LA GESTION DEL TALENTO Con la amortización se reducen los beneficios de hoy para ganar los beneficios de mañana. Con los años las empresas han aprendido que los beneficios futuros tienen su base en la calidad de sus activos. Y la calidad de los activos se deteriora con el tiempo. Por eso amortizan. Las personas deberíamos hacer lo mismo para gestionar nuestro talento. El talento pierde valor con el tiempo. Una persona que no invierta en la mejora de sus talentos, de sus activos inmateriales, es como una empresa que no amortiza. En el caso de la empresa sus beneficios serán engañosos; en el caso de la persona, sus ingresos actuales serían poco sostenibles y por tanto igualmente falsos. La razón es la misma. En pocos años, esos activos, los de la empresa o los de la persona perderán valor y serán incapaces de producir beneficios o los ingresos actuales según sea el caso. La medida de la calidad de los talentos personales está en el valor de los mismos en el mercado. Y en el mercado el valor de los activos se pone en el contexto de lo que otros ofrecen y de lo que los clientes valoran. Los activos inmateriales que forman parte del talento de las personas son sus conocimientos, competencias, actitudes y sistema de creencias. Los cuatro necesitan inversión para mantener su valor o para acrecentarlo. Los cuatro corren el peligro de deteriorarse con los años si no se invierte en ellos. Los cuatro tienen un potencial de mejora casi ilimitado si se gestionan inteligentemente. Arquímedes popularizó en la Grecia clásica el efecto palanca por el cual el impacto de la fuerza sobre una palanca venía condicionado por la cercanía del punto de apoyo al objeto que se quería mover. Aplicando el efecto palanca a los talentos personales vamos a considerar que tanto los conocimientos como las competencias son la fuerza y las actitudes y el sistema de creencias el punto de apoyo que puede multiplicar el impacto de la fuerza. CONOCIMIENTOS El conocimiento ligado a la profesión se queda obsoleto en pocos años si no se regenera. La mejora del conocimiento tiene tres grandes enemigos. El primero es la autocomplacencia. Es el gusto por la ignorancia. El placer de no preocuparse por actualizarse, de no aprender para no complicarse la vida, de acudir a las reglas del pasado para decidir sobre el futuro. Para hacer frente a la autocomplacencia nada mejor que el inconformismo, la capacidad de cuestionarse lo logrado con las miras en mejorarlo, la manera de vivir en donde late la preocupación de cuánto mejor puedo llegar a ser. El segundo enemigo de la regeneración del conocimiento es la falta de rigor. El inconformismo abre muchas cuestiones que requieren una respuesta. Sin metodología, la conciencia de una incompetencia genera ansiedad. Con metodología, las cuestiones que abre el inconformismo tienen un cauce que genera progreso. Una persona que quiera invertir en su conocimiento además de cultivar su inconformismo debe adquirir el hábito de buscar metodología para acelerar el aprendizaje. El tercer enemigo del conocimiento es la falta de enfoque, la dispersión. Difícilmente se puede llevar el conocimiento a una fase profunda y bien enraizada en el modo de pensar habitual sin concentrar los esfuerzos en algunas pocas áreas. Aquello que se aprende pero no se utiliza se acaba olvidando. La acumulación de conocimientos sobre una materia acaba dando paso a un nivel muy superior de calidad de pensamiento. La mejora del conocimiento requiere de horas de reflexión y de una manera de plantearse el aprendizaje en donde el inconformismo, el rigor y la concentración en el enfoque sean las notas dominantes. COMPETENCIAS Las competencias a las que nos referíamos son destrezas en el comportamiento valiosas desde el punto de vista profesional. Si los conocimientos son saber de algo, las competencias son saber hacer ese algo. También las competencias pierden valor con el tiempo si no se hace algo por mejorarlas. Para una empresa resulta muy valioso que sus directivos mejoren la calidad de sus competencias. Al final el grado de eficacia y los logros de cohesión de un grupo de personas se asientan sobre la calidad de las competencias de sus directivos. Las competencias se mejoran cuando se conoce el punto de partida, se tiene claro el lugar dónde se quiere llegar y se controla el proceso para evitar desviaciones serias. Hay competencias ligadas a la eficacia personal como la proactividad, desarrollo personal, gestión del tiempo, resolución de problemas, integridad o autogobierno que son el fundamento de las competencias de carácter más profesional como la visión de futuro, gestión de recursos, orientación al cliente, red de relaciones efectivas y negociación. No sin mencionar otra lista de competencias extremadamente valiosas para la gestión de personas como son la comunicación y la empatía, el liderazgo, la delegación, el trabajo en equipo y la habilidad para entrenar a otros. Ninguna de las competencias se mejora si no se practica. Por eso un libro, un seminario o un curso son sólo el inicio. Las competencias se desarrollan con la práctica y la ayuda de un entrenador externo o al menos con un plan personal de mejora en donde haya objetivos, mediciones, metodología, etc. Las competencias son hábitos en el comportamiento, destrezas en el trabajo, que requieren de un proceso de gestación relativamente lento. El tiempo que supone medirlas y mejorarlas es la amortización requerida para capitalizar ese gran activo. A nadie se le oculta la importancia de tener actitudes positivas para realizar un trabajo con brillantez. Ni el lastre que supone para cualquier tarea tener una actitud negativa. Las actitudes un origen cognitivo (información en el subconsciente) y pueden, a través de su repetición, generar un hábito o predisposición más o menos permanente en el sentir. También las actitudes pueden mejorarse si uno mismo se empeña en ello. El origen cognitivo de las actitudes se llama autoideal y autoeficacia que no son si no información profunda almacenada en la memoria de largo plazo que tenemos las personas. Esa información es producto de la experiencia vivida pero también del diálogo interior en el que las facultades intelectuales crean en el consciente una realidad virtual. Las posibles combinaciones del autoideal y autoeficacia condicionan la autoestima que viene a ser un fenómeno muy cercano al de las actitudes. La autoestima es el sistema inmunológico de las actitudes. Cuando es alta, es muy improbable que las actitudes se estropeen por circunstancias del entorno. Las personas con una autoestima alta son muy resistentes a entornos agresivos. Saben ser ellos mismos, vivir con naturalidad y sin grandes necesidades en circunstancias malas. Una autoestima alta es como la salud, nunca mucha es demasiada. Por el contrario, una persona con una baja autoestima es muy vulnerable anímicamente a las condiciones externas. Con gran facilidad, un desequilibrio en las condiciones externas o algún tipo de agresión repercute negativamente en sus actitudes. Una autoestima sana es el producto de una buena alineación entre expectativas de vida (autoideal) y percepciones profundas sobre su marcha actual (autosuficiencia). A esa buena alineación habría que añadirle, como nueva condición, el contenido mayoritariamente anímante e ilusiónante tanto de los proyectos como de las realidades. A sensu contrario, una autoestima baja se puede producir con cualquier desajuste entre realidades y proyectos o por un contenido mayoritariamente desanimante de los mismos. Las actitudes mejoran en relación directa con la mejora de la autoestima personal. SISTEMA DE CREENCIAS Las creencias son las certezas personales con las que opera nuestro cerebro. El sistema de creencias vendría a ser el conjunto de certezas a través de las cuales, miramos, evaluamos y sentimos nuestro entorno. Evidentemente, las creencias impactan muy profundamente sobre el comportamiento. Uno de los elementos centrales del sistema de creencias, es la identidad personal, la noción sobre quién es uno y el papel que tiene que cumplir en esta vida. Un sistema de creencias es tanto mejor cuanto menos dificultades ponga para solucionar desde uno mismo las cuatro necesidades emocionales básicas de las personas. Seguridad, variedad, singularidad y conexión son los referentes emocionales básicos de las personas. Sentimos bien la realidad cuando están presentes. Cuando faltan, o se nos agrede en esas áreas, lo pasamos mal. Cuando la manera de pensar dificulta el logro de esas necesidades básicas, las personas se vuelcan fuera para encontrar soluciones. Con frecuencia esa manera de actuar genera dependencias indeseadas. Un buen sistema de creencias cumple dos condiciones. La primera es no complicar demasiado —con excesivas reglas— el logro de las necesidades emocionales básicas en las circunstancias en las que vive esa persona. La segunda es impulsar a esa persona a nuevas metas.La ventaja de un buen sistema de creencias es que hace fácil disfrutar de las cosas que uno tiene y permite una sana independencia personal de las circunstancias externas. Tanto la persona en la que uno se convierte, como el tipo de contribuciones que se hacen a lo largo de una vida profesional y las recompensas que se reciben, tienen en el sistema de creencias una importante variable explicativa. Cuando se imita el sistema de creencia de personas de éxito, se tiene una probabilidad alta de replicar sus logros en términos de hábitos personales, contribuciones realizadas y recompensas recibidas. Si cambian las circunstancias externas, por ejemplo, si se asumen nuevas responsabilidades, se debería llevar el sistema de creencias a nuevas cotas. Muchas veces la falta de adecuación del sistema de creencias a las exigencias del momento actúa como cuello de botella en el progreso personal. Tanto las actitudes como el sistema de creencias son la palanca de los conocimientos y las competencias. Si se pudiera medir en horas la inversión necesaria para mantener en forma la calidad de estos cuatro activos inmateriales que forman el talento personal, la inversión no bajaría de las 15 horas semanales. Es el coste de invertir en el futuro para que los ingresos del mañana se incrementen. Es trabajar menos en los ingresos de hoy para invertir en mejorar los activos con los que lograr los ingresos de mañana. Nunca la inversión en la gestión del talento había sido tan necesaria. Luis María Huete, profesor del IESE [email protected] Serrano, socio consultor de The ISA Group [email protected] CAPITAL INTELECTUAL ¿EN QUE CONSISTE? La diferencia entre el valor en los libros contables y el valor de mercado de las empresas está encerrada en las expectativas generadas por sus formas de interactuar con empleados, clientes, y con sus propios procesos. Todo ello proporciona claras ventajas competitivas y se constituyen en sí mismo un activo. Capital intelectual: · Diferencial oculto atribuible a activos intangibles. · Todo lo que puede crear valor pero no puede tocarse. Al observar algunas de las empresas más valoradas del mundo, es fácil darse cuenta de que sus principales activos residen en el valor de sus marcas, la propiedad de sistemas o patentes, las redes de distribución que poseen, la lealtad de sus clientes, sus prácticas de aprendizaje, la contrastada capacidad de innovación, los procesos para la reducción de costes operativos… Nos encontramos ante un conjunto de intangibles, conocimientos y redes que optimizan la relación de esas compañías con sus clientes y que mejoran sus productos y procesos. LA NUEVA CLAVE COMPETITIVA El motor de la nueva economía es el conocimiento. Los activos más valiosos de las empresas ya no son los activos tangibles, sino los activos intangibles que tienen su origen en los conocimientos, habilidades, valores y actitudes de las personas que forman parte del núcleo estable de la empresa. En la era del conocimiento la parte más valiosa de los trabajos y lo verdaderamente diferencial es la aportación humana: responsabilidad, sentido, juicio, conocimiento, experiencia, creación, relaciones… El éxito dependerá de la capacidad de aprovechar las ideas de las personas que interactúan en la organización a través de sus conocimientos y satisfacer los intereses de todos ellos: accionistas, directivos, empleados, clientes, proveedores… El Capital Intelectual señala la capacidad que tiene una organización de traducir en resultados las oportunidades que se presentan de un modo más rápido y más eficiente que sus competidores. Uno de los principales problemas con que se van a encontrar los líderes del futuro será saber cómo desarrollar la adecuada arquitectura social de sus organizaciones y el nivel de confianza y compromiso con la misión común que impulse la generación y mantenimiento del Capital Intelectual como variable clave del éxito sostenido en el tiempo. ¿Nos hemos parado a pensar qué es lo que puede estar pasando con la gestión y eficiencia de los activos intangibles de nuestra empresa como el Capital Intelectual? LAS FUENTES DEL CAPITAL INTELECTUAL Las empresas invierten en sus empleados no sólo monetariamente, sino también en formación y desarrollo profesionales. Capital Individual: talento individual de cada uno de los empleados. Conocimiento adquirido tanto por formación como por experiencia; comportamientos, actitudes y habilidades de cada una de las personas. Capital Organizativo (interno y externo): dimensión estructural que hace posible que el Capital Individual se genere, difunda y mantenga en beneficio de la Organización. · Interno: todos aquellos elementos que definen la forma de trabajar y hacer de la en una Organización (sistemas de dirección y gestión, cultura organizativa, estilos de dirección, I+D, etc.). · Externo: intangibles que optimizan la relación de las compañías con sus clientes, proveedores, accionistas, bancos… Valor de sus marcas, redes de distribución, imagen de empresa, acuerdos de cooperación y alianzas estratégicas, tecnológicas, de producción, comerciales… Uno de los retos del equipo directivo consiste en asegurar que cada activo humano pueda desarrollar al máximo su potencial dentro de la compañía de forma que se maximice tanto el capital individual como el organizativo, cuya suma se transforma en el verdadero Capital Intelectual. INDICADORES DEL CAPITAL INTELECTUAL Si al gestionar una organización nos fijamos únicamente en sus resultados financieros, es como si tratásemos de conducir mirando sólo por el retrovisor. El Cuadro de Mando Integral nació para establecer un equilibrio entre los resultados que aporta el departamento financiero y el motor que impulsa el crecimiento. Equilibrio entre el corto y el largo plazo, entre la gestión y la estrategia. Cuando se aplica el Cuadro de Mando Integral, las organizaciones empiezan a descubrir que muchas soluciones ya están dentro de la propia empresa, aunque nadie sepa exactamente dónde. Cuando a una persona en lugar de decirle qué debe hacer le explicamos qué pretende la organización estamos provocando que ella misma descubra su mejor papel. Según LEIF EDVINSSON (® Navegador de Skandia) el Capital Intelectual es un patrimonio que aportan a la empresa sus clientes y empleados y, más que un activo, debería ser considerado como una masa de pasivo. El enfoque de innovación y desarrollo mide si la empresa está abandonando con paso firme el pasado obsoleto a través de la rotación de los productos y el abandono de los mercados decrecientes. También indica las probables características del entorno de negocio en el que la empresa se verá forzada a operar en el futuro. GESTIONAR ES MEDIR La gestión del talento pasa por desarrollar instrumentos que sirvan para determinar si una empresa va recorriendo los pasos adecuados que le permitan a su vez desarrollar las convenientes acciones correctoras. Debemos utilizar las palancas de apoyo con las que contamos para hacer realidad nuestro ambicioso objetivo. Se trata de utilizar herramientas que nos muestren cuál es nuestra cultura actual y la diferencia respecto de la cultura idónea, cuál es el clima organizativo, qué estilos de dirección son los más utilizados, si las competencias de las personas son las más adecuadas sobre los perfiles requeridos, si la organización cuenta con una estructura organizativa que facilite la consecución de la estrategia adecuada. Todo ello comparando internamente la evolución de las variables más señaladas y a la vez haciendo una comparación externa con los mejores. LOS VALORES Y LA CULTURA Definen las formas de actuar de una compañía tanto interna como externamente y debe estar en consonancia con la estrategia que se desee implantar. Es fundamental desarrollar un entorno en el que el individuo se sienta apoyado, cuente con la confianza de la organización para experimentar nuevos contenidos y formas de hacer. El espíritu creativo no funciona cuando se castigan severamente los errores. Además, el trabajo en equipo, el sentimiento de pertenencia y el sentido de la identidad colectiva facilita el aprendizaje en grupo que debido a la naturaleza humana es un factor clave en la creación del conocimiento. · ¿Conocemos los valores y los comportamientos que sustentan el éxito de nuestra compañía? · ¿Hay acuerdo sobre los valores considerados más idóneos? · ¿Se actúa de acuerdo a esos valores y comportamientos? · ¿Existen subculturas diferenciadas cuando es necesario? · ¿Se considera la excelencia como algo primordial? · ¿Nuestra organización valora realmente a las personas o es sólo una pose? LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA Las empresas necesitan de empleados involucrados e identificados con el proyecto empresarial que no sólo participen, sino que estén realmente comprometidos. A cambio, las empresas deben establecer el marco organizativo que sea capaz de canalizar las aportaciones de todos los miembros de la organización, ya que todos pueden y deben influir en la medida de sus posibilidades en el éxito global de la organización. · La forma en que se agrupan los recursos, ¿favorece la consecución de los objetivos estratégicos? · ¿Son eficientes las personas y los equipos trabajando juntos? · ¿Son los trabajos retadores? ROLES Y COMPETENCIAS Dentro de toda organización siempre hay empleados que desempeñan su rol de un modo excelente. Hay que fijarse en ellos para saber cuáles son sus características principales. Competencias: características que proporcionan un mayor valor añadido. · ¿Qué capacidades individuales y de grupo se requieren para conseguir el éxito? · ¿Hay suficientes talentos en los equipos? · ¿Se recompensa al que tiene un rendimiento superior? PROCESOS DE TRABAJO Si conseguimos integrar los objetivos, las inquietudes y los intereses de todas las personas (accionistas, proveedores, clientes, empleados y directivos) estaremos proporcionando a la empresa el mayor valor en su conjunto. No se trata de introducir en una empresa las mejores prácticas de otras por puro mimetismo cuando lo que se busca es crear una práctica óptima y eficaz que todavía no existe. Hay que determinar qué es lo que hay que hacer, y es necesario preguntarse de qué forma podemos hacerlo mejor y para quién hay que hacerlo. Una empresa debe ser capaz de aprovechar lo mejor posible los conocimientos que poseen todos los que la componen y de aquellos que se relacionan con ella, de modo que se genere el mayor valor añadido. · ¿Están identificados los procesos de trabajo clave necesarios para cumplir la estrategia? · ¿Son los procesos clave eficientes y efectivos? SISTEMAS DE RECONOCIMIENTO Y RECOMPENSAS Las empresas deberán pasar de considerar la retribución más que como un coste, como una inversión en sus empleados que son sus activos más valiosos. Deberán desarrollar políticas retributivas integradas en la estrategia de la empresa. Microsoft necesitaba un vehículo para compartir la propiedad con sus empleados, porque ellos son los creadores de los productos que comercializaba Microsoft y, por lo tanto, son los activos más importantes ya que poseen el conocimiento clave. El desarrollo de una política retributiva motivadora y vertebrada en la estrategia de la compañía se convierte en una verdadera ventaja competitiva que las empresas no pueden despreciar. · ¿Está la estructura retributiva definida en consonancia con la cultura y con la estrategia de nuestra organización? · ¿Se está reteniendo a las personas adecuadas? · ¿Está la retribución basada en la equidad interna y en la aportación de resultados? · ¿La organización obtiene valor de sus "inversiones" en retribución? · ¿Están la retribución y los resultados obtenidos íntimamente ligados? · ¿Favorece o dificulta la retribución el desarrollo de nuevas capacidades? LIDERAZGO Y ESTILOS DIRECTIVOS El líder transformador una vez que ha vislumbrado el futuro sabe transmitir la convicción de que es por ahí por donde hay que transitar. Consigue arrancar de los demás la decisión de seguirle y el compromiso de continuar aún cuando cueste conseguir las metas. Constantemente sabe reorientar a la organización en función de las nuevas circunstancias. · ¿Hay una visión única que inspire a la organización? · ¿Se pide la opinión de los empleados y se les proporciona "feedback"? · ¿Se explica lo que se espera de las personas? · ¿Se dan órdenes estrictas y directas cuya ejecución se supervisa de cerca? · ¿Se tiene en cuenta las necesidades personales de los empleados?