UN DNI Y TRES HISTORIAS En verano del año 1999 nació un niño llamado César Gutiérrez Castro por error. Hijo de una joven madre que decidió dejarlo en un orfanato de la Gran Vía de Madrid. Pasaron los años hasta el verano de 2015. César sigue en aquel orfanato, esperando con impaciencia el momento de marcharse. Odia a las trabajadoras del centro casi tanto como a la traidora de su madre, la que le dejó allí tirado sin importarla lo que le pudiera pasar. Esa noche tiene la oportunidad, y escapa de aquella prisión. Llega Agosto y el dinero que cogió se le ha acabado, con lo cual se ve obligado a robar, a su pesar. Ve a una descuidada mujer, y aprovecha para arrebatarla el bolso. La mujer grita mientras el chico se va a esconder en un callejón. Allí coge la cartera y saca todo el dinero que tenía la mujer, pero en ese momento aparece la policía; César tira el bolso y el monedero mientras guarda en su bolsillo los cincuenta euros que ha conseguido robar. Una policía (la apodada Buscapistas) recoge el bolso y el monedero mientras los otros tres policías (Los Perseguidores de la Justicia ¡Qué nombre más raros se buscan, de verdad!) perseguían a César. El chico corre y sin saber como aparece en mitad de la clase de lengua de un instituto cercano, con treinta alumnos mirándolo fascinados, el profesor llama a gritos a la policía a través de la puerta. Ya sólo le queda una salida: salta por la ventana cayendo en el césped con los aterrados alumnos de segundo mirándole. Ya está atrapado, con lo cual el cogen y le llevan a una estrecha y oscura celda en una triste prisión llena de matones y asesinos. Ahora entiende que esto es una prisión de verdad, no el orfanato. En la oscura y cerrada comisaría están hablando animadamente Los Perseguidores de la Justicia cuando les interrumpe Buscapistas, diciendo que la mujer podría tener algo que ver con el pasado del chico. Así que, cogen el DNI del monedero y buscan la ficha policial de ambos; la mujer se llamaba María Castro Álvarez. Antes de devolver el bolso se fijaron en los antecedentes de César, y vieron que su historia, era muy similar a la de María, en cuanto a fechas, por ejemplo: María supuestamente abortó el 26 de Julio de 1999 y ese mismo día, César fue dejado en el orfanato. Deciden llamar a María y preguntarla, con lo cual, se ve obligada a contarlo todo; pero para asegurarse van al orfanato a preguntar por aquel problemático muchacho. Todo encaja. Tras mucho debatir, llegan a la conclusión de que han de hablar con ellos. Llega el gran día. María acude con puntualidad inglesa, como suele hacer ella; y los policías llegaron arrastrando al furibundo preso. Lo sientan en una silla al lado de la mujer, y cuando sus miradas se cruzan, a César le surgen cien mil pensamientos diferentes. Los cuatro policías cuentan todo lo descubierto: el robo, el nacimiento de César, el fingido aborto de María, lo que sucedió con el padre de la sorprendida mujer… (¡La cantidad de información que se puede sacar de una ficha policial!) Entonces César estalla. Es demasiada información para asimilar en un solo momento, todo tan repentino y de una manera tan brusca de contarlo… Lleno de rabia se levanta de la silla mientras insulta a gritos a los policías, que con tantas buenas intenciones descubren la escondida y sorprendente historia. César pone a su madre de todos los colores. Coge una botella de vino que hay encima de la mesa, y la da un golpe contra la pared, rompiendo menos de la mitad, haciendo saltar pequeños cristalitos. Acerca la botella a la cabeza de María, y entonces es cuando yo, Paloma Castro Fernández, lo veo todo claro. Salgo de las sombras, mi escondite durante los últimos años. Si muero ahora por fin podré regresar junto a mi amado marido, aunque sea en el Cielo. Me interpongo entre María y la botella, recibiendo así el golpe que César me da. -¡Mamá!- grita María, sollozando, al reconocerme-¡Mamá, no!¡Mamá!- y rompe a llorar como no lo había hecho antes. Pero ya es demasiado tarde, ya ha llegado m… FIN Laura Jiménez Díaz, 1º ESO-A