(Ficha 2) PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Existen 3 condiciones previas para considerar el nacimiento de un aparato psíquico: a) sin desarrollo orgánico no hay desarrollo psíquico b) el desarrollo es el conjunto de procesos ordenados que tienen por objetivo la maduración. c) La maduración es el estado óptimo que alcanza un organismo para adaptarse al medio Un aspecto fundamental de nuestra especie es el hecho de que, sin una total dependencia materna en los primeros meses de vida no podríamos sobrevivir, pero esto, no se refiere solamente al plano biológico sino también, al origen del aparato psíquico. Por ejemplo, el marasmo se lo conoce como una enfermedad que lleva a la muerte debido a la falta de estímulos. De tal suerte, podríamos graficar la formación del psiquismo mediante el esquema del “peine”. Inconsciente Preconciente Polo Perceptivo (nacimiento) Polo Motor (Descarga de la acción) Huellas Mnémicas Aparición de la palabra y origen del pensamiento (9 meses aprox.) Para explicar este esquema decimos que el recién nacido llega al mundo sin conciencia. El polo perceptivo biológicamente constituido comienza a recibir estímulos internos y externos sin poder todavía decodificarlos, puesto que no hay un adentro y un afuera de la conciencia. Por ejemplo, pensemos en un bebé que llora porque sus sensores biológicos recogen el estímulo de algún dolor o malestar. Solo el instinto maternal o los intentos de “ensayo y error” de la madre, podrán hacer posible la identificación de la causa del llanto del bebé para de esa manera poder satisfacer su demanda o necesidad. Ahora supongamos que el bebé llora por hambre y como consecuencia de esto su madre lo alimenta. Esta ligazón entre la necesidad biológica y la satisfacción proveniente del pecho materno constituye un primer eslabón de una larga cadena de aprendizaje y lo que en un futuro tendrá que ver con la adquisición del lenguaje. El hecho que el bebé pueda ligar el hambre con el pecho, hará que su llanto suene de tal o cual manera en una precaria forma de identificación, simultáneamente hará lo mismo con otras necesidades biológicas. Las huellas mnémicas, por ende, serán aquellos estímulos que si bien llegaron al sistema sensorial del bebé quedan almacenados en el inconsciente. Las más importantes funciones biológicas serán las que alcancen más rápidamente el estado preconciente y por lo tanto, todo lo que está allí podrá empezar a hacerse conciente solo con el hecho de que el bebé enfoque su atención. En cambio, aquellas huellas mnémicas que quedan en el inconsciente, no podrá acceder directamente a la conciencia puesto que antes tiene que pasar por el preconciente para alcanzar algún tipo de significación, dado que el contenido del inconsciente no tiene sentido aparente. Hasta los primeros 2 meses de vida el bebé no distingue un objeto de otro y su estado simbiótico con su madre hace de ella, apenas una extensión de su propio ser. Entre los 2 y los 6 meses comienza a afinarse la percepción cuando se le acerca una persona; y hacia el final de este período comienza a seguir los movimientos del rostro esbozando sonrisas en respuesta del estímulo de los adultos. 1 A partir del mes 6to. Hasta el 8vo. mes aparecen los miedos a lo extraño y la clara diferenciación de las personas que no son mamá. Precisamente esta estación evolutiva del bebé se la conoce con el nombre de angustia de separación y constituye el primer reciclaje del “motor” existencial FASES EVOLUTIVAS EN LA CONFORMACIÓN DEL APARATO PSÍQUICO FASES PREVIAS: Fase autística normal (de 0 a 1 mes de vida): se llama fase autística normal porque solo existe un aparato psíquico indiferenciado, dedicado solo a descargar tensiones. Su líbido está orientada al mantenimiento de su vida vegetativa. No hay relación con los objetos ni sin objetos. Fase simbiótica normal (de 2 a 3 mes de vida): Tiene una oscura conciencia del objeto que satisface sus necesidades. Se comienza a fisurar la caparazón autística. Su líbido comienza a dirigirse a la periferia sensoperceptiva formándose un escudo protector selectivo y receptivo. Se forma la unidad dual de la simbiosis con los objetos (todavía no los distingue porque no tiene conciencia de ser él diferenciado de su entorno). FASES DE SEPARACIÓN-INDIVIDUACIÓN: Primera: sub fase de DIFERENCIACIÓN (desde los 4 a los 8 meses) disminuye la dependencia corporal aumenta la maduración: repta, trepa, gatea. Coordinación visomotora. Aparece la sonrisa social no específica, que se transforma poco a poco en respuesta preferencial hacia la madre: comienza a establecer el vínculo. La atención va de lo interno a lo externo: goza usando el cuerpo. Percibe más allá de su campo visual inmediato. A los 6 meses comienza el proceso de separación de la madre diferenciando su cuerpo del de la madre. Prioriza el movimiento corporal propio y de su madre. Se constituye la función cognitiva de detectar lo familiar, en oposición a lo no familiar. Segunda: sub fase de EJERCITACIÓN PSICOMOTRIZ (se superpone con la anterior, llega hasta los 16 o 18 meses) Separación y vuelta a la madre. Su líbido (energía) se desplaza hacia las funciones de la percepción, locomoción y aprendizaje. Aquí se dan 2 etapas: a) Primera etapa: Capacidad del niño para alejarse. Aumento de la práctica psicomotriz y el interés por el medio. Aceptación de las figuras sustitutas. Olvido de la madre por largos períodos. b) Segunda etapa: Gran dedicación narcisista a sus habilidades. Compensación ante la perdida del objeto. Ejercita sus funciones autónomas con una conciencia naciente y empieza registrar la pérdida de la mitad simbiótica. Tercera: sub fase de RE-ACERCAMIENTO (a partir de los 18 meses aprox) Dominio de la locomoción vertical Comienzo de la inteligencia representacional Nacimiento psicológico: se alcanza el primer nivel de identidad. Aparición del gesto, de las expresiones vocales afectivas y del NO. Deamabulador: mayor conciencia de la separación física con la madre. Ambivalencia Aumenta la angustia de separación, por el temor a perder el objeto de su satisfacción (o sea, la madre). Exigencia del niño de la participación materna constante. La aceptación materna de esta ambivalencia le permite al bebé empezar a autorrepresentarse. Hay un avance rápido de la individuación: mayor conciencia de la separación y mayor resistencia a la misma, busca el contacto corporal con su madre. Se relaciona con ella a través de la comunicación verbal y el juego. 2 Al llegar a los 18 meses aparecen las “jerigonzas”, es decir, quiere expresar algo y señala, escucha y decodifica señales sencillas. A los 2 años puede tener entre 2 y 20 palabras claras dependiendo de la influencia y estimulación del entorno Primeros signos de agresión dirigida que coinciden con la etapa anal (manipulación de los afectos). Se resiste a aceptar sustitutos maternos pero comienza a tomar importancia el padre. Cuarta: sub fase de CONSOLIDACIÓN DE LA INDIVIDUALIDAD. (Desde los 3 años) Vuelve a aceptar la separación con la madre. Rápido desarrollo de la comunicación verbal. Juega con las palabras, canta. Juega con el mundo real, juego de roles. Mayor interés por los adultos y los compañeros de juego. Sentido del tiempo: mayor tolerancia a la demora de la gratificación. Se resiste a las exigencias de los adultos y tiene gran necesidad de autonomía. Hace propia las exigencias parentales como precursoras de la formación del Super Yo. Adquiere el sentimiento de entidad estable: límite del Yo. Representaciones mentales del Yo como algo netamente separado de las representaciones mentales de los objetos. Comienza el camino a la formación de su autoidentidad. Constancia objetal: mantiene en su memoria la representación del objeto de amor, es decir registra la ausencia y además el objeto “malo” y el objeto “bueno” se configuran en una representación total y unificada: fusión de los instintos libidinosos y agresivos. EL LENGUAJE ARTICULADO Cuando el niño consigue representar las cosas se dice que aparece la función semiótica (o de los signos) que se traduce en palabras. Por ejemplo: = ARBOL (Significado) (Significante) De tal suerte, el Juego es el “trabajo” más importante que desarrolla el niño puesto que con esto trata de relacionar su mundo afectivo y mucho de sus huellas mnémicas de su inconsciente con algún significante. Sin esta capacidad representativa el niño no podría jugar. Las imitaciones diferidas a partir de que ya puede representar una escena que no está en el presente le proporciona el aprendizaje de la retención de imágenes. Junto con su memoria, que ejercita recordando y evocando verbalmente situaciones del pasado, conforman los síntomas de una buena salud psíquica que evoluciona favorablemente. (Nota: Entre los autores que más han investigado acerca de las fases evolutivas y la salud psíquica de los niños se encoentran:: M. Malher, Wallon, Gesell, Spitz, P. Levin, E. Berne, entre otros) Prof. Lic. Marcelo de la Peña E-mail: [email protected] Tel/fax: (02246) 42-0996 3