EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DEL CONCURSO SOBRE LAS ACCIONES INDIVIDUALES, LOS CRÉDITOS Y LOS CONTRATOS VALLADOLID, 9 DE OCTUBRE DE 2014 MANUEL GARCÍA SANZ SUMARIO 1ª PARTE: INTRODUCCIÓN: LA INTEGRACIÓN DE LOS ACREEDORES EN LA MASA PASIVA I. LAS MASAS ACTIVA Y PASIVA DEL CONCURSO: PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD II. LA FORMACIÓN DE LA MASA PASIVA III. CRÉDITOS CONCURSALES Y CRÉDITOS CONTRA A MASA III.I. LOS CRÉDITOS DEL ARTÍCULO 84.2 LC III.II.- EL PAGO DE LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA III.III.- RECLAMACIÓN DE LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA IV. CONCURSO DE PERSONA CASADA: CRÉDITOS DEL CÓNYUGE DEL CONCURSADO 2º PARTE: EFECTOS INDIVIDUALES DEL CONCURSO SOBRE LAS ACCIONES I. LA COMPETENCIA DEL JUEZ DEL CONCURSO II. EFECTOS SOBRE JUICIOS DECLARATIVOS II.I. EFECTOS SOBRE LOS NUEVOS JUICIOS DECLARATIVOS A) EJERCICIO DE ACCIONES CONTRA EL CONCURSADO UNA VEZ DECLARADO EL CONCURSO B) EJERCICIO DE ACCIONES POR EL CONCURSADO UNA VEZ DECLARADO EL CONCURSO 1) CASO DE INTERVENCION DE FACULTADES DE ADMINISTRACIÓN Y DISPOSICIÓN 2) CASO DE SUSPENSION DE FACULTADES DE ADMINISTRACIÓN Y DISPOSICIÓN C) ACCIÓN SUBSIDIARIA DE LOS ACREEDORES II.II. EFECTOS DEL CONCURSO SOBRE LOS JUICIOS DECLARATIVOS EN TRÁMITE A) REGLA GENERAL: CONTINUACIÓN DE LOS JUICIOS DECLARATIVOS B)ESPECIALIDADES DE LOS PROCESOS MONITORIO Y CAMBIARIO 1) PROCEDIMIENTO MONITORIO 2) JUICIO CAMBIARIO C) REPRESENTACION Y DEFENSA DE CONCURSADO II.III. ACCIONES CONTRA PERSONAS DISTINTAS DEL CONCURSADO: A) ACCIONES DE RESPONSABILIDAD CONTRA LOS ADMINISTRADORES SOCIEDAD CONCURSADA B) ACCIONES CONTRA LOS SOCIOS DE LA SOCIEDAD CONCURSADA C) ACCION DEL ART. 1597 III. EFECTOS SOBRE LAS EJECUCIONES Y APREMIOS III.I.- REGLA GENERAL: PROHIBICIÓN DE INICIO SUSPENSIÓN DE LAS QUE ESTEN EN TRÁMITE DE NUEVAS DE EJECUCIONES LA Y III.II.- EXCEPCIONES: LAS EJECUCIONES SEPARADAS A) PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS DE EJECUCIÓN, EJECUCIONES LABORALES B) EJECUCIÓN DE GARANTÍAS REALES III.III. LOS EFECTOS DEL “PRECONCURSO” SOBRE LAS EJECUCIONES INDIVIDUALES A) COMUNICACION DE NEGOCIACIONES: EL PRECONCURSO B) PROBLEMÁTICA DE LA PARALIZACIÓN EJECUCIONES JUDICIALES EN FASE PRECONCURSAL IV. SUPUESTOS QUE SE PLANTEAN EN LA DELIMITACION DE COMPETENCIAS ENTRE EL JUEZ DEL CONCURSO Y EL DE PRIMERA INSTANCIA IV.I.- ACUMULACIÓN DE ACCIONES IV.II.- LA RECONVENCIÓN IV.III.- EJERCICIO DE ACCIONES DESPUÉS DEL CONVENIO IV.IV.- EL JUICIO DE DESAHUCIO 3ª PARTE: CRÉDITOS EFECTOS DEL CONCURSO EN RELACIÓN CON LOS I. PROHIBICIÓN DE COMPENSACIÓN DE CRÉDITOS (ART. 58) I.I) CRÉDITOS AFECTADOS POR LA PROHIBICIÓN MOMENTO EN QUE PUEDE HACERSE VALER LA COMPENSACIÓN II. SUSPENSIÓN DEL DEVENGO DE INTERESES (ART. 59) II.I) DEVENGO Y PAGO DE INTERESES TRAS LA DECLARACION DE CONCURSO II.II) EXCEPCIONES: CRÉDITOS CON GARANTÍA REAL Y CRÉDITOS SALARIALES III. SUSPENSIÓN DEL DERECHO DE RETENCIÓN IV. INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN IV.I) ACCIONES CONTRA EL DEUDOR CONCURSADO, DEUDORES SOLIDARIOS, AVALISTAS O FIADORES IV.II) ACCIONES CONTRA SOCIOS, ADMINISTRADORES, LIQUIDADORES Y AUDITORES DE LA PERSONA JURÍDICA CONCURSADA. V. EFECTOS SOBRE LOS CRÉDITOS COMO CONSECUENCIA DE LA APERTURA DE LAS FASE DE CONVENIO Y LIQUIDACIÓN 4ª PARTE: EFECTOS EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS I.- CONTINUACIÓN CONCURSO DE LOS CONTRATOS VIGENTES AL TIEMPO DE DECLARARSE EL II.- RESOLUCIÓN DE LOS CONTRATOS CON OBLIGACIONES RECÍPROCAS III.- LOS CONTRATOS DE TRABAJO III.I.- EXPEDIENTES DE REGULACIÓN DE EMPLEO ANTE EL JUEZ DEL CONCURSO III.II.- CONTRATOS DE PERSONAL DE ALTA DIRECCIÓN IV.- CONTRATOS CON LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS V.- FACULTADES DE REHABILITACIÓN DEL ADMINISTRADOR V.I.- REHABILITACIÓN DE CRÉDITOS V.II.- REHABILITACIÓN DE CONTRATOS DE ADQUISICIÓN DE BIENES CON PRECIO APLAZADO (art. 69 L.C.) V.III.- ENERVACIÓN DE LOS DESAHUCIOS INTRODUCCIÓN: LA INTEGRACIÓN ACREEDORES EN LA MASA PASIVA DE LOS REGULACIÓN: art. 49 “1. Declarado el concurso, todos los acreedores del deudor, ordinarios o no, cualquiera que sea su nacionalidad y domicilio, quedarán de derecho integrados en la masa pasiva del concurso, sin más excepciones que las establecidas en las leyes. 2. En caso de concurso de persona casada en régimen de gananciales o cualquier otro de comunidad de bienes, se integrarán en la masa pasiva los créditos contra el cónyuge del concursado, que sean, además, créditos de responsabilidad de la sociedad o comunidad conyugal”. I.- LAS MASAS ACTIVA Y PASIVA DEL CONCURSO: PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD Conforme establece el art 21.2 de la Ley Concursal, el auto de declaración de concurso producirá sus efectos de inmediato y será ejecutivo aunque no sea firme, con lo que desde el momento mismo de dictarse dicha resolución comienzan a producirse los efectos contemplados en el Título III de la Ley Concursal, que lleva por rúbrica “De los efectos de la declaración de concurso”. En dicho se nombrará al administrador concursal y se acordará lo procedente sobre el alcance de la declaración del concurso en relación con el ejercicio por parte del deudor de sus facultades de administración y disposición sobre su patrimonio, pudiendo acordase bien la intervención, en cuyo caso conservará el deudor tales facultades bajo la fiscalización de la Administración concursal (mediante su autorización o conformidad), o bien la suspensión de dichas facultades, siendo sustituido por la Administración concursal. Respecto de los acreedores, el efecto fundamental que produce la declaración del concurso es la integración de todos los acreedores en la masa pasiva del mismo, de tal manera que a partir de dicho momento tales créditos, una vez reconocidos por la Administración concursal, sólo podrán ser satisfechos a través del propio proceso concursal, bien mediante el cumplimiento del convenio que puedan alcanzar el deudor y los acreedores, bien a través de la liquidación del patrimonio del deudor, en caso de que no llegue a aprobarse el convenio o este fuere incumplido. Tal efecto viene regulado en el artículo 49 de la Ley Concursal, en cuya virtud declarado el concurso todos los acreedores del deudor quedarán de derecho integrados en la masa pasiva del concurso, sin más excepciones que las establecidas en las leyes, reflejando así el principio de universalidad del concurso en relación con la masa pasiva, al igual que hace el artículo 76 de la Ley Concursal en relación con la masa activa, al señalar que la masa activa del concurso todos los bienes y derechos integrados en el patrimonio del deudor y todos lo que se reintegren y adquieran con posterioridad, excluyéndose los bienes y derechos de carácter inembargable (arts. 76.2 LC y 605 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil). Se contraponen así en la Ley Concursal los conceptos de masa activa (bienes y derechos del concursado) y pasiva (créditos contra el concursado)del concurso. II.- LA FORMACIÓN DE LA MASA PASIVA Declarado el concurso se abre la fase común del mismo, que está fundamentalmente dirigida a la elaboración por parte del administrador concursal del inventario de los bienes y derechos que integran la masa activa, y la lista de acreedores que constituyen su masa pasiva. Para ello, lo acreedores deberán comunicar su crédito a la Administración concursal en el plazo de un mes desde el día siguiente a la publicación del concurso en el BOE (arts. 85.1 y 21.1.5º LC), estableciéndose por tanto un sistema de autotutela, en el sentido de que han de ser los propios acreedores los que insinuen sus créditos en el concurso, aunque el art. 21.4 de la Ley Concursal impone igualmente al administración concursal la carga de “circularizar” a los posible acreedores la existencia del concurso y el deber de comunicar los créditos, pero en cualquier caso el plazo para la comunicación se computa desde la publicación en el BOE, no desde que los acreedores reciben dicha comunicación individualizada de la administración concursal. La comunicación a la administración concursal deberá realizarse mediante la remisión al domicilio designado al efecto o a la dirección de correo electrónico del administrador concursal de un escrito firmado por el acreedor con el contenido que se expresa en el artículo 85 LC. No todos los créditos necesariamente han de ser comunicados para su incorporación a la lista de acreedores, pues la administración concursal ha de pronunciarse igualmente en relación con los créditos “que resultaren de los libros y documentos del deudor o por cualquier otra razón constaren en el concurso” (art. 86.1 LC), es decir, créditos que pueden no haber sido comunicados pero de los que el administrador concursal tiene conocimiento por constar en la documentación del deudor o en el concurso, como ocurre por ejemplo en los casos de concursos necesarios, iniciados a instancia de un acreedor, respecto de los créditos invocados y documentados en la solicitud del acreedor, aunque después no fueren comunicados. El administrador concursal decidirá a continuación sobre la inclusión o exclusión en la lista de acreedores de los créditos comunicados y los que constaren en la documentación del deudor, apotando en relación con cada uno de ellos la decisión que estime conveniente. Sin embargo, en el artículo 86.2 la Ley Concursal establece una serie de créditos cuyo reconocimiento se impone con carácter obligatorio a la administración concursal, sin que pueda por tanto entrar a valorar la existencia, cuantía o exigibilidad de los mismos. Dichos créditos son los siguientes: a) créditos que consten por laudo o por resolución procesal, aunque no fueran firmes, b) los que consten en documento con fuerza ejecutiva, c) los reconocidos por certificación administrativa, d) los asegurados con garantía real inscrita en registro público, e) los créditos de los trabajadores cuya existencia y cuantía resulten de los libros y documentos del deudor o por cualquier otra razón consten en el concurso. Los créditos del art. 86.2 deben incluirse necesariamente si han sido comunicados, y por la cuantía recogida en la comunicación. Cuestión distinta es la clasificación de dichos créditos, extremo este sobre el que la administración concursal no está vinculada por el contenido de la comunicación (en este sentido la [sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona (Secc. 15) de ocho de julio de 2009). La administración concursal no se limita al reconocimiento de los créditos, sino que una vez reconocidos debe a continuación pronunciarse sobre su clasificación, incluyéndolos dentro de alguna de las categorías de créditos a las que se refiere el artívulo 89 de la Ley Concursal: los créditos privilegiados, bien con privilegio especial cuando afecta a determinados bienes, o con privilegio general si afecta a todo el patrimonio, los créditos ordinarios y, finalmente, los créditos subordinados. Los artículos 90, 91 y 92 regulan, respectivamente, los créditos con privilegio especial, con privilegio general y los subordinados, siendo ordinarios todos aquellos que no puedan incluirse en ninguno de los anteriores grupos. Todos los créditos reconocidos por el administrador concursal se incluirán en a lista provisional de acreedores con la clasificación que corresponda, lo que determinará el orden del pago de dichos créditos en el concurso. Presentados los textos provisionales de la lista de acreedores (y del inventario) por el administrador concursal, pueden los disconformes con la decisión adoptada sobre el reconocimiento o clasificación de los créditos impugnar la misma, a través del correspondiente incidente concursal. Resueltos tales incidentes por el juez del concurso el administrador concursal elaborará la lista definitiva de los acreedores que van a integrar la masa pasiva del concurso, la cual ya no podrá ser modificada salvo en los supuestos excepcionales previstos en la propia Ley Concursal (art. 97.3). Una vez transcurrido el plazo para la comunicación de los créditos, los acreedores podrán igualmente insinuarlos hasta el momento de la presentación de los textos definitivos por la administración concursal, si bien en este caso los créditos comunicados tardíamente sólo podrán ser reconocidos como créditos de carácter subordinado (art 96.bis LC), salvo que el acreedor justifique no haber tenido antes conocimiento de su existencia, en cuyo caso se recobocerán con la clasificación que corresponda. Lo que no dice a Ley Concursal es si el desconocimiento previo del deudor se refiere a la existencia del proceso concursal o a la existencia del crédito, siendo lógico suponer que alude a estos último, (en este sentido la sentencia de 18 de febrero de 2013 del JM n.º 1 de Oviedo).. Los créditos que no hayan sido comunicados en el momneto de la presentación de los textos definitivos no podrán integrar ya la lista de acreedores, y por lo tanto quedan fuera del concurso, no pudiendo abonarse con cargo a la masa en caso de liquidación, y no pudiendo tales acreedores votar en la junta sobre la propuesta de convenio, aunque si éste es aprobado el contenido del mismo les vinculará, conforme al art. 134 LC. Ese es, a grandes rasgos, en la Ley Concursal para del concurso (arts. definitivamente integrada en la lista. el procedimiento que se articula la formación de la masa pasiva 85 y siguientes), estando por los acreedores que constan III.- CRÉDITOS CONCURSALES Y CRÉDITOS CONTRA LA MASA Ahora bien, aunque el artículo 49 de la Ley Concursal no lo diga expresamente, no todos los créditos contra el concursado integran la masa pasiva, quedando fuera por su propia naturaleza, los denominados créditos contra la masa, distintos por tanto a los créditos concursales, es decir, los crédito que integran la masa pasiva. Así lo establece claramente el art. 84.1 LC, que al señalar que “constituyen la masa pasiva los créditos contra el deudor común que conforme a esta Ley no tengan la consideración de créditos contra la masa”. El origen de esta categoría, créditos contra la masa, se encuentra en la legislación anterior, tratándose de deudas contraídas durante la tramitación del concurso que debían satisfacerse en todo caso y fuera del propio procedimiento concursal, como deudas separables de la masa del concurso. Los créditos contra la masa son los establecidos en el art. 84.2 de la Ley Concursal, es decir, en síntesis, los créditos por salarios por trabajo correspondientes a los 30 días anteriores a la declaración de concurso, dentro de los límites legales, costas y gastos judiciales, créditos por alimentos del deudor o derivados de la continuidad de su actividad empresarial o profesional, y los que deriven de obligaciones contraídas por la Administración concursal. Bajo la vigente regulación los créditos contra la masa reúnen dos notas características: a) Extraconcursalidad, en la medida de que quedan al margen de las soluciones del concurso (convenio o liquidación), y en términos generales de los efectos que la declaración del concurso conlleva para los créditos concursales: así, no es exigible que tales créditos se comuniquen en el plazo establecido para los créditos concursales(art. 85), por el contrario en cualquier momento del concurso tales créditos pueden ser comunicados al administrador concursal, pudiendo impugnarse la decisión de éste de no reconocerlos, o directamente puede el acreedor interponer un incidente concursal para el reconocimiento de dicho crédito; no les alcanza la prohibición de compensación (art. 58) y devengan intereses (art. 59) ni entran en la lista de acreedores, sino en una relación separada; b) Prededucibilidad, lo que significa que se han de satisfacer a su vencimiento (art.84) y, en todo caso, antes que los créditos concursales, que solo lo serán cuando se apruebe el convenio o se practique la liquidación; no estando afectados por la prohibición de ejecución separada (art. 55), aunque en el art. 84.4 LC se establece una limitación temporal, pues no podrá iniciarse la ejecución hasta que se apruebe el convenio, se abra la liquidación o transcurra un año desde la declaración del concurso son que se haya producido la aprobación del convenio o la apertura de la liquidación; Por lo tanto los créditos contra la masa no integran la masa pasiva del concurso. El resto, los concursales, integran la misma y quedan afectos a las vicisitudes del procedimiento concursal, salvo las excepciones establecidas en las leyes, como señala el propio artículo 49.1, supuestos en los que se permite que ciertos créditos se satisfagan fuera del concurso, mediante la ejecución separada de los mismos. La propia Ley Concursal establece varias de estas excepciones. Así, el art. 76.3 de la Ley Concursal se refiere a los créditos privilegiados sobre buques y aeronaves, pudiendo los acreedores separar estos bienes de la masa activa del concurso mediante el ejercicio, en el plazo de un año, de las acciones correspondientes previstas en su legislación específica-. Otras excepciones son el posible inicio o continuación de ejecuciones separadas de créditos con garantía real sobre bienes del concursado, conforme al art 56 LC, o la continuación, fuera del concurso, de procedimientos administrativos de ejecución y las ejecuciones laborales (art. 55). III.I. LOS CRÉDITOS DEL ARTÍCULO 84.2 LC Como se ha dicho los créditos contra la masa vienen regulados fundamentalmente en el art. 84.2 de la Ley Concursal, pero los recogidos en dicho preceptos no son los únicos, pues a lo largo de la Ley Concursal se hace referencia a otros no incluidos. que regula los siguientes: En concreto, en los doce apartados del artículo 84.2 se recogen los siguientes créditos contra la masa: 1.- CRÉDITOS POR SALARIOS Art. 84.2.1º “Los créditos por salarios por los últimos treinta días de trabajo efectivo anteriores a la declaración de concurso y en cuantía que no supere el doble del salario mínimo interprofesional”. Se trata de créditos contra la masa que reúnen dos características, de un lado son anteriores a la declaración de concurso, por ello se les denomina “superprivilegiados”, y de otro lado la Ley Concursal en el art. 84.3 potencia el pago de los mismos, pues a diferencia de los restantes créditos contra la masa, que han de satisfacerse a sus respectivo vencimientos conforme a dicho artículo, lo créditos salariales han de satisfacerse de manera inmediata La reforma de la Ley Concursal operada por la Ley 38/2011 introdujo el término “efectivo” en este artículo, lo que ha puesto fin a las discusiones doctrinales en torno a estos créditos: tendrán tal consideración los últimos créditos salariales devengados antes de la declaración de concurso, excluyéndose los “salarios de tramitación”. 2.- COSTAS Y GASTOS JUDICIALES NECESARIOS PARA EL CONCURSO Art. 84.2.2º “Los de costas y gastos judiciales necesarios para la solicitud y la declaración de concurso, la adopción de medidas cautelares, la publicación de las resoluciones judiciales previstas en esta Ley, y la asistencia y representación del concursado y de la administración concursal durante toda la tramitación del procedimiento y sus incidentes, cuando su intervención sea legalmente obligatoria o se realice en interés de la masa, hasta la eficacia del convenio o, en otro caso, hasta la conclusión del concurso, con excepción de los ocasionados por los recursos que interpongan contra resoluciones del juez cuando fueren total o parcialmente desestimados con expresa condena en costas”. Se trata de las costas y gastos que se generan dentro del propio procedimiento concursal y que resultan imprescindibles para su continuación, (aunque no se incluyen en este apartado los honorarios de la administración concursal) por lo que solo serán créditos contra la masa tales gastos y costas cuando sean “necesarios” o, tratándose de gastos de asistencia y representación de la administración concursal o del concursado, cuando “su intervención sea legalmente obligatoria o se realice en interés de la masa”. Se establece un límite temporal, pues solo se incluyen tales gastos y costas se generen hasta la eficacia del convenio (aprobación del convenio) o, en otro caso, hasta la conclusión del concurso. 3.- COSTAS Y GASTOS GENERADOS EN JUICIOS EN INTERES DE LA MASA Art. 84.2.3º “Los de costas y gastos judiciales ocasionados por la asistencia y representación del deudor, de la administración concursal o de acreedores legitimados en los juicios que, en interés de la masa, continúen o inicien conforme a lo dispuesto en esta Ley, salvo lo previsto para los casos de desistimiento, allanamiento, transacción y defensa separada del deudor y, en su caso, hasta los límites cuantitativos en ella establecidos”. 4.- ALIMENTOS Art. 84.2.4º “Los de alimentos del deudor y de las personas respecto de las cuales tuviera el deber legal de prestarlos, conforme a lo dispuesto en esta Ley sobre su procedencia y cuantía así como, en toda la extensión que se fije en la correspondiente resolución judicial posterior a la declaración del concurso, los de los alimentos a cargo del concursado acordados por el juez de primera instancia en alguno de los procesos a que se refiere el título I del libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Tendrán también esta consideración los créditos de este tipo devengados con posterioridad a la declaración del concurso cuando tengan su origen en una resolución judicial dictada con anterioridad”. Se refiere este precepto, en primer lugar, a los alimentos del deudor, su cónyuge o pareja de hecho, y descendientes bajo su potestad, que el concursado tiene derecho a percibir con cargo a la masa. Tales alimentos se fijan por la administración concursal, en caso de intervención, o por el juez, en caso de suspensión, atendiendo a las las efectivas necesidades y a la disponibilidad de la masa activa, debiendo tenerse en cuenta en todo caso que el concursado dispondrá de los ingresos que procedan en la parte que se declara inembargable por los arts. 605 y siguientes de la Ley Concursal, ya que los mismos no forman parte de la masa activa, conforme al art. 76.2 Si los alimentos hubieran sido fijados por el correspondiente juez de primera instancia, tendrán también la consideración de créditos contra la masa, incluso si la resolución judicial es anterior, en cuyo caso solo serán créditos contra la masa los vencidos con posterioridad a la declaración de concurso. Respecto de las restantes personas que pudieran tener derecho a percibir alimentos del concursado, distintos de su cónyuge, pareja de hecho, y descendientes bajo su potestad, solo podrán obtenerlos con cargo a la masa si no pudieren percibirlos de otras personas legalmente obligadas a prestárselos y hubieran ejercitado la acción de reclamación en el plazo de un año, correspondiendo al juez del concurso resolver sobre la procedencia de tales alimentos y su cuantía. Además, relación con los alimentos a favor de tercero a cargo del concursado que hubieran sido declarados judicialmente antes de la declaración del concurso podrán ser moderados por el juez del concurso, determinando que parte se satisfarán con cargo a la masa, teniendo la parte restante la consideración de créditos concursal ordinario, con lo que nos encontraos ante la posibilidad de créditos postconcursales de naturaleza concursal. 5.- GASTOS DERIVADOS DE LA ACTIVIDAD DEL CONCURSADO Art. 84.2.5º “Los generados por el ejercicio de la actividad profesional o empresarial del deudor tras la declaración del concurso, incluyendo los créditos laborales, comprendidas en ellos las indemnizaciones de despido o extinción de los contratos de trabajo, así como los recargos sobre las prestaciones por incumplimiento de las obligaciones en materia de salud laboral, hasta que el juez acuerde el cese de la actividad profesional o empresarial, o declare la conclusión del concurso. Los créditos por indemnizaciones derivadas de extinciones colectivas de contratos de trabajo ordenados por el juez del concurso se entenderán comunicados y reconocidos por la propia resolución que los apruebe, sea cual sea el momento”. Se trata de los gastos que tienen su origen en la continuación de la actividad profesional o empresarial del deudor una vez declarado el concurso, incluyendo los créditos laborales. La reforma de la Ley 38/2011 modificó este precepto, señalando como límite temporal el momento del cese de la actividad o la conclusión del concurso. Con anterioridad se fijaba como límite el momento de la aprobación del convenio, con lo que se discutía si los créditos generados por la actividad del deudor con posterioridad a tal momento en caso de incumplimiento del convenio, y consiguiente apertura de la liquidación, tenían la consideración de créditos concursales o contra la masa. La vigente redacción parece despejar dudas, siendo créditos contra la mas todos los posteriores a la declaración del concurso hasta su conclusión. Se incluyen en este apartado los créditos laborales, es decir, tanto los salariales como las indemnizaciones. siempre y cuando el despido o la extinción se produzca con posterioridad a la declaración del concurso. Por contra si el despido o la extinción tiene su origen antes de la declaración del concurso nos hallaríamos ante créditos concursales, aunque las indemnizaciones se puedan fijar por resolución judicial posterior a la declaración de concurso, pues en el caso de despido la posterior sentencia no es constitutiva, produciendo el despido efectos constitutivos por sí mismo, y respecto de la extinción porque se produciría por causas anteriores a la declaración de concurso y el crédito no nace por el ejercicio de la actividad profesional o empresarial tras la declaración de concurso. Así se manifiestan, entre otras, las sentencias del J. Mercantil nº1 de Málaga de 14 de febrero de 2006, del J. Mercantil nº 5 de Madrid de 29 de enero de 2007, J. Mercantil nº1 de Oviedo de 28 de enero de 2008 y J. Mercantil nº1 de Palma de Mallorca de 6 de enero de 2007. Por contra otras resoluciones consideran que en el caso de que la indemnización se fije tras la declaración de concurso, incluso aunque el derecho existiera con anterioridad, tendrá la consideración de crédito contra la masa (en este sentido la sentencia de la Audiencia Provincial de Vizcaya de 24 de junio de 2008. Particular mención merece el supuesto del despido declarado improcedente por resolución judicial posterior a la declaración del concurso, pues de conformidad con el artículo 56 del Estatuto de los Trabajadores el empresario debe optar por la readmisión o por la indemnización, y el mismo artículo en su apartado 3 establece que en caso de falta de opción se entiende que procede la readmisión, pero en cualquier caso nos hallaríamos ya ante actos del empresario posteriores a la declaración del concurso, lo que determinaría la calificación de crédito contra la masa, salvo en el supuesto de que el empresario haya utilizado la facultad de reconocer la improcedencia del despido, conforme al artículo 56.2 ET, pues en este caso la sentencia fijará la indemnización y no habrá actuación posterior, a la declaración de concurso. En este sentido, la reciente Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de julio de 2014 señala que “Procede fijar como doctrina jurisprudencial, ajustada a los términos en que está planteado el litigio y el recurso de casación, la siguiente: el art. 84.2.5º de la Ley Concursal debe interpretarse en el sentido de que es crédito contra la masa la indemnización por despido improcedente correspondiente a la extinción de la relación laboral acordada con posterioridad a la declaración de concurso por la no readmisión del trabajador y los salarios de tramitación correspondientes al periodo posterior a dicha declaración de concurso, aunque el despido fuera acordado con anterioridad a la declaración de concurso. Son créditos concursales los salarios de tramitación correspondientes al periodo anterior a la declaración de concurso, con privilegio general dentro de los límites previstos en el art. 91.1 de la Ley Concursal”. 6.- CRÉDITOS DERIVADOS DE CONTRATOS CON OBLIGACIONES RECÍPROCAS Art. 84.2.6º prestaciones obligaciones continúen en obligaciones resolución concursado”. “Los que, conforme a esta Ley, resulten de a cargo del concursado en los contratos con recíprocas pendientes de cumplimiento que vigor tras la declaración de concurso, y de de restitución e indemnización en caso de voluntaria o por incumplimiento del Se refiere este precepto a los créditos derivados de los contratos con obligaciones recíprocas nacidos con posterioridad a la declaración de concurso, siempre que de tales contratos hayan derivado obligaciones recíprocas y estén pendientes de cumplimiento para ambas partes, así como los créditos derivados de la resolución de tales contratos una vez declarado el concurso, de conformidad con lo establecido en los artículos 61 y 62 de la Ley Concursal. 7.- PAGO DE CRÉDITOS CON REALIZACIÓN DE BIENES AFECTOS PRIVILEGIO ESPECIAL SIN Art. 84.2.7º “Los que, en los casos de pago de créditos con privilegio especial sin realización de los bienes o derechos afectos, en los de rehabilitación de contratos o de enervación de desahucio y en los demás previstos en esta Ley, correspondan por las cantidades debidas y las de vencimiento futuro a cargo del concursado”. Estos supuestos se contemplan en los artículos 155.2, 69 y 70 de la Ley Concursal. 8.- DEVOLUCIÓN CONCURSAL DE PRESTACIONES EN CASO DE RESCISIÓN Art. 84.2.8º “Los que, en los casos de rescisión concursal de actos realizados por el deudor, correspondan a la devolución de contraprestaciones recibidas por éste, salvo que la sentencia apreciare mala fe en el titular de este crédito”. Se refiere este número al supuesto de estimación de una acción rescisoria, debiendo restituirse los demandados sus respectivas prestaciones, teniendo la del concursado el carácter de crédito contra la masa, salvo que se aprecie mala fe en el acreedor, en cuyo caso su crédito tendrá la consideración de subordinado, conforme al art. 73.3 de la Ley Concursal. 9.- OBLIGACIONES CONTRAÍDAS DURANTE EL PROCEDIMIENTO Art. 84.2.9º “Los que resulten de obligaciones válidamente contraídas durante el procedimiento por la administración concursal o, con la autorización o conformidad de ésta, por el concursado sometido a intervención”. Se contiene en este apartado una referencia genérica a cualesquiera obligaciones contraídas durante el concurso por la administración concursal o por el concursado con su autorización o conformidad, distintas a las comprendidas en los restantes apartados, por ejemplo, el relativo a los créditos derivados de la continuación profesional o empresarial del deudor. Cabe preguntarse que calificación merecen las obligaciones contraidas durante el concurso cuando han sido contraídas por el concursado en caso de suspensión de sus facultados patrimoniales, o sin la autorización o conformidad de la administración concursal en caso de intervención. Nos hallaremos en estos casos ante contratos anulables, para lo cual habrá que ejercitar la acción correspondiente a través del incidente concursal. En caso contrario deberá responder la masa de tales obligaciones. 10.- OBLIGACIONES NACIDAS DE LA LEY O DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Art. 84.2.10º. “Los que resulten de obligaciones nacidas de la Ley o de responsabilidad extracontractual del concursado con posterioridad a la declaración de concurso y hasta la conclusión del mismo”. Con anterioridad a la reforma de 2011 el limite temporal se fijaba hasta la sentencia por la que se aprobaba el convenio, lo que se ha eliminado por la reforma, por lo que tales créditos continuarán teniendo la consideración de créditos contra la masa hasta la conclusión del concurso. El TS ha reiterado desde la sentenciade 29 de septiembre de 2009) que los créditos tributarios (IVA IRPF, IAE) será crédito contra la masa o concursal atendiendo al momento de devengo, no de la liquidación. El mismo criterio es aplicable a las sanciones, en las que habrá que estar al momento en el que se produce el hecho determinante de la sanción (SAP Alicante, secc. 8ª, dede tres de mayo de 2007) 11.- INGRESOS DE TESORERIA EN EL MARCO DE UN ACUERDO DE REFINANCIACIÓN O CONVENIO (FRESH MONEY) Art. 84.2.11º “El cincuenta por ciento de los créditos que supongan nuevos ingresos de tesorería y hayan sido concedidos en el marco de un acuerdo de refinanciación, en las condiciones previstas en el art. 71.bis o en la Disposición Adicional 4ª En caso de liquidación, los concursado en el marco de un dispuesto en el art. 100.5. créditos convenio concedidos conforme a Esta clasificación no se aplica a los tesorería realizados por el propio deudor o especialmente relacionadas a través de una aumento de capital, préstamos o actos finalidad”. al lo ingresos de por personas operación de con análoga El primer párrafo hace referencia a los ingresos de tesorería por un acuerdo de refinanciación, conforme al art- 71.6, intentándose estimular tales nuevos ingresos mediante la calificación de tales créditos como créditos contra la masa en un 50% y como créditos con privilegio general en el potro 50%, para el caso de que con el acuerdo de refinanciación no se consiga finalmente superar la situación de insolvencia. El cualquier caso solo gozará de esta preferencia el acreedor que hubiera aportado liquidez con nuevas aportaciones de tesorería (“dinero nuevo”). El segundo párrafo alude al supuesto concedidos al concursado para financiar viabilidad en un convenio, reconociéndose contra la masa en su totalidad. de créditos el plan de como crédtos Por último, tales ingresos de tesorería solo tendrán dicha consideración si se cumple un límite de carácter subjetivo, cual es que no provengan del propio deudor o de personas especialmente relacionadas, en cuyo caso nos hallaríamos ante un crédito subordinado de conformidad con lo previsto en el artículo 92.5 de la Ley Concursal. 12.- OTROS CRÉDITOS RECONOCIDOS POR LA LEY Art. 84.2.12º “Cualesquiera otros créditos a los que esta Ley atribuya expresamente tal consideración”. El artículo 84.2 de la Ley Concursal no contiene una relación cerrada de todos los créditos contra la masa, remitiéndose a cualesquiera otros reconocidos legalmente, bien en la Ley Concursal, bien en otras leyes, como serían los honorarios de la administración concursal. III.II.- EL PAGO DE LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA Como más arriba se expuso, los créditos contra la masa se caracterizan por su extraconcursalidad y su prededucibilidad, por lo que ni están sujetos a la solución que se alcance en el concurso (convenio o liquidación) y deberán ser satisfechos, como regla general, a la fecha de sus respectivos vencimientos, como establece el artículo 84.3. Ello no significa que el pago de los créditos contra la masa no se va afectado por el concurso, pues la Ley Concursal establece determinados límites temporales para poder instar la ejecución de los mismos, y de otro lado los créditos especialmente privilegiados se abonarán en primer lugar con lo obtenido por la enajación de los bs a que afecte el privilegio. Ahora bien, han de distinguirse dos supuestos distintos, según la masa activa sea o no suficiente para el pago de todo los créditos contra la masa: 1º.- MASA ACTIVA SUFICIENTE PARA ATENDER AL PAGO DE TODOS LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA En este caso, como se dijo, los créditos contra la masa deberán satisfacerse a sus respectivos vencimientos en cualquier fase del concurso, aunque el art 84.3 de la Ley Concursal permite a la administración concursal alterar esta regla para el interés del concurso, y siempre que se presuma que la masa activa será suficientepara el pago de todos los créditos contra la masa, sin que en ningún caso puedan resultar postergados los créditos de los trabajadores, lo alimenticios ni los créditos tributarios o de la seguridad social. 2º.-MASA ACTIVA INSUFICIENTE PARA EL PAGO DE TODOS LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA En este caso, tan pronto como a la administración concursal le conste dicha circunstancia deberña comunicarlo al juez del concurso y proceder al pago de los mismos siguiendo el orden establecido en el art. 176 bis.2 de la Ley Concursal, lo que se justifica por la necesidad de atribuir una tutela especial a determinados créditos por su naturaleza. En primer lugar deberán satisfacerse los créditos imprescindibles para concluir la liquidación (dentro de los cuales muchas resoluciones judiciales incluyen los honorarios de la administración concursal correspondientes a la fase de liquidación), y a continuación se satisfarán los créditos contra la mas por el siguiente orden: 1. Los créditos salariales de los últimos 30 días de trabajo efectivo anteriores a la declaración de concurso y en cuantía que no supere el doble del salario mínimo interprofesional (es decir, el superprivilegio del artículo 84.2.1). 2. Los créditos por salarios e indemnizaciones en la cuantía que resulte de multiplicar el triple del salario mínimo interprofesional por el número de días de salario pendientes de pago (es decir, lo créditos del art 84.2.5º, pero limitando su importe). 3. Los créditos por alimentos en cuantía que no supere el salario mínimo interprofesional . 4. Los créditos concurso. por costas y gastos 5. Los demás créditos contra la masa. judiciales del Si la mas activa no fuese suficiente se para satisfacer todos los créditos de un mismo grupo ,deberá repartirse a prorrata. III.III.- RECLAMACIÓN DE LOS CRÉDITOS CONTRA LA MASA Como más arriba se expuso el acreedor que se considere titular de un crédito contra la masa podrá comunicar el mismo a la administración concursal para obtener el reconocimiento y pago del mismo, y acudir al incidente concursal en caso de denegación por la administración concursal, o bien podrá acudir directamente al incidente concursal, planteando la oportuna demanda de incidente concursal con tal fin, correspondiendo en todo caso al juez del concurso la competencia para conocer de las acciones relativas al reconocimiento y pago de los créditos contra la mas. Incluso, de no obtenerse el pago del crédito reconocido cabe la posibilidad de que el acreedor inicie ejecuciones separada, judiciales o administrativas, si bien el artículo 84.4 de la Ley Concursal establece unos límites temporales, pues tales ejecuciones no puede iniciarse hasta que se abra la fase de liquidación o se apruebe el convenio, o transcurra un año desde la declaración de concurso sin que se hayan ocurrido lo uno ni lo otro. Esta posibilidad de iniciar ejecuciones separadas para obtener el cobro de sus créditos está siendo utilizada por algunas administraciones, lo que está provocando problemas en la práctica, al seguirse ejecuciones administrativas separadas del concurso, en la que pueden acordarse el embargo de bienes del concursado, y la posibilidad cierta de que se paguen tales créditos antes que otros créditos contra la masa anteriores o preferentes. Si bien corresponde a la jurisdicción contencioso administrativa el control de la regularidad de los actos administrativos de la administración ejecutante, y la posible nulidad de dichos actos, corresponde al juez del concurso entrar a conocer de las controversias que puedan surgir en relación con los aspectos concursales de dichas ejecuciones, es decir, si el crédito que se ejecuta tiene consideración de crédito contra la masa, y si se ha respetado o no el orden de pagos que para tales créditos establecen los artículos 84 y 176 bis de la Ley Concursal, pues como señala la sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de Bilbao de 28 de noviembre de 2013 lo que no puede admitirse es que el privilegio procesal de ejecución separada lleve aparejado un privilegio sustantivo de preferencia de cobro del crédito contra la masa. Este control por parte del juez del concurso de las ejecuciones administrativas separadas de créditos contra la masa puede articularse de dos formas distintas: en primer lugar, si se considera tal ejecución incorrectamente planteada y esta no se hubiera consumado, podrá requerir de inhibición al órgano administrativo, en base a la competencia genérica que corresponde al juez del concurso para conocer de toda ejecución que se dirija contra el patrimonio del concursado conforme al artículo 8 de la Ley Concursal, planteando el correspondiente conflicto de jurisdicción ante el Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales si tal requerimiento no fuera atendido; para el caso de que la ejecución ya se hubiera consumado y se considerada que la ejecución separada estuvo incorrectamente planteada o se hubieran satisfecho créditos contra la masa vulnerando el orden legal de pagos, cabe la posibilidad de acudir al incidente concursal para instar la condena de la administración ejecutante a reintegrar lo indebidamente percibido. IV.- CONCURSO DE PERSONA CASADA: CRÉDITOS DEL CÓNYUGE DEL CONCURSADO Otra de las excepciones que establecía la Ley Concursal al principio general de integración de los créditos en la masa pasiva era la relativa a los créditos contra el cónyuge del concursado que fueran, además, créditos de la sociedad o comunidad conyugal, respecto de los cuales el art. 84.1 establecía que no integraban la masa pasiva del concurso. Este precepto era objeto de críticas por parte de la doctrina que consideraba que si todos los bienes gananciales que respondan además de las deudas del concursado se integran en la masa activa, conforme al artículo 77.2 de la Ley Concursal, todo el pasivo ganancial, tanto del concursado como de su cónyuge, deben quedar integrados en la masa pasiva, pues lo contrario implicaría consecuencias muy graves para los acreedores gananciales o del cónyuge no concursado. Pues bien, tras la reforma operada por la Ley 38/2011, de 10 octubre 2011, se ha venido a cambiar el criterio, pues se introdujo un apartado 2º al artículo 49 que señala expresamente lo contrario al establecer que “En caso de concurso de persona casada en régimen de gananciales o cualquier otro de comunidad de bienes, se integrarán en la masa pasiva los créditos contra el cónyuge del concursado, que sean, además, créditos de responsabilidad de la sociedad o comunidad conyugal”. Se trata por tanto de créditos contra una persona distinta del concursado que, por los motivos expuestos, van a pasar a integrar la masa pasiva del concurso. Por último, conforme al apartado 4º del art. 86 LC en caso de concurso de persona casada en régimen de gananciales o cualquier otro de comunidad de bienes, la administración concursal a la hora de elaborar la lista de acreedores deberá expresar, respecto de cada uno de los créditos incluidos en la misma, si sólo pueden hacerse efectivos sobre su patrimonio privativo o también sobre el patrimonio común. EFECTOS DEL CONCURSO SOBRE LAS ACCIONES INDIVIDUALES Dentro de los artículos 50 y siguientes de la Ley Concursal se regulan los efectos de la declaración de concurso sobre las acciones individuales. Para la exposición de contenido de esta regulación debe distinguirse entre los efectos que se producen en relación en relación con los procesos declarativos y los de ejecución, partiéndose de dos reglas generales: 1.- PROCESOS DECLARATIVOS: La Ley Concursal establece la posibilidad de iniciar y continuar nuevos procesos declarativos fuera del concurso, salvo que se trate de materias que estén atribuidas a la competencia del juez del concurso, respecto de las cuales no pueden iniciarse nuevos juicios declarativos contra el concursado. 2.- EJECUCIONES: No cabe iniciar ni continuar procesos de ejecución, cualquiera que sea el órgano que haya dictado la resolución que reconoce el crédito, con las excepciones que se expondrán, al estar atribuida la competencia de las ejecuciones contra el patrimonio del concursado a la competencia exclusiva y excluyente del juez del concurso. I.- COMPETENCIA DEL JUEZ DEL CONCURSO REGULACIÓN: Artículo 8 de la Ley Concursal. Juez del concurso Son competentes para conocer del concurso los jueces de lo mercantil. La jurisdicción del juez del concurso es exclusiva y excluyente en las siguientes materias: 1º Las acciones civiles con trascendencia patrimonial que se dirijan contra el patrimonio del concursado con excepción de las que se ejerciten en los procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores a las que se refiere el título I del libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Civil. También conocerá de la acción a que se refiere el art. 17.1 de esta Ley. 2º Las acciones sociales que tengan por objeto la extinción, modificación o suspensión colectivas de los contratos de trabajo en los que sea empleador el concursado, así como la suspensión o extinción de contratos de alta dirección, sin perjuicio de que cuando estas medidas supongan modificar las condiciones establecidas en convenio colectivo aplicable a estos contratos se requerirá el acuerdo de los representantes de los trabajadores. En el enjuiciamiento de estas materias, y sin perjuicio de la aplicación de las normas específicas de esta ley, deberán tenerse en cuenta los principios inspiradores de la ordenación normativa estatutaria y del proceso laboral [16]. Por suspensión colectiva se entienden las previstas en el art. 47 del Estatuto de los Trabajadores, incluida la reducción temporal de la jornada ordinaria diaria de trabajo. 3º Toda ejecución frente a los bienes y derechos de contenido patrimonial del concursado, cualquiera que sea el órgano que la hubiera ordenado. 4º Toda medida cautelar que afecte al patrimonio del concursado excepto las que se adopten en los procesos que quedan excluidos de su jurisdicción en el párrafo 1.º de este precepto y, en su caso, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 52, las adoptadas por los árbitros en las actuaciones arbitrales, sin perjuicio de la competencia del juez para acordar la suspensión de las mismas, o solicitar su levantamiento, cuando considere que puedan suponer un perjuicio para la tramitación del concurso. 5º Las que en el procedimiento concursal debe adoptar en relación con la asistencia jurídica gratuita y, en concreto, las que le atribuye la Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita. 6º Las acciones de reclamación de deudas sociales interpuestas contra los socios subsidiariamente responsables de los créditos de la sociedad deudora, cualquiera que sea la fecha en que se hubiera contraído y las acciones para exigir a los socios de la sociedad deudora el desembolso de las aportaciones sociales diferidas o el cumplimiento de las prestaciones accesorias. 7º Las acciones de responsabilidad contra los administradores o liquidadores, de derecho o de hecho, y contra los auditores por los daños y perjuicios causados, antes o después de la declaración judicial de concurso, a la persona jurídica concursada Para la mejor comprensión de esta materia, conviene comenzar la misma analizando las competencias que se atribuyen al juez del concurso. En el ámbito de los procesos declarativos, el artículo 8 de la Ley Concursal (de redacción muy similar al art. 86 ter de la Ley del Poder Judicial) atribuye la competencia al concurso, a los efectos que ahora interesan, sobre de índole civil y, en menor medida, laboral. En sobre siguientes materias: Orgánica juez del materias concreto 1º.- ACCIONES CIVILES: Conforme al citado artículo el juez del concurso ostenta competencia objetiva sobre todas las acciones civiles con trascendencia patrimonial que se dirijan contra el patrimonio del concursado con excepción de las que se ejerciten en los procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores a las que se refiere el título I del libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Por tanto, tratándose de acciones civiles, toda aquella cuyo ejercicio pueda tener trascendencia patrimonial, en la práctica la gran mayoría, serán competencia del juez del concurso, salvo las excepciones anteriormente citadas. Debe observarse que el art. 8 alude a las acciones que se ejerciten “contra el patrimonio del concursado”, por lo quedaran fuera las acciones que el propio concursado pueda tener frente a terceros, aunque tengan trascendencia patrimonial para el concursado, y las acciones que puedan ejercitarse frente a terceros relacionados con el concursado, como obligados solidariamente, avalistas o fiadores. También corresponde al juez del concurso la competencia para conocer de determinadas acciones, en principio competencia de los juzgados de lo mercantil, que se dirigen no contra el propio concursado, sino contra otras personas relacionadas con la persona jurídica concursada, al producir el resultado de dichas acciones efectos sobre la masa activa del concurso. En concreto los números 6º y 7º del art. 8 atribuyen al juez del concurso la competencia exclusiva para conocer de determinadas acciones contra los socios que sean subsidiariamente responsables de los créditos de la sociedad deudora, y las acciones para exigir el desembolso de las aportaciones sociales diferidas o el cumplimiento de las prestaciones accesorias, así como las acciones de responsabilidad contra los administradores o liquidadores, de derecho o de hecho, y contra los auditores por los daños y perjuicios causados, antes o después de la declaración judicial de concurso, a la persona jurídica concursada. 2º ACCIONES SOCIALES: Las acciones sociales que tengan por objeto la extinción, modificación o suspensión colectivas de los contratos de trabajo en los que sea empleador el concursado, así como la suspensión o extinción de contratos de alta dirección. Por suspensión colectiva se entienden las previstas en el art. 47 del Estatuto de los Trabajadores, incluida la reducción temporal de la jornada ordinaria diaria de trabajo. La atribución de competencias sociales al juez del concurso, que ha sido objeto de numerosas críticas, se circunscribe por tanto a las siguientes materias, conforme a los arts. 8, 64 y 65 de la Ley Concursal: 1º.- Modificación sustancial de las condiciones de trabajo de carácter colectivo en que sea empleador el concursado, y los traslados colectivos (artículos 40 y 41 del Estatuto de los Trabajadores); 2º.- Extinción Colectiva de contratos de trabajo (artículo 51 ET), es decir, el despido colectivo por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. 3º.- Suspensión Colectiva de los contratos de trabajo (artículo. 47 ET), incluida la reducción temporal de la jornada ordinaria diaria de trabajo. En el último párrafo el artículo 8.2 señala que por suspensión colectiva se entienden las previstas en el artículo 47 del Estatuto de los Trabajadores. El problema es que este artículo regula la suspensión del contrato o reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor, cualquiera que sea el número de trabajadores, a diferencia de lo que ocurre con la modificación de condiciones o con el despido colectivos, lo que ha llevado a algún autor a sostener que en la práctica el juez del concurso deberá conocer de todas las suspensiones, cualquiera que sea el número de trabajadores afectados. 4º.- Acciones resolutorias individuales interpuestas al amparo del art. 50 del Estatuto de los Trabajadores motivadas por la situación económica o de insolvencia del concursado, que tendrán a efectos concursales el carácter de extinciones de carácter colectivo, desde que se inicie un expediente colectivo para la extinción de los contratos (artículo. 50 ET y 64.10 de la Ley Concursal); 5º) Suspensión o extinción del personal de alta dirección (artículos 8.2 y 65 LC). II.- EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE CONCURSO SOBRE JUICIOS DECLARATIVOS Como se ha expuesto, la Ley Concursal establece como regla general la posibilidad de iniciar nuevos juicios declarativos, así como la continuación de los que estuvieran en trámite en el momento de declararse el concurso, con la excepción de aquellas materias que estén atribuidas a la competencia exclusiva y excluyente del juez del concurso, siguiendo la redacción del artículo 8 de la Ley Concursal, respecto de las cuales no cabe iniciar nuevos procesos contra el concursado, debiendo el acreedor comunicar su crédito en el concurso, que quedará integrado en la masa pasiva del mismo. Sin embargo, las materias atribuidas al juez del concurso en el ámbito de la jurisdicción civil son tan amplias que puede afirmarse que la regla general constituye realmente la excepción, pues en el ámbito de las acciones civiles la declaración de concurso implica la imposibilidad de ejercitar extraconcursalmente contra el deudor la mayoría de ellas. II.I.- EFECTOS SOBRE LOS NUEVOS JUICIOS DECLARATIVOS Expuestas las competencias atribuidas a la competencia del juez del concurso, van a analizarse a continuación los efectos que la declaración del mismo supone en relación con la posibilidad de iniciación de nuevos procesos declarativos, debiendo distinguirse dos supuestos distintos: en primer lugar las acciones que pueden ejercitarse frente al concursado una vez declarado el concurso, y en segundo lugar el ejercido de acciones del propio concursado. A) EJERCICIO DE ACCIONES DECLARADO EL CONCURSO CONTRA EL CONCURSADO UNA VEZ REGULACIÓN: Artículo 50. Nuevos juicios declarativos 1. Los jueces del orden civil y del orden social ante quienes se interponga demanda de la que deba conocer el juez del concurso de conformidad con lo previsto en esta ley se abstendrán de conocer, previniendo a las partes que usen de su derecho ante el juez del concurso. De admitirse a trámite las demandas, se ordenará el archivo de todo lo actuado, careciendo de validez las actuaciones que se hayan practicado. 4. Los jueces o tribunales de los órdenes contenciosoadministrativo, social o penal ante los que se ejerciten, con posterioridad a la declaración del concurso, acciones que pudieran tener trascendencia para el patrimonio del deudor emplazarán a la administración concursal y la tendrán como parte en defensa de la masa, si se personase. Declarado el concurso podrán iniciarse nuevos juicios declarativos contra el concursado, de los que conocerán los Juzgados o Tribunales objetivamente competentes, que se tramitarán hasta la firmeza de la resolución que ponga fin al procedimiento. Sin embargo, como excepción, dispone el artículo 50 de la Ley Concursal que no podrán iniciarse tales juicios al margen del concurso cuando versen sobre materias cuyo conocimiento, conforme al artículo 8 de la Ley Concursal, venga atribuido al juez del concurso. Por lo tanto, en el ámbito de la jurisdicción civil no iniciar nuevos juicios declarativos en los que se ejerciten contra el concursado acciones con transcendencia patrimonial, quedando por tanto englobadas dentro de este concepto la mayor parte de las acciones de índole civil, con la excepción a que alude el propio artículo 8 referida a procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores , quedando asimismo fuera de la competencia del juez del concurso las acciones que ejercite el propio concursado, es decir, aquellas en las que el concursado sea el demandante, y las que se ejerciten frente a terceros, como deudores solidarios, fiadores y avalistas. Declarado el concurso los jueces de primera instancia no admitirá a trámite las demandas en las que se ejerciten acciones de trascendencia patrimonial contra el concursado. De admitirse a trámite las demandas, se ordenará el archivo de todo lo actuado, careciendo de validez las actuaciones que se hayan practicado. Presentada la demanda ante el juez de primera instancia una vez declarado el concurso, no deberá inhibirse a favor del juez del concurso, sino archivar el procedimiento (auto del Tribunal Supremo de 15 de marzo de 2011), previniendo al acreedor de que use de su derecho ante el juez del concurso. No es preciso que el acreedor que pretendiera formular una reclamación de cantidad frente al concursado interponga demanda ante el juez del concurso, lo que en cualquier caso podría hacer, sino que basta con que comunique su crédito a la Administración concursal. Si ésta no reconocerá el crédito comunicado, o lo hiciera en términos distintos, el acreedor podrá impugnar la lista de acreedores a través del oportuno incidente concursal. Y en idénticos términos, en el ámbito de la jurisdicción social podrán ejercitarse ante los juzgados de lo social todas las acciones que ordinariamente son competencia de dichos juzgados, es decir, las de suspensión o extinción de contratos de alta dirección, que serán competencia del Juez del concurso, cuestión ésta que se analizará más adelante. Respecto de los Expedientes de Regulación de Empleo no son competencia del juzgado de lo social, por lo que realmente el juez del concurso no viene a sustituir a este. Antes de la reforma de esta matera tales expedientes eran aprobados por la autoridad la laboral competente, a quien venía a sustituir realmente el juez del concurso, y frente a dicha resolución cabía impugnación. Ahora bien, la situación ha cambiado a raíz de la entrada en vigor del Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral., pues a partir del mismo la medidas colectivas son acordadas directamente por el empresario. Contra la decisión del empleador se podrá reclamar en conflicto colectivo, habiendo surgido dudas sobre la competencia para el conocimiento de dicho conflicto colectivo una vez declarado el concurso, ya que en principio se trata de acciones que tienen por objeto la extinción, modificación o suspensión colectivas de los contratos de trabajo que, con arreglo a lo establecido en el artículo 8.2 de la Ley Concursal está atribuida a la competencia del juez del concurso. Sin embargo la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional ha reiterado que la competencia del juez del concurso se limita a autorizar o denegar los despidos colectivos, que se produzcan después de la declaración del concurso, de manera que en estos casos ya no tienen nada que autorizar, pues el despido ha sido decidido con anterioridad a la declaración del concurso, debiendo conocer en definitiva del conflicto colectivo la jurisdicción de lo social (en este sentido, las sentencias de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional de 26 de julio de 2012 y de 22 de octubre de 2013). Respecto de las acciones de trascendencia patrimonial que se ejerciten en los órdenes contencioso-administrativo, penal o social, cuando en este último caso no se trate de las acciones referidas competencia del juez del concurso, podrán ser ejercitadas ante el juzgado o tribunal competente, con la única especialidad de que (art. 50.4) deberá emplazarse a la administración concursal, que se tendrá como parte en defensa de la masa. El problema puede plantarse por el hecho de que estos juzgados no tienen porque conocer la declaración de concurso, de manera que si el concursado no lo comunica al ser emplazado, lo que podría considerarse como incumplimiento del deber de colaboración que le impone el artículo 42 de la Ley Concursal, puede ocurrir que se tramite todo el procedimiento sin la necesaria intervención de la Administración concursal. B) EJERCICIO DE ACCIONES DECLARADO EL CONCURSO POR EL CONCURSADO UNA VEZ REGULACIÓN: Artículo 54. Ejercicio de acciones del concursado 1. En caso de suspensión de las facultades de administración y disposición del deudor, corresponderá a la administración concursal la legitimación para el ejercicio de las acciones de índole no personal. Para el ejercicio de las demás acciones comparecerá en juicio el propio deudor, quien precisará la conformidad de los administradores concursales para interponer demandas o recursos, allanarse, transigir o desistir cuando la materia litigiosa pueda afectar a su patrimonio. 2. En caso de intervención, el deudor conservará la capacidad para actuar en juicio, pero necesitará la conformidad de la administración concursal para interponer demandas o recursos que puedan afectar a su patrimonio. Si la administración concursal estimara conveniente a los intereses del concurso la interposición de una demanda y el deudor se negara a formularla, el juez del concurso podrá autorizar a aquélla para interponerla. 3. El deudor podrá personarse y defenderse de forma separada en los juicios que la administración concursal haya promovido. Las costas que se impusieran al deudor que hubiera actuado de forma separada no tendrán la consideración de deudas de la masa. 4. Los acreedores que hayan instado por escrito a la administración concursal el ejercicio de una acción del concursado de carácter patrimonial, señalando las pretensiones concretas en que consista y su fundamentación jurídica, estarán legitimados para ejercitarla si ni el concursado, en su caso, ni la administración concursal lo hiciesen dentro de los dos meses siguientes al requerimiento. En ejercicio de esta acción subsidiaria, los acreedores litigarán a su costa en interés de la masa. En caso de que la demanda fuese total o parcialmente estimada, tendrán derecho a reembolsarse con cargo a la masa activa de los gastos y costas en que hubieran incurrido, hasta el límite de lo obtenido como consecuencia de la sentencia, una vez que ésta sea firme. Las acciones ejercitadas conforme al párrafo notificarán a la administración concursal [69]. anterior se Respecto de la acciones ejercitadas por el concursado (o por la administración concursal), como se expuso el juez del concurso no tiene competencia para conocer de estas acciones, pues no se dirigen contra el patrimonio del concursado. Sin embargo, la Ley Concursal si establece en su art. 54 de la Ley Concursal determinadas normas que afectan únicamente a la legitimación y a la capacidad procesal del concursado, razón por la cual la mayoría de la doctrina considera que este artículo es aplicable no solo en relación con las acciones de índole civil, sino también a las sociales o contencioso administrativas. Por el mismo motivo, pese a el artículo 54 parece referirse a las acciones declarativas, la inexistencia de regulación en la Ley Concursal de normas relativas al ejercicio de acciones ejecutivas por el concursado lleva a la doctrina a entender que no existe ningún obstáculo para la aplicación de lo dispuesto en dicho artículo también a tal clase de acciones. Tales acciones deberán ejercitarse por el concursado (o por la Administración concursal o los acreedores, como veremos) ante el Juez competente, que por lo que se refiere a la jurisdicción civil no será el juez del concurso sino el juez de primera instancia o, en su caso, mercantil. Deben distinguirse dos supuestos distintos, según se haya acordado por le juez del concurso la intervención de las facultades de administración y disposición del concursado, o la suspensión de las mismas, correspondiendo entonces el ejercicio de tales facultades a la Administración concursal. 1º) CASO DE INTERVENCION DE FACULTADES DE ADMINISTRACIÓN Y DISPOSICIÓN En el caso de haberse acordado la intervención de sus facultades de administración y disposición, el concursado sigue conservando su capacidad para actuar en juicio, pero necesitará la conformidad de la administración concursal para interponer demandas o recursos que puedan afectar a su patrimonio. La presentación de la demanda sin o formulación del recurso sin previo consentimiento de la Administración concursal constituye un óbice para su admisión que puede subsanarse (Sentencia T.S. de 11 de enero de 2012). Las costas que pudieran llegar a imponerse en caso de desestimación de la demanda tendrán la consideración de créditos contra la masa. Nada dice dicho precepto de la necesidad de contar con el consentimiento de la Administración concursal para desistir o transigir litigios, como si se prevé en el art. 51.3 para el caso de procedimientos en trámite en el momento de declararse el concurso, debiendo entenderse, por analogía, que es necesaria tal conformidad, pues se trata de actos procesales que pueden afectar a la masa activa o pasiva del concurso. De otro lado, cuando el deudor se negara a ejercitar la demanda, el artículo 54 reconoce la legitimación subsidiaria de la administración concursal para el ejercicio de la acción si lo estima conveniente para los intereses del concurso, previa autorización judicial. Respecto de la autorización judicial es de aplicación el trámite previsto en el art. 188 de la Ley Concursal. Lo que pudiera obtenerse como consecuencia del ejercicio de la acción por la Administración concursal pasará a integrar la masa activa del concurso, mientras que en caso de desestimación de la demanda con imposición de costas, estas se impondrán a la Administración concursal como créditos contra la masa. En el caso de ejercicio de esta acción subsidiaria por parte de la Administración concursal, pudiendo el concursado personarse y defenderse de forma separada en los juicios promovidos por la administración concursal, sin que en este caso las costas que se puedan imponer al concursada tengan la consideración de créditos contra la masa. 2º) CASO DE SUSPENSION DE FACULTADES DE ADMINISTRACIÓN Y DISPOSICIÓN En caso de suspensión de las facultades de administración y disposición del deudor corresponde a la Administración concursal la legitimación exclusiva para el ejercicio de las acciones de índole no personal. De interponerse la demanda por el concursado debería estimarse la excepción de falta de legitimación activa, que incluso podría apreciarse de oficio (sentencia del Tribunal Supremo de 26 de mayo de 2004). Para el ejercicio de las acciones de índole personal el deudor conserva la legitimación, si bien cuando tales acciones pudieran afectar a su patrimonio requerirá de la conformidad de la administración concursal para interponer demandadas o recursos, allanarse, transigir o desistir. Cuando no afecten a su esfera patrimonial podrá el concursado, por tanto, ejercitarlas libremente y comparecer en juicio por sí mismo. El criterio diferenciador lo encontramos, por tanto, en la expresión “acciones de índole personal”, no estableciendo la Ley Concursal criterio alguno que permita identificar a las mismas, aunque parece que el legislador ha querido referirse a todas aquellas que sean inherentes a la persona, como serían las acciones relativas a derechos personalísimos, como las que afectan al honor del concursado, debiendo estarse a cada caso en concreto para determinar si nos hallamos o no ante “acciones de índole personal”, dentro de las que habrá de incluirse en todo caso las acciones sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, respecto de las cuales el juez del concurso carece de competencia conforme al artículo 8. C) ACCIÓN SUBSIDIARIA DE LOS ACREEDORES Se reconoce igualmente en el art. 54 la legitimación subsidiaria de los acreedores para el ejercicio de acciones de carácter patrimonial del concursado cuando, tras haber requerido a la Administración concursal para su ejercicio, ni ésta ni el concursado lo hiciesen en el plazo de dos meses, litigando en este caso los acreedores en interés de la masa. Es necesario por tanto que previamente el acreedor o acreedores interesados requieran por escrito a la Administración concursal, debiendo señalar las concretas pretensiones a ejercitar y su fundamentación jurídica, para que la Administración concursal o el concursado, en su caso, puedan valorar la conveniencia del ejercicio de la acción. Por último, interpuesta la correspondiente demanda por los acreedores, si fuese total o parcialmente estimada la demanda, tendrán derecho a reembolsarse con cargo a la masa activa de los gastos y costas en que hubieran incurrido, hasta el límite de lo obtenido por la sentencia que se dicte, es decir, aunque la sentencia fuera estimatoria los acreedores no podrán reembolsarse con cargo a la masa sino hasta la cantidad de lo efectivamente obtenido, aunque la cuantía de la condena fuera mayor, si esta no pudiera hacerse totalmente efectiva por insolvencia del demandado. II.II. EFECTOS DEL CONCURSO SOBRE LOS JUICIOS DECLARATIVOS EN TRÁMITE REGULACIÓN: Artículo 51. Continuación y acumulación de juicios declarativos pendientes 1. Los juicios declarativos en que el deudor sea parte y que se encuentren en tramitación al momento de la declaración de concurso continuarán sustanciándose ante el mismo tribunal que estuviere conociendo de ellos hasta la firmeza de la sentencia. Por excepción se acumularán de oficio al concurso, siempre que se encuentren en primera instancia y no haya finalizado el acto de juicio o la vista, todos los juicios por reclamación de daños y perjuicios a la persona jurídica concursada contra sus administradores o liquidadores, de hecho o de derecho, y contra los auditores. Los juicios acumulados continuarán su tramitación ante el juez del concurso, por los trámites del procedimiento por el que viniera sustanciándose la reclamación, incluidos los recursos que procedan contra la sentencia. 2. En caso de suspensión de las facultades de administración y disposición del deudor, la administración concursal, en el ámbito de sus competencias, sustituirá a éste en los procedimientos judiciales en trámite, a cuyo efecto el Secretario judicial le concederá, una vez personada, un plazo de cinco días para que se instruya en las actuaciones, pero necesitará la autorización del Juez del concurso para desistir, allanarse, total o parcialmente, y transigir litigios. De la solicitud presentada por la administración concursal dará el Secretario judicial traslado al deudor en todo caso y a aquellas partes personadas en el concurso que el Juez estime deban ser oídas respecto de su objeto. Las costas impuestas a consecuencia del allanamiento o del desistimiento autorizados tendrán la consideración de crédito concursal; en caso de transacción, se estará a lo pactado en materia de costas. No obstante, la sustitución no impedirá que el deudor mantenga su representación y defensa separada por medio de sus propios procurador y abogado, siempre que garantice, de forma suficiente ante el juez del concurso, que los gastos de su actuación procesal y, en su caso, la efectividad de la condena en costas no recaerán sobre la masa del concurso, sin que en ningún caso pueda realizar las actuaciones procesales que, conforme al párrafo anterior, corresponden a la administración concursal con autorización del juez. 3. En caso de intervención, el deudor conservará la capacidad para actuar en juicio, pero necesitará la autorización de la administración concursal, para desistir, allanarse, total o parcialmente, y transigir litigios cuando la materia litigiosa pueda afectar a su patrimonio. En cuanto a las costas, se estará a lo dispuesto en el párrafo primero del apartado anterior . A) REGLA GENERAL: CONTINUACIÓN DE LOS JUICIOS DECLARATIVOS El artículo 51 de la Ley Concursal establece la regla general de que los juicios declarativos que estuviesen en trámite en el momento de declararse el concurso continuarán sustanciándose ante el mismo tribunal que estuviere conociendo de ellos hasta la firmeza de la sentencia, siendo esta norma de aplicación tanto a las demandas interpuestas por los acreedores contra el concursado como las que éste pueda interponer frente a terceros. Por lo tanto, y tratándose de demandas civiles o sociales contra el patrimonio del concursado, aunque versen sobre materias atribuidas a la competencia exclusiva y excluyente del juez del concurso tales juicios continuaran hasta sentencia, correspondiendo la competencia para la ejecución de la misma al juez del concurso a través del propio procedimiento concursal, pero si tales demandas son interpuestas una vez declarado el concurso los jueces de primera instancia o de lo social deberán abstenerse, conforme al art. 50 de la Ley Concursal, previniendo a las partes que usen su derecho ante el juez del concurso. Resulta por ello imprescindible determinar cuándo un procedimiento judicial debe entenderse en trámite al declararse el concurso. A estos efectos parece generalmente admitido que el momento que tiene que tomarse en consideración es el de la interposición de la demanda, no el de su admisión a trámite, lo que se deriva del art. 410 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que señala que la litispendencia, con todos sus efectos procesales, se producen desde la interposición de la demanda, evitándose además con ello las disfunciones que podrían suponer el mayor o menor retraso que en los distintos juzgados exista en relación con la admisión de la demanda, desde que ésta tiene entrada en el juzgado, o en el reparto de las demandas por el Decanato. Por lo tanto, de una parte, debe tenerse en cuenta la fecha de interposición de la demanda, y de otra, la fecha de declaración de concurso. Esto último parece deducirse claramente de la propia redacción de artículo 51, que se refiere a los juicios declarativos que “se encuentren en tramitación al momento de la declaración de concurso”, siendo además la fecha de declaración de concurso objeto de publicidad, sin embargo debe advertirse que no se trata de una cuestión pacífica, pues algunas resoluciones judiciales toman en consideración la fecha de solicitud del concurso. En definitiva, declarado el concurso los juicios declarativos en trámite continúan hasta la firmeza de la sentencia, aunque esta expresión no es acertada pues cabe la posibilidad de conclusión del juicio por auto o por decreto, como ocurrirá por ejemplo en caso de transacción o desistimiento. La única excepción a esta regla general es la del artículo 51.1 de la Ley Concursal, cuando se trate del ejercicio de la acción para exigir la responsabilidad civil por los daños y perjuicios causados a la sociedad por los administradores, liquidadores o auditores de la sociedad concursada (acción social de responsabilidad de los arts. 238 a 240 de la Ley de Sociedades de Capital), que deben acumularse al propio concurso y seguir su tramitación en pieza separada por las reglas del procedimiento de que se trate (juicio ordinario o juicio verbal). Una vez firme la resolución que ponga fin al procedimiento el juez de primera instancia o de lo social pierde su competencia para la ejecución de la misma, quedando integrado el crédito en la masa pasiva del concurso, y ello aunque se hubieran presentado ya los textos definitivos y el crédito objeto del pleito no se hubiera reconocido como contingente, pues es uno de los supuestos en los que la Ley Concursal permite la modificación de los textos definitivos, conforme al art. 97.3.4º de la Ley Concursal). B)ESPECIALIDADES DE LOS PROCESOS MONITORIO Y CAMBIARIO Especial referencia en relación con la continuación de procesos declarativos en tramite merecen los juicios monitorio y cambiario, que por su objeto, reclamación de cantidad, siempre recaerán en la órbita competencial del juez del concurso, dadas las especiales características de dichos procedimientos. Respecto de ambos procesos, claro es que declarado el concurso concurso no podrá admitirse ninguna demanda de proceso monitorio o juicio cambiario, ya que se trata de procesos con trascendencia patrimonial., el problema se suscita, por tanto, en relación con los que estuvieren en trámite en el momento de declararse el concurso. 1) PROCEDIMIENTO MONITORIO Como es sabido, presentado el escrito inicial de proceso monitorio el juzgado requiere al demandado para que se pague o se oponga, despachándose ejecución por la cantidad reclamada si el demandado no comparece para pagar u oponerse. El juicio monitorio es considerado por la mayor parte de la audiencias provinciales como un proceso de carácter declarativo de creación rápida de un título ejecutivo, si bien tiene una naturaleza especial pues, como se ha dicho, en caso de ausencia de falta de pago u oposición termina con el despacho de ejecución. Como tal juicio declarativo le es de aplicación lo dispuesto en el art. 51 de la Ley Concursal, con lo que iniciado el proceso monitorio antes de la declaración del concurso debe continuar hasta su conclusión. Ahora bien, debe puntualizarse el efecto de la declaración de concurso en relación con las tres conductas que puede observar el demandado: pagar, no contestar u oponerse. 1.- Así, en primer lugar puede el deudor pagar al demandante (817 LEC), opción vedada al concursado una vez declarado en situación de concurso, pues lo contrario supondría vulnerar la par condictio creditorum. Para el caso de que el demandado llegare a abonar la cantidad reclamada, ingresando la misma en la cuenta de consignaciones del juzgado, dicha cantidad debería ponerse a disposición del Juzgado Mercantil y de la administración concursal con el archivo del juicio monitorio. 2.- En el caso de que el demandado no conteste, no cabe la posibilidad de despachar ejecución, por impedirlo el artículo 55 de la Ley Concursal, debiendo el juzgado de primera instancia dictar auto de archivo del procedimiento. 3º.- Por último, en el supuesto de oposición, conforme al la regulación del juicio monitorio la cuestión litigiosa debe resolverse definitivamente en juicio verbal u ordinario, según la cuantía reclamada. Si esta fuese inferior a 6.000 € el tribunal procederá de inmediato a convocar la vista, y si excediere de dicha cantidad el demandante deberá presentar la demanda de juicio ordinario en el plazo de un mes desde el traslado del escrito de oposición. En el caso de que, entretanto, el demandado sea declarado en concurso de acreedores, cabe preguntarse si el juez de primera instancia conserva la competencia para el conocimiento del posterior juicio verbal u ordinario, teniendo en cuenta el contenido de los arts. 50 y 51 de la Ley Concursal. Pues bien, en la práctica, pues se trata de una cuestión sobre la que la Ley Concursal y la Ley de Enjuiciamiento Civil guardan silencio, se viene considerando que el procedimiento monitorio y, en caso de oposición en éste, el subsiguiente juicio declarativo no son procesos autónomos, de manera que el juez de primera instancia conserva su competencia para conocer ulteriormente de estos, pese a la existencia del concurso de acreedores. Así lo entendiendo la sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, Sección 3ª, Sentencia de 11 May. 2012: “La respuesta mayoritaria de las Audiencia Provinciales se decanta por entender que debe seguir conociendo el Juzgado de Primera Instancia que ya conocía del proceso monitorio. Así se argumenta: (i) que debe considerarse que se trata de un único proceso desde el momento en que se promueve, y donde la competencia del Juez, tanto la territorial como la objetiva, para conocer de la totalidad de su tramitación y las diferentes fases que lo componen se determina en el momento de admitir la solicitud inicial, y no cuando se presenta la demanda de la fase de cognición [Autos de la Audiencia Provincial de Madrid, Sección 25, de 21 de junio de 2011 y 18 de marzo de 2011 ]; (ii) que el art. 818 de la Ley de Enjuiciamiento Civil regula la tramitación de la oposición del deudor en el monitorio, cuando el importe de la reclamación es superior a la prevista para el juicio verbal, dispone que si el peticionario no interpusiera demanda dentro del plazo de un mes desde el traslado del escrito de oposición, se sobreseerán las actuaciones con condena en costas al acreedor; y si la presentare se seguirán los trámites de los artículos 404 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil, lo que pone de manifiesto la unidad procedimental en estos casos de manera que la fase contradictoria en que se entra no deja de formar parte del procedimiento inicial [ Auto de la Audiencia Provincial de Granada de 16 de abril de 2010; (iii) que en la previsión del artículo 8 de la Ley Concursal , en relación en el artículo 51 del mismo texto legal , debe entenderse comprendida la fase declarativa, que debe continuar conociendo hasta la firmeza de la sentencia o del auto correspondiente; y una vez el interesado obtenga su sentencia o su correspondiente auto, que no incumbe al juez del concurso dictar, podrá exigir para ese título el tratamiento que como acreedor le corresponda en el concurso (para esto último sí deberá dirigirse al juez del concurso, ya que lo que no podrá es iniciar a partir de entonces una ejecución separada de su crédito, según el artículo 55 de la Ley Concursal) [ Auto de la Audiencia Provincial de Madrid, sección 28, de 26 de marzo de 2010]. En la misma línea se pronuncian los Autos de la Audiencia Provincial de Cáceres de 28 de enero de 2010 y de Auto de la Audiencia Provincial de Sevilla de 23 de julio de 2009 (”. 2) JUICIO CAMBIARIO El juicio cambiario, regulado también como proceso declarativo especial en la Ley de Enjuiciamiento Civil, plantea un problema similar al monitorio pues, admitida a trámite la demanda antes de la declaración de concurso, conforme al artículo 821 de la Ley de Enjuiciamiento Civil se requiere de pago al deudor y se ordena el embargo preventivo de bienes. Habrá que estar por tanto a la existencia o inexistencia de oposición. En caso de que se hubiere formulado oposición el proceso continuará ante el juez de primera instancia por los trámites del juicio verbal (arts. 824 y 826). En caso de falta de oposición se acordará el archivo del procedimiento para el cobro del crédito a través del concurso. C) REPRESENTACION Y DEFENSA DE CONCURSADO En los apartados 2 y 3 del artículo 51 se contienen una serie de normas relativas a la representación y defensa del concursado en los juicios declarativos en trámite antes de la declaración de concurso, en demandas interpuestas contra el concursado o por éste frente a terceros. En dicha regulación se distingue según se haya acordado la intervención de las facultades de disposición y administración del concursado o la suspensión de las mismas. Así, en primer lugar, en caso de intervención, el deudor conservará la capacidad para actuar en juicio, pero necesitará la autorización de la administración concursal, para desistir, allanarse, total o parcialmente, y transigir litigios cuando la materia litigiosa pueda afectar a su patrimonio. Por el contrario, si en juez del concurso hubiere acordad la suspensión de las facultades de administración y disposición del deudor, la administración concursal sustituirá a éste en los procedimientos judiciales en trámite, pero necesitará la autorización del Juez del concurso para desistir, allanarse, total o parcialmente, y transigir litigios, tramitándose dicha autorización conforme a lo previsto en el art. 188 de la Ley Concursal. Ello obstante, el deudor puede mantener su representación y defensa separada por medio de sus propios procurador y abogado, lo que constituye un supuesto de litisconsorcio voluntario del art 13 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Respecto del tratamiento concursal de las costas del concursado o de la Administración concursal en estos procedimientos debe señalarse lo siguiente: 1º.- En primer lugar, y como regla general, las costas tendrán la consideración de créditos contra la masa, conforme al artículo 84.2.3 de la Ley Concursal; 2º.- En caso de que el allanamiento, las costas de crédito concursal, y cuyo caso deberá estarse juicio acabe por desistimiento o impuestas tendrán la consideración cuando termine por transacción, en a lo pactado en materia de costas. 3º.- En caso de defensa separada del deudor en los supuestos en que este es sustituido por la Administración concursal, por haberse acordado la suspensión de sus facultades patrimoniales, las costas no recaerán sobre la masa del concurso, pues de hecho el artículo 51 exige que para que pueda admitirse esta intervención del concursado así lo garantice ante el juez del concurso, lo que en la practica será muy difícil precisamente por hallarse su patrimonio sujeto al procedimiento concursal. II.III SUPUESTOS ESPECIALES: DISTINTAS DEL CONCURSADO ACCIONES CONTRA PERSONAS La Ley concursal regula asimismo el ejercicio de determinadas acciones contra personas distintas del concursado, pero que producen indudables efectos en el concurso al afectar a la masa del mismo: acciones contra los administradores o liquidadores de la sociedad concursada, contra los socios, así como la acción directa del subcontratista regulada en el art. 1597 del Código Civil. A) ACCIONES DE RESPONSABILIDAD CONTRA LOS ADMINISTRADORES DE LA SOCIEDAD CONCURSADA REGULACIÓN: Artículo 8 de la Ley Concursal. Juez del concurso Son competentes para conocer del concurso los jueces de lo mercantil. La jurisdicción del juez del concurso es exclusiva y excluyente en las siguientes materias: 7º Las acciones de responsabilidad contra los administradores o liquidadores, de derecho o de hecho, y contra los auditores por los daños y perjuicios causados, antes o después de la declaración judicial de concurso, a la persona jurídica concursada Artículo 48 quáter. Efectos de la declaración de concurso sobre las acciones contra los administradores de la sociedad deudora. Declarado el concurso, corresponderá exclusivamente a la administración concursal el ejercicio de las acciones de responsabilidad de la persona jurídica concursada contra sus administradores, auditores o liquidadores. Art. 50.2. Los jueces de lo mercantil no admitirán a trámite las demandas que se presenten desde la declaración del concurso hasta su conclusión, en las que se ejerciten acciones de reclamación de obligaciones sociales contra los administradores de las sociedades de capital concursadas que hubieran incumplido los deberes impuestos en caso de concurrencia de causa de disolución. De admitirse, será de aplicación lo dispuesto en el último inciso del apartado anterior. Art. 51 bis.1. Declarado el concurso y hasta su conclusión, quedarán en suspenso los procedimientos iniciados antes de la declaración de concurso en los que se hubieran ejercitado acciones de reclamación de obligaciones sociales contra los administradores de las sociedades de capital concursadas que hubieranincumplido los deberes impuestos en caso de concurrencia de causa de disolución. La Ley de Sociedades de Capital regula tres acciones diferentes contra los administradores sociales: la acción social de responsabilidad, la acción individual y la acción de responsabilidad solidaria del administrador por las deudas sociales. Las dos primeras son acciones de carácter indemnizatorio o resarcitorio, de responsabilidad por culpa, en las que habrá de acreditarse la concurrencia de los elementos típicos de este tipo de responsabilidad (daño, acto negligente y relación de causalidad), mientras que la última constituye un supuesto de responsabilidadsanción, de carácter objetivo, que se atribuye al administrador social por el incumplimiento de ciertos deberes. La competencia objetiva para el conocimiento de tales acciones corresponde a los juzgados de lo mercantil, a través del proceso declarativo que proceda por razón de la cuantía. Pues bien, la declaración de concurso incide de forma distinta en relación con cada una de dichas acciones. A estos tipos de responsabilidad habría que sumar, una vez declarado el concurso, la denominada responsabilidad concursal. Tal clase de responsabilidad puede ser declarada en la pieza de calificación del concurso, si el concurso es declarado culpable por considerar que el administrador social ha contribuido con su conducta a la generación a agravación del estado de insolvencia de la concursada, pudiendo ser condenado al pago de todo o parte de los créditos que los acreedores no perciban en la liquidación de la masa activa dentro del concurso. Pues bien, la Ley 38/2011 de reforma de la Ley Concursal en un intento de armonizar los distintos tipos de responsabilidad del administrador social que pueden convivir durante el concurso, como se señala en su Preámbulo, ha regulado ciertos efectos en relación con las acciones reguladas en la Ley de Sociedades de Capital para el caso de declararse el concurso. Efectivamente, la acción social viene regulada en los artículos 238 a 240 de la Ley de Sociedades de Capital (LSC), en cuya virtud los administradores sociales responden de los daños y perjuicios causados a la sociedad por actos u omisiones contrarios a la ley, a los estatutos o realizados incumpliendo los deberes inherentes a su cargo. Se trata por tanto de un supuesto de responsabilidad por daño causado a la propia sociedad, por ello de estimarse la demanda lo que pudiera obtenerse pasará a integrar el patrimonio social. Conforme a los arts. 238 a 240 LSC están legitimados para el ejercicio de dicha acción la propia sociedad (previo acuerdo de la junta general), subsidiariamente a los socios que ostenten al menor el 5% del capital social, y, subsidiariamente, a los acreedores cuando el patrimonio social sea insuficiente para el pago de sus créditos. Sin embargo, declarado el concurso corresponderá exclusivamente la legitimación para el ejercicio de la acción a la administración concursal, conforme al art. 48 quáter, siendo competente el juez del concurso (art. 8.7 LC) . Respecto de los juicios ya iniciados en el momento de declararse el concurso, si se hallaran en primera instancia y no hubiere finalizado el acto del juicio o vista se acumularán de oficio al concurso y continuarán por los trámites por los que viniera sustanciándose la reclamación (art. 51.1 LC). En cuanto a la acción individual, regulada en el artículo 241 LSC, constituye otro supuesto de responsabilidad por culpa, pero en este caso por los daños ocasionados a los socios o a terceros, como son los acreedores. La Ley Concursal no establece especialidad alguna en relación con dicha acción por la declaración de concurso. Únicamente el art. 60.3 se refiera, como mas adelante veremos, a la interrupción de la prescripción respecto de las acciones contra los administradores de la persona jurídica concursada, sin especificar que tipo de acción. Debe señalarse que pese a que la ley concursal no establece especialidades en relación con el ejercicio de esta acción, la posibilidad de su ejercicio una vez declarado el concurso no es una cuestión pacífica, existiendo opiniones que niegan esta posibilidad pues, se dice, afectan indirectamente a la masa del concurso. Así, es muy común que se ejercite tal acción por el acreedor reclamando del administrador social el pago de su crédito contra la concursada, identificando el daño con el impago, con lo que el acreedor obtendría el pago de su crédito fuera del concurso y se produciría el vaciamiento del patrimonio del administrador social, con el perjuicio que ello supondría para los demás acreedores en caso de que se declarase su responsabilidad concursal. Siendo ello cierto, en mi opinión si pueden ejercitarse tales acciones una vez declarado el concurso pues, de una parte, la Ley 38/11 ha regulado las acciones contra los administradores sociales, estableciendo determinados efectos respecto del ejercicio de la “acción social” y la de responsabilidad solidaria, pero no ha hecho lo mismo con la acción individual. En segundo lugar, el artículo 8 no atribuye al juez del concurso competencia para conocer de dicha acción, a diferencia de la acción social. Por último, el peligro de afectación del patrimonio del administrador social por el ejercicio de esta acción puede evitarse mediante la adopción en el concurso, incluso de oficio el juez, de la medida cautelar de embargo de bienes administrador cuando resulte fundada la posibilidad de va a declararse su responsabilidad concursal, lo permite el art 48 ter de la Ley Concursal. por del que que Por último la denominada acción de responsabilidad solidaria de los administradores está regulada en el art. 367 LSC, que impone a los administradores la responsabilidad solidaria por las obligaciones sociales cuando incumplan la obligación de convocar en el plazo de dos meses la junta general o solicitar la disolución judicial de la sociedad cuando esté incursa en alguna de las causas de disolución que prevé la propia ley. El 365 de la Ley de Sociedades de Capital que los administradores deberán convocar la junta general en el plazo de dos meses para que adopte el acuerdo de disolución o si fuera insolvente, inste el concurso, y conforme al artículo 366 están igualmente obligados a solicitar la disolución judicial de la sociedad cuando el acuerdo social fuese contrario a la disolución o no pudiera ser logrado. Para el caso de que los administradores sociales incumplan tales obligaciones, establece el artículo 367 LSC que responderán solidariamente de las obligaciones sociales posteriores al acaecimiento de la causa legal de disolución. Tras reforma operada por la Ley 38/2011, la Ley Concursal impide el ejercicio de tales acciones e impone la suspensión de los procedimientos anteriores en los que se hubiere ejercitado tal acción. Efectivamente, conforme al art. 50.2 LC los jueces de lo mercantil no admitirán a trámite las demandas que se presenten desde la declaración del concurso hasta su conclusión, en las que se ejerciten tales acciones, añadiendo que, de admitirse, se ordenará el archivo de todo lo actuado, careciendo de validez las actuaciones que se hayan practicado. Y, de otro lado, el nuevo art. 51 bis establece que quedarán en suspenso los procedimientos iniciados antes de la declaración de concurso en los que se hubieran ejercitado dichas acciones. B) ACCIONES CONTRA LOS SOCIOS DE LA SOCIEDAD CONCURSADA REGULACIÓN: Artículo 8 de la Ley Concursal. Juez del concurso Son competentes para conocer del concurso los jueces de lo mercantil. La jurisdicción del juez del concurso es exclusiva y excluyente en las siguientes materias: 6º Las acciones de reclamación de deudas sociales interpuestas contra los socios subsidiariamente responsables de los créditos de la sociedad deudora, cualquiera que sea la fecha en que se hubiera contraído y las acciones para exigir a los socios de la sociedad deudora el desembolso de las aportaciones sociales diferidas o el cumplimiento de las prestaciones accesorias. Artículo 48 bis. Efectos de la declaración de concurso sobre las acciones contra los socios 1. Durante la tramitación del concurso de la sociedad, corresponderá exclusivamente a la administración concursal el ejercicio de la acción contra el socio o socios personalmente responsables por las deudas de ésta anteriores a la declaración de concurso. 2. Durante la tramitación del concurso de la sociedad, corresponderá exclusivamente a la administración concursal la reclamación, en el momento y cuantía que estime conveniente, del desembolso de las aportaciones sociales que hubiesen sido diferidas, cualquiera que fuera el plazo fijado en la escritura o en los estatutos, y de las prestaciones accesorias pendientes de cumplimiento. El artículo 48 bis de la Ley Concursal atribuye exclusivamente a la Administración concursal la legitimación para el ejercicio de la acción contra el socio o socios personalmente responsables por las deudas de ésta anteriores a la declaración de concurso como ocurre con los socios de sociedades civiles, sociedades colectivas, los socios colectivos de las sociedades comanditarias, socios comanditarios cuyo nombre se incluya en la razón social, y socios de las agrupaciones de interés económico de la Ley 12/1991. Igualmente, el citado artículo legitima exclusivamente a la Administración concursal para ejercitar las acciones tendentes a exigir el desembolso de las aportaciones sociales y prestaciones accesorias pendientes de cumplimiento. Es decir, tales acciones, estando en trámite el concurso, solo pueden ejercitarse por la Administración concursal y en beneficio de la masa pasiva, pues lo que pueda obtener por su ejercicio pasa a integrar la misma. Respecto de los accionistas, la previsión relativa a los dividendos pasivos conlleva que su obligación vence anticipadamente por la declaración del concurso, pues el art. 48 bis señala que podrá reclamarse el desembolso por la Administración concursal en el momento y cuantía que estime conveniente. La competencia corresponderá al juez del concurso (art. 8.6 LC) C) ACCION DEL ART. 1597 REGULACIÓN: Artículo 1597 del Código Civil Los que ponen su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente por el contratista, no tienen acción contra el dueño de ella sino hasta la cantidad que éste adeude a aquél cuando se hace la reclamación. Art. 50.3. Ley Concursal: Los jueces de primera instancia no admitirán a trámite las demandas que se presenten desde la declaración del concurso hasta su conclusión, en las que se ejercite la acción que se reconoce a los que pusieren su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente contra el dueño de la obra en los términos previstos en el art. 1.597 del Código Civil. De admitirse, será de aplicación lo dispuesto en el último inciso del primer apartado de este artículo. Art. 51 bis.2. Ley Concursal: Declarado el concurso y hasta su conclusión, quedarán en suspenso los procedimientos iniciados con anterioridad en los que se hubiera ejercitadola acción que se reconoce a los que pusieren su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente contra el dueño de la obra en los términos previstos en el art. 1.597 del Código Civil. El artículo 1597 del Código Civil regula la denominada acción directa que puede ejercitar el subcontratista, por la cantidad que le adeude el contratista, contra el dueño de la obra hasta el límite de lo que éste adeude al contratista. El ejercicio de esta acción en caso de que el contratista esté declarado en concurso, podría producir efectos en el proceso concursal, pues mediante la misma el subcontratista puede obtener el pago de su crédito fuera del concurso, pese a estar integrado en la masa pasiva, reclamando el mismo al dueño de la obra, cuya deuda con el concursado está integrada en la masa activa, que se vería reducida en caso de éxito de la acción en perjuicio del restos de acreedores concursales. La Ley Concursal, en su redacción originaria, no hacía referencia alguna al ejercicio de esta acción. Como puede leerse en numerosas resoluciones judiciales antes de la entrada en vigor de la Ley Concursal resultaba pacífica la doctrina que consideraba que la situación concursal en que pudiera encontrarse el contratista principal no tenía incidencia alguna en el proceso declarativo en que se ventilaba la acción del art 1597 del Código Civil, al considerarse que el derecho consagrado en este precepto confiere una situación de privilegio, frente a otros acreedores, al que pone en la obra ajustada alzadamente su trabajo o materiales. Sin embargo tras la entrada en vigor de la Ley Concursal se abrió un intenso debate doctrinal sobre la influencia del procedimiento concursal en el juicio en el que se ejercita la acción directa del art 1597. Así, sobre todo tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de dos de marzo de 2006, se sentó el criterio, confirmado por otras resoluciones posteriores de dicha audiencia como la de once de abril de 2011, de que cabía la acción directa del art 1597 siempre que se hubiera ejercitado con anterioridad al Auto de declaración de concurso del contratista, pero por el contrario no cabía su ejercicio una vez declarado el concurso, pues entonces dicha acción debía ceder ante la especialidad concursal y el crédito del subcontratista quedaba integrado en la masa pasiva del concurso y sujeto a la par conditio creditorum. Esta doctrina se impuso la mayor parte de las Audiencias Provinciales hasta el punto de constituir el criterio mayoritariamente seguido en esta materia. Por lo tanto, ejercitada la acción con anterioridad al concurso debía continuar el proceso judicial contra el comitente ante el Juzgado de Primera Instancia hasta su finalización por Sentencia, que de ser favorable permitiría al subcontratista demandante ver satisfecho su crédito al margen del concurso. Por el contrario, una vez declarado el concurso no cabe el ejercicio de dicha acción pues, como explica la Sentencia de la Audiencia Provincial de La Coruña, Sección 4ª, de 18 de marzo de 2009, "La Ley Concursal obliga a todo acreedor, una vez se ha producido la declaración de su deudor en situación concursal, a integrarse en la masa pasiva y estar a las resultas del proceso concursal según la clasificación de su crédito, salvo los casos excepcionales que la Ley permita. ... Por ello, una vez declarada en concurso xxx, todos los bienes y derechos de crédito del concursado se integran en la masa activa, y todos los acreedores del deudor se integran en la masa pasiva y estar a las resultas del proceso concursal según la clasificación de su crédito, salvo los casos excepcionales que la Ley permita. Y como la acción directa del artículo 1.597 del Código Civil se encuentra al margen del concurso, la Ley Concursal no la contempla, y una vez declarada tal situación, no puede ser de aplicación aquel precepto aun cuando se hubiese ejercitado antes por vía extrajudicial, desde el momento en que no fue aceptado por el dueño de la obra, debiendo pues la aquí recurrente integrarse en la masa pasiva y sujeta a las exigencias de la par conditio creditorum según la clasificación de su crédito, sin que proceda en tal situación concursal retraer de la masa activa el importe de su crédito como interesa la parte apelante. De tal modo consideramos jurídicamente correcta la decisión tomada por el Juzgador "a quo" en su sentencia, por cuanto la declaración concursal fija el momento en que los acreedores y deudores de la concursada empiezan a sujetarse a la eficacia propia del concurso, y es la Ley Concursal la que reconoce privilegios y preferencias por decisión expresa del legislador". Sin embargo, la reforma de la Ley Concursal operada por la Ley 38/2011 ha introducido dos preceptos que aluden a la acción directa del artículo 1597 del Código Civil. El primero de ellos, el art 50.3, establece que “Los jueces de primera instancia no admitirán a trámite las demandas que se presenten desde la declaración del concurso hasta su conclusión, en las que se ejercite la acción que se reconoce a los que pusieren su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente contra el dueño de la obra en los términos previstos en el art. 1.597 del Código Civil”, con lo que parece que la Ley Concursal ha confirmado la referida doctrina relativa a la inadmisibilidad de dicha acción tras la declaración del concurso. En segundo lugar la citada Ley 38/2011 introdujo igualmente un nuevo art 51 bis, conforme al cual “declarado el concurso y hasta su conclusión, quedarán en suspenso los procedimientos iniciados con anterioridad en los que se hubiera ejercitado la acción que se reconoce a los que pusieren su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente contra el dueño de la obra en los términos previstos en el art. 1.597 del Código Civil”. En definitiva, conforme a la nueva regulación (artículos 50.3 y 51 bis 2 LC), desde la declaración de concurso y hasta su conclusión no podrán interponerse demandas en ejercicio de la acción del art. 1.597 CC ante los Juzgados de Primera Instancia, quedando en suspenso los procesos judiciales que estuvieran en curso. Cabe preguntarse que incidencia tiene esta nueva regulación en relación con las acciones ex 1597 ejercitadas con anterioridad a la declaración del concurso pues, como hemos visto, los mismos quedan en suspenso mientras se tramita el concurso, en el cual se hará efectivo el crédito que el contratista concursado tiene contra el comitente, que esta integrado en la masa activa, por lo que una vez finalizado el concurso tal crédito no existirá, quedado por ello sin objeto el proceso instado por el subcontratista que quedó suspendido. Y se estima que únicamente puede sostenerse una de estas dos soluciones: o bien que la resolución de la cuestión pasa a ser competencia de los juzgados de lo mercantil, o bien que tras la reforma de la Ley Concursal se ha optado definitivamente por excluir la acción directa del ámbito concursal. La primera de las opciones parece difícilmente sostenible habida cuenta de la regulación de la competencia de los juzgados mercantiles contenida en los artículos 86 ter de la LOPJ y 8.1 de la Ley Concursal, amén de que en ese caso no se comprende el motivo de que el proceso inicial ante el juzgado de primera instancia se suspenda cuando la cuestión se va a dilucidar ante el juzgado de lo mercantil. Se estima por ello que lo pretendido en la reforma ha sido precisamente excluir definitivamente la acción directa respecto de los créditos contra el concursado, incluso aunque se hubiera ejercitado con anterioridad al concurso, de manera que proceso judicial en que se ha ejercitado queda suspendido mientras dure el procedimiento concursal, sometiendo a los subcontratistas a dicho procedimiento en igualdad de condiciones con el resto de acreedores, reconociéndose su crédito en la lista de acreedores con la clasificación que le corresponda conforme a los arts 89 y siguientes de la Ley Concursal. Esta interpretación parece venir confirmada por la reciente sentencia de Tribunal Supremo de 21 de mayo de 2013, en en base al principio de integración de todos los acreedores en la masa pasiva y la inexistencia de reconocimiento de privilegio alguno la subcontratista en la Ley Concursal, concretamente en sus arts. 90 y 91. Se señala en esta sentencia que “3. Es consecuencia de la responsabilidad universal que pesa sobre el deudor ( art. 1911 Cc), la afectación automática, "ex lege", a la masa del concurso, de todo bien o derecho patrimonial no inembargable, de su propiedad. En su vertiente pasiva, el acreedor queda sometido a la ley del dividendo, y al régimen de comunidad de pérdidas. En otro caso, sería tanto como reconocer que una determinada categoría de acreedores privilegiados (los que pusieren trabajo y materiales en una obra), que no figuran entre los contemplados en los artículos 90 y 91 LC, eluden la previsión contenida en el artículo 89.2 LC, según la cual " no se admitirá en el concurso ningún privilegio o preferencia que no esté reconocido en esta Ley ". Durante la tramitación parlamentaria, contra el precepto, que se correspondía con el artículo 88 del PLC, se formuló una sola enmienda al apartado 2, último inciso, en el sentido de suprimir la expresión "... que no esté reconocido en esta Ley ", que naturalmente no prosperó (Enmienda num. 27 del Grupo Parlamentario Mixto, BOCG, Congreso de los Diputados, de 2 de diciembre de 2002, núm. 101-15). Se corría el peligro, de aceptarse la enmienda, de volver al laberinto normativo de la legislación anterior derogada con la Ley Concursal. Dicho precepto supone una cláusula de cierre del sistema de preferencias y privilegios, que están sujetos al principio de tipicidad. Sólo ella, la Ley Concursal, sanciona enérgicamente, con carácter de numerus clausus, los privilegios y preferencias, como excepciones a la igualdad de acreedores sometidos a la ley del dividendo. 4. Así debe entenderse la reciente incorporación del art. 51 bis.2 por la Ley 38/2011, de 10 de octubre, que establece que: " Declarado el concurso y hasta su conclusión, quedarán en suspenso los procedimientos iniciados con anterioridad en los que se hubiera ejercitado la acción que se reconoce a los que pusieren su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente contra el dueño de la obra en los términos previstos en el artículo 1597 del Código Civil ". Es decir, el precepto no hace más que sancionar una regla que debería haber impedido y, ahora expresamente impide, el reconocimiento de un privilegio en sede concursal, confirmando el principio de especialidad concursal”. III.- EFECTOS SOBRE LAS EJECUCIONES Y APREMIOS Tal y como ha quedado expuesto, pese a la declaración de concurso se permite por la Ley Concursal el inicio de procesos declarativos en las distintas jurisdicciones, salvo las acciones contra el concursado de índole civil o social atribuidas al conocimiento del juez del concurso, y la continuación de los procesos declarativos ya iniciados, con las escasas excepciones analizadas. Las sentencias (y los laudos arbitrales) que se dicten en todos estos procesos vinculan al juez del concurso, que deberá dar el tratamiento concursal que proceda a las mismas, conforme al art 53 de la Ley Concursal. Es decir, tales resoluciones podrán determinar la existencia de un crédito frente al concursado, lo que vincula al juez del concurso, debiendo calificarse tales créditos en el concurso como proceda. Dictadas tales sentencias, en cualquier jurisdicción, la ejecución de las mismas sólo podrá llevarse a cabo en el concurso, siendo el juez del mismo el único competente para la ejecución de todos los créditos contra el deudor, cualquiera que sea su origen (art. 8.3º), con determinadas excepciones. Por el mismo motivo, no podrán iniciarse tras la declaración del concurso ejecuciones de títulos no judiciales, ni ejecuciones para hacer efectivo el pago de créditos reconocidos en resoluciones administrativas, con las excepciones que se verán. III.I.- REGLA GENERAL: IMPOSIBILIDAD DE INICIO DE NUEVAS EJECUCIONES Y SUSPENSIÓN DE LAS QUE ESTEN EN TRÁMITE REGULACIÓN: Artículo 55. Ejecuciones y apremios 1. Declarado el concurso, no podrán iniciarse ejecuciones singulares, judiciales o extrajudiciales, ni seguirse apremios administrativos o tributarios contra el patrimonio del deudor. 2. Las actuaciones que se hallaran en tramitación quedarán en suspenso desde la fecha de declaración de concurso, sin perjuicio del tratamiento concursal que corresponda dar a los respectivos créditos. 3. Cuando las actuaciones de ejecución hayan quedado en suspenso conforme a lo dispuesto en los apartados anteriores, el juez, a petición de la administración concursal y previa audiencia de los acreedores afectados, podrá acordar el levantamiento y cancelación de los embargos trabados cuando el mantenimiento de los mismos dificultara gravemente la continuidad de la actividad profesional o empresarial del concursado. El levantamiento y cancelación no podrá acordarse respecto de los embargos administrativos. Conforme establece el artículo 55 de la Ley Concursal tras la declaración de concurso no pueden iniciarse “ejecuciones singulares, judiciales o extrajudiciales, ni seguirse apremios administrativos o tributarios contra el patrimonio del deudor”, suspendiéndose los que estuvieran en trámite, garantizándose así que todos los acreedores integrados en la masa pasiva se sometan a la solución concursal que proceda: el convenio o la liquidación. De hecho, conforme al artículo 24.2 de la Ley Concursal, si el concursado tuviera bienes inscritos en registros públicos, se inscribirá en el folio correspondiente a cada uno de ellos la declaración de concurso no pudiendo anotarse otros embargos posteriores. Únicamente se exceptúan las ejecuciones administrativas y laborales, y las de garantías reales en determinados supuestos, como se examinará a continuación. Por último, el art. 55.3. de la Ley Concursal dispone que cuando las actuaciones de ejecución hayan quedado en suspenso conforme a lo dispuesto en los apartados anteriores, el juez, a petición de la administración concursal y previa audiencia de los acreedores afectados, podrá acordar el levantamiento y cancelación de los embargos trabados cuando el mantenimiento de los mismos dificultara gravemente la continuidad de la actividad profesional o empresarial del concursado, añadiendo que el levantamiento y cancelación no podrá acordarse respecto de los embargos administrativos. Es decir, la declaración del concurso supone la suspensión de las ejecuciones en trámite, como se dijo, pero no el levantamiento de los embargos trabados, que el juez del concurso puede acordar en el supuesto señalado, salvo que se trate de embargos administrativos. Ahora bien, este precepto es de aplicación en el periodo anterior a la apertura de la liquidación. En la misma deben liquidarse todos los bienes y derechos del concursado, enajenándose los mismos libre de cargas, conforme al artículo 149.3 de la Ley Concursal, siendo el juez del concurso, como órgano competente para la ejecución, el que debe levantar las cargas existentes a favor de los créditos concursales (salvo las los especialmente privilegiados), incluidos los embargos administrativos. Igualmente en el caso de aprobación y cumplimiento del convenio quedarán extinguidos los embargos, en virtud de la eficacia novatoria del mismo (art. 136 LC), al verse extinguidos los créditos en la parte afectada por la quita. III.II.- EXCEPCIONES: LAS EJECUCIONES SEPARADAS A) PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS DE EJECUCIÓN, EJECUCIONES LABORALES REGULACIÓN: Artículo 55. Ejecuciones y apremios 1. Declarado el concurso, no podrán iniciarse ejecuciones singulares, judiciales o extrajudiciales, ni seguirse apremios administrativos o tributarios contra el patrimonio del deudor[70]. Hasta la aprobación del plan de liquidación, podrán continuarse aquellos procedimientos administrativos de ejecución en los que se hubiera dictado diligencia de embargo y las ejecuciones laborales en las que se hubieran embargado bienes del concursado, todo ello con anterioridad a la fecha de declaración del concurso, siempre que los bienes objeto de embargo no resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. III.II.- EXCEPCIONES: LAS EJECUCIONES SEPARADAS A) PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS EJECUCIONES LABORALES DE EJECUCIÓN, REGULACIÓN: Artículo 55. Ejecuciones y apremios 1. Declarado el concurso, no podrán iniciarse ejecuciones singulares, judiciales o extrajudiciales, ni seguirse apremios administrativos o tributarios contra el patrimonio del deudor[70]. Hasta la aprobación del plan de liquidación, podrán continuarse aquellos procedimientos administrativos de ejecución en los que se hubiera dictado diligencia de embargo y las ejecuciones laborales en las que se hubieran embargado bienes del concursado, todo ello con anterioridad a la fecha de declaración del concurso, siempre que los bienes objeto de embargo no resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. El artículo 55.1 de la Ley Concursal, tras proclamar la imposibilidad de iniciar nuevas ejecuciones tras la declaración del concurso, añade a continuación que podrán continuarse procedimientos administrativos de ejecución, siempre que anteriormente ya se hubiera dictado diligencia de embargo, así como las ejecuciones laborales si ya se hubieran embargado bienes del concursado. En estos casos permite por tanto la Ley Concursal la coexistencia de ejecuciones individuales separadas, sobre los bienes o derechos embargados, con la ejecución universal que constituye el concurso de acreedores, teniendo preferencia la ejecución individual. Así lo establece expresamente el artículo 162.1.2º de la Ley General Tributaria, respecto de las ejecuciones administrativas, en cuya virtud “cuando concurra con otros procesos o procedimientos concursales o universales de ejecución, el procedimiento de apremio será preferente para la ejecución de los bienes o derechos embargados en el mismo, siempre que el embargo acordado en el mismo se hubiera acordado con anterioridad a la fecha de declaración del concurso”. La continuación de las ejecuciones administrativas o laborales requiere de la concurrencia de tres requisitos, conforme al artículo 55 LC: a) que se haya dictado providencia de embargo o embargado bienes del concursado; y b) que los bienes objeto de embargo no resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. Respecto de esto último el Tribunal de Conflictos de Jurisdicción ya había resuelto antes de la reforma de 2011 que corresponde al Juez del concurso decidir si los bienes o derechos específicos son o no necesarios para la continuación de la actividad del deudor (STCJ de 22 de diciembre de 2006 y reitera la de 3 de julio de 2008 y de 22 de junio de 2009), debiendo el órgano administrativo dirigirse al órgano jurisdiccional a fin de que éste decida sobre la necesariedad de los bienes para la continuación de la actividad del deudor, señalando las sentencias del Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales de 22 de diciembre de 2006, de 3 de julio de 2008 y de 22 de junio de 2009 que es “improcedente que la Administración haga traba de bienes integrantes del patrimonio del deudor sin que con carácter previo exista un pronunciamiento judicial declarando la no afectación de los bienes o derechos objeto de apremio a la continuidad de la actividad del deudor”. Pese a ello, en la práctica es común que la Administración trabe los bienes del concursado sin previa resolución del juez del concurso al respecto. En estos casos el juez del concurso deberá declarar que los bienes de la concursada necesarios para la continuidad de la actividad empresarial de la concursada, lo que supone que el procedimiento administrativo pierde la preferencia de ejecución separada respecto de tales créditos, y requerir a la administración el cese de toda actuación ejecutiva en relación con los mismos, y si no lo hace las actuaciones administrativas adolecerán de nulidad, como ha resuelto la jurisdicción contenciosa (como la STSJ de Asturias, Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 1ª, de 19 septiembre de 2008), que es la encargada de revisar la legalidad de los actos administrativos. C) Que no se haya aprobado el plan de liquidación. La posibilidad de continuación de ejecución separada se permite hasta la aprobación del plan de liquidación, según señala el artículo 55.1. Existen sobre este punto dos posibles interpretaciones, de un lado, puede entenderse que hasta la aprobación del plan de liquidación puede la administración postular la continuación de la ejecución por no ser los bienes o derechos embargados necesarios para la actividad de la actividad profesional del deudor. Si no lo hace, el bien quedará definitivamente integrado en la masa activa y se liquidará en el concurso, extinguiéndose la preferencia que implica la ejecución separada. Esta es la interpretación que acoge la sentencia del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de Santander de 30 de septiembre de 2013. La segunda interpretación, más acorde con el tenor literal del art. 55.1, es que las ejecuciones separadas sobre los bienes no necesarios continúan hasta la aprobación del plan de liquidación, por lo que si el apremio acordado no ha concluido en dicho momento se suspende definitivamente la ejecución administrativa y el bien se integra en la masa. Esta interpretación es la acogida en el auto del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de Palma de Mallorca de 28 de mayo de 2012 y en las Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla, sec. 5ª, de 27 y de 12 de noviembre de 2012 y del Juzgado de lo Mercantil de Pontevedra de quince de Junio de 2012. Por último, cabe preguntarse si en los supuestos en que los bienes objeto de embargo resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor, y por tanto no sea posible la continuación de la ejecución separada, cabe la posibilidad de levantar los embargos administrativos. Esta posibilidad parece vedada por la redacción del art. 55.3, que como hemos visto impide en todo caso el levantamiento de tales embargos. Debe subrayarse lo incomprensible que es la regulación de la Ley Concursal en este punto, pues se suspende la ejecución administrativa por ser necesarios los bienes o derechos sobre los que recae para la continuación de la actividad pero no se permite levantar tales embargos, con lo que la suspensión no beneficiaría a nadie: la Administración no podría continuar la ejecución separada y no se evitarían los efectos perjudiciales de tales embargos para el concurso. Por tal motivo, debe entenderse que la referencia que hace el art. 55.3 a la imposibilidad de levantar los embargos administrativos debe entenderse hecha para el caso de que no se haya declarado la necesidad de los bienes, pues en caso contrario para nada habrá servido esa declaración de necesidad (así, AJM n.º 8 de Madrid de 17/04/12 y la RDGRN de 2/09/2013). B) EJECUCIÓN DE GARANTÍAS REALES REGULACIÓN: Artículo 56. Paralización de ejecuciones de garantías reales y acciones de recuperación asimiladas 1. Los acreedores con garantía real sobre bienes del concursado que resulten necesarios para la continuidad de su actividad profesional o empresarial no podrán iniciar la ejecución o realización forzosa de la garantía hasta que se apruebe un convenio cuyo contenido no afecte al ejercicio de este derecho o trascurra un año desde la declaración de concurso sin que se hubiera producido la apertura de la liquidación. En particular, no se considerarán necesarias para la continuación de la actividad las acciones o participaciones de sociedades destinadas en exclusiva a la tenencia de un activo y del pasivo necesario para su financiación, siempre que la ejecución de la garantía constituida sobre las mismas no suponga causa de resolución o modificación de las relaciones contractuales a las que, estando sujeta la referida sociedad, permitan al deudor mantener la explotación del activo. Tampoco podrán ejercitarse durante ese tiempo: a) Las acciones tendentes a recuperar los bienes vendidos a plazos o financiados con reserva de dominio mediante contratos inscritos en el Registro de Bienes Muebles. b) Las acciones resolutorias de ventas de inmuebles por falta de pago del precio aplazado, aunque deriven de condiciones explícitas inscritas en el Registro de la Propiedad. c) Las acciones tendentes a recuperar los bienes cedidos en arrendamiento financiero mediante contratos inscritos en los Registros de la Propiedad o de Bienes Muebles o formalizados en documento que lleve aparejada ejecución. 2. Las actuaciones ya iniciadas en ejercicio de las acciones a que se refiere el apartado anterior se suspenderán desde que la declaración del concurso, sea o no firme, conste en el correspondiente procedimiento, aunque ya estuvieran publicados los anuncios de subasta del bien o derecho. Sólo se alzará la suspensión de la ejecución y se ordenará que continúe cuando se incorpore al procedimiento testimonio de la resolución del juez del concurso que declare que los bienes o derechos no son necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. 3. Durante la paralización de las acciones o la suspensión de las actuaciones y cualquiera que sea el estado de tramitación del concurso, la administración concursal podrá ejercitar la opción prevista en el apartado 2 del artículo 155. 4. La declaración de concurso no afectará a la ejecución de la garantía cuando el concursado tenga la condición de tercer poseedor del bien objeto de ésta. 5. A los efectos de lo dispuesto en este artículo y en el anterior, corresponderá al juez del concurso determinar si un bien del concursado resulta necesario para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. Artículo 57. Inicio o reanudación de ejecuciones de garantías reales 1. El ejercicio de acciones que se inicie o se reanude conforme a lo previsto en el artículo anterior durante la tramitación del concurso se someterá a la jurisdicción del juez de éste, quien a instancia de parte decidirá sobre su procedencia y, en su caso, acordará su tramitación en pieza separada, acomodando las actuaciones a las normas propias del procedimiento judicial o extrajudicial que corresponda. 2. Iniciadas o reanudadas las actuaciones, no podrán suspendidas por razón de vicisitudes propias del concurso. ser 3. Abierta la fase de liquidación, los acreedores que antes de la declaración de concurso no hubieran ejercitado estas acciones perderán el derecho de hacerlo en procedimiento separado. Las actuaciones que hubieran quedado suspendidas como consecuencia de la declaración de concurso se reanudarán, acumulándose al procedimiento de ejecución colectiva como pieza separada. Otra excepción a la ejecución universal que implica el concurso es la posibilidad de ejecución separada de las garantías reales, como la prenda o la hipoteca, regulada en los arts. 56 y 57 de la Ley Concursal, que resultan asimismo de aplicación a acciones de recuperación asimiladas, es decir, las tendentes a recuperar los bienes vendidos a plazos o financiados con reserva de dominio o cedidos en arrendamiento financiero, mediante contratos inscritos en registros públicos, o las acciones resolutorias de venta de inmuebles por falta de pago del precio aplazado. Se ha de distinguir en la regulación que de esta materia hace el artículo 56 dos supuestos distintos, según los bienes y derechos sobre los que recae la garantía real sean o no necesarios para la actividad profesional o empresarial del deudor, tras la reforma operada por el R.D.-ley 4/2014, de 7 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial, pues antes este artículo se refería a la afección de los bs a la actividad empresarial o profesional de la concursada. Sobre la necesidad del bien debe decidir el juez del concurso, conforme al artículo 56.5 de la Ley Concursal. a) Si a garantía recae sobre bienes del concursado NO necesarios a su actividad profesional o empresarial o a una unidad productiva del concursado, cabe la posibilidad de iniciar la ejecución separada, así como de continuar las que ya estuvieran en tramite, siendo objetivamente competente el juez de primera instancia. En cualquier caso, será necesaria la declaración del juez del concurso sobre la no afección de los bienes para iniciar la ejecución hipotecaria o del derecho real o acción de recuperación asimilada de que se trate. Si el la ejecución ya estuviera en trámite en el momento de la declaración del concurso, debe suspenderse desde que conste la declaración de concurso hasta que el juez del mismo decida que tales bienes no están afectos a la actividad o, estándolo, no son necesarios para la continuación de la actividad del deudor. En tal caso se levantará la suspensión y continuará la tramitación de la misma ante el juez de primera instancia. b) En el caso de que conste resolución del juez del concurso declarando los bienes necesarios, no podrán iniciarse las ejecuciones de garantías reales hasta que se apruebe un convenio cuyo contenido no afecte al contenido del derecho, o hasta que transcurra un año desde la declaración de concurso sin que se haya abierto la liquidación. Las que puedan iniciarse por concurrir estas condiciones, se tramitarán como pieza separada del concurso, conforme a las normas propias de la ejecución de que se trate. Si en el momento de abrirse la fase de liquidación no se hubieran ejercitado tales acciones, el acreedor perderá el derecho de ejecución separada, quedando por tanto plenamente sometido al plan de liquidación. En caso de que la ejecución estuviera en trámite ante el juez de primera instancia al declararse el concurso se suspenderá. Abierta la fase de liquidación, se reanudará la ejecución, acumulándose como pieza separada en el concurso. III.III. LOS EFECTOS DEL “PRECONCURSO” SOBRE LAS EJECUCIONES INDIVIDUALES Artículo 5 bis. Comunicación de negociaciones y efectos 1. El deudor podrá poner en conocimiento del juzgado competente para la declaración de su concurso que ha iniciado negociaciones para alcanzar un acuerdo de refinanciación de los previstos en el art. 71 bis.1 y en la disposición adicional cuarta o para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio en los términos previstos en esta Ley. En el caso en que solicite un acuerdo extrajudicial de pago, una vez que el mediador concursal propuesto acepte el cargo, el registrador mercantil o notario al que se hubiera solicitado la designación del mediador concursal deberá comunicar, de oficio, la apertura de las negociaciones al juzgado competente para la declaración de concurso. 2. Esta comunicación podrá formularse en cualquier momento antes del vencimiento del plazo establecido en el art. 5. Formulada la comunicación antes de ese momento, no será exigible el deber de solicitar la declaración de concurso voluntario. 3. El secretario judicial ordenará la publicación en el Registro Público Concursal del extracto de la resolución por la que se deje constancia de la comunicación presentada por el deudor o, en los supuestos de negociación de un acuerdo extrajudicial de pago, por el notario o por el registrador mercantil, en los términos que reglamentariamente se determinen. Caso de solicitar expresamente el deudor el carácter reservado de la comunicación de negociaciones, no se ordenará la publicación del extracto de la resolución. El deudor podrá solicitar el levantamiento del carácter reservado de la comunicación en cualquier momento. 4. Desde la presentación de la comunicación y hasta que se formalice el acuerdo de refinanciación previsto en el art. 71 bis.1, o se dicte la providencia admitiendo a trámite la solicitud de homologación judicial del acuerdo de refinanciación, o se adopte el acuerdo extrajudicial, o se hayan obtenido las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de una propuesta anticipada de convenio o tenga lugar la declaración de concurso, no podrán iniciarse ejecuciones judiciales o extrajudiciales de bienes y derechos que resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. Las ejecuciones de dichos bienes o derechos que estén en tramitación quedarán suspendidas con la presentación de la resolución del secretario judicial dando constancia de la comunicación. Las limitaciones previstas en los incisos anteriores quedarán en todo caso levantadas una vez transcurridos los plazos previstos en el apartado siguiente. Tampoco podrán iniciarse o, en su caso, quedarán suspendidas las ejecuciones singulares promovidas por los acreedores de pasivos financieros a los que se refiere la disposición adicional cuarta, siempre que se justifique que un porcentaje no inferior al 51 por ciento de pasivos financieros han apoyado expresamente el inicio de las negociaciones encaminadas a la suscripción del acuerdo de refinanciación, comprometiéndose a no iniciar o continuar ejecuciones individuales frente al deudor en tanto se negocia. Lo dispuesto en los dos párrafos anteriores no impedirá que los acreedores con garantía real ejerciten la acción real frente a los bienes y derechos sobre los que recaiga su garantía sin perjuicio de que, una vez iniciado el procedimiento, quede paralizado mientras no hayan transcurrido los plazos previstos en el primer párrafo de este apartado. Quedan, en todo caso, excluidos de las previsiones contenidas en este apartado los procedimientos de ejecución que tengan por objeto hacer efectivos créditos de derecho público. 5. Transcurridos tres meses desde la comunicación al juzgado, el deudor, haya o no alcanzado un acuerdo de refinanciación, o un acuerdo extrajudicial de pagos o las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de una propuesta anticipada de convenio, deberá solicitar la declaración de concurso dentro del mes hábil siguiente, a menos que ya lo hubiera solicitado el mediador concursal o no se encontrara en estado de insolvencia. 6. Formulada la comunicación prevista en este artículo, no podrá formularse otra por el mismo deudor en el plazo de un año. A) COMUNICACION DE NEGOCIACIONES: EL PRECONCURSO Para terminar con este apartado, conviene hacer referencia a los efectos que el denominado preconcurso, es decir, la comunicación que se regula en el art. 5 bis de la Ley Concursal, puede producir en relación con las acciones individuales, sobre todo tras la reciente reforma operada por el Real decreto Ley 4/2014, de 7 de marzo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de la deuda empresarial, y la Ley 17/2014, de 30 de septiembre, por la que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 5 de la Ley Concursal el debe solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer su estado de insolvencia. El incumplimiento de esta obligación puede conllevar responsabilidades al deudor, ya que supone una presunción iuris tantum de dolo o culpa grave que puede dar lugar a que el concurso sea declarado culpable en la pieza de calificación. Por lo tanto, a fin de evitar tales responsabilidades el deudor debe instar la declaración de concurso en el expresado plazo. Sin embargo, el artículo 5 bis también prevé la posibilidad de que, antes de solicitar la declaración de concurso, ponga en conocimiento del juzgado competente que ha iniciado negociaciones para alcanzar un acuerdo de refinanciación de los previstos o para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio. Tal comunicación deberá hacerse al juzgado por el notario o por el registrador mercantil en caso de que se hayan iniciado negociaciones para obtener acuerdo extrajudicial de pago, una vez que el mediador concursal haya aceptado el cargo. Presentada dicha comunicación el secretario judicial dictará resolución por la que se deje constancia de dicha comunicación y acordará la publicación en el Registro Público Concursal del extracto de la resolución. Formulada la comunicación antes de ese momento, no será exigible el deber de solicitar la declaración de concurso voluntario. Transcurridos tres meses desde la comunicación sin que se haya obtenido el resultado que la motiva (acuerdo de refinanciación, adhesiones suficientes a la propuesta anticipada de convenio, o acuerdo extrajudicial) el deudor o, en su caso, el mediador concursal, deberá solicitar la declaración de concurso, salvo que ya no se hallase en un estado de insolvencia. Ahora bien, tal comunicación, en el ámbito procesal que estamos examinando, produce dos tipos de consecuencias: 1º.- El deudor hasta que transcurra el plazo señalado no está obligado a solicitar la declaración de concurso, aunque puede hacerlo antes de que transcurra dicho plazo, y no se admitirán solicitudes de concurso de otras personas distintas del deudor (concurso necesario) durante dicho plazo. Las que se presenten con posterioridad sólo se proveerán cuando haya vencido el plazo de un mes si el deudor no hubiera presentado solicitud de concurso. Si Si el deudor la presenta, se tramitará su solicitud en primer lugar y, declarado el concurso, las solicitudes presentadas previamente y las que se presenten con posterioridad se unirán a los autos, teniendo por comparecidos a los solicitantes. 2º.- La segundo consecuencia ha sido introducida por la reforma operada en la Ley Concursal antes citada. Tras la misma, establece el apartado 4º del art. 5 bis que “Desde la presentación de la comunicación y hasta que se formalice el acuerdo de refinanciación previsto en el art. 71 bis.1, o se dicte la providencia admitiendo a trámite la solicitud de homologación judicial del acuerdo de refinanciación, o se adopte el acuerdo extrajudicial, o se hayan obtenido las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de una propuesta anticipada de convenio o tenga lugar la declaración de concurso, a) no podrán iniciarse ejecuciones judiciales o extrajudiciales de bienes o derechos que resulten necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor. b)Las ejecuciones de dichos bienes que estén en tramitación quedarán suspendidas con la presentación de la resolución del secretario judicial dando constancia de la comunicación. c) Tampoco podrán iniciarse o, en su caso, quedarán suspendidas las ejecuciones singulares promovidas por los acreedores de pasivos financieros a los que se refiere la disposición adicional cuarta, siempre que se justifique que un porcentaje no inferior al 51 por ciento de pasivos financieros han apoyado expresamente el inicio de las negociaciones encaminadas a la suscripción del acuerdo de refinanciación, comprometiéndose a no iniciar o continuar ejecuciones individuales frente al deudor en tanto se negocia. d) Respecto de las ejecuciones de garantías reales, en los casos señalados podrán ejercitar la acción sin perjuicio de que, una vez iniciado el procedimiento, quede paralizado mientras no hayan transcurrido los plazos previstos en el primer párrafo de este apartado. Las limitaciones señaladas quedarán en todo caso levantadas una vez transcurridos los plazos previstos en el apartado siguiente. Termina el precepto de su ámbito de aplicación los procedimientos de ejecución que tengan por objeto hacer efectivos créditos de derecho público. Por lo expuesto, la comunicación de inicio de negociaciones supone la paralización de las ejecuciones sobre bienes necesarios para la actividad del deudor, y la qde los créditos de los acreedores financieros a los que se refiere la D.A 4ª. Para dar efectividad a esta norma se ha modificado también el artículo 568 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que dispone que en los supuestos señalados no se dictará auto despachando ejecución cuando conste que se ha efectuado la misma B) PROBLEMÁTICA DE LA PARALIZACIÓN EJECUCIONES JUDICIALES EN FASE PRECONCURSAL Este precepto práctico. plantea numeroso problemas de índole La comunicación que se efectúa en el juzgado de lo mercantil no es propiamente un procedimiento judicial. El deudor (o el mediador) se limitan a comunicar el inicio de las negociaciones negociaciones, sin que se articule en la Ley Concursal ningún tipo de control por parte del Juzgado de lo Mercantil, más allá de la competencia territorial para ser destinatario de la propia comunicación, siendo juez competente el que lo sería para el conocimiento del concurso. Se trata en definitiva de una simple comunicación que se tiene por realizada por resolución del secretario judicial, sin ninguna intervención por tanto del juez del concurso. El efecto paralizador que produce dicha comunicación en relación con las ejecuciones individuales, unido a la falta de un control efectivo por el juez del concurso sobre la situación de insolvencia, la relatividad de las negociaciones, o sobre los requisitos legalmente exigidos para poder tramitar una propuesta de convenio, otorga al deudor un instrumento muy poderoso, pues siempre le quedará el recurso de realizar tal comunicación en respuesta a las demandas de ejecución contra él planteadas o en previsión de las mismas. De otro lado, la nueva regulación genera enormes dudas sobre la forma como puede hacerse efectiva la suspensión de las ejecuciones. En principio el Juzgado de lo Mercantil no tiene que realizar comunicación alguna a los de Primera Instancia, sino que simplemente el secretario judicial deberá publicar la comunicación en el Registro Público Concursal. Tal publicación no significa necesariamente que el juzgado que esté conociendo de la ejecución individual deba suspender la misma, o inadmitirla a trámite, pues como se expuso, el efecto suspensivo no se produce respecto de todas las ejecuciones judiciales, sino únicamente las que afecten a “bienes necesario” para la actividad del deudor. Cabe preguntarse a quien corresponde valorar si el bien o derecho es o no necesario, teniendo en cuenta que el juez de lo mercantil no tendrá un procedimiento abierto en que hipotéticamente pudiera valorar la necesariedad, pues ni interviene en la comunicación del art. 5 bis, ni en la misma se ha de contener datos que permitan hacer tal juicio de valor. Las primeras resoluciones sobre la materia asumen que la competencia corresponde al juzgado de lo mercantil. Así se manifiestan los autos del Juzgado de lo Mercantil n.º 1 de Granada de 17 de marzo y de 16 de junio de 2014. Por el contrario el auto del Juzgado Mercantil de Jaén de 25 de abril de 2014 parte de la incompetencia objetiva del juzgado mercantil para conocer del carácter necesario o no del bien, correspondiendo al juez de primera instancia que estuviera conociendo la ejecución “al no haber concurso abierto, no contar con el título ejecutivo para valorar el carácter necesario del bien, no estar personado el ejecutante en este incidente, y que la nueva redacción del art. 568 LEC parece atribuirla al Juez de Instancia cuando dispone que no despachará ejecución cuando el demandado esté en situación de concurso o haya efectuado la comunicación del art. 5 bis de la LC respecto a los bienes necesarios para su actividad”. No obstante, este auto fue posteriormente revocado por la Audiencia Provincial de Jaén (Auto nº 172/2014, de 26 de junio), al entender la Sala que el Juzgado Mercantil es competente para tramitar el expediente de comunicación y, por tanto, también para determinar la necesidad o no del bien para la actividad del deudor. Se trata ciertamente de una cuestión dudosa, respecto de la cual no se acierta a comprender el motivo por el que el legislador ha modificado este precepto por la Ley 17/2014, de 30 de septiembre, extendiendo sus efectos a las ejecuciones extrajudicales, y no ha aclarado la cuestión que se comenta, dándose incluso la circunstancia de que existía una enmienda de un grupo parlamentario para que se recogiese expresamente que la competencia para la decisión sobre la necesidad del bien recayera en los juzgados de primera instancia. con lo que el debate estaba sob de la imposibilidad de iniciar ejecuciones y de suspensión de las existentes a las extrajudiciales, por la que se adoptan medidas urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial IV.- SUPUESTOS QUE SE PLANTEAN EN LA DELIMITACION DE COMPETENCIAS ENTRE EL JUEZ DEL CONCURSO Y EL DE PRIMERA INSTANCIA Como consecuencia de todo lo expuesto, resulta que durante la tramitación del concurso, en el ámbito de la jurisdicción civil, puede coexistir el mismo con otros procesos declarativos seguidos ante los juzgados de primera instancia, e incluso de ejecución, en los que interviene el concursado. Pues bien, para terminar de analizar los efectos de la declaración de concurso sobre el ejercicio de acciones individuales, haremos referencia a determinadas cuestiones de índole práctico que surgen en estos casos a la hora de deslindar la competencia objetiva de los juzgados de primera instancia (o mercantiles) y del juez del concurso, como consecuencia de la aplicación de las normas anteriormente examinadas. IV.I.- ACUMULACIÓN DE ACCIONES Un problema que se plantea en la práctica es el caso de demandas civiles sobre materias competencia del juez del concurso en las que se acumulan las acciones que uno tenga contra varias personas conforme al art 72 de le Ley de Enjuiciamiento Civil, por ejemplo cuando se demanda a varios deudores solidarios, en el caso de que uno de los demandados haya sido declarado en concurso. Si la demanda se interpone con anterioridad a la declaración del concurso no se plantea problema alguno, pues como sabemos el juez de primera instancia conserva su competencia objetiva hasta la conclusión del proceso mediante sentencia. Cuestión distinta se da en el supuesto de demandas interpuestas una vez iniciado el concurso de uno de los demandados. En estos casos la demanda no podrá ser admitida por el juez de primera instancia, pues el art. 73.1.1 LEC prohíbe la acumulación de acciones cuando el juez no sea competente por razón de la materia para entender de las acciones acumuladas, como ocurre con la acción ejercitada frente al concursado, que es competencia del juez del concurso. Por ello el juez de primera instancia debe de proceder a requerir al actor para que “desacumule” las acciones indebidamente ejercitadas de forma conjunta, conforme al , art. 73.4 LEC. Si no se subsanan el juez debe de archivar sin más trámites la demanda. Mayores problemas plantean los supuestos de litisconsorcio pasivo necesario. En estos casos, no se puede escindir el litigio por requerirse que todos los demandados deban serlo de modo conjunto, conforme al artículo 12 de la LEC, lo que ocurre cuando por razón de lo que sea objeto del juicio la tutela jurisdiccional solicitada sólo pueda hacerse efectiva frente a varios sujetos conjuntamente considerados, pues, partiendo de la doctrina general existente en torno al litis consorcio pasivo necesario, es necesario llamar a juicio a todas aquellas personas que, en virtud de disposición legal, o por razón de la inescindibilidad de la relación jurídica material, puedan estar interesados directamente o puedan resultar afectados en la misma medida por la resolución que se dicte en el proceso. Se trata de una exigencia de naturaleza procesal con fundamento en la necesidad de dar cumplimiento al principio de audiencia evitando la indefensión, que puede incluso apreciada de oficio. En un supuesto como el referido, el Auto A.P. Madrid (s. 28ª) de 29 de octubre de 2010 optó por atribuir la competencia al juez del concurso. Se trataba de un litigio por el que los demandantes ejercitaron acciones de rescisión y/o nulidad como consecuencia de una cadena de trasmisiones que afectaban a la finca inscrita en el Registro de la Propiedad, demandándose a los sucesivos vendedores, señalando el citado auto que el hecho de que todos ellos no pudieran ser demandados por separado no sería razón suficiente para eludir la atribución en bloque del asunto a favor del juez del concurso, conforme a normas de carácter especial (artículos 86 ter de la LOPJ y 8 de la Ley Concursal), que han de prevalecer sobre las generales en materia competencial (artículo 85 de la LOPJ y 45 de la LEC). En similares términos, el Auto A.P. Vizcaya (s. 4ª) de 22 de julio de 2010 consideró, en un supuesto de litisconsorcio pasivo necesario en el que el juez de primera instancia había declarado la competencia del juez del concurso respecto del concursado, la posible trascendencia en patrimonio de concursada, unido a la imposibilidad de dividir la continencia de la causa, no cabe abrir la posibilidad de sentencias contradictorias, siendo materia de orden público el fijar la competencia objetiva para conocer la totalidad de la causa del Juzgado de lo Mercantil, Juez del Concurso. Y el auto de la Audiencia Provincial de Madrid (s. 21ª) de 29 de junio de 2010 señala que “Si estuviéramos ante una simple acumulación subjetiva de acciones, sin situación de litisconsorcio necesario alguno, podríamos plantearnos perfectamente la competencia del Juzgado de lo Mercantil para conocer de la acción ejercitada frente a la sociedad que no se halla en situación concursal, pero en este caso nos encontramos ante una situación admitida de litisconsorcio pasivo necesario, que hace inescindible las pretensiones ejercitadas contra los demandados, uno de los cuales se halla en situación concursal, y que no puede tener otra solución procesal que atribuir la total competencia del asunto, afectada, como hemos dicho, por una situación de litisconsorcio pasivo necesario, al Juez de lo Mercantil que conoce del concurso necesario de uno de los demandados y litisconsortes. Esto es lo que se estimó, en supuestos similares, por los autos de la Audiencia Provincial de Barcelona de 29 de junio de 2007 (Sección 15º) y 28 de septiembre de 2009 (Sección 14º)”. IV.II.- LA RECONVENCIÓN Puede ocurrir que, antes o después de la declaración de concurso, se interponga la demanda frente a tercero por el concursado o, en su caso, por la administración concursal ante el juez de primera instancia competente, y el demandado formule reconvención una vez declarado el concurso, conforme al artículo 406 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, o bien alegue la compensación, conforme al artículo 408 LEC. No cabe formular por vía de reconvención tales cuestiones, pues se trata de pretensiones frente al concursado con trascendencia patrimonial, correspondiendo la competencia por tanto al juez del concurso conforme al art 8.1 de la Ley Concursal, señalando además el artículo 406,2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que determina que "no se admitirá la reconvención cuando el Juzgado carezca de competencia objetiva por razón de la materia”, añadiendo además el art, 58 de la Ley Concursal que las cuestiones que se susciten en relación con la compensación de créditos y deudas del concursado deben resolverse por los trámites del incidente concursal. Existen numerosas resoluciones judiciales en tal sentido, pudiendo citarse el Auto A.P. Toledo (s. 1ª) de 17 de julio de 2010 y las sentencias de las Audiencias Provinciales de Soria de 10 de diciembre de 2010, de Zaragoza (s. 5ª) de 18 de mayo de 2011 y de 30 de diciembre de 2010, Asturias (s. 5ª) de 5 de marzo de 2010, y Segovia de 23 de febrero de 2010 y de 11 de diciembre de 2009. Por lo tanto, si la reconvención se formula antes de la declaración del concurso, el juzgado de primera instancia continuará conociendo del proceso en su integridad. Por el contrario, si ya ha sido declarado el concurso el juez de primera instancia deberá declararse incompetente, por falta de competencia objetiva, continuando el proceso únicamente en relación con la demanda inicial. IV.III.- EJERCICIO DE ACCIONES DESPUÉS DEL CONVENIO Otra cuestión que ha sido objeto de discusión, dado el silencio que guarda la Ley Concursal sobre este punto, es la determinación del órgano competente para conocer de las acciones civiles con trascendencia patrimonial una vez aprobado el convenio. El problema se plantea porque conforme al artículo 133 de la Ley Concursal una vez aprobado el convenio por sentencia cesan todos los efectos del concurso, salvo los deberes de colaboración e información del concursado. Por ello, de aplicarse estrictamente este precepto también cesarían los efectos establecidos en el artículo 50 respecto de la imposibilidad de plantear nuevas demandas ante los juzgados de primera instancia. Pero realmente el concurso no ha concluido, lo que no ocurrirá hasta que se declare cumplido el convenio, pudiendo ocurrir que este no llegue a cumplirse, con lo que debe abrirse la fase de liquidación. Pese a las discrepancias que ha suscitado la cuestión que se plantea, lo cierto es que la misma ha sido abordada por el Tribunal Supremo, que en auto de 10 de julio de 2012 ha resuelto que, aunque la aprobación del convenio no supone la conclusión del concurso, que queda condicionada a la declaración firme de su cumplimiento, la ubicación del artículo 50 de la Ley Concursal, dentro del capítulo dedicado a los efectos del concurso, y el contenido del artículo 133, permiten concluir que el juez del concurso deja de tener la competencia para el conocimiento de las acciones y procedimientos con trascendencia para el patrimonio del deudor a que se refieren los arts. 8 y 50 de la Ley desde la firmeza de la sentencia aprobatoria del convenio hasta la declaración de cumplimiento del mismo o, en su defecto, hasta la apertura de la fase de liquidación, lo que, además, se encuentra en armonía con que durante ese espacio temporal el concursado recupere su actividad profesional o empresarial a través precisamente del convenio. Por lo tanto, respecto de las nuevas obligaciones asumidas por el concursado durante el ejercicio de su actividad tras la aprobación del convenio los acreedores podrán ejercitar las acciones correspondientes ante el juez de primera instancia del territorialmente competente. Posición distinta será la de los acreedores afectado por el convenio, pues en caso de que no se satisfagan sus créditos conforme a lo previsto en el propio convenio únicamente podrán solicitar, ante el juez de concurso, la declaración de incumplimiento del convenio, con las consecuencias que la Ley Concursal anuda a la misma, concretamente la apertura de la liquidación. IV.IV.- EL JUICIO DE DESAHUCIO No cabe duda de que la acción de desahucio interpuesta contra el concursado, con independencia de que se haya acumulado o no la de reclamación de rentas, reviste transcendencia patrimonial, motivo por el cual corresponde la competencia para el conocimiento del juicio declarativo al juez del concurso, salvo que se haya ejercitado con anterioridad a la declaración de concurso, debiendo continuar con el proceso el juez de primera instancia hasta su finalización. En este último caso, se plantean dudas sobre la competencia para la ejecución de la sentencia de desahucio, pues en la misma se resuelve el contrato de arrendamiento, no teniendo derecho ya el arrendatario concursado a la posesión del bien, por lo que realmente, se dice, no se trata de una ejecución frente al patrimonio del concursado. Existen por tanto dos alternativas: 1º) Atribuir la competencia al Juez de Primera Instancia que dictó la sentencia de desahucio para hacer efectiva la entrega de inmuebles del artículo 703 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, si se interpreta que la ejecución no va dirigida contra el patrimonio del concursado sino contra un bien de propiedad ajena, sobre el que el concursado ya no ostenta derecho alguno y simplemente debe ser restituido a su titular; 2º) Por contra, entender que la ejecución pudiera corresponder ya al Juez del concurso, al amparo del artículo 8.3º de la LC , puesto que, no obstante, todavía afectaría a un derecho de contenido patrimonial del concursado, cual es la posesión de un bien, que en ocasiones puede ser su vivienda y en otras la sede física de su actividad profesional, negocio o industria y la interferencia en él podría resultar trascendente para el interés del concurso. La sentencia de 25 de septiembre de 2009 de la Audiencia Provincial de Madrid, siguiendo la misma línea que la de Barcelona en sentencia de 22 de noviembre de 2006 y de la de Zaragoza en auto de dos de marzo de 2009, se inclina por la primera las tesis puesto que ya se habría zanjado judicialmente que el contrato de arrendamiento está resuelto y con ello extinguido el derecho de uso que incumbía en el pasado al arrendatario sometido a concurso, sin que la mera restitución de un bien ajeno a la masa activa del concurso no requiere la intervención del Juez que conoce de éste, cuya competencia sólo se justifica ante ejecuciones que puedan afectar a bienes y derechos que integren o puedan integrarse en el patrimonio del concursado. La ejecución del lanzamiento, por tanto, es competencia del juez de primera instancia que dictó la sentencia, y ello sin perjuicio de que el administrador concursal pueda enervar la acción de desahucio, y rehabilitar la vigencia del contrato, hasta el momento mismo del lanzamiento, pagando las cantidades pendientes y las costas, de conformidad con lo establecido en el artículo 70 de la Ley Concursal. El órgano competente para la rehabilitación del contrato será también el juez de 1ª instancia, pues es el que conoce de la ejecución, y será el que determine las costas que conforman uno de los conceptos del quantum a pagar. EFECTOS DEL CONCURSO LOS CRÉDITOS EN RELACIÓN CON La Ley Concursal regula en la última sección del cap. II del tít. III “los efectos sobre los créditos en particular” (arts. 58 a 60). La declaración de concurso supone la integración en la masa pasiva de todos los acreedores, cuyos créditos quedan afectos desde ese mismo momento a las consecuencias que se prevén en tales artículos, concretamente los siguientes: 1.- La prohibición de compensación de créditos y deudas del concursado (art. 58); 3.- La suspensión del devengo de intereses (art. 59); 4.- La suspensión del derecho de retención (art. 59 bis) y 5.- La interrupción de la prescripción para el ejercicio de determinadas acciones en relación con tales créditos (art. 60). I.- PROHIBICIÓN DE COMPENSACIÓN DE CRÉDITOS (ART. 58) REGULACIÓN: Artículo 58. Sin perjuicio de lo previsto en el art. 205, declarado el concurso, no procederá la compensación de los créditos y deudas del concursado, pero producirá sus efectos la compensación cuyos requisitos hubieran existido con anterioridad a la declaración, aunque la resolución judicial o acto administrativo que la declare se haya dictado con posterioridad a ella. En caso de controversia en cuanto a este extremo, ésta resolverá a través de los cauces del incidente concursal. se I.I) CRÉDITOS AFECTADOS POR LA PROHIBICIÓN La compensación, regulada en los artículos 1195 y siguientes del Código Civil, puede ser definida como un modo de extinguir las obligaciones, en la cantidad concurrente, respecto de aquellas personas que, por derecho propio, sean recíprocamente acreedores y deudoras la una de la otra ( sentencia de la Sala 1ª de 30-4-2008), debiendo concurrir lo requisitos que establece el artículo 1196 del Código Civil: que cada parte sean acreedor y deudor principal de la otra, que las deudas sean en dinero o cosas fungibles de la misma especie y calidad, que sean deudas vencidas líquidas y exigibles, y que sobre ninguna de ellas haya retención o contienda promovida por terceras personas. El Código Civil alude a la denominada compensación legal, que opera "ipso iure" cuando concurran los requisitos previstos en el art. 1196 del Código Civil, si bien la jurisprudencia ha señalado la existencia de otros dos tipos de compensación: la compensación judicial, que se produce cuando los créditos a compensar no reúnen todos los requisitos exigido, solicitándose del juez que complete la existencia de los mismos, ordinariamente por el cauce de una demanda reconvencional; y la compensación voluntaria, que tendrá lugar cuando las partes acuerdan la compensación aún cuando no concurren todos los requisitos. Señala esta sentencia que “Además de la compensación legal, que es la propiamente regulada en los artículos. 1195 y siguientes del Código Civil, y que opera "ipso iure" cuando concurran los requisitos previstos en el art. 1196 del mismo cuerpo legal, la doctrina y jurisprudencia ha venido a distinguir la existencia de compensación judicial, que acaece en aquellos supuestos en que los créditos no reúnen todos los requisitos exigidos -siendo misión del Juez completar la ausencia de los mismos-, y voluntaria, que tendrá lugar cuando las partes acuerden de modo convencional dicho pago recíproco, regulándose ésta por los pactos que libremente hubieran convenido. A esta modalidad es a la que necesariamente se refiere la recurrente cuando constantemente alude a un pacto o acuerdo de compensación en cuanto a los servicios que alega se prestaron recíprocamente ambas partes”. Pues bien, el artículo 58 de la Ley Concursal establece la prohibición de compensación respecto de determinados créditos, señalando que “declarado el concurso, no procederá la compensación de los créditos y deudas del concursado, pero producirá sus efectos la compensación cuyos requisitos hubieran existido con anterioridad a la declaración, aunque la resolución judicial o acto administrativo que la declare se haya dictado con posterioridad a ella”. Es decir, sólo produce efectos en el concurso la compensación cuando se trate de créditos que ya tuvieran el carácter de compensables en el momento de la declaración del concurso, y ello, se aclara a continuación, “aunque la resolución judicial o acto administrativo que la declare se haya dictado con posterioridad a ella”. Por lo tanto, concurriendo antes de la declaración del concurso los requisitos que para la compensación exige el artículo 1.196 del Código Civil, el acreedor podrá exigir la extinción del crédito del crédito contra el concursado hasta la cuantía del que éste tenga contra él. Por el contrario si estos requisitos para la compensación legal no concurrían en el momento de la declaración de concurso, por ejemplo porque uno de los créditos no estuviera vencido todavía, la compensación no podrá tener lugar. Se trata con ello de evitar que un acreedor integrado en la masa pasiva del concurso pueda cobrar la integridad de su crédito, en perjuicio del resto de acreedores. El efecto de la prohibición se produce más allá del propio procedimiento concursal, de manera que reclamado judicialmente el pago de la deuda por el concursado a través del correspondiente procedimiento ante el Juzgado de 1ª Instancia, no podrá el demandado oponer en el mismo la compensación por vía de excepción o de reconvención, pues el Juzgado de Primera Instancia carece de competencia para pronunciarse sobre la procedencia de una compensación de créditos, conforme a los arts. 8.1 y 50.1 de la Ley Concursal, como han señalado, entre otras muchas, las sentencias de la Audiencia Provincial de A Coruña, Sección 3ª, de 28 de junio de 2013y de Baleares, Sección 3ª, de 14 junio de 2013. Esta prohibición de compensación puede producir efectos devastadores en el acreedor del concursado: la deuda que tiene con éste integrará la masa activa, debiendo satisfacerla durante el concurso, mientras que por el contrario su crédito integrará la masa pasiva y quedará a resultas de la solución que se alcance en el concurso, siendo muy frecuente en la práctica que los acreedores, por ejemplo los ordinarios, no lleguen a percibir nada por su crédito, o una pequeña parte. Ahora bien, aparte de los créditos contra la masa, a los que no les es de aplicación éste precepto como anteriormente se dijo, existen otros créditos que incluso teniendo el carácter de concursales tampoco les es de aplicación la mencionada prohibición de compensación. Así ocurre con los acuerdos de compensación contractual con entidades financieras que están dentro del ámbito de aplicación del Real Decreto-Ley 5/2005, de 11 de marzo, de medidas urgentes para el impulso de la productividad, que transpone la Directiva 2002/47/CE, de 6 de junio, y resulta de aplicación con arreglo a lo previsto en la Disposición Adicional 2ª de la Ley Concursal. El art 5.1 del Real Decreto-Ley 5/2005, de 11 de marzo, de reformas urgentes para el impulso de la productividad establece que “Este capítulo se aplicará a las operaciones financieras que se realicen en el marco de un acuerdo de compensación contractual o en relación con él, siempre que el acuerdo prevea la creación de una única obligación jurídica que abarque todas las operaciones incluidas en dicho acuerdo y en virtud de la cual, en caso de vencimiento anticipado, las partes sólo tendrán derecho a exigirse el saldo neto del producto de la liquidación de dichas operaciones. El saldo neto deberá ser calculado conforme a lo establecido en el acuerdo de compensación contractual o en los acuerdos que guarden relación con este.14.2 2. Este capítulo también se aplicará a los acuerdos de compensación contractual financieros y de garantías financieras en los que una de las partes sea una persona jurídica no incluida en ninguna de las categorías relacionadas en el apartado 1, siempre que la otra parte pertenezca a alguna de dichas categorías”, añadiendo el art. 16.1 “1. La declaración del vencimiento anticipado, resolución, terminación, ejecución o efecto equivalente del acuerdo de compensación contractual o de las operaciones financieras realizadas en el marco del mismo o en relación con él no podrá verse limitada, restringida o afectada en cualquier forma por la apertura de un procedimiento concursal o de liquidación administrativa”. De otro lado, como se ha establecido en numerosas resoluciones judiciales, tampoco resulta de aplicación la prohibición de compensación del artículo 58 en relación con aquellos contratos los que la compensación es un mecanismo inherente al cumplimiento del contrato, como ocurre con los contratos de cuenta corriente que continúan vigentes tras la declaración de concurso, pues el propio contrato implica la aplicación de un sistema de compensación automática por acuerdo de las partes. Así lo señala la sentencia del Juzgado de lo Mercantil N° 6 de Madrid de 18 de febrero de 2013: “Del mismo modo es doctrina reiterada, recogida en Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada, Sección 3ª, de 23.3.2012, que con cita de la Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección 15ª, de 21.5.2007 señala que "... "No cabe comprender en la prohibición del art. 58 LC la compensación que tiene lugar por el tracto sucesivo de una relación contractual que sigue en vigor tras la declaración del concurso y cuya operativa técnica se asienta precisamente en el sistema de compensación automática por acuerdo de las partes y por la naturaleza propia de la dinámica contractual, como es el caso de la cuenta corriente de crédito en la que se reflejan las disposiciones e ingresos del acreditado. En tal supuesto, como es el presente, la compensación propia del sistema de cuenta corriente de crédito queda sustraída de la prohibición legal, porque el efecto inherente al sinalagma contractual determina que los ingresos efectuados en la cuenta compensan automáticamente el saldo deudor generado por el crédito dispuesto, quedando sometida la relación, como concluye el Sr. magistrado, al régimen de los contratos pendientes de ejecución ( art. 61 LC ), ya que la administración concursal y la concursada optaron por la vigencia de la relación crediticia tras ser declarado el concurso, sin que el banco anticipara el vencimiento". Esta doctrina, reiterada en la sentencia de la misma Sala de 30 de marzo de 2009 y seguida también, por la de la AP de Zaragoza sección 5ª de 23 de junio de 2010 , determina que, estimándola también aplicable al caso, no podamos considerar sin más vulnerada la prohibición de compensación del artículo 58 de la LC , por la mera dinámica propia de la relación contractual de la cuenta corriente de crédito en la que se reflejan disposiciones e ingresos del acreditado tras la declaración del concurso, por ello, sin que se trate aquí de ningún ingreso realizado sin estar operativa la cuenta, o posterior a su vencimiento, no tratándose aquí de considerar la eficacia parcial improcedente del contrato después de su resolución o de su vencimiento, o de analizar los perjuicios derivados del incumplimiento en su caso por la entidad financiera apelada, no cabe sino confirmar la sentencia recurrida ...". No debe olvidarse, por último, que dentro del Título que la Ley Concursal dedica a las normas de derecho internacional privado el art. 205 establece la posibilidad de compensación de créditos concursales cuando la ley nacional que rija el crédito recíproco lo permita en situaciones de insolvencia. I.II) MOMENTO EN QUE PUEDE HACERSE VALER LA COMPENSACIÓN Anteriormente se dijo que la compensación legal, que es a la que se refiere el art. 58 de la Ley Concursal, produce sus efectos de forma automática o "ipso iure", extinguiendo las obligaciones compensadas hasta la cantidad concurrente. Ahora bien, como dice la sentencia del Tribunal Supremo de 18 de febrero de 2013, este automatismo va referido a la eficacia de la compensación más que al modo de producirse la misma, pues el efecto de la compensación no se produce hasta que se haga valer por uno de los acreedores recíprocos, si bien en ese momento actuará como si la extinción de las prestaciones contrapuestas se hubiera verificado al tiempo de nacer la segunda de ellas. Cabe preguntarse cuál es el momento en que puede invocarse la compensación por el acreedor/deudor del concursado, en el caso de que los requisitos de la misma concurriesen antes de la declaración de concurso, pues el artículo 58 no se refiere a esta cuestión. Lógicamente podrá el acreedor al insinuar el crédito hacer referencia a la existencia de una deuda compensable y comunicar el crédito compensado, es decir, reducido el importe de la deuda. En este caso si la Administración concursal no acepta la compensación la cuestión deberá decidirse a través del oportuno incidente concursal de impugnación de créditos. Si el acreedor se aquieta, no impugnando la lista de acreedores, no podrá hacerlo posteriormente. Así lo ha entendido la Audiencia Provincial de Alicante, secc. 8ª, en sentencia de 22 de marzo de 2012, pues al plantearse la cuestión en la fase de formación de la lista de acreedores la no impugnación de la misma produce un efecto preclusivo. Ahora bien, pese a lo dicho anteriormente nada impide que el acreedor que sea a la vez deudor del concursado comunique únicamente su crédito, no aludiendo a la deuda. En estos casos cabe preguntarse si el acreedor puede hacer valer posteriormente la compensación y, de ser así, hasta que momento. Debe partirse en principio de que tal forma de actuar del acreedor,comunicando únicamente el crédito, no ha de suponer necesariamente que renuncie a la compensación posterior, de concurrir los requisitos necesarios para ello, como se ha señalado por la Audiencia Provincial de Vizcaya en sentencias de 19 de enero de 2.011 y 31 de marzo de 2011. Según dichas sentencias, pese a que por el Juzgado de lo Mercantil se consideró que con su conducta el acreedor había renunciado a la compensación, al pretender la inclusión de su crédito en su integridad sin disminuir el importe de la deuda, la Audiencia Provincial estimó la apelación, señalando que la renuncia, para ser considerada como tal, ha de ser clara, terminante e inequívoca conforme tiene declarado la jurisprudencia, sin que la misma pueda deducirse por el mero hecho de que apelante comunicara únicamente su crédito, pues los arts. art. 85 y 21.1.5 de la Ley Concursal se refieren sólo a la obligación del acreedor de comunicar los créditos de que sea titular, pero en ningún caso se hace referencia a las deudas. Ahora bien, sentado lo anterior, no dice la Ley Concursal expresamente cuál es el momento oportuno para plantear la compensación cuyo requisitos concurrían con anterioridad a la declaración del concurso y cuando el propio acreedor no lo ha solicitado ab initio, en el propio escrito de insinuación de su crédito. Y sobre este punto existen resolucionres judiciales que mantienen distintos criterios. En primer lugar, en alguna resolución se sostiene que tras la aprobación de los textos definitivos no cabe llevar a efecto la compensación, pues en tales casos el crédito y el débito aparecen ya recogidos la lista definitiva de acreedores y en el inventario, no cabiendo la modificación posterior de estos textos por quienes no hubieren impugnado los mismos en tiempo y forma, conforme establece el artículo 97.1 de la Ley Concursal, tesis asumida por la sentencia de la Audiencia Provincial de ocho de enero de 2014. Por contra, otras resoluciones en alguna se mantiene que realmente no existe un límite temporal ni de actuaciones procedimentales para el planteamiento de la compensación, siendo posible su solicitud tras los textos definitivos y por la vía del incidente concursal, tal y como exige el art 58. Así lo señala la sentencia de la Audiencia Provincial de Pontevedra de 25 de noviembre de 2010, al resolver un recurso de apelación contra la sentencia de J.M. nº 1 de Pontevedra de 15 de febrero de 2010. El juzgado, en relación con créditos que reunían todos los requisitos para su compensación antes de la declaración de concurso, denegó la misma en fase de liquidación, al entender que la compensación se debe hacer valer por medio de la oportuna comunicación de créditos o, como una solución correctora de una actuación denegadora de la Administración concursal, a través del oportuno incidente impugnatorio de la lista de acreedores, precluyendo posteriormente dicha posibilidad. Por el contrario la sentencia de la Audiencia Provincial consideró que, incluso durante la fase de liquidación puede solicitarse la compensación, pues: 1º.- el art 58 no establece plazo alguno; 2º.- Los arts. 21-1-5º y 85 de la Ley Concursal hacen un llamamiento al acreedor para que comunique sus créditos, no sus débitos; 3º.la compensación no supone una modificación del inventario y de la lista de acreedores después de su aprobación definitiva, sino que únicamente se trata de hacer viable lo establecido en el art 58 durante la fase de liquidación respecto de un crédito y una deuda ya reconocidos en tales textos; y 4º.- la compensación en la fase de liquidación no perjudica la posición del resto de acreedores de la concursada más de lo que hubiese perjudicado en un momento anterior. A la misma conclusión llega la Sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla (s. 5ª) de 16 de noviembre de 2011, en las que se esgrimen unos argumentos muy similares. Ahora bien, lo anterior no es en modo alguno pacífico, extiendo resoluciones de otras audiencias provinciales que sostienen que tras la aprobación de los textos definitivos no cabe llevar a efecto la compensación, pues en tales casos el crédito y el débito aparecen ya recogidos en la lista definitiva de acreedores y en el inventario, no cabiendo la modificación posterior de estos textos por quienes no hubieren impugnado los mismos en tiempo y forma, conforme establece el artículo 97.1 de la Ley Concursal, tesis asumida por la sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo de ocho de enero de 2014. II.- SUSPENSIÓN DEL DEVENGO DE INTERESES (ART. 59) REGULACIÓN: Artículo 59:1. Desde la declaración de concurso quedará suspendido el devengo de los intereses, legales o convencionales, salvo los correspondientes a los créditos con garantía real, que serán exigibles hasta donde alcance la respectiva garantía. Los créditos salariales que resulten reconocidos devengarán intereses conforme al interés legal del dinero fijado en la correspondiente Ley de Presupuestos. Los créditos derivados de los intereses tendrán la consideración de subordinados a los efectos de lo previsto en el art. 92.3º de esta ley. 2. No obstante, cuando en el concurso se llegue a una solución de convenio que no implique quita, podrá pactarse en él el cobro, total o parcial, de los intereses cuyo devengo hubiese resultado suspendido, calculados al tipo legal o al convencional si fuera menor. En caso de liquidación, si resultara remanente después del pago de la totalidad de los créditos concursales, se satisfarán los referidos intereses calculados al tipo convencional. II.I) DEVENGO Y PAGO DE INTERESES TRAS LA DECLARACION DE CONCURSO La suspensión del devengo de intereses legales o convencionales, impuesta por el art 59 de la Ley Concursal, constituye uno de los principales efectos de la declaración de concurso. Efectivamente declarado el concurso los créditos concursales, a diferencia de los créditos contra la masa (Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de Marzo de 2.013), dejan de devengar intereses. Por ello en la lista de acreedores sólo se incluirán los intereses del créditos devengados hasta el momento de la declaración del concurso, que se calificarán como créditos subordinados, conforme al art 92.3º de la Ley Concursal Ahora bien, ello no implica que los intereses que podrían devengarse durante la tramitación del concurso hasta su conclusión se extingan, pues el art. 59 se refiere a la suspensión de su devengo, no a su extinción. De hecho, conforme al apartado 2º del art. 59 si se aprobase un convenio que no implique quita, podrá pactarse en él el cobro, total o parcial, de los intereses cuyo devengo hubiese resultado suspendido, calculados al tipo legal o al convencional si fuera menor. Y en caso de liquidación, si resultase remanente una vez satisfechos todos lo créditos concursales, deberá procederse al pago de los intereses devengados durante el concurso calculados al tipo convencional. De otro lado, la suspensión del devengo de intereses no alcanza a los fiadores, garantes o avalistas de la entidad declarada en concurso, como señalan el Auto A.P. Barcelona (s. 16ª) de 2 de marzo de 2010 y la sentencia de la Audiencia Provincial de Zaragoza de 11 de febrero de 2009, teniendo en cuenta que, de un lado, el artículo 1853 del Código Civil establece que entre acreedor y fiador son oponibles las excepciones que sean inherentes a la deuda, pero no las personales del deudor y la situación de concurso más bien reviste esta característica pues la situación de concurso, y de otro lado, que la declaración de concurso no supone la extinción de los intereses, como se dijo anteriormente, que deben pagarse a la conclusión del concurso en los términos establecidos en el artículo 59.2 de la Ley Concursal. II.II) EXCEPCIONES: CRÉDITOS CON GARANTÍA REAL Y CRÉDITOS SALARIALES El art 59.1 excepciona de la regla general de suspensión del devengo de intereses los de los créditos con garantía real, señalando que serán exigibles hasta donde alcance la respectiva garantía. Por lo tanto, declarado el concurso los créditos garantizados con hipoteca continuaran devengando intereses, remuneratorios y moratorios (art. 92.3º), hasta donde alcance el valor de la garantía, conservando dichos intereses la calificación propia del privilegio especial. En lo que exceda del límite de la garantía, serán de aplicación las reglas generales: los intereses devengados antes de la declaración de concurso deberán calificarse como subordinados, y respecto de los posteriores quedará suspendido su devengo, conforme a la regla general del artículo 59.1, sin perjuicio de la posibilidad de su pago tras la conclusión del concurso conforme al artículo 59.2. También como excepción, continúan devengando intereses tras la declaración del concurso los créditos salariales, conforme al tipo de interés legal como prevé expresamente el art. 59.1, teniendo el carácter de créditos subordinados, refiriéndose dicha excepción a los créditos exclusivamente salariales, es decir, no a cualesquiera otros créditos laborales. Ha de distinguirse si estos intereses se devenguen antes o después de la declaración de concurso, pues según el artículo 59.1 de la Ley Concursal, desde la declaración de concurso quedará suspendido el devengo de los intereses y, los créditos salariales que resulten reconocidos devengarán intereses conforme al interés legal del dinero fijado en la correspondiente Ley de Presupuestos, pero en relación con los créditos salariales, el artículo 29.3 del Estatuto de los Trabajadores dispone que el interés por mora en el pago de los salarios asciende al 10 % de lo adeudado. Por lo tanto, los intereses de los créditos salariales devengados con anterioridad a la declaración del concurso, serán del 10 % y, los que se devenguen con posterioridad a la declaración del concurso, serán iguales al interés legal del dinero fijado en la Ley de Presupuestos. III.- SUSPENSIÓN DEL DERECHO DE RETENCIÓN Artículo 59 bis: 1. Declarado el concurso quedará suspendido el ejercicio del derecho de retención sobre bienes y derechos integrados en la masa activa. 2. Si en el momento de conclusión del concurso esos bienes o derechos no hubieran sido enajenados, deberán ser restituidos de inmediato al titular del derecho de retención cuyo crédito no haya sido íntegramente satisfecho. 3. Esta suspensión no afectará a las retenciones impuestas por la legislación administrativa, tributaria, laboral y de seguridad social. El derecho de retención constituye una garantía reconocida por la ley a determinados acreedores, a lo que se les faculta para conservar en su poder la cosa del deudor hasta que se les satisfaga el crédito relacionado con la misma. El derecho de retención tiene así una función de garantía, sin que haya sido considerado nunca como privilegio de ningún tipo por el legislador concursal. En su redacción original la Ley Concursal no regulaba esta cuestión, discutiéndose entonces sobre la subsistencia del derecho de retención una vez declarado el concurso, siendo minoritaria la postura que consideraba que el derecho de retención subsistía tras la declaración de concurso, aún en el caso de que el derecho no cuente con la facultad de ejecución separada. Por el contrario la postura mayoritaria defendía que tal derecho no era resistente al concurso, existiendo numerosas resoluciones judiciales que así lo afirmaban, antes incluso de la entrada en vigor de la Ley Concursal. La Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona (s. 15ª) de 26 de julio de 2012 señala que, en cualquier caso, el derecho de retención no puede resistir a la apertura de la fase de liquidación, que presupone la necesidad de que todo el patrimonio del deudor se liquide para, con su producto, hacer pago a los acreedores. Admitir la resistencia del derecho de retención en un escenario de liquidación equivaldría a mantener cautivas bolsas de bienes de la concursada en una situación en la que esos bienes no pueden ser ejecutados dentro del concurso ni fuera del mismo, lo que resulta inadmisible. Tras hasta la reforma operada por la Ley 38/2011 de 10 octubre 2011, se introdujo el art. 59 bis, que en su apartado primero establece que “declarado el concurso quedará suspendido el ejercicio del derecho de retención sobre bienes y derechos integrados en la masa activa” . Por ello, antes de la reforma de 2011 el acreedor que invocara tal derecho, podía evitar que el mismo volviera a la masa activa del concurso y quedara sujeto a las operaciones de liquidación. Con la reforma se evita tal circunstancia, al suspenderse el derecho de retención, sin que el mismo llegue a extinguirse, de manera que si al concluir el concurso esos bienes o derechos no hubieran sido enajenados deberán ser restituidos de inmediato al titular del derecho de retención, siempre que su crédito no haya sido íntegramente satisfecho, conforme al apartado 2 del art. 59 bis. En cuanto a la forma como puede hacerse efectiva la suspensión del derecho de retención, cuando la cosa esté ya en posesión del acreedor, recuerda la sentencia de la Audiencia Provincial de Baleares de 29 de julio de 2013, que el art. 59 bis no obliga al acreedor a ponerlos a disposición del concursado. Tendrán que ser requeridos esos acreedores para que procedan a la entrega por la administración concursal, vía extrajudicial o judicial, a través del propio juzgado que conoce del concurso, de acuerdo con el artículo 43.1 de la Ley Concursal. En caso de que el requerimiento no fuese atendido, cabría incluso la posibilidad de que el crédito del acreedor que retiene en bien o derecho sea degradado a la condición de subordinado, en vista su mala fe contractual, conforme al artículo 92.7º Ley Concursal. Por último en el apartado tercero de dicho artículo se establece un privilegio para la administración pública, al señalar que la suspensión del derecho de retención no afectará a las retenciones impuestas por la legislación administrativa, tributaria, laboral y de seguridad social. IV. INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN REGULACIÓN: Artículo 60: 1. Desde la declaración hasta la conclusión del concurso quedará interrumpida la prescripción de las acciones contra el deudor por los créditos anteriores a la declaración. 2. La interrupción de la prescripción no perjudicará a los deudores solidarios, así como tampoco a los fiadores y avalistas. 3. Desde la declaración hasta la conclusión del concurso quedará interrumpida la prescripción de las acciones contra socios y contra administradores, liquidadores y auditores de la persona jurídica deudora. También quedará interrumpida la prescripción de las acciones cuyo ejercicio quede suspendido en virtud de lo dispuesto en esta Ley. 4. En el supuesto previsto en los apartados anteriores, el cómputo del plazo para la prescripción se iniciará nuevamente, en su caso, en el momento de la conclusión del concurso[78]. Dada nueva redacción por art.un Ley 38/2011 de 10 octubre 2011 IV.I) ACCIONES CONTRA EL DEUDOR SOLIDARIOS, AVALISTAS O FIADORES CONCURSADO, DEUDORES Como se analizó anteriormente, la declaración de concurso impide el inicio de nuevos juicios declarativos contra el patrimonio del concursado, así como ejecuciones singulares judiciales o extrajudiciales, suspendiéndose las ejecuciones en trámite, con las excepciones previstas en la Ley Concursal. Como consecuencia de todo ello el artículo 60 de la Ley Concursal contempla la interrupción de la prescripción de las acciones para exigir al deudor el pago de créditos anteriores a la declaración de concurso, quedando fuera del ámbito de aplicación del dicho artículo por tanto los créditos contra la masa. Tampoco este efecto interruptivo de la prescripción comprende a los créditos que los acreedores del concursado pudieran tener contra los deudores solidarios o los fiadores o avalistas, lo que ya venía siendo admitido por la jurisprudencia, estableciéndose expresamente en el artículo 60.2 de la Ley Concursal tras la modificación del precepto por la Ley 38/2011. IV.II) ACCIONES CONTRA SOCIOS, ADMINISTRADORES, LIQUIDADORES Y AUDITORES DE LA PERSONA JURÍDICA CONCURSADA. También quedará interrumpida por la declaración del concurso de persona jurídica las acciones contra los socios, administradores o liquidadores y auditores de la misma. Respecto de los socios, el artículo 48 bis de la Ley Concursal atribuye exclusivamente a la Administración concursal la legitimación para el ejercicio de la acción contra el socio o socios personalmente responsables por las deudas de ésta anteriores a la declaración de concurso, así como para exigir el desembolso de las aportaciones sociales y prestaciones accesorias pendientes de cumplimiento. Es decir, tales acciones, estando en trámite el concurso, solo pueden ejercitarse por la Administración concursal y en beneficio de la masa pasiva, pues lo que pueda obtener por su ejercicio pasa a integrar la misma, quedando interrumpido el plazo de prescripción para los que ostenten legitimación de no existir el concurso hasta la conclusión del mismo. De otro lado, el artículo 60.3 de la Ley Concursal prevé este efecto interruptivo de la prescripción tras la declaración de concurso respecto de las acciones contra contra administradores, liquidadores y auditores de la persona jurídica deudora. Ya se analizó con anterioridad el ejercicio durante el concurso de las acciones de responsabilidad contra los administradores sociales regulada en la Ley de Sociedades de Capital, se ven afectadas de distinta forma por la declaración de concurso: así, la acción social de los arts. 238 a 240 sólo podrá ejercitarse por el administrador concursal tras declararse el concurso (art. 48 quáter LC), mientras que no cabe la posibilidad de ejercicio de la acción de responsabilidad objetiva del artículo 367 de la Ley de Sociedades de Capital y se suspenderán los procedimientos en trámite (arts. 50.2 y 51.bis LC). En consecuencia el cómputo del plazo para el ejercicio de estas acciones se interrumpe mientras el concurso esté en trámite. Por el contrario, respecto de la acción individual regulada en el artículo 241 LSC, como se dijo, la Ley Concursal no establece especialidad alguna en relación con dicha acción por la declaración de concurso. Únicamente el art. 60.3 se refiera a la interrupción de la prescripción respecto de las acciones contra los administradores de la persona jurídica concursada, sin especificar el tipo de acción, por lo que en principio tal artículo sería de aplicación en relación con la acción individual. Sin embargo, precisamente por esta falta de afectación del concurso a la acción individual algunos autores sostienen que en realidad dicho artículo no es aplicable a tal acción. V. EFECTOS SOBRE LOS CRÉDITOS COMO CONSECUENCIA APERTURA DE LAS FASE DE CONVENIO Y LIQUIDACIÓN DE LA REGULACIÓN: Artículo 112. Efectos del auto de apertura de la fase de convenio Declarada la apertura de la fase de convenio y durante su tramitación seguirán siendo aplicables las normas establecidas para la fase común del concurso en el título III de esta ley. Artículo 133.2: Desde la eficacia del convenio cesarán todos los efectos de la declaración de concurso, quedando sustituidos por los que, en su caso, se establezcan en el propio convenio, salvo los deberes de colaboración e información establecidos en el art. 42, que subsistirán hasta la conclusión del procedimiento. Artículo 146.: Además de los efectos establecidos en el capítulo II del título III de esta Ley, la apertura de la liquidación producirá el vencimiento anticipado de los créditos concursales aplazados y la conversión en dinero de aquellos que consistan en otras prestaciones. Los efectos del concurso sobre los acreedores, referidos a lo largo de esta exposición, se producen automáticamente por la declaración de concurso, y perduran hasta la conclusión del mismo y durante todas las fases del procedimiento concursal. En la fase de convenio tales efectos permanecen una vez iniciada la misma, conforme al art. 112, pero una vez aprobado el convenio por sentencia, cesarán los mismos (133.2 LC). De otro lado, abierta la fase de liquidación en el concurso, continúan los efectos contra los créditos a los que se ha hecho referencia, añadiendo el artículo 146 dos más: el vencimiento anticipado de los créditos concursales aplazados y la conversión en dinero de aquellos que consistan en otras prestaciones, salvo lógicamente que se trata de créditos contra la masa. Respecto del vencimiento anticipado de los créditos aplazados, no resulta de aplicación lógicamente en relación con los créditos contra la masa, que en todo caso deben abonarse a su vencimiento, con sus intereses En relación con la conversión en dinero de los créditos que consistan en prestaciones no dinerarias, debe tenerse en cuenta que en la lista de acreedores que se ha de presentar junto al informe de la Administración concursal ya constará el importe en dinero de tales créditos, pues conforme al artículo 88 de la Ley Concursal a los efectos de cuantificación del pasivo todos los créditos se computarán en dinero. Asimismo, la apertura de la liquidación supone que las ejecuciones del artículo 56, es decir, las de garantías reales sobre bienes afectos a la actividad del concursado que hubieren quedado suspendidas, se reanudarán, acumulándose al concurso como pieza separada, conforme al artículo 47. Recuérdese, por último, que la aprobación del convenio o la apertura de la fase de liquidación supone la posibilidad de que los acreedores contra la masa pueden iniciar ejecuciones administrativas o judiciales para hacerlos efectivos. EFECTOS DEL CONTRATOS CONCURSO SOBRE LOS I.- REGULACIÓN DE LA LEY CONCURSAL La Ley Concursal regula esta materia en los artículos 61 a 70, bajo la rúbrica “De los efectos sobre los contratos”, en las que se contiene una escasa regulación de los mismos teniendo en cuenta la amplitud de la materia. En general, la declaración de concurso no afecta a la vigencia de los contratos en los que el concursado sea parte, lo cuales desplegarán todos sus efectos con arreglo a la legislación que les sea de aplicación, en especial el Código Civil, salvo en aquellos aspectos que regula la Ley Concursal. Ello es lógico si se tiene en cuenta que, pese al concurso, el concursado sigue desplegando su actividad profesional o empresarial, lo que necesariamente implica la vigencia de los contratos ya celebrados y la posibilidad de convenir otros nuevos. En definitiva, los contratos se siguen rigiendo por su legislación específica, sin perjuicio de los efectos que la Ley Concursal establezca. La regulación contenida los artículos 61 a 70 es realmente parca, pues se circunscribe a las siguientes materias: 1.- Contratos con obligaciones recíprocas, regulándose con detalle el régimen de resolución de los mismos; 2.- Los contratos de trabajo, regulándose fundamentalmente el procedimiento a seguir en relación con los expedientes colectivos y la extinción y suspensión de los contratos del personal de alta dirección; 3.En relación con los contratos administraciones públicas se remite a especial (art. 67) celebrados con la legislación 4.- Se prevé la posibilidad de que el administrador concursal rehabilite contratos de préstamo, de créditos(art. 68), de adquisición de bienes con precio aplazado(art. 69), así como la posibilidad de enervación del desahucio y de rehabilitación del contrato de arrendamiento(art. 70). De las cuestiones expuestas, vamos a detenernos en el análisis de la incidencia del concurso en los contratos con obligaciones recíprocas y en los contratos de trabajo, por ser las que con mayor frecuencia se plantean en la práctica. II.- CONTRATOS CON OBLIGACIONES RECÍPROCAS REGULACIÓN: Art. 61. Vigencia de los contratos con obligaciones recíprocas 1. En los contratos celebrados por el deudor, cuando al momento de la declaración del concurso una de las partes hubiera cumplido íntegramente sus obligaciones y la otra tuviese pendiente el cumplimiento total o parcial de las recíprocas a su cargo, el crédito o la deuda que corresponda al deudor se incluirá, según proceda, en la masa activa o en la pasiva del concurso. 2. La declaración de concurso, por sí sola, no afectará a la vigencia de los contratos con obligaciones recíprocas pendientes de cumplimiento tanto a cargo del concursado como de la otra parte. Las prestaciones a que esté obligado el concursado se realizarán con cargo a la masa. No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, la administración concursal, en caso de suspensión, o el concursado, en caso de intervención, podrán solicitar la resolución del contrato si lo estimaran conveniente al interés del concurso. El secretario judicial citará a comparecencia ante el juez al concursado, a la administración concursal y a la otra parte en el contrato y, de existir acuerdo en cuanto a la resolución y sus efectos, el juez dictará auto declarando resuelto el contrato de conformidad con lo acordado. En otro caso, las diferencias se sustanciarán por los trámites del incidente concursal y el juez decidirá acerca de la resolución, acordando, en su caso, las restituciones que procedan y la indemnización que haya de satisfacerse con cargo ala masa. Cuando se trate de la resolución de contratos de arrendamiento financiero, y a falta de acuerdo entre las partes, con la demanda incidental se acompañará tasación pericial independiente de los bienes cedidos que el juez podrá tener en cuenta al fijar la indemnización. 3. Se tendrán por no puestas las cláusulas que establezcan la facultad de resolución o la extinción del contrato por la sola causa de la declaración de concurso de cualquiera de las partes. Artículo 62. Resolución por incumplimiento 1. La declaración de concurso no afectará a la facultad de resolución de los contratos a que se refiere el apartado 2 del artículo precedente por incumplimiento posterior de cualquiera de las partes. Si se tratara de contratos de tracto sucesivo, la facultad de resolución podrá ejercitarse también cuando el incumplimiento hubiera sido anterior a la declaración de concurso. 2. La acción resolutoria se ejercitará ante el juez del concurso y se sustanciará por los trámites del incidente concursal. 3. Aunque exista causa de resolución, el juez, atendiendo al interés del concurso, podrá acordar el cumplimiento del contrato, siendo a cargo de la masa las prestaciones debidas o que deba realizar el concursado. 4. Acordada la resolución del contrato, quedarán extinguidas las obligaciones pendientes de vencimiento. En cuanto a las vencidas, se incluirá en el concurso el crédito que corresponda al acreedor que hubiera cumplido sus obligaciones contractuales, si el incumplimiento del concursado fuera anterior a la declaración de concurso; si fuera posterior, el crédito de la parte cumplidora se satisfará con cargo a la masa. En todo caso, el crédito comprenderá el resarcimiento de los daños y perjuicios que proceda . II.I.- VIGENCIA DE LOS CONTRATOS (ART. 61) Los contratos con obligaciones recíprocas vienen regulados en los artículos 61 y 62 de la Ley Concursal, preceptos de frecuente aplicación en la práctica de los juzgados de lo mercantil. Se debe comenzar advirtiendo que el ámbito de tales preceptos se extiende no a todo tipo de obligaciones, sino precisamente a las reciprocas, por lo que deberá analizarse en cada caso en concreto si nos hallamos ante tal tipo de obligaciones, es decir, si las obligaciones asumidas por cada una de las partes son la contrapartida o contraprestación de la otra. Pues bien, la regla general en relación con este tipo de contratos es la de la continuación de su vigencia una vez declarado el concurso. Incluso para favorecer el mantenimiento del contrato el artículo 61.3 establece que se tendrán por no puestas las cláusulas que establezcan la facultad de resolución, o la extinción del contrato, por la declaración de concurso de alguna de las partes. Deberá analizarse si en el momento de la declaración de concurso existen pendientes de cumplimiento obligaciones por alguna de las partes o por ambas, ya que los efectos en la clasificación del crédito del acreedor en uno u otro caso son muy distintos. Así, conforme al artículo 61.1, si existen obligaciones pendientes de cumplimiento solo por una de las partes, si el deudor es la parte no declarada en concurso se incluye la deuda en la masa activa, y si el deudor es el concursado se incluirá el crédito en la masa pasiva, quedando por tanto integrado en tal masa y afecto al resultado del concurso: convenio o liquidación. Por el contrario, si existen obligaciones pendientes de cumplimiento por ambas partes, conforme al art. 61.2 la prestación a la que está obligado la parte no declarada en concurso se incluirá igualmente en la masa activa, pero su crédito, la prestación que incumbe al concursado, se realiza con cargo a la masa, es decir, tendrá la consideración de crédito contra la masa, con las importantes consecuencias, ya analizadas que ello conlleva, principalmente su prededucibilidad, es decir, el pago a su vencimiento y en todo caso antes que los créditos concursales. II.II RESOLUCIÓN LOS CONTRATOS CON OBLIGACIONES RECÍPROCAS Respecto de la posibilidad de resolver, una vez declarado el concurso, los contratos con obligaciones recíprocas, debe de distinguirse igualmente en este caso si existen obligaciones pendientes de cumplimiento por una sola de las partes, o bien por ambas, ya que las consecuencias en uno y otro caso sobre la posible resolución de los contratos son totalmente distintas: A) OBLIGACIONES PENDIENTES DE CUMPLIMIENTO POR UNA SOLA DE LAS PARTES: En este caso la regla aplicable es la vigencia del contrato en todo caso, es decir, no cabe la posibilidad de resolver dichos contratos una vez declarado el concurso. Si ello se permitirá, supondría una modificación de la lista de acreedores y del inventario mediante las restituciones a las que vinieran obligadas las partes. Piénsese en el caso de que la concursada a adquirido un determinado bien que no ha pagado. El vendedor únicamente ostenta un crédito frente al concursado, quedando integrado en la masa pasiva. Si se permitiera durante el concurso la resolución, con la consecuente restitución de las respectivas prestaciones, se modificaría la lista de acreedores y, además, tendría que salir de la masa activa el bien adquirido, que ya pertenece al concursado y por tanto está afecto al pago de todos los créditos del concurso. B) OBLIGACIONES PARTES: PENDIENTES DE CUMPLIMIENTO POR AMBAS En este caso los arts. 61 y 62 de la Ley Concursal sí admiten la resolución del contrato en dos casos distintos: resolución en interés del concurso y resolución por incumplimiento. 1º) RESOLUCIÓN EN INTERÉS DEL CONCURSO El artículo 61.2 de la Ley Concursal, tras establecer en su párrafo primero que la declaración de concurso no afecta a la vigencia de los contratos con obligaciones recíprocas pendientes de cumplimiento por ambas apartes, añade a continuación que la administración concursal, en caso de suspensión, o el concursado, en caso de intervención, podrán solicitar la resolución del contrato si lo estimaran conveniente al interés del concurso. En estos casos, a solicitud del concursado o de la Administración concursal, se citará a ambos y a la otra parte a una comparecencia. Si las partes llegan a un acuerdo el juez dictará auto resolviendo conforme a lo acordado. En caso de no alcanzarse un acuerdo se dilucidará la cuestión por los trámites del incidente concursal. Por lo tanto, en este caso la resolución del contrato no está basada en el incumplimiento por ninguna de las partes, siendo irrelevante por ello que la parte no concursada haya cumplido con sus obligaciones, sino exclusivamente por el interés del concurso, por ejemplo cuando con ello se trate de evitar mayores créditos contra la masa por no ser necesario un determinado servicio para la concursada. Resuelto el contrato, las restituciones e indemnizaciones que precedan lo serán con cargo a la masa. 2º) RESOLUCIÓN POR INCUMPLIMIENTO Tratándose de contratos con obligaciones recíprocas pendientes de cumplimiento por ambas partes la declaración de concurso no afectará a la facultad de resolución de mismos, dice el art. 62.1, en caso de incumplimiento por alguna de las partes. Tratándose de contratos de tracto único sólo cabe la resolución cuando el incumplimiento sea posterior al concurso. Si es anterior, por tanto, no cabe la resolución por incumplimiento, aunque sí la resolución en interés del concurso del artículo 61.2. Por el contrario si se trata de contratos de tracto sucesivo el incumplimiento puede ser anterior o posterior. Respecto de las obligaciones vencidas, se incluirá en el concurso el crédito que corresponda al acreedor que hubiera cumplido sus obligaciones contractuales, si el incumplimiento del concursado fuera anterior a la declaración de concurso; si fuera posterior, el crédito de la parte cumplidora se considerará como crédito contra la masa. En cuanto a la distinción entre contratos de tracto único y sucesivo, la reciente sentencia del Tribunal Supremo de 25 de julio de 2013 señala lo siguiente “En las sentencias 145/2012 y 161/2012, ambas de 21 de marzo, con ocasión de una controversia sobre la resolución de sendos contratos de suministro de energía eléctrica, no dudamos en calificar aquellos contratos de "contratos de tracto sucesivo". En aquellas sentencias partimos de una caracterización doctrinal de los contratos se tracto sucesivo, como aquellos en que "un proveedor se obliga a realizar una sola prestación continuada en el tiempo o pluralidad de prestaciones sucesivas, periódicas o intermitentes, por tiempo determinado o indefinido, que se repiten, a fin de satisfacer intereses de carácter sucesivo, periódico o intermitente más o menos permanentes en el tiempo, a cambio de una contraprestación recíproca determinada o determinable dotada de autonomía relativa dentro del marco de un único contrato de tal forma que cada uno de los pares o periodos de prestaciones en que la relación se descompone satisface secuencialmente el interés de los contratantes". De este modo, en el contrato de tracto sucesivo las prestaciones son susceptibles de aprovechamiento independiente, en el sentido de que cada prestación singular satisface íntegramente el interés de ambas partes durante el correspondiente periodo, independientemente de las prestaciones pasadas o futuras de ese mismo contrato. Mientras que en el contrato de tracto único la prestación se configura como objeto unitario de una sola obligación, al margen de que se realice en un sólo acto o momento jurídico, o bien se fraccione en prestaciones parciales que se realizan en periodos de tiempo iguales o no. Los contratos de ejecución fraccionada o separada en que la prestación es única, sin perjuicio de que se ejecute por partes, en atención a la dificultad de la preparación del cumplimiento, como en el contrato de obra, o para facilitar o financiar el cumplimiento, como en la compraventa a plazos, no dejan de tener esta consideración de contratos de tracto único, a los efectos del ejercicio de la facultad resolutoria dentro del concurso por incumplimiento”. Por último, el art. 62.3 atribuye al juez del concurso la facultad de acordar el cumplimiento del contrato, aunque exista causa de resolución. En estos casos por tanto se obliga a la parte in bonis (cumplidora) a continuar manteniendo el vínculo contractual, a pesar del incumplimiento del concursado, siendo el importe total de lo que éste le adeude crédito contra la masa, como resulta del art. 62.3 LC. III.- CONTRATOS DE TRABAJO Dentro del capítulo dedicado a los efectos del concurso en relación con lo acreedores, el art. 64 se refiere a los contratos de trabajo, en el que realmente se regula la tramitación de los expedientes de modificación sustancial de las condiciones de trabajo de carácter colectivo, incluidos los traslados colectivos, y de suspensión o extinción colectivas de las relaciones laborales ante el juez del concurso. Por su parte el artículo 65 regula los contratos del personal de alta dirección. III.I.- EXPEDIENTES DE REGULACIÓN DE EMPLEO ANTE EL JUEZ DEL CONCURSO Artículo 64. Contratos de trabajo 1. Los expedientes de modificación sustancial de las condiciones de trabajo de carácter colectivo, incluidos los traslados colectivos, y de suspensión o extinción colectivas de las relaciones laborales, una vez declarado el concurso, se tramitarán ante el juez del concurso por las reglas establecidas en el presente artículo. Si a la fecha de la declaración del concurso estuviere en tramitación un expediente de regulación de empleo, la autoridad laboral remitirá lo actuado al juez del concurso. Dentro de los tres días siguientes al de recepción del expediente, el secretario judicial citará a comparecencia a los legitimados previstos en el apartado siguiente para exponer y justificar, en su caso, la procedencia de continuar con la tramitación de las medidas colectivas, conforme a lo previsto en este artículo. Las actuaciones practicadas en el expediente anterior hasta la fecha de la declaración de concurso conservarán su validez en el expediente que se tramite ante el juzgado. Si a la fecha de la declaración de concurso ya hubiera recaído resolución que autorice o estime la solicitud, corresponderá a la administración concursal la ejecución de la resolución. En todo caso, la declaración de concurso ha de ser comunicada a la autoridad laboral a los efectos que procedan. 2. La administración concursal, el deudor o los trabajadores de la empresa concursada a través de sus representantes legales, podrán solicitar del juez del concurso la modificación sustancial de las condiciones de trabajo y la extinción o suspensión colectivas de los contratos de trabajo en que sea empleador el concursado. La representación de los trabajadores en la tramitación del procedimiento corresponderá a los sujetos indicados en el art. 41.4 del Estatuto de los Trabajadores, en el orden y condiciones señalados en el mismo. Transcurridos los plazos indicados en el referido artículo sin que los trabajadores hayan designado representantes, el juez podrá acordar la intervención de una comisión de un máximo de tres miembros, integrada por los sindicatos más representativos y los representativos del sector al que la empresa pertenezca. 3. La adopción de las medidas previstas en el apartado anterior sólo podrá solicitarse del juez del concurso una vez emitido por la administración concursal el informe a que se refiere el capítulo I del título IV de esta Ley, salvo que se estime que la demora en la aplicación de las medidas colectivas pretendidas puede comprometer gravemente la viabilidad futura de la empresa y del empleo o causar grave perjuicio a los trabajadores, en cuyo caso, y con acreditación de esta circunstancia, podrá realizarse la petición al juez en cualquier momento procesal desde la declaración de concurso. 4. La solicitud deberá exponer y justificar, en su caso, las causas motivadoras de las medidas colectivas pretendidas y los objetivos que se proponen alcanzar con éstas para asegurar, en su caso, la viabilidad futura de la empresa y del empleo, acompañando los documentos necesarios para su acreditación. La administración concursal podrá solicitar la colaboración del concursado o el auxilio del juzgado que estime necesario para su comprobación. 5. Recibida la solicitud, el juez convocará al concursado, a los representantes de los trabajadores y a la administración concursal a un período de consultas, cuya duración no será superior a treinta días naturales, o a quince, también naturales, en el supuesto de empresas que cuenten con menos de cincuenta trabajadores. En caso de intervención de las facultades de administración y disposición del deudor, el juez podrá autorizar la participación del concursado en el período de consultas. Los representantes de los trabajadores o la administración concursal podrán solicitar al juez la participación en el período de consultas de otras personas físicas o jurídicas que indiciariamente puedan constituir una unidad de empresa con la concursada. A estos efectos, podrán interesar el auxilio del juzgado que se estime necesario para su comprobación. Igualmente, para el caso de unidad empresarial, y a efectos de valorar la realidad económica del conjunto empresarial, se podrá reclamar la documentación económica consolidada o la relativa a otras empresas. Si la medida afecta a empresas de más de cincuenta trabajadores, deberá acompañarse a la solicitud un plan que contemple la incidencia de las medidas laborales propuestas en la viabilidad futura de la empresa y del empleo. En los casos en que la solicitud haya sido formulada por el empresario o por la administración concursal, la comunicación a los representantes legales de los trabajadores del inicio del período de consultas deberá incluir copia de la solicitud prevista en el apartado 4 de este artículo y de los documentos que en su caso se acompañen. El juez, a instancia de la administración concursal o de la representación de los trabajadores, podrá acordar en cualquier momento la sustitución del período de consultas por el procedimiento de mediación o arbitraje que sea de aplicación en el ámbito de la empresa, que deberá desarrollarse dentro del plazo máximo señalado para dicho período. 6. Durante el período de consultas, los representantes de los trabajadores y la administración concursal deberán negociar de buena fe para la consecución de un acuerdo. El acuerdo requerirá la conformidad de la mayoría de los representantes legales de los trabajadores o, en su caso, de la mayoría de los miembros de la comisión representativa de los trabajadores siempre que, en ambos casos, representen a la mayoría de los trabajadores del centro o centros de trabajo afectados. El acuerdo suscrito por la administración concursal y los representantes de los trabajadores podrá ser acompañado con la solicitud, en cuyo caso, no será necesaria la apertura del período de consultas. En el acuerdo se recogerá la identidad de los trabajadores afectados y se fijarán las indemnizaciones, que se ajustarán a lo establecido en la legislación laboral, salvo que, ponderando los intereses afectados por el concurso, se pacten de forma expresa otras superiores. Al finalizar el plazo señalado o en el momento en que se consiga un acuerdo, la administración concursal y los representantes de los trabajadores comunicarán al juez del concurso el resultado del período de consultas. Recibida dicha comunicación, el secretario judicial recabará un informe de la autoridad laboral sobre las medidas propuestas o el acuerdo alcanzado, que deberá ser emitido en el plazo de quince días, pudiendo ésta oír a la administración concursal y a los representantes de los trabajadores antes de su emisión. Recibido el informe por el juez del concurso o transcurrido el plazo de emisión, seguirá el curso de las actuaciones. Si el informe es emitido fuera de plazo, podrá no obstante ser tenido en cuenta por el juez del concurso al adoptar la correspondiente resolución. 7. Cumplidos los trámites ordenados en los apartados anteriores, el juez resolverá en un plazo máximo de cinco días, mediante auto, sobre las medidas propuestas aceptando, de existir, el acuerdo alcanzado, salvo que en la conclusión del mismo aprecie la existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. En este caso, así como en el supuesto de no existir acuerdo, el juez determinará lo que proceda conforme a la legislación laboral. Si no hubiera sido alcanzado un acuerdo, el juez del concurso dará audiencia a quienes hubieran intervenido en el período de consultas, para lo cual, el secretario del juzgado les convocará a una comparecencia en la que podrán formular alegaciones y aportar prueba documental. El juez podrá sustituir esta comparecencia por un trámite escrito de alegaciones por tres días. El auto, en caso de acordarse la suspensión o extinción colectiva de los contratos de trabajo, surtirá efectos desde la fecha en que se dicte, salvo que en el auto se disponga otra fecha posterior, y producirá las mismas consecuencias que la resolución administrativa de la autoridad laboral recaída en un expediente de regulación de empleo, a efectos del acceso de los trabajadores a la situación legal de desempleo. 8. Contra el auto a que se refiere el apartado anterior, la administración concursal, el concursado, los trabajadores a través de sus representantes y el Fondo de Garantía Salarial (en adelante FOGASA) podrán interponer recurso de suplicación, así como el resto de recursos previstos en el Real Decreto Legislativo 2/1995, de 7 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Procedimiento Laboral, que se tramitarán y resolverán ante los órganos jurisdiccionales del orden social, sin que ninguno de ellos tenga efectos suspensivos sobre la tramitación del concurso ni de los incidentes concursales. Las acciones que los trabajadores o el FOGASA puedan ejercer contra el auto en cuestiones que se refieran estrictamente a la relación jurídica individual se sustanciarán por el procedimiento del incidente concursal en materia laboral. El plazo para interponer la demanda de incidente concursal es de un mes desde que el trabajador conoció o pudo conocer el auto del juez del concurso. La sentencia que recaiga será recurrible en suplicación. 9. En el supuesto de acordarse una modificación sustancial de carácter colectivo de las previstas en el art. 41 del Estatuto de los Trabajadores, el derecho de rescisión de contrato con indemnización que, para tal supuesto reconoce dicha norma legal, quedará en suspenso durante la tramitación del concurso y con el límite máximo de un año desde que se hubiere dictado el auto judicial que autorizó dicha modificación. La suspensión prevista en el párrafo anterior también será de aplicación cuando se acordare un traslado colectivo que suponga movilidad geográfica, siempre que el nuevo centro de trabajo se encuentre en la misma provincia que el centro de trabajo de origen y a menos de 60 kilómetros de éste, salvo que se acredite que el tiempo mínimo de desplazamiento, de ida y vuelta, supera el veinticinco por ciento de la duración de la jornada diaria de trabajo. Tanto en este caso como en los demás supuestos de modificación sustancial de las condiciones de trabajo, la improcedencia del ejercicio de la acción de rescisión derivada de la modificación colectiva de las condiciones de trabajo no podrá prolongarse por un período superior a doce meses, a contar desde la fecha en que se hubiere dictado el auto judicial que autorizó dicha modificación. 10. Las acciones resolutorias individuales interpuestas al amparo del art. 50 del Estatuto de los Trabajadores motivadas por la situación económica o de insolvencia del concursado tendrán la consideración de extinciones de carácter colectivo, desde que se acuerde la iniciación del expediente previsto en este artículo, para la extinción de los contratos. Acordada la iniciación del expediente previsto en este artículo, la totalidad de los procesos individuales seguidos frente a la concursada posteriores a la solicitud del concurso pendiente de resolución firme se suspenderán hasta que adquiera firmeza el auto que ponga fin al expediente de extinción colectiva. La resolución que acuerde la suspensión se comunicará a la administración concursal a los efectos del reconocimiento como contingente del crédito que pueda resultar de la sentencia que en su día se dicte, una vez alzada la suspensión. Igualmente se comunicará a los tribunales ante los que estuvieren tramitando los procedimientos individuales. El auto que acuerde la extinción colectiva producirá efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales suspendidos. 11. En todo lo no previsto en este artículo se aplicará la legislación laboral y, especialmente, mantendrán los representantes de los trabajadores cuantas competencias les atribuye la misma. Efectivamente, el art. 8.2 º reconoce la competencia del juez del concurso para conocer de los expedientes de modificación sustancial de las condiciones de trabajo de carácter colectivo, incluidos los traslados colectivos, y de suspensión (a la que se equipara la reducción temporal de jornada) y extinción colectiva de relaciones laborales, una vez declarado el concurso, tramitándose por las reglas que contiene el propio artículo 64 LC, siendo de aplicación supletoria la legislación laboral, según establece el art. 64.11 LC. La admisión a trámite de la solicitud requiere concurrencia de los siguientes requisitos: de la 1º Que se formule por la administración concursal, el deudor o los trabajadores a través de sus representantes legales (artículo 64.2). 2º Que se presente la solicitud una vez emitido el informe de la administración concursal regulado en el art 74 y siguientes de la LC. Como excepción, aunque puede hacerse con anterioridad cuando se acredite que la demora en la aplicación de las medidas colectivas pretendidas puede comprometer gravemente la viabilidad futura de la empresa o del empleo o causar grave perjuicio a los trabajadores (artículo 64.3). Asimismo, puede tramitarse, cuando conforme al art. 44.4 LC, la administración concursal solicite el cierre de la empresa o el cese o suspensión total o parcial de la actividad empresarial, y ello suponga la modificación (incluidos los traslados colectivos), suspensión o extinción colectiva de los contratos de trabajo. 3º Que se expongan y justifiquen las causas motivadoras de las medidas colectivas pretendidas, y los objetivos que con las mismas se propongan alcanzar para asegurar, en su caso, la viabilidad futura de la empresa y del empleo (artículo 64.4). Admitida a trámite la solicitud el juez convoca un periodo de consultas. Respecto de las personas que han de intervenir en este periodos de consultas la regulación del art. 64 es enormemente defectuosa. Comienza señalando en el apartado 5º que se convocará no solo a los representantes de los trabajadores y a la Administración concursal, sino también al concursado. Pero a continuación, en el siguiente párrafo, señala que “En caso de intervención de las facultades de administración y disposición del deudor, el juez podrá autorizar la participación del concursado en el período de consultas”, es decir, solo prevé la intervención del concursado en caso de haberse acordado la intervención de sus facultades patrimoniales, y previa autorización judicial, pero no en el caso de suspensión e tales facultades. Pese a esta incompatibilidad en el texto de la norma, debe entenderse que no es precisa la intervención del concursado en el periodo de consultas, pues en lo demás el artículo 64 no prevé tal intervención. Así, el apartado 6 del artículo se refiere a que los representantes de los trabajadores y la administración concursal deben negociar de buena fe, no incluyendo al concursado, como tampoco se prevé su intervención si se presenta ya en la solicitud inicial un acuerdo firmado por la Administración concursal y los trabajadores, en cuyo caso no será necesario el periodo de consultas, sin que sea preciso que dicho acuerdo esté suscrito también por el concursado. Igualmente el periodo de consultas se podrá sustituir por el procedimiento de mediación a arbitraje a solicitud únicamente de la administración concursal o de los trabajadores Una vez comunicado en el concurso el resultado de las consultas se da traslado a la autoridad laboral para que emita informe en el plazo de 15 días. Recibido el informe o transcurrido dicho plazo, de existir acuerdo, el juez resuelve mediante auto aceptando el acuerdo alcanzado, salvo que aprecie la existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. De no existir acuerdo se convoca a quienes hubieren intervenido en el periodo de consultas a una comparecencia en el juzgado, en la que podrán hacer alegaciones y aportar documental, pudiendo sustituirse la comparecencia por un trámite escrito de alegaciones por tres días. Tras ello el juez deberá resolver, pudiendo ser recurrido el auto en suplicación, o por los recursos previstos en la Ley de Procedimiento Laboral. Cabe la posibilidad de que se pacte una indemnización a los trabajadores superior a los 20 días por año con un máximo de 12 mensualidades que prevé el Estatuto de los Trabajadores, pues así lo prevé expresamente el párrafo 4º del art. 64.6, introducido por la reforma operada por la Ley 38/2011, lo que ya venía siendo admitido anteriormente por la mayor parte los Juzgados de lo Mercantil. Cuestión distinta es si, en defecto de pacto, puede el juez al resolver fijar una indemnización superior a la legalmente establecida. En este sentido la sentencia de la Sala Social T.S.J. de Asturias de 16 de abril de 2010 entendió que no, pues conforme al artículo 64.7 el juez del concurso, en defecto de pacto, debe resolver “ lo que proceda conforme a la legislación laboral". Las acciones que los trabajadores o el FOGASA puedan ejercer contra el auto en cuestiones que se refieran a la relación jurídica individual serán competencia del juez del concurso, y se sustancian por los trámites del incidente concursal en materia laboral (art. 196 LC), que es igualmente recurrible en suplicación. III.II.- CONTRATOS DE PERSONAL DE ALTA DIRECCIÓN Artículo 65. Contratos del personal de alta dirección 1. Durante la tramitación del concurso, la administración concursal, por propia iniciativa o a instancia del deudor, podrá extinguir o suspender los contratos de éste con el personal de alta dirección. La decisión de la administración concursal podrá ser impugnada ante el juez del concurso a través del incidente concursal en materia laboral. La sentencia que recaiga será recurrible en suplicación. 2. En caso de suspensión del contrato, éste podrá extinguirse por voluntad del alto directivo, con preaviso de un mes, conservando el derecho a la indemnización en los términos del apartado siguiente. 3. En caso de extinción del contrato de trabajo, el juez del concurso podrá moderar la indemnización que corresponda al alto directivo, quedando en dicho supuesto sin efecto la que se hubiera pactado en el contrato, con el límite de la indemnización establecida en la legislación laboral para el despido colectivo . 4. La administración concursal podrá solicitar del juez que el pago de este crédito se aplace hasta que sea firme la sentencia de calificación. Para concluir, el artículo 65 regula la extinción o suspensión de los contratos del personal de alta dirección, es decir, del personal dentro del ámbito de aplicación del Real Decreto 1382/1985, de 1 de agosto, por el que se regula la Relación Laboral de carácter Especial del personal de Alta Dirección. Establece el artículo 65 de la Ley Concursal la posibilidad de que la administración concursal extinga o suspenda tales contratos, pudiendo ser impugnada tal decisión ante el juez del concurso a través del incidente concursal en materia laboral. En caso de extinción del contrato de trabajo, el juez del concurso podrá moderar la indemnización que corresponda al alto directivo conforme al contrato, con el límite de la indemnización establecida en la legislación laboral para el despido colectivo, es decir, 20 días de salario por año hasta un máximo de 12 mensualidades. En caso de suspensión el alto directivo podrá extinguir el contrato, con preaviso de un mes, teniendo derecho a la misma indemnización. Por último, establece el apartado 4º de dicho artículo que la administración concursal podrá solicitar del juez que el pago de este crédito se aplace hasta que sea firme la sentencia de calificación, lo que sin duda viene motivado por la posición que ocupan estos trabajadores en la empresa, con la posibilidad de que deriven contra ellos responsabilidades en la pieza de calificación. III.III.- CONTRATOS CON LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Artículo 67 Contratos con Administraciones públicas 1. Los efectos de la declaración de concurso sobre los contratos de carácter administrativo celebrados por el deudor con Administraciones públicas se regirán por lo establecido en su legislación especial. 2. Los efectos de la declaración de concurso sobre los contratos de carácter privado celebrados por el deudor con Administraciones públicas se regirán en cuanto a sus efectos y extinción, por lo establecido en esta Ley. La legislación especial en esta materia la encontramos en el Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público (aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre. Con carácter general y para todo tipo de contratos, tanto administrativos como privados, el artículo 60.b del TRLCSP señala que no podrán contratar con la Administración Pública aquellas personas que hayan solicitado la declaración del concurso voluntario, que hayan sido declaradas insolventes por cualquier procedimiento, que se hallen declaradas en concurso salvo que en éste haya adquirido la eficacia un convenio, que estén sujetos a intervención judicial o que hayan sido inhabilitadas conforme a la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal, sin que haya concluido el periodo de inhabilitación fijado en la sentencia de calificación del concurso. De esta forma, los órganos de contratación deberán apreciar de oficio esta causa de prohibición (Art. 61.1 TRLCSP) en los casos en que se ha solicitado por el deudor el concurso voluntario, no resultando aplicable por lo tanto para aquellos casos en el que la solicitud se efectúa por el acreedor o por los demás legitimados (Art. 7 de la LC), ya que en estos supuestos habría que esperar a que sea declarado el concurso para que operara la prohibición. Trayendo a colación la distinción que respecto a los efectos del concurso establece la LC entre contratos administrativos y contratos privados, se debe señalar que la prohibición de contratar afecta a ambos tipos de contratos por tratarse de una condición de capacidad del empresario limitando sus aptitudes para contratar con el sector público y siendo una causa de nulidad de derecho administrativo la contratación con aquéllos que se encuentren incursos en prohibición de contratar. Respecto a los efectos en los contratos administrativos de la declaración del concurso el TRLCSP establece en su Art. 223.b que es causa de resolución del contrato la declaración en concurso o la declaración de insolvencia por otro procedimiento, si bien esta declaración se matiza en el artículo siguiente al señalar que sólo operará la causa de resolución en los casos en que se haya producido la apertura de la fase de liquidación, ya que, si la misma no se ha producido, la Administración puede continuar con el contrato si el empresario presta garantía suficiente a juicio de ésta para su ejecución. Además, si se produce la resolución del contrato, hay que tener en cuenta que el Art. 225 del TRLCSP exige que el acuerdo de resolución contenga un pronunciamiento expreso acerca de la procedencia o no de la pérdida, devolución o cancelación de la garantía constituida, y precisa que en caso de resolución del contrato por concurso del contratista sólo se acordará la pérdida de la garantía cuando el concurso hubiera sido calificado como culpable. Por otro lado y con el fin de garantizar en lo posible la continuidad del contrato y buscando causar el menor perjuicio posible al empresario y a la Administración, el TRLCSP en su artículo 226.2 permite la posibilidad de que el adjudicatario ceda los derechos y obligaciones del derivados del contrato a un tercero aunque el primero se encuentre en concurso y se haya abierto la fase de liquidación, no operando por lo tanto la causa de resolución del contrato en este supuesto ni tampoco la exigencia común de la cesión de los contratos de que se haya ejecutado al menos un 20 por ciento del importe, o cuando se trate de la gestión de un servicio público que haya efectuado su explotación durante al menos una quinta parte del plazo de duración del contrato, que si son exigidos como requisitos para la cesión en otros casos distintos al concurso. Los restantes contratos celebrados por la Administración tendrán la consideración de contratos privados y se regulan en materia concursal por la L.C., mientras que los administrativos se rigen por la LCAP que establece las reglas a aplicar en caso de concurso de la contraparte de la Administración Pública. En los casos de resolución de contrato, las partes deberán restituirse las prestaciones ya efectuadas, si tal restitución es posible. El crédito de restitución a favor de la Administración Pública se entiende debe ser crédito contra la masa, por encuadrarse en el art. 84.6.L.C. En caso de apertura de la fase de liquidación del concurso, la resolución del contrato es automática. IV.- FACULTADES DE REHABILITACIÓN DEL ADMINISTRADOR Artículo 68 Rehabilitación de créditos 1. La administración concursal, por propia iniciativa o a instancia del concursado, podrá rehabilitar los contratos de préstamo y demás de crédito a favor de éste cuyo vencimiento anticipado por impago de cuotas de amortización o de intereses devengados se haya producido dentro de los tres meses precedentes a la declaración de concurso, siempre que, antes de que finalice el plazo para presentar la comunicación de créditos, notifique la rehabilitación al acreedor, satisfaga o consigne la totalidad de las cantidades debidas al momento de la rehabilitación y asuma los pagos futuros con cargo a la masa. 2. No procederá la rehabilitación cuando el acreedor se oponga y con anterioridad a la apertura del concurso, hubiese iniciado el ejercicio de las acciones en reclamación del pago contra el propio contra algún codeudor solidario o contra cualquier garante. deudor, Artículo 69 Rehabilitación de contratos de adquisición de bienes con precio aplazado 1. La administración concursal, por propia iniciativa o a instancia del concursado, podrá rehabilitar los contratos de adquisición de bienes muebles o inmuebles con contraprestación o precio aplazado cuya resolución se haya producido dentro de los tres meses precedentes a la declaración de concurso, siempre que, antes de que finalice el plazo para la comunicación de créditos, notifique la rehabilitación al transmitente, satisfaga o consigne la totalidad de las cantidades debidas en el momento de la rehabilitación y asuma los pagos futuros con cargo a la masa. El incumplimiento del contrato que hubiera sido rehabilitado conferirá al acreedor el derecho a resolverlo sin posibilidad de ulterior rehabilitación. 2. El transmitente podrá oponerse a la rehabilitación cuando, con anterioridad a la declaración de concurso, hubiese iniciado el ejercicio de las acciones de resolución del contrato o de restitución del bien transmitido, o cuando, con la misma antelación, hubiese recuperado la posesión material del bien por cauces legítimos y devuelto o consignado en lo procedente la contraprestación recibida o hubiese realizado actos dispositivos sobre el mismo en favor de tercero, lo que habrá de acreditar suficientemente si no constare a la administración concursal. Artículo 70 Enervación del desahucio en arrendamientos urbanos La administración concursal podrá enervar la acción de desahucio ejercitada contra el deudor con anterioridad a la declaración del concurso, así como rehabilitar la vigencia del contrato hasta el momento mismo de practicarse el efectivo lanzamiento. En tales casos, deberán pagarse con cargo a la masa todas las rentas y conceptos pendientes, así como las posibles costas procesales causadas hasta ese momento. No será de aplicación en estos casos la limitación que establece el último párrafo del artículo 22 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. IV.I.- REHABILITACIÓN DE CRÉDITOS (art. 68 L.C.) Si el concursado impago antes de la declaración de concurso, las cuotas de amortización de un préstamo del que gozaba, éste habrá vencido anticipadamente si el acreedor decide resolver el contrato de préstamo con base en los impagados y así lo comunica al deudor. Si dicho vencimiento anticipado tuvo lugar en los tres meses anteriores a la declaración de concurso, la administración concursal por propia iniciativa o a instancia del concursado podrá rehabilitar el préstamo pagando la totalidad de las cantidades vencidas hasta el momento de la rehabilitación y asumiendo los pagos futuros con cargo a la masa. Lo determinante para la posibilidad de la rehabilitación es que el vencimiento anticipado haya tenido lugar en los tres meses anteriores a la declaración de concurso y no las fechas de los impagados. El plazo de tres meses es ciertamente corto. La razón es que se obliga al acreedor a someterse a un contrato ya resuelto, revocando así una resolución perfectamente válida y acorde a la voluntad pactada por las partes, y una contravención tan clara de la validez de lo actuado, sólo puede admitirse sometiéndola a unos estrictos términos temporales. La implantación del plazo de tres meses, como máximo, para poder rehabilitar el crédito resuelto motivará al deudor a solicitar la declaración de concurso antes de que transcurran dichos tres meses con lo que se conseguirá la anticipación del concurso que es objetivo reiterado de la L.C. Por otra parte, el acreedor titular del crédito podría, en virtud de los impagados sufridos, solicitar la declaración de concurso necesario, ante la actitud indolente del deudor. Si dicho acreedor solicita dicha declaración de concurso necesario, antes de los tres meses desde el vencimiento anticipado, sabe que podrá verse obligado a rehabilitar el crédito pero esto no perjudica al acreedor, pues si el crédito se rehabilita, cobrará inmediatamente los vencimientos impagados y, lo pendiente lo cobrará con cargo a la masa y esto es más ventajoso que tener un crédito concursal por la totalidad de lo que acredita y verse luego sometido a la eventual quita y espera que fije el convenio en su caso. Con la rehabilitación, la empresa concursada va a tener una mayor facilidad para continuar su actividad. Además esta rehabilitación implica la no ejecución de las garantías reales, si existen, que podría tener lugar transcurrido un año desde la declaración de concurso según establece el art.56L.C. En principio parecería que la legitimación para la rehabilitación del crédito ha de corresponder al concursado con la aprobación de la administración concursal, en caso de intervención de sus facultades, o a la administración concursal en caso de suspensión de facultades del concursado, pero la dicción del art. 68 LC. es que “la administración concursal, por propia iniciativa o a instancia del concursado, podrá rehabilitar…”. En otras palabras la legitimación corresponde a la administración concursal y sólo a ella. Pero tal atribución es absurda porque podrían darse las dos siguientes situaciones: a) en caso de suspensión de facultades del deudor, éste a pesar de la suspensión de sus facultades podría solicitar a la administración concursal que solicitara la rehabilitación. b) y en deudor, deudor, crédito caso de simple intervención de las facultades del la administración concursal, sin contar con el podría solicitar del juez la rehabilitación del vinculando al concursado en contra de su voluntad. Parece por tanto que el significado literal del art. 68 L.C. no debe aplicarse y que será el concursado con la intervención de la administración concursal quien estará legitimado para solicitar la rehabilitación del crédito, si sus facultades están solo intervenidas y la administración concursal será la legitimada si el concursado tiene sus facultades suspendidas. La eficacia de la solicitud de rehabilitación viene condicionada a que se formule antes de que finalice el plazo para presentar la comunicación de créditos: un mes desde la última publicación de las acordadas en el auto de declaración de concurso, debiendo además notificar la rehabilitación al acreedor y satisfacer o consignar la totalidad de las cantidades debidas al momento de la rehabilitación (art. 68.1 L.C.), así como asumir el pago de los vencimientos futuros con cargo a la masa. El acreedor puede oponerse a la rehabilitación si “con anterioridad a la apertura del concurso, hubiese iniciado el ejercicio de las acciones en reclamación del pago contra el propio deudor, contra algún codeudor solidario o contra cualquier garante” (art. 68.2.L.C.). Basta pues la reclamación judicial al deudor, o a cualquiera de los responsables de la deuda, anterior a la apertura del concurso para que el crédito no sea rehabilitado. Si el acreedor se opone a la rehabilitación y el concursado o la administración concursal, mantiene su voluntad de rehabilitarlo la cuestión se tramitará por el incidente concursal. La rehabilitación del contrato de crédito implica que ya no cabe ejecutar las posibles garantías que existieran para la satisfacción del crédito, ni reclamar a codeudores solidarios o garantes, en tanto se vayan cumpliendo los vencimientos posteriores. IV.II.- REHABILITACIÓN DE CONTRATOS DE BIENES CON PRECIO APLAZADO (art. 69 L.C.) ADQUISICIÓN DE La L.C. demuestra, una vez más, en este articulo, su preocupación por que el deudor pueda seguir con su actividad tras la declaración de concurso y por que, con tal fin, pueda mantener ciertos contratos trascendentales para la empresa y que fueron resueltos por incumplimientos anteriores a la declaración de concurso. Al igual que en el art. 68 L.C., ahora la L.C. violenta el derecho de obligaciones, al devolver la eficacia a unos contratos ya resueltos, obligando al acreedor a someterse a su rehabilitación. Por las mismas razones que, en elcaso de rehabilitación de créditos, la rehabilitación de contratos de adquisición de bienes con precio aplazado tiene como requisitos, que la resolución haya tenido lugar, como máximo, en el curso de los tres meses anteriores a la declaración de concurso. Es la fecha de la resolución y no la de los incumplimientos la que debe estar en el indicado período de tres meses. La resolución podrá haber sido automática a causa del incumplimiento, si existía una cláusula contractual en este sentido, o podrá haber requerido, en otro caso, una declaración recepticia de la comunicación de la voluntad de resolución del acreedor por incumplimiento del deudor. El objetivo de establecer un plazo tan corto entre la resolución de contrato y la declaración de concurso son los mismos que los ya citados en el supuesto anterior. Es de observar que el art. 69.1.L.C. “in fine”, establece que “el incumplimiento del contrato que hubiera sido rehabilitado conferirá al acreedor el derecho a resolverlo sin posibilidad de ulterior rehabilitación”. En verdad, esta mención es superflua pues la rehabilitación está concebida para los contratos incumplidos antes de la declaración de concurso y el incumplimiento posterior del contrato rehabilitado, tiene lugar cuando el concursado incumple los pagos posteriores que, supuestamente, iba a tener lugar con cargo a la masa. La legitimación para solicitar la rehabilitación es la misma que en el caso de rehabilitación de créditos, que ha sido oportunamente comentada en el epígrafe anterior y la voluntad de rehabilitación de la entidad concursada debe notificarse al acreedor antes de que finalice el plazo para la comunicación de créditos (un mes desde la última publicación del auto de declaración de concurso) e igualmente debe satisfacer o consignar el importe de todos los vencimientos incumplidos hasta el momento y asumir el pago de los pendientes con cargo a la masa. La oposición del acreedor a la pretensión de rehabilitación se basará en la inobservancia, por parte del concursado, de los requisitos que le facultan a solicitar la rehabilitación y que se han expuesto aquí. Dicha oposición se resolverá por medio del incidente concursal. El acreedor, para impedir la rehabilitación debió, antes de la declaración de concurso haber actuado alternativamente de una de las siguientes formas (art. 69.2. L.C.) a) iniciar el ejercicio de acciones judiciales de resolución y de restitución del bien, si todavía se hallaba en poder del concursado, ya que puede haberlo vendido a un tercero de forma irrevocable. No basta para evitar la rehabilitación la simple manifestación de la voluntad de resolver el contrato. b) recuperar la posesión material del bien por cauces legítimos, con devolución o consignación de la contraprestación recibida disminuida con las indemnizaciones o sanciones por el incumplimiento. Cuando el acreedor haya recuperado la posesión, ya podrá oponerse a la rehabilitación. c) disposición del bien a favor de un tercero. Este supuesto no planteará problema si, con carácter previo a tal disposición ya se ha producido la actuación descrita en a) o en b). En caso contrario, por cuanto el artículo habla de actos dispositivos será preciso, no sólo un negocio de transmisión, sino también la entrega o modo que produce la adquisición de la propiedad por el tercero, si bien la entrega podrá ser simbólica según las reglas generales en la materia, ya que el acreedor no ha recuperado el bien pues si así fuera estaríamos en el caso b). Nada dice el artículo sobre si el tercero debe ser de buena fe, o sea si es relevante que el tercero conozca o no, que quien le transmite la propiedad del bien, acaba de recuperarlo por haber resuelto un contrato de transmisión que puede ser rehabilitado. Si el tercero conocía que el bien que se le transmite está sometido a una posibilidad de rehabilitación del contrato de transmisión anterior, su posición no estará protegida y al acreedor no le será aplicable esta causa de oposición a la rehabilitación. En cualquier caso, el conocimiento del tercero de que existía una posibilidad de rehabilitación del contrato anterior, deberá ser probado por el deudor para conseguir que prospere su pretensión de rehabilitación. Finalmente, el contrato rehabilitado, en su caso, conserva su vigencia y todos los plazos vencidos ya estarán satisfechos, ya que tal satisfacción es requisito para la rehabilitación y, en principio, los plazos restantes serán atendidos con cargo a la masa. IV.III.- ENERVACIÓN DE LOS DESAHUCIOS En último lugar, en la parte general de la exposición, se debe hacer referencia a la posibilidad de enervación de los de los desahucios en los arrendamientos urbanos (art. 70 LC). Una vez más, el legislador, al igual que en los anteriores art. 68 y 69 L.C., pretende facilitar la continuidad de la actividad del concursado permitiéndole que enerve la acción de desahucio ejercitada contra él, con anterioridad a la declaración de concurso, así como rehabilitar la vigencia del contrato resuelto en cualquier momento anterior al lanzamiento. Como consecuencia de ello, correrían a cargo de la masa todas las rentas pendientes, además de las eventuales costas procesales que se pueden haber ocasionado hasta el momento de la enervación. La limitación que establece el art. 22.4.II LEC, consistente en que la enervación del desahucio por falta de pago sólo puede tener lugar una sola vez, queda suprimida, es decir, que si durante la pasada vigencia del contrato de arrendamiento hubo un proceso de desahucio que fue enervado, puede ahora nuevamente enervarse en virtud del art. 70 L.C., aunque evidentemente, si en el futuro vuelven a producirse impagados de alquileres, ya no podrá volver a enervarse el desahucio. La enervación, en virtud de la Ley Concursal, supone un derecho mayor para el concursado que podrá ejercerla hasta el momento del lanzamiento, a diferencia de lo que ocurre en el caso que el arrendatario no esté en concurso, que sólo puede ejercer la enervación si paga con anterioridad a la vista. La rehabilitación se refiere a que habiendo habido resolución por desahucio, el contrato está extinguido y con la rehabilitación adquiere nueva eficacia. La enervación de desahucio no viene limitada a los arrendamientos necesarios para la continuidad de la actividad empresarial, ya que el artículo 70 no establece esta exigencia, por lo que alcanza a cualesquiera otros arrendamientos, como al de una vivienda arrendada por el concursado o a un local de negocio no relacionado directamente con su actividad empresarial. El texto del artículo que se comenta legitima a la administración concursal para enervar la acción de desahucio. Esto será así cuando las facultades del concursado estén suspendidas pero, si están intervenidas, será el concursado quien actúe, con la aprobación de la administración concursal. Contrariamente a lo que sucedía con las rehabilitaciones de créditos y de contratos de adquisición de bienes con precio aplazado, en el caso de enervación de desahucio la Ley Concursal no indica si el pago de los alquileres futuros se efectuará con cargo a la masa o como créditos concursales, pero es evidente que los alquileres que se devenguen en el futuro no son créditos concursales porque no son anteriores al concurso y por tanto deberán atenderse con cargo a la masa.
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