Voces: DERECHO CONSTITUCIONAL ~ DERECHO COMPARADO ~ LEY EXTRANJERA ~ GRAN BRETAÑA ~ JURISPRUDENCIA Título: Laws and Constitutional Conventions. Comentario de Diegues, Jorge Alberto Autor: Barber, N. W. Publicado en: LA LEY21/10/2009, 6 El sistema constitucional inglés es por muchas razones particularísimo. Una de ellas está dada por el hecho de contener reglas constitucionales no escritas resultantes de costumbres políticas de larga data. A esas reglas se las llama “constitutional conventions”, y coexisten con las normas escritas tradicionales (laws). Para comprender la importancia de aquéllas, bastará con señalar que el derecho constitucional británico fue edificado sobre ellas, las cuales, en un principio, reglaron en forma exclusiva la organización institucional de aquel país. El instituto del “impeachment”, el ministerio, las incompatibilidades parlamentarias, el rol de la Cámara de los Lores como máximo tribunal de justicia, el indulto, por mencionar algunos, constituyen la expresión de esas reglas constitucionales consuetudinarias ulteriormente cristalizadas en normas jurídicas. En el derecho británico se ha tratado de relativizar la influencia que aquellas reglas consuetudinarias revisten en la actualidad dando primacía a las normas escritas. Pero ha ofrecido y ofrece a los jurisconsultos grandes dificultades el distingo entre unas y otras. Los dos criterios tradicionalmente expuestos giraron en torno a la pertinencia al ordenamiento jurídico por un lado, y en la fuerza normativa por el otro. Se dice en primer lugar que las normas escritas son aplicadas por los tribunales, mientras que las reglas constitucionales consuetudinarias lo son únicamente por circunstancias políticas. Por otra parte, las “laws” forman parte de un cuerpo sistemático, que abraza un conjunto de normas agrupadas a su vez por otras normas, en tanto que cada regla constitucional consuetudinaria permanece en principio aislada. En su trabajo “Laws and Constitutional Conventions”, publicado en el número 125 de la revista jurídica británica, el profesor de Oxford N. E. Barber se propone refutar ambos criterios de distinción. El acepta, como otros autores, la influencia que ejerce la ausencia de características formales en las “conventions”, a diferencia de lo que ocurre con las “laws”. Sin embargo, el criterio de fondo es que la formalización de unas y otras es para él una “cuestión de grado” desde que aun un sistema jurídico es susceptible de un mayor o menor grado de formalización. La prueba de ello gira en un doble orden: en la fuerza normativa que le acuerdan los tribunales a las “constitutional conventions”, y en la incidencia directa que aquéllas revisten en el proceso de formalización de las normas escritas. Los tribunales del Commonwealth —afirma— aplican las “conventions” aun cuando no exista una regla legal con el fin de hacer efectiva la tutela de un derecho y, por otro lado, con el objeto de establecer los alcances de una ley (estatute). Por otra parte, no es cierto que las reglas escritas sean siempre aplicadas por los tribunales. ya que existen ciertos sectores que quedan marginados de su aplicación, como son las leyes atinentes al derecho parlamentario, cuya interpretación queda reservada al Parlamento a fin de resguardar su independencia funcional. Tanto las “laws” como las “constitutional conventions” son dos categorías de reglas sociales que difieren en la extensión de su formalización. La diferencia entre unas y otras estriba según su criterio tan sólo en una “cuestión de grado.” Ambas forman parte del ordenamiento jurídico, ambas comparten muchas cualidades y son iguales en muchos sentidos, lo que hace posible para los tribunales y las legislaturas cristalizar normativamente a aquellas reglas consuetudinarias. Con independencia de las doctrinas que giran en torno a los criterios de distinción entre las reglas consuetudinarias y las escritas, el principal aporte de este trabajo para el Derecho Constitucional estriba en evidenciar la fuerza normativa de las reglas constitucionales consuetudinarias que, como se dijo, cimientan el derecho inglés desde ochocientos años a esta parte. © Thomson La Ley 1