Escuela de Padres - Colegio Internacional Santo Tomás de Aquino

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SANTO TOMÁS DE AQUINO
INTERNATIONAL SCHOOL
Escuela de Padres
CONDUCTAS INADECUADAS
Santo Tomás de Aquino International School
Gabinete Psicopedagógico
Santo Tomás de Aquino International School
El desarrollo de los más peques del cole es una aventura diaria,
llena de ilusiones y sorpresas. Generalmente, uno de los
comportamientos que más sorprenden en los niños es la aparición
de la agresividad.
La acción de pegar o morder puede convertirse en un problema si
no se controla y evita. Sin embargo, la agresividad, es un hito más
del desarrollo humano que debemos entender como una etapa.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR CONDUCTAS
AGRESIVAS?
Llamamos conducta agresiva a toda aquella
que puede ocasionar un dolor físico a la
persona que la sufre: un empujón, un
mordisco, un arañazo, una torta…
Entre la edad de uno a tres años,
muestran las primeras
se
conductas que
podríamos denominar “agresivas” en los
más pequeños. Muchos niños comienzan a morder. Esta acción
puede ser la manera de probar su poder para llamar la atención o
simplemente una molestia en su dentición. Hay que conocer los
motivos, primero, para poder controlarlos adecuadamente.
Para un educador, uno de los aspectos más desagradables llega
cuando tiene que explicar a los padres que su hijo ha mordido o
ha recibido un mordisco.
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En cualquiera de los dos casos la preocupación es lógica, pero lo
primero que tenemos que entender es:
¿POR QUÉ LO HACE?
Al principio, es normal que los pequeños, empiecen a llorar para
conseguir la atención de los profesores y compañeros. Es la
forma que tienen para pedirles algo. También es posible que
empiecen a morder todo, sin la intención de hacer daño, para
aliviar la tensión que puede
producir la salida de algún
diente.
Este tipo de conducta, suele
aparecer de forma instintiva
para conseguir un beneficio,
es decir, resulta eficaz dar
una torta para conseguir la pelota que tiene otro niño. En esta
situación el niño no reconoce el sufrimiento ajeno pues su
percepción es egocéntrica, no empatiza con el entorno.
La frustración al no poder expresar verbalmente sus intereses
hace que muerdan en el juego cuando están interactuando con
otros niños, sin dar apenas tiempo a reaccionar. Cuando todavía
no disponen de un lenguaje suficientemente rico, es normal que
utilicen su cuerpo para expresarse.
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Cuando un niño muerde, más que centrarnos en el hecho de
morder en sí, debemos centrarnos en las causas subyacentes por
las que el niño ha necesitado morder. Esto significa que debemos
centrarnos en la razón profunda que le lleva a expresarse
mordiendo, más que a lo que quiere en ese momento (la pelota,
una golosina…).
¿CÓMO MODIFICAR ESTA CONDUCTA?
 Para detener este tipo de conductas y evitar que se
produzcan de nuevo hay que reaccionar al primer mordisco:
 Inmediatamente decirle “NO”, en tono
calmado
pero
firme
y
con
desaprobación.
 Apartarlo de los demás niños. Así
notará que su actitud no es de agrado.
 Aunque todavía no entienda que él
mismo puede hacer daño a los demás,
conviene decirle que “Morder puede
hacer mucho daño a los niños”.
¿POR QUÉ REPITEN LAS CONDUCTAS AGRESIVAS?
 Por diversión
 Cuando no toleran la frustración al no conseguir lo que
quieren de forma rápida.
 Por eficacia al conseguir sus objetivos.
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IMPORTANTE
La aparición de conductas agresivas en la primera infancia es
normal, pero no podemos normalizar la situación.
Tenemos que modificar estas conductas en el momento en que se
producen, con constancia y determinación para evitar que se
instauren.
LAS RABIETAS
A partir de los dos años, los niños empiezan a descubrir que son
seres distintos, diferentes a sus padres, y necesitan saber hasta
dónde pueden llegar simplemente haciendo las cosas a su manera.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que son propias
de esta edad y sería preocupante que faltasen del todo. El mejor
modo de afrontarlas es asumir que son normales en los niños de
dos años.
La mayor parte de las veces no requieren que hagamos nada
especial, simplemente guardar
la calma y esperar a que pasen.
Si el pequeño intenta conseguir
algo que tenemos claro que no
debemos concederle, lo mejor
es no ceder, aunque ocurra en
un lugar público y la gente lo
vea.
Cuando haya pasado, no tenemos que ser rencorosos y hay que
tratar al niño con cariño y normalidad.
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A continuación os damos algunos consejos para afrontarlas:
 Mantened la calma, los más pequeños no pueden darse
cuenta de que nos alteran.
 No prestéis atención al llanto. Por ejemplo,
si llora porque no quiere bañarse, contarle
un cuento mientras le bañáis ignorando la
llantina.
 Nunca hay que ceder a lo que quieren con
tal de no escucharlos llorar. Si lo hacemos
una vez, estamos perdidos y la próxima vez
será más difícil hacer que entienda que no
vamos a ceder.
 Sin público se acabó el espectáculo. Si estáis en casa con
amigos y familiares y os enfrentáis a una rabieta, es mejor
llevarle a un lugar tranquilo hasta que se calme, porque de
lo contrario, intentará llamar la atención de todo el mundo.
 No dejéis que vuestras vidas giren en torno a si en
determinadas situaciones el niño puede tener o no una
rabieta. Si la tiene y quiere llorar, que llore y aprenda que
no le servirá de nada.
 No os anticipéis a lo que pueda ocurrir. No vale de nada
decirle: “Espero que hoy no la montes en la cena” porque lo
único que hacemos es animarle a que lo haga de nuevo.
 Una vez que la rabieta ha terminado, hay que
comentarios posteriores sobre lo ocurrido.
evitar
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