ENTRE SABER E IGNORAR... EL DESEO DEL SUJETO Sheila

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ENTRE SABER E IGNORAR... EL DESEO DEL SUJETO
Sheila Asteggiante(*)
Wilfred Bion (1897 - 1979). W. R. Bion nació en India en la ciudad de Mutra en la
Provincia del Punjab en 1897. Estudió Historia Moderna en Oxford y luego Medicina
recibiéndose a los 33 años de Médico Cirujano. Comenzó su práctica en Psiquiatría a los
37 años y trabajó durante 15 años en clínicas como neurólogo. Posteriormente fue
convocado por las Fuerzas Armadas Británicas para ser incorporado como oficial
psiquiatra con el grado de Capitán.
Luego de ser dado de baja a los 48 años, inició su carrera profesional privada como
psiquiatra. Asimismo comenzó su análisis de formación con Melaine Klein y se vinculó
formalmente al Instituto de Psicoanálisis. A los 53 años terminó su análisis y fue aceptado
como miembro de la Asociación Psicoanalítica Británica.
Su profunda y profusa formación en múltiples disciplinas aunada con experiencias vitales
infrecuentes, junto con una fuerte disposición a la observación y una sensibilidad
conjugada con una gran disciplina intelectual, fueron condiciones que produjeron una
obra compleja y apasionante que ha impactado a todas aquellas personalidades
psicoanalíticas capaces de aperturas mentales más allá de los marcos académicos y
clínicos.
El presente artículo profundiza en algunos de los conceptos centrales de Bion, en los que se
verá, concomitantemente, la dimensión filosófica, por otra parte visible en toda la obra
escrita de este psicoanalista de dos mundos.
«La causa secreta de todo sufrimiento,
es la mortalidad misma,
que es la condición primordial de la vida.
No se la puede negar si se quiere afirmar la vida».
J. Campbell
El dilema que se le plantea al sujeto en el proceso del conocimiento de sí mismo, del
mundo y del otro, es decir, de todo conocimiento, es soportar o no la frustración
inherente a la experiencia del conocimiento, a la que Bion designa «vínculo C». El acto
de conocimiento promueve un conflicto que se origina en el trauma narcisista que es el
existir, nacer rompe el narcisismo oceánico, éste es el dolor primero del conocimiento que
es una experiencia de pérdida.
Etimológicamente la palabra «vínculo» deriva del latín vinculun que significa atadura, y
describe una experiencia emocional en la que dos personas o dos partes de una
personalidad están relacionadas una con la otra. De la misma forma, existen
experiencias emocionales básicas que son factores siempre presentes en todo vínculo;
donde adquieren relevancia tres emociones intrínsecas a cualquier vínculo entre dos
objetos: Amor –A–, Odio –O– y Conocimiento –C–, dado que toda experiencia emocional
es imposible pensarla aisladamente de una relación y a la vez no tiene lugar el
conocimiento si la experiencia no es emocional. De ahí la relevancia que Bion asigna a
estas emociones. Es así que el acto de conocimiento implica que el objeto sea
amado/odiado. El signo C hace referencia al vínculo entre un sujeto que busca conocer
y un objeto que se presta a ser conocido, constituyendo un vínculo activo que posee una
característica propia que lo distingue del aspecto emocional que poseen el vínculo A o el
O. Esta reside en el sentimiento doloroso que implica conocer, es decir, la frustración
inherente al conocimiento; y en primer lugar cabe mencionar conocer la verdad acerca de
sí mismo, a la que Bion considera una de las funciones de la personalidad. De modo que, el
factor que abre o cierra el acceso al conocimiento es el vínculo con el dolor, por ello Bion
lo considera uno de los elementos fundamentales del psicoanálisis.
En razón de ello, se esboza el entramado que trazará diversos procesos de subjetivación, es
decir, de formas de sentirse siendo en el mundo. Abanico de experiencias existenciales que
se expandirán dentro de una espiral que entretejerá aspectos más tróficos o más tanáticos.
Entonces, en la evitación del dolor solo se siente, configurándose, un «problema» y una
«necesidad»; en cambio, al modificar el dolor tiene lugar el «padecer» que implica
contener, que incluye lo trófico y por lo tanto, vehiculiza la transformación, simiente del
continente, que da lugar a la interioridad.
A la vez, cualesquiera sea el destino, condicionará el vínculo con el afuera, la realidad, el
exterior «vale decir el conjunto de variables sociales, económicas y políticas que fundan y
sostienen un campo representacional».(1) Teniendo en cuenta que actualmente el ser
humano habita una realidad desbordante de incertidumbres, pues la vida pública,
históricamente sostenida por instituciones referentes, en tanto, continentes y fecundas de
contenidos, sentidos y significaciones, se encuentran en crisis, desestructuración y
«desfondamiento». Dimensión del conocimiento-desconocimiento que es ineludible
contemplar y tomar conciencia a la hora de jerarquizar la escucha.
Esencialmente, Bion, distingue dos elementos básicos para conocer: la función y el factor.
La función es laxa, lo que le suministra precisión son los factores, que son constantes, es
como si la función fuera una red y los factores los nudos de la misma. El logro de esta
función se conquista transitando a través de múltiples y sucesivas experiencias emocionales
en las que intervienen los mecanismos propios de la posición esquizo-paranoide y la
posición depresiva –Ps
D–, las que implican el interjuego entre continente y contenido.
Podría pensarse como analógico el estatuto del vínculo C con la preconcepción, en tanto
ésta es expectativa de sensorialidad, continente en busca de continente Û es decir, la
expectativa de «saber algo» aún no realizada, que a la vez sugiere un continente en el que
advendrá un contenido, lo cual conlleva una duda tolerada y un espacio de incertidumbre.
Conocer es la actividad por medio de la cual el sujeto llega a ser conciente de la
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1 Bleichmar, S. «La subjetividad en riesgo», Ed. Topía, Buenos Aires, 2005.
experiencia emocional y puede abstraer de ella una formulación que represente en
forma relativamente adecuada esta experiencia.
El proceso de abstracción es esencial a la experiencia emocional de vínculo C, dado que los
elementos abstraídos sirven para el aprendizaje de esa experiencia y de su compresión.
Este proceso tiene lugar entre continente-contenido – • – y la función de oscilación e
interacción dinámica, entre la desintegración y la síntesis que supone el fluctuar entre
Ps - D. Esta última operación describe los procesos de dispersión e integración, lo que
Poincaré, citado por Bion, describió como el descubrimiento del hecho seleccionado que es
aquella situación que da coherencia y significado a hechos inaccesibles, es el pasaje desde
la posición esquizo-paranoide a la posición depresiva, anteriormente simbolizado. Lo cual
supone un proceso de síntesis e integración, es decir, el arribo al universo simbólico que
genera intensas ansiedades, pues nos ubica en la realidad de la incertidumbre, la
inseguridad, la finitud y la alteridad.
Cuando predomina el vínculo C, los vínculos de A y O están subordinados. Los factores
emocionales que impregnan la relación continente-contenido en C, conocimiento, son
denominados: «duda tolerada» y «tolerancia a un sentido de infinito». De modo que la
subjetivación en tanto formas de sentirse siendo en el mundo plasma la experiencia
emocional de la mismidad en el despliegue de la existencia consigo mismo y con el
entorno.
En función de la disyuntiva que planteara en un comienzo, se perfilan destinos
marcadamente diversos:
a. Que tenga lugar la adquisición de un conocimiento como resultado de la
modificación del dolor en el vínculo C, posibilitando, a partir del conocimiento adquirido
la apertura a nuevas experiencias de descubrimiento. Daría lugar a un vínculo comensal
donde la idea nueva no influye en el pensador y puede cambiar cuando la idea y el pensador
se encuentran en un momento de mutua evolución. Bion le denomina visión binocular del
campo de la mirada; esto es, «estoy en estado de conocer a...», se comparte una
experiencia emocional, se la comprende y comunica pero sin perder una distancia útil,
discriminada, entre ambos integrantes del vínculo.
b. Que se vivencie la posesión de un conocimiento empleándolo para evitar el dolor.
Extremo de este destino es la psicosis, donde al decir de S. y C. Mendilaharzu se origina un
objeto patológico que designa «objeto aglomerado». En otras ocasiones se asiste a
acontecimientos que por lo conmocionante para el sujeto, suele producir desajustes frente a
circunstancias vitales nuevas activando la parte psicótica de la personalidad y allí
advertimos con mayor nitidez la oscilación Ps Û D, lo cual en definitiva da cuenta de una
función alfa defectuosa. No obstante, Bion describe esta situación, nítidamente, en el Cáp.
XXVIII de «Aprendiendo de la experiencia», que se observa en aquellas personas donde
predomina la omnisciencia quedando excluida la posibilidad de aprender de la experiencia
emocional, desconocimiento –C–.
En estos casos el sujeto «se muestra como un objeto superior que afirma su superioridad
encontrando fallas en todo. La característica más importante es su odio a cualquier nuevo
desarrollo de la personalidad, [...] la aparición de cualquier tendencia a buscar la verdad, a
establecer contacto con la realidad [...] es recibida como ataques destructivos a la tendencia
y la reafirmación de la superioridad ´moral´». (2)
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2 Bion, W. R. «Aprendiendo de la experiencia», Ed. Paidós, Buenos Aires, 1° reimpresión 1987, p.
130.
«...se teme tanto al miedo, al odio y a la envidia que se
toman las medidas necesarias a fin de destruir la
captación de todos los sentimientos experimentados
aunque esto no se diferencia de destruir la vida misma».
Bion, W. «Aprendiendo de la Experiencia»,
Paidós, 1994, p. 29
Aquí nos encontramos frente a la actitud de desconocimiento, –C–, los factores
emocionales en juego son la envidia y la voracidad, y en términos de continentecontenido configura una relación mutuamente despojante y destructiva, en donde los
significados y las emociones son desposeídos de vitalidad y sentido, por lo tanto no hay ni
descubrimiento ni crecimiento posible. «La envidia y el odio experimentados en una
situación que estimula el amor y la gratitud resultan intolerables y llevan a un splitting».(3)
Daría lugar a un vínculo que Bion llama parasitario en el cual dos objetos están
relacionados de tal modo, que uno depende del otro para producir un tercero que es
destructivo para los tres, –( • ) –.
A ella la denomina visión monocular del campo de la mirada, «se posee la verdad»; de
modo que el costo de tener un mal vínculo con la frustración es vivir alejado de la verdad,
vivir engañado. El mundo se constituye en una atmósfera donde se respira la arbitrariedad
cuya consecuencia se evidencia en la trama vincular pues se desdibuja la alteridad, por
ende, lo interpersonal, lo intersubjetivo y lo transubjetivo. A veces, la capacidad del ser
humano para tolerar verdades en torno a sí mismo es precaria, pues, como se planteó, el
conocimiento es una fuente permanente de dolor y a la vez, el anhelo del mismo nunca
puede ser completo, por lo cual, el sujeto tiende a acciones evitativas, o a generar mentiras
con la finalidad de evitarlo. Recuerda el concepto de «mala fe»de J. P. Sartre.
Así, hay una manera de conocer destinada a detener la serie simbólica, donde queda
coagulado el conocimiento: «lo sé», «tengo el conocimiento de...», instaurando una actitud
dogmática: tener, poseer el conocimiento, para evitar el dolor, empobreciendo el encuentro
y favoreciendo el «desencuentro». Dice Bion «[...] los ataques a la función alfa,
estimulados por el odio y la envidia, destruyen la posibilidad de que el paciente establezca
un contacto consecuente, ya sea consigo mismo o con algunos otros como objetos vivos
[...] el paciente vive a esas personas como presentes en forma material y no simplemente
representados por sus nombres». (4)
«La duda puede significar una postura mental
incómoda [...] pero la certeza habitualmente
significa una postura mental ridícula.»
Voltaire.
Es posible llamar verdad a un pensamiento sin pensador, pues, el pensamiento no pensado
sería un contenido sin continente, una idea sin forma, una experiencia emocional
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3 Bion, W. R., Op. Cit. p. 26.
4 Bion, W. R., Op. Cit. p. 27.
sin acceso a lo simbólico, diríamos indicios de «algo» que habita en el pensador sin entrar
en contacto con él, ejemplo: la sexualidad infantil. Ahora bien, lo paradojal reside en que
para que haya mentira es absolutamente necesario un pensador; en tanto lo verdadero no
necesita para serlo un pensador que lo piense. Siendo que juega como forma de evitar el
dolor frente al conocimiento, pues nunca será completo.
El Mito
Los mitos han sido siempre fuentes de conocimiento, «historias de nuestra búsqueda de la
verdad a través de los tiempos, del sentido.[...] Creo que lo que buscamos es el hecho de
estar con vida, de modo que nuestras experiencias vitales en el plano físico tengan
resonancias dentro de nuestro ser y realidad más internas».(5)
El relato mítico ensaya soldar el vínculo, provocando una identificación con los
protagonistas del drama. Los mitos, presentes en todas las culturas, han permitido al ser
humano «metabolizar», en su mundo interno, –temporalidad de Kairós– los conflictos
existenciales propios de la condición humana. Proporcionan una versión narrativa del
problema, donde los diferentes personajes en su interpretación desarrollan la tragedia del
hombre y del grupo en su búsqueda de la verdad, sobre todo cuando la curiosidad y esa
búsqueda se refieren a conocimientos de uno mismo; en esta temporalidad simbólica se
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5 Campbell, J. «El poder del mito», Ed. Emecé, Barcelona, 1996, pp. 30-31.
entrelazan los significados de las diversas dimensiones temporales –Cronos, Aión y
Kairós– en la construcción de la historia y de la cultura.
«El mito…expresa, fomenta y codifica la creencia;
salvaguarda y refuerza la moral; garantiza la eficacia
del ritual y contiene reglas prácticas por las que el
hombre puede guiarse. Es, pues, un ingrediente vital de
la civilización humana; no es un cuento inútil, sino una
fuerza activa muy elaborada».
Bronislaw Malinowski, «Magia, ciencia y religión».
Bion procede a aproximarse al mito buscando las vías, los caminos, las sendas que desde
diversas vertientes le permitan asir los avatares del conocer. Se tomará el mito del
Edén, dado que es uno de los tres donde el autor vislumbra en forma paradigmático esta
temática, junto al Edipo y Babel. Así, en Edipo se escenifica la curiosidad del hombre
acerca de sí mismo, el desafío que remite a la investigación de Edipo y el castigo que será
la ceguera-destierro. En Babel, la curiosidad está vinculada a alcanzar el conocimiento, el
desafío será la construcción de una torre y una ciudad, y el castigo, la confusión de lenguas,
es decir, la incapacidad de comunicación.
Génesis: y Dios «macho y hembra los creó»
16 Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: «De todo árbol del jardín puedes
comer hasta quedar satisfecho.
17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él,
porque en el día que comas de él, positivamente morirás».
18 Y Jehová Dios pasó a decir: «No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una
ayudante, como complemento de él».
19 Ahora bien, Jehová Dios estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda
criatura voladora de los cielos, y empezó a traerlas al hombre para ver lo que llamaría a
cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada alma viviente, ese era su nombre.
20 De modo que el hombre iba dando nombres a todos los animales domésticos y a las
criaturas voladoras de los cielos y a toda bestia salvaje del campo, pero para el hombre no
se halló ayudante como complemento de él.
21 Por lo tanto Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre y, mientras este
dormía, tomó una de sus costillas y entonces cerró la carne sobre su lugar.
22 Y Jehová Dios procedió a construir de la costilla que había tomado del hombre una mujer, y
a traerla al hombre.
23 Entonces dijo el hombre: «Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Esta será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada esta».
24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y
tienen que llegar a ser una sola carne.
25 Y ambos continuaban desnudos, el hombre y su esposa, y sin embargo no se avergonzaban».
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«Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo
que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: «¿Es realmente el
caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?».
Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: «Del fruto de los árboles del jardín podemos comer.
Pero en cuanto a [comer] del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No
deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran’».
Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: «Positivamente no morirán.
Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y
tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo».
Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo
que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de
su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella,
y él empezó a comerlo.
Entonces se les abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta de que estaban
desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos.
Más tarde oyeron la voz de Jehová Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del
día, y el hombre y su esposa procedieron a esconderse del rostro de Jehová Dios entre los
árboles del jardín.
Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: «¿Dónde estás?».
10 Por fin él dijo: «Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo, y por eso me
escondí».
11 A lo que dijo él: «¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que
no comieras has comido?».
12 Y pasó el hombre a decir: «La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio
[fruto] del árbol y así es que comí».
13 Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: «¿Qué es esto que has hecho?». A lo cual respondió
la mujer: «La serpiente... ella me engañó, y así es que comí».
14 Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: «Porque has hecho esta cosa, tú eres la
maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del
campo. Sobre tu vientre irás, y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida.
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él
te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón».
16 «A la mujer dijo: «Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto
darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará».»
17 Y a Adán dijo: «Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol
respecto del cual te di este mandato: ‘No debes comer de él’, maldito está el suelo por tu
causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida.
18 Y espinos y cardos haré crecer para ti, y tendrás que comer la vegetación del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste
tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás».
20 Después de esto Adán llamó a su esposa por nombre Eva, porque ella tenía que llegar a ser
la madre de todo el que viviera.
En este mito podemos destacar un dios omnisciente, omnipotente, que ofrece un camino
para el crecimiento y la vida, con un solo mandato. En ese contexto emerge la curiosidad
frente a lo prohibido, el desafío respecto al conocimiento, pues es deseado por la
posibilidad de libertad que otorga conocer la propia necesidad, en tanto modificar la
experiencia emocional de carencia impulsa la inquietud por saber. Siendo, a la vez temible,
pues, revela nuestra finitud, por ende, la aceptación y conciencia de la falta y de la
incompletud. Consecuentemente sobreviene el castigo, concretamente, comer el fruto del
árbol del conocimiento, trae aparejado el ser expulsados del paraíso y con ello volverse
mortales. Al poder ver –vínculo C– Adán y Eva, sienten vergüenza al encontrarse desnudos
o hacer lo que no debían, que es la experiencia emocional que los delata, y junto a ella se
instaura el saber. En «Aprendiendo de la experiencia» advertimos que el no saber es el
paraíso, el edén, así como conocimos el dolor de conocer.
Por lo tanto, comer-aprender, sabiendo que no son inmortales conducirá al hombre a
intentar vencer la muerte a través de su producción, de su creación, de su realización, como
vías de trascendencia.
Dios no quería que el hombre supiera, mientras no cuestionara su existencia sería inmortal.
La vergüenza, el miedo al ridículo, el castigo y la culpa resultantes poseen un componente
ligado al narcisismo que se dramatiza en el mito. Incluso la seducción de la serpiente
invoca el narcisismo en juego: «seréis como dioses». En fin, conocer es renunciar a la
eternidad, que más allá de las intuiciones bionianas, y su intransmisible e inefable
capacidad empática, se encuentra presente en el desarrollo cultural, que nace como
expresión científica con la filosofía, y aún antes a través del mito.
En suma, desde el punto de vista del narcisismo, conocer es cambiar, es separarse, implica
un dolor, es aceptar la discontinuidad, la finitud. Potencialmente el hombre se beneficia,
pues pensar es testimonio de aprehender y aprehender es discriminarse. Así, «el sentimiento
de verdad» testifica la necesidad de aprender al desear conocer, conquistando la capacidad
de vivenciar la correlación que subyace a la experiencia emocional con el objeto que
despierta amor y odio a la vez. Bion llama compromiso con la verdad a la presencia de
simpatía, respeto y valoración por la misma y señala que en el mejor de los casos es
una «tendencia hacia...». Precisamente, «verdad», etimológicamente significa «voy
hacia», por lo tanto, el universo simbólico nos une y nos separa de la verdad.
Resumen
El propósito de este artículo intenta arrojar luz en torno a los avatares de lo vincular, en
especial en lo que constituye al acto pedagógico, a fin de comprender la hondura que
encierra y despliega el acto humano de conocer-desconocer. El mismo se aborda desde la
teoría bioniana, bordeando las peripecias del sujeto en su vínculo con el conocimiento
inspirado en el mito de Adán y Eva. Asimismo, se intenta esbozar sus implicancias en el
proceso de subjetivación y la posibilidad de creación de nuevos sentidos.
Bibliografía
BION, W. R., Volviendo a pensar, (1962), Ed. Horme, Buenos Aires, 1972.
————— Aprendiendo de la experiencia, (1962). Ed. Paidós, México, 1° reimp. 1987.
————— Elementos de psicoanálisis, (1963), Ed. Horme, Buenos Aires, 2° edición, 1988.
————— Transformaciones. Del aprendizaje al crecimiento, (1965), Ed. Centro Editor
de América Latina, Buenos Aires, 1968.
————— La Tabla y la Cesura, (1977), Ed. Gedisa, Buenos Aires, 1987.
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(*) Este símbolo lo diseñé pensado que condensa los dos destinos posibles del sujeto frente a la
capacidad o no de tolerar la frustración. Bion dice 1+1= 3, ¥ mundo vincular, si hay amor. El
círculo en diversas culturas y especialmente en la antigüedad griega posee dos connotaciones, por
un lado, el eterno retorno de lo mismo, lo que daría cuenta de la patología (pulsión de muerte); y
por el otro, símbolo de lo infinito, pues, en el mismo no existe ni comienzo ni fin, lo cual
sintetizaría el desarrollo trófico del sujeto, es decir, conocimiento, crecimiento, creatividad,
pensamiento –pensar– pensador. Asimismo esto dependerá del interjuego en el seno de un vínculo,
de los elementos y la función a y de los elementos b.
BLEICHMAR, S., La subjetividad en riesgo, Ed, Topía, Buenos Aires, 2005.
CAMPBELL, J., El poder del mito, Ed. Emecé, Barcelona, 1996.
COROMINAS, J., Breve Diccionario etimológico, Ed. Gredos, Madrid, 1975.
GARBARINO, M. FREIRE DE, Mirando desde Bion, Ed. Roca Viva, Montevideo, 1993.
GRINBERG, L. SOR, Y TABAK DE BIANCHEDI, Nueva introducción o las ideas de
Bion, Julián Yébenes, Madrid, 1991.
Notas
El destacado en negrita me pertenece.
Rob Gonsalves, pintor canadiense de realismo mágico. Nació en Toronto, Canadá en 1959.
Influenciado por Dalí pretende aunar en una imagen la realidad y la imaginación. Lo cierto
es que su trabajo es inquietantemente increíble: en el persisten los mundos que solemos ver
en sueños. Es un estilo surrealista que mezcla mayoritariamente el trabajo de Magritte con
el de MC Escher.
Palabras claves: conocimiento-desconocimiento; subjetivación; Bion; mito.
(*) Sheila Asteggiante, Psicóloga y Profesora de Filosofía egresada del IPA, Montevideo,
Uruguay.
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