El Tiempo (Octubre 16 de 2007/Bogotá)

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El Tiempo (Octubre 16 de 2007/Bogotá)
Las avenidas más ruidosas de Bogotá son la carrera 10a., la
avenida Las Américas y la calle 13
Por el alto tráfico, sobrepasan los 80 decibeles, muy por encima de los 65 decibeles
aceptables para la salud, según las normas.
Esos ruidos del tránsito, junto con los generados principalmente por las industrias, los
establecimientos comerciales y la maquinaria en las obras viales -como los martillos
neumáticos- están afectando también la salud de la población: la exposición permanente
a esa contaminación sonora es una de las principales causas del estrés y la agresividad
que presentan.
Estas son algunas de las conclusiones de las investigaciones y mediciones sonoras
efectuadas por Hans Rasmussen, asesor técnico de la Secretaría de Ambiente, y Edilberto
Salazar, ingeniero químico de la Universidad Nacional. Ellos hablarán sobre este tema en
un seminario que la Universidad Nacional hará la próxima semana.
De acuerdo con las últimas mediciones de Rasmussen y la Secretaría de Ambiente, el
tramo vial más ruidoso de Bogotá está en la carrera 10a., entre las calles 6a. y 22:
registra un promedio de 85 decibeles en el día.
Le siguen otras arterias viales como la avenida Las Américas, con 84,9 decibeles; la calle
13, a la salida de Fontibón, con 80 decibeles; la carrera 7a., con 78,3 decibeles, y la
avenida La Esperanza, con 75,8 decibeles.
Otros ruidos que desesperan
Pero el tráfico no es la única fuente de ruido en la ciudad.
Según Rasmussen "el crecimiento de los asentamientos urbanos en Bogotá ha hecho que
actividades cotidianas se vuelvan problemas ambientales como el uso del ascensor, las
sirenas o las máquinas usadas en las obras, o el funcionamiento de transformadores y
bombas de agua en un edificio".
Los ruidos provocaron precisamente en el primer semestre del 2007 un total de 1.021
quejas, informó la Secretaría de Ambiente.
Un 76 por ciento de esos reclamos fueron hechos contra discotecas y demás sitios de
entretenimiento; otro 17 por ciento, contra empresas e industrias; y el 7 por ciento
restante, contra actividades de servicio como talleres.
Esos ruidos han generado en los últimos cinco años inclusive una veintena de tutelas y
pleitos que han terminado en las altas cortes.
Una de esas tutelas fue puesta en el 2004 por una mujer de 60 años. Vivía en el último
piso de un edificio en Suba y el ruido que le producía el "sube y baja" del ascensor le
estaba causando insomnio y la tenía ya "al borde de la locura". Los altos tribunales
consideraron que ese "ruido excesivo" vulneraba "la vida y la tranquilidad" de la afectada
y, por ello, ordenó al administrador del edificio "implementar la insonorización del
ascensor".
En el 2005, igualmente, vecinos del puente peatonal de TransMilenio de la avenida
Caracas con calle 106 se quejaron por el "taconeo" que debían soportar día y noche en
esa plataforma.
La contaminación sonora ha llevado, a su vez, a la Secretaría de Ambiente a levantar
"mapas del ruido". Por el momento, estos se han hecho en cinco localidades (Engativá,
Fontibón, Santa Fe, Kennedy y Puente Aranda) donde la Secretaría ha identificado que
hay por lo menos 3.000 fuentes de contaminación sonora.
Mientras en Engativá, Fontibón, Kennedy y Puente Aranda las industrias son las mayores
fuentes generadoras de ruido, en Engativá y Santa Fe son los bares y discotecas.
En concepto de Rasmussen, "hoy se tiende a desconocer que tener cerca un ruido no
deseado en forma permanente y por largo tiempo, puede enfermar a una persona de los
nervios y llevarla incluso a romper ventanas y ponerla al borde hasta del suicidio".
Cuáles son los efectos en la salud
La exposición continua a altos niveles de ruido por un largo periodo de tiempo y que
superen los 65 decibeles indicados por la Organización Mundial de la Salud, quizás a
algunas personas "no les haga perder el oído", dijo el ingeniero químico Edilberto Salazar.
Pero agregó que sí puede afectar el sistema nervioso, causar estrés, agresividad e
insomnio. La pérdida de sueño conlleva, a su vez, al cansancio. Esos ruidos excesivos apuntó- pueden motivar también trastornos sicológicos "afectar el deseo sexual y hasta
alterar la tensión arterial y provocar un infarto".
"Un tapón -dijo- no es suficiente para evitar los efectos de los ruidos en un organismo
porque el ruido viaja en forma de ondas o vibraciones que pueden entrar al cuerpo por el
sistema óseo y llegar al sistema nervioso. Por eso es indispensable que las autoridades y
la gente eviten o controlen la contaminación sonora".
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