PROYECTO DE LEY Autor: Senadora María Inés Fagetti (P.J. – Frente para la Victoria) Tema: Creación del Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional. FUNDAMENTOS: La “violencia institucional” es definida como todo acto que implique el uso de la fuerza, el poder físico y/o la coacción, de hecho o como amenaza, ya sea de naturaleza física, sexual, psíquica o que incluya privaciones o descuido frente a una persona o grupo de personas, ejecutado por funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como por las personas que cumplen funciones en esos poderes y/o por integrantes de fuerzas de seguridad y policiales de cualquier jurisdicción, o por cualquier persona que cumpla tareas de seguridad y policiales de cualquier jurisdicción, en territorio de la Provincia de Corrientes, en cumplimiento de sus funciones, que viole algún derecho reconocido por la Constitución Nacional, la Constitución de la Provincia de Corrientes, las leyes nacionales y las leyes locales. Si bien los abusos de fuerza cometidos por las Fuerzas de Seguridad contra ciudadanos en la democracia, ha existido siempre, la violencia institucional comenzó a ser visualizada por la sociedad, a partir de lo que se denominó la “masacre de Budge”, hecho ocurrido el 8 de mayo de 1987, cuando los jóvenes Oscar Aredes de 19 años, Agustín Olivera de 20 años y Roberto Argañaraz de 24 años, se encontraban conversando en una esquina de la localidad de Ingeniero Budge, Provincia de Buenos Aires, fueron asesinados ejecutados por efectivos de la policía bonaerense. Pese a muchas dificultades, se pudo lograr que el caso tome trascendencia pública. En esa oportunidad fue la primera vez que se utilizó la expresión “gatillo fácil”, tomada de una expresión del periodista Rodolfo Walsh quien se refería a estos actos de violencia como “gatillo alegre”, que es el modo en que mucha gente hoy conoce la violencia institucional extrema. El caso de Ingeniero Budge, no fue la primer violación a derechos humanos en manos de las fuerzas de seguridad, pero si fue el primer hecho que conmocionó de tal manera a nuestra sociedad que visibilizó esta problemática y comenzó a movilizar tanto a familiares como a la sociedad en su conjunto. La sucesión de hechos similares en distintos lugares del país, motivó la sanción de la Ley 26.811, aprobada el 28 de Noviembre de 2012, que declara al 8 de mayo como “Día Nacional de la Lucha Contra la Violencia Institucional”, con el objeto de recordar las graves violaciones a los derechos humanos ocasionadas por las fuerzas de seguridad, promoviendo la adopción de políticas públicas en materia de seguridad respetuosas de los derechos humanos. Los motivos que originaron la Ley Nº 26.811 son tan lamentables como alarmantes. Detrás de la construcción semántica "violencia institucional" se acumulan día tras día víctimas de graves violaciones a los derechos humanos ocasionadas por el accionar violento de las fuerzas de seguridad, abusos que van desde detenciones arbitrarias hasta muertes por "gatillo fácil". Los asesinatos de Walter Bulacio y Miguel Brú, la Masacre de Floresta, la desaparición y posterior crimen de Luciano Arruga, los crímenes de Cárcova (Masacre de José León Suárez), Lucas Rotella en Baradero, Sebastián Bordón en Mendoza y Lautaro Bugatto en Burzaco, no son hechos aislados y desconectados entre sí. Todos fueron víctimas de la inseguridad policial, consecuencia de las prácticas violentas ilegales de las Fuerzas de Seguridad, herencia de tiempos oscuros de nuestra historia. La provincia de Corrientes no ha estado ajena a estos terribles sucesos, ya que según la Red Provincial de Derechos Humanos, en Corrientes desde el año 1983 hasta 2010 (no se dispone de datos más recientes) se han registrado al menos 60 casos de “gatillo fácil” o muertes en extrañas circunstancias, en la que intervino en forma directa algún agente de la Policía Provincial, y en menor medida las otras fuerzas de seguridad. Como casos referentes, se recuerda el caso “Arapí” en el 2001, la muerte de Patricia Elizabeth Bichini en el año 2003, el caso de Ramón “Moncho” Arce en 2004. Otro caso resonante fue la muerte del cadete Cristian Torres en la Escuela de Policía de Corrientes, así como el caso de los menores Blanco de 16 años y Riquelme de 14 años también baleados y muertos por policías de la Provincia, en la Capital Provincial. En el último tiempo, el caso de Raúl Eduardo Cardozo ha impactado fuertemente en la localidad de San Lorenzo, cuando luego de ser detenido en una doma por la policía de la Comisaría local, sufrió una feroz golpiza y luego fue incendiado para borrar toda clase de huellas del accionar policial, tratando de simular un accidente, al que le provocaron la muerte por gravísimas quemaduras, según las pericias realizadas en la investigación del caso. Casos como los mencionados constituyen únicamente un muestrario de la escalofriante cifra de jóvenes, en su mayoría de extracción social humilde, que fueron asesinados por el accionar represivo de las fuerzas de seguridad. Algunos fusilados con el gatillo fácil, otros detenidos, torturados y muertos, en su gran mayoría jóvenes y pobres, son víctimas del accionar policial, amparados en la demagogia punitiva que estigmatiza al joven humilde como el germen de todos los males de la sociedad y que es repetido constantemente por los grandes medios de comunicación. Tanto el Poder Judicial como el Ministerio de Justicia de la Nación estiman que desde 1983 son algo más de 1.900 personas muertas en hechos de violencia institucional con participación de integrantes de Fuerzas de Seguridad, en todo el país. Se hace necesario, que desde el Estado, responsable final de estos hechos, en articulación con la sociedad, se esté en permanente alerta y observación, a fin de que estos casos de violencia institucional no queden impunes, del mismo modo que deben diseñarse políticas de seguridad democráticas. En tal sentido, y a los efectos de complementar lo dispuesto por la Ley Nacional 26.811, el presente Proyecto de Ley propone la creación del Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional con el objeto de recibir información, identificar casos, realizar informes, llevar estadísticas de casos y formular recomendaciones sobre situaciones de violencia institucional producidos en la Provincia de Corrientes. El Observatorio funcionará en el ámbito del Ministerio de Justicia, y surge por la necesidad de tener un lugar institucional que pueda abordar esta problemática, para visibilizar estos abusos y fomentar políticas de acción positiva que supriman este tipo de práctica. Estará constituido por representantes de los tres Poderes del Estado, pertenecientes a áreas vinculadas con los derechos humanos, así como por un representante de los Organismos de Derechos Humanos que funcionan en la Provincia de Corrientes. Su función consistirá en recibir información sobre denuncias por violencia institucional, llevar estadísticas permanentes de casos, realizar informes, impulsar la difusión pública de la problemática de la violencia institucional y contribuir con la creación de políticas públicas a partir de un diagnóstico de la situación. El Observatorio, además de promover la creación de un Consejo asesor que colabore con la resolución y el acompañamiento de casos, presentará un informe anual que contendrá información de estadísticas de los casos identificados y la situación local de violencia institucional. La violencia institucional es una de las asignaturas pendientes de la democracia argentina. La falta de respuestas de las políticas de seguridad desarrolladas y los hechos graves de violencia policial que se sucedieron en los últimos años pusieron en evidencia la inviabilidad política del modelo de seguridad sostenido históricamente En todos los casos, resulta claro que la violencia ejercida con una cotidianeidad más que alarmante desde las fuerzas de seguridad, contra los ciudadanos a quienes deben proteger, atropella principios básicos de su accionar en un contexto democrático en el marco de respeto a los derechos humanos, y por ello es inadmisible tolerar institucionalmente como socialmente, las prácticas sistemáticas, violentas e ilegales de las fuerzas de seguridad, herencia de tiempos de dictadura militar. Luego de treinta años de continuidad democrática y en el marco del afianzamiento y ampliación de derechos en favor de la población en general, es preciso desarrollar políticas que propendan a medidas de acción positivas para prevenir, perseguir y erradicar todas aquellas prácticas vinculadas con el abuso de poder y maltrato institucional. En este marco es el propio Estado, a través de sus instituciones, quien debe asumir la responsabilidad de propiciar herramientas que permitan visibilizar estos hechos de violencia, apostando irreductiblemente a un modelo de seguridad democrática con respeto irrestricto por los derechos humanos. POR LO EXPUESTO: LA HONORABLE CÁMARA DE SENADORES Y LA HONORABLE CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE CORRIENTES SANCIONAN CON FUERZA DE LEY Artículo 1º: Créase el Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional con el objeto de recibir información, identificar casos, realizar informes, llevar estadísticas de casos y formular recomendaciones sobre situaciones de violencia institucional producidas en el territorio de la Provincia de Corrientes. Artículo 2°: El Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional funcionará en el ámbito del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Artículo 3°: El Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional estará integrado por: un representante de la Subsecretaría de Derechos Humanos, un representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores, un representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, un representante del Ministerio Público, y un representante de Organizaciones de Derechos Humanos. Todos los cargos serán ad-honorem. Artículo 4°: El Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional dictará su propio reglamento y entre sus miembros elegirán un Presidente y un Secretario. Artículo 5°: El Observatorio de Seguimiento de Casos de Violencia Institucional podrá promover la creación de un Consejo Asesor que colabore con la resolución y el acompañamiento de casos, y presentará un informe anual que contendrá información estadística de los casos identificados y la situación local de violencia institucional. Artículo 6°: De Forma.