Colegio Santa Inés Campestre No C0231536 Escuela De Padres 09-10 BASICAPRIMARIA PADRES COMO MODELOS Algunas teorías del aprendizaje como la de Albert Bandura, proponen dentro del desarrollo de los niños y las niñas el aprendizaje por modelos. Los modelos son patrones o esquemas que representan los medios aquellos factores, características y prototipos de comportamiento que definen nuestra realidad. La realidad es que los primeros modelos de vida que tienen los niñ@s son sus padres, quienes permiten y facilitan el desarrollo de la personalidad de los sujetos, fundamentando valores, normas, conductas y hábitos necesarios para su interacción social. Es ahí donde el padre participa e incide en la forma en que los niñ@s tienden a desarrollar una identidad. Los padres tienden a darle a sus hij@s y suplir sus necesidades, corrigiendo aquellas conductas que sus padres trataron de evitar de una forma apropiada o inapropiada de acuerdo a su educación, procurando no transmitir este tipo o formas de corrección. Estas situaciones inciden notablemente en la forma en que el niñ@ percibe y reconoce su entorno, ya que sus padres son los primeros superhéroes del menor, siendo una patrón de conducta al cual tratan de apegarse a un vinculo en función de relacionarse y compartir un espacio con aquellos seres que le brindan afecto. Frente a este comportamiento y en función de que los niñ@s tratan de apegarse a una relación que satisfaga sus necesidades de afecto, los niñ@s asumen conductas que son representativas a las características de los adultos, pues son la fuente principal de desarrollo, para sumir y evolucionar frente a los roles que después socialmente deben enfrentar. Es evidente que el padre pasa a ser un patrón de comportamiento y el niño o niña asume una posición que denota algunas características que el adulto asume en su cotidianidad. Se observa por ejemplo cuando el padre enseña a su hij@ a no fumar y este le pide que le compre cigarrillos, estas órdenes contradictorias frente a su modelo inciden en la forma de corresponder a esas normas y asumen actitudes entorno al modelo aprendido, ya que para el menor esta es favorable y positiva pues es la forma de relacionarse e identificarse con su modelo, un superhéroe que suple afectivamente sus necesidades. Por ende las conductas son aprendidas y las figuras primarias y en una segunda instancia aquellas referentes a los modelos sociales como la televisión, los amigos o familiares, son aprendidas e inciden en la forma en que el niñ@ se identifica, es necesarios entonces empezar a enseñar en el niñ@ la capacidad de decidir y elegir a partir de una autocritica, valorando las normas y hábitos aprendidos de sus padres, quienes depositan en sus hij@s sus sueños, pero tal motivo, se debe incentivar a la autonomía, enseñándoles a creer y establecer metas apropiadas para su vida, siendo los padres un modelo asertivo que facilita su desarrollo. Dra. María Fernanda Rivera Calderón Psicóloga Respondamos en familia 1. ¿Qué son los modelos? 2. ¿Qué tipo de modelo eres con tus hij@s? 3. ¿Tienes un comportamiento adecuado cuando te relacionas con tus hij@s y les demuestras con ejemplos de vida tus capacidades? 4. ¿Eres coherente cuando los reprendes? 5. ¿Qué tipo de persona quisieras que fuese tu hij@? Escuela de Padres 09-05-10 Nombre del niñ@ ____________________________________________ Grado __________________ Nombre del Padre de Familia ____________________________Firma____________________Correo electrónico_________________ Colegio Santa Inés Campestre No C0231536 Escuela De Padres 09-10 BASICA SECUNDARIA Y MEDIA ACADEMICA EL DIÁLOGO EN LA FAMILIA Y LA INFLUENCIA CULTURAL La familia es un espacio privilegiado en el cual se puede producir el diálogo y el encuentro entre sus integrantes, y es por excelencia un campo fructífero para el desarrollo de la confianza entre los seres humanos. No obstante ello las familias se dan pocos espacios para desarrollar vínculos profundos que permitan la aceptación de los otros, base fundamental para el diálogo y el surgimiento de relaciones de confianza. Y cómo la familia es el modelo de las formas de relación con los demás, tampoco se puede contar con el entrenamiento familiar de este tipo de competencias, en el terreno de las relaciones humanas. Ello porque la mayor parte de las familias provienen de familias en las que a su vez no se acostumbraba a dialogar, ni menos existía una relación de confianza y aceptación que permitiera que cada uno expresara lo que siente o piensa, y lo que se espera de los demás. Esto último dice una relación con las tradiciones culturales que tiende a pensar que solo los adultos y en general los adultos con poder deben decidir lo que es bueno para los demás y la cual se tiende a considerar poco importante el terreno afectivo, y la expresión de sentimientos es considerada un signo de debilidad, insensatez o inmadurez. Por el contrario todo lo racional puede ser validado y más aún si ello proviene de un pater familia con tradición que tiene la “razón” en todo y que generalmente “sabe” lo que los demás deben hacer o cómo deben comportarse, y que en su rol debe “determinar”, él o en su defecto quien lo sustituya, lo que es mejor para todos. Aunque parece una imagen un poco caricaturesca esa es la base de la actitud que en general los padres y adultos suelen tener hacia los demás integrantes de la familia, sean niñ@s, jóvenes o ancianos, que tienen menos poder en las relaciones intrafamiliar. A esta actitud se la ha denominado cultura patriarcal y en términos más comunes machismo. Cuando una familia opera en sus interacciones con este tipo de premisas es difícil que se den espacios para compartir lo que los demás opinan, piensan o sienten frente a determinadas experiencias familiares, ya que la figura o las figuras de poder tienden a definir lo que los demás deberían opinar, pensar y hasta sentir. Ello desde la genuina y respetable misión de guiar paternalmente a su familia, y generalmente desde la emoción de proteger a los otros de los errores o daños y con la mejor de las intenciones hacia los otros. Este tipo de relaciones patriarcales se dan sin que los que las sustentan tengan noción de estar negando a los demás en sus necesidades de expresión y desarrollo. Por el contrario sienten que los demás requieren de su protección y guía constante y si alguno se queja sienten que son “malagradecidos” de sus cuidados y actos de protección. Opuesto a este enfoque está la tradición que destaca la importancia de los espacios de diálogo y expresión afectiva y genuina entre las personas que integran un sistema familiar, y que genera en aquellos que comparten este tipo de relaciones, personas con grandes habilidades de comunicar sus emociones y necesidades y poseen la capacidad de escuchar a los demás. Este tipo de familias cuentan con vínculos de confianza fuertes y duraderos, permitiendo la diversidad entre sus integrantes, por que las diferencias no son vividas como una amenaza sino como un aporte a la cultura de la familia. Dra. María Fernanda Rivera Calderón Psicóloga Respondamos en familia: 1. ¿Qué es dialogar, escuchar y hablar? 2. ¿Qué tipo de dialogo estableces con tu hij@? 3. ¿Escuchas a tu hij@ y manejas un canales que permitan una interacción familiar adecuada?, ¿Por qué? 4. ¿Por qué es importante dialogar en familia? 5. ¿Consideras que tienes un buen proceso de dialogo familiar?, ¿Por qué? Escuela de Padres 09-05-10 Nombre del niñ@ _____________________________________________ Grado __________________ Nombre del Padre de Familia ____________________________Firma____________________Correo electrónico_________________ Colegio Santa Inés Campestre Escuela De Padres 09-10 No C0231536 PREESCOLAR EDUCANDO A NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS EN ASERTIVIDAD Entendemos la asertividad como aquellas actitudes que se basan en el respeto y en el reconocimiento de los derechos de las personas con quienes convivimos. Por ejemplo; tengo el derecho de no aceptar aquello que no deseo, o a considerar que mis necesidades son tan importantes como las de los demás. La asertividad entonces radica en la capacidad de defender los derechos de una persona sin violar los míos. Walter Riso, en su libro “Cuestión de dignidad”, explica que una persona es asertiva cuando es capaz de ejercer y/o defender sus derechos personales, como por ejemplo, decir “no”, expresar desacuerdos, dar una opinión contraria y/o expresar sentimientos negativos sin dejarse manipular, como hace el sumiso, y sin manipular ni violar los derechos de los demás, como el agresivo. Nos señala la asertividad como: una forma de moderación enfática donde se integra constructivamente la tenacidad de quienes pretenden alcanzar sus metas con la disposición a respetar y autorrespetarse. La conducta asertiva le da cabida a la empatía, porque valida en el mensaje la expresión de sentimientos. No necesita apoderarse de la razón, pretende más bien llegar a la búsqueda de convertirse en un ser razonable. Por medio de la asertividad le permito a los otros saber cómo me siento o qué es lo que necesito, sin ser agresivo. Una persona asertiva dice lo que piensa y piensa lo que dice. La agresividad esta situada entre dos extremos muy peligrosos: la sumisión y la agresividad. En el extremo de la sumisión, una persona piensa, siente y actúa de manera pasiva. Para estas personas, los derechos de los demás siempre serán más importantes que los propios. Aunque tengan la razón; pueden tener pensamientos irracionales como que si comunican lo que sienten los demás se enojarán, se resentirán, los criticarán y los rechazarán. Las personas con tendencias sumisas manejan altas dosis de inseguridad, ansiedad, rabia contenida, sentimientos de culpa, falta de logro, tristeza y depresión. W. Riso cita que estas personas pueden tener conductas externas como: poca expresividad, con frecuentes bloqueos, postergaciones y rodeos de todo tipo, pueden actuar de manera opuesta a sus convicciones e intereses con tal de no contrariar a los otros; su comportamiento hace que la gente aprovechada no los respete. En el otro extremo tenemos a los agresivos. Aquellos que piensan y sienten que siempre tiene la razón. Los sentimientos de los demás son vistos como una pérdida de tiempo o como debilidad. Son de postura y expresión rígida, como si necesitasen hacerse sentir; siempre los otros son considerados como débiles, permisivos, charlatanes…. Infunden temor pero no respeto. Conocí a una pareja muy particular: él agresivo y ella sumisa. Desde recién casados empezaron a tener conflictos; sin embargo los conflictos se incrementaron con la llegada de los hij@s pues ambos tenían posturas extremas: El disciplinaba fuertemente a los niñ@s porque según su perspectiva ella era débil y permisiva. Ella por su parte consentía a los niños porque ella consideraba que él era en extremo estricto, duro y hasta insensible con ellos. ¿Cómo eran sus niñ@s? el niño estaba copiando el patrón del papá porque éste le decía que en su ausencia él era el varón de la casa y que debía poner orden. La niña era como la mamá, porque a ella le decían que las “niñas lindas” no se oponen, son obedientes, hacen siempre caso, no reclaman, no hacen problema, ceden. Ambos extremos digo que son peligrosos porque en ambos se invalida el sentimiento. En el caso de la sumisión, el yo se anula; en el caso de la agresividad, se anula al otro. Creo importante aclarar que la asertividad no debemos confundirla con “desobediencia” porque no tienen relación alguna. La asertividad respeta la puesta de límites sanos y claros. Límites que están acorde con la integridad y el respeto al ser humano, que no comprometen la autoestima de la persona. Establece un balance entre el dejar hacer y el no permitir que se haga nada. Asertivamente puedo decirle a mi hijo que no estoy de acuerdo con su conducta, o decirle a mi pareja que no voy a permitir un trato humillante. Un padre/madre que practica la asertividad: • Establece claramente sus expectativas sin pasar por encima de sus hij@s. • Comunica claramente sus deseos y necesidades y está preparado para respaldar lo que dice con sus acciones. • Acepta sus propios sentimientos y respeta los de sus hij@s. • Expresa sus sentimientos y permite que sus hijo@s los expresen también. • Piensa lo que dice, tiene cuidado de no ofender cuando corrige. • Practica la empatía cuando se pone en el lugar de sus hij@s. Cuando expresan sus sentimientos y experiencias. En una familia en donde se practica la asertividad, siempre hay un momento para escuchar y no hay espacios para los gritos. Se promueve un espacio de democracia en donde se les permite a todos hablar. Una familia asertiva conoce de sentimientos. Sabe que le enoja a uno, que emociona a otro. Reconocen la tristeza o la decepción. Valoran los espacios en donde se promueve el diálogo. Todos tienen oportunidades. Es necesario comprender que la asertividad no se trae, se enseña. Aún y cuando en su casa no la practiquen, la pueden propiciar. Las conductas asertivas ayudan a fortalecer la autoestima y la seguridad. No necesariamente va a generar cambio, hay personas que son muy resistentes a las conductas asertivas; sin embargo la ganancia será la expresión del sentimiento. Dra. María Fernanda Rivera Calderón Psicóloga Respondamos en familia 1. 2. 3. 4. 5. ¿Qué es la asertividad’ ¿De que forma las personas somos asertivas? ¿Qué pasos se requieren para enseñarle a nuestros hij@s a ser asertivos? ¿Eres asertivo en tu vida? ¿De que manera influye la asertividad en el desarrollo de las personas? Escuela de Padres 09-05-10 Nombre del niñ@ ______________________________________________ Grado __________________ Nombre del Padre de Familia ____________________________Firma____________________Correo electrónico_________________