Valores Empresariales Intangibles (VEI) Así como sin valores intangibles las personas humanas no podríamos vivir ni convivir, veremos como las empresas tampoco no deberían prescindir de los mismos. Ahora bien, lo intangible no se encuentra en el mercado. En efecto, el aire, la salud, la ética, el afecto, la amistad, la confianza, la fidelidad, la lealtad, la calidad, la eficiencia, la solvencia, la responsabilidad son, entre otros, activos intangibles y por ende, no susceptibles de compra, ni de venta, ni de alquiler, ni transferibles ni nada. Son valores que se poseen, o no. Racional, estratégica y simétricamente, toda empresa para aspirar al éxito y la perdurabilidad, tampoco puede prescindir de ética, calidad, solvencia, confianza, lealtad comercial, fidelidad y buenas practicas empresarias; valores intangibles que siempre deben ser recíprocamente cooperativos con clientes, proveedores e inversores. Siempre los principios éticos deben cimentar la inspiración, fundación y prospectiva empresarias conformando una cultura tal, que se distinga básicamente en sus metodologías y en sus logros tanto como por su desempeño, repercusión y compromiso social/ambiental. Cada publicidad, medida, calidad o cantidad engañosas, cada irresponsabilidad y/o bancarrota empresarias tienen un común denominador: “ausencia ética”. El predicado de toda productividad y competitividad empresarias con responsabilidad social, debe ser su opuesto, esto es la presencia de una ética activa sin intermitencias. Las empresas cuyos valores son percibidos como positivos por la sociedad, cuentan con un horizonte mayor de perennidad. De lo contrario, se difuminan lo que es percibido negativamente con sus connotaciones vg., de un enturbiado descalificativo progresivo de “la marca” entendiendo a la misma como continente de valores intangibles, como signo, emblema y atributo que distingue un producto de otro, un servicio de otro, etc. Los valores empresariales intangibles deben exceder a lo previsto para el proceso productivo interno empresario y a lo que sucede dentro de los límites físicos de sus instalaciones. Como la conciencia del impacto de sus actividades va mucho más allá, estos valores empresarios intangibles deben asimilarse, fortalecerse y confirmarse en pasos sucesivos proactivos para el cambio y la adaptación efectiva de cada empresa/empresario a una nueva realidad ecológica, tecnológica e industrial de manera tal que, al contener su oferta empresaria valores intangibles, vaya logrando ventas inéditas de todos los productos, bienes y servicios que “les resignifican, contienen y distinguen”. Sólo entonces, con una visión amplia y de largo plazo se podrá ir en la búsqueda de una asequible y creíble responsabilidad social, lo que favorecerá una mejor evaluación 1 del rol de las empresas en la promoción –sin discontinuidad- de un cambio superador respecto de su valoración y percepción social actual. Consecuentemente, los VEI deben estar directamente relacionados con la gestión y expansión de cada empresa y, en este sentido, su dirección, objetivos y propósitos, deben ir convenciendo, comprometiendo y favoreciendo simultáneamente a los empleados, proveedores, clientes y comunidad en general. Una mancomunidad empresaria con una organización responsable, no omitirá considerar su participación y el impacto de sus actividades en todos aquellos con los que se relaciona: los empleados y sus familias, los clientes, los proveedores, el fisco y el entorno entre otros grupos de interés. La adopción de una actitud clara y transparente con respecto a sus objetivos y compromisos, fortalecerá la legitimidad social de sus actividades, procesos y logros productivos. Preconclusivamente, implementar una gestión empresaria socialmente responsable implica también interacción e innovación en pos de brindar beneficios crecientes en la rentabilidad de cada inversor como en la garantía de cada proveedor sin descuidar una concreta amistad comercial con el medio ambiente. Finalmente, todo esto se conjugará virtuosamente para un mejor y más sustentable derrotero empresarial pero ahora, con más reciprocidad social. Roberto Fermín Bertossi Experto de la CoNEAU Economía del Tercer Sector 2