, la variante somatizadora más grave posee fuentes de atención más apropiadas para lo que buscan: el cuidado de la familia y de la comunidad médica. Como la somatización es un mecanismo inconsciente, este subtipo no buscará terapia directamente, aunque quizás sea derivado infructuosamente a un especialista en salud mental. En tercer lugar, los histriónicos que buscan tratamiento lo hacen principalmente con el objetivo de hallar un alivio inmediato para su ansiedad o depresión. La terapia requiere introspección y objetividad, dos cualidades que les asustan o aburren (Millon et al., 1994). Enfoques del tratamiento. El modelo cognitivo del THP sugiere que sería una meta importante ayudar al paciente a pasar de un estilo de pensamiento global e impresionista a un pensamiento más sistemático, centrado en el problema. Como el estilo de pensamiento característico del paciente con THP es claramente disfuncional en muchos sentidos, la terapia cognitiva podría ser un tratamiento particularmente adecuado. Sin embargo, la naturaleza misma del estilo de pensamiento disfuncional del paciente histriónico significa que llega a la sesión con un enfoque de la vida diametralmente opuesto a la naturaleza sistemática y estructurada de la terapia cognitiva. El desafío primordial de la terapia cognitiva con el paciente histriónico consiste en sostener un esfuerzo constante y coherente, con la suficiente flexibilidad como para que el paciente acepte gradualmente un enfoque que al principio le resulta tan poco natural. La terapia cognitiva expone al paciente histriónico a un enfoque totalmente nuevo de la percepción y del procesamiento de la experiencia. (Beck et al., 1976). 15 En el curso del trabajo con pacientes histriónicos, es útil recurrir a técnicas cognitivo – conductuales, como la puntualización y el cuestionamiento de los pensamientos automáticos, la realización de experimentos conductuales para poner a prueba esos pensamientos, la programación de la actividad y el entrenamiento en relajación, solución de problemas y asertividad. (Beck, Rush, Shaw & Emerick, 1979 citado en Beck et al., 1976). Esta conceptualización del THP sugiere que para lograr cambios que persistan mucho después de que el tratamiento haya terminado, habrá que cuestionar los supuestos subyacentes “Soy inadecuado e incapaz de manejar mi vida por mí mismo” y “Necesito ser amado (por todos y siempre)”. (Beck et al., 1976). El empleo coherente de la cooperación y el descubrimiento guiado tiene importancia especial, en vista de la tendencia del paciente histriónico a ser dependiente en sus relaciones. Uno de los mayores problemas en el tratamiento de los individuos con THP consiste en que suelen abandonar la terapia antes de que se produzcan cambios significativos. Una manera esencial de retener a los pacientes histriónicos en el tratamiento es establecer metas auténticamente significativas e importantes para ellos y que permitan obtener algunos beneficios más o menos inmediatos, además de ventajas a largo plazo. Estos pacientes tienden a establecer metas amplias y vagas que se adecuan a lo que ellos piensan que se espera de un paciente, pero que no parecen particularmente auténticas. Es esencial que las metas sean específicas y concretas. (Beck et al., 1976). Además, como los problemas del paciente histriónico son exacerbados por su estilo de pensamiento global y vago, enseñarle a controlar y puntualizar con exactitud pensamientos específicos constituye una parte importante del tratamiento, con independencia del problema presentado. (Beck et al., 1976). El proceso de identificar pensamientos y sentimientos es el primer paso hacia el logro de cambios graduales en el estilo de pensamiento problemático del histriónico, mientras cumple también la función de centrar la atención en las emociones, los deseos y las preferencias. 16 11. CASO CLÍNICO: La abeja “reina”. El señor C, de 45 años de edad, es actor de televisión y acude a consulta después que su novia le abandonará de repente. El señor C. es muy atractivo y va vestido de una forma que le hace parecer mucho más joven. Lleva puesta una camiseta estampada con unos carros de combate, unos tejanos ajustados, un gran medallón y tiene el pelo largo. Al comienzo de la entrevista se muestra muy desconsolado por la pérdida de su novia, llorando entre sus cabellos y asegura que no tiene, para él, ningún sentido continuar viviendo. Sin embargo, esa desesperación que expresa de forma teatral se desvanece rápidamente a medida que va interesándose, cada vez más, por la terapeuta y comienza a mostrarse sexualmente seductor con ella. Al parecer, su reciente “tragedia” sentimental es un patrón repetitivo en la vida del señor C. Se enamora rápida y profundamente y enseguida se vuelve un “adicto al amor”, no pudiendo permanecer ni un momento sin su última novia. Es incapaz de tolerar el “mono” de amor que inevitablemente parece sobrevenir en todas sus relaciones, tan intensas y ardientes que no pueden ser estables. Sin embargo, siempre que la relación parece acercarse al matrimonio, el señor C pierde interés, comienza a descubrir faltas que no había detectado antes en la mujer, y es él mismo quien rompe la relación. El señor C ha mantenido relaciones serias en las que se ha planteado la posibilidad de matrimonio al menos seis veces, pero la mujer nunca llegaba a ser la “adecuada”. El señor C siente “pasión” por los restaurantes, pero se queja de que le resulta difícil encontrar a alguien que le acompañe porque pocas personas “comparten su exquisito paladar”. Después de escuchar como describe el señor C su comportamiento habitual en los restaurantes, queda patente que comer con él debe ser una tortura. Moviliza a todos los camareros y al maitre de forma que su mesa se convierte en el centro de la actividad y atención. Antes de pedir el menú, el señor C insiste en hablar con el jefe de cocina, con el cocinero encargado de los postres y con la persona encargada de los vinos; pregunta de manera minuciosa cómo esta preparado cada plato y normalmente insiste en visitar la cocina y la bodega de los vinos. En seguida, el restaurante entero esta volcado en su selección de exquisiteces. Pese a todo esto, pocos platos consiguen cumplir las expectativas del señor C y es muy raro que él acabe una comida sin devolver a la cocina al menos un plato. El señor C es igualmente 17 exigente con las mujeres: una es demasiado alta, la otra demasiado baja, una es demasiado habladora, la otra demasiado callada, una es demasiado llamativa, la otra demasiado poquita cosa; ninguna está “bien”. El señor C ha recibido psicoterapia muchas veces en el transcurso de su vida y es consciente del carácter autofrustrante y autodestructivo de sus relaciones sentimentales. Es muy inteligente, culto y psicológicamente sofisticado, capaz de dar una explicación psicodinámica convincente de su comportamiento. Sin embargo, parece que ningún tipo de introspección influye en su manera de actuar, una vez que sale de la consulta, hecho que también reconoce y señala mediante una combinación de esmero, remordimiento y despreocupación. El señor C ha tenido mucho éxito en su trabajo, pero nunca llega a cumplir sus propósitos iniciales. Cuando rondaba los 20 años de edad, obtuvo varios papeles importantes en representaciones serias. Sin embargo, siempre ha tenido problemas con los textos y con el tremendo compromiso de tiempo y energía que estos papeles exigen. Con el paso de los años, se ha ido volcando cada vez más en el trabajo televisivo y ha actuado en muchos culebrones de actualidad. El señor C es tan inconstante en el trabajo como en el amor; inicia cada nuevo papel con un compromiso tremendo y haciéndolo muy bien al principio, para cansarse después, al cabo de pocos meses y a pasar a otra actuación. En realidad, está mucho más preocupado por gustar y por ser admirado por sus compañeros de actuación y por el personal de producción, sobre todo por las mujeres, que por terminar el trabajo. Disfruta también hablando de toda la gente importante e influyente de su mundo, como actores, productores, y directores, con los que dice mantener muy buenas relaciones y a los que alude siempre con el nombre de pila. Confiesa tener problemas cuando trabaja con otros hombres porque se ponen celosos y se muestran excesivamente competitivos. Pese a tener muchas amigas nunca ha tenido un amigo íntimo. Siendo el más joven, más atractivo y con mayor talento de tres hermanos, sus padres siempre le premiaron y le consintieron todo. Completamente convencido de que su hijo tenía un gran futuro, le fomentaban el culto por su aspecto físico y sus dotes de actuación y le pagaban alegremente ropas caras y cursos de representación. 18 El señor C maduró temprano y comenzó sus múltiples aventuras eróticas a los 14 años de edad. Desde entonces, ha experimentado su vida como si se tratara de un infeliz, aunque excitante, melodrama. De la misma manera que en sus relaciones sentimentales, el señor C comienza cada nueva psicoterapia con entusiasmo y la termina con una sensación de desagrado o rechazo. Es característico de él enamorarse de sus terapeutas femeninas y le resulta problemático alejarlas de su mente. Se siente frustrado cuando su afecto no es correspondido, a pesar de haber estado en terapia lo suficiente como para saber que es inadecuado y poco profesional que se desarrollen ese tipo de relaciones. El señor C nunca ha tomado medicación. 12. CONCLUSIONES. En la sociedad actual y en la cultura en la que vivimos encontramos cómo muchas de las características propias del estilo histriónico de la personalidad, no solo están bien valoradas, sino que también son reforzadas a través, por ejemplo, de los medios de comunicación. Por tanto, el sentido de la belleza, la sensualidad, el sentido del humor, la búsqueda de aprobación y la emotividad son patrones de comportamiento muy extendidos en la actualidad. Sin embargo, no debemos olvidar que cuando este tipo de comportamientos son llevados al extremo podemos pasar a hablar de un trastorno histriónico de la personalidad cuyas características, que antes habían sido reforzadas, ya no son consideradas como algo a valorar. Por tanto, las personas que sufren un trastorno histriónico de la personalidad presentan una emotividad extrema, con altibajos emocionales y con una necesidad constante y básica de llamar la atención. Por último, cabe tener en cuenta que la necesidad constante de atención puede desembocar además en otro tipo de problemas como pueden ser el consumo de sustancias tóxicas, la búsqueda continua de pareja y enfermedades psicosomáticas, entre otros. 19 13. BIBLIOGRAFÍA. - Caballo, V. (2004). Manual de trastornos de la personalidad: Descripción, evaluación y tratamiento. Editorial: Síntesis. - Carevic Johnson, M. (2005). Trastorno histriónico de la personalidad. Santiago de Chile. - Asociación Americana Psiquiatría (APA). (2002). DSM – IV – TR. Barcelona: Masson. - Asociación Americana Psiquiatría (APA). (2000). DSM – IV. Estudio de casos. - Organización Mundial de la Salud (OMS). (1992). CIE – 10. 20