CAPITULO I. PANORAMA GENERAL DE LA DEPRESIÓN 1.1

Anuncio
CAPITULO I. PANORAMA GENERAL DE LA DEPRESIÓN.
1.1
1.2
1.3
1.4
Antecedentes Históricos de la Depresión.
Qué es y qué no es la depresión.
Clasificación de la depresión.
1.3.1 Clasificación Clásica.
1.3.1.1 Depresión Endógena.
1.3.1.2 Depresión Somatógena.
1.3.1.3 Depresión Situativa.
1.3.1.4 Depresión Neurótica.
1.3.2 Clasificación actual.
1.3.2.1 Depresión secundaria.
1.3.2.2 Depresión primaria.
Factores Sociales de la depresión.
1.4.1 Conceptos de Apoyo Social.
1.4.2 Modelos de Apoyo Social.
CAPÍTULO II. LAS PRINCIPALES CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA
DEPRESIÓN Y SU TRATAMIENTO.
2.1
2.2
2.3
2.4
Causas de la depresión.
2.1.1 Causas Biológicas
2.1.2 Causas Psicológicas
2.1.3 Causas Sociales
- Modelo vitamínico de salud mental.
- Factores de causa social.
Síntomas de la depresión
Consecuencias de la depresión: El suicidio.
Tratamiento de la depresión.
2.4.1 Medicación
2.4.2 Terapia Psicológica
2.4.3 Terapia electroconvulsiva
2.4.4 Tratamientos Naturales
CAPÍTULO III. LA PROBLEMÁTICA DE LA DEPRESIÓN ENTRE LOS
ADOLESCENTES EN MÉXICO.
3.1
3.2
3.3
Problemática suicida entre adolescentes en México.
La depresión y el consumo de drogas.
Relación entre la depresión y la violencia familiar.
CAPÍTULO IV. LA DEPRESIÓN EN LA UAM-X (TID).
4.1
4.2
4.3
Método
Resultados
Gráficas
CONCLUSIÓN.
BIBLIOGRAFÍA.
CAPITULO I. PANORAMA GENERAL DE LA DEPRESIÓN.
INDICE
1.5
Antecedentes Históricos de la Depresión.
1.6
Definición de la depresión.
1.3
Clasificación de la depresión.
1.3.1
Clasificación Clásica.
-
Depresión Endógena.
-
Depresión Somatógena.
-
Depresión Situativa.
-
Depresión Neurótica.
1.3.2
1.4
Clasificación Actual.
-
Depresión secundaria.
-
Depresión primaria.
Factores Sociales de la depresión.
-
Conceptos de Apoyo Social.
-
Modelos de Apoyo Social.
En este primer capítulo analizaremos el concepto de depresión, su percepción
histórica, así como la forma en que se han clasificado los distintos tipos de
depresión. También se dará una introducción a la relación entre el individuo
deprimido y la sociedad. El objetivo de este capítulo es proporcionar una serie
de antecedentes que consideramos necesarios para el estudio y comprensión
del tema que trata esta investigación. Nuestra hipótesis es que muchas veces
se piensa que la depresión es simplemente un estado de ánimo pero la
realidad es que la depresión es una enfermedad que debe ser tratada como tal
por una persona preparada y especializada en el tema.
1.1
Antecedentes históricos de la depresión.
La historia conceptual de la depresión fue formulada por primera vez por
Hipócrates1 (460-370 a.C.), y se remonta a un cuarto de siglo en la época
grecorromana con el nombre de melancolía, aunque en realidad el concepto
que maneja Hipócrates no es específico, él abarca mas que nada más
ampliamente, casi nosológicamente las enfermedades mentales. Hipócrates
rechaza las tres formas fundamentales de la locura que son: la melancolía, la
frenesís y la manía.
En si la melancolía se caracteriza por Hipócrates como “por aversión a la
comida, irritabilidad, cansancio y somnolencia”, como podemos darnos cuenta
Hipócrates subraya la sintomatología más específicamente como “somática”
(Martiny, 1967.) Sin embargo algunos médicos sugieren que tanto el miedo
como la tristeza, sea o no depresivos, cuando se prolongan por mucho tiempo “
pueden trasformarse en melancolía”. ”(Hipócrates, 1967, pp185 y 263)”.
Para Galeo la “discusión hay que establecerla en tono a que si la melancolía es
apenas un síntoma o más bien un estado fisiológico.” Aunque muchas
afirmaciones que hace este autor acerca de la melancolía proceden de un
error.
La obra “On Medical Definitions” (Galeno, 1963), describe la melancolía como”
una alteración crónica que no se acompaña de fiebre”. Los pacientes
melancólicos se presentan como temeros, suspicaces, misántropos y cansados
de la vida.
El termino “melancolía” (palabra derivada del griego melas, negro y chole bilis),
se usó para designar a los pacientes que con frecuencia vomitaban bilis negra
a causa de su irritabilidad y ansiedad. Al menos esté es el significado que se
desprende del análisis del texto en que lo empleo Cicerón. Inicialmente, su uso
no designó una relación casual entre bilis negra (causa) y depresión (efecto),
tal y como observamos esta afirmación no se aproximan a la sicopatología de
las depresiones, tal y como ahora la conocemos y mucho menos llegan a
implicar una definición tal de la depresión. En realidad estos síntomas
consisten en ansiedad, silencio, rechazo, y hostilidad hacia la propia familia; en
ocasiones deseos de vivir y otras de morir.
1
Calderón Narváez, Guillermo, Depresión, México, editorial Trillas, cuarta reimpresión, 1990, p.15-30.
Por otra parte la manía y la melancolía no surgen como dos alteraciones
clínicamente compuestas que pueden estar relacionadas entre sí. Según la
lectura la melancolía es "una forma mas de locura, de manía“ (entendida esta
como estancia general.)
Hipócrates y más tarde Areteus fueron los que establecieron una cierta
psicopatológica entre la melancolía y manía, pero la formalización de esta
conexión no se encuentra en la clínica hasta la obra de Bonetus, en el siglo
XVII.
En el largo periodo medieval la melancolía se conceptualiza como acedía. Sin
embargo, a pesar del uso de este termino se extiende alrededor de más de 10
siglos, su significación no es constante. Durante el periodo inicial, la acedía es
tipificada como un "estado del alma" cuyo padecimiento se restringía
únicamente a los religiosos que vivían en el aislamiento y la sociedad de sus
respectivas celdas .
En el transcurso de 2 siglos siguientes, el concepto de acedía casi se volatiliza;
en su lugar adquiere un uso progresivamente mayor en el término melancolía.
A lo largo de este proceso conceptual la melancolía queda adscrita al fin a la
clínica sin ninguna connotación o remembranza de su antigua vinculación con
la acedía y con el contexto religioso en que ésta surgió.
“El remedio de la sangre negra” término común del cuadro en Europa del siglo
XVI, en el que se recomienda como tratamiento un conocimiento de yerbas y
un jugo obtenido de flores de buen olor, y se sugieren como indicaciones
generales las siguientes:
“Ha de andar en un lugar sombreado, y se ha de abastecer de trato carnal.
Beberá muy moderadamente el pulque (bebida fermentada obtenida de un
agave) y mejor no lo beba, si no es como medicina. Dedíquese a cosas
alegres, como es el canto, la música, el tocar los instrumentos con que
acostumbramos acompañar nuestras danzas públicas.”
El reconocimiento de la melancolía y su clasificación dentro de un grupo de
enfermedades, como la epilepsia, indican un largo grado de adelanto en la
medicina mexicana
1.2
Definición de la depresión.
La depresión clínica2 es una condición de depresión con componentes médicos
y físicos que alcanzan criterios generalmente aceptados por médicos. La
depresión es la sensación de estar triste y emocionalmente decaído así como
haber perdido el interés en cualquier actividad agradable. Es importante
mencionar que la depresión es una enfermedad como la diabetes y no es solo
una sensación de estar triste o desanimado.
Aunque cualquier estado de animo con elementos de tristeza puede ser
considerado como depresión, la depresión clínica es más que un estado
temporal de tristeza. Los síntomas que se extiendan más de dos semanas y lo
suficientemente severos como para interferir con la vida diaria son los que
constituyen una depresión clínica.
Esta enfermedad progresa día tras día afectando al individuo que la padece en
sus pensamientos, sentimientos, salud física y su forma de comportarse. Esta
enfermedad es mas frecuente en estos tiempos en jóvenes adultos de sexo
femenino aunque esto no significa que los hombres estén exentos de ella, esta
enfermedad no es culpa de la persona quien la padece como tampoco es una
muestra de debilidad de su personalidad.
Las personas que padecen de depresión presentan síntomas característicos
que les afectan casi todos los días por lo menos por un periodo de dos
semanas, entre los síntomas mas característicos son la pérdida por el interés
de ejercer actividades agradables así como sentirse triste, decaído
emocionalmente o cabizbajo; además3:
 Sentir que no tiene energía, cansado, o al contrario, sentirse
inquieto y sin poder quedarse tranquilo.
 Sentir que no vale nada o sentirse culpable.
 Que le aumente o disminuya el apetito o el peso.
 Tener pensamientos sobre la muerte o el suicidio.
 Tener problemas para concentrarse, pensar, recordar, o tomar
decisiones.
 No poder dormir, o dormir demasiado.
Además se asocian otros síntomas de tipo físico o psicológico, como pueden
ser:
 Dolores de cabeza.
 Dolores generales por todas las partes del cuerpo.
 Problemas digestivos o gástricos.
 Problemas sexuales.
 Sentirse pesimista
 Sentirse ansioso o preocupado.
Algunos doctores tienen pacientes a los que ellos llaman “pacientes
ambulatorios” y son aquellos que pueden llegar al consultorios por sí mismos y
2
Sabanés, Francisco, La depresión, Madrid ,editorial Emeka, 1990 p.5-20.
Asociación Americana de Psiquiatría Diagnostic and Statistical Manua of Mental Disorders,
Washington D.C., cuarta edición en línea: “www.behavenet.com” , 2000-2002.
3
definirle al doctor su enfermedad siendo la depresión una de las enfermedades
más frecuentes. “Algunos médicos consideran que uno de cada ocho pacientes
que llegan por su propia cuenta padecen de depresión. Este es un porcentaje
muy alto que nos permite hacer conciencia de que tan grave es esta
enfermedad y cual es el grado de importancia que se le da a la misma.
En muchos casos los médicos mandan a los pacientes a realizarse miles de
análisis clínicos por que en los mismos hospitales en los que trabajan les piden
un cierto número de análisis para poder seguir ejerciendo, esto hace que las
personas que presentan depresión no sean tratadas como se debe.
Situaciones fuertes como la perdida de un familiar o persona querida puede
desencadenar la depresión o provocar que la persona no se pueda recuperar
completamente o en ocasiones se presenta cuando todo esta bien. Entre el 10
y 15% de las depresiones son provocadas por un problema médico. Esta
enfermedad puede ser curada mediante medicamentos y terapias psicológicas
aunque muchas veces estas personas no son tratadas por que no aceptan que
la tienen o por que simplemente no se dan cuenta que la padecen, siendo
importante aquí la observación de las personas cercanas a ellas.
1.3
Clasificación de la depresión
La clasificación de la depresión se basa primordialmente en la identidad de los
agentes causales para distinguir unas enfermedades de otras. “En el circulo de
la depresión, siguiendo la línea de la causalidad o etiología, ha prevalecido
durante largo tiempo la postura de resignación recluida en el criterio de
bipolaridad.”4 Los conocimientos que se tienen actualmente unidos con una
mejor experiencia clínica nos permiten arrojar la postura de la bipolaridad para
entrar en una autentica clasificación del círculo depresivo.
1.3.1
Clasificación clásica
La depresión ha sido clasificada de diversas maneras pero esto no a hecho
mas que confundir a los profesionales en lo que se refiere a las consecuencias
de los pronósticos y a las terapéuticas lógicas. ”Hay que tener en cuenta que
para clasificar es preciso antes identificar, observar y concretar.”5
La depresión esta clasificada en:
 Depresión endógena
 Depresión somatógena
 Depresión neurótica
 Depresión situativa
La diferencia entre estas, fundamentalmente causal, se extiende a otros
apartados, sobre todo la personalidad depresiva, la sintomatología y la
evolución. A continuación se presenta un cuadro comparativo de cuatro de
ellas:6
Enfermedad Etiología
Depresiva
Depresión
Herencia
Endógena
Personalidad
Depresión
Neurótica
Personalidad
inhibida e
hipersensitiva
Personalidad
obsesiva o limite
Depresión
Situativa
Ansiedad o
inseguridad
neurótica
Situación en la
vida
Personalidad
Acentuada y
Sintónica/ciclotímica completa
Depresión
Patología medica Variable
Somatógena o sustancia
química exógena
1.3.1.1
4
Sintomatología
Ligera o moderada.
Y asociada con
rasgos neuróticos
Variable
Evolución
Multifásica
de tipo unipolar
(solo depresión)
o bipolar
(alternancia
entre episodios
depresivos e
hipertímicos)
Crónica
Variable, pero
siempre unipolar
Enmascarada con el Unifásica
proceso somático
fundamental.
Depresión endógena
Fernández, Francisco Alonso, Claves de la depresión, Madrid, editorial Cooperación Editorial, 2001,
p.65.
5
Sabanés, Francisco, op cit, p.30.
6
Fernández, Francisco Alonso, op cit, p.65.
Este tipo de depresión aparece sin ningún motivo aparente, aunque, no sea
esta completamente independiente y depende también del medio ambiente del
sujeto y actualmente existe como una idea hipotética, en otras palabras: “esta
hipótesis es más una teoría que un hecho.”7 Puesto que no se sabe si los
desequilibrios químicos (de los cuales se hablará más adelante) son la causa
de que la persona no haya podido enfrentar sus problemas emocionales o, por
el contrario, son una consecuencia de los cambios de ánimo que experimenta
por dichos problemas.
Se dice que es hipotética ya que hay gente que experimenta la enfermedad sin
ningún precursor emocional aparente, como el comentario que indica Alonso
“No entiendo. No tengo problemas con mi familia. En el trabajo me va bien.
Tengo todo lo que necesito. No me duele nada y, pese a todo, me siento muy
triste.”8 Pero son eventos poco comunes y no documentados.
La sintomatología de esta depresión es la siguiente:9
 Exclusión de todo placer.
 Sentimiento de culpa.
 Lentitud psicomotora.
 Sensación de anestesia mental.
 Pérdida de reacción a los estímulos agradables.
 Desconfianza e irritabilidad.
 Insomnio.
 Multifasidad.
En lo que concierne a este último punto, cabe señalar que la evolución de la
depresión endógena presenta una serie de fases. Estas fases pueden ser de
tipo unipolar, durante los cuales la persona presenta sólo cuadros de depresión
o: de tipo bipolar, donde se van alternando episodios depresivos con episodios
hipertímicos. Dichos episodios hipertímicos son exactamente los contrario a un
cuadro depresivo, donde todos los rasgos de una depresión son exaltados. A
los individuos que presentan esta multifasidad se les llama coloquialmente
“maniaco-depresivos”.
Además, personas con otro tipo de depresiones presentan este tipo de
depresión ante algunos eventos emocionales mayores, como dice de nuevo
Alonso: “En esta vida, más importante que el propio problema, es la capacidad
del individuo, para en cada momento enfrentarse a el”10 y puede ser, como se
dijo anteriormente, fácil confundir la causa con la consecuencia.
1.3.1.2
Depresión somatógena
Las depresiones somatógenas se presentan cuando hay una enfermedad
orgánica que no esté directamente relacionada con la psique del paciente. Un
7
Andreasen, Nancy, El cerebro quebrantado: la revolución biológica en la psiquiatría, Nueva York,
editorial Harper & Row, 1984, p 231.
8
Sabanés, Francisco, op cit, p. 32.
9
Fernández, Francisco Alonso, op cit, p. 67.
10
Sabanés, Francisco, op cit, p. 32.
ejemplo común es el de la gripe, que además de los malestares propios de la
enfermedad, trae consigo una depresión.
Aún cuando este tipo de depresión es causada por la sensación de debilidad
que trae un estado de enfermedad, puede perdurar después de que se haya
superado dicha enfermedad, y por lo tanto, debe ser tratada a la par de la
misma.
1.3.1.3
Depresión situativa
La depresión psicógena es originada por causas psíquicas o ambientales, por
fuertes tensiones o por componentes psicosociales. Es más común entre
individuos que hayan perdido a alguno o ambos de sus padres antes de los 15
años y los que no tienen un soporte social.
Su evolución es unipolar y generalmente multifásica y se acompaña de un
desequilibrio químico causado por el o los eventos emocionales que hayan
llevado a la depresión. Cada individuo tiene un cierto limite para poder aguantar
fuertes tensiones y al pasar este limite es probable que aparezcan
manifestaciones "siquiátricas y/o psicosomáticas"
Tras haber efectuado numerosas comparaciones de casos específicos, los
doctores Holmes y Rahe han enunciado y evaluado, de acuerdo con su
importancia jerárquica, acontecimientos que podrían desencadenar malestares
psicosomáticos. En el cuadro 1 ofrecemos este listado.11
EVALUACIÓN DE ACONTECIMIENTOS QUE PUEDEN DESENCADENAR MALESTARES
PSICOSOMÁTICOS
ACONTECIMIENTO
Muerte del cónyuge
Divorcio
Separación
Prisión
Muerte de un pariente cercano
Enfermedad personal grave
Matrimonio
Pérdida del empleo
Reconciliación con el cónyuge
Jubilación
Enfermedad de un pariente cercano
Embarazo
Problemas sexuales
Integración en una nueva familia
Readaptación a algún negocio
Muerte de un amigo íntimo
Cambio en el tipo de trabajo
Cambio en la frecuencia de las
discusiones conyugales
Contraer una hipoteca elevada
Un hijo se va de casa
11
Sabanés, Francisco, op cit, p 35-36.17
VALOR
100
73
65
63
63
53
50
47
45
45
43
39
39
39
39
37
36
35
31
29
Problemas con la familia política
Obtener un gran logro personal
Los hijos inician o acaban el colegio
Cambio en las condiciones de vida
Malas relaciones con un superior
Cambio de horario en el trabajo
Cambio de casa
Cambio en las actividades recreativas
Cambio en la practica religiosa
Contraer un hipoteca no muy elevada
Cambio en la frecuencia de las reuniones
familiares
Cambio en los hábitos alimenticios
29
28
26
25
23
20
20
19
19
19
17
16
Como se puede observar en el cuadro a pesar de que no todos los factores son
malos, a pesar de esto estos factores pueden llegar a constituir ciertas fuentes
de tensión que pueden desencadenar malestares psicosomáticos.
1.3.1.4
Depresión neurótica
Esta surge a partir de una neurosis asintomática, una neurosis de angustia o
una fóbica; normalmente se presenta después de los veinte años, a diferencia
de la neurosis que regularmente se inicia en la infancia o la adolescencia.
La depresión neurótica es muy difícil de detectar, pues el síntoma faltante que
se podría relacionar con la depresión es la discomunicación; que aunque se
siga comunicando, no es capaz de obtener una sintonía con la gente a su
alrededor. O puede confundirse con una distímia por causa de los episodios
depresivos.
Los datos importantes sobre el paciente para saber si ha caído en una
depresión neurótica son el deseo de muerte, el autorreproche, el desinterés
sexual y la fijación en el pasado, entre otros.
Lo más significativo en el cambio de la personalidad del afectado para saber si
sufre o no de depresión es su actitud frente a la muerte. Mientras que el
neurótico presenta un temor increíble hacia la muerte, cuando la depresión se
asienta este deseo se convierte en un deseo ambiguo a que llegue la muerte,
lo cual puede orillar al suicidio. Es una completa paradoja donde para escapar
del miedo a la muerte la persona busca llegar a ella y acabar con su temor.
Clasificación actual12.
1.3.2
Aún cuando aun se habla muy a menudo de tos términos clásicos antes ya
mencionados, es mejor usar el concepto clínico que a continuación
mencionaremos. Aquí se hace un mayor hincapié para saber si la depresión
esta relacionada con otras entidades y si cumple los requisitos, como son,
síntomas, signos gravedad y tiempo de evolución.
1.3.2.1
Depresión secundaria.
Este tipo de depresiones secundarias son las que tienen relación con otras
enfermedades psiquiátricas y médicas. En este caso el concepto “secundario”
se entiende como la consecuencia de y es indispensable identificar el trastorno
original que las origino.
De las alteraciones psiquiátricas como(esquizofrenia, adicción y trastornos
ansiosos) como consecuencia trae las depresiones secundarias y por ultimo
enfermedades médicas.
Las”secundarias son en relación con otras alteraciones psiquiátricas” En estas
enfermedades es común la aparición de síntomas depresivos:
La esquizofrenia,”se caracteriza por una actitud clínica negativa, falta de
voluntad, decaimiento afectivo, carencia de energía”.
Los estados de ansiedad aguda o generalizada si se vuelven crónicos con el
tiempo no se resuelven.
Los alcohólicos y otros adictos al retirarles el toxico que les causa esa
dependencia.
Las “secundarias en relación con otras alteraciones medicas” En este capitulo
abordamos las enfermedades medicas que con mayor frecuencia
se
relacionan a síntomas depresivos.
1.3.2.2
Depresión primaria
Las depresiones primarias son al contrario de las secundarias estas no tienen
que ver con la enfermedad médica o psiquiátrica. Aparecen autónomamente o
una vez que se producen los desencadenamientos ya descritos, Estas están
subdivididas en cuanto su gravedad.

Depresiones primarias unipolares.
Estas se presentan casi siempre en fases, esta es cuando no se remedian,
a los intervalos de normalidad siguen fases depresivas, el tiempo que duran
las fases depende del individuo. Estas depresiones aparecen a los 30 años
de edad pero desaparecen con un tratamiento adecuado.

12
Depresión primarias bipolares
A. Polonio – Lorente, La depresión, Madrid, editorial Martínez Roca, primera edición, 1985, p.13-21.
Estas alteran los intervalos de normalidad, pero también con episodios
maniáticos.
La manía es otra cara de la moneda de la depresión, cuando esto se
presentan en los pacientes eutróficos, expresivos, son imperativos, padecen
insomnios hacen gastos excesivos y se encuentran intolerables cuando
alguien les da la contraria. En casos mayores producen alucinaciones, los
especialistas están tratando de encontrar elementos para determinar que
personas son las que pueden presentar este cuadro bipolar, entre algunas
cosas se ha encontrado.
 Inicios de enfermedades antes de los 25 años
 Antecedentes familiares de enfermedad bipolar
 Respuesta maniática tras el tratamiento con antidepresivos.
En este caso los trastornos bipolares el pronostico es mucho peor que en los
unipolares, por que por lo general son más inestables. Pero sin embargo se
han encontrado tratamientos para estos.

Depresiones primarias mayores.
Este término “mayores” se refiere que tiene un nivel mayor de gravedad de este
trastorno y se aplica en las depresiones bipolares y unipolares, en el caso de
bipolares se trata de psicosis maniaco-depresiva.

Depresiones primarias menores.
Este término “menores" también igual a las depresiones unipolares y las
bipolares, en el caso de las unipolares menores no presentan un cuadro
completo”y se prolongan mucho tiempo. Las bipolares menores o alteraciones
clínicas del estado de animo,”mimetizan el trastorno maniaco-depresivo, pero
con menor prolongación de tiempo”.
1.4
Factores sociales de la depresión
Dentro del análisis psicosocial de la depresión y la salud mental13, las
influencias sociales definidas como la provisión de recursos, reales o
percibidos, materiales o no, procedentes de la red social: familia, amigos,
compañeros de escuela o trabajo, etc., constituyen los factores más
ampliamente estudiados.
Se denominan procesos psicosociales a los factores que modifican la
vulnerabilidad o susceptibilidad de los individuos a la enfermedad, el menos en
parte, de su diferente relación con ciertos fenómenos, estos procesos
psicosociales incluyen dos categorías: una categoría de estresores negativos
para la salud mental y otra de procesos protectores, o beneficiosos para la
salud mental; este segundo conjunto de procesos disminuirán el efecto del
primer tipo de procesos. Sin embargo, la característica común de estos
procesos es la fuerza del apoyo social la cual proviene de los grupos primarios,
es decir, los que son los de mayor importancia para un individuo (familiares,
amigos, compañeros de escuela o trabajo, etc.)
Existen dos hipótesis en torno al mecanismo del apoyo social. La primera es la
hipótesis de efectos de amortiguación, en ella, el apoyo social tendrá efectos
positivos para la salud mental de las personas en especial, cuando en la vida
de estas surjan acontecimientos o situaciones que generen estrés, es decir que
únicamente cuando una persona deba afrontar una situación difícil tendrá un
papel importante la red social.
La segunda es la hipótesis de efectos directos o principales que sugiere que el
apoyo social tendrá un efecto positivo independientemente de que el individuo
experimente estrés o no. Así, sistemáticamente y en todo momento, a mayores
niveles de apoyo social, mayor nivel de bienestar psicológico.
Ambas hipótesis muestran argumentos semejantes, sin embargo, el factor
social según Cobb “facilita el afrontamiento de crisis y momentos de
adaptación a un cambio, el apoyo social es una variante protectora”. Su
definición de apoyo social es una de las más citadas:
“El apoyo social es concebido como la información perteneciente a uno o más
de los siguientes tipos:
1. Información que lleva al sujeto a creer que es cuidado y amado.
2. Información que lleva al sujeto a creer que es estimado y valorado.
3. Información que lleva al sujeto a creer que pertenece a una red de
comunicación y obligaciones mutuas”14.
El primer tipo de información se genera en la intimidad, es un marco de
confianza; este es el apoyo emocional. El segundo tipo de información es más
efectiva en público, afirma la valía del individuo. El tercer tipo de información se
13
Elles, Richard y Levine, Introducción a la sociología, aplicaciones con países de habla hispana,
Londres, editorial Mr. Graw Hill, 1995, p. 55.
14
Ibid, p. 58.
refiere tanto a bienes y servicios disponibles como a posibles peligros y
métodos de defensa mutua frente a ellos, se refiere a un apoyo instrumental.
1.4.1 Conceptos de apoyo social.
Fundamentalmente existen dos perspectivas de estudio del apoyo social, la
funcional y la estructural. La estructural se centra en la existencia, cantidad y
propiedades de las relaciones sociales que mantiene una persona: cuántos
amigos tiene, frecuencia con la que se producen visitas en la familia, etc.
Desde esta perspectiva se entiende que el mantenimiento de relaciones
sociales implica la existencia de apoyo social, es preciso señalar que no todas
las relaciones sociales son fuentes de apoyo, incluso es posible que se
conviertan en relaciones estresantes. En resumen, las medidas basadas en
una perspectiva estructural tienden a utilizar indicadores que no garantizan la
existencia de relaciones de apoyo.
La perspectiva funcional, resalta un aspecto diferente de las relaciones
sociales. Se trata de identificar las funciones que satisfacen al individuo. Nos
encontramos así ante una transacción de recursos (desde dinero hasta cariño)
orientados a la satisfacción de una necesidad concreta, en otras palabras, lo
específico del apoyo social serían las funciones que las interacciones sociales
desempeñan para quien recibe el apoyo.
Se han señalado diversas funciones del apoyo social. Las agruparemos en
tres15:
1. Apoyo emocional. Implica la necesidad de alguien con quien hablar,
plantear problemas, etc., y se refiere a las funciones desempeñadas por
la familia, amigos, vecinos, etc. Se trata de las demostraciones de amor,
cariño, simpatía, etc. Es el elemento más importante en la reducción del
deterioro psicológico.
2. Apoyo instrumental. Consiste en la ayuda que implica bien una carencia
de recursos materiales o bien la resolución de problemas cotidianos.
3. Apoyo informacional. Se trata de consejos, informaciones o guías de
actuación útiles para afrontar los cambios vitales o para dar sentido a un
dilema.
Esta perspectiva defiende la existencia de una serie de funciones
desempeñadas por cada uno de los miembros de la red de apoyo para el
individuo.
El apoyo puede ser real y efectivamente recibido o puede ser una percepción
por parte del individuo. Se pone de manifiesto que el apoyo recibido promueve
el ajuste ante el estrés incrementando la percepción de que dicho apoyo estará
disponible en el futuro, en otras palabras, el apoyo recibido puede reforzar la
expectativa de un apoyo disponible y, así, influir en el ajuste psicosocial de
forma directa.
15
Ibid, p.60.
Con respecto a las relaciones íntimas, se considera que son el aspecto más
importante del apoyo social, ofrecen una definición basada en la fortaleza de
los lazos con personas próximas. Las relaciones sociales son el punto de
partida del apoyo social, el acceso y utilización de fuertes lazos con personas
similares constituyen el núcleo central del apoyo social.
El apoyo social está ligado a ciertas necesidades básicas, estas necesidades
incluyen afecto, estima, pertenencia, identidad y seguridad, de esta manera el
apoyo social se define como el grado en el cual las necesidades sociales
básicas de una persona son gratificadas a través de la interacción, de las
relaciones con otros.
1.4.2 Modelos de apoyo social.
En el modelo interactivo, el apoyo es una condición bajo la cual el estrés tiene
menos impacto sobre el bienestar. El apoyo actúa directamente sobre el estrés.
En un modelo típico de amortiguación. El apoyo puede moderar el efecto del
estrés dependiendo o no del nivel de éste. Además, no ha y efectos directos
del apoyo social sobre el deterioro.
En el modelo aditivo, la presencia de amortiguación ya no es tan clara. Aquí es
esencial que los niveles de apoyo dependen de los niveles de estrés. En otras
palabras, el apoyo social es activado y movilizado por las situaciones
estresantes y, en esta medida, existe un efecto de amortiguación.
CONCLUSIÓN
El fenómeno de la depresión no es un problema reciente del ser humano, pero
a pesar de ello, aún no se ha alcanzado un consenso sobre el. Esto es
evidente en el conflicto “causa-consecuencia” dónde no hay una opinión
generalizada sobre el asunto. Asimismo, con las bases teóricas ya presentadas
será más fácil comprender todos los elementos que conforman este complejo
tema.
BIBLIOGRAFIA
Andreasen, Nancy
El cerebro quebrantado: la revolución biológica en la psiquiatría.
Nueva York, editorial Harper & Row, 1984, p 231.
Fernández, Francisco Alonso .
Claves de la depresión.
Madrid, editorial Cooperación Editorial, 2001, p.65.
Sabanés, Francisco.
La depresión.
Madrid, editorial Emeka, 1990, p.5-20, 30, 50.
Asociación Americana de Psiquiatría.
Diagnostic and Statistical Manua of Mental Disorders.
Cuarta edición en línea: “www.behavenet.com”
Washington D.C., 2000-2002.
Calderón Narváez, Guillermo.
Depresión
México, editorial Trillas, cuarta reimpresión, 1990, p.15-30.
Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F.
Manual de Psicopatología.
Madrid, editorial Isabel Capella, primera edición, 1995, p.35-36.
Elles, Richard y Levine.
Introducción a la sociología, aplicaciones con países de habla hispana.
Londres, editorial Mr. Graw Hill, 1995, p. 55-60.
Lapper, J. T.
Efectos de las masas, poder y limitaciones e los medios modernos de
comunicación.
Madrid, editorial Aguilar S.A., 1974, p.31-33.
CAPÍTULO II. LAS PRINCIPALES CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA
DEPRESIÓN Y SU TRATAMIENTO.
INDICE
2.2
Causas de la depresión.
2.1.1 Causas Biológicas
2.1.2 Causas Psicológicas
2.1.3 Causas Sociales
-
Modelo vitamínico de salud mental.
-
Factores de causa social.
2.4
Síntomas de la depresión
2.5
Consecuencias de la depresión: El suicidio.
2.4
Tratamiento de la depresión.
2.4.1 Medicación
2.4.5 Terapia Psicológica
2.4.6 Terapia electroconvulsiva
2.4.7 Tratamientos Naturales
En este capítulo profundizaremos en las causas y consecuencias de la
depresión, apoyándonos en el marco teórico presentado en el capítulo anterior.
Además analizaremos como detectar esta enfermedad y que medidas se
deben tomar para combatirla. Esperamos que aunque no exista un consenso
sobre las causas de la depresión, sí existan caminos bien establecidos para
curarla.
En la depresión se da un factor muy importante que es el desequilibrio
bioquímico, en este “los sectores químicos de la depresión se encuentran
ocultas en el cerebro en una región denominada sistema límbico, que controla
emociones como el temor, la ira y el hambre. La localización central del sistema
límbico puede explicar la forma en que cualquier variación química ahí ocurrida
cause los abundantes síntomas mentales y físicos de la depresión.”16
Los mensajes eléctricos deben traducirse en reacciones químicas. “Los
mensajes viajan a través de las brechas entre neuronas mediante 20
compuestos químicos llamados neurotransmisores17”. Los cuales parecen estar
implicados en el estado anímico.
“En el caso de la depresión, existe u bloqueo en las neuronas receptoras
ocasionado por las endomorfinas que inhiben la serotonina”18
“Se descubrió que ciertos neurotransmisores se relacionaban con los cambios
de humor en los pacientes maniaco depresivos”19.
Siempre que hay un estímulo hay una respuesta, para que ese estímulo llegue
al sistema nervioso se necesita de un mensajero, llamado neurotransmisor
(noradrenalina, serótina, dopamina y acetil colina, etc.)
Estos neurotransmisores llegan a la zona de sinapsis (unión de dos o más
neuronas) en la cual se transmiten la información donde la neurona puede ser
excitada o inhibida según el estímulo. Esta neurona va a mandar un mensaje al
hipotálamo el cual regula muchas funciones vegetativas como la temperatura,
hambre, sed, instinto sexual, actividad gastrointestinal, presión sanguínea y
emociones como ira, cólera, depresión, etc. (esto llevado a cabo a nivel del
sistema endocrino regulado en su mayoría por la hipófisis.) El organismo
depende de estas estructuras para poder regular la cantidad de sustancias que
se requieren para
mantener al dicho organismo en homeostasis
(mantenimiento del equilibrio de un organismo del interior con el medio que lo
rodea.)
Cuando estas sustancias u hormonas no son secretadas correctamente ya sea
en menor o mayor cantidad se pierde dicho estado de homeóstasis,
provocando cambios fisiológicos, al no haber suficientes receptores a nivel
celular en el órgano blanco (sitio del organismo en el que van a actuar las
16
Lammoglia, Ernesto, El desequilibrio bioquímico, La mascara de la depresión, México, Grijalbo,
2001, p.105.
17
Ibidem
18
Ibidem
19
Ibid, p. 106
hormonas.) Esto provoca cambios fisiológicos en el interior que se ven
expresados al exterior como una depresión.
2.1
Causas de la depresión
No se ha especificado una causa para la depresión, pero se cree que involucra
una serie de factores. El medio ambiente en el que vive la persona, así como
una serie de elementos biológicos y fisiológicos pueden dar pie a que se
presente un cuadro clínico de depresión.
2.1.1 Causas biológicas.
Existen una serie de factores biológicos normalmente relacionados con la
depresión20, aunque si bien son causas de la depresión, normalmente
requieren de algún “gatillo” social para degenerar en un cuadro completo de
depresión.
20

Herencia
- La tendencia a sufrir de depresión puede ser hereditaria,
existe evidencia de que este desorden emocional corre por las familias.

Fisiología - Pueden existir cambios en los químicos cerebrales que
transmiten la información en el cerebro, llamados neurotransmisores.
Muchas drogas antidepresivas modernas intentan incrementar los
niveles de ciertos neurotransmisores, como la serotonina. Aunque la
relación causal, se supone que los medicamentos antidepresivos alivian
ciertos sintomas de la depresión, aunque los críticos señalan que la
relación entre la serotonina, los SSRIs y la depresión se simplifican en
exceso cuando se presentan al público.

Condiciones médicas - Ciertas enfermedades, como la hepatitis, la
mononucleósis y el hipotiroidismo pueden contribuir a la depresión, al
igual que ciertas drogas prescritas tales como las píldoras
anticonceptivas y los esteroides.

Alcohol y otras drogas - El uso del alcohol puede tener un efecto
adverso en el estado de humor, el uso erróneo o abuso del alcohol los
tranquilizantes de benzodiazepina y las píldoras para dormir pueden
jugar un papel importante en la duración y gravedad de la depresión, el
lazo entre el uso frecuente de la marihuana y la depresión también está
ampliamente documentado, aunque la dirección de la causalidad sigue
estando en duda.

Depresión post-parto
- Alrededor del diez por ciento de mujeres
recién convertidas en madres sufren de algún tipo de depresión después
de dar a luz. Cuando esto ocurre, la enfermedad se presenta
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., Handbook of depression and anxiety, Nueva
York, editorial Marcel Dekker Inc., segunda edición, 1994-2003, p.130.
regularmente tres meses pasado el parto y puede durar varios meses.
Dos de cada mil madres presentan depresiones lo suficientemente
severas como para inducirles alucinaciones o demencias.

Desorden afectivo temporal (SAD) - Este es un tipo de desorden
depresivo que ocurre en invierno cuando las horas del día son más
cortos. se cree que la producción corporal de melatonina, que se
produce en niveles aumentados durante la oscuridad, juega un papel
principal en el sufrimiento del SAD, así como que muchos pacientes
responden correctamente a la terapia por luz brillante, también conocida
como fototerapia. Se cree que altos niveles de ácidos grasos Omega-6
en el cerebro también contribuyen a este desorden.
2.1.2 Causas psicológicas
La baja autoestima, la auto-derrota y el pensamiento distorsionado están
aunados a la depresión21. Aún cuando no se tiene claro cual es la causa y cual
es el efecto, se sabe que los pacientes que hacen correcciones en sus
patrones de pensamiento muestran mejorías en su estado de humor y en su
auto-estima.
Los factores psicológicos incluyen el complejo desarrollo de la personalidad y
como se ha aprendido a soportar factores ambientales externos tales como el
estrés
21

Experiencias tempranas - Eventos tales como la pérdida de alguno de
los progenitores, rechazo, enfermedad crónica y abuso severo, ya sea
físico, psicológico o sexual, pueden incrementar la posibilidad de sufrir
depresión en etapas más avanzadas de la vida. El estrés posttraumático (PTSD) incluye a la depresión como uno de sus síntomas
principales.

Experiencias actuales - La pérdida del empleo, las dificultades
financieras, lárgos periodos de desempleo, la pérdida de un cónyuge u
otro miembro de la familia, divorcio o el fina l de alguna otra relación
profunda u otros eventos traumáticos pueden disparar la depresión.
Estrés a largo plazo, en el trabajo, la casa o la escuela pueden estar
aunados también.

Vivir con una persona deprimida
- Aquellos que viven con
personas en depresión experimentan también altos niveles de ansiedad
y disrupción vital, lo que incrementa la posibilidad de que también se
depriman.

Teoria evolutiva - Existen un par de teorías evolutivas que explican la
depresión como una causa natural. Ambas sugieren que la depresión es
un mecanismo de defensa, si un individuo se encuentra en una larga
Ibid, p. 135, 150.
lucha por dominación de su grupo social y claramente está perdiendo, la
depresión causa que el individuo se repliegue y acepte un papel sumiso.
Así, el individuo se protege de daño innecesario y evita desperdiciar
energía, tiempo y recursos en la lucha. De este modo la depresión
mantiene la jerarquía social. Por otro lado, puede que la respuesta
cognitiva que produce la depresión moderna haya evolucionado como
un mecanismo que le permite a la gente darse cuenta si está
persiguiendo una meta imposible. Aún así, otros dicen que la depresión
puede estar aunada al perfeccionismo. La gente que puede aceptar
finales satisfactorios en vez de "los mejores" tienden a vivir vidas más
felices.
2.1.3
Causas sociales de la depresión.
Diversos autores han situado a la estructura social como un factor etiológico de
la enfermedad mental; la sensibilidad al contexto social el cual se desarrolla la
enfermedad mental, tiene como consecuencia radical el deterioro psicológico.
Las características del ambiente físico y social de los individuos y la posición
que estos ocupan dentro de la estructura son aspectos fundamentales para el
bienestar mental que se han señalado en esta parte de la investigación.

El modelo vitamínico de salud mental.
El modelo de Peter Warr destaca tres aspectos fundamentales. Por un lado, se
encuentran una serie de categorías ambientales. Estas categorías ambientales
mantienen un orden de relación con el bienestar psicológico del individuo,
constituyendo la segunda parte del modelo. En tercer lugar, Warr reconoce la
existencia de diferencias individuales y lo define como el papel del individuo.
Warr considera nueve características del ambiente que pueden influir en el
bienestar psicológico.
o Oportunidad de control. Este factor tiene dos características principales.
En primer lugar, la oportunidad para tomar decisiones y actuar en la
forma elegida. En segundo lugar, la posibilidad de predecir las
consecuencias de acción.
o Oportunidad para la utilización y desarrollo de conocimientos y
habilidades. El ambiente lo puede limitar en dos sentido. Primero, puede
limitar la utilización de habilidades que un individuo posee, permitiendo
sólo comportamientos rutinarios. Segundo, puede existir una restricción
en la adquisición de nuevas habilidades.
o Existencia de metas externamente generadas. Las obligaciones y
objetivos que surgen de los roles desempeñados requieren de normas
de comportamiento. Esto genera una rutina de acción que estructura la
actividad individual. Un ambiente que no genera demandas sobre una
persona y que tampoco genera metas u objetivos, ni potencia ninguna
actividad o logro, es negativo para la salud mental. Ahora bien, un
ambiente que genera metas excesivas o demasiado complejas también
puede influir negativamente sobre el bienestar psicológico de la persona.
o Variedad ambiental. Si las metas y acciones fijadas por el ambiente se
asocian con acciones repetitivas e invariantes, el bienestar psicológico
se verá negativamente afectado.
o Claridad ambiental. Implica tres aspectos. El primero, la disponibilidad
de información acerca de las consecuencias de una acción. Segundo, el
grado en el que las conductas de las otras personas son predecibles.
Tercero. La claridad de las exigencias del rol del individuo y las normas
requeridas sobre su comportamiento.
o Disponibilidad económica. La falta de recursos económicos implica la
ausencia de control, afectando negativamente la salud mental.
o Seguridad física. Para que una persona tenga una buena salud mental
requiere de un ambiente en el cual sienta seguridad, el ambiente debe
de protegerlo de amenazas físicas. Se trata de ofrecer los niveles de
seguridad adecuados. Esto incluye tener un lugar para dormir, donde
preparar los alimentos, un área de intimidad personal, etc.
o Oportunidad para el desarrollo de las relaciones interpersonales. Existen
cuatro razones por las cuales las relaciones interpersonales son
beneficiosas para la salud mental. En primer lugar, satisfacen las
necesidades de amistad, reduciendo los sentimientos de soledad.
Segundo, puede generar ayuda de diversos tipos, nos referimos al
apoyo social. En tercer lugar, dentro del marco de las relaciones
interpersonales se desarrolla la comparación social. Por último, dota al
individuo de in sentimiento grupal.
o Posición social valorada. La posición en la estructura social tiene efectos
sobre el autoestima y sobre la valoración y aprobación sociales.. La
valoración propia del individuo se genera del valor que se da a las
deferentes actividades propias del rol. Aunque también es consecuencia
de la contribución a las instituciones de las que forme parte. El prestigio
asociado ala posición social supone la prueba pública de posesión de
ciertas capacidades y de conformidad con ciertas normas y obligaciones.

Factores de causación social
Existe una relación entre estatus socioeconómico y deterioro psicológico, es
decir, a medida que aumenta el bienestar social y económico de los grupos
sociales se reduce la presencia del deterioro psicológico22. Aunque también las
causas del deterioro psicológico
se encuentran en los procesos
socioestructurales de las experiencias de las personas.
22
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., Emery, G., Cognitive therapy of depression, Nueva York,
editorial Guilford., 1987, p. 189.
Con respecto a esto, existe una hipótesis, llamada hipótesis de causación
social, según la cual los procesos sociales pueden producir condiciones que
incrementan la vulnerabilidad ante el deterioro psicológico. La segunda
aproximación señala que el orden causal sería el inverso. En otras palabras,
es más común encontrar algún tipo de deterioro psicológico entre los que
pertenecen a los grupos desfavorecidos. Los procesos socioestructurales no
darían lugar a los diferentes niveles de salud mental, sino que en realidad nos
encontraríamos con un proceso de selección social, en la cual los individuos
que padecen deterioro psicológico se verían incapacitados para ascender en
las escalas de posición social, o no conseguirían mantener la posición
socioeconómica de su familia de origen. Es el deterioro psicológico el que
condiciona la clase social, y no al contrario.
Existen cuatro componentes fundamentales del deterioro psicológico. En primer
lugar, los factores sociales subyacentes, estos factores se relacionan con la
clase social y la etapa en el ciclo vital. El segundo componente es el factor
etiológico (o agentes provocadores del deterioro) por un lado, nos encontramos
con los sucesos vitales severos, por severo se entiende un proceso que
implica una pérdida importante (o la amenaza de dicha pérdida) En gran
medida consiste en la separación de alguna persona significativa para el
individuo. Como segundo factor etiológico nos encontramos con aquellos
problemas importantes que duran al menos dos años y que implican problemas
no relacionados con la salud, y son denominados como problemas mayores. El
tercer componente son los factores de vulnerabilidad, estos factores como en
las causas psicológicas, sólo actúan ante la presencia de un estresor.
Con esto surge una pregunta, ¿Cuáles son esos factores que incrementan el
riesgo de depresión ante un suceso vital o en la experiencia de dificultades
mayores?23 Pues bien, nos encontramos con cuatro factores. El primero y el
más importante, es el apoyo social, en el que se incluyen la calidad de las
relaciones interpersonales, lo que se denomina como intimidad y que toma en
cuenta la frecuencia y calidad de las relaciones sociales. El segundo factor de
vulnerabilidad es la pérdida de la madre por muerte o por separación antes de
los 11 años de edad. El tercer factor consiste en la presencia en casa de 3 o
más hijos con una edad de 14 años o menos. El cuarto y último factor de riesgo
es la carencia de un empleo, ya sea de tiempo completo o tiempo parcial.
Ahora bien, tanto los factores etiológicos como los factores de vulnerabilidad
implican el funcionamiento de una variable psicológica. En el caso de los
sucesos vitales y dificultades cotidianas graves, dicha variable es la
desesperanza. La secuencia causal es la siguiente: Pérdida → desesperanza
→ depresión24. El cuarto componente del deterioro psicológico se refiere a los
factores que influyen en la cronicidad y gravedad de los síntomas, éstos se
llaman factores de formación de síntomas. La gravedad de los síntomas de la
depresión se relaciona con una pérdida de importancia en el pasado, esto
implica cualquier tipo de pérdida, especialmente durante la niñez o la
adolescencia. El tipo de pérdida se relaciona con la tipología de los síntomas.
23
24
Ibid, p. 192.
Ibid, p. 190.
Una pérdida por muerte lleva a un diagnóstico de depresión psicótica. Una
pérdida por separación lleva a un diagnóstico de depresión neurótica.
En cuanto a los síntomas crónicos el principal determinante son las dificultades
a largo plazo. Este tipo d dificultades varía en función de la clase social. De
esta manera, las dificultades domésticas, económicas y relacionadas con los
familiares tardan más en resolverse en las personas de bajos recursos. Esto, y
la mayor frecuencia de aparición de nuevas dificultades explica la mayor
prevalencia de la depresión en la clase baja.
De esta manera, se trata de explicar no sólo la aparición de la depresión, sino
también la gravedad y duración de sus síntomas. Cabe señalar, que los
factores etiológicos, los factores de vulnerabilidad y factores de formación de
síntomas tienen un marcado origen social, ya que constituyen parte de las
condiciones de vida de las personas y que de igual forma no son iguales en
todas las posiciones sociales. A su vez, esta distribución desigual entre las
clases sociales explica las diferencias en incidencia y prevalencia de la
depresión.
Dentro de los procesos socioestructurales existen tres factores que explican la
relación entre estatus socioeconómico y deterioro psicológico (depresión y
ansiedad). Ciertas características sociodemográficas (empleo, ingresos,
educación, género, raza y estatus matrimonial) determinan las condiciones de
vida de los individuos, estas condiciones generan una serie de experiencias, y
las experiencias características de los diferentes estatus socioeconómicos dan
lugar al desarrollo de distintas creencias e interpretaciones acerca de la
sociedad, las relaciones sociales, etc. El nivel de deterioro va a depender de
esas ciencias. La alienación, autoritarismo y desigualdad son los vínculos entre
la realidad externa y la realidad interna del deterioro psicológico.
2.1 Síntomas de la depresión
De acuerdo con el criterio del DSM-IV-TR25 para diagnosticar un desorden
depresivo mayor, se requieren uno o dos de los siguientes elementos:
 Estado de animo depresivo, o
 Perdida de interés o placer.
Es suficiente tener uno de estos síntomas, además de cuatro de la siguiente
lista:
 Sentimientos dominantes de tristeza o miedo, o la inhabilidad de sentir
emociones.
 Una disminución de la cantidad de placer derivado de lo que solían ser
actividades placenteras.
 Cambio del apetito marcado por una diferencia de peso.
 Patrones alterados de sueño, como insomnio o sueño excesivo.
 Cambios en los niveles de actividad.
 Fatiga mental y física.
 Sentimientos de culpa, inseguridad y/o miedo.
 Una falta de auto-estima.
 Problemas para concentrarse o tomar decisiones.
 Daño personal o consideración del mismo.
 Consideración de suicidio o muerte.
La depresión en los niños puede no ser tan fácil de identificar ya que no es tan
obvia. Los infantes pueden presentar los siguientes síntomas:
 Pérdida de apetito.
 Problemas de sueño, tales como pesadillas recurrentes.
 Problemas de memoria y aprendizaje donde no los había anteriormente.
 Cambios conductuales importantes, como aislamiento social y agresión.
En niños mayores y adolescentes un indicador adicional puede ser el uso
excesivo de alcohol o drogas. Los adolescente depresivos presentan un riesgo
particularmente alto de comportamientos destructivos, tales como desordenes
alimenticios como anorexia y bulimia o auto-daño.
Uno de los instrumentos más utilizados para la medición de la depresión es el
“Inventario de depresión de Beck”, una encuesta de opción múltiple de 21
preguntas.26
Es difícil para gente que no ha experimentado la depresión, ya sea
personalmente o por exposición regular a individuos deprimidos, entender su
impacto emocional, interpretándolo como si fuera similar a “sentirse
apachurrado” o “andar triste”. Como indica la liste anterior, la depresión clínica
es un síndrome de síntomas interconectados que van mucho más allá de
sentimientos tristes o dolorosos. Una gran variedad de indicadores biológicos
25
Asociación Americana de Psiquiatría, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders,
Washington D.C., cuarta edición en línea: “www.behavenet.com”, 2000-2002
26
Ambrosini PJ, Metz C, Bianchi MD, Rabinovich H, Undie A. Concurrent validity and psychometric
properties of the Beck Depression Inventory in outpatient adolescents, Nueva Orleans, editorial J Am
Acad, 1991, p. 51-57.
muestran que hay cambios significativos en la química cerebral y una reducción
de actividad cerebral.
2.2 Consecuencias de la depresión: El suicidio.
La mayor parte de los que tienen ideas suicidas están, además, deprimidos27. Los dos
principales motivos por los que una persona se deprime son, en primer lugar, la pérdida
del control sobre su situación vital y sus emociones y, en segundo lugar, la pérdida de
toda visión positiva del futuro (desesperación). Ante la depresión y las ideas suicidas
que de ella derivan sólo puede resultar eficaz una terapia que ayude a recuperar el
control y la esperanza.
La depresión hace que la visión del mundo circundante se estreche hasta tal
punto que se llegue a distorsionar la realidad. Los individuos se fijan
únicamente en los aspectos negativos de la vida, y los positivos los pasan de
largo como si no tuvieran importancia alguna o, sencillamente, no existieran.
Rechazan por estúpidas todas las opciones que se les ofrecen para resolver su
problema, hasta que parece que no hay solución posible. Interiorizan una
tristeza persistente y angustiosa que, como la muerte súbita del padre o de la
madre, produce un dolor que dura semanas, meses e incluso años. Empiezan
a creer que nada los puede aliviar y que su dolor no va a acabarse nunca.
El suicidio no soluciona nada, lo único que hace es adelantar el final sin haber
encontrado la solución. No se puede decir que el suicidio sea una opción, ya
que "opción" quiere decir "posibilidad de optar o elegir"28, y el suicido nos
arrebata para siempre lo uno y lo otro. La muerte es un acontecimiento
irreversible que, no sólo no elimina el dolor, sino que lo transmite a quienes nos
rodean. También transmiten su dolor las personas que viven en la más
absoluta soledad y se quitan la vida. Se lo transmiten a aquellos miembros de
la sociedad a quienes les importa y les preocupa. Algunas personas pueden
ser genéticamente propensas a la depresión, padecer un desequilibrio químico,
o haber pasado muchas desgracias a lo largo de su vida: algo que, en suma,
les conduce a la depresión. Hay personas que "llaman a la depresión a gritos":
son las que cultivan procesos de pensamiento cognitivo irreales y aspiran en la
vida a objetivos inalcanzables. Sea cual sea la causa de la depresión, cualquier
persona puede verse asaltada por intensas ideas de suicidio cuando el futuro
se muestra desesperanzador.
No hay ninguna clase o tipo específico de persona que pueda tener la
seguridad de no albergar jamás pensamientos suicidas. Los médicos, los
terapeutas y los adolescentes ocupan los primeros puestos en las estadísticas
de suicidios consumados; si bien parece que en personas con firmes
convicciones religiosas es más infrecuente el intento de suicidio.
27
28
Sarason, I. y Sarason, B., Psicología Anormal, México, editorial Prentice May, 1995, p 85.
Ibid, p. 88.
La enfermedad psiquiátrica con más riesgo de suicidio es la depresión . Los
momentos de la enfermedad con más riesgo son cuando disminuye la
inhibición y la melancolía (empiezan a mejorar) o cuando se inicia la depresión.
Los tres síntomas de la depresión relacionados con el suicidio son29:
 Aumento del insomnio
 Aumento del abandono del cuidado personal
 Aumento del deterioro cognitivo
Existen varias opiniones sobre la significación de los síntomas psiquiátricos en el
paciente suicida. Los intentos de suicidio presentan una condición depresiva que es fácil
de reconocer. Los depresivos endógenos corren mayor riesgo que los depresivos
reactivos, los intentos de suicidio son impulsivos, pueden decidirse una hora antes.
Los intentos de suicidio son especialmente comunes entre las mujeres
menores de 35 años (más entre 15 y 24 años), los hombres lo hacen en edad
más avanzada. Por clases sociales es más común en las más bajas, pero más
efectivo entre las clases altas y grupos profesionales de alto estatus
económico.
Factores asociados al riesgo de suicidio30:















Mujeres menores de 35 años, hombres mayores de 40
Separación, divorcio o muerte del cónyuge
Pérdida inminente de un ser querido
La soledad y el aislamiento social
Problemas económicos, paro reciente o jubilación
Mala salud
Ocupación de alto estatus
Depresión (sobre todo endógena)
Enfermedad terminal
Problemas con alcohol y/o drogas
Anteriores intentos de suicidio
Historia previa de trastornos afectivos
Historia familiar de trastornos afectivos, suicidio, alcoholismo
Indicios suicidas (avisos o conversaciones suicidas)
Preparativos (hacer testamento, seguros, nota suicida)
En general los pacientes suicidas están dispuestos a hablar de sus intenciones
y para algunos la necesidad de desahogarse con alguien que les toma en serio
es terapéuticamente positivo. Cuando existe la posibilidad de suicidio se le
debe animar a que hable de ello y procurar emplear tiempo en el futuro para
seguir hablando del tema con lo cual se puede facilitar el ingreso temporal en
29
30
Ibid, p. 90
Ibid, p.90.
una unidad psiquiátrica y/o proporcionar la ayuda necesaria para atenuar la
circunstancias que provocan el intento suicida.
Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión,
dudas sobre sí mismos, presión para lograr éxito, inquietudes financieras y
otros miedos mientras van creciendo. Para algunos adolescentes, el divorcio, la
formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros, o las
mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos e intensificarles
las dudas acerca de sí mismos. En algunos casos, el suicidio aparenta ser una
"solución."
La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se
pueden tratar. Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas
condiciones tanto en niños como en adolescentes y se debe desarrollar un plan
de tratamiento. Cuando los padres sospechan que el niño o el joven puede
tener un problema serio, un examen psiquiátrico puede ser de gran ayuda.
Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la
depresión31. Los padres deben de estar conscientes de las siguientes señales
que pueden indicar que el adolescente está contemplando el suicidio. Los
psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que si el joven presenta uno
o más de estos síntomas, los padres tienen que hablar con su hijo sobre su
preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas persisten.















Cambios en los hábitos de dormir y de comer.
Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades
habituales.
Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la
casa.
Uso de drogas o del alcohol.
Abandono poco usual en su apariencia personal.
Cambios pronunciados en su personalidad.
Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la
calidad de su trabajo escolar.
Quejas frecuentes de dolores físicos tales como los dolores de cabeza,
de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado
emocional del joven.
Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones.
Poca tolerancia de los elogios o los premios.
El adolescente que está contemplando el suicidio también puede:
Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable."
Lanzar indirectas como: "no les seguiré siendo un problema", "nada me
importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez."
Poner en orden sus asuntos; por ejemplo, regalar sus posesiones
favoritas, limpiar su cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc.
Ponerse muy contento después de un período de depresión.
Si el niño o adolescente dice, "Yo me quiero matar" o "Yo me voy a suicidar",
se debe tomar muy en serio y llevarlo a un psiquiatra de niños y adolescentes o
31
Carlson, N., Fundamentos de Psicología Fisiológica, México, editorial Prentice May. 1996, p.135.
a otro médico para que evalúe la situación32. A la gente no le gusta hablar de la
muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si está
deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de "ponerle ideas en la
cabeza"; por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por
él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.
Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y
adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un
camino más saludable de desarrollo. Mencionan la diferencia de su ocurrencia
en las depresiones reactivas moderadas, de nivel neurótico y las más
profundas de categoría psicótica. Por supuesto, en estas últimas el riesgo es
mucho mayor.
En aquellos cuadros depresivos asociados a una manifiesta histeria, en pleno
período de estado, hay anuncios e intentos suicidas. Pero, hay casi siempre
"anuncios más o menos melodramáticos"33. El hecho suele producirse,
efectivamente, ante un auditorio. Por lo general, no es serio, es decir, el
recurso no es idóneo para lograr la muerte. No se arroja al vacío, ni se dispara
un tiro, ni piensa en tirarse a las vías. Se elige el corte en el antebrazo (cortarse
las venas), tomar fármacos comunes, etc. El objeto es llamar la atención, con
alto contenido histriónico, y consecutivo a situaciones conflictivas explosivas.
Es un intento "utilitario" en el sentido de conseguir algún objetivo en el entorno.
En cambio los intentos suicidas del deprimido severo, son serios. Suele
planearse, generalmente en cierto secreto y el cuidado que pone en su
ejecución hace que casi siempre culmine en muerte.
En su comienzo, el sujeto suele manifestar a quienes le rodean que "es mejor
terminar con todo, así no se puede vivir, esto no tiene arreglo, es mejor
desaparecer". Es decir explicita su idea autodestructiva. Pero hasta aquí hay
ambivalencia: se piensa en el suicidio, pero se resiste a la idea. Sin embargo,
el riesgo aumenta, cuando el individuo parece tranquilizarse. Como antes
dijimos, cesa la ambivalencia, desaparece la disyuntiva y la lucha interior;
generalmente la resolución ha sido tomada y ahora se elabora la ejecución del
acto.
Se puede expresar que la resolución suicida es, esencialmente un elemento de
la esfera afectiva (en este caso con depresión). Por lo tanto, el nivel cultural del
sujeto, las apelaciones a su alta capacidad de razonamiento, no tienen sentido.
Tampoco debe confiarse, en absoluto, en que la psicoterapia, en esa situación,
pueda brindar resultados y en todo caso, implica un riesgo tan alto que no
puede ser asumido. La idea suicida no es un razonamiento, sino un
sentimiento. Por ello el deprimido grave con alta tendencia suicida debe ser
internado con la misma urgencia de un abdomen agudo.
En caso de una situación álgida34 (riesgo de suicidio, ansiedad, componente
psicótico, etc.) la psicoterapia profunda no tiene cabida. Más aún, se insiste en
que la exploración del inconsciente y la psicoterapia introspectiva están
32
Ibid, p.140.
Ibidem.
34
Ibid, p. 151.
33
contraindicadas formalmente. El análisis de motivaciones inconscientes puede
producir en el paciente desasosiego y angustia al descubrir elementos
negativos de su historia vital, agranda el cuadro. No es este el momento, en el
cual, más adelante, ya mejorado el paciente, podrá ser considerado ese
tratamiento.
La aproximación psicoterápica, en ese momento álgido, debe ser de apoyo, y
así debe continuar hasta cesado el cuadro. Se debe insistir en luchar contra las
ideas de culpa, ruina, indignidad, pesimismo. Es preciso desvalorizar estos
sentimientos, quitarles vigor, minimizándolos. Presentar su porvenir aceptable
es imprescindible.
Buena técnica es pedirle al paciente un plazo: que permita su tratamiento
durante alrededor de 2 meses exponiéndole la seguridad de su curación. Aquí
el médico debe ser seguro, asertivo, concluyente.
El deprimido es escéptico respecto a su curación y señala su convicción de un
destino ominoso, pero cierto es también que la seguridad, la tranquilidad y la
palabra firme del médico y la autoridad que se desprende de él causan efecto.
En el fondo él necesita ser consolado. También es importante explicar al
paciente que tendrá molestias con la medicación; pero esto suele ser positivo,
puesto que el individuo lo relaciona con la potencia de la droga, y la energía del
tratamiento, lo cual asoma una esperanza.
Se le debe decir, concretamente, que no tendrá deterioro al salir de su
enfermedad, que ésta no afecta "al intelecto", sino a la afectividad. Debe
insistirse, una y otra vez, en que la esperanza existe, que es razonable y
segura, visto el tratamiento que habrá de hacerse y que él comprobará pronto
cuan infundadas son sus ideas depresivas. Mientras más grave el cuadro,
menos efectivo será este tratamiento psicoterápico y se puede llegar a casos
en que nuestra las palabras "resbalan" en el paciente; si así ocurre, habrá
llegado también el momento de la internación.
Finalmente, por lo tanto, el tratamiento de elección en la depresión severa es35:
1. Tratamiento farmacológico, cubriendo también la angustia y la ansiedad.
No corresponde psicoterapia profunda en los momentos álgidos del
proceso.
2. Si el riesgo de suicidio es evidente, internación urgente y tratamiento de
electroshock.
3. Si el tratamiento farmacológico (aún cambiando o combinando
fármacos) se muestra ineficaz durante un lapso prudencial, efectuar
electroshock (siempre en ambiente sanatorial).
4. Evaluar la posibilidad de psicoterapia posterior.
La depresión,
imputabilidad
discriminación
el cuadro se
35
Ibidem
mientras se mantenga en el ámbito neurótico, no condiciona
penal, ni irresponsabilidad. El individuo sigue con clara
de la realidad, aunque la vea de manera penosa y pesimista. Si
agrava y aparece riesgo de suicidio, clínicamente evaluado,
corresponderá la internación, aún en contra de la opinión del enfermo, ya que
es, como se ha dicho, el mejor y a veces, único resguardo posible.
Si la enfermedad configura ya un cuadro psicótico, con delirio, ideas
patológicas de influencia, el paciente es entonces un alienado, y como tal
irresponsable36. Pero, como el síndrome depresivo es, en general de buen
pronóstico, y aquí en tiempo relativamente breve, la intervención judicial es
excepcional, lo cual constituye, desde ya un elemento positivo para el
conocimiento del paciente. No es necesaria en absoluto autorización judicial
para el tratamiento, aún intenso, del enfermo. Ni para la realización tampoco de
electroshock. Sí correspondería, en cambio, que la familia se encuentre
perfectamente informada, y autorice, desde ya, la terapia instituida.
36
Ibidem.
2.4
Tratamiento de la depresión
Los tratamientos de la depresión varían ampliamente y son diferentes para cada
individuo, regularmente se intentan varios tipos de estos y sus combinaciones. Existen
dos modos primarios de tratamiento, típicamente empleados a la par: la medicación y la
psicoterapia. Un tercer tratamiento, la terapia electroconvulsiva que se llega a utilizar
donde el tratamiento químico falla. Otros tratamientos alternativos de la depresión son
el uso de vitaminas, hierbas u otros suplementos alimenticios.
2.4.1 Tratamiento con medicamentos
Los medicamentos antidepresivos son regularmente la primer opción de
tratamiento prescrita por los médicos. Los antidepresivos alivian los síntomas
de la depresión, lo cual facilita al paciente enfrentar sus problemas y tomar las
acciones apropiadas:
37

Drogas Tricíclidas37 – Son las más viejas y casi fuera de uso, ya que
provocan efectos secundarios como hipertensión, nauseas
boca seca y fallas en la memoria. Además de ser
potencialmente mortales en sobredosis moderadas. Aún se
utilizan dada su alta potencia en casos severos de depresión
clínica.

Inhibidores de serotonina38 – Los SSRIs39 comprenden la familia
estándar de antidepresivos. Se piensa que una de las causas
de la depresión es la producción de una cantidad no adecuada
de serotonina, un químico que el cerebro usa para transmitir
señales entre las neuronas. Estas drogas previenen la
reabsorción de serotonina para mantener al cerebro
funcionando correctamente. Sus efectos secundarios son poco
severos, como nauseas, boca seca o reducción de la
funcionalidad sexual.

Inhibidores de monoamino-oxidaza40 – (MAOIs) Estos se usan en caso
de que otros tratamientos sean inefectivos. Son peligrosos ya
que tienen interacciones no deseables con ciertos alimentos y
drogas.

Inhibidores de noradrenalina41 – Los NARIs42 actúan por vía de la
noradrenalina y se supone que tienen un efecto positivo en la
concentración y la motivación.
Roca Bennhasar, Miquel, Trastornos del humor, Madrid, Sociedad Española de Psiquiatría, editorial
Médica Panamericana, primera edición, 1994, p.794.
38
Ibid, p. 800
39
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., op cit, p.119, 277, 350, 399, 617.
40
Roca Bennhasar, Miquel, op cit, p. 802.
41
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., op cit, p.397-399.
42
Roca Bennhasar, Miquel, op cit, p. 807.

Inhibidores de serotonina y norepinefrina43 – Conocidos también como
SNRIs44, son una forma nueva de antidepresivo con efectos
secundarios muy similares a los SSRIs aunque con algo de
síndrome de abstinencia al abandonar el tratamiento.

Tranquilizantes y sedantes45 – Típicamente prescritos para calmar la
ansiedad y apoyar al sueño. Dado su alto potencial para
adicción, se aplican solamente para uso ocasional o de corto
plazo. Normalmente se usan para combatir efectos secundarios
de otras drogas.

Antipsicóticos46 – Son estabilizadores de humor efectivos en tratar la
ansiedad que se utilizan para aumentar la potencia de algún
antidepresivo o para aliviar los síntomas sicóticos o paranoides
que acompañan a la depresión clínica. Sus efectos secundarios
son severos: visión borrosa, espasmos musculares, disquinesia
(movimientos involuntarios) y aumento de peso.
Litio47 – Este sigue siendo el tratamiento estándar para el desorden
bipolar, pero también es particularmente efectivo para prevenir
recaídas en pacientes que hayan sufrido de depresión. Puede
causar sed, temblores, nausea o diarrea.
SP Antagonists48 – La sustancia P es un péptido neuroquímico de
amplia distribución en el cerebro; en 1980 se crearon una serie
de clones de el receptor cerebral de esta sustancia, de estos, el
compuesto MK-869 se ha probado para combatir depresiones
mayores y ha dado resultados satisfactorios. Los “antagonistas
de sustancia P” como sería su nombre en español, son más
eficaces que la paroxitina pero con efectos laterales mucho
menos malignos.


2.4.2 Terapia psicológica
En la terapia psicológica, el paciente recibe asistencia para entender y resolver
los problemas que puedan estar contribuyendo a la depresión. Esto se puede
hacer en solitario o dentro de un grupo, y es dirigido por profesionales de salud
mental, como son psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales o enfermeras
psiquiátricas. Es importante para el paciente conocer el entrenamiento con el
que cuenta el terapista, así como los métodos que emplea, ya que se forma un
lazo entre el medico y el cliente, es importante que el paciente se sienta
comprendido por el terapeuta.
43
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., op cit, p.399-400.
Roca Bennhasar, Miquel, op cit, p. 808.
45
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., op cit, p.401-404.
46
Roca Bennhasar, Miquel, op cit, p. 809.
47
Ibidem.
48
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M., op cit, p.620-621.
44
Los consejeros pueden ayudar a una persona a hacer cambios en sus patrones
de pensamiento, a lidiar con problemas de relaciones interpersonales, detectar
y tratar recaídas y entender los factores que contribuyen a la depresión.
Existen muchos métodos terapéuticos, como la terapia de habilidades
sociales49, la terapia de auto-control o la de resolución de problemas, pero
todas están orientadas a mejorar el funcionamiento personal e interpersonal del
paciente. La terapia cognitiva o “Terapia Cognitiva del Comportamiento”50 se
enfoca en como la gente se ve a sí misma y a sus relaciones con el mundo.
Funciona contraatacando los patrones negativos del pensamiento y
aumentando la autoestima. La terapia se puede usar para ayudar a desarrollar
o mejorar las habilidades interpersonales del paciente para aliviar el estrés. La
“Terapia Comportacional”51 se basa en la asunción de que los comportamientos
se aprenden, así, se le enseñan al paciente nuevos comportamientos más
saludables. La “Terapia de Apoyo”52 alienta a la gente a discutir sus problemas
y las provee de apoyo emocional. El enfoque es compartir información, ideas y
estrategias para sobrellevar la vida diaria. La “Terapia Familiar”53 Ayuda a la
gente a vivir juntos e una manera más armónica y a deshacer patrones de
conducta destructiva.
2.4.3 Terapia electroconvulsiva.
También conocida como terapia de electrochoques54, terapia de shock o ECT
por sus siglas en inglés, la terapia electroconvulsiva emplea choques pequeños
y controlados de electricidad (fijados a 0.9 amperes en máquinas típicas) en el
hemisferio derecho para inducir un ataque epiléptico artificial mientras que el
paciente se encuentra bajo el efecto de anestesia general.
Este tipo de terapia ha adquirido una reputación temible por su uso como
método de represión por la antigua URSS, y las muestras ficticias de esta en el
cine y la televisión. Pero cuando se aplica apropiadamente es un tratamiento
útil donde han fallado otros o donde el uso de drogas no es viable, como por
ejemplo durante el embarazo o la lactancia. En un régimen de tratamiento
típico el paciente recibe alrededor de tres tratamientos por semana por cerca
de un mes, aunque en algunos casos se pueden requerir sesiones repetidas.
Se puede sufrir de pérdida de memoria corto o a largo plazo a causa de este
tratamiento, así como dolores de cabeza.
2.4.4 Tratamientos naturales55
Una variedad de actividades naturales pueden utilizarse para aliviar la
depresión, como son el ejercicio, el yoga o la meditación.
49
D. Glick, Ira, Tratamiento de la Depresión, California, editorial Jossey-Bass Inc. Publishers, 1995;
editorial Ediciones Granica, s.a., 1999, p.99.
50
Ibid, p.59.
51
Ibid, p.125.
52
Ibid, p.183.
53
Ibid, p.153.
54
Roca Bennhasar, Miquel, op cit, p. 813-818.
55
D. Glick, Ira, op cit, p. 183, 215.
Es ampliamente creído que el ejercicio y la actividad física ayuda a los
pacientes a superar la depresión de una manera más rápida y tranquila durante
el curso de otro tratamiento, también se cree que ayuda a que los
antidepresivos y la psicoterapia funcionen más rápido y mejor. Puede ser difícil
encontrar la motivación para hacer ejercicio si la depresión es severa, pero es
recomendable que los pacientes tomen parte de actvidades físicas con horarios
regulares si es posible. El ejercicio no debe ser extenuante necesariamente;
ejercicios cardiovasculares ligeros como caminar o trotar pueden ser de gran
ayuda.
El ejercicio produce niveles altos de químicos como la dopamina, la serotonina
y la norepinefrina en el cerebro. En general, esto trae una mejora en el humor,
lo cual es efectivo en contrarrestar la depresión.
También cabe señalar que es recomendable consultar a un médico antes de
empezar un régimen de ejercicio. Así se puede determinar si la persona tiene
algún tipo de padecimiento o problema de salud que pudiera prohibirle al
paciente algún tipo de ejercicio.
CONCLUSIÓN
Desafortunadamente podemos notar como el conflicto “causa-efecto” al que se
enfrenta el estudio de la depresión tiene graves consecuencias en el
tratamiento al que se puede someter un paciente, ya que al parecer los
tratamientos médicos pueden no ser más que intentos burdos por contrarrestar
las consecuencias de un cuadro depresivo disparado por algún trauma infantil o
una experiencia desagradable. Por otro lado, también es notorio como la
terapia psicológica aunada a los tratamientos químicos presentan una
alternativa viable para las personas que sufren de este mal.
BIBLIOGRAFÍA
Asociación Americana de Psiquiatría
Diagnostic and Statistical Manua of Mental Disorders.
Cuarta edición en línea: “www.behavenet.com”.
Washington D.C., 2000-2002.
Ambrosini PJ, Metz C, Bianchi MD, Rabinovich H, Undie A.
Concurrent validity and psychometric properties of the Beck Depression
Inventory in outpatient adolescent.
Nueva Orleáns, editorial J Am Acad, 1991, p. 51-57.
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., Emery, G.
Cognitive therapy of depression
Nueva York, editorial Guilford., 1987, p. 189-193
Lammoglia, Ernesto
El desequilibrio bioquímico, La mascara de la depresión.
México, editorial Grijalbo, 2001, p.105.
Burns, David D.
Feeling Good: The New Mood Therapy.
Nueva York, editorial Avon, 1999, p. 50-55.
Klein, D. F., & Wender, P. H.,
Understanding depression: A complete guide to its diagnosis and treatment
Nueva York, editorial Oxford University Press, 1993, p. 75, 88, 90.
Sarason, I. y Sarason, B.
Psicología Anormal
México, editorial Prentice May, 1995, p 85-90.
Carlson, N.
Fundamentos de Psicología Fisiológica
México, editorial Prentice May. 1996, p.135, 140, 151.
D. Glick, Ira.
Tratamiento de la Depresión
California, editorial Jossey-Bass Inc. Publishers, 1995; editorial Ediciones Granica, s.a.,
1999, p.99.
Roca Bennhasar, Miquel.
Trastornos del humor
Madrid, Sociedad Española de Psiquiatría, editorial Médica Panamericana,
primera edición, 1994, p.794.
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M.
Handbook of depression and anxiety
Nueva York, editorial Marcel Dekker Inc., segunda edición, 1994-2003, p.119, 277,
350, 399, 617.
CAPÍTULO III. LA PROBLEMÁTICA DE LA DEPRESIÓN ENTRE LOS
ADOLESCENTES EN MÉXICO.
INDICE
3.1
Problemática suicida entre adolescentes en México.
3.2
La depresión y el consumo de drogas.
3.3
Relación entre la depresión y la violencia familiar.
CAPÌTULO III. LA PROBLEMÁTICA DE LA DEPRESIÓN ENTRE LOS
ADOLESCENTES EN MEXICO.
Investigaciones recientes han demostrado que un número importante de
adolescentes se enfrenta a responsabilidades escolares y sociales que
sobrepasan su capacidad, las cuales pueden generar sentimientos de angustia
y depresión. En algunas ocasiones los adolescentes presentan sentimientos
depresivos que muchas veces no son duraderos, sin embargo, datos
estadísticos han demostrado que alrededor del 10 % de los jóvenes pueden
llegar a sufrir estados depresivos que interfieren significativamente con su
salud física y emocional, lo que a su vez puede estar relacionado con el
consumo de drogas y el suicidio. 56
Otro factor que influye en la salud emocional de los adolescentes es la
violencia intrafamiliar, la cual pone en evidencia la necesidad de reconocer
éste problema como tendencia a la depresión y al suicidio en la adolescencia
temprana.
3.1 Problemática suicida entre adolescentes en México.
Actualmente México es un país de niños y jóvenes con una marcada tendencia
al envejecimiento. Según datos reportados por el Gobierno de la Ciudad de
México (2003), esta entidad concentraba el 11.3% de la población del país, y
más de la mitad de su población era de 0 a 29 años (59.8%) con una
proporción hombre – mujer de 1:1. esto pone de manifiesto la pertinencia de
investigar y atender las necesidades de la población joven, dado que es una
parte importante del país y en específico, de la Ciudad de México.
Diversos autores enfatizan que el suicidio en los jóvenes se encuentra entre las
primeras causas de muerte en los países que mantienen su registro
estadístico, aún reconociendo el subregistro debido a dificultades legales y
morales que conlleva el acto suicida. En diversos países se observa una
tendencia epidemiológica ascendente, por lo que se le considera un problema
relevante de salud pública, y México no es la excepción; y más aún, cuando el
suicidio no es una causa natural de muerte, y es entendida como una muerte
prematura.
Los perfiles epidemiológicos en nuestro país muestran que los jóvenes son el
grupo con mayor riesgo suicida. INEGI (2002) reporta que la mayor proporción
de suicidios consumados se identificó en la población de 15 a 24 años, por lo
que cabe considerar que el estudio del intento suicida sea pertinente en las
poblaciones aún más jóvenes, dado que se reconoce que uno de los mejores
predoctores del suicidio consumado es el haberlo intentado anteriormente.57
En 2003 se detectó en el Distrito federal la conducta suicida de la población
estudiantil de secundaria, la cual con los indicadores de malestar emocional
Feldman F. “Un grito de ayuda: La relación entre depresión y drogas.” Liber-Addictus.(47), México,
2001, pp. 18-20.
57
Gonzáles-Forteza C, Villatoro J, Alcántar I, Medina-Mora ME, Fleiz C, Bermúdez P, & Amador N.
“Prevalencia de intento de suicida en estudiantes de la Ciudad de México: Medición 2000”. La Psicología
Social en México, México, AMEPSO, 2002, pp. 298-304.
56
actual, fue estadísticamente significativa. De los hombres que habían intentado
suicidarse, 50% presentó malestar depresivo e ideación suicida actuales; y en
las mujeres que habían sido atacadas sexualmente y que habían intentado
suicidarse, se presentó una alta proporción (67%) de estas problemáticas.
Estos resultados comprueban la necesidad de establecer estrategias de
prevención para la detección oportuna y la promoción de la salud emocional de
la población adolescente.58
El problema de la conducta suicida es muy complejo, ya que no solo
intervienen diversos factores, sino que también interactúan entre sí, haciendo
más difícil su comprensión. Por dicha razón los profesionales de la salud
mental están obligados a profundizar en el tema y a esclarecer las lagunas que
se presentan en el abordaje de dicha conducta. La conducta suicida es el
resultado de la confluencia de un sinnúmero de situaciones y factores que se
combinan entre sí para generar un abanico de conductas suicidas, que irían
desde la ideación, hasta el suicidio consumado. Las variables que influyen en
el origen de la conducta suicida son muchas, como las de índole genética y
biológica, las sociodemográficas, psiquiátricas y psicosociales.
Dentro de los factores de riesgo que se han identificado en el intento suicida se
cita el consumo de drogas, ideación suicida, nivel de desesperanza, depresión,
bajo autoestima, ansiedad, problemas en el ambiente familiar, etc. Cuando se
habla de conducta suicida se hace referencia a dos grandes categorías de
análisis: Suicidio consumado y Para suicidio, el cual engloba distintas
instancias, entre ellas el intento e ideación suicida.
De acuerdo con Stengel, el intento de suicidio se define como cualquier acto de
autoperjuicio inflingido con intención autodestructiva. Por otra parte, Diesktra lo
define como un acto no habitual con un fin no fatal, que se realiza
deliberadamente por la persona que se causa autolesiones o se las causaría si
los demás no interfirieran. El estudio de intento de suicidio requiere de atención
e investigación prioritaria, debido a que se ha reconocido como un factor de
riesgo muy importante para la conducta suicida recurrente y para el suicidio
consumado.
A pesar que no se cuentan con estadísticas precisas referentes al intento
suicida, algunos estudios sugieren que por cada suicidio se presentan hasta
diez intentos fallidos, y se ha reportado que hasta un 60% de los sujetos que lo
consuman tienen una historia de intentos fallidos previos (15).
Las estadísticas de intentos de suicidio y suicidio del INEGI (14), reportaron
que durante el año de 2004 se registraron 443 intentos de suicidio en la
República Mexicana. Esto, en comparación con el número de sucesos
ocurridos el 2003, representó del 13% anual. Los estados más afectados
fueron: Coahuila, Nuevo León, Durango, Yucatán, entidades que concentraron
el 79% de los sucesos registrados. Por otra parte, en el Distrito Federal, el
González- Forteza C., Ramos L., Vignau L., & Ramírez – Villareal C. “El abuso sexual y el intento
suicida asociados con el malestar depresivo y la ideación suicida de los adolescentes.” Salud Mental, 24
(6), México, 2004, pp.22-25.
58
suicidio y las lesiones autoinflingidas se situaron en el lugar 18 de la lista de las
principales causas de muerte durante el periodo 2001 – 2004.
Actualmente, los perfiles epidemiológicos muestran que los jóvenes son el
grupo de población con mayor riesgo suicida, por ello es fundamental
concentrar la investigación en dicho grupo.
Tabla 1. Intento de suicidio, Familia, Autoestima e Ideación Suicida.
INTENTO SUICIDA.
HOMBRE
MUJER
SIN
CON
SIN
CON
INTENTO
INTENTO
INTENTO
INTENTO
X
3.0
2.9
3,1
2,9
Autoestima
DE
.9
.8
0,8
0,8
Hostilidad
X
1.9
2.0
1,7
1,9
y rechazo
DE
1.3
1.1
1,1
0,8
Comunicación
X
2.6
2.3
2,6
2,1
del hijo
DE
1.3
1.3
1,2
1
Comunicación
X
2.8
2.6
2,9
2,5
de los papás
DE
1.3
2.2
1,1
1
Apoyo
X
3.1
significativo
2.9
.1
2.9
3,2
2,9
del hijo
DE
1.3
1.2
1,2
1
Apoyo
X
3.3
3.0
3,3
2,9
de los papás
DE
1.3
1.2
1,1
1
Ideación Suicida
X
.7
2.0
0,8
2,2
# de síntomas
DE
1.1
1.5
1,1
1,5
F
P
22,6
0
12,6
0,017
39,4
0
23,2
0
15,6
0
28,2
0
441,2
0
La adolescencia es una etapa trascendental y crítica para el desarrollo humano
debido a la serie de cambios fisiológicos, psicológicos e interpersonales que
conlleva. Dichos cambios hacen al adolescente vulnerable, pues surge una
crisis de identidad que los enfrenta a sí mismos, a las demandas familiares y de
la sociedad, y les produce gran ansiedad, rabia y confusión. Sentimientos que
en ocasiones no puede afrontar debido a diferentes factores, entre ellos, sus
características de personalidad, el estrés cotidiano y la ausencia de redes de
apoyo social y familiar. Dichos factores favorecen la presencia de malestar
emocional el adolescente, el cual puede desembocar en conductas de riesgo,
como son: consumo de drogas e intento de suicidio, que comprometen su
integridad física y psicológica.
El estudio de la problemática suicida en adolescentes es sumamente
importante ya que los perfiles epidemiológicos muestran que actualmente los
jóvenes son el grupo poblacional con mayor riesgo suicida.
Dicha problemática ha mostrado un incremento paulatino pero constante en la
población adolescente de diversos países, y en México no es la excepción. En
el 1998 se registraron en nuestro país 554 defunciones por suicidio en ambos
sexos, y en el 2003, el mismo registro fue de 2,120 casos, que representa un
aumento del 282%. Para ese mismo periodo, la tasa de suicidios, por cien mil
habitantes, representado un incremento del 125% a nivel nacional.
En México el panorama epidemiológico muestra incrementos constantes en las
tasas de suicidio e intentos en la población joven. Particularmente, la tasa de
suicidios en la población de 15 a 19 años entre el 2000 y 2004 paso de 1.49 a
2.83 por cien mil habitantes, lo que representa un aumento del 90%. En el 2004
para el grupo de 15 a 24 años, el suicidio fue la cuarta causa de muerte, solo
superada por los homicidios y accidentes automovilísticos. Es importante
mencionar que para el estudio de la problemática suicida, se reconocen dos
grandes categorías de análisis: cuando el desenlace es mortal y deviene la
muerte, suicidio consumado; y el parasuicidio, que engloba diversas instancias,
entre ellas el intento suicida y la ideación suicida.
El intento suicida es una conducta que requiere de atención e investigación
prioritaria, debido a que se ha reconocido como un factor de riesgo muy
importante para la conducta suicida recurrente y el suicidio consumado. A
pesar de que no se cuenta con estadísticas precisas referentes al intento
suicida, algunos estudios sugieren que por cada suicidio se presentan diez
intentos fallidos, y se ha reportado que hasta un 60% de los sujetos que los
consuman tienen una historia de intentos fallidos previos. Además “el análisis
epidemiológico resulta complicado, ya que ningún país tiene registros
confiables al respecto”.De acuerdo con Diesktra, uno do cada cuatro intentos
se registra y recibe atención, además de que por cada suicidio consumado
existen 10 tentativas fallidas.
Investigaciones realizadas en México han destacado grandes índices de la
problemática suicida. En una muestra representativa de adolescentes
estudiantes de secundaria y preparatoria del Distrito Federal, se encontró que
el 47% reportó por lo menos un síntoma de ideación suicida, presente en la
semana previa al estudio, un 17% reportó haber pensado en quitarse la vida y
un 10% respondió afirmativamente a los cuatro reactivos que conforman la
escala de ideación suicida.
En un estudio se encontró que el 10.1% de los adolescentes estudiantes de
Pachuca reportó haber intentado quitarse la vida por lo menos en una ocasión:
Se observaron variaciones importantes por sexo, 13.3% de los casos eran
mujeres y solo el 6.3% eran hombres. Al relacionar esta conducta con la
sintomatología depresiva, encontraron que estuvo presente en le 26% de los
hombres y en el 35% de la mujeres que había intentado suicidarse. Además,
reportan que el uso de drogas fue mas frecuente en los casos de intento
suicida.
Los factores de riesgos asociados a la problemática suicida que ha sido
consistentemente mencionados en la literatura, son los trastornos
psicoafectivos, depresivos y de ansiedad, considerados como factores de
riesgo, la depresión moderada, la ansiedad y las reacciones transitorias de
ajuste. En un estudio sobre los antecedentes con intento suicida, se encontró
un 80% de estados depresivos, 60% con depresión intensa, y 20% con
depresión severa, así como un rasgo de ansiedad predominante.
Como se muestra, el impacto generado por la problemática suicida y su
tendencia al incremento en los adolescentes mexicanos, han ocasionado que
dicho fenómeno sea considerado un problema de salud pública, y por tanto
corresponde a los profesionales de la salud mental, investigar y enfatizar los
factores que en él participan, para así poder identificar grupos de riesgo y
planear estrategias de prevención que conduzcan a frenar el aumento en las
tasas de suicidio.
En un estudio realizado se reportó que la prevalencia de intento suicida en el
Distrito Federal, fue de 9.5%. Por sexo, se encontró que las mujeres fueron las
más afectadas por dicha conducta en relación con los hombres (15.1% y 3.9%
respectivamente). Del porcentaje de mujeres que intentaron suicidarse, el
73.9% lo hizo una vez y el 26.1% lo hizo dos veces o más. Por otra parte, el
70.7% de los hombres que intentaron suicidarse lo hizo una vez y el 29.3% lo
hizo dos o más veces. Adicionalmente, esta conducta ha incrementado en los
últimos tres años en 1.2%.59
En México, los datos epidemiológicos muestran incrementos constantes en la
tasa de suicidio e intentos en la población joven, en particular en la población
de 15 a 19 años. La mayor proporción de intentos de suicidio correspondió al
sexo femenino 15.1%, mientras que el 3.5% de intentos fueron del sexo
masculino. Al respecto múltiples investigaciones han reportado que las tasas
mas altas de intento de suicidio se presentan en mujeres (20, 21), aunque el
índice de letalidad es mayor en los hombres.
Por otra parte, los métodos más utilizados para el intento suicida son, en primer
lugar, los objetos punzo cortantes, en segundo lugar la ingestión de
medicamentos, y en tercer lugar el ahorcamiento o la asfixia; la mayor
utilización de estos medios reside en la mayor accesibilidad y disponibilidad de
los mismos.
En cuanto a la relación familiar, hay que observar que los adolescentes que
han intentado suicidarse, manifiestan que su relación familiar es menos buena,
de manera que manifiestan menor comunicación y apoyo, y mayor hostilidad
por parte de sus padres.
En relación al autoestima, se encontró al igual que en otros estudios, que los
adolescentes que intentaron suicidarse presentaron menor autoestima en
comparación con los que no lo intentaron, por lo que resulta importante
fortalecer este aspecto en los adolescentes, de manera que funja como un
factor de protección ante situaciones de crisis.
En cuanto a la ideación suicida, se presentó en mayor medida en los
estudiantes que intentaban suicidarse en comparación con los que no lo
intentaron. Aunque el intento suicida, no necesariamente le sigue a la ideación
suicida, la relación entre ambos factores ha sido previamente documentada.
3.2 La depresión y el consumo de drogas.
Caballero M.A., Ramos L., González – Forteza C., & Saltijeral M.T., “Los adolescentes y su relación
con el intento de suicidio y la sintomatología depresiva.”, Psiquiatría, 18(3), México D.F., pp. 132-136.
59
Dada la importancia e la problemática, analizamos la relación del intento
suicida con el consumo de drogas, la autoestima, la ideación suicida y el
ambiente familiar del adolescente.
El aumento y la creciente complejidad del consumo de drogas en México
exigen el desarrollo de programas más eficaces, centrados en factores
específicos de riesgo. Entre la población mexicana se han identificado, entre
otros factores correlacionados, el uso de sustancias ilícitas, el consumo de
drogas en la familia, un débil apoyo y control familiar, el abandono o
suspensión de estudios y una baja adherencia escolar, la tolerancia social y la
disponibilidad de sustancias, la pertenencia a redes sociales disfuncionales y
un uso inadecuado del tiempo libre, así como diversos transtornos de conducta,
afectivos y psicológicos, entre los que se cuentan la depresión y la ansiedad.
Con estos antecedentes, y a partir de considerar el consumo de drogas ilícitas
como una forma inadaptativa de afrontamiento de la ansiedad y depresión, se
han analizado las relaciones del abuso y la dependencia de drogas entre
jóvenes adolescentes con la exposición a factores estresores y su efecto
percibido, así como con signos y síntomas depresivos. Se ha estudiado
asimismo la relación del consumo de drogas con diferentes estrategias de
afrontamiento del estrés y con la cohesión y adaptabilidad familiares.
La información obtenida por medio de diversas encuestas realizadas en la
Ciudad de México en 2003 a jóvenes entre 10 y 18 años, señala que el 82.3%
de los sujetos consumidores de drogas son hombres y el 17.7% mujeres. La
edad promedio fue de 15.35 años. El 98.5% eran solteros. Las principales
drogas utilizadas por los casos fueron la marihuana, los solventes inhalables, la
cocaína y los tranquilizantes. En general, se registró una mayor exposición a
factores estresores conforme el uso de sustancias era más alto; se observaron
también diferencias en cuanto a la intensidad percibida del estrés. La
prevalencia de síntomas de depresión aumentó en relación directa con el
consumo, mientras que éste se asoció directamente con una menor percepción
de riesgo y una más alta accesibilidad de drogas.60
Otro estudio realizado para la población adolescente y joven entre los años
2000 y 2004, indican que hay un incremento en el consumo de drogas,
especialmente de alcohol, marihuana y metanfetaminas. Cabe aclarar que el
índice general de consumo se mantiene estable a partir del 2001, sobre todo el
relacionado con la cocaína. También ha habido cambios en la respectiva
contribución de hombres y mujeres, de manera que las prevalencias de
consumo de alcohol y tabaco presentan valores similares. Se han observado
variaciones regionales que indican que el consumo es mayor en las grandes
urbes. Sin embargo, las nuevas generaciones se ven más afectadas sin
importar el nivel de urbanización del lugar en que viven. Se ha señalado con
anterioridad que estar estudiando es un factor protector contra el consumo de
drogas, por lo que el consumo es más alto entre los adolescentes que han
dejado de estudiar, y es un factor diferencial que protege en mayor medida a
los hombres que a las mujeres. Como derivación de lo anterior, la información
recaudada señala que trabajar siendo menor de edad incrementa la
Arellanez J., Díaz DB., Wagner F., & Pérez V. “Factores psicosociales asociados con el consumo y la
dependencia de drogas entre adolescentes: análisis divariados de un estudio de casos y controles.” Salud
Mental, 27(3), México 2004, pp. 54-64.
60
probabilidad de consumir drogas. Asimismo, los estudios establecen que el
inicio temprano de consumo de tabaco y alcohol, principalmente antes de los
13 años, incrementa mucho las probabilidades de consumir otras drogas, lo
cual es en realidad preocupante.61
Tabla 2. Consumo de drogas e Intento de Suicidio en Hombres y Mujeres.
INTENTO SUICIDA
HOMBRES
MUJERES
SIN
CON
SIN
CON
INTENTO
INTENTO
INTENTO
INTENTO
%
%
%
%
X
P
ALGUNA VEZ
ANFETAMINAS
3,2
15,9
2,3
12
268,6
00
TRANQUILIZANTES
3,4
15
3,9
16,5
313
0
MARIGUANA
7,6
26,6
2,2
9,6
324
0
COCAINA
6,7
25,1
1,8
9,1
320,9
0
CRACK
2,8
14,5
0,7
4,1
208
0
ALUCINOGENOS
1,9
10,1
0,6
2,6
140,2
0
5
16,4
2
8,7
176
0
0,8
4,8
0,7
4,4
121,9
0
INHALABLES
SEDANTES
HEROÍNA
1,1
10,1
0,3
2,1
209,6
0
CUALQUIER DROGA
15,9
46,9
8,7
32,9
503
0
CUALQUIER DROGA MEDICA
6,3
27,5
5,8
25,1
463,1
0
CUALQUIER DROGA ILEGAL
12,6
39,1
4,5
19,5
439,8
0
1,9
10,1
1,3
7,7
189,8
0
2
9,7
2,5
11,5
249,2
0
MARIGUANA
4,5
16,9
1,2
5,9
216,5
0
ULTIMO AÑO.
ANFETAMINAS
TRANQUILIZANTES
COCAINA
3,9
16,9
0,9
3,9
234,2
0
ALUCINOGENOS
1,2
6,8
0,3
2
108
0
INHALABLES
2,6
9,7
1,1
4,6
100
0
SEDANTES
0,5
2,9
0,3
2,7
78,8
0
HEROÍNA
0,8
5,8
0,1
1,1
109,5
0
CUALQUIER DROGA
9,9
33,3
5,6
22,9
373,5
0
CUALQUIER DROGA MEDICA
3,7
17,9
3,5
17,5
358,6
0
CUALQUIER DROGA ILEGAL
7,9
28,5
2,7
11,1
315,1
0
ANFETAMINAS
0,9
5,3
0,5
4,5
129,9
0
TRANQUILIZANTES
1,2
5,8
1,1
6,2
141,6
0
MARIGUANA
2,5
9,2
0,5
2,9
128,9
0
COCAINA
1,6
7,7
0,4
2,1
111,1
0
ALUCINOGENOS
0,6
2,9
0,1
0,6 *NA
INHALABLES
1,5
6,3
0,5
SEDANTES
0,4
1,4
0,2
1,6 *NA
HEROÍNA
0,5
2,9
0,1
0,5 *NA
ULTIMO MES.
2
72,5
Villatoro J., Medina-Mora ME., Hernández M., Fleiz C, Amador N., & Bermúdez P. “La encuesta de
estudiantes de nivel medio y medio superior de la Ciudad de México: noviembre 2003. Prevalencias y
evolución del consumo de drogas.” Salud Mental, 28(1), México, 2005, pp. 48-51.
61
0
CUALQUIER DROGA
5,5
20,8
2,5
13,8
279,5
0
CUALQUIER DROGA MEDICA
2,1
10,1
1,6
10,6
248,6
0
CUALQUIER DROGA ILEGAL
4,3
15,9
1,1
5,5
191,1
0
En otro estudio se encontró que el 49.9% de los estudiantes que intentaron
suicidarse han consumido alguna droga. Es importante mencionar que en
general se encontraron prevalencias más altas en el consumo de todas las
drogas en los estudiantes que intentaron suicidarse, con respecto a los que no
lo intentaron.
Pudimos comprobar lo anterior en una noticia que encontramos en el periódico
El universal, el día 13 de octubre del presente año, acerca de un joven de
Tepito, de 20 años que se quitó la vida de un balazo en la cabeza debido a la
depresión que le causó el consumo de drogas.62 Esto resulta preocupante, ya
que el consumo de drogas se presentó casi en la mitad de los casos de intento
suicida. Al respecto, se reportó que el consumo de drogas en adolescentes con
intento suicida y el uso de sustancias (tabaco y/o alcohol en los últimos 30
días, y/o ilícitas alguna vez en la vida) estuvo presente en el 52.7% de los
casos de intento suicida.
Por otra parte, Terroba, Saltijeral y Corral, mostraron la relación que existe
entre la ingestión de alcohol y el suicidio. Reportaron que la depresión y la
desesperanza son factores determinantes en la conducta suicida en las
personas con problemas de alcoholismo. Encontraron que de 80 casos de
suicidios consumados, 55% (44 personas) bebían alcohol. Es importante
mencionar que estos 44 casos, el 68% se encontraban en estado de
embriaguez cuando se suicidó, de acuerdo con el dictamen del médico
forense.63
Las prevalencias mencionadas anteriormente muestras la alta relación entre el
consumo de drogas y la conducta suicida. El analizar la prevalencia actual de
consumo de drogas en el D.F., brinda una visión de la magnitud de la relación,
ya que en el año 2004, el 14.7% consumieron drogas alguna vez en su vida y
el 5% son usuarios regulares. En tanto que en la población de adolescentes
que han intentado suicidarse la cifra es mayor. En general, estos datos indican
que los adolescentes que han intentado suicidarse muestran no muy buena
relación familiar, menor autoestima, 64más síntomas de ideación suicida y un
más alto consumo de drogas.
Es importante remarcar la función y cobertura de los servicios de prevención y
ayuda actualmente existentes en el área de adiciones (línea de ayuda de
CONADI, de CIJ, o los servicios similares de cada estado), con objeto de que
brinden apoyos similares a la población que ha intentado suicidarse.
3.3
Relación entre depresión y violencia familiar.
Claudia Bolaños, “Se suicida joven en Tepito” El Universal, México D.F., 13 de octubre de 2005
Villatoro V/ Alcántar E. “Servicio de salud mental”, revista SESAM, Vol. II, 2005.
64
Villatoro V/ Alcantar E. “Servicio de salud mental”.
62
63
La dinámica de la violencia familiar es compleja, tiene diferentes actores,
víctimas y perpetradores, se manifiesta de diversas formas, sus implicaciones y
efectos en la salud mental aún necesitan ser estudiados. Por esta razón, nos
interesó abordar la violencia que ejercen los padres hacia sus hijos
adolescentes.
La violencia intrafamiliar comenzó a estudiarse como un problema social grave
en los años 60´s, ya que anteriormente era considerada como algo poco
frecuente y de índole privado. En una encuesta sobre Violencia Intrafamiliar e
realizada en el 2003 por el INEGI, se encontró que de los 5.8 millones de
hogares que existen en el Distrito federal aproximadamente 1.7 (30%) de ellos
presentaron episodios de violencia.
Este fenómeno es definido por la Ley de Asistencia y Prevención a la Violencia
Familiar del Distrito Federal como “aquél acto de poder u omisión intencional,
recurrente o cíclico, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física,
verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier miembro de la familia dentro
o fuera del domicilio particular, que tenga parentesco o lo haya tenido por
afinidad, matrimonio, concubinato o mantengo una relación de hecho y que
tiene por efecto causar daño.”65 Existen varios tipos de violencia familiar:
emocional, física y sexual, financiera y verbal.
Una de las manifestaciones de violencia dentro de la familia es el maltrato de
padres a hijos. El maltrato se transmite de generación en generación, lo que
supone que niños o adolescentes que han sido maltratados por sus padres,
posteriormente, al involucrarse íntimamente y formar una relación de pareja,
puedan ser perpetradores o receptores de violencia.
El maltrato implica generalmente el uso de la fuerza para producir un daño, lo
que nos remite al concepto de poder. Para que la conducta sea de maltrato
tiene que darse un desequilibrio de poder, ya sea real, imaginario, permanente
o momentáneo. El empleo de la fuerza constituye así, un método posible para
la resolución de conflictos interpersonales, como un intento de doblegar la
voluntad del otro. Lo anterior supone que existe un sistema de poder en las
relaciones interpersonales, que al equilibrarse puede dar pie al maltrato; sin
embargo, aún el equilibrio dentro de la relación de pareja se utilizan
determinadas estrategias que mantienen el poder y permiten que la relación
continúe.
El maltrato de padres a hijos puede favorecer el distanciamiento emocional
entre los miembros de la familia. El adolescente inserto en éste ámbito familiar
disfuncional probablemente perciba déficits afectivos procedentes de diversas
fuentes de relación interpersonal (familia, amigos, compañeros); con lo cual
experimenta sentimientos de soledad. Las consecuencias de tal interacción
puede tener repercusiones a varios niveles, desde los intrapersonales,
afectando niveles de autoestima y provocando sentimientos de depresión,
hasta consecuencias físico sociales como alteraciones y somatizaciones.
65
Secretaría de Desarrollo Social, 1996.
Dentro de este contexto, la experiencia de soledad puede concebirse como un
síntoma primario de disfunción emocional que anticipa posteriores
manifestaciones depresivas. La comprobación de las relaciones propuestas
entre los procesos interpersonales descritos contribuiría a la validez ecológica,
de la transmisión generacional del maltrato dentro de la familia.
En una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Psiquiatría (2003) a 290
sujetos solteros de 15 a 20 años, 139 hombres y 151 mujeres, confirmó que el
maltrato de padres a hijos tiene relación con la autopercepción de la soledad
(principalmente en mujeres) y con la estrategia de poder autoritaria.
Lo anterior explica que son las adolescentes las que mayormente se perciben
solas al experimentar maltrato por parte de sus padres; esto podría suponer
mayor propensión a aceptar una relación de pareja violenta con tal de no
sentirse solas, lo que complementaría de la violencia familiar. También, se
comprobó que la autopercepción de la soledad, está relacionada tanto en
mujeres como en hombres con el factor autoritario, lo que también completa el
ciclo de maltrato, en el que los padres maltratan a los hijos, quienes se
perciben solos y se comportan de manera autoritaria con su pareja, utilizando
enojo, gritos, críticas, exigencias y majaderías provocando así un desequilibrio
de poder y por lo tanto violencia y depresión.66
Comentario del capítulo.
Con respecto a la información recaudada y analizada en éste capítulo, pudimos
comprobar que la problemática de la depresión entre los adolescentes radica
en la tendencia al suicidio, en el consumo de drogas y en la violencia familiar.
El suicidio es el mayor problema, ya que aún no se ha encontrado una manera
efectiva de detectar cuando un adolescente tiene tendencias suicidas hasta
que lo intenta o lo comete.
El consumo de drogas y la violencia familiar, son dos problemas muy
complejos, ya que al mismo tiempo son causa y consecuencia, de esta manera
se convierten en un ciclo en el que el adolescente se involucra, en ocasiones
de manera inconsciente. Sin embargo, estos dos problemas de la depresión
tienen una solución más tangible, basada en la información y en el apoyo
familiar.
Guerrero Ml, & Montero M. “Percepción de soledad, uso de estrategias de poder en pareja y maltrato
familiar en adolescentes.” La Psicología Social en México, AMEPSO, México, 2003, pp. 371-377.
66
BIBLIOGRAFÍA
Feldman, F.
Un grito de ayuda: La relación entre depresión y drogas.
México, Editorial Liber-Addictus, 2001, p. 18-20.
Gonzáles-Forteza C, Villatoro J, Alcántar I, Medina-Mora ME, Fleiz C,
Bermúdez P, & Amador N.
Prevalencia de intento de suicida en estudiantes de la Ciudad de México:
Medición 2000
D.F., editorial In AMEPSO, La Psicología Social en México. p. 298-304.
Guerrero Ml, & Montero M.
Percepción de soledad, uso de estrategias de poder en pareja y maltrato
familiar en adolescentes.
D.F., editorial In AMEPSO, La Psicología Social en México. p. 371-377.
Villatoro V/ Alcantar E.
Servicio de salud mental.
D.F., Revista SESAM, Vol. II, 2005.
Arellanez J, Díaz DB, Wagner F, & Pérez V.
“Factores psicosociales asociados con el consumo y la dependencia de drogas
entre adolescentes: análisis divariados de un estudio de casos y controles”.
D.F., Salud Mental, 27(3), 2003, p. 54-64.
Villatoro J, Medina-Mora ME, Hernández M, Fleiz C, Amador N, & Bermúdez P.
“La encuesta de estudiantes de nivel medio y medio superior de la Ciudad de
México: noviembre 2003. Prevalencias y evolución del consumo de drogas”.
D.F., Salud Mental, 28, 2005 pp. 48-51.
CAPÍTULO IV. LA DEPRESIÓN EN LA UAM-X (TID)
INDICE
4.1
Método
4.2
Resultados.
4.3
Gráficas.
CAPÍTULO IV. LA DEPRESIÓN EN LA UAM-X (TID)
En este último capítulo nuestro objetivo es analizar el problema de la depresión
dentro de los alumnos del TID; así como comprobar que la depresión es una
enfermedad que sufren comúnmente los adolescentes y de la cual no tienen
un conocimiento real y por lo tanto no recurren a ningún tipo de tratamiento.
4.1
Método
El método empleado fue la aplicación de una encuesta a 50 alumnos del TID,
tanto hombres como mujeres de diferentes edades en ambos turnos, tanto
matutino como vespertino; dicha encuesta estuvo conformada de 10 preguntas
y en la cual más de 4 respuestas positivas indicaba que la persona sufría de
depresión y debía de buscar ayuda, la encuesta fue la siguiente:
LA DEPRESIÓN EN ADOLESCENTES.
Grupo: TID008B
Sexo: M ( ) F ( )
Edad: ____________
1.
¿Has perdido el interés en tus ocupaciones habituales o en la capacidad de disfrutar de lo que antes te
gustaba?
SI
NO
2.
¿Manifiestas poca reacción emocional a lo que antes te hubiese provocado alegría, rabia, etcétera?
SI
NO
3.
¿Te sientes triste permanentemente?
SI
NO
4.
¿Presentas falta de apetito con pérdida de peso o apetito exagerado?
SI
NO
5.
¿Padeces de insomnio, o duermes en exceso?
SI
NO
6.
¿Tiendes a sentirte inferior a los demás, has perdido la confianza en ti mismo, o te reprochas mucho porque
sientes que no haces bien las cosas?
SI
NO
7.
¿Tienes épocas en las que te sientes muy alegre o muy triste, sin que exista una razón especial?
SI
NO
8.
¿Has sentido deseos de morir o te ha pasado por la cabeza en forma insistente la idea de quitarte la vida?
SI
NO
9.
¿Has seguido algún tratamiento psicológico o psiquiátrico por causa de la depresión?
SI
NO
10. En caso de que sí, ¿Consideras que el tratamiento fue el adecuado y generó resultados positivos?
SI
NO
4.2
Resultados.
Turno matutino.
Hombres: 15.
Edades entre 17 y 23 años.
11 sin depresión y 4 con depresión de los cuales ninguno ha seguido un
tratamiento.
Mujeres: 10.
Edades entre 17 y 21 años.
5 sin depresión y 5 con depresión de las cuales sólo una siguió un tratamiento
y lo consideró efectivo y 4 no han seguido ningún tratamiento.
Turno vespertino.
Hombres: 10.
Edades entre 18 y 23 años.
7 sin depresión y 3 con depresión de los cuales uno no ha recibido tratamiento,
otro sí recibió tratamiento y lo consideró efectivo y el último recibió tratamiento
y no lo consideró efectivo.
Mujeres: 15.
Edades entre 18 y 21 años.
9 sin depresión y 6 con depresión de las cuales solamente una siguió un
tratamiento y lo consideró efectivo y 5 no han recibido tratamiento.
Comentario de capítulo.
De acuerdo a la información recaudada, los adolescentes de la UAM-X ( TID)
no sufren de depresión, asimismo, en base a dicha información, pudimos ver
que los pocos estudiantes que sufren de depresión, no están siguiendo
tratamiento, ya que no tienen conocimiento de su enfermedad. De igual forma,
pudimos notar que dicha enfermedad es más común entre las mujeres que
entre los hombres.
CONCLUSIÓN.
La depresión en general, se debe a diversos factores, ya sean psicológicos,
bioquímicos, sociales, etc. Sus consecuencias a largo y a corto plazo traen
consigo un grave problema a nivel nacional que nos rodea a todos, y lo más
importante es que nadie queda exento de padecerla.
El suicidio entre los adolescentes, la drogadicción y la violencia familiar, son
sólo alguna manifestaciones de ésta enfermedad que ha sido generada por la
propia sociedad, ya que en su carrera desenfrenada por obtener bienes
materiales ha descuidado lo más importante, la misma sociedad. El apoyo
social dentro del cual se encuentra la familia, es la principal defensa en contra
de esta grave enfermedad que a pesar de contar con tratamientos ( médicos,
psicológicos y naturales) no representan una verdadera alternativa para los
que la padecen. Asimismo, los que han optado por recurrir a un tratamiento,
cualquiera que éste haya sido, en su mayoría los consideran como efectivos.
De cualquier forma, es urgente que comencemos a darle más importancia a
esta grave enfermedad, más que nada en su prevención a través de la difusión
de información, la convivencia y la comunicación familiar, pero más que nada
en contribuir a que el país tenga mejores condiciones de vida en todos
aspectos.
BIBLIOGRAFÍA
Asociación Americana de Psiquiatría.
Diagnostic and Statistical Manua of Mental Disorders
Cuarta edición en línea: “www.behavenet.com”
Washington D.C., 2000-2002.
Lammoglia, Ernesto.
El desequilibrio bioquímico, La mascara de la depresión
México, editorial Grijalbo, 2001, p.105.
Andreasen, Nancy.
El cerebro quebrantado: la revolución biológica en la psiquiatría.
Nueva York, editorial Harper & Row, 1984, p 231.
Fernández, Francisco Alonso.
“Claves de la depresión.
Madrid, editorial Cooperación Editorial, 2001, p.65.
Sabanés, Francisco.
La depresión.
Madrid, editorial Emeka, 1990 p.5-20, 30, 50.
Calderón Narváez, Guillermo.
Depresión.
México, editorial Trillas, cuarta reimpresión, 1990, p.15-30.
Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F.
Manual de Psicopatología.
Madrid, editorial Isabel Capella, primera edición, 1995, p.35-36.
Elles, Richard y Levine.
Introducción a la sociología, aplicaciones con países de habla hispana.
Londres, editorial Mr. Graw Hill, 1995, p. 55-60.
Lapper, J. T.
Efectos de las masas, poder y limitaciones e los medios modernos de
comunicación
Madrid, editorial Aguilar S.A., 1974, p.31-33.
Ambrosini PJ, Metz C, Bianchi MD, Rabinovich H, Undie A.
Concurrent validity and psychometric properties of the Beck Depression
Inventory in outpatient adolescents.
Nueva Orleáns, editorial J Am Acad, 1991, p. 51-57.
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., Emery, G.
Cognitive therapy of depression.
Nueva York, editorial Guilford., 1987, p. 189-193.
Burns, David D.
Feeling Good: The New Mood Therapy.
Nueva York, editorial Avon, 1999, p. 50-55.
Klein, D. F., & Wender, P. H.,
Understanding depression: A complete guide to its diagnosis and treatment.
Nueva York, editorial Oxford University Press, 1993, p. 75, 88, 90.
Sarason, I. y Sarason, B.
Psicología Anormal.
México, editorial Prentice May, 1995, p 85-90.
Carlson, N.
Fundamentos de Psicología Fisiológica.
México, editorial Prentice May. 1996, p.135, 140, 151.
D. Glick, Ira.
Tratamiento de la Depresión.
California, editorial Jossey-Bass Inc. Publishers, 1995; editorial Ediciones Granica, s.a.,
1999, p.99.
Roca Bennhasar, Miquel.
Trastornos del humor.
Madrid, Sociedad Española de Psiquiatría, editorial Médica Panamericana,
primera edición, 1994, p.794.
Kasper, Sigfried; A. DenBoer, Johan; Ad Sitsen, J.M.
Handbook of depression and anxiety.
Nueva York, editorial Marcel Dekker Inc., segunda edición, 1994-2003, p.119, 277,
350, 399, 617.
Feldman, F.
Un grito de ayuda: La relación entre depresión y drogas.
México, Editorial Liber-Addictus, 2001, p. 18-20.
Gonzáles-Forteza C, Villatoro J, Alcántar I, Medina-Mora ME, Fleiz C,
Bermúdez P, & Amador N.
“Prevalencia de intento de suicida en estudiantes de la Ciudad de México:
Medición 2000”
México, Editorial In AMEPSO, La Psicología Social en México. p. 298-304.
Guerrero Ml, & Montero M.
“Percepción de soledad, uso de estrategias de poder en pareja y maltrato
familiar en adolescentes”.
México, Editorial In AMEPSO, La Psicología Social en México. p. 371-377.
Villatoro V/ Alcantar E.
“Servicio de salud mental”
México, Revista SESAM, Vol. II, 2005.
Arellanez J, Díaz DB, Wagner F, & Pérez V.
“Factores psicosociales asociados con el consumo y la dependencia de drogas
entre adolescentes: análisis divariados de un estudio de casos y controles”.
México, Salud Mental, 27(3), 2003, p. 54-64.
Villatoro J, Medina-Mora ME, Hernández M, Fleiz C, Amador N, & Bermúdez P.
“La encuesta de estudiantes de nivel medio y medio superior de la Ciudad de
México: noviembre 2003. Prevalencias y evolución del consumo de drogas”.
México, Salud Mental, 28, 2005 pp. 48-51.
Documentos relacionados
Descargar