TALLER DE CRECIMIENTO PERSONAL Y AUTOCONOCIMIENTO EDIFICA-Pastoral Social 20 y 21 de Marzo de 2012 P. Daniel de Ycaza O., SJ INTRODUCCIÓN Desde su proceso de conversión Ignacio de Loyola intuyó el inconsciente “eso que está ahí pero casi ni nos damos cuenta de ello”. Experimentó que es precisamente en el inconsciente dónde Dios actúa y se nos revela – San Agustín decía que Dios es lo más íntimo de nuestra intimidad – . San Ignacio también encontró que ese inconsciente es materia dispuesta, es caldo de cultivo, de la acción del mal de este mundo que nos seduce y nos atrae. Por esa razón, San Ignacio sistematizó una metodología para distinguir, para discernir -decía él- lo que contribuye a la vida personal y comunitaria, y lo que contribuye a generar y el mal personal y del mundo. Sintetizando diríamos que Ignacio: Descubrió los entresijos de la persona humana, para que así sea posible ayudar a que se conozca, crezca y genere nuevos modos de relacionarse con ella misma, con los otros, con el entorno y con Dios. Experimentó que la persona en lo más íntimo suyo encuentra la presencia de Dios actuando en ella. Encontró cómo el mal del mundo seduce y engaña. Captó que las cosas de la historia tienen estructuras que son las que tienen que ser modificadas. Reconoció la necesidad del discernimiento y del análisis de la realidad, como medios para ir descubriendo cada día quién soy, qué sentido tiene mi vida y qué debo hacer por el bien de las demás personas. 1. COMPRENSIÓN TEÓRICA DE LA ANTROPOLOGÍA DE ESTE MODELO La experiencia personal de Ignacio nos ilumina para captar los dos rostros del corazón de la persona humana. Por una parte una realidad golpeada, herida, vulnerada, pero también, por otra, un potencial, unas fuerzas, un “pozo” de posibilidades, un conjunto de fuerzas positivas. Es decir, que toda persona está movida en su actuación por una mezcla de esas dos partes de su corazón: la herida y el pozo. Es la mezcla de esas dos realidades lo que hace que cada persona sea ella misma. Es el interactuar de la parte vulnerada y el potencial de posibilidades, lo que va dando la identidad a la persona, y en dónde puede ir descubriendo cuál es el sentido de su vida y cual es su tarea en la historia. En la medida que te hagas más consciente de estas realidades de tu inconsciente, en la medida en la que te des cuenta de lo que brota de tu parte vulnerada y la vayas sanando, 1 y te des cuenta de lo que brota de tu parte vulnerada y la vayas sanando, y te des cuenta de la riqueza que hay en tu pozo y lo vayas potenciando, te irás conociendo, irás creciendo y descubriendo tu verdad más honda. Los dos rostros de nuestro corazón nos hacen situarnos y comportarnos con nosotros mismos, con los otros, con el entorno y con Dios de maneras diferentes: como moscas o como abejas obreras. Darte cuenta si eres “mosca” o eres “abeja obrera” te da pistas para comprender desde qué lado del corazón vives de ordinario. Las moscas están en el estiércol, en lo más sucio, y lo llevan a donde debe haber mayor limpieza… Las abejas obreras extraen lo mejor de las flores, y además producen la miel que es un alimento nutritivo y un remedio fundamental para los demás. 1.1. EL PROCESO VULNERADO En la gestación, nacimiento y en los primeros momentos de la vida pueden marcar, dejar heridas, se da la primera fuente de lo vulnerado. Se puede dar por carencia (de afecto, cuidado) o por exceso (sobreprotección, mimos exagerados)... Ahí juegan lugar importante la madre, el padre, los hermanos..., de los cuáles quisiéramos recibir puro amor incondicional (es un derecho), pero no se da plenamente. De las heridas surgen los miedos básicos: a ser condenado, a no ser querido, a quedarse vacío, a ser abandonado, a sufrir, a mostrarse débil o al conflicto... De cada miedo surge una compulsión, la que se asocia a algunos del números del eneagrama: 1) perfeccionista (para evitar ser condenado), 2) ser extremadamente servicial (para evitar no ser querido), 3) tener éxito (para evitar el miedo al fracaso), 4) ser diferente (para no ser comparado), 5) ser acumulador intelectual (por miedo al vacío), 6) a seguir la norma (por miedo al abandono), 7) a buscar desmedidamente el placer (para evitar el sufrimiento), 8) a buscar el poder (por miedo a mostrar su fragilidad), y 9) a ser pacifista enajenado (por miedo al conflicto). Cuando se están provocando las heridas el inconsciente crea mecanismos de defensa (negación, represión, formación reactiva, evasión, desplazamiento, proyección, racionalización, regresión, compensación) para evitar seguir siendo golpeados. Estos mecanismos de defensa acontecen en forma mecánica, involuntaria, sin darnos cuenta. Pero hay otros agujeros por donde surgen las heridas: las reacciones desproporcionadas (exageración, resentimiento prolongado, hipercrítica, hipersensibilidad), el sentimiento malsano de culpa (remordimiento que lleva a la negación del auto perdón), la baja estima personal (baja valoración de ti mismo que impide conocerte de forma objetiva), las voces negativas (que nos repetimos y con las que nos hacemos daño), y en general un patrón negativo de conducta (sostenido por falsas ganancias obtenidas por presentarse como una persona golpeada), que se manifiesta en una determinada postura corporal. La compulsión es un acto repetitivo para escapar a los miedos, pero van a caer en ellos mismos. Las compulsiones generan falsas imágenes de Dios. Fetiches perfeccionistas, exigente de sacrificios, mercantilista, ahistórico, que controlo por el conocimiento, juez, sólo resucitado, todopoderoso, que evita el conflicto. 2 Ejercicio: AUTOBIOGRAFÍA Encaminada a meterse en nuestra historia vulnerada (la herida) que nos ha marcado desde la infancia. En una hoja ir anotando cada año de mi vida cosas puntuales que me han ido marcando (sin anécdotas). Con un color “lo que me acuerdo” y con otro “lo que me han dicho”. Escribir sobre mis relaciones con personas significativas (padres, hermanos, personas adultas…), sobre mi salud, accidentes, sexualidad (inseguridades, temores, vivencias…), sobre mi cuerpo (como era, cómo lo he cuidado – descuidado), sobre idea, experiencia y relación con Dios. Al final de cada año anotar el sentimiento global de cada año (gozo, tristeza, dolor, vacío, plenitud, angustia, paz…). Ejercicio: DESCUBRIENDO MI HERIDA POR DÓNDE YO ATACO “El modo como yo hiero a los demás refleja el modo como me han herido a mí”. “Quienes me hirieron fueron quienes más me amaron – me aman”. Completar o contestar: Cuando hiero a los demás…………….. ¿Qué cosas hago cuando hiero – ataco – agredo a los demás? (palabras, ofensas, silencios…) ¿De qué se quejan de mí? (“Tú eres muy…”) ¿A qué personas hiero? ¿Por dónde agredo yo a los demás? ¿Qué hago para hacer sentir mal a los demás? (afecto, inteligencia, raíz social, razones físicas…) ¿Qué experimento cuando ataco? ¿Cuáles justificaciones me hago? (“se lo merecía…”, “sabía que no se procede así…”) 3 1.2. CREER BEBIENDO DEL PROPIO POZO “El Manantial es lo que le da vida al Pozo. En el Manantial se encuentra el Agua Viva.” El sanear heridas abre caminos para encontrar el pozo y las energías vitales. Estas voces y actitudes positivas tienen el “Efecto Pigmalión”, que recrea y saca lo mejor de las personas. Crecer bebiendo del propio pozo hace crecer las cualidades, integra hasta las sombras...El manantial constituido por las cualidades surge en los momentos de mayor dificultad. La voz de la conciencia brota también del manantial y nos aproxima al Agua Viva. El Agua Viva pertenece al pozo, esa “voz” de ánimo, de seguir adelante, es la voz de mi conciencia. Lo que pasa es que el lodo que tiene el pozo no deja ver de dónde viene esa agua limpia que brota y sigue brotando siempre. Se trata de “saborear” (sentir y gustar) el Agua Viva, que es la presencia actuante y transformante de Dios mismo en el fondo más íntimo de ti. (“Dios ha estado en mí y no lo he dejado manifestarse plenamente, he sido obstáculo a su gracia”). Mi historia es historia de salvación, de perdón, de sanación. Se trata de limpiar la herida desde mi propio manantial. En mí está la capacidad de plenificar la existencia, de crear el amor y las condiciones para el mismo, que se trasluce en unas relaciones armónicas conmigo mismo, con las demás personas, con el entorno y con Dios. En los Ejercicios Espirituales San Igancio nos invita a reconocer la acción del mal en nosotros, no para quedarnos en él, sino para que justamente lo quitemos y le permitamos el bien –que existe y crece al interior de nuestra propia vida– manifestarse en nuestro modo de ser, de relacionarnos, de actuar. El crecimiento personal es un compromiso que sólo es posible si se nutre con el agua del propio pozo, el agua que nace del manantial interior, que alimenta el pozo de tus cualidades, de tus potencialidades y hace que brote al exterior el rostro positivo de tu corazón y llegues a “ser una persona para los demás”. Las expresiones del pozo se notan en el compromiso con tu proceso contínuo de crecimiento –discernimiento y análisis de la realidad personal e histórica–, en la capacidad de auto criticarte constructivamente, en la capacidad de tomar decisiones, en la libertad en las relaciones, en la aceptación de la crítica externa como camino de crecimiento, en la ausencia de miedos psicológicos, en el manejo de la culpa sana, responsable y fecunda, en las reacciones proporcionadas a las realidades presentes, en la disminución de los mecanismos de defensa, en la ausencia de comportamiento compulsivo y en la posibilidad de tener la imagen del Dios de Jesús: un Dios alegre, misericordioso, que ama incondicionalmente, gratuito, solidario, cercano, que se deja experimentar, que invita a la libertad y la confianza. También se expresa en la autoestima positiva (saber reconocer y valorar tus cualidades; saber reconocer tus fragilidades, defectos, aceptándolos como parte integral de ti; tener facilidad para reconocer, celebrar y nutrirte de las cualidades de los demás; y tener capacidad de “aguantar” las limitaciones y defectos de los que te rodean, acogiéndolos sin exigirles que cambien), la conciencia solidaria (esa voz que te empuja hacia delante y te hace solidario y capaz de tomar una opción fundamental por los más necesitados, abanderando los derechos de las víctimas), y el comportamiento ético, que es el modo usual de comportarse de una persona, desde el punto de vista de las actitudes, las 4 disposiciones y los hábitos. El comportamiento ético está constituido por una ética económica, una ética política, y una ética sexual que se construyen desde tu estima personal y tu conciencia solidaria. Ejercicio: RECOLECCIÓN DE MIS CUALIDADES Hago una lista de todas mis cualidades (las que conozco y las que me dicen), y las califico de 0 a 9 según lo sé (por lo que me han dicho) o lo siento. Ejercicio: “EL FLORERO”: LA POSITIVIDAD El objetivo de este ejercicio es facilitar que se avance en el descubrimiento de la positividad, abriéndose primero a reconocer las cualidades del otro, como medio para el posterior crecimiento personal. Desarrollo: En grupos, observar a cada persona y escribir las cualidades que le veo y que más me atraen (tres o cuatro) de cada uno de los miembros del grupo. Luego, uno a uno, decírselas. Cada uno escribe lo que le dijeron. Cuando se le haya dicho todo a todos, cada uno se pregunta: ¿De las cualidades que me dijeron, cuál fue la que más me gusto? ¿Por qué? ¿Cuál es la que menos me gustó? ¿Por qué? ¿Qué cualidad que me gusta, no me la dijeron? Ejercicio: HISTORIA DE MIS VICTORIAS Las heridas me han dado la capacidad de luchar. El objetivo de este ejercicio es hacer un recorrido por la propia vida, detectando las victorias que se han alcanzado, es decir, aquellos logros y conquistas que han acompañado el proceso personal. Es una vía de acceso a la parte positiva, al pozo. Desarrollo una matriz que responda a: Edad. Victoria (mis conquistas, logros –aún por pequeños que sean–). Qué me motivó para logar esto (¿Qué fuerza interior hizo que surgiera, qué me movió, qué me impulso?). Qué se afirmó (¿Qué se consolidó en mí?). A quiénes afectó positivamente esa victoria: gente, familia, a mi mismo… ¿Qué experiemento al ver esta realización de mis victorias? Exploración: relaciono la historia de mis victorias con las de las no-victorias (fracasos y frustraciones), con la parte dolorosa… a lo mejor la herida me ayudó a las victorias. Ver cómo del dolor ha surgido vida. Trasfondo teológico “cuando soy débil, entonces, soy fuerte”. 5