Embarazo en adolecentes garífunas

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Embarazo en adolescentes garífunas
Una limitante de género en el acceso a la educación
Un estudio de Justa Suazo
Guisela López
Fundación Guatemala
Resumen
Justa Suazo inicia su trabajo con una reflexión sobre las implicaciones que las construcciones
de género tienen en la definición de una sexualidad sesgada. Resalta en su análisis la desigual
distribución de poder que permea las relaciones entre mujeres y hombres en la comunidad
garífuna.
A través del registro de sus observaciones documenta los procesos que en el desarrollo de la
sexualidad de las y los adolescentes juegan estas cargas de género, que contaminan – mediante
el uso de valoraciones jerarquizadas, – las expresiones de sus cambios corporales y de sus
interacciones sociales, convirtiendo espacios que podrían contribuir al enriquecimiento mutuo,
en territorios marcados por el ejercicio del control y la violencia masculina.
Con estos elementos como punto de partida profundiza desde un estudio situado en el análisis
de un problema que se ha generalizado en Honduras: el aumento en la cantidad de embarazos
tempranos entre las adolescentes garífunas. Que aborda a partir del estudio de la experiencia
de cinco adolescentes garífunas radicadas en la Colonia Alfonso Lacayo, de San Pedro Sula,
Honduras.
Señala como la falta de información y el ejercicio de relaciones jerarquizadas vulnera a las
adolescentes, para convertirse tempranamente en madres. Sistematiza los efectos que tiene
tanto para las jóvenes como para el desarrollo del país, el abandono de sus posibilidades de
acceso a la educación, el trabajo y el desarrollo, para asumir el peso de la maternidad
convirtiéndose en niñas-madres.
Concluye convencida de la necesidad de apuntalar desde las organizaciones de mujeres y del
movimiento feminista, el cumplimiento de los marcos legales en materia de los derechos
humanos de las mujeres, incentivando la atención del Estado a la generación de políticas
sociales especificas para intervenir en esta situación.
Palabras claves:
Sexualidad, Adolescentes garífunas, Embarazo temprano y acceso a la información
Introducción
Ser mujer o ser hombre es un hecho sociocultural e histórico. Más allá de las
características biológicas del sexo[1] existe el género:[2] se trata de un complejo de
determinaciones y características económicas, sociales, jurídico-políticas, y psicológicas,
es decir culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura son los contenidos
específicos de ser mujer o ser hombre, o ser cualquier otra categoría genérica. Los géneros
son históricos, y en ese sentido son producto de la relación entre biología, sociedad y
cultura, y por ser históricos devienen y presentan una enorme diversidad. 1
El género, como conjunto de reglas y/o normas que pautan el comportamiento de
mujeres y hombres, está presente en las distintas esferas de la vida y de manera
sobresaliente define las conductas sexuales como “apropiadas” o “inapropiadas”,
reproduciendo una serie de estereotipos que han permeado en las distintas culturas,
un modelo similar de relacionamiento, basado en relaciones de poder que definen la
supremacía de aquellos valores identificados como masculinos y la subordinación de
aquellos designados como femeninos. De tal manera que cada cultura, y en ella cada grupo
dominante consensualizan sus estereotipos de hombre y de mujer como únicas formas de ser hombres y
mujeres; como si siempre hubiera sido así, y como si siempre fuera a ser así. 2
Es de esta manera que se ha universalizado la desigualdad entre mujeres y hombres,
más allá de las diferencias culturales, económicas e inclusive políticas, conformando
un sistema de dominación a partir de la interpretación de la diferencia sexual. Y es así
también como:
Los estudios sobre sexualidad han dado origen a una reflexión sobre los vínculos
entre la construcción social de las relaciones de género y los comportamientos
sexuales. Estas reflexiones se refieren principalmente a la influencia que tienen la
construcción de las identidades y las desigualdades de acceso a poder, prestigio y
recursos entre hombres y mujeres en los significados de la sexualidad.3
El estudio de Justa Suazo profundiza en la construcción de estas identidades, que
marcan profundas diferencias en la manera en que expresan y viven su sexualidad
mujeres y hombres. Desde su investigación documenta como esas pautas culturales
de género sustentan y justifican relaciones de poder desiguales que basadas en la
sustentación de privilegios masculinos actúan en detrimento de los derechos de las
mujeres.
Según Justa a pesar de que estas identidades – de género y de etnia – se van
configurando a lo largo de todo el proceso de socialización que inicia con el
nacimiento, la adolescencia constituye, una etapa particularmente importante para su
definición, a partir del desarrollo de la sexualidad. Entendiendo esta como:
“un complejo cultural históricamente determinado consistente en relaciones
sociales, instituciones sociales y políticas, así como en concepciones del mundo,
que define la identidad básica de los sujetos. …la sexualidad está constituida por
sus formas de actuar, de comportarse, de pensar, y de sentir, así como por
capacidades intelectuales, afectivas y vitales asociadas al sexo.4
Ella define la adolescencia como el momento en que las y los jóvenes maduran
biológicamente, se Inicia la etapa de interacción amorosa y de iniciación sexual desarrollando condiciones para la procreación y gestación – por lo que adquiere un
mayor énfasis la reproducción de roles masculinos o femeninos.
Justa, explica como la adolescencia relega a las mujeres a los espacios privados,
generalmente domésticos, mientras que en los hombres produce la adquisición de
Lagarde y de los Ríos, Marcela. pág. 177 Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y
locas” Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. México 2001.
2
Lagarde y de los Ríos, Marcela. Ibid, pág. 178
3 Szasz, Ivonne. Sexualidad y género: algunas experiencias de investigación en México'
investigación sobre sexualidad en México. pág. 77
4
Lagarde y de los Ríos, Marcela. Ibid, pág. 184
1
mayores derechos de movilización y actuación en el espacio público. Esto a partir de
que desde el sistema de género se determinan una serie de serie de conductas que
habrán de regir las relaciones sexuales marcando la vida de mujeres y hombres.
Relaciones de poder, que históricamente han definido que sean los hombres los que
asuman un rol de conquista sobre las mujeres, los que busquen las relaciones
sexuales, mientras que ha estado mal visto que las adolescentes expresen sus
intereses y necesidades sexuales, pues existe la exigencia de que las mujeres lleguen
vírgenes al matrimonio.
La sexualidad está en la base del poder: tener una u otra definición genérica
implica para los seres humanos, ocupar un lugar en el mundo y, aún ahora, tener
un destino más o menos previsible. Independientemente de la voluntad, la
adscripción genérica ubica: es una forma de integración en la jerarquía social, y
es uno de sus criterios de reproducción; significa también, tener y ejercer poderes
sobre otros, o no tener siquiera, poder sobre la propia existencia.5
A este condicionante de género se suman implicaciones de etnia, de clase, de
geografía que influyen en que la adolescencia se viva de diferente manera si se
pertenece a una etnia u otra, si se es rico o pobre, si se vive en un país desarrollado o
subdesarrollado, en el área urbana o en los ámbitos rurales.
Un ejemplo de estas diferencias lo constituye la iniciación sexual, ya que mientras los
hombres jóvenes de la clase alta recurren a las mujeres de clase baja para iniciarse en
sus experiencias sexuales, muchas veces por la fuerza. Los hombres jóvenes de clase
baja se inician con parejas de su misma clase.
Cuando se suma la etnia, los prejuicios reproducen estereotipos que hacen ver a las
mujeres de grupos étnicos inferiorizados como “fáciles”, como si los hombres de los
distintos grupos económicos, sociales y étnicos tuvieran derecho sobre esas mujeres.
"El ser considerada cuerpo-para-otros, para entregarse al hombre o procrear, ha
impedido a la mujer ser considerada como sujeto histórico-social, ya que su
subjetividad ha sido reducida y aprisionada dentro de una sexualidad
esencialmente para otros, con la función específica de la: reproducción".6
Esta desigualdad en la vivencia de la sexualidad es estudiada por las feministas, que
identifican la vinculación entre las formas de poder y los mitos relacionados con el
cuerpo, especialmente relacionadas a la expresión de la sexualidad y el placer que
está restringido a las mujeres desde la sanción moral del pecado, la culpa, asociando
lo indigno con lo femenino. Simone de Beauvoir en “El segundo sexo” hace un
recorrido analizando los ritos de la iniciación sexual en distintas culturas, pero explica
Justa, en Honduras todavía se conoce poco acerca de estas vivencias en la sociedad
garífuna, razón que ha animado el desarrollo de este estudio.
Sucede también que las jóvenes por la falta de información y conocimiento de su
cuerpo, muchas veces se enfrentan a embarazos tempranos que limitan su desarrollo
personal y educativo ya que deben encontrar soluciones, generalmente solas, a esta
situación. Existe un contrate entre las formas como se construye la sexualidad para
mujeres y hombres ya que una misma etapa del ciclo vital marca efectos totalmente
Lagarde y de los Ríos, Marcela. Ibid, pág. 184
Basaglia, Franca (1983:38) Mujer Locura y Sociedad. Universidad Autónoma de Puebla. En Lagarde y de los Ríos,
Marcela. Ibid, pág. 200
5
6
contrapuestos ya que mientras para los hombres la adolescencia representa el pasaje a
la libertad sexual; para las mujeres, marca el inicio de una serie de restricciones
asociadas con su condición de mujer que muchas veces se ven agravada por una
temprana maternidad.
El embarazo temprano, un problema de salud pública que si bien afecta a toda
América Latina, en Honduras alcanza la tasa de fecundidad en adolescentes más alta
de América Central, con 137 nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años de
edad. Tasa que no ha podido modificarse en las dos últimas décadas, pues a pesar de
la disminución de la tasa de fecundidad general, los nacimientos en adolescentes
aumentaron entre 1987 y 2001 en un 50%.
Desde el comienzo del año 2000, se ha observado un mayor número de
adolescentes garífunas que enfrentan la maternidad a temprana edad,
muchas de ellas no culminan sus estudios secundarios, para asumir la
responsabilidad económica de su hijo o hija. Esta situación limita sus
oportunidades de desarrollo y superación, provoca el deterioro de su salud
física y emocional, las excluye de su círculo de jóvenes de la misma edad,
las expone a la crítica y descalificación social y al abandono familiar. Es
decir que el costo de la maternidad temprana es muy alto para estas
adolescentes.7
Algunas se ven obligados a abandonar los hogares de sus padres, buscar un empleo
informal, vendiendo productos, o trabajado en tiendas, s industrias maquileras,
cafeterías, lavando ropa ajena, dejando a sus hijos con personas extrañas, mientras
otras emigran fuera del país generalmente a estados unidos de manera ilegal para
buscar estabilidad económica. Obligadas en todos los casos a posponer la continuación
de sus estudios.
El estudio realizado por Justa incluye entrevistas con cinco mujeres de la comunidad
garífuna de Alfonso Lacayo, comprendidas entre las edades de18 y 25 años, las cinco
son madres solas, tres tuvieron su primer hijo a los 18 años, una a los 17 y más joven
a los 14 años. Algunas de ellas – apunta Justa – con una iniciación sexual entre los
13 y los 17 años de edad, generalmente con sus novios de la misma etnia, ahora
enfrentan condiciones laborales precarias y en riesgo de abuso sexual, lo que les
dificulta cumplir con la responsabilidad materna.
Relaciones de amor o de poder
Según un estudio del Centro de Estudios de la Mujer (Urbina 2004), en Honduras “la cultura
patriarcal prescribe prácticas de sumisión sexual de las mujeres que les dejan con poca
capacidad para negociar las relaciones sexuales. Por lo general, los hombres determinan
cuando y como tener relaciones sexuales y es frecuente que utilicen la violencia. En muchos
casos, impiden que las mujeres utilicen anticonceptivos, y en los casos de embarazos, partos o
abortos complicados de mujeres que viven en zonas aisladas, son sus compañeros de vida los
que optan o no invertir tiempo y recursos para llevarlas hasta los servicios de salud”. 8
En las relaciones de las adolescentes garífunas con sus novios o con quienes se
inician sexualmente, están presentes las expresiones de control y de dominación que
se expresa de diversas formas: Ya sea a través de la manipulación emocional en la
7
8
Suazo, Justa. Ibid.
Lacayo, Bertha.
explotan la necesidad de afecto que viven muchas adolescentes, hasta llegar a
manifestaciones de violencia física.
El rechazo es uno de los mecanismos de poder que utiliza la masculinidad y se
identifica expresamente entre los garífunas, que después de logran tener relaciones
con las jóvenes, las rechazan. Con este acto establecen jerarquías de valor sobre las
mujeres, consolidan su rol dominador y evaden cualquier responsabilidad en el caso
de los embarazos de las adolescentes. Los hombres Garífunas rehúyen el establecer
hogares estables con las adolescentes, sobre todo cuando se trata de hombres con
cierta formación académica y nivel económico. Es importante señalar que
generalmente los novios son de dos a cuatro años mayores que ellas.
Varias de las entrevistadas dijeron que se sintieron usadas y denigradas después de
una relación sexual. Manifiestan que: “caemos, pensamos tal vez me va bien, como uno les
cree, después lo ven a uno como algo insignificante.”9
Una de las adolescentes entrevistadas relató el caso de una joven de catorce años,
huérfana de ambos padres, que quedó embarazada de un joven de 19 años. Ella
busco la protección de su novio, pero éste, aunque no le da ninguna ayuda, se siente
con derecho y la violenta. Llegando a sacarla a golpes y jalones de cabello, de los
salones de fiesta, “para que no descuide a su hijo.”
Justa nos comparte sobre las observaciones que ha realizado en la última década,
sobre las relaciones entre hombres y mujeres garífunas:
Los hombres garífunas que son universitarios, maestros de educación media,
ejecutivos, técnicos en la informática, ingenieros, licenciados en derechos, gerentes
y subgerentes de empresas, deportistas sobresalientes, a nivel nacional e
internacional, cantantes famosos, empresarios, hombres de clase media alta y alta,
que ya tienen patrimonio como vivienda, automóvil, [eligen] como pareja de
matrimonio a una mujer ladina, extranjera o blanca, como que si la mujer Garífuna
[incluso aquella] que ya está preparada a este nivel, no se mereciera estar en un
matrimonio con un hombre Garífuna preparado. Pero si pretenden llevar de paseo,
o a fiestas a las mujeres garífunas jóvenes, para exhibirlas socialmente, pero sólo
como amantes.10
La justificación, agrega Justa que dan es que las mujeres garífunas cuando ya son
profesionales universitarias y auto-realizadas se vuelven difíciles, creídas, orgullosas,
y no son tan cariñosas como las otras.
Opinan las mujeres garífunas preparadas que anhelan compartir el resto de sus
vidas con un hombre negro, pero han experimentado que ellos se avergüenzan si
ellas los saludan en público, si tienes amiga cercana de otra etnia le hacen mayor
amistad, la acarician y la invitan a bailar y a nosotros nos dejan sentadas. Y –
enfatiza Justa – si una mujer garífuna practica [o expresa] este cariño,
acercamiento, amistad, apego o interés por ellos la consideran fácil, la denigran
diciendo “se muere por mí, la voy a hacer sufrir” o simplemente “no me gustan las
mujeres garífunas.” Por eso, opinan, “optamos por hombres no preparados
académicamente porque son los que se nos acercan.”11
Esta tendencia también se observa en la comunidad garífuna de Alfonso Lacayo, donde
de cada diez adolescentes, cinco enfrentan un embarazo estando entre las edades de17
Entrevista.
Suazo, Justa. Adolescentes Garífunas y Sexualidad: Embarazo Temprano, Factor que limita su Proceso
Educativo. Tesina de “Especialización en Estudios de Genero. Fundación Guatemala y CEIICH. Guatemala 2008.
11 Suazo, Justa. Ibid.
9
10
a 26 años de edad. La maternidad temprana es un factor que afecta tanto la salud como el
bienestar de las mujeres jóvenes, pues constituye un factor que limita sus perspectivas
educativas – limitando su desarrollo intelectual – reduce su autonomía social y
económica.
Lo lamentable es que al menos la mitad de las mujeres entre 20 y 24 años da a luz
antes de los 20 años – siendo más alta la frecuencia entre aquellas de menor nivel
educativo (70%), las más pobres (64%) y las que habitan en áreas rurales (60%) – en
2001, el 40% de los nacimientos adolescentes no había sido planeado, ya que la
mayoría de jóvenes sexualmente activas (70%) no deseaba dar a luz al menos en los
dos años siguientes.
En ese mismo año un tercio de las jóvenes de 15 a 24 años que fueron madres no
había realizado ninguna visita de atención prenatal, dando a luz sin la asistencia
médica profesional. Un 48% de las adolescentes expreso insatisfacción en el acceso a
la anticoncepción efectiva. 12
Todos estos indicadores señalan que el embarazo temprano, y la falta de atención a
este problema por parte del Estado, no solo limitan el acceso de las mujeres jóvenes a
la educación, sino que además representa un serio riesgo para su salud.
Adolescencia e identidad de género
Tratando de descifrar salidas al problema del embarazo temprano, Justa recrea la
manera en que las identidades de género modelan el desarrollo de las niñas garífunas,
que desde muy pequeñas atienden a su arreglo personal con elementos distintivos
como sus trenzas adornadas con chaquiras, adornos en el cabello, vestidos de
colores, sandalias.
Al mismo tiempo que se inician en una serie de normas culturales de género, como “no
reírse delante de una persona del sexo masculino”, “aprender los modales y oficios de la
madre”, “cocinar, atizar el fuego, limpiar el pescado, lavar ropa, hacer mandados”.
Justa se esfuerza por sistematizar como se expresa el despertar sexual de las jóvenes
garífunas en elementos como el cambio de atuendo, pues empieza a usar pantalones
ajustados de azulón (jeans), minifaldas. Cambia las blusas con frunces y bombachos
por blusas estilo tubo, de tirantes, camisetas, tops y escotados. Los zapatos bajos se
sustituyen por los tacones altos. Lo mismo que cambia el arreglo del cabello y las
uñas, iniciando el uso del maquillaje.
En cuanto a su contexto social, inicia su participación en eventos culturales, como el
cuadro de danzas autóctonas o como madrina de las ferias. Ahora reniegan de las
celebraciones familiares, pasando a ser sus mayores diversiones ir al cine con los
amigos, platicar por teléfono largas horas, apoyar los reencuentros deportivos, las
fiestas de cumpleaños, graduaciones, kermeses, quince años y despedidas de cursos
colegiales.
Esta iniciación comienza en algunos casos desde los doce años y en el área urbana a
partir de los dieciséis años de edad. Ahora salen acompañadas por sus amigos,
admiradores o novios, comienzan a compartir sus primeras caricias, besos en la boca,
abrazos, citas a las fiestas o en los apartamentos de solteros aledaños a la colonia,
12
Guttmacher, 2006.
donde practican sus primeras relaciones sexuales con jóvenes mayores de diecisiete
años.
Estas conductas no tendrían mayores contratiempos si fuesen acompañadas de la
debida orientación sobre los riesgos que representa el ejercicio de una sexualidad no
informada. Pero ni las familias, madres o padres se encuentran preparados para
proporcionar esta información, debido a que se ha hecho un tabú de la sexualidad,
impidiendo a las y los jóvenes plantear sus dudas abiertamente. Ni el Estado a
promovido las políticas necesarias para que el sistema educativo pueda ofrecer la
información y orientación necesaria a las y los jóvenes.
Por otra parte el ejercicio de una sexualidad permeada por relaciones de poder hace
que los jóvenes perciban a las adolescentes como objetos a conquistar para saciar su
propio placer y no como sujetas con las que podrían tener la posibilidad de
experimentar encuentros e intercambios afectivos, que compensarán a ambos.
Pero las vivencias de género diferenciadas hace que en el caso de los niños, se
refuercen estereotipos de fuerza física, violencia, autonomía, liderazgo. Desde niños
usan tenis o zapatos tipo “burros”. Pantalón a la rodilla flojo y a veces largo de azulón
moderno, cadenas, pulseras.
En cuanto a conductas de género, sus movimientos pueden ser más libres, su
caminado es balanceado, y contrario al mandato dado a las jóvenes, ellos pueden
hablar fuerte y se les permite decir palabras soeces.
Asumen modelos de relación violenta, al pelear a puños con los amigos, y es
aplaudido si gana. Y si se le ocurre tocar una niña apretarla, perseguirla o no dejarla
pasar por un camino estrecho, si se da la queja a los padres, no los reprenden, más
bien sienten satisfacción porque ya les gustan las mujeres.
Tempranamente asume roles de dominación pues tienen permitido callar y hasta
castigar con manotadas o puntapiés a sus hermanas.
No los dejan realizar trabajos domésticos como: planchar, lavar, cocinar, barrer,
trapear en algunas familias, porque con estas prácticas existe la creencia de que
puede disminuir el desarrollo de su masculinidad.
Al igual que las jóvenes cambian su atuendo con la llegada de la adolescencia ellos lo
hacen entre los catorce y los 18 años, sustituyendo su vestuario con el uso de
camisetas y sudaderas, pantalones más grandes que sus tallas, pañoletas o turbantes.
Pantalones anchos sin fajas, dejándolos caer hasta debajo de las caderas mostrando
su ropa interior o parte de los glúteos.
Adquieren peso elementos como la marca de la ropa que preferentemente debe ser
importada de Estados Unidos, ya sea traída por amigos o familiares o comprada en
tiendas exclusivas, imitando culturas extranjeras de otros afro-descendientes (de los
Estados Unidos). Esta identificación es relevante señala Justa pues:
Los jóvenes garífunas tienen como uno de sus grandes ideales, como efecto de la
migración internacional de sus paisanos, viajar a Estados Unidos, regresar en
carro, ser el centro de atención, ser un buen operador de música (DJ) en un gran
salón de baile, ser deportista muy bien remunerado en lo nacional y trascender a
lo internacional.13
13
Suazo, Justa. Ibid.
En cuanto a su ámbito social, predomina su desplazamiento por los espacios abiertos,
en los que les gusta exhibirse, principalmente los días sábado, domingo o días
festivos.
Otros jóvenes cambian estos patrones a partir de las actividades que relazan, así
algunos que trabajan todo el día – como ayudantes de mecánicos automotrices,
aprendices de tapicería y ebanistería o dependientes de comercios – y estudian en la
jornada nocturna, en los programas de educación por radio el fin de semana en el
INFOP (Instituto Nacional de Formación Profesional) o son universitarios en las
diferentes disciplinas usan vestuario formal o deportivo.
Un dato importante que surgió en la investigación – anota Justa – es que muchos jóvenes
(diría que 7 de cada 10) no tienen la figura de un papá en casa, son hijos de madres solas ya
sea por la muerte, viaje al extranjero o abandono de la pareja.
El derecho a la Información
Según Margarita Dionisio, maestra voluntaria para la prevención del VIH-SIDA que
vive en la Colonia “existe la tendencia entre los jóvenes de la Colonia Alfonso Lacayo
a iniciar relaciones sexuales a temprana edad, y la mayoría inicia la vida sexual sin
contar con información adecuada.” Esto coincide con los relatos de las entrevistadas
que afirmaron no haber tenido orientación adecuada antes de su primera relación
sexual. “porque la gente antes no hablaba de esas cosas”.14
Si bien las estadísticas reflejan que en Honduras hay conocimiento sobre la
anticoncepción entre las adolescentes de las zonas urbanas, es necesario precisar que
este conocimiento no garantiza que sepan donde obtener los métodos ni cómo usarlos
correctamente. Por lo que muchas veces sus experiencias sexuales terminan en un
embarazo temprano. Lo que, apunta Justa, en el caso de las jóvenes garífunas implica
además una ruptura cultural, pues el grupo garífuna considera que las mujeres están
preparadas para el matrimonio después de los veinte años.
Las entrevistadas afirmaron que fue en la escuela y el colegio – cuatro en la primaria y
dos en el ciclo común de cultura general – que recibieron educación sexual por
primera vez, teniendo una la edad de catorce o quince años.
Estos conocimientos ni respondieron a un programa estructurado, sino a actividades
especiales o coyunturales, ni fueron más allá de la identificación de los órganos
genitales, los aparatos reproductivos y solo en muy pocos casos la adopción de
algunas medidas para la prevención del contagio del sida.
En la mayoría de los casos las madres o padres, nunca les hablaron de sexualidad:
“No me hablo nunca mi mamá de eso, y mi papá peor”, “mi mama nunca me sentó para
hablar sobre la sexualidad, sólo fueron insultos relacionados a ese tema y lo hablaba de
una forma vulgar cuando tal vez quería hablarnos de eso”, “mi mama no me hablo, pero
si me prohibió hacer eso y yo decía ¿que tendrá tanto de malo? y que se sentía si tanto lo
prohíben, creo que yo quería saber qué era eso”. Y en el único caso en que una de las
madres lo hizo la hija relata: “Mi madre me habló bastante de la sexualidad y que debo
cuidarme pero no le creí”.15
14
15
Entrevista Margarita Dionisio.
Entrevistas.
De manera que la información recibida por estas adolescentes resulto ser insuficiente,
y por tanto ineficaz.
Las entrevistadas explicaron que llegaron a convertirse en madres adolescentes, a
partir del desconocimiento que tenían sobre la sexualidad y las consecuencias de
tener relaciones sin protección. Un de las entrevistadas relata:
“mi novio me engaño diciéndome que él utilizaba píldoras anticonceptivas
cuando me propuso tener relaciones sexuales, y eran mentiras porque hasta
después consulté que si los hombres usaban píldoras anticonceptivos y la persona
a quien le consulte me dijo que no”.16
Consultadas sobre el conocimiento y uso que tenían de métodos anticonceptivos:
todas reconocieron que comenzaron a usarlos hasta después de convertirse en
madres. Cuatro expresaron que actualmente ya tienen conocimiento la importancia de
usar los preservativos para evitar los embarazos no deseados y sobre el uso de las
píldoras anticonceptivas para lograr el espaciamiento de los embarazos.
Una de las jóvenes señaló el apoyo recibido de la Liga de la Lactancia Materna, que
funciona en los centros de salud de la localidad (SESAMO). Este programa atendido
por enfermeras, una trabajadora social y un médico, se dedica a la información y
capacitación de las mujeres enseñando sobre cuidados maternos, autoestima y
conocimientos de computación. Uno de los incentivos del programa es que
proporciona merienda a las participantes.
Actualmente cuatro de las cinco hacen uso de los métodos de planificación, tres
emplean preservativos, una planifica utilizando píldoras y solamente una no utiliza
ningún método.
Todas ven una oportunidad de desarrollo y de realización personal en el conocimiento
de su sexualidad y de los métodos de planificación. La que planifica con pastillas tiene
una relación de pareja con el padre de su hija, y ve en los métodos la posibilidad de
poder terminar sus estudios – ya que quedó embarazada en sexto grado de primaria y
ya está en segundo año de bachillerato – quiere graduarse y no quiere defraudar a su
madre y su padre.
Reconocen que no pensaban convertirse en madres, sino que su embarazo temprano
fue resultado de la falta de información por lo que valoran que el conocimiento que
tienen ahora les permitirá poder decidir sobre sus metas en la vida, estudiar,
profesionalizarse, espaciar los hijos o hijas y tenerlos cuando quieran. O para tener
relaciones sin quedar embarazada, como es el caso de una de las entrevistadas para
quien el embarazo constituye un riesgo a la salud, por padecer de anemia
espanositica.
Algunas de sus opiniones fueron:
“Se debe usar para protección, si no tienes una pareja segura y para no tener
embarazos no deseados”. “Yo uso el Diu para no embarazarme mi mama me llevo
al centro de salud después que tuve mi niña y ahora sólo tengo novio pero no me
embarazo”.
Incluso la joven que actualmente no planifica comento:
16
Entrevista.
“Yo ahorita no uso, pero cuando tenga mi pareja seguro que voy a usar antes
hasta conocer muy bien la relación, si me conviene tener hijo lo suspendo si no,
que se olvide”.
A partir del ejercicio al derecho a la información se han preocupado por conocer más
sobre el sexo, los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual,
consideran que pueden tener relaciones sexuales, siempre y cuando estén bien
protegidas para no infectarse de enfermedades de trasmisión sexual y tener sexo seguro.
Entorpece las perspectivas educativas que puede alcanzar una mujer joven,
reduciendo su autonomía social y económica a largo plazo.
Embarazo temprano
El embarazo temprano constituye un problema de salud pública, pues la maternidad
temprana es un factor que afecta el bienestar y la salud reproductiva de las mujeres
jóvenes, comprometiendo tanto su salud como la del o la recién nacida.
Algunos puntos clave que se han identificado en torno al problema son:
 Honduras tiene la tasa de fecundidad adolescentes más alta de América Central, con
137 nacimientos por cada 1.000 mujeres, de 15 a 19 años de edad. Esta tasa, ha
permanecido sin cambios durante las dos últimas décadas, pese a la disminución de
la fecundidad en los demás grupos de mujeres en números absolutos, los
nacimientos en adolescentes aumentaron en un 50% entre 1987 y 2001.
 En el 2001, el 40% de todos los nacimientos adolescentes no fue planeado… La
mayoría de las adolescentes sexualmente activas (70%) no desea tener un hijo en
los siguientes dos años. A pesar de estas preferencias reproductivas, sólo una de
cada tres adolescentes sexualmente activas usa un método anticonceptivo moderno,
en general el 48% de las adolescentes tiene una necesidad insatisfecha de
anticoncepción efectiva.17
Justa afirma que es necesario comprender el contexto y las consecuencias de la
conducta sexual y reproductiva de las adolescentes – ya que la juventud representa en
Honduras un sector importante, pues una cuarta parte del total de la población
hondureña, está entre los 10 y 19 años. – la maternidad tiene consecuencias que
además del riesgo que representa en el área de la salud de las jóvenes, afecta las
perspectivas educativas que puede alcanzar una mujer joven, reduciendo su
autonomía social y económica. Lo que finalmente repercute en el desarrollo social y
económico del país.
Señala Justa en el estudio: Si las mujeres jóvenes de Honduras han de prepararse
adecuadamente para el futuro, y si han de desempeñar un papel activo en el desarrollo de su
país, necesitan educación, capacitación y oportunidades de empleo.18
Pero todas estas posibilidades se desvanecen cuando estas jóvenes se ven en la
necesidad de asumir otras responsabilidades como el embarazo y la crianza.
El embarazo temprano está relacionado con factores culturales, económicos y sociales
que van desde el control patriarcal sobre la sexualidad femenina, la sobre valoración de
la sexualidad masculina, el desconocimiento que tienen las jóvenes sobre su propio
17
18
Guttmacher,2004, Embarazo Temprano Como Un Desafío En Honduras, Puntos Claves
Suazo Justa. Ibid.
cuerpo, hasta la falta de información y de acceso al uso de métodos anticonceptivos, la
ausencia de políticas públicas y los escasos recursos con que el Estado provee, los
servicios de salud pública, generalmente insuficientes para atender las necesidades de
la población.
Los mandatos y prejuicios de género colocan a las adolescentes en condición de
vulnerabilidad para vivir un embarazo en la edad educativa, por lo que es urgente
invertir en educación sexual, orientación en salud sexual y reproductiva, prevención
del VIH/SIDA y otras enfermedades de trasmisión sexual, para que las jóvenes logren
culminar sus estudios, contando con la orientación adecuada, seguras de sí mismas,
valorando su cuerpo, ejerciendo sus derechos y teniendo la capacidad de tomar sus
propias decisiones.
Las jóvenes Garífunas ven cambiar su vida de manera radical. Se ve afectado su estado
físico, emocional y su dinámica social, pues el cambio de niña a mujer, limita su
participación en actividades propias de su edad, obligándolas a insertarse en espacios de
mujeres mayores – visitas médicas, parto y lactancia – y en la mayoría de los casos
conlleva la renuncia a sus estudios.
Su cuerpo adquiere otra forma, volumen y ya no luce como las demás compañeras de
su misma edad. Su autoestima se ve afectada porque con su embarazo se ve afectada
por la exclusión y el señalamiento en su núcleo familiar, en su escuela se convierte en
objeto de burlas, lo que muchas veces le provoca sentimientos de culpa orillándola a la
auto marginación.
Son poquísimas las mujeres adolescentes y madres que han continuado con estudios
formales que las puedan incorporar a un trabajo digno para mejorar su calidad de vida.
Las bases de la educación cultural también se ven violentadas, puesto que en la ley de
las y los garífunas, las mujeres contraen matrimonio, mayores de 20 años, por lo tanto
hay una ruptura cultural.
En resumen el embarazo y maternidad afectan el desarrollo educativo de las
adolescentes garífunas provocando el retraso en el año escolar, el rechazo de sus
compañeras y compañeros, el bajo rendimiento educativo, el ausentismo o la
deserción y la reprobación.
En ese sentido, los programas y las acciones gubernamentales han puesto escasa
atención a la problemática del embarazo temprano. Pues no podemos olvidar que
Honduras es uno de los países más conservadores en materia de planificación familiar
ya que incluso ha respaldado las posturas del Vaticano en distintos foros de discusión.
Por lo cual, han sido más bien las organizaciones de mujeres las que han propuesto
leyes para que los derechos sexuales y reproductivos sean una realidad, planteando
acciones específicas con relación a problemas como el VIH-SIDA que es otro
problema de salud fuerte en Honduras, particularmente para la población Garífuna, ya
que, según datos estadísticos la incidencia de VIH/SIDA es casi trece veces mayor en
la población afro americana que la de la población general de Honduras.” 19
Para enfrentar esta problemática – en la que se evidencia una persistente conexión
entre maternidad adolescente, pobreza y marginación social – el Programa de Acción
y de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo CIPD de El Cairo,
1994, estableció dos objetivos importantes, el primero: abordar la salud sexual y
Organización Enlace De Mujeres Negras, 2005 Seminario, Taller Sobre La Salud Sexual De La Mujer Garífuna,
Tela, Atlántida, Honduras.
19
reproductiva en adolescentes, particularmente los embarazos no deseados,
promoviendo una conducta reproductiva y sexual, responsable y sana, así como la
prestación de servicios de orientación y asesoramientos apropiados para las y los
jóvenes; El segundo: tratar de reducir los embarazos en adolescentes.
Honduras suscribió el Programa de Acción de la (CIPD), junto a 178 países,
acordando que: “con la asistencia de la comunidad internacional, deberían proteger y
promover los derechos de las adolescentes a la educación, la información y la
asistencia en materia de la salud reproductiva. También se acordó exhortar a los
gobiernos a que atienda las necesidades de las adolescentes, estableciendo
programas apropiados para ello.
Si bien todas estas acciones adquieren una especial relevancia, es sustantivo, enfocar el
problema – no como una patología social – sino desde el cuestionamiento profundo al
sistema de género que estratifica nuestras sociedades y sus relaciones.
Incentivar la adecuada intervención del Estado en la generación de programas y políticas
específicas para las mujeres adolescentes, particularmente las garífunas. Asignación de
presupuesto y personal adecuado que garantice la atención de sus necesidades y la
satisfacción de sus derechos.
Es necesario posicionar el tema en la promoción de los derechos humanos de las
mujeres, desde una visión de conjunto en la que el derecho a la información que tienen las
adolescentes garífunas se sume a su derecho a los servicios de salud, a la educación:
laica, gratuita y obligatoria, a un trabajo digno y a lograr un desarrollo pleno.
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