15.627 "LOJO, CLAUDIO MARCELO C/ HOSPITAL ... AGUDOS DE QUILMES y OTROS AUTOS Y VISTOS:

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15.627
"LOJO, CLAUDIO MARCELO C/ HOSPITAL ZONAL GENERAL DE
AGUDOS DE QUILMES y OTROS S/ PRETENSIÓN INDEMNIZATORIA”
AUTOS Y VISTOS: La presente causa Nº 15.627, caratulada "LOJO
CLAUDIO MARCELO C/ HOSPITAL ZONAL GENERAL DE AGUDOS DE
QUILMES y OTROS S/ PRETENSIÓN INDEMNIZATORIA”, en trámite por
ante este Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº 1 de La Plata, a mi
cargo, de la que,RESULTA:1. Que a fs. 120/134 se presenta el Sr. Claudio Marcelo Lojo, con
patrocinio letrado, promoviendo acción contencioso administrativa en los
términos del artículo 12 inc. 3 del C.C.A, contra la Provincia de Buenos Aires –
Ministerio de Salud-, a fin de obtener el resarcimiento de los daños y perjuicios
ocasionados como consecuencia de la caída que sufriera en circunstancias en
que era atendido en el Hospital Zonal General de Agudos de Quilmes, daños
que estima en la suma de pesos novecientos veinticinco mil ($925.000), o lo
que en más o en menos resulte de la prueba a rendirse, con más intereses y
costas. –
Relata que el día 11-IV-2005, sufrió un accidente en la vía pública,
cuando se encontraba circulando con su motocicleta, padeciendo traumatismos
varios, con pérdida de conocimiento, razón por la cual fue derivado al Hospital
Zonal de Quilmes, por personal de Bomberos de la zona. –
Ingresó en la guardia del citado nosocomio a las 20.30 horas del día 11
de abril, en la que habría sido dejado solo y sin asistencia –según supo
posteriormente- por un lapso de tiempo de 20 minutos. En ese momento,
presentó un estado de excitación psicomotriz post-traumático, salió corriendo
por los pasillos del Hospital, subió hasta el primer piso y cayó al vacío por una
ventana, hacia el patio interno del Hospital. –
En tales circunstancias, sufrió gravísimas lesiones, reingresando al
Hospital al área de Terapia Intensiva, donde permaneció por espacio de 10
días, con asistencia respiratoria mecánica y grave riesgo de vida. –
Sostiene que como consecuencia de la caída se le produjo un fuerte
traumatismo en la columna vertebral, con fractura de vértebras dorsales, con
aplastamiento y desplazamiento de las mismas, generando todo ello una
paraplejía irreversible de miembros inferiores, pérdida de control de esfínteres,
urinarios e intestinales, parálisis vesical, con necesidad de sonda vesical
permanente. –
Destaca que las gravísimas secuelas que padece guardan relación
directa con la falta de seguridad y cuidado en que incurriera el personal del
Hospital citado, que de haber adoptado las medidas urgentes habrían evitado
el terrible desenlace para su vida. –
Abunda sobre cuestiones de culpa y responsabilidad de la demandada,
distingue los diversos rubros que componen el reclamo indemnizatorio, funda
en derecho su pretensión, cita doctrina y jurisprudencia, ofrece prueba y solicita
la admisión de la demanda, con más intereses y costas. –
2. A fs. 138 se dio curso a la pretensión procesal según las reglas del
proceso ordinario y se corrió traslado de la demanda en razón de constituir un
supuesto de demandabilidad directa. –
3. A fs. 153/170 se presenta el Dr. Ernesto Sosa Aubone, abogado de
Fiscalía de Estado, quien contesta la demanda solicitando el rechazo de la
misma. Niega por imperativo procesal todos y cada uno de los hechos
sustentados en el escrito de inicio, que no sean objeto de reconocimiento
expreso en su escrito de responde. –
Relata los hechos de un modo discordante a los expuestos por la parte
actora, en cuanto a que no surgen constancias de que se encontrara con
pérdida de conocimiento al momento de ingresar al nosocomio y que no fue
dejado solo o abandonado en ningún momento por los médicos de guardia. –
Entiende que la prueba de la culpa galena –impericia, negligencia o
imprudencia- debe recaer sobre los actores, toda vez que la prestación médica
incorrecta vendría a ser parte del hecho constitutivo de su pretensión. Agrega
que los actores deberán probar no solamente la culpa de los médicos
intervinientes, sino también y especialmente la existencia de una conexión
causal adecuada entre la acción u omisión de aquellos y el daño reclamado.Luego sostiene que del propio relato de los hechos efectuado por el
peticionario en su demanda, surge claramente un supuesto de culpa de la
víctima, en virtud de que él fue quien –de manera repentina- se arrojó por una
ventana del Hospital hacia un patio interno. –
Se opone a la procedencia de los rubros indemnizatorios peticionados,
cita doctrina y jurisprudencia, ofrece prueba, plantea existencia de cuestión
federal y solicita el rechazo íntegro de la demanda. –
5. A fs. 176/177 se celebra la audiencia preliminar declarándose la
apertura del período probatorio. A fs. 454/456 se certifica el vencimiento del
plazo probatorio y se ponen los autos para alegar. A fs. 458/463 y 468/476
obran glosados los alegatos de la parte actora y demandada, respectivamente.
A 476 se llaman autos para sentencia yCONSIDERANDO:1. Los hechos de la causa. –
Se encuentra acreditado que el día 11-IV-2005, el Sr. Claudio M. Lojo
ingresó al Hospital Zonal General de Agudos de Quilmes luego de haber
sufrido un accidente en la vía pública, en circunstancias que no fueron
establecidas. –
Ingresó en la guardia del citado nosocomio a las 20.30 horas y unos diez
o veinte minutos mas tarde, presentó un estado de excitación psicomotriz posttraumático, salió corriendo por los pasillos, subió hasta el primer piso y se
arrojó por la ventana, hacia un patio interno del Hospital. –
En tales circunstancias, reingresó al Hospital al área de Terapia
Intensiva, donde permaneció internado durante 10 días, con asistencia
respiratoria mecánica y grave riesgo de vida. Como consecuencia de la caída
sufrió un fuerte traumatismo con fractura de vértebras dorsales, generándole
una paraplejía irreversible de miembros inferiores, pérdida de control de
esfínteres, urinarios e intestinales, parálisis vesical, con necesidad de sonda
vesical permanente. –
Hasta aquí el relato de los hechos es coincidente entre las partes, no
obstante surgen diferencias respecto de algunas cuestiones centrales
vinculadas a la responsabilidad que la actora le atribuye a la actuación de los
dependientes de la demandada. –
En particular, el actor sostiene que ingresó al Hospital en estado de
inconsciencia, luego de sufrir un traumatismo encéfalo craneano, y que no fue
debidamente atendido en tiempo y forma, circunstancia que posibilitó
causalmente que no pudiera ser contenido en el momento en que presentó el
estado de alteración o excitación psicomotriz. –
Las constancias agregadas a la causa, en particular la causa penal I.P.P. N° 253.301- labrada con motivo de los hechos que en este proceso se
ventilan, en trámite ante la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N° 12 del
Departamento
Judicial
de
Quilmes,
caratulada
“DENUNCIA
–
LOJO
MARCELO”, dan cuenta de las siguientes circunstancias fácticas, a saber:a) A fs. 5 obra la declaración testimonial del oficial de policía Teniente
Juan Manuel Lazarte, quien relata que concurrió al Hospital de Quilmes a
efectos de recabar información acerca del estado de salud del paciente
Marcelo Lojo, y que en esa tarea se entrevistó con el Médico de Guardia, Dr.
Félix Cerrillo, quien le informó que el paciente Lojo ingresó a la Guardia del
Hospital a las 20.40 hs. del día 11-IV-2005, “por sufrir politraumatismo, aliento
etílico y pérdida de conocimiento…[ ] Que a las 20.50 hs. el mismo ciudadano
repentinamente, en un estado de excitación psicomotriz, intentó darse a la fuga
arrojándose
desde
altura
sufriendo
politraumatismo
con
pérdida
de
conocimiento, por lo que inmediatamente fue asistido e internado en terapia
intensiva…”. –
b) Las constancias de ingreso del paciente a la Guardia del Hospital, de
fs. 6 y 7, suscriptas por la Dra. Carolina Verdes, Médica de guardia y por el
Oficial de Policía Lazarte, dan cuenta del mismo relato de los hechos,
agregando el comunicado de fs. 6, que el paciente al ingreso presentaba
“traumatismos múltiples, TEC, con aparente pérdida de conocimiento, aliento
etílico, Pte. confuso…”; luego se añade a fs. 7 que: “el paciente
repentinamente, en cuadro de excitación sicomotriz, se da a la fuga
arrojándose desde altura. Ingresa inconsciente, politraumatismos, estricado por
guardia”. –
c) En la declaración testimonial del Dr. Félix Cerrillo, Jefe de la Guardia
del Hospital, relata que a los diez minutos de haber ingresado a la guardia, el
paciente “de imprevisto, logra desprender las ataduras de la estricación, se
saca la guía endovenosa, y comienza a agredir al personal que lo intenta
contener y repentinamente sale corriendo hacia el pabellón médico, luego sube
al primer piso … y se arroja por una de las ventanas…” (conf. fs. 11/12 de la
IPP 253.301). –
De la Historia Clínica agregada en copia certificada a estos autos (fs.
183/275), surge el siguiente relato de los hechos: “Paciente de sexo masculino,
de 40 años de edad, que luego de sufrir accidente de transito es traído por los
bomberos voluntarios a este servicio de guardia
11.04.05 -20 50 hs. Por
presentar en un primer momento politraumatismos y TEC. Paciente que cuando
es atendido se da a la fuga, para luego reingresar con TEC con pérdida de
conocimiento por caída de altura…”; y luego consta que al momento del
ingreso a la Guardia, se constató que: “Presenta TEC, con aparente pérdida de
conocimiento, herida contuso cortante en cuero cabelludo. Se solicitan RX
cráneo cervical (P), tórax, pelvis panorámica” (fs. 185/187 vta.). –
2. La falta del servicio público hospitalario. –
2.1. Según se desprende del relato de los hechos obrante en las citadas
constancias de autos, existen elementos de juicio convincentes acerca de que
Lojo carecía de discernimiento al momento de su ingreso a la guardia del
Hospital, circunstancia que descarta toda posibilidad de atribuirle una conducta
voluntaria en el momento en que presentó el estado de excitación psicomotriz
que lo llevó a arrojarse por la ventana del nosocomio. –
Por tal razón, no puede imputarse culpa a la víctima en el evento
dañoso, puesto que se encontraba en estado de pérdida de conocimiento, por
un traumatismo encéfalo-craneano, razón por la cual la conducta asumida se
encuadra en la parte final del art. 921 del CC (conf. TRIGO REPRESAS, Félix
A. y LÓPEZ MESA, Marcelo J., Tratado de la Responsabilidad Civil, La Ley,
2004, Tomo I, pág. 902). –
Siendo ello así, los daños cuyo resarcimiento se persigue se produjeron
como consecuencia de la falta de servicio en el cumplimiento del deber tácito
de seguridad, que es complementario de la obligación principal de asistencia
médica, dado que no arbitró los medios a su alcance para asistir y contener al
paciente que ingresara en ese estado. –
2.2. Que a mérito de lo expuesto, surgen evidencias de la
responsabilidad del Estado, toda vez que en materia de salud, éste tiene el
deber jurídico de realizar prestaciones positivas dirigidas, no solamente a la
prevención de las enfermedades, sino también a la asistencia médica y
terapéutica de los pacientes. Que ello es consecuencia de la asunción por el
Estado de una función propia, en tanto que el art. 36 inc. 8 de la Constitución
Local reconoce el derecho a la salud y a esos fines garantiza a todos sus
habitantes el acceso a ella en los aspectos preventivos, asistenciales y
terapéuticos, sosteniendo el hospital público y gratuito (conf. SCBA, C 97720,
“Baglietto, Liliana Haydée y otro”, sent. del 12-XI-2008). –
Que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desde antiguo ha
reconocido la responsabilidad del Estado cuando no se cumple de modo
regular la prestación de un servicio, señalando que “quien contrae la obligación
de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el
fin para que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que
causare su incumplimiento o su irregular ejecución” (Fallos: 306:2030, “Vadell”;
307:821, “Hotelera Río de la Plata S.A.”; y 315:1892, “García, Ricardo Mario y
otra”). –
Que a su vez, entendió que dicha responsabilidad no es indirecta toda
vez que la actividad de los órganos o funcionarios del Estado realizada para el
desenvolvimiento de sus fines debe ser considerada propia de éste, por lo que
debe abandonarse la doctrina legal que recurría, a veces supletoriamente, al
artículo 1113 del Código Civil en lo relativo a la responsabilidad indirecta del
principal
por
el
hecho
de
otro
para
abastecer
la
responsabilidad
extracontractual del Estado como poder público (conf. Fallos 306:2030;
312:1656; 317:1921; 321:1124, entre otros). –
Al respecto es importante recordar que “el adecuado funcionamiento del
sistema asistencial médico no se cumple tan sólo con la yuxtaposición de
agentes y medios o con su presencia pasiva o su uso meramente potencial,
sino que resulta imprescindible, además, que todos ellos se articulen
activamente en cada momento y en relación a cada paciente. Porque cada
individuo que requiere atención médica pone en acción todo el sistema y un
acto fallido en cualquiera de sus partes, sea en lo que hace a la faz de la
prestación médica en sí como a la faz sanitaria, sea en el control de una y otra,
en la medida que pudiera incidir en el restablecimiento del paciente,
demorándolo, frustrándolo definitivamente o tornándolo más difícil, más
riesgoso
o
más
doloroso,
necesariamente
ha
de
comprometer
la
responsabilidad de quien tiene a su cargo la dirección del sistema y su control”
(Fallos: 306:178, “González Oronó de Leguizamón”, sent. del 29-III-1984; y
322:1393, “Schauman de Scaiola”, ya citada). –
3. La relación de causalidad. –
La conducta del Estado provincial de prestar, en los términos señalados,
la asistencia médica debida al paciente exhibe un nexo etiológico material con
el resultado dañoso, toda vez que según la teoría de la causa adecuada, que
entiendo resulta la que mejor satisface la interpretación normativa (artículos
901 a 907 del Código Civil), lo relevante es indagar si la acción u omisión que
se juzga era o no apta para provocar, regular o normalmente, esa
consecuencia, es decir, vinculando la medida de la obligación estatal con las
expectativas que la sociedad –o el hombre medio- tiene del servicio médico
hospitalario. –
De tal modo, la teoría de la causalidad “adecuada” permite efectuar un
reproche a la conducta sub examine, máxime cuando –como lo recuerda el Dr.
Barra in re “Lanatti” (Fallos 314:661)- no puede soslayarse el principio
contenido en el art. 902 del Código Civil, especialmente aplicable cuando el
obligado por “el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las
cosas” es la misma Administración Pública a través de sus agencias
especializadas, cuya principal función es preservar la salud e integridad física
de los pacientes. –
Cabe destacar, por su parte, que la demandada no ha aportado prueba
alguna en el proceso que demostrara que la falta materialmente imputada omisión de asistencia y contención del paciente- haya resultado indiferente en
la cadena causal generadora del daño.Es necesario destacar en este aspecto, que conforme al sistema de
distribución de la carga dinámica de la prueba, cabe preguntarse: ¿En cabeza
de quien están las mejores condiciones de probar determinado hecho?
Repárese que, para la víctima es difícil acreditar los hechos que dieron motivo
al litigio, dado que no recuerda y así lo manifestó tanto en la Causa Penal (fs.
19 vta.) como en la demanda. Así, que el que se encuentra en mejores
condiciones técnicas, médicas y materiales es la propia demandada, que
cuenta con una capacidad técnica y científica de superioridad, de donde es a
ella a quien le incumbe la carga de la prueba de todo lo que aconteció ese día.4. La cuantificación del daño. –
Decidida la cuestión de la responsabilidad, debe establecerse si en
autos se han acreditado los daños que se reclaman. –
4.1. Daños en la integridad física. Incapacidad sobreviniente. –
El actor reclama la suma de pesos doscientos cincuenta mil ($250.000),
en concepto de reparación por la incapacidad sobreviniente causada por el
evento dañoso de autos. –
A fin de acreditar la entidad de la lesión, se produjo una pericia médica,
elaborada por Peritos de la Asesoría Pericial La Plata, quienes, teniendo en
consideración las constancias de autos y el examen clínico traumatológico
efectuado por los expertos, determinaron que el actor presenta una
incapacidad física, total y permanente del 100% (fs. 409/411, luego ratificado a
fs. 422/423). –
A ello, debe destacarse que el peticionario presenta paraplejía de
miembros inferiores irreversible, pérdida de control de esfínteres, y escaras de
decúbito isquiática crónicas y de dificultoso tratamiento. –
Es criterio reiterado de la Corte Federal que no cabe atenerse
estrictamente a criterios matemáticos ni a los porcentajes de incapacidad
fijados por los peritos médicos (Fallos 308:1108; 310:1826; 312:2412, entre
otros), ni tampoco son aplicables los porcentajes fijados en la ley de accidentes
de trabajo, aunque pueden ser útiles como pauta genérica de referencia, sino
que para evaluar el monto del resarcimiento por la disminución de las aptitudes
físicas o psíquicas deben tenerse en cuenta las secuelas, los efectos que éstas
puedan tener en el ámbito de la vida laboral de la víctima y en su vida de
relación (Fallos 320:1361; 318:1715; 321:3519; 325:1156). –
En efecto, de lo que aquí se trata es de resarcir al reclamante, no solo
por la reducción de su aptitud para producir recursos (o potencialidad
económica), sino también de los perjuicios que la lesión le ha producido en la
vida de relación, la disminución de sus aptitudes para el ocio, la práctica de
actividad deportiva, el desarrollo de actividades culturales, religiosas, etc., por
lo que no es decisivo tomar en cuenta las ganancias que el actor percibía con
anterioridad al hecho de autos (LÓPEZ MESA, Marcelo J. – TRIGO
REPRESAS, Félix A. Tratado de la Responsabilidad Civil. Cuantificación del
Daño, La Ley, 2006, pág. 220. En igual sentido, CNCiv, Sala K, “Purdia”, sent.
del 15-IX-1999; Sala C, “Bosch”, sent. del 20-IX-1999, LL 2000-B-888). –
De acuerdo con ello y lo expuesto por los peritos, considero que el daño
ocasionado a la víctima -en lo que a éste rubro refiere- implica la obturación de
todas aquellas actividades, sean laborales o en sus relaciones interpersonales.
De éste modo, en atención a lo expuesto, la edad de la víctima al momento del
hecho y teniendo en cuenta la gravitación e importancia de la lesión, se
establece el resarcimiento del daño por éste rubro en la suma de pesos
doscientos cincuenta mil ($ 250.000). –
4.2. Daño moral y daño psíquico. –
4.2.1. El peticionario reclama como rubros autónomos las categorías del
daño psíquico y del daño moral. –
Sin embargo, en anteriores oportunidades (vgr. Causas Nº 1870
“Denegri”, Sent. del 18-XI-08, Reg. Sent. 647/08; Nº 13 “Blanar”, Sent. 31-III09, Reg. Sent. 102/09, entre otras, de este Juzgado a mi cargo) he expresado
una posición adversa a la desagregación de items resarcitorios que derivan en
la eventual duplicidad de réditos, postura que goza de buena adhesión en la
jurisprudencia de los tribunales, tanto provinciales como nacionales. –
En
tal
sentido,
el
Dr.
Roncoroni
ha
sostenido
en
diversos
pronunciamientos, que si bien en el plano de las ideas sea posible establecer
una autonomía conceptual que poseen las lesiones a la psiquis (el llamado
daño psíquico), cabe desechar en principio y por inconveniente que a los fines
indemnizatorios estos daños constituyan un tertium genus que deba resarcirse
en forma autónoma, particularizada e independiente del daño moral (SCBA, Ac.
77.461, sent. del 13-XI-2002; Ac. 81.161, sent. del 23-VI-04; Ac. 78.851, sent.
del 20-IV-05; Ac. 90.471, sent. del 24-V-06, entre otros). –
Con ese mismo enfoque, se ha dicho recientemente que “si se considera
a la ‘psiquis’ con autonomía respecto al daño moral o material, entonces y para
guardar coherencia, lo mismo habría que decir de cada porción de la integridad
psicofísica que pudiera resultar lesionada. En tal caso, no deberían
indemnizarse sólo como independientes los llamados daños ‘psíquico’ y
‘estético’ –los que por su impacto emocional propician con mayor facilidad el
espejismo de su autonomía- sino todas y cada una de las lesiones a la
integridad psicofísica que resulten anatómica o científicamente diferenciables
conforme vayan los progresos de la medicina, la psicología o la psiquiatría [...]
es claro que si el afectado debe hacer un tratamiento y ello importa el pago de
honorarios, se trata de daño material emergente. Que si a raíz de su estado no
se encuentra en condiciones de trabajar y se ve privado de ganancias, el daño
es igualmente material pero es llamado en nuestra ley lucro cesante [art.1069
Código Civil], o si esa ganancia era solo posible se la califica como pérdida de
chance, como también que si esa misma lesión se traduce en un modo de
estar diferente, disvalioso, y anímicamente perjudicial en relación a como se
encontraba la víctima antes del hecho dañoso, sufre daño moral. Fuera de lo
anterior ¿qué es lo que se indemniza cuando se dice que el daño psíquico es
autónomo? Me parece que se quiere reparar la lesión por si sola, como si se
tratara de la parte afectada de una cosa, con perdón de la impropia similitud, de
una suerte de pérdida del valor. En mi opinión, la salud psíquica y física como
parte de la integridad humana es un bien que no está en el comercio, y que
nada vale con independencia de su capacidad de producir y sentir.” (Cámara
de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata, Sala II, “Sender,
Gisela Beatriz y otro”, sent. del 5-X-2010, del voto del Dr. Loustaunau). –
De allí que para algunos autores el daño psíquico no constituya un tercer
género distinto del daño moral o material, por lo que la lesión a la psiquis puede
tener consecuencias patrimoniales en tanto la víctima deba realizar una terapia
o pierda su capacidad laborativa, o bien puede tener consecuencias en el
ámbito espiritual que se resarcen dentro del daño moral. –
Por ende, la incidencia espiritual del hecho requiere de un tratamiento
conjunto de los rubros que en la demanda fueron divididos, a fin de no recurrir
a categorías no previstas por la ley, desde que “los contemplados por ésta –las
de daño moral y daño patrimonial- cubren sin resquicio alguno todos los
detrimentos que puede experimentar el sujeto de derecho” (CASIELLO, Juan
J., “Sobre el daño moral y otros pretendidos daños”, LL 1997-A-177). De lo
contrario, se presenta el riesgo de duplicar el resarcimiento (CNCiv, Sala L,
“Soraire”, sent. del 10-IX-1999; y Sala G, “Lugones”, sent. del 24-II-1999, ED
186-163, entre otras). –
Por lo tanto, la incidencia extrapatrimonial del evento dañoso (o daño
moral) se analizará en el presente acápite, teniendo en cuenta el monto de
pesos trescientos cincuenta mil ($ 350.000), producto de sumar aquellos
conceptos que la demanda denomina “daño moral” ($ 200.000) y “daño
psíquico” ( $ 150.000). –
4.2.2. Los artículos 522, 1068 y 1078 del Código Civil definen los
contornos normativos del daño moral, agregando la doctrina aquello en que
consiste, como la privación o disminución de bienes fundamentales de la vida
del hombre como son la paz, la libertad, la tranquilidad, el honor y los afectos
(conf. Acuña Anzorena, Arturo, Estudios sobre la Responsabilidad Civil, Ed.
Platense, 1963, Pág. 64). –
Siguiendo la elaboración doctrinal que emerge de los diversos
pronunciamientos de la SCBA en esta materia, considero que el daño moral en
ciertos casos requiere su cabal demostración (causa B 49.741 sent. del 27-II1990), y en otros puede resultar in re ipsa (causas B 52.123, sent. de 26-XII1995; B 53.291, sent. de 22-IV-1997; B 53.899, sent. de 4-XI-1997; entre
muchas otras), cuando su existencia surja de las reglas de la experiencia o del
contenido mismo del acto u obrar que se señale como fuente generadora del
daño, pues si bien se trata de un agravio extrapatrimonial y para su
determinación no puede prescindirse de las constancias y características del
caso, ello no implica que la mensura no corresponda también a la puesta en
funcionamiento de estándares universales y jurídicos no arbitrarios. –
4.2.3. Con respecto al supuesto de autos, corresponde admitir la
indemnización por daño moral, ya que éste se produce como consecuencia de
los sufrimientos y padecimientos ocasionados como consecuencia del evento
dañoso, presunción iuris tantum -con relación a la existencia de dicho dañoque no ha sido desvirtuada por prueba de la demandada (artículos 1078 y 1084
del Código Civil). –
La referida presunción se deriva de la gravedad de la lesión ocasionada,
al tiempo que también se encuentra corroborada por las pruebas obrantes en la
causa. En honor a la brevedad, reproduzco aquí todo lo expresado en el
considerando 4.1. respecto de las lesiones y de los tratamientos que requirió -y
requiere en la actualidad- la víctima para sobrevivir. –
En cuanto a las secuelas que dejara el evento dañoso –conf. dictamen
pericial de la Lic. Provenzano de fs. 438-, se advierte que Claudio Lojo, “se
encuentra dentro de los Desarrollos Reactivos en grado muy severo, con una
incapacidad psíquica del 50%” […] sería muy importante y necesario un
tratamiento psicológico que tienda a elaborar la situación traumática vivida”. En definitiva, sin mayores esfuerzos es posible concluir que el hecho ha
provocado y provoca en la víctima, verdaderos trastornos, angustias y
padecimientos, comprensivos del daño aquí solicitado, estimando por lo tanto
procedente la reparación por daño moral en la suma de pesos doscientos
cincuenta mil ($250.000), (artículos 384 y 474 del CPCC). Ello comprende,
como fuera dicho, lo reclamado en concepto de “daño psíquico”. –
4.3. Gastos de tratamiento psicológico. –
El peticionario reclama bajo el título “daño psicológico”, aquello que en
realidad cubre los gastos que demande el tratamiento aconsejado por el perito
para que desaparezcan, en la medida de lo posible, las secuelas del suceso
que se ventila en autos, en la suma de pesos veinticinco mil ($25.000), aunque
supeditándolo a los importes que surjan de las pruebas a producirse y que
sean necesarios para afrontar los gastos que irrogue el respectivo tratamiento.–
Según lo ha expresado la Corte Federal, es indudable que quienes
sufren afecciones psicológicas tienen derecho a ser indemnizados de todos los
gastos necesarios para su curación o tratamiento, pero como daño emergente,
según los términos del artículo 1086 del Código Civil. Esa derivación del
accidente supone erogaciones futuras que constituyen un daño cierto
indemnizable (Fallos 325:1277, “Vergnano de Rodríguez”), como bien expresa
el actor en su demanda. –
Al respecto, la perito de autos dictaminó –como se expresara supra- que
el peticionario requiere necesariamente un tratamiento psicológico, aunque no
se explayó respecto de su duración, cantidad de sesiones, ni su costo.En base a ello, dado que en la pericia referida se encuentra acreditado el
daño pero no se encuentra justificado su monto, corresponde aplicar lo
normado por el art. 165 in fine del CPCC, a cuyo fin estimo prudente fijar por
éste rubro la suma de pesos cinco mil ($ 5.000). –
La razonabilidad de dichas sumas se funda en la frecuencia y los montos
que habitualmente se establecen para casos análogos, por lo que he tomado
como referencia un tratamiento individual, de una frecuencia semanal durante
un año (cincuenta sesiones), con un valor promedio de la sesión en cien pesos
($100). –
Cabe aclarar que, tratándose la especie de un “gasto futuro”, las sumas
fijadas liquidarán los intereses que paga el Banco de la Provincia de Buenos
Aires en sus operaciones de depósitos a treinta días, a contarse desde el día
de la presente sentencia, en lo que a este rubro se refiere (cfr. doctrina de
Fallos: 321:1117, considerando 7°). –
4.4. Otros Gastos futuros. –
Se
reclama
la
suma
de
pesos
sesenta
mil
($60.000)
como
compensación por las erogaciones que deberá incurrir el peticionario para su
atención médica y mejoramiento de su calidad de vida. En este aspecto, señala
las innumerables visitas médicas a las que asistirá, los medicamentos, insumos
y elementos descartables propios de su patología. Asimismo, destaca la
necesidad de obtener una silla de ruedas eléctrica para discapacitados y una
cama ortopédica. Finalmente, sostiene que de las consultas médicas surgió la
posibilidad de una nueva operación de fijación de la columna vertebral, con la
colocación de una prótesis importada, elementos respecto de los cuales surgirá
su necesidad y costo de la prueba a producirse en autos. –
La demandada se opone a la procedencia de la reparación de estos
rubros, atento a la ausencia de constancias que acrediten la necesidad de su
adquisición o realización, ni de los elevados importes que reclama. –
Que si bien el peticionario puede recurrir a la asistencia hospitalaria
pública y gratuita, la misma no siempre cubre la totalidad de los gastos en
atención médica, al tiempo que existirán gastos conexos como material
descartable, medicamentos e insumos de por vida. –
Asimismo se desprende de la pericia médica, que no surge posibilidad
que la lesión sea reversible, ni la existencia de un tratamiento u operación de
columna, dado que las lesiones –según los expertos- se encuentran
consolidadas. –
Tampoco se encuentra debidamente acreditada la necesidad de la
utilización de una silla de ruedas eléctrica o motorizada, ni de una cama
ortopédica, cuestiones que pesaban sobre la parte la carga de la prueba en
este aspecto (art. 375 del CPCC). –
Por tal razón, juzgo procedente el importe reclamado sólo respecto de la
existencia
de
gastos
futuros
con
relación
al
material
descartable,
medicamentos e insumos, por lo que la indemnización por el presente rubro se
fija prudencialmente en la suma de pesos cinco mil ($5.000), el que devengará
los intereses que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus
operaciones de depósitos a treinta días, a contarse desde el día de la presente
sentencia. –
4.5. Lucro cesante. –
Señala el actor que al momento del accidente, contaba con cuarenta
años de edad, que no poseía empleo estable y registrado pero que laboraba
confeccionando y vendiendo artesanías y bijouterie; percibiendo la suma de
pesos ochocientos ($ 800) mensuales, reclamando por este rubro la suma de
pesos doscientos cuarenta mil ($ 240.000).Ahora bien, en virtud de las constancias obrantes en autos, se advierte
que el actor no aportó ninguna prueba tendiente a sustentar el presente rubro.
En este sentido, una pauta de hermenéutica que rige en esta materia indica
que no corresponde la reparación de daños indeterminados, ni de aquellos
sobre los cuales no existen pautas claras para su determinación (López Mesa,
Marcelo y Trigo Represas, Félix, Tratado de la responsabilidad civil.
Cuantificación del daño, Ed. La Ley, 2006, Pág. 9).Por lo tanto, no advierto elementos que permitan razonablemente
determinar el monto del rubro bajo análisis, ni encuentro asidero alguno a las
sumas que accionante señala en su demanda. Es que la indemnización de
perjuicios supone la realidad de éstos, y para su establecimiento judicial, se
requiere la comprobación suficiente de su existencia (Fallos 307:169; 310:2929;
314:147). El daño debe ser cierto, y para adquirir este grado de certeza debe
observarse la carga procesal del artículo 375 del C.P.C.C. (SCBA 44.760
"Baratelli”; DJJ. 17-X-1994; Mertehikian, Eduardo, “La Responsabilidad
Pública”, Ed. Ábaco, 2001, pág. 123).En función de éstos extremos, valoro que la prueba producida no fue
suficiente a fin de acreditar la entidad objetiva del lucro cesante, de proyección
hipotética o eventual, razón por la cual corresponde su desestimación (art. 375
y 384 del CPC.).5. Condena. –
En consecuencia, corresponde reconocer una indemnización total por la
suma de pesos quinientos diez mil ($ 510.000), importe que devengará los
intereses que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires en las
operaciones de depósitos a treinta días, desde el día en que se produjo el
evento dañoso, es decir el día 11-IV-2005, hasta su efectivo e íntegro pago;
con excepción de los rubros reconocidos en el considerando 4.3. y 4.4., cuyo
importe devengará intereses desde el día de la presente sentencia y hasta su
efectivo pago.-
Las sumas establecidas, con excepción de las dispuestas en el
considerando 4.3, y 4.4., devengarán los intereses que paga el Banco de la
Provincia de Buenos Aires en las operaciones de depósitos a treinta días,
desde el día en que se produjo el evento dañoso, el día 11-IV-2005, hasta su
pago total. –
6. Las costas. –
Con relación a las costas, el peticionario solicita que se le impongan a la
demandada vencida. –
En este sentido, corresponde señalar que en diversas sentencias me he
pronunciado acerca de la inconstitucionalidad de la reforma introducida al art.
51 del CCA por la Ley 13.101 (vgr. Causas: Nº 1488 “Nitti”, Sent. del 4-V-06,
Reg. Sent. 109/06; Nº 726 “Adamo”, Sent. 15-VI-06, Reg. Sent. 237/06; y
“Montes de Oca”, Sent. del 1-IX-2006, Reg. 583/06, entre otras, de este
Juzgado a mi cargo), al considerar –entre otros aspectos- que las costas
integran el derecho sustantivo, y que el sistema de costas en el orden causado
genera en el vencedor un detrimento patrimonial, que resulta contrario a los
principios constitucionales de igualdad y propiedad; toda vez que una
condenación de ese tipo a los accionantes constituiría un detrimento
inadmisible al derecho de propiedad reconocido por la presente sentencia, en
la medida en que la indemnización que se reconoce consiste en una suma fija
de pesos. –
Que la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo de La
Plata, ha revocado el citado criterio (causas, “Grassi”, Sent. del 19-IX-2008; y
“Montes de Oca”, Sent. del 8-III-2007, entre muchas otras); y en sentido
coincidente se ha pronunciado la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de
Buenos Aires (SCBA, A. 68.418, “Asenjo, Daniel Horacio y otros”, sent. del 15IV-2009, entre otras), por considerar que aquel sistema no es discriminatorio ni
lesiona el derecho de propiedad. –
Que finalmente la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires ha
sancionado la Ley 14.437, retornando al originario sistema de costas a la parte
vencida en el proceso, tal como era previsto por la Ley 12.008, de modo que
corresponde imponer las costas a la demandada vencida, de conformidad a lo
establecido en el art. 51 inc. 1 del CCA, en su actual redacción. –
Por ello, citas legales, doctrinarias y jurisprudenciales, lo normado por
los arts. 50 del C.C.A. y art. 163 del C.P.C.C. –
FALLO:1. Admitiendo la acción contencioso administrativa promovida por el Sr.
Claudio Marcelo Lojo, contra la Provincia de Buenos Aires, condenándola a
pagar la suma de PESOS QUINIENTOS DIEZ MIL ($ 510.000), importe que
devengará los intereses que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires en
las operaciones de depósitos a treinta días, desde el día en que se produjo el
evento dañoso, es decir el día 11-IV-2005, hasta su efectivo e íntegro pago;
con excepción de los rubros reconocidos en el considerando 4.3. y 4.4., cuyo
importe devengará intereses desde el día de la presente sentencia y hasta su
efectivo pago. La demandada deberá cumplir con el pago de la indemnización
en el plazo de sesenta (60) días contados a partir de que adquiera firmeza el
presente decisorio (artículo 163 de la CPBA). –
2. Imponiendo las costas a la demandada vencida (art. 51 inc. 1 del
CCA), y postergando la regulación de honorarios para la oportunidad en que se
apruebe la liquidación correspondiente (art. 51 del Decreto-ley 8904). –
REGISTRESE. NOTIFIQUESE. –
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