Diego Monetti

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Seminario Pareja I
Docentes:
Lujan Alsina – Gabriela Montado
AUPCV – 2012
Parámetros definitorios de la pareja y producción de subjetividad
Lic. Psic. Diego Monetti
Con el presente trabajo me propongo interrogarme en relación a lo que Isidoro
Berenstein y Janine Puget definieron hace ya 24 años como parámetros
definitorios de la pareja.
El objetivo del establecimiento de dichos parámetros era delimitar las
características singulares del vínculo de pareja con el fin de definir, siguiendo
principios cientificistas, el objeto de estudio del psicoanálisis de pareja.
“…toda persona dispuesta a constituir un vínculo de pareja sabe, consciente o
inconscientemente, desde los modelos socioculturales, que estos implica
ciertos elementos constantes y presupuestos que dan sentido al campo de lo
permitido opuesto al de lo prohibido.”1
Postulan así a la cotidianeidad, la sexualidad, el proyecto vital compartido y la
tendencia monogámica como parámetros constitutivos de este vínculo.
¿Pero
cómo
podemos
pensar
dichos
conceptos
a
la
luz
de
las
transformaciones subjetivas que se vienen desarrollando? ¿Continúan
primando los mismos modelos socioculturales postulados en aquel momento?
¿Qué consecuencias se producen en las parejas a partir de estos cambios?
¿Cómo pensarlos a partir de las nuevas teorizaciones del saber psicoanalítico
en relación a la sexualidad y la constitución subjetiva?
Comencemos interrogándonos en relación a la definición de relaciones
sexuales.
1
Berenstein I; Puget J. “Psicoanálisis de la pareja matrimonial”
Pág16.
Ed. Paidós. Bs. As.1988.
“Son con las que se interrelacionan a través de los órganos genitales; el pene
en el varón y la vagina en la mujer. Otras zonas corporales intervienen como
preliminares y se subsuman a la actividad genital propiamente dicha”. 2
En primer lugar podemos señalar como la definición está orienta únicamente a
las relaciones heterosexuales. Podemos pensar como se postula la primacía de
lo genital frente a otras zonas. Operación postulada por el psicoanálisis de
jerarquización de las zonas erógenas donde lo genital actúa como centro
quedando otras zonas en segundo lugar y muchas veces vinculadas a
prácticas del orden de la perversión. Se constituye así un dispositivo de
administración de los placeres y una serie de legalidades e ilegalidades en
torno a las prácticas sexuales.
“El pensamiento freudiano revolucionó los modos de pensar y posicionarse en
torno a la sexualidad, pero no pudo escapar a las trampas de la época. Sostuvo
así, que había una sexualidad buena y otra mala. Una neurótica y otra
perversa, sin advertir que en ese acto, consagraba formas admitidas de gozar.
Sin advertir, también, que la sexualidad perversa solo lo es en relación al otro,
a su desconocimiento como otro con derecho a goce y sometiéndolo a su
voluntad, tanto en plano de lo sexual como de género.”3
Los estudios de género y los movimientos sociales preocupados por las
“políticas del cuerpo” denunciaron esta situación y la necesidad de pensar
dichas
jerarquizaciones
como
construcciones
sociohistóricas
en
lugar
considerarlas como hechos “naturales”. Las teorizaciones de Foucault y Butler
arrojaron luz sobre el agenciamiento del dispositivo de la sexualidad a otros
dispositivos de control social como el médico – psiquiátrico.
“Los binarismos fálico/castrado y
heterosexual/homosexual, dejaron atrás
profundas e intensas novedades en la sexualidad y los géneros que no
abarcaban. Ellos fueron reinando en el espacio marcado por la Modernidad (…)
2
Berenstein I; Puget J. “Psicoanálisis de la pareja matrimonial” Ed. Paidós. Bs. As.1988. Pág
20.
3
Waisbrot, D. “Sexualidad éxtima” Mesa redonda: Modalidades de la sexualidad. III Congreso
de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares: “Interrogando experiencias”. AAPPG. 1, 2
y 3 de noviembre de 2012. Bs. As. Argentina.
en la que se intentó reducir toda la cuestión a tres compartimentos: hombremasculino, mujer-femenina y un resto de anormalidades que se psiquiatrizó
como enfermedades mentales (…) Por lo cual, decididamente hoy género, sexo
y deseo no necesariamente se corresponden, se abren intersticios que se
cubren con casilleros nuevos que nominan nuevas formas de ser y nuevas
formas de placer.”4
Otro parámetro postulado es el de la cotidianeidad.
“Designa al tipo de estabilidad basada en la unidad temporal y espacial
caracterizada por los intercambios diarios (…) propone a los yoes lugares
vinculares y mentales dotados de cierta fijeza…”
Hoy en muchas parejas dia no viven bajo un mismo techo, mantienen
independencia económica y comparten poco tiempo juntos. El multiempleo y la
vertiginosidad de la vida en la sociedad actual hace que
la posibilidad de
“compartir lo cotidiano” sea cada vez más remota. A esto se le suma los
efectos que ha tenido la revolución tecnológica donde muchos de los
encuentros se producen a partir de los dispositivos virtuales, cambiando las
modalidades vinculares y cuestionando “la presencia” como constitutiva del
vínculo. Podemos pensar en relación a este punto en las nuevas formas de
“estar con otros” o nuevas formas de presencia. Otro efecto en relación a este
punto es que por sobresaturación de acceso a la tecnología uno puede estar
conectado con alguien a kilómetros de distancia pero totalmente desconectado
de quien tiene al lado.
Como tercer parámetro se define tendencia monogámica como:
“Ligamen matrimonial con un solo cónyuge. Esta peculiaridad debe tomarse
como la clasificación de una marca simbólica: la de preferencia”5
4
Moreno, J. Mesa redonda: Modalidades de la sexualidad. III Congreso de Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares: “Interrogando experiencias”. AAPPG. 1, 2 y 3 de noviembre de
2012. Bs. As. Argentina.
5
Berenstein I; Puget J. “Psicoanálisis de la pareja matrimonial” Ed. Paidós. Bs. As.1988. Pág.
22.
Puget describe una de las fantasías sobre la cual la monogamia se sostiene:
“Pero además la monogamia cumple con una fantasía eterna, la de ser único
para otro y elegir a otro como único y ello sería fuente de estabilidad.”6
En relación a este punto podemos preguntarnos en cómo se inscriben las
prácticas de las parejas swingers o las parejas que introducen una tercera
persona en sus prácticas sexuales. Si bien la tendencia monogámica sigue
siendo predominante, estas nuevas
modalidades cuestionan la en cierta
manera.
¿Podemos pensar estas prácticas como respuestas al sentimiento de
insatisfacción y encierro frente al sostenimiento de una relación monogámica o
tienen una lógica propia que va más allá de la monogamía?
Lo cierto es que la monogamia también es una construcción social y como tal
responde a determinadas condiciones de existencia que actualmente
parecerían estar cambiando. Engels plantea una hipótesis de su procedencia.
“la monogamia nació de la concentración de grandes riquezas en las mismas
manos -las de un hombre- y del deseo de trasmitir esas riquezas por herencia a
los hijos de este hombre, excluyendo a los de cualquier otro. Para eso era
necesaria la monogamia de la mujer, pero no la del hombre; tanto es así que la
monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia
descarada u oculta del segundo”.7
Como cuarto parámetro aparece la posibilidad de establecer proyectos
compartidos.
“El primer proyecto vital de una pareja es compartir un espacio tiempo vincular.
(…)El modelo paradigmático de proyecto futuro para una pareja pasa por la
creación de hijos, reales o simbólicos.”8
6
Puget, J “Las paradojas en la pareja matrimonial” Ed AIGLE. Rev. Argentina de clínica
psicológica Vol II Nº1 abril 1993. Pág. 129
7
Engels, F, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Ed. Progreso, Moscú,
1970. Pág 74.
8
Berenstein I; Puget J. “Psicoanálisis de la pareja matrimonial” Ed. Paidós. Bs. As.1988. Pág.
20
La posibilidad de establecer proyectos compartidos se topa en la actualidad
con varias dificultades de distinta índole. Por un lado, la incertidumbre reina
que en diversos planos de la vida como, los procesos de la economía, los
cambios en la movilidad social y las fluctuaciones del mercado laboral hacen
que el proyectarse a futuro muchas veces se vea limitado. El temor a las crisis
y el sentimiento de inseguridad hace que los sujetos se replieguen en lo
privado y eviten el compromiso. Por otra parte, “Carpe Diem” parece ser el
axioma del mercado, la lógica del consumo y de lo instantáneo constituye
subjetividades mucho más ligadas al presente que a las posibilidades de
pensar el futuro. Predominio de una lógica centrada en el yo y el narcisismo
que conspira contra la posibilidad de compartir proyectos. Así, el otro también
se vuelve objeto de consumo y se consume en el acto de lo efímero.
“El compromiso con otra persona u otras personas, particularmente un
compromiso incondicional, y más aún del tipo `hasta que la muerte nos
separe´, en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza se parece
cada vez más a una trampa que debe evitarse a cualquier precio”9
Podemos concluir que si bien estos parámetros ayudan a pensar las vicisitudes
clínicas que plantean las parejas de hoy, los mismos deben ser leídos y
repensados tomando en cuenta las mutaciones subjetivas que se producen y
como las parejas “devienen otras” a partir de las mismas.
Como toda producción teórica tales conceptos responden de alguna manera al
contexto sociohistórico donde surgen, a la relación de implicación de los
autores con las instituciones a las que pertenecen, a su enclasamiento social y
sus elecciones teóricas.
En este sentido Alsina, Mokzsanski y Montado plantean como hoy en día los
parámetros pueden ser considerados como la indicadores de cambio en el
tratamiento vincular con parejas pero integrando la mirada al contexto en el que
se estas producen y se producen.
9
Bauman, Z. “Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” Fondo de Cultura
Económica. Bs. As. 2003.Pág. 120
“Otro de los ítems a considerar son los parámetros definitorios descriptos por
Puget y Berenstein (1996) en la pareja matrimonial. A dieciséis años de dichos
planteos, consideramos que aún siguen siendo válidos como parámetros, como
telón de fondo,
si bien incluyendo los atravesamientos del contexto socio-
político-cultural de nuestra sociedad actual. Lo que nos interesa a la hora de
evaluar los cambios en el funcionamiento vincular de una pareja sería analizar
si los parámetros definitorios han ido modificándose acorde a las circunstancias
y acontecimientos vitales, dejando de producir sufrimiento vincular.”10
Bibliografía:
Alsina, L.; Mokzsanski, A.; Montado, G. “Cambios en/del vínculo en la psicoterapia de
pareja” III Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares: “Interrogando
experiencias”. AAPPG. 1, 2 y 3 de noviembre de 2012. Bs. As. Argentina.
Bauman, Z. “Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” Fondo de
Cultura Económica. Bs. As. 2003.
Berenstein, I. “Del ser al hacer. Curso sobre vincularidad” Ed Paidós. Bs. As. 2007.
Berenstein I; Puget J. “Psicoanálisis de la pareja matrimonial”
As.1988.
Ed. Paidós. Bs.
Butler, J “El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad” Ed.
Paidós. Barcelona. 2007.
Burin, M. y Meler, I. “Género y familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de
la subjetividad” Paidós Bs. As. 2001.
Engels, F, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Ed. Progreso,
Moscú, 1970.
Foucault, M., “Microfísica del poder” Ed. La Piqueta. Madrid. 1992.
Moreno, J. Mesa redonda: Modalidades
de la sexualidad. III Congreso de
Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares: “Interrogando experiencias”. AAPPG.
1, 2 y 3 de noviembre de 2012. Bs. As. Argentina.
Puget, J “Las paradojas en la pareja matrimonial” Ed AIGLE. Rev. Argentina de clínica
psicológica Vol II Nº1 abril 1993.
Waisbrot, D. “Sexualidad éxtima” Mesa redonda: Modalidades de la sexualidad. III
Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares: “Interrogando
experiencias”. AAPPG. 1, 2 y 3 de noviembre de 2012. Bs. As. Argentina.
10
Alsina, L.; Mokzsanski, A.; Montado, G. “Cambios en/del vínculo en la psicoterapia de
pareja” III Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares: “Interrogando
experiencias”. AAPPG. 1, 2 y 3 de noviembre de 2012. Bs. As. Argentina.
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