TEMA 1: INTRODUCCIÓN A LA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL. CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD, VIDA COTIDIANA Y CONOCIMIENTO DE SENTIDO COMÚN 1. “LA SOCIEDAD COMO INTERACCIÓN SIMBÓLICA” H. Blumer (2968) Blumer, es el principal exponente viviente del interaccionismo simbólico, interpreta en este artículo la manera en que este enfoque considera el comportamiento humano y el cambio social organizados a diferencia de los enfoques de la organización y la estructura social actualmente en boga. El término de interacción simbólica se refiere al carácter peculiar y distintivo de la interacción que tiene lugar entre seres humanos. Los seres humanos interpretan o definen las acciones de los demás en lugar de reaccionar simplemente a ellas. Su respuesta no se refiere de manera directa a las acciones de los otros, sino que se basa en el significado que atribuyen a tales acciones. De esta manera, la interacción humana es medida por el uso de símbolos, por la interpretación, o por la averiguación del significado de las acciones de los otros. Esta mediación es equivalente a insertar un proceso de interpretación entre el estímulo y la respuesta en el comportamiento humano. Sólo Mead, a su juicio, ha intentado llevar hasta el final el analisis de lo que el acto de interpretación implica para una comprensión del ser humano, la acción humana y la asociación humana. El rasgo clave en su análisis era que el ser humano tiene un “sí mismo”. Al declarar eso pensaba en que el ser humano puede ser el objeto de sus propias acciones, puede actuar hacia sí mismo como podría actuar hacia otros. Por ejemplo cuando uno se enoja consigo mismo o sabe que no debería hacer esto o aquello, cuando se fija a sí mismo objetivos, en todos estos casos se observa que el ser humano puede actuar con referencia a sí mismo. Esta capacidad de uno para obrar con respecto a sí mismo es el mecanismo fundamental con el cual el hombre enfrenta y maneja su mundo. Permite al sujeto indicarse a sí mismo cosas que están a su alrededor y así guiar sus acciones por lo que observa. Este mecanismo para hacerse indicaciones así mismo, es el mecanismo que está en la base del interpretar las acciones de los otros. Interpretar las acciones de otro es señalarse a uno mismo que la acción tiene tal o cual significado o carácter. La importancia fundamental de la significación de hacerse indicaciones a uno mismo reside en dos puntos: 1) indicar algo es sacarlo de su contexto, hacer de él un objeto. Un objeto (es decir, cualquier cosa que un individuo se indique a sí mismo) es diferente de un estímulo; en lugar de tener un carácter intrínseco que actúa sobre el individuo, su carácter o significado es algo que el individuo le otorga. El objeto es un producto de la disposición del sujeto a actuar, y no un estímulo antecedente que evoca al acto. Con “interpretación” quiere decir que el individuo, en cualquiera de sus incontables actos, se designa a si mismo diferentes objetos, les da significado, juzga la conveniencia de los mismos para su acción y toma decisiones sobre la base de ese juicio. Es actuar sobre la base de símbolos. 2) implica que su acción es construida a través de este proceso de autoindicación en lugar de ser una descarga. Cualquiera sea la acción que se encuentre realizando, el individuo humano procede señalándose a sí mismo los elementos divergentes que deben ser tenido en cuenta en el curso de su acción. Tiene que observar lo que quiere hacer y como va a hacerlo. El individuo humano arma y guía su acción tomando nota de diferentes cosas e interpretando su significación para su acción ulterior. No hay ningún caso de acción consiente del cual esto no sea cierto. La auto-indicación en un proceso comunicativo en movimiento en el cual el individuo nota cosas, las estima, les da un significado y se decide a actuar sobre la base de ese significado. El proceso de autoindicación por medio del cual se forma la acción humana no puede ser explicado por factores que preceden al acto. Este proceso de autoindecación existe por sí mismo y debe ser aceptado y estudiado como tal. Es a través de este proceso como el ser humano construye su acción conciente. Esta formación de la acción siempre tiene lugar en un contexto social. La acción de grupo toma la forma de un acomodamiento conjunto de líneas de acción individuales. Cada individuo pone su acción con la de los otros averiguando el significado de sus actos. Logra esto tomando “el rol” de los otros. Busca averiguar la intención de los actos de los otros y forma su acción en base a ello. Los rasgos precedentes son los esenciales en el análisis de Mead de las bases de la interacción simbólica y presuponen lo siguiente: la sociedad humana está hecha de individuos que tienen sí mismo (se hacen indicaciones a sí mismos), la acción individual es una construcción y no una descarga, siendo construida por el individuo a través de la observación y la interpretación de los rasgos de las situaciones en las que actúa; la acción grupal o colectiva consiste en la alineación de las acciones individuales, producida por los individuos al interpretar las acciones de los otros. Las concepciones sociológicas discrepan con las premisas de la interacción simbólica ya que suponen que los seres humanos son organismos con algún tipo de organización, que responden a fuerzas que obran sobre ellos, el comportamiento que tenga como miembro de una sociedad sería el resultado de estas fuerzas (valores, norma social, cultura, etc.) sobre ellos. Se niega que la personas tienen sí mismos y que actúan mediante autoindicación. No consideran las acciones sociales como construidas por una interpretación. En concordancia con ello, tales concepciones sociológicas no consideran las acciones sociales de los individuos en la sociedad como construidas por ellos a través de un proceso de interpretación. La acción es tratada en cambio, como un producto de factores que operan sobre y a través de los individuos. Estas observaciones sugieren otra importante línea de divergencia entre las concepciones sociológicas en general y la posición de la interacción simbólica. Estos dos conjuntos difieren en cuanto al lugar en que sitúan a la acción social. En la perspectiva de la interacción simbólica, la acción social es situada en los individuos actuantes que adaptan mutuamente sus perspectivas líneas de acción a través de un proceso de interpretación; la acción de grupo es la acción colectiva de tales individuos. En oposición, las posiciones sociológicas generalmente ubican a la acción social en la acción de la sociedad en alguna unidad de la sociedad, consideran la acción del grupo como la expresión de un sistema, en un estado de equilibrio o tendencia a él ignorando la visión de la vida como constituida por acciones que hacen frente a las situaciones de su vida. La sociedad humana debe ser vista como compuesta por individuos actuantes, y la vida de la sociedad como constituida por sus acciones. Las unidades actuantes pueden ser individuos separados, colectividades cuyos miembros actúan juntos en una empresa común, u organizaciones que actúan a favor de los individuos a los que representa. No hay ninguna actividad empíricamente observable que no surja de una unidad actuante. Una condición primaria para que actúe la unidad actuante es que la acción tiene lugar con respecto a una situación. Una segunda condición es que la acción es formada a través de la interpretación de la situación. La unidad actuante tiene que necesariamente identificar las cosas que tiene que tomar en consideración (tareas, oportunidades, obstáculos, exigencias, medios) tiene que estimarlas y tomar decisiones sobre la base de esa estimación. La vida de grupo consiste en unidades actuantes que desarrollan actos para hacer frente a las situaciones en que se hallan colocadas. Por lo común, las situaciones que los individuos encuentran en una sociedad son definidas de la misma manera. A través de la interacción previa desarrollan comprensiones y definiciones comunes con respecto a la manera de actuar frente a determinadas situaciones. Estas definiciones comunes permiten a la gente obrar de manera semejante. Para comprender el comportamiento de las unidades actuantes hay que aprehender el proceso de interpretación a través del cual ellas construyen sus acciones y eso se logra adoptando el rol de esa unidad actuante. No puede lograrse permaneciendo apartado, en estado “objetivo”, es caer en subjetivismo con propias conjeturas. En general los sociólogos no estudian la sociedad como unidades actuantes, sino que tienden a verla en términos de estructura u organización y a tratar a la acción social como expresión de tal estructura. Así, categorías estructurales como normas y valores son usadas tanto para analizar la sociedad como para dar cuenta de la acción social que tiene lugar en su interior. Estudian la organización en términos de funciones, como búsqueda de equilibrio o identificando las fuerzas que operan sobre ella para producir cambios. La interacción simbólica reconoce la presencia de la organización en la sociedad humana pero de manera diferente: primero, como el marco dentro del cual la acción social tiene lugar y no el determinante de esa acción. Y segundo, que los cambios en ella son el producto de la actividad de unidades actuantes y no de “fuerzas” que no tienen en cuenta tales unidades actuantes. Los individuos no están determinados por la cultura, la estructura social o cosas por el estilo. Si bien estos establecen condiciones para su acción, no la determinan. Los individuos actúan en base a situaciones, no con respecto a la cultura. La organización social entra en juego sólo en la medida en que da forma a las situaciones en las que actúan los individuos, y en la medida en que proporciona conjuntos de símbolos establecidos que los individuos usan en la interpretación de sus situaciones. Si bien estas dos formas de influencia de la organización social son importantes, debe tenerse presente que el elemento más importante al que se enfrenta son las acciones de otras unidades actuantes. Los sociólogos ignoran el rol del comportamiento interpretativo de las unidades actuantes al estudiar los cambios de las sociedades o bien consideran al comportamiento interpretativo como determinado por el factor de cambio. Cualquier línea de cambio social, puesto que implica cambio en la acción humana, pasa necesariamente por la mediación de la interpretación por parte de los individuos envueltos en el cambio, el cambio aparece en la forma de situaciones nuevas en las que los individuos tienen que construir formas nuevas de acción. Las interpretaciones de las situaciones nuevas no están predeterminadas por las condiciones antecedentes a las situaciones, sino que dependen de lo que se forma el comportamiento. Es fácil que se produzcan variaciones en la interpretación si unidades actuantes diferentes recortan en la situación objetos diferentes, o dan un peso diferente a los objetos que se observan, o agrupan los objetos según pautas diferentes. Sería prudente reconocer a los seres humanos como personas que construyen la acción individual y colectiva a través de una interpretación de las situaciones con que se enfrentan. 2. LA CONSTRUCCION SOCIA DE LA REALIDAD (2928) Berger & Luckmann Introducción Nuestra tesis fundamental es que la realidad se construye socialmente y que la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce. Definimos la realidad como una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición (no podemos hacerlos desaparecer) y definimos el conocimiento como la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas. Las acumulaciones específicas de “realidad” y “conocimiento” pertenecen a contextos sociales específicos y estas relaciones tendrían que incluirse en el análisis sociológico adecuado de dichos contextos. Así, pues, la necesidad de una “sociología del conocimiento” esta dada por las diferencias observables entre sociedades, en razón de lo que en ellas se da por establecido como “conocimiento”. Además de esto, sin embargo, una disciplina digna de ese nombre debe ocuparse de los modos generales por los cuales las “realidades” se dan por “conocidas” en las sociedades humanas. Una sociología del conocimiento deberá tratar no sólo las variaciones empíricas del “conocimiento” en las sociedades humanas, sino también los procesos por los que cualquier cuerpo de “conocimiento” llega a quedar establecido como “realidad”. La sociología del conocimiento deberá ocuparse de todo lo que una sociedad considera como conocimiento sin detenerse en su validez o no. La sociología del conocimiento se ocupa del análisis de la construcción social de la realidad. Se han dado diferentes definiciones sobre la naturaleza y alcance de de la sociología del conocimiento, no obstante, ha existido acuerdo general en cuanto a que se ocupa de la relación entre el pensamiento humano y el contexto social en el que se origina. Los antecedentes intelectuales de la sociología del conocimiento son tres corrientes del pensamiento alemán: Marxista: tomó su proposición básica de que la conciencia del hombre está determinada por su ser social y conceptos como los de ideología (ideas que sirven para armar intereses sociales), falsa conciencia (pensamiento alejado del verdadero ser social del que piensa), infraestructura y superestructura como actividades humanas. Lo que a Marx le interesaba era que el pensamiento humano se funda en la actividad humana (el trabajo) y en las relaciones sociales provocadas por dicha actividad. Nietzscheana: su anti-idealismo vio al pensamiento humano como instrumento de lucha por la supervivencia y el poder. La Sociología del conocimiento representa una aplicación de lo que Nietzsche denominó “el arte de la desconfianza”. Historicista: Dilthey fue un precursor inmediato de la Sociología del conocimiento con la relatividad de todas las perspectivas sobre el acontecer humano, de la historicidad del pensamiento humano. La insistencia historicista en cuanto a que ninguna situación histórica podía entenderse salvo en sus propios términos, pudo traducirse fácilmente en un énfasis sobre la situación social del pensamiento. La sociología del conocimiento heredó de esta corriente el acentuado interés por la historia y el empleo de un método esencialmente histórico. Scheler analizó la manera cómo el conocimiento humano es ordenado por la sociedad. Esta ordenación se toma como una manera natural de contemplar el mundo. Mannheim tuvo alcances más vastos, la sociedad no sólo determina el aspecto sino también el contenido de la ideación humana. Se preocupaba por la ideología. Excluimos de la sociología del conocimiento los problemas epistemológicos y metodológicos que ocuparon a sus creadores y la consideramos parte de la disciplina empírica del hombre. La sociología del conocimiento se ha ocupado de la historia de las ideas, de lo teórico, cuando debe ocuparse de la construcción social de la realidad. Su tema central debe ser el conocimiento del sentido común, el de la vida cotidiana. Nuestra visión de la naturaleza de la realidad social debe mucho a Durkheim aunque hemos modificado la teoría de él sobre la sociedad mediante la introducción de una perspectiva dialéctica derivada de Marx y un énfasis en la constitución de la realidad social por medio de significados subjetivos derivados de Weber. Nuestros supuestos están influidos en gran medida por H. Mead y sus desarrollos debidos a la escuela simbólico interaccionista de la sociología norteamericana. I. Los fundamentos del conocimiento de la vida cotidiana Nuestro propósito en esta obra es un análisis sociológico de la realidad de la vida cotidiana, más exactamente, del conocimiento que orienta la conducta en la vida cotidiana. Debemos empezar por clarificar esa realidad tal como se ofrece al sentido común de quienes compone ordinariamente la sociedad. Si queremos entender la realidad de la vida cotidiana, debemos tener en cuenta carácter intrínseco antes de proceder al análisis sociológico propiamente dicho. La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un modo coherente. Antes de emprender nuestra tarea principal debemos, por lo tanto, tratar de clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana, a saber, las objetivaciones de los procesos (y significados) subjetivos por medio de los cuales se construye el mundo intersubjetivo del sentido común. El método que consideramos más conveniente para clarificar los fundamentos de la vida cotidiana es el del analisis fenomenológico, método puramente descriptivo y, como tal, “empírico”, pero no “científico”, que así consideramos la naturaleza de las ciencias empíricas La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Objetos diferentes aparecen ante la conciencia como constructivos de las diferentes esferas de la realidad. Entre las múltiples realidades existe unas que se presenta como la realidad por excelencia. Es la realidad de la vida cotidiana. Su ubicación privilegiada le da derecho a que se llame la suprema realidad. La tensión de la conciencia llega a su apogeo en la vida cotidiana, es decir, esta se impone sobre la conciencia de manera masiva, urgente, e intensa en el más alto grado. Es imposible ignorar y aún más difícil atenuar su presencia imperiosa. Aprehendo la realidad de la vida cotidiana como una realidad ordenada. Sus fenómenos se presentan dispuestos de antemano en pautas que parecen independientes de mi aprehensión de ellos mismos y que se les impone. La realidad de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos antes de que yo apareciese en escena. El lenguaje usado en la vida cotidiana me proporciona continuamente las objetivaciones indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para mi. La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente. Experimento la vida cotidiana en grados diferentes de proximidad y alejamiento, tanto espacial como temporal. Se me presenta, además, como un mundo intersubjetivo, que comparto con otros continuamente, con una correspondencia entre mis significados y los suyos. La realidad de la vida cotidiana se da por establecida como realidad sin requerir verificaciones adicionales. La vida cotidiana se divide en dos tipos de sectores, unos que se aprehenden por rutina y otros que me presentan problemas de diversas clases. El sector no problemático puede ser interrumpido por uno problemático y en este caso la realidad de la vida cotidiana busca integrar este último dentro de lo no problemático. El conocimiento del sentido común contiene una diversidad de instrucciones acerca de cómo proceder para esto. Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras realidades aparecen como zonas limitadas de significado, se caracterizan por desviar la atención de la vida cotidiana y producen un cambio en la tensión de la conciencia. Pero la suprema realidad las envuelve y la conciencia regresa a ella siempre. Ejemplos de estas zonas son los juegos, las artes, la religión. El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo. La vida cotidiana presenta una estructura temporal coercitiva, continua y limitada. Es coercitiva porque no puedo invertir a mi voluntad las secuencias que ella impone. (Ej. no puedo ejercer la psicología si antes no obtuve el título). La estructura temporal de la vida cotidiana se impone sobre mi biografía en conjunto. Toda mi existencia está ordenada continuamente por su tiempo. Tanto mi organismo como mi sociedad me imponen ciertas secuencias de hechos que entrañan una espera. II. Interacción social en la vida cotidiana La realidad de la vida cotidiana es algo que comparto con otros. La experiencia más importante que tengo de los otros se da en la situación “cara a cara” que es el prototipo de la interacción social (y del que derivan los demás casos) en la cual mi presente y el del otro gravitan continuamente. En la situación cara a cara tengo experiencia directa del otro, de sus actos y atributos. Es un intercambio de expresividad, la subjetividad del otro me es accesible en un máximo de síntomas, el otro es más real para mi que yo mismo porque tengo de él una disponibilidad continua y pre-reflexiva que no tengo de mí. Las relaciones con el otro son sumamente flexibles porque es muy difícil que se puedan imponer pautas rígidas a la interacción “cara a cara”. Estas pautas serán constantemente modificadas por la enorme variedad y sutileza del intercambio de significados subjetivos que se produce. Yo aprehendo al otro por medio de esquemas tipificadores aún en la interacción “cara a cara”, si bien estos esquemas son más “vulnerables” a su interferencia que otras formas “más remotas” de interacción. Aunque resulte comparativamente difícil imponer pautas rígidas a la interacción “cara a cara”, ésta ya aparece pautada desde el principio si se presenta dentro de las rutinas de la vida cotidiana. La realidad de la vida cotidiana contiene esquemas tipificadores en cuyos términos, los otros son aprehendidos y tratados en encuentros “cara a cara” y dichos esquemas afectan nuestra interacción. Además son recíprocos, ya que el otro también me aprehende de manera tipificada, y se vuelven “anónimos” a medida que se alejan de esta interacción ya que en ella se llenan constantemente de síntomas referentes a un ser humano particular. La realidad social de la vida cotidiana es aprehendida en un continuum de tipificaciones que se vuelven progresivamente anónimas a medida que se alejan del “aquí y ahora” de la situación “cara a cara”. En un polo del continnum están esos con quienes me trato a menudo e interactúo intensamente en situaciones “cara a cara”, mi “circulo intimo”. En el otro polo hay abstracciones sumamente anónimas, que por su misma naturaleza nunca pueden ser accesibles en la interacción “cara a cara”. La estructura social es la suma total de estas tipificaciones y de las pautas recurrentes de interacción establecidas por intermedio de ellas. En este carácter la estructura social es un elemento esencial de la realidad de la vida cotidiana. III. El lenguaje y el conocimiento en la vida cotidiana La expresividad humana es capaz de objetivarse, o sea, se manifiesta en productos de la actividad humana, que están tanto al alcance de sus productores como de los otros hombres, por ser elementos de un mundo común. Dichas objetivaciones sirven como índices más o menos duraderos de los procesos subjetivos de quienes los producen, lo que permite que su disponibilidad se extienda más allá de la situación “cara a cara” en la que pueden aprehenderse directamente. Por ej, el arma qua objeto en el mundo real sigue expresando una intención general de cometer violencia que cualquiera que conozca un arma puede reconocer. El arma es pues, tanto un producto humano como una objetivación de la subjetividad humana. La realidad de la vida cotidiana no sólo está llena de objetivaciones sino que es posible únicamente por ellas. Un caso especial de objetivación es la significación, o sea, la producción humana de signos. Un signo se distingue de otras objetivaciones por su intención explícita de servir como indicio de significados subjetivos. Todas las objetivaciones son susceptibles de usarse como signos aun cuando no se produjeron con esa intención. Los signos son objetivaciones ya que son accesibles objetivamente más allá del aquí y ahora, poseen separabilidad. El lenguaje, que podemos definir como un sistema de signos vocales, es el sistema de signos más importante de la sociedad humana. Su fundamento descansa, por supuesto, en la capacidad intrínseca de expresividad vocal que posee el organismo humano; pero es imposible intentar hablar de lenguaje hasta que las expresiones vocales estén en condiciones de separarse del “aquí y ahora” inmediatos de los estados subjetivos. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística. La vida cotidiana es, por sobre todo, vida con el lenguaje que comparto con mis semejantes y por medio de él. Por lo tanto, la comprensión del lenguaje es esencial para cualquier compresión de la realidad de la vida cotidiana. En la situación cara a cara el lenguaje posee una cualidad inherente de reciprocidad que lo distingue de cualquier otro sistema de signos. Esto posibilita el acceso continuo, sincronizado y recíproco a nuestras dos subjetividades en la cercanía intersubjetiva de la situación “cara a cara” de manera tal que ningún otro sistemas de signo puede repetir. El lenguaje hace “más real” mi subjetividad, no sólo para mi interlocutor, sino también para mi mismo. Como sistemas de signo, el lenguaje posee la cualidad de la objetividad . El lenguaje se me presenta como una facticidad externa a mi mismo y su efecto sobre mi es coercitivo. El lenguaje me obliga a adaptarme a sus pautas; debo tomar en cuenta las normas aceptadas en el habla correcta. El lenguaje me proporciona una posibilidad ya hecha para continuas objetivaciones que necesita mi experiencia para desenvolverse. Tiene una expansividad tan flexible como para permitirme objetivar una gran variedad de experiencias que me salen al paso en el curso de mi vida. El lenguaje también tipifica las experiencias, permitiéndome incluirlas en categorías amplias en cuyos términos adquieren significado para mi y para mis semejantes. A las vez que las tipifica también las vuelve anónimas, porque por principio la experiencia tipificada puede ser repetida por cualquiera que entre dentro de la categoría en cuestión. Debido a su capacidad de trascender el “aquí y ahora”, el lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro de la realidad de la vida cotidiana y las integra en un todo significativo. Las trascendencias tiene dimensiones espaciales, temporales y sociales. Aun hablando con migo mismo, en el pensamiento solitario, se me puede presentar un mundo entero por medio de la objetivación lingüística. El lenguaje, además, es capaz de trascender por completo la realidad de la vida cotidiana. Puede referirse a experiencias que corresponden a experiencias limitadas de significado, y abarcar zonas aisladas de la realidad (ej puedo interpretar un sueño integrándolo lingüísticamente dentro del orden de la vida cotidiana). Cualquier tema significativo que de esta manera cruce de una esfera de la realidad a otra puede definirse como un símbolo, y el modo lingüístico por el cual se alcanza esta trascendencia puede denominarse lenguaje simbólico. La acumulación de experiencias que se van dando en la vida cotidiana forman el acopio social del conocimiento que se trasmite entre generaciones. Mi interacción con los otros resulta afectada constantemente por nuestra participación común en ese acopio social de conocimiento que abarca el conocimiento de mi situación y sus límites. Por ej se que soy pobre, por lo tanto no pretendo vivir en un barrio elegante. Mi participación en el cúmulo social de conocimiento ubica a los individuos en la sociedad. Gran parte de ese cúmulo consiste en recetas para resolver problemas de ruina. Me proporciona también esquemas tipificadores para las rutinas. Se me presenta como un todo integrado. Mi conocimiento de la vida se estructura en términos de relevancias, algunas de las cuales se determinan por mis propios intereses pragmáticos inmediatos, y otras por mi situación general dentro de la sociedad. Mis estructuras de relevancia se entrecruzan con las de otros en muchos puntos, como resultado de lo cual tenemos cosas interesantes que decirnos. Un elemento importante de la vida cotidiana lo constituye es de las estructuras de relevancia de los otros. El propio cúmulo social ya me ofrece hechas a medida las estructuras básicas de relevancias que conciernen a la vida cotidiana. Por último conviene agregar que en la vida cotidiana el conocimiento se distribuye socialmente, diferentes individuos lo poseen en grados diferentes. 3. “El conocimiento de la realidad social” Ibañes (815) “La psicología social como dispositivo desconstruccionista” Si fuera preciso elegir un personaje emblemático para simbolizar la psicología social, esa sería la figura de Penélope, empeñada en deshacer durante la noche la labor realizada durante el día. Hay tres argumentos que justifican esta opción: 1. De orden ontológico, y se basa en la propia naturaleza de los fenómenos sociales 2. De orden epistemológico, y contempla las características del conocimiento que producimos sobre los fenómenos sociales 3. Se sitúa en la intersección de los dos primeros, y se apoya en la relación que tienen entre sí los fenómenos sociales por una parte y su conocimiento por otra. 1)En defensa de Penélope 1.Argumento ontológico: La realidad social no es independiente de las prácticas humanas, sino que constituye precisamente un resultado de esas prácticas. No tiene otro origen ni otra fuente de producción que la propia actividad de los seres humanos. Dimensión histórica de los fenómenos, todos los fenómenos sociales son producciones históricamente situados y por lo tanto cambiante con las épocas. Objeto de estudio cambiante, el conocimiento de la psicología social sobre sus objetos de estudio no cambia (como en otras ciencias) únicamente porque se hace más preciso, más rico o acertado, sino que es un conocimiento que también es cambiante porque cambian las características de los objetos sobre los que versa. Los fenómenos sociales no son independientes de su genealogía. No sólo son históricos porque cambian con el tiempo y porque son relativos al período histórico en que se manifiestan, sino que son intrínsecamente históricos en el sentido de que tienen memoria. Las características presentes en los fenómenos son resultante de las prácticas sociales y de las relaciones sociales que los fueron constituyendo. No se puede dar cuenta satisfactoriamente de un fenómeno si no se dilucida también su proceso de constitución. Así mismo la genealogía de los fenómenos cambia a medida que se producen acontecimientos posteriores. Como ocurre con el futuro se puede decir que el pasado no está totalmente escrito puesto que sus características se van actualizando en función de desarrollos posteriores concretos que no agotan el conjunto de todos los desarrollos posibles. Estas características de fenómenos pertenecientes a ciertos períodos pueden ser, talvez, sólo observables pasado cierto tiempo. Conocimiento incompleto, para conocer un fenómeno hay que conocer su genealogía y puesto que esta es cambiante, también es cambiante el conocimiento del fenómeno. Si la genealogía del fenómeno no es nunca totalmente cognoscible, tampoco lo es el fenómeno, con lo cual el conocimiento es necesariamente incompleto. 2.Argumento epistemológico: Conocimiento provisional, el conocimiento que podemos producir en un período histórico dado es dependiente del entramado sociocultural que caracteriza ese período. Puesto que ninguna forma sociocultural es invariante los conocimientos son intrínsecamente provisionales, por lo tanto deben ser permanentemente desconstruidos. Las teorías dependen de lo social, Los conocimientos psicosociales son interiores a la sociedad en que se forman. Ningún investigador puede pensar la sociedad en la que vive desde fuera de ella misma. No hay separación Sujeto y Objeto. A partir del momento en que se difumina la distinción entre el sujeto productor del conocimiento y el objeto del conocimiento, es decir, que se reconoce que el saber de la sociedad esta en la sociedad misma, es preciso abandonar la creencia, a todas luces infundada, en una supuesta objetividad de los saberes psicosociales. *Por lo tanto, en el plano de la ontología, los objetos de conocimiento de la psicología social son objetos eminentemente históricos y en el plano de la epistemología, los conocimientos son intrínsecamente históricos, dos razones por las cuales los psicólogos sociales deberían sentirse permanentemente dispuestos a deshacer minuciosamente los productos científicos que tanto trabajo les cuesta elaborar. 3.Intersección de las 2 primeras: En el ámbito de los fenómenos sociales (a diferencia de los naturales) el nivel epistemológico se convierte en fuente de producción ontológica. Efecto de ilustración (Gergen): Los conocimientos producidos acerca de un determinado fenómeno social revierten sobre ese fenómeno modificándolo. Lo ontológico es constituido por los saberes: No es únicamente nuestra percepción de la realidad lo que se ve afectada por los conocimientos producidos, sino la propia naturaleza de esa realidad social. No es el nivel fenomenológico sino el nivel propiamente ontológico el que queda parcialmente constituido por los saberes a los que recurrimos para conceptualizarlo. Cuanto más preciso y acertado consiga ser un conocimiento, mas rápidamente deberá ser abandonado. Un conocimiento muy preciso se convertirá en conocimiento erróneo en cuanto el fenómeno analizado cambie levemente como resultado del efecto de ilustración. El efecto de ilustración tiene consecuencias de orden político: Si los conocimientos científicos que se inyectan en el tejido social transforman la realidad social, el productor de ese conocimiento (psicólogo social) adquiere una responsabilidad política evidente. No queda otra alternativa para la investigación social mas que la de abandonar toda creencia en una supuesta neutralidad del conocimiento científico. Sean cuales sean sus opciones políticas el psicólogo social se encuentra en la necesidad de interrogar permanentemente los conocimientos que produce para saber cuales son las formas sociales que contribuye a reforzar o a subvertir y para saber en definitiva cuales son los intereses a los que está sirviendo. El psicólogo social no se encuentra simplemente ante la necesidad contingente de deshacer lo que hace, sino que debe hacerlo si pretende contribuir a la elaboración de una psicología social acorde con los únicos intereses que permiten justificarla. En efecto, a partir del momento en que se reconoce que el interés por la predicción y el control no puede sustentar el proyecto de conocimiento psicosociológico, tanto por razones ligadas a su objeto de conocimiento, como por razones de tipo normativo, queda claro que conviene sustituir la razón instrumental por una racionalidad basada en la comprensión y dilucidación de la realidad social. En este sentido se hace imprescindible establecer como tarea prioritaria el análisis crítico de todas las evidencias que estructuran el tipo de entendimiento de lo social que caracteriza a nuestra época, y en torno a las cuales se organiza nuestro funcionamiento cotidiano como seres sociales. El psicólogo social debe recurrir a la desconstrucción sistemática como método básico para producir conocimientos relevantes en el marco de su disciplina. 2)La agenda de la “nueva psicología social”: presupuestos epistemológicos Hace ya algún tiempo que la concepción heredada de racionalidad científica, y su traducción específica en el campo de las ciencias sociales, ha dejado de ser razonablemente defendible, dejando paso a una concepción resuelta y radicalmente post-positivista. La batalla contra el positivismo ya esta ganada en el plano conceptual y su derrota en el plano práctico (en el plano de influencia real que sigue ejerciendo en el ámbito de la ciencia) está asegurada a medio plazo. Aunque la nueva psicología social se enfrenta con muchos problemas de difícil solución, se ha alcanzado ya una serie de logros solidamente establecidos que constituyen otros tantos puntos irreversibles, o si se prefiere puntos de no retorno, a partir de las cueles pueden y deben desarrollarse las nuevas líneas de investigación. Así por ejemplo, ya no se puede ignorar la dimensión hermenéutica de los hechos sociales, como tampoco se puede pasar por alto la dimensión hermenéutica de las explicaciones que ofrecen las ciencias sociales. Logros “irreversibles” más importantes: No representacionista: la fuerza de los argumentos a favor de una concepción no representacionista del conocimiento científico parece hoy difícilmente rebatible. No sólo está claro que las tesis sobre la “verdad por correspondencia” son incapaces de resolver la aporía de un supuesto acceso independiente a la realidad, sino que tienen serias dificultades para asumir plenamente las consecuencias de dos cuestiones firmemente establecidas: 1) la dimensión construida de los hechos científicos y 2) la ósmosis parcial entre enunciados observacionales y enunciados teóricos. El conocimiento es social, histórico y no neutral. Imposibilidad de que el conocimiento científico pueda trascender las constricciones que le impone tanto el lenguaje natural como las preconcepciones que conforman una tradición cultural determinada. Esto significa por lo menos que algunas de las condiciones de posibilidad y de las condiciones de inteligibilidad del conocimiento científico son, en definitiva, de naturaleza social y por lo tanto histórica. Con esto el conocimiento científico pierde sus atributos de neutralidad y debe así ser considerado en sus dimensiones normativas (políticas). Post representacionista: La agenda de trabajo de la “nueva psicología social” debe situarse de lleno en el período post representacionista y esto constituye una condición necesaria para la construcción de las nuevas orientaciones que están emergiendo en la actualidad. 3)La agenda de la nueva psicología social”: presupuestos ontológicos Se pueden destacar los siguientes aspectos como puntos irreversibles a partir de los cuales debe avanzar la psicología social post-positivista. a) Reconocimiento de la naturaleza simbólica de la realidad social. No es la naturaleza del objeto sino el tipo de relación en el que este objeto está prendido quien le confiere su dimensión social, y esta relación es de naturaleza eminentemente simbólica. En efecto, lo social no aparece hasta el momento en que se constituye un mundo de significados compartidos entre varias personas. Lo social es distinto de lo colectivo, cualquier cosa que denominamos “social”, está íntima y necesariamente relacionado con el lenguaje y con la cultura, y por lo tanto es propio de los seres humanos. Lo social no radica “en” o “fuera” de las personas sino “entre” ellas, es decir, en el espacio de significados del que participan o que construyen conjuntamente. Sin embargo la interacción es tan sólo una condición necesaria pero no suficiente para que emerja lo social. Lo simbólico es tan real como cualquier otro objeto que podamos calificar como real, más aún lo simbólico tiene la capacidad de constituirse en fuente de producción de la realidad. Si la realidad no tuviera una dimensión simbólica no tendría sentido hablar de un “efecto de ilustración”. b) Reconocimiento de la naturaleza histórica de la realidad social. Todo fenómeno social es en cierta medida sui generis, idiosincrásico y concreto, referido a una sociedad particular, y por lo tanto inapresable desde las exigencias de la racionalidad positivista. El hecho de que los fenómenos sociales no sólo tengan memoria, sino también futuro, es decir que experimenten una evolución de sus características presentes, invalida cualquier procedimiento de conocimiento que no tome en cuenta el carácter procesual de esos fenómenos. c) Reconocimiento de la importancia que reviste el concepto y el fenómeno de la “reflexibilidad”. La reflexibilidad es la propiedad distintiva del ser humano, que permite la disyunción entre objeto/sujeto y fundir ambos términos en una relación circular que posibilita la construcción de la naturaleza social de ese mismo ser humano. Es porque el sujeto puede tomarse a si mismo como objeto de análisis por lo que puede construir un mundo de significados compartidos y un espacio intersubjetivo sin el cual la dimensión social no podría constituirse como tal. El que seamos inteligibles para nosotros y recíprocamente, sería imposible sin la conciencia de sí mismo que permite la reflexibilidad. Esto tiene ciertas implicancias: I. En primer lugar, gracias a la reflexibidad, el ser humano es capaz de desarrollar actuaciones estratégicas, basadas en el cálculo de los efectos que sus acciones producen en los demás, introduce un factor intrínsico de impredictibilidad de las conductas. Paradójicamente es porque el sujeto puede anticipar, o predecir los efectos que sus manifestaciones provocaran en los demás por lo que se quiebra el concepto mismo de predictibilidad. II. En segundo lugar, la reflexibidad debe extenderse a las propias ciencias sociales, la psicología debe por lo tanto tomarse como objeto de análisis. d) Reconocimiento de la agencia humana. El ser humano es capaz de constituirse en fuente de determinación última de sus propias conductas, es decir, capaz de auto dirigir sus conductas en base a unas decisiones internamente elaboradas. La relativa autonomía del ser humano obliga a aceptar la idea de que pueden darse casos en que ninguna condición sea ontológicamente suficiente para producir un efecto, es decir, que existen casos en los cuales, estando reunidas todas sus causas, un efecto puede producirse o no. El ser humano presenta propiedades que lo excluyen del tipo de objetos susceptibles de ser estudiados bajo los supuestos positivistas. e) Reconocimiento del carácter dialéctico de la realidad social. La concepción dialéctica de la realidad social enfatiza especialmente dos aspectos: 1. la naturaleza relacional de los fenómenos sociales y 2. el carácter procesual de estos fenómenos. La sociedad sólo adquiere un estatus de existencia a través de las prácticas desarrolladas por los individuos, a su vez que estos no existen como seres sociales, si no es mediante su producción por la sociedad. El énfasis que pone la dialéctica sobre el carácter procesual de los fenómenos nos lleva a considerar que, lejos de estar constituidos, los objetos sociales se encuentran en un proceso de constante devenir, de continua creación y recreación, de constante reproducción y transformación. El concepto “dualidad estructural” (Giddens) da cuenta del carácter simultáneamente estructurado y estructurante de la sociedad y de las practicas sociales. Es en el proceso mismo de de su desarrollo donde se va configurando cualquier fenómeno social de una forma que no se encuentra enteramente predefinida por las condiciones antecedentes. f) Reconocimiento de la adecuación de la perspectiva construccionista para dar cuenta de la realidad social. Aunque el realismo ingenuo ya no sea aceptado por nadie, se sigue cayendo en las trampas del lenguaje, y se sigue atribuyendo el estatus de categorías naturales a ciertas entidades por el mero hecho de que forman parte de nuestro vocabulario. La asunción del punto de vista construccionista exige una actitud de “duda metódica” ante cualquier atribución de realidad a los fenómenos u objetos cuya existencia parece estar solidamente acuñada en nuestro lenguaje. Esta preocupación por desnaturalizar los fenómenos sociales es tanto más importante cuanto que el hecho de que todo fenómeno social sea intrínsecamente histórico implica que todo fenómeno de este tipo resulta por lo menos parcialmente de las convenciones lingüísticas, de los juegos de lenguaje y de las tradiciones culturales que conforman una forma de vida. Dar cuenta de esos fenómenos exige por lo menos dar cuenta de tres cuestiones: 1. Acotar el papel que desempeñan las convenciones lingüísticas en su producción. 2. Dilucidar la naturaleza del proceso mediante el cual los procesos discursivos tienen la capacidad de engendrar , aunque sea parcialmente los objetos sociales. 3. Especificar cada mecanismo mediante el cual confundimos las propiedades de las propias cosas. 4) “Aspectos problemáticos de la “nueva psicología social” Si bien la cuestión de la inadecuación del empiricismo y de la concepción representacionista del conocimiento parece haber sido satisfactoriamente resuelta, no se puede decir lo mismo acerca de la tensión epistemológica que enfrenta a la concepción realista del conocimiento y a su concepción neopragmatista. Tanto el realismo como el neopragmatismo presentan argumentos y características que los hacen atractivos como problemáticos: Realismo: Con independencia de que el realismo epistemológico constituye la única postura que implica necesariamente un realismo ontológico, es decir que garantiza una tesis cuya negación no puede tomarse seriamente en consideración, también presenta la ventaja de ser compatible con una creencia profundamente arraigada e el sentido común y cuya verdad practica se impone a un niño e cuanto se quema por primera vez. o “Las cosas son como son con independencia de lo que podamos imaginar acerca de ellas”. Esto es cierto y falso a la vez. El simple hecho de que no se pueda sobrevivir si no se actúa de acuerdo con esa proposición es un buen argumento para considerarla como cierta, pero en el ámbito de la realidad social nuestra imaginación tiene una eficacia causal, las cosas son en parte resultado de cómo las vemos. No sólo porque los efectos que producen en nosotros dependen en parte de las representación que de ella tenemos sino mucho mas radicalmente, sino porque que de lo que ella pensamos y decimos forma parte de lo que son realmente. o “El criterio de aceptabilidad del conocimiento científico es que de cuenta de la realidad tal y como es, por lo menos bajo una de sus descripciones posibles” La aceptación de esta proposición es necesaria para explicar de forma inteligible el hecho de que se pueda incidir propositiva y eficazmente sobre la realidad a partir del conocimiento científico. El problema es que pone sobre un pie de igualdad las teorías acertadas y las teorías falsas, pero que conducen sin embargo, a predicciones acertadas y a consecuencias prácticas eficaces. Mas aun, esta argumentación nos conduce a considerar que la realidad considerada es necesariamente como lo dice la teoría falsa. o “Una concepción realista de la causalidad (poder generativo) es necesaria para sostener con legitimidad que ciertos factores causales intervienen en una situación. Aunque estos no produzcan ningún tipo de efecto manifiesto” Es preciso considerar que las causas tiene una existencia real para poder postular su presencia, aun cuando los efectos que generan no alcancen la esfera de las manifestaciones sensibles. La supresión de los efectos no significa que se hayan suprimido sus causas. Neopragmatismo: También este formula una serie de proposiciones que suscitan una adhesión de principios: o “La producción de conocimientos científicos debe entenderse como una practica social particular que presenta las mismas propiedades sustantivas que cualquier otra práctica social (historicidad, inserción en un contexto sociocultural particular, etc.) La ciencia no es sino la forma que toma la producción de los “efectos de verdad” en un período histórico determinado. Es una práctica social entre otras, que puede y debe ser analizada sin mas miramientos que los que se toman para analizar otras practicas sociales. El problema está en saber si el tipo de racionalidad sobre el que descansa la empresa científica, aun siendo obviamente una producción humana, son susceptibles de variación histórica o tienen una fundamentación más básica que radica, por ejemplo, en la estructura misma del cerebro humano. o “Los criterios de aceptabilidad de un conocimiento científico se construyen mediante el dialogo racional que desarrolla en una comunidad social particular, la comunidad científica” Sin embargo, la confianza que depositan los neopragmatistas en las virtudes del “dialogo racional” no parece plenamente consecuente con el reconocimiento de la dimensión intrínsicamente social del conocimiento científico. En particular, se subestima de forma considerable el papel que desempeñan las relaciones de poder en el funcionamiento de las comunidades científicas. Es difícil encontrar un dialogo que sea puramente racional sin estar mediatizado por colegios invisibles, grupos de presión o estrategias de control de un dominio científico particular. o “Toda pretensión de descubrir un principio fundacional último para dar cuenta a la naturaleza del conocimiento científico constituye una operación de poder orientada a restringir la capacidad de decisión de las comunidades sociales” Consiste en rechazar toda pretensión de fundamentar el conocimiento científico en principios o en categorías que trasciendan el ámbito de las prácticas sociales concretas. En efecto, la formulación de una fundamentación última de la “verdad científica” implica que los criterios de aceptabilidad del conocimiento se sitúan por encima de las decisiones racional y consesualmente elaboradas por esas comunidades sociales que son las comunidades científicas. La única vía practicable es entonces la de la sumisión y el acatamiento a un principio que nos trasciende. No deja de ser inquietante que el realismo por una parte y el neopragmatismo por otra, reproduzcan en cierta medida el movimiento cíclico que caracteriza desde la época griega hasta hoy el pensamiento sobre el conocimiento, referido a la alternancia histórica entre el énfasis puesto sobre el Objeto de conocimiento, y el énfasis puesto sobre el Sujeto del conocimiento. La nueva psicología social debería enmarcarse en una perspectiva que supere la tensión entre la atención prestada preferencialmente al objeto o al sujeto del conocimiento, y formular un planteamiento que no se limite a postular la intersección S/O, sino que consiga disolver la dicotomía entre ambos términos. Provisionalmente, una situación de transición bastante aceptable pasaría por una integración ecléctica de alguna de las proposiciones realistas y algunas de las formulaciones neopragmatistas. En particular, parece conveniente preservar con seguridad el criterio de realismo ontológico y recoger la concepción realista de causalidad. Así mismo, conviene asumir la critica neopragmatista a toda pretensión Fundamentalista y seguir esta corriente en su esfuerzo por anclar el conocimiento científico en sus condiciones sociales de producción. Adenum a la agenda de la “nueva psicología social” Debería figurar en las sus páginas de manera mucho más acentuada el reconocimiento de que la realidad social constituye un sistema autoorganizado con todas las consecuencias que esto implica a nivel ontológico y epistemológico. Los sistemas auto-organizativos se caracterizan básicamente por su propiedad de eludir el segundo principio de termodinámica en base a una serie de mecanismos internos que generan por si mismos procesos negantrópicos. Se trata de sistemas que mantienen su estructura y la complejifican gracias a las propias fuerzas y energías que actúan en contra del mantenimiento del sistema . En efecto, aunque esto pueda parecer paradójico, no hay autoorganización posible si no es a través de la presencia simultanea de fuerzas antagonistas y de elementos mutuamente incompatibles. Una de las características más interesantes de los sistemas auto-organizativos radica en la impredictibilidad de los cambios efectivos que experimentará el sistema. Si tenemos en cuenta las características de los sistemas auto-organizativos vemos que las sociedades presentan a nivel ontológico una serie de propiedades que las instituyen como tales sistemas La sociedad ni es diseñada ni es regulada por arte y magia de un agente o voluntad que le sea exterior. La sociedad tampoco se encuentra dotada desde sus inicios de un programa que encierre las instrucciones para su funcionamiento y evolución La sociedades mantiene, por definición, en un estado alejado de equilibrio, es decir alejado de la entropía máxima. No hay sociedad sin diferenciación social, sin estructuras sociales. La sociedad evoluciona históricamente hacia una mayor complejidad, y esta evolución social constituye un proceso irreversible. Existen razones de principio que imposibiliten el conocimiento preciso de la evolución de la sociedad. Las ciencias de los sistemas auto-organizativos han nacido en clara oposición a la concepción positivista de la ciencia y de la naturaleza. Es preciso establecer una nueva alianza , no sólo entre el hombre y la naturaleza, sino también entre las ciencias del hombre y las ciencias de la naturaleza. La psicología social post- positivista debe situarse en el corazón mismo de esta nueva alianza, y el estudio de los sistemas auto-organizativos puede constituir el mejor camino para conseguirlo. 4. Ideología y Psicología Social. Martín-Baró (2971) 1. La ideología debe constituir el objeto de estudio de la psicología social. 1.1 La ideología constituye la materialización de las fuerzas e intereses sociales en representaciones mentales, sentimientos y acciones. La elaboración filosófica de una ideología no es más que el esfuerzo consciente por plasmar en forma de valores y principios esa perspectiva y enfrentamiento de la realidad que se da en el comportamiento de los grupos y personas. En este sentido, la ideología es algo primero vivido y sólo después formulado. Más aún, la formalización de la ideología constituye, por lo general, un nuevo nivel de ideologización, es decir, de articulación de unas fuerzas e intereses sociales. La ideología constituye, por tanto, aquellos esquemas operativos que articulan en las personas las fuerzas de la sociedad. Cada individuo es el centro donde confluyen una serie de fuerzas e intereses sociales; a través de los procesos de socialización, esas fuerzas sociales se van imponiendo como formas de percibir la realidad, de valorarla y de actuar en ella. Por ello, la ideología media la relación del individuo con su medio, físico y, sobre todo, humano; lo social se hace individual y la persona es verdaderamente un ser social. La ideología trata de justificar en base a la razón los intereses que operativiza. Para ello, a veces los universaliza, es decir, los presenta como propios de "la naturaleza humana". Otras veces, los oculta. En este sentido, la ideología va vinculada con la falsa conciencia, es decir, con representaciones erróneas o distorsionadas de la realidad. 1.2 Se ha dicho tradicionalmente que la psicología social constituye el estudio de los procesos de interacción y, más específicamente, el estudio del influjo que las demás personas tienen en el comportamiento de los individuos y grupos. Esta definición de la psicología social debe ser superada por lo menos en dos sentidos: a) Los influjos de los demás (el influjo "social") no tienen por qué concebirse únicamente como estímulos externos al individuo, que le llegan una vez constituido como persona; muchos de los influjos sociales más importantes operan desde "dentro" como parte constitutiva de su identidad; b) Las fuerzas sociales que determinan y/o condicionan el comportamiento de las personas y grupos son fuerzas históricamente concretas e identificables. Cuando se universalizan y naturalizan ciertas formas y condicionamientos sociales que dependen de determinadas formas de organización social se está incurriendo precisamente en una ideologización de la psicología social. De ahí la necesidad de que la psicología social trascienda un enfoque formalista, de esquemas formales, y examine no sólo cómo ocurren los procesos, sino cuál es su contenido material y su sentido histórico, qué productos o consecuencias acarrean esos procesos. La pregunta que debe formularse la psicología social es la siguiente: ¿Cuál es el carácter ideológico de este comportamiento, de esta actividad, de este proceso? En otras palabras, ¿en qué medida este comportamiento responde a ciertas fuerzas sociales, canaliza o reproduce los intereses de una determinada clase o grupo social? ¿Hasta qué punto, para comprender más adecuadamente este comportamiento, hay que examinar su impacto en la realidad persona y social, es decir, a quién beneficia? 2. Los principales esquemas ideológicos son aquellos que se encuentran articulados en las formas de convivencia cotidiana. 2.1 El funcionamiento normal de un sistema social logra su afianzamiento y reproducción. Por ello, todos aquellos hábitos y rutinas tipificadas que configuran las instituciones básicas de ese sistema social traducen en forma privilegiada los intereses de las clases sociales dominantes. Si los acontecimientos extraordinarios son los que a veces mejor ponen de manifiesto los intereses sociales ocultos de quienes controlan el poder, son los procesos ordinarios los que mejor adelantan sus intereses, ya que asumen como naturales aquellos valores y principios que concretan su perspectiva. El examen psicosocial de los comportamientos cotidianos requiere, entonces, desentrañar los presupuestos de esas rutinas habituales y referirlos a los intereses sociales correspondientes a los diversos grupos o clases que existen en cada sociedad, a fin de desmontar su significado histórico. 2.2 Uno de los esquemas ideológicos más importantes lo constituye ese conjunto de representaciones sociales que se caracterizan como de sentido común. El sentido común traduce los intereses dominantes de dos maneras: a) asumiendo que los principios o comportamientos incluidos en el sentido común son no sólo racionales, sino evidentes; b) asumiendo que se trata de principios y comportamientos "comunes" a todos, es decir, universales. De ahí que, mediante el sentido común, se tienda a naturalizar, es decir, a considerar como propios de una misma naturaleza humana principios y comportamientos que han sido producidos históricamente y, por tanto, corresponden a la lógica de determinado orden social. 3. La batalla ideológica se extiende a todos los terrenos de la vida social: político, cultural, religioso 3.1 Aunque todo comportamiento humano puede y debe ser examinado desde la perspectiva ideológica, no todo el comportamiento es ideológico. Por tanto, hay comportamientos más o menos ideológicos, es decir, que reflejan más o menos las fuerzas sociales y traducen mejor o peor los intereses de las clases existentes en una determinada sociedad. Esto quiere decir que habrá comportamientos cuyo carácter ideológico será mínimo, mientras que otros comportamientos serán una expresión pura de determinados intereses sociales. 3.2 La confrontación de intereses sociales se da a todos los niveles, cada vez de una manera más consciente e intencional. Pretender separar determinados ámbitos sociales (por ejemplo, la diversión o la religión), como si fueran ajenos a la vida de los grupos o estuvieran inmunizados frente a todo interés o presión grupal, es precisamente un artificio ideológico, como lo es romper el sentido global que tienen los diversos aspectos de la realidad social compartamentalizándolos y aislándolos unos de otros. Parece evidente, por ejemplo, que una de las áreas a través de la cual Estados Unidos ejerce más control sobre los pueblos latinoamericanos en los momentos actuales lo constituye la llamada "cultura popular", que se expresa en los gustos, las modas, las diversiones. A través de todas ellas se va generando unas necesidades cuya satisfacción reclama un determinado tipo de ordenamiento social. 5. El significado del barrio. Un estudio psicosocial - E. Wiesenfeld (6561) Resumen: En este trabajo se presentan los resultados de un estudio llevado a cabo en un barrio de Caracas, en el que a través de entrevistas en profundidad, se obtuvo información acerca del significado que los habitantes le asignan a su barrio en términos de los procesos que se desarrollan conjuntamente con su construcción física social y psicológica a saber: la identidad, la socialización, las relaciones sociales, entre otros. El número de latinoamericanos que viven en condición de pobreza es alarmante. La información que predomina sobre el tema remite fundamentalmente a aspectos de orden económico, físico-estructural, sociodemográfico, legal, desconociéndose en gran medida el significado y el impacto emocional que tiene para los habitantes de este tipo de asentamientos la experiencia de residir en condiciones como las descritas y las acciones que ellas involucran. En este sentido, el propósito de este trabajo ha sido: analizar el significado que los habitantes de un barrio caraqueño han construído respecto al mismo. Desde el punto de vista teórico una investigación como la propuesta requiere la consideración de los siguientes aspectos: a) las condiciones socio-estructurales en las que emerge el problema de estudio. b) el abordaje del significado como un proceso de naturaleza psicológica cuya construcción ocurre conjuntamente con la construcción física y social de la vivienda, los servicios y las relaciones sociales. c) la incorporación de la historia en la reconstrucción de la experiencia vivida a lo largo de las etapas de construcción de la vivienda. d) la reivindicación de las emociones como componente esencial en la interpretación del proceso autoconstructivo como un hecho psicosocial. En tenderemos por significado un sistema socialmente producido con el cual la gente organiza su experiencia, conocimiento y transacciones relativas al mundo social y los interpreta a través de la identificación de los estados intencionales que las impulsan y por medio de los sistemas simbólicos de la cultura en la cual emergen, a saber, modalidades de lenguaje y discurso, formas de explicación lógica y narrativa, patrones de vida. Dado que la interpretación es un proceso abierto, el significado de los objetos variará con nuestra exposición a nuevas situaciones y experiencias, de allí que sea concebido como proceso y no como producto. La orientación teórica que, a juicio de la autora, satisface los requerimientos de un estudio de esta naturaleza es el construccionismo social. Esta posición metateórica niega la existencia de una realidad externa, objetiva, es decir, independiente de nuestro modo de acceder a ella y sustenta, por el contrario, que dicha realidad es una construcción social, por cuanto le conferimos cualidades que tiene que ver con nuestras practicas sociales en un contexto y momento histórico particulares. Entre las principales características del construccionismo social se mencionan: Incorpora el significado de los fenómenos a través del análisis del lenguaje, la historia, el poder, la ideaología. Asigna especial importancia al contexto del problema; Rescata la subjetividad como dimensión esencial para la comprensión de la experiencia humana, incluyendo en esta dimensión los procesos de naturaleza simbólica y afectiva construidos en el curso de la interacción social; Reconoce el carácter histórico, constructivo y múltiple de la realidad social y; Privilegia los métodos cualitativos de la investigación. II Metodología de Estudio En esta investigación se empleo la metodología cualitativa, procedimiento inductivo que permite comprender los fenómenos de manera holística a partir de la exploración, sistematización e interpretación de los significados que se le asignan. El abordaje de tales fenómenos se realiza de una perspectiva que reivindica su naturaleza contextual, dinámica, subjetiva y múltiple. El diseño del estudio fue de tipo emergente, ya que no se partió de hipótesis ni de categorías de análisis previas, sino que las mismas fueron surgiendo en la interacción entre el investigador y los informantes. De este modo, a medida que se realizaron las entrevistas, estas proveyeron temas, cuya categorización y análisis conducieron a la profundización de los mismos aspectos o a la exploración de temas complementarios en las entrevistas precedentes que permitieran lograr la máxima cobertura respecto al foco de interés, a saber, el significado del barrio. La recolección de la información se llevó a cabo a través de 3 técnicas: a) entrevistas en profundidad, b)recuperación crítica de la historia del barrio y revisión de documento alusivos a la historia del barrio, c) realización de un taller con miembros de la comunidad, algunos de los cuales habían participado en las entrevistas y en el que se propició una discusión sobre los temas abordados en las mismas. III Resultados 1. El barrio como contexto de identidad La consolidación del rancho refleja distintas etapas del desarrollo de la vivienda, que se manifiestan tanto a nivel constructivo como a nivel de sus contenidos sociales y psicológicos. El barrio se concibe como un proceso cuya evolución concurre con la evolución misma de la vivienda y las personas. Este proceso, además, confiere a los habitantes del barrio un anclaje que remite a una identidad personal, social, espacial y temporal. El tipo de relación que se da entre las personas permite que así sea. El sentimiento de pertenencia con un lugar se desarrolla cuando los espacios adquieren significados especiales para las personas, en virtud de la experiencia vivida en ellos, y se designa como “identidad del lugar”. Se destaca el componente social de tal identidad, al referirse a ese sentimiento como “sentido de comunidad”, el cual se asocia más con las personas, que con los lugares en sí. Se considera, sin embargo, que separar ambos componentes resulta difícil, ya que los espacios no se conciben independientemente de las transacciones que en ellos tienen cabida. 2. El barrio como contexto de apego La noción de contexto de identidad implica a su vez un apego al lugar en la medida que supone un componente afectivo que se manifiesta a través de lo que podríamos llamar una predilección de estadía, mediada por la consideración del lugar como el mejor posible. Los deseos de continuar en el barrio también se expresan en el temor a ser desalojados de allí; en las alegrías por los logros obtenidos, en las angustias compartidas. 3. El barrio como contexto socializador El barrio es, entre otras cosas, un espacio social que se consolida en el transcurso del tiempo. Dentro de ese contexto se producen permanentemente diferentes procesos que configuran una realidad propia cargada de significados que generan una realidad propia, cargada de significados que generan una cultura particular con la que las personas se identifican y al mismo tiempo reproducen. En este sentido, los valores, las normas, las creencias y las pautas de convivencia, son transmitidas constantemente a través de la acción socializadora de la interacción cotidiana. El sentimiento de pertenencia al barrio como espacio geográfico y social, favorece el desarrollo del individuo como persona, como vecino y como miembro de la comunidad, niveles estos que reproducen las escalas individualfamiliar del hogar y la vecinal-comunitaria del barrio. Adicionalmente, los espacios abiertos del barrio adquieren la connotación de lugar público del que todo se apropian, y a la vez se considera lugar privado respecto a personas de “afuera”, y al que le atribuyen las cualidades de seguridad, protección y libertad. Se le atribuye al barrio, en este sentido, el potencial socializador que tradicionalmente se asigna al ambiente familiar. 4. El barrio como contexto relacional A pesar de que se manifiestala necesidad de privacidad para ciertas actividades, el contro sobre la interacción puede bien pasar a segundo plano a favor de la seguridad que proporciona el entorno. Más aún va diluyendo los límites de la esfera privada, y transforma al barrio en una fuente constante de interacción. 5. El barrio como contexto de desconstrucción Desconstrucción se refiere aquí a un proceso que opera al interior de ese otro proceso que va consolidando al barrio. El clima de cambio, personal, social y residencial, apunta hacia una dinámica en la cual se incorporan también las interpretaciones de las experiencias que dan cuenta de esas mismas dinámicas. El estigma personal y el residencial confluyen en la naturalización de la distribución social de espacio habitable, esto es, en principio se por sentado el estigma del barrio, incluso se lo justifica, luego por medio de la transformación del barrio en sus distintos componentes, el estigma pierde vigencia. Esta perdida response a un proceso transaccional entre el adentro y el afuera. La construcción de la nueva identidad, que deriva de las practicas al interior del barrio, no se realiza al margen de las apreciaciones de aquellos cuyo estatus se desea alcanzar. En este proceso, se da un ciclo abierto de aspiraciones y realizaciones en función del distanciamiento del estigma y, subsecuentemente de la acomodación al entorno (ej: giro estético de las viviendas, que más que por calidad de vida se presenta como “exigencia del lugar”). TEMA 2: Interación interpersonal: la perspectiva simbólica. Interacción simbólica y método cualitativo. 1. Goffman Presentación de la persona en la vida cotidiana – Introducción y Cap I (6572) INTRODUCCIÓN Cuando un individuo llega a presencia de otro, estos tratan por lo común de adquirir información acerca de él o de poner en juego la que ya poseen. Pero si no están familiarizados con el individuo, los observadores pueden recoger indicios de su conducta y aspecto que les permitan aplicar su experiencia previa con individuos aproximadamente similares al que tienen delante o, lo que es más importante, aplicarle estereotipos que aún no han sido probados. También pueden dar por sentado, según sus experiencias anteriores, que es probable encontrar sólo individuos de una clase determinada en un marco social dado. Si conocen al individuo o saben de él en virtud de experiencias previas a la interacción, pueden confiar en suposiciones sobre la presencia y generalidad de rasgos psicológicos como un medio para predecir su conducta presenta y futura. De esta forma el individuo tendrá que actuar de manera de expresarse intencionada o involuntariamente y los otros a su vez tendrán que ser impresionados de algún modo por él. La expresividad del individuo (producir impresiones) parece involucrar dos tipos radicalmente distintos de actividad significante: la expresión que da y la expresión que emana. El primero incluye los símbolos verbales que confiesa usar y usa con el único propósito de transmitir información. El segundo comprende un amplio rango de acciones que los otros pueden tratar como asintomáticas del actor, considerando probable que hayan sido realizadas por razones ajenas a la información transmitida en esa forma. El individuo transmite intencionalmente información errónea por medio de ambos tipos de comunicación; el primero involucra engaño y el segundo fingimiento. Ahora centrándonos en el individuo, este puede desear que los otros tengan un alto concepto de él, o que piensen que él tiene un alto concepto de ellos. Independientemente del objetivo particular que persigue el individuo y del motivo que le dicta este objetivo, será parte de sus intereses controlar la conducta de los otros, en especial el trato con que le corresponden. Este control se logra en gran parte influyendo en la definición de la situación que los otros vienen a formular, y él puede influir en esta definición expresándose de modo de darles clase de impresión que habrá de llevarlos a actuar voluntariamente de acuerdo con su propio plan. A veces el individuo actuará con un criterio totalmente calculador, expresándose de determinada manera con el único fin de dar a los otros la clase de impresión que evocará en ellos la respuesta específica que a él le interesa obtener. A veces el individuo será calculador en su actividad pero relativamente ignorante de ello. A veces se expresará intencional y consciente de un modo particular, pero sobre todo porque la tradición de su grupo o estatus social requiere este tipo de expresión. A veces las tradiciones propias del rol de un individuo lo llevarán a dar una determinada impresión bien calculada, que quizás no esté ni consciente ni inconscientemente dispuesto a crear dicha impresión. Los otros a su vez, pueden resultar impresionados de manera adecuada por los esfuerzos del individuo o por el contrario, pueden interpretar erróneamente la situación y llegar a conclusiones que no están avaladas ni por la intención del individuo ni por los hechos. De todos modos en la medida en que otros actúan como si el individuo hubiese transmitido una impresión determinada, podemos adoptar una actitud funcional o pragmática y decir que éste ha proyectado eficazmente una determinada definición de la situación y promoviendo la compresión de que prevalece determinado estado de cosas. Este tipo de control sobre las concepciones de los individuos establece una dinámica donde varía la simetría del proceso de comunicación y prepara la escena para una especie de juego de la información. Independientemente del número de pasos existentes en el juego de la información, es probable que el testigo tenga ventaja sobre el actor, y que se conserve así la simetría inicial del proceso de la comunicación. Cuando permitimos que el individuo proyecte una definición de la situación al presentarse ante los otros, por muy pasivos que sus roles puedan parecer, proyectarán a su vez eficazmente una definición de la situación en virtud de su respuestas al individuo y de cualquier línea de acción que inciden hacia él. Tendríamos entonces una especie de modus vivendi interaccional. En conjunto, los participantes contribuyen a una sola definición total de la situación, que implica no tanto un acuerdo real respecto de lo que existe sino más bien un acuerdo real sobre cuales serán las demandas temporariamente aceptadas. También existirá un verdadero acuerdo en lo referente a la conveniencia de evitar un conflicto manifiesto de las definiciones de la situación. Al notar la tendencia de un participante a aceptar las exigencias de definición hechas por los otros presentes podemos apreciar la importancia decisiva de la información que el individuo posee inicialmente o adquiere sobre sus coparticipantes, porque sobre la base de esta información inicial el individuo comienza a definir la situación e inicia líneas correspondientes de acción. Dado el hecho de que el individuo proyecta eficazmente una definición de la situación cuando llega la presencia de otro, cabe suponer que dentro de la interacción quizá tengan lugar hechos que contradigan, desacrediten o arrojen dudas sobre esa proyección. Otro aspecto esencial que no debemos dejar de perder de vista es que cualquier definición de la situación tiene también un carácter moral particular. La sociedad está organizada sobre el principio de que todo individuo que posee ciertas características sociales tiene un derecho moral a esperar que otros lo valoren y lo traten de un modo apropiada. En conexión con este principio hay un segundo a saber: que un individuo que pretende tener ciertas características sociales deberá ser en la realidad lo que alega ser. En consecuencia cuando un individuo proyecta una definición de la situación y con ello hace una demanda implícita de ser una persona de determinado tipo, automáticamente presenta una exigencia moral a los otros obligándolos a valorarlo y tratarlo de la manera que tienen derecho a esperar de las personas de su tipo. También implícitamente renuncia a toda demanda a ser lo que él no parece ser y en consecuencia renuncia al tratamiento que sería apropiada para dichos individuos. Constantemente podemos notar que aparecen elementos que generan disrupciones que causan problemas de definición. También nos encontramos que se emplean prácticas preventivas para evitar estas perturbaciones, y también prácticas correctivas para compensar los caos de descrédito que no se han podido evitar con éxito. Cuando el sujeto emplea estas estrategias y tácticas para proteger sus propias proyecciones podemos referirnos a ellas como prácticas defensivas; cuando un participante las emplea para salvar la definición de la situación proyectada por otro hablamos de prácticas protectivas. 1. ACTUACIONES Confianza en el papel que desempeña el individuo En un extremo se descubre que el actuante puede creer por completo en sus propios actos, puede estar sinceramente convencido de que la impresión de realidad que pone en escena es la verdadera realidad. En el otro extremo descubrimos que el actuante puede no engañarse con su propia rutina. Al mismo tiempo, este actuante puede querer guiar la convicción de su público sólo como un medio para otros fines sin un interés fundamental en la concepción que de él o de la situación tiene éste. Cuando el individuo no deposita confianza en sus actos ni le interesan mayoritariamente las creencias de su público, podemos llamar cínico, reservando el término sincero para individuos que creen que la impresión que fomenta su actuación. Fachada Conocemos con el nombre fachada la parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado. A fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha acción. Partes de la fachada: * el medio: incluye el mobiliario, “el decorado” y otros elementos propios del trasfondo escénico que proporciona el escenario para el flujo de la actuación. * fachada personal: nos referimos a otros elementos de la dotación, aquellos que debemos identificar íntimamente con el actuante mismo y esperamos que los sigan donde quiera que vaya. * apariencia: aquellos estímulos que funcionan en el momento de informarnos acerca del estatus social del actuante. * modales: estímulos que funcionan en el momento de advertirnos acerca del rol de interacción que el actuante espera desempeñar en la situación que se avecina. A fin de explorar en forma más profunda las relaciones de las diferentes partes de la fachada social, se debe considerar un rasgo significativo de la información transmitida por la misma: su carácter abstracto y general. Una fachada social tiende a institucionalizarse en función de las expectativas estereotipadas abstractas a las cuales da origen, y tiende a adoptar una significación y estabilidad al margen de las tareas específicas que en ese momento resultan ser realizadas en su nombre. La fachada se convierte en una representación colectiva y en una realidad empírica por derecho propio. Realización dramática Idealización La actuación de una rutina presenta a través de su fachada algunas exigencias más bien abstractas sobre el público, exigencias que probablemente le serán presentadas durante la actuación de otras rutinas. Esto constituye una forma de socializar, modelar y modificar una actuación para adecuarla a la compresión y expectativas de la sociedad en la cual se presenta. Otro aspecto importante de este proceso de socialización es la tendencia de los actuantes a ofrecer a sus observadores una impresión que es idealizada de diversas maneras. Así cuando el individuo se presenta ante otro, su actuación tenderá a incorporar y ejemplificar los valores oficialmente acreditados de la sociedad, tanto más en realidad de lo que lo hace en su conducta general. Una de las fuentes de información más ricas sobre la presentación de actuaciones idealizadas es la literatura referente a la movilidad social. En la mayoría de las sociedades parece haber un sistema fundamental o general de estratificación y en la mayoría de las sociedad estratificadas existe una idealización de los estratos superiores y cierta aspiración a acceder a ellos por parte de los que se encuentran en situación inferior. El mantenimiento del control expresivo El actuante puede confiar en que el auditorio acepte sugerencias menores como signo de algo importante acerca de su actuación. Este hecho conveniente tiene una implicancia inconveniente. En virtud de la misma tendencia a aceptar signos, el auditorio puede entender erróneamente el significado que debía ser transmitido por la sugerencia o, puede ver un significado molesto en gestos o hechos accidentales inadvertidos o incidentales, y no destinados por el actuante a contener significado alguno. En respuesta a estas contingencias de la comunicación, los actuantes intentan por lo general ejercer una especie de responsabilidad sinecdóquica (la parte por el todo), asegurándose de que en la actuación tendrá lugar la mayor cantidad posible de sucesos de menor importancia, por inconscientes que puedan ser estos eventos desde el punto de vista instrumental, de modo de nos transmitir impresión alguna o bien una impresión compatible y consistente con la definición general de la situación que se fomenta. Cuando se sabe en el fondo que el público es escéptico de la realidad que se le impone, hemos estados prontos a apreciar su tendencia a saltar sobre insignificantes imperfecciones como señal de que toda la actuación es falsa, así mismo auditorios que simpatizan con el actuante pueden ser momentáneamente perturbados, sacudidos y debilitados en su fe por el debilitamiento de una discrepancia insignificante en las impresiones que se le presentan. En síntesis el punto crucial no es que la efímera definición de la situación causada por un gesto impensado sea en sí misma tan censurable, sino más bien que es diferente de la definición proyectada en forma oficial. Tergiversación Si bien la tendencia del auditorio a aceptar los signos del actor coloca a este en una situación de ser interpretado equívocamente y lo obliga a hacer uso de un cuidado expresivo en relación con todo lo que hace cuando se encuentra ante su auditorio, así también esta tendencia a la aceptación de signos coloca al auditorio en la situación de ser engañado y conducido a conclusiones erróneas, porque hay muy pocos signos que no pueden ser empleados para atestiguar la presencia de algo que no está realmente allí. Y es evidente que muchos actuantes tienen una gran capacidad y motivo para tergiversar los hechos. Con frecuencia prestamos especial atención a rasgos distintivos de la actuación que no pueden ser manejados fácilmente, permitiéndonos así juzgar la confiabilidad de las sugestiones más tergiversables de la actuación y, aunque de mala gana, permitamos que ciertos símbolos de estatus establezcan el derecho de un actuante a un cierto tratamiento, siempre estamos listos a abalanzarnos sobre fallas de su armadura simbólica a fin de desacreditar sus pretensiones. Cuando pensamos en aquellos que presentan una falsa fachada, es decir aquellos que fingen, pensamos en una discrepancia entre las apariencias fomentadas y la realidad. Así llegamos al concepto de tergiversación, entendiendo este como manera manifiesta y categórica o descarada en las que puede haber pruebas irrefutables de que un autor sabía que mentía y pese a eso lo realizó de manera premeditada. Mistificación Realidad y Artificio En nuestra cultura parece haber dos modelos basados en el sentido común, de acuerdo con los cuales formulamos nuestras concepciones de la conducta: la actuación real, sincera o falsa. Tendemos a ver las actuaciones reales como algo que no había sido construido expresamente como producto involuntario de la respuesta espontánea a los hechos en su situación. Y tendemos a ver las actuaciones ideadas como algo fabrilmente armado con un detalle falso tras otro, ya que no hay realidad de la cual podrían ser respuesta directa los detalles de la conducta. Hay que tener en cuenta que existen muchos individuos que creen sinceramente que la definición de la situación que acostumbran proyectar es la realidad real. Si una actuación ha de tener efecto, será bueno que los testigos puedan creer en todo sentido que los actuantes son sinceros. Esta es la posición estructural de la sinceridad en la secuencia de los acontecimientos. 2. Goffman Presentación de la persona en la vida cotidiana – Introducción y Cap I (6564) 3. 2904 – Bodgan R y Taylor S.j. “Introducción a los métodos cualitativos de investigación” – Cap 1 Introducción ir hacia la gente El término metodología designa el modo en que enfocamos los problemas y buscamos las respuestas. EN ciencias sociales han prevalecido dos posturas: El positivismo que busca los hechos o causas de los fenómenos sociales con indepencia de los estados subjetivos de los individuos. (Durkheim: estudiar los fenómenos sociales como cosas). Como metodología, buscan los hechos mediante cuestionarios, inventarios y estudios demográficos a partir de análisis estadísticos La segunda perspectiva, la fenomenológica posee una larga historia en la filosofía y sociología (Husserl, Berger y luckmann, etc.). El fenomenólogo quiere entender los fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor. Examina el modo en que se experimenta el mundo. La realidad que importa es lo que las personas perciben como importante. En cuanto a metodología se utiliza el método de la comprensión (dilthey) por medio de métodos cualitativos tales como la observación participante, la entrevista en profundidad y los datos descriptivos observacionales. La postura de Bodgan y Taylor propugna por los métodos fenomenólogos, no negando la posibilidad de estudios de carácter cuantitativo. Una nota sobre la historia de los métodos Cualitativos Los orígenes del trabajo de campo puede rastrearse hasta historiadores, viajeros y escritores que van desde los griegos hasta marco polo. Pero es a partir del Siglo XIX que podemos hablar de términos cualitativos Per se. La historia nos marca que los métodos cualitativos fueron más ampliamente aceptados por los antropólogos y difícilmente aceptado por los sociólogos. Tal vez una posible hipótesis de tal diferencia podría ser que los sociólogos daban por sentado que ya conocían bastante en profundida los marcos reguladores de las sociedades en las que se proponían trabajar. En la década del 40 y el 50 los métodos cualitativos decayeron. Pero en la década del 60 han vuelto a resurguir. De ese momento hasta el día de hoy las investigaciones cualitativas tanto de psicólogos, sociólogos, antropólogos, entógrafos y demás son sorprendentemente simirlares Metodología cualitativa 1. La investigación cualitativa es inductiva. No se busca comprobar datos e hipótesis, sino comprender 2. EN la metodología cualitativa el investigador va al escenario y a las personas en una perspectiva holista: las personas, los escenarios y los grupos no son reducidos a variables, sino considerados como un todo. 3. Los investigadores cualitativos son sensibles a los efectos que ellos mismos causan sobre las personas que son objeto de su estudio. Se sabe que no se puede evitar el impacto del investigador, pero se intenta reducirlo al mínimo. 4. Los investigadores cualitativos tratan de comprender a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas. (perspectiva Fenomenológica). 5. El investigador cualitativo suspende o aparta sus propias creencias, perspectivas, predisposiciones, etc. Nada se da por sobreentendido; todo es un tema de investigación 6. Para el investigador cualitativo, todas las perspectivas son valiosas. En muchos casos hay una opción preferencial por aquellas voces que han sido calladas. 7. Los métodos cualitativos son humanistas. Cuando reducimos las palabras y los actos de la gente a ecuaciones estadísticas, perdemos de vista el aspecto humano de la vida social; en cambio, cuando las estudiamos de manera cualitativa, llegamos a conocerlas en lo personal y expermentar lo que ellos mismos sienten. 8. Los investigadores cualitativos dan énfasis a la validez den su investigación. Los métodos cualitativos nos permiten permanecer próximos al mundo empírico. Mientras los cualitativos subrrayan la validez, los cuantitativos hacen incapíe en la confiabilidad y reproducibilidad de la investigación “Nos centramos en la coherencia sin preocuparnos mucho por si estamos en lo correcto. Lo que se busca es un máximo de precisión, a pesar de que tal vez vayamos por el camino incorrecto”. Esto no quiere decir que los cualitativos no se preocupen por la precisión de sus datos, Se busca que sea conducida por métodos rigurosos, aunque no necesariamente estandarizados 9. Para el investigador cualitativo, todos los escenarios y personas son dignos de estudios. 10. La investigación cualitativa es un arte. El investigador debe ser flexible. Teoría y Metodología La perspectiva fenomenológica es esencial para nuestra metodología cualitativa. Para el fenomenólogo lo que la gente dice y hace, es producto del modo en que define su mundo. Su tarea es aprehender su proceso de interpretación. Nos centramos en dos enfoques teóricos principales: el interaccionismo simbólico y la etnometodología, que se ha convertido en fuerzas dominantes en las ciencias sociales y pertenecen a la tradición fenomenológica. INTERACCIONISMO SIMBÓLICO (Cooley, Mead, Dewey, Becker, Blumer) El interaccionismo simbólico atribuye una importancia fundamental a los significados sociales que las personas dan al mundo que los rodea. Blumer afirma que el interaccionismo simbólico responde a tres premisas básicas: 1. El significado que las personas dan a las situaciones es lo que determina su acción. Las personas actúan respecto de las cosas, e incluso respecto de las otras personas, sobre la base de los significados que estas cosas tienen para ellas. De modo que las personas no responden simplemente a estímulos o exteriorizan guiones culturales. 2. Los significados son productos sociales que surgen durante la interacción. “El significado que tiene una cosa para una persona se desarrolla a partir de los modos en que otras personas actúan con respecto a ella en lo que concierne a la cosa de que se trata”. Una persona aprende de las otras a ver el mundo. 3. Los actores sociales asignan significados a ellos mismos, a cosas, a otras personas y a situaciones a través de un proceso de interpretación. Este actúa como intermediario entre los significados y la acción misma. Es un proceso dinámico. “Este proceso tiene dos pasos. Primero el actor se indica a sí mismo las cosas respecto de las cuales está actuando; tiene que señalarse a sí mismo las cosas que tienen significado. En 2do lugar, en virtud de esta autoindicación, la interpretación se convierte en una cuestión de manipular significados. El actor selecciona, controla, suspende, reagrupa y transforma los significados a la luz de la situación en la que está ubicado y de la dirección de su acción.”. La manera en que una persona interprete algo dependerá de los significados de que se disponga y de cómo se aprecie una situación. ETNOMETODOLOGÍA Su objeto de estudio es cómo (mediante qué metodología) las personas mantienen un sentido de la realidad externa. Para los etnometodólogos, los significados de las acciones son siempre ambiguos y problemáticos. Su tarea consiste en examinar los modos en que las personas aplican reglas culturales abstractas y percepciones de sentido común a situaciones concretas, para que las acciones aparezcan como rutinarias, explicables y carentes de ambigüedad. En consecuencia, los significados son un logro práctico por parte de los miembros de la sociedad. Los etnometodólogos ponen entre paréntesis o suspenden su propia creencia en la realidad para estudiar la realidad de la vida cotidiana. Mediante el examen del sentido común, el etnometodólogo trata de entender cómo las personas emprenden la tarea de ver, describir y explicar el orden en el mundo en el que viven. 4. Watzlawick – La realidad inventada – (2958) Una profecía que se autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia exactitud. Por bien conocido y corriente que sea este mecanismo, en su base hay circunstancias que de algún modo forman parte de nuestro pensamiento cotidiano y que tienen profunda y vasta significación en la imagen de la realidad que nos forjamos. En el pensamiento causal tradicional la causalidad es lineal, sigue un curso temporal, es decir una causa seguida por su efecto. En el caso de las profecías que se autcumplen ocurre diferente: un hecho todavía no producido (es decir, futuro) determina efectos en el presente, efectos que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado. Aquí el futuro – y no al pasado – determinó pues el presente. Un acto que es resultado de una profecía que se autocumple crea primero las condiciones para que se dé el suceso esperando y en este sentido crea precisamente una realidad que no se habría dado sin aquél. Dicho acto no es pues ni verdadero ni falso; simplemente crea un situación y con ella su propia “verdad”. El curso de las acciones sólo se desencadena por obra de las medidas que se toman como reacción al curso de cosas esperado, es decir la “solución” crea el problema; la profecía de un suceso hace que se cumpla el suceso profetizado. Esta inversión de causa y efecto es muy visible en los conflictos interpersonales. Se trata del fenómeno denominado puntuación de la secuencia de hechos. Da el ejemplo del matrimonio en conflicto donde cada uno ve en el otro la causa o el motivo de las peleas y el comportamiento propio como reacción a ello. Ambos se refieren a la misma realidad pero con distinta causa, el marido puntúa los enojos de la mujer y ella el hecho de que él se aparte. Los dos modos de conducta que subjetivamente se consideran como reacción a la conducta del cónyuge, provocan precisamente esta conducta en el otro y justifican “por eso” la conducta propia. Además en contextos interpersonales las profecías pueden usarse con un fin determinado (Ejemplo del casamentero que le decía a la joven que el muchacho la miraba y lo mismo hacía con él. Esto no era cierto pero terminaba sucediendo al despertar interés del uno por el otro.). La experiencia cotidiana nos enseña que sólo muy pocas profecías se autocumplen. Sólo cuando se cree en una profecía, es decir, sólo cuando se la ve como un hecho que ya ha entrado, por así decirlo, en el futuro, puede la profecía influir en el presente y así cumplirse. Cuando falta este elemento de la creencia o de la convicción, falta también el efecto. Investigaciones acerca de las profecías que se autocumplen: Karl Popper denomino Efecto Edipo a la influencia de una predicción sobre el suceso pronosticado, ya que la predicción del oráculo desempeño un papel extremadamente importante en la serie de sucesos que condujeron a la realización de la profecía. Durante mucho tiempo Popper creía que la existencia del efecto Edipo distinguía las ciencias sociales de las ciencias naturales, pero aún en biología las expectativas a menudo ayudan a que se produzca lo que se esperaba. Heisenberg: “En una teoría es imposible aceptar sólo magnitudes observables. Es más bien la teoría la que decide lo que se puede observar”. Robert Rosenthal ha hecho algunas de las investigaciones más seguras de profecías que se autocumplen en la esfera de la comunicación humano. En uno de sus experimentos se les dice a grupo de maestras que, según un test de inteligencia, determinados alumnos tendrán mayor rendimiento escolar; al término del ciclo escolar termina siendo así. Además Rosenthal también ha aplicado experimentos similares con animales. En este caso se le informaban a algunos instructores que sus ratas no eran adecuadas para experimentación, y a otro grupo se les informaba que tenían las mejores ratas. El resultado fue que las ratas cuyos instructores creían que se trataban de animales particularmente inteligentes se comportaron desde el principio mejor que los animales “no inteligentes”. Los experimentos de Rosenthal son sólo un ejemplo, aunque bastante claro, de los profundos y determinantes efectos de nuestras expectativas, prejuicios, supersticiones y deseos – es decir, construcciones puramente mentales a menudo desprovistas de todo destello de efectividad – sobre nuestros semejantes, y también es un ejemplo de las dudas que estos descubrimientos pueden suscitar sobre la cómoda suposición del sobresaliente papel que desempeñan las predisposiciones heredades e innatas. Lo cierto es que estas construcciones pueden tener efectos no sólo positivos sino también negativos. Justamente porque estos experimentos conmueven y sacuden nuestras ideas fundaméntelas nos resulta muy fácil hacerlos a un lado y aferrarnos a la agradable seguridad del familiar orden cotidiano. La contribución de Rosenthal también nos arroja luz sobre la espantosa posibilidad de que por lo menos ciertas llamadas perturbaciones mentales sean puras construcciones y que los establecimientos psiquiátricos en que deben ser tratadas aquéllas contribuyan a construir tales realidades. Las profecías que se autocumplen son, pues, fenómenos que no sólo sacuden las bases de nuestra concepción personal de la realidad, sino que hasta pueden poner en tela de juicio la imagen del mundo de la ciencia. Todas comparten la capacidad evidente de crear una realidad y suscitar determinada creencia en el “ser así” de las cosas, una creencia que puede ser tanto una superstición como una teoría científica aparentemente rigurosa derivada de la observación objetiva. El descubrimiento de que nosotros mismos construimos nuestra realidad equivale a una expulsión del paraíso del presunto “ser así” del mundo, del cual sólo nos sentimos responsables en cierta medida. Pero ahora no estamos sólo ante la posibilidad de asumir plena responsabilidad por nosotros mismos sino además ante la responsabilidad de inventar y elaborar realidades para otros. Pero aquí justamente reside el peligro. Los conocimientos del constructivismo han posibilitado la elaboración deseable en alto grado de nuevas y eficaces formas terapéuticas, pero presenta también la posibilidad de que se abuse de ellas. La promoción y la propaganda son ejemplos de este peligro. Como ya se dijo, la realidad inventada llega a ser realidad “verdadera” sólo cuando se cree en el invento. Con la mejor comprensión de la naturaleza de las profecías que se autocumplen aumenta nuestra capacidad de trascenderlas, es decir quedará la posibilidad de elegir otra cosa y la posibilidad de infringirla. ¿Qué realidad construye el propio constructivismo? En el fondo el constructivismo no crea ni “explica” ninguna realidad “exterior” sino que revela que no existe un interior ni un exterior, un mundo de objetos que se encuentre frente a un sujeto. El constructivismo, más bien, muestra que no existe la separación de sujeto y objeto (sobre cuyo supuesto se construyen infinidad de “realidades”), que la división del mundo en opuestos está forjada por el sujeto viviente y que las paradojas abren el camino que conduce a la autonomía. Percepciones TEMA 3: y Atribuciones sociales 1. Cap 2: Percepciones y atribuciones sociales – Vander Zanden (2953) La percepción es el proceso por el cual se reúne e interpreta la información. Sirve como enlace mediador entre el individuo y su ambiente. Sin la percepción careceríamos de experiencia, de toda experiencia, y no seria posible la vida humana. La percepción nos permite sentir el mundo que nos rodea y asignar una significación a este aflujo sensorial. Transformamos los estímulos exteriores en un sistema interior al cual le atribuimos significado. El proceso perceptual: La percepción no es simplemente una cuestión de ‘’sensibilidad’’ o de ‘’sensación’’, sino que entraña una interpretación. Nuestros receptores sensoriales nos proporcionan datos sensibles elementales que debemos procesar para arribar al significado. Sensación: Se habla tradicionalmente de cinco vehículos o canales receptores que nos transmiten información acerca del mundo externo: visión, audición, gusto, olfato, y el sentido del tacto y kinestesico (posición corporal). Cuando un porgado sensorial es tocado por la energía, funciona como un estimulo, como una unidad de aflujo sensorial. Nuestros órganos receptores pueden ser activados por un estimulo externo o bien puede el estimulo provenir de una fuente interior- dolor de cabeza-. No respondemos simplemente de una manera pasiva a la estimulación de una fuente externa. Nuestras extremidades móviles y órganos sensoriales nos permiten ir a la búsqueda de estímulos. Activamente empleamos nuestros receptores orgánicos para procurarnos información. Desplazamos nuestros ojos, cabeza, manos, el cuerpo entero. Seleccionando lo que es pertinente y extrayendo información de allí. Nuestro sistema perceptual no solo recibe estímulos sino que ’’ les da caza’’ hasta alcanzar una clara comprensión de su naturaleza. Conceptualización: Agrupamos las percepciones en unidades, categorías o clases, basándonos en ciertas similitudes entre ellas. A este proceso lo designamos como conceptualización. Experimentamos el mundo en función de conceptos de regularidades descriptibles de los objetos y sucesos, reales o imaginarios. La conceptualización nos permite manejar el aflujo de estímulos que recibimos de continuo. Al conceptualizar generalizamos, ubicando en categorías los elementos del mundo circundante. La conceptualización deriva de nuestra necesidad de orientarnos en la vida, de agrupar los elementos que constituyen nuestro ambiente sobre la base de nuestras apetencias e intereses. Para hacerles frente a los estímulos debemos dividirlos en unidades pertinentes y manejables, y asignarles rótulos abstractos. Y la conceptualización nos permite hacerlo, filtrando y canalizando los estímulos en categorías dotadas de significación. La conceptualización nos habilita a simplificar y a generalizar, a ‘’recortar’’ los elementos del mundo que nos rodea dentro de clases y categorías. La conceptualización nos brinda también un sentido de que en el mundo hay orden, constancia y regularidad. Podemos vincular las sensaciones actuales con series anteriores de organización y experiencia perceptual. Mediante las categorías nos es posible reducir al mínimo el desorden, el caos y la confusión. La conceptualización, nos permite desembrollar los estímulos atribuyéndoles significado. Podemos seleccionarlos y agruparlos, tratando luego a estos grupos de estímulos como si fueran objetos. Dividimos el mundo que nos circunda y lo organizamos en conceptos que le confieren significado. Si organizamos el mundo de la experiencia de este modo es por que compartimos presupuestos o sobreentendidos. En síntesis conferimos sentido al mundo que nos rodea organizando o categorizando nuestras experiencias mediante conceptos. La conceptualización y los procesos perceptuales: La conceptualización es el medio por el cual llegamos a identificar los sucesos y objetos del mundo. Los datos sensoriales nos sugieren una hipótesis acerca de la identidad del suceso u objeto percibido. Nuestros órganos de la percepción proceden entonces a extraer la información necesaria para poner a prueba la hipótesis. Ejemplo del cubo de Necker Pág. 60. En el proceso de la percepción exploramos nuestro aflujo de estímulos procurando encontrar rasgos que se equiparen con las especificaciones (criterios) de un concepto (una categoría). La identificación o reconocimiento del objeto o suceso ocurre cuando se da un acomodamiento entre las propiedades del aflujo de estímulo y las especificaciones conceptuales. Los objetos no son identificados simplemente en función de sus características; en este proceso nos ayuda el contexto en que aparece. Adquirimos muchos de nuestros conceptos a través de la socialización, pero la mente humana es capaz de formar categorías sin ayuda exterior. La mente humana esta estructurada para archivar las experiencias de modo que las similitudes se superpongan y se pueda extraer, de un grupo de sucesos conexos, lo que es típico en todos. Se cree que los seres humanos crean y mejoran automáticamente las experiencias categoriales. Percepción de las personas: La percepción de las personas se refiere a todos aquellos procesos mediante los cuales el individuo llega a conocer a los demás y a concebir sus características, cualidades y estados interiores. Cada sujeto construye imágenes de los demás de una manera que le permite volver estable, predecible y manejable su visión del mundo social. En la medida en que atribuye a otras personas rasgos estables y disposiciones permanentes, el sujeto se juzga más capaz de comprender el comportamiento de aquellas y predecir su acción futura, y utiliza estas ideas para orientarse en la interacción con ellas. La formación de impresiones acerca de los otros: Al estar en presencia de otras personas buscamos indicadores (señales-signos) que nos den información decisiva de ellas. Así podremos abordar la situación y determinar que nos cabe esperar de ellas y que es probable que ellas esperen de nosotros. Los psicólogos sociales has identificado una serie de factores claves que influyen en el proceso mediante el cual nos formamos nuestras impresiones de los demás. Rasgos centrales: Hay diferentes tipos de información acerca de una persona que tienen distintos niveles de importancia en la formación de impresiones sobre ella. Ciertos rasgos personales parecen ser más centrales en un conjunto que en otro. La impresión que nos hacemos del otro se estructura alrededor de rasgos centrales, acorde con las cualidades que destacamos. Modelos de la suma y del promedio: De acuerdo con el modelo de suma, cada nuevo fragmento de información favorable aumenta el atractivo que esa persona tiene para nosotros; dos rubros de información favorable siempre producirán una impresión más favorable que uno solo de ellos. En cambio de acuerdo con el modelo de promedio, el nuevo fragmento de información favorable no tendrá un efecto favorable salvo que esa característica posea para nosotros mayor valor que la ya conocida, y entonces su efecto quedará diluido. Si el nuevo rasgo descubierto tiene igual valor que el anterior, no se modificará nuestra impresión. Y si es menos valorado que el alto promedio anterior, disminuirá ese promedio y por ende el atractivo general de la persona.Nos creamos una evaluación global promediando todos los fragmentos de información, pero asignamos mayor importancia a los rasgos sumamente positivos o sumamente negativos. Efecto de halo: Si conocemos una de las características de un individuo, presuponemos que posee también algunas otras características. A esto se lo denomina efecto de halo. Tendemos, entonces, a considerar que una persona que posee una serie de cualidades que estimamos (o desestimamos) es estimable (o desestimable) en todos los demás aspectos. Ej.: Lo bello es bueno. La persona atractiva que obraba como estimulo poseía un número mayor de rasgos socialmente deseables que la persona carente de atractivo. Así se llego a la conclusión de que existe un estereotipo sobre el atractivo físico, y de que su contenido es coherente con al tesis de que lo bello es bueno. Efecto de precedencia versus efecto de contigüidad temporal: La información que se ofrece con anterioridad colorea nuestra percepción de la ofrecida subsiguientemente. Se produce un predominio y perdurabilidad de las impresiones iniciales. A este fenómeno se lo denomino efecto de precedencia. También puede operar el efecto de contigüidad temporal, donde tendemos a ser mas influidos por lo que acabamos de presenciar. Esto suele suceder cuando ya estamos familiarizados con un individuo y obtenemos con posterioridad una serie de datos nuevos acerca de el. Cualidades del perceptor: Distintas personas tienden a organizar sus percepciones de acuerdo con dimensiones diferentes. No todos asignamos la misma importancia a rasgos. Los patrones utilizados para evaluar a los demás dependen en mayor medida del carácter singular del perceptor que del carácter singular del percibido. Procesos de memoria en la percepción social: Nuestros conocimientos anteriores afectan la información la interpretación que hacemos de información nueva. Esto nos lleva a considerar la memoria. La memoria es la retención de lo experimentado o aprendido y su activación al rememorarlo. La vida social dictamina que seamos algo más que seres momentáneos; las pautas duraderas de interacción (relaciones sociales) nos requieren retener información sobre los demás y recuperarla mentalmente cuando la situación lo exige. Cuando recordamos una información ocurren tres cosas: 1. Codificación: Proceso por el cual la información es introducida al sistema de la memoria; 2. Almacenamiento: Proceso por el cual la información es retenida hasta que se la necesite; y 3. Recuperación: Proceso por el cual se recoge la información cuando se la necesita. Los procesos de memoria tienen importantes consecuencias para la percepción. El proceso de codificación implica la selección activa de la información. Los individuos están sensibilizados ante ciertos estímulos más que ante otros. Atribución La percepción no es una mera cuestión de sensaciones, sino también de interpretación. Debemos extraer significado de los datos que bombardean nuestros órganos sensoriales. Necesitamos sacar conclusiones acerca de las características y propiedades de las personas y situaciones con las que entramos en contacto. A estas actividades cognitivas los psicólogos sociales las llaman atribución, el proceso por el cual el individuo explica e interpreta los hechos que le acontecen. La atribución entraña la organización en unidades significativas de la corriente continua de información que nos llega del mundo. Funciones de la atribución: Nos proporcionan explicaciones sobre lo que acontece en nuestro mundo físico y social, Nos permiten predecir diversos sucesos. La explicación y la predicción intensifican nuestro sentimiento de control sobre la vida y el mundo. Incrementa nuestra seguridad y promueve nuestra autoconfianza. 3. Nos sirven para proteger, preservar o ampliar determinadas creencias acerca de nosotros mismos 4. Nos ayudan a forjar nuestro comportamiento, especialmente en lo que atañe a nuestra presentación ante los demás. 1. 2. Causalidad: interna o externa: Como se menciono anteriormente los conceptos nos permiten alcanzar un sentido de orden, constancia y regularidad en nuestra vida. Uno de los conceptos que empleamos para dotar de sentido al universo de las sensaciones es el de causalidad, la atribución de una relación de causa y efecto a la sucesión de dos fenómenos cotejados. Se basa en la predicción de que si un suceso ocurre, otro que de ordinario sucede al primero, lo hará nuevamente. Así identificando la causa de un suceso, le otorgamos significado. Distinguimos dos clases de causación: La causalidad interna: Consiste en la atribución de la responsabilidad por los sucesos a las cualidades y rasgos personales de un individuo. Ej.: El deficiente rendimiento de los niños en la escuela se debe a que carecen de capacidad innata o de motivación. 2. La causalidad externa: Implica atribuir dicha responsabilidad a circunstancias ambientales y situacionales que están fuera del alcance del individuo. Ej.: El deficiente rendimiento de los niños en la escuela se debe a que son victimas de las fallas del sistema educativo, insuficiencia de los maestros etc. Tendemos a pensar que subyacentes en la conducta de otras personas hay factores internos, y en cambio insistimos en la nuestra propia conducta esta controlada por fuerzas exteriores. Solemos interpretar una misma conducta en forma distinta según que sea nuestra o ajena. Estas diferencias de atribución proceden que en uno y otro caso la base de información es distinta. Conocemos nuestras propias actitudes, disposiciones y estados interiores, pero esta información normalmente no esta disponible para los demás. En consecuencia, tendemos a focalizar nuestra atención en el ambiente que nos rodea más que en nuestra propia conducta, mientras que es esta la que centraliza la atención de las demás personas. 1. Influencia del éxito y el fracaso: Atribuimos un origen distinto a nuestros éxitos que a nuestros fracasos. Cuando tenemos éxito en una tarea, solemos pensar que la causa radica en nosotros; cuando fracasamos, pensamos que la causa procede del medio, la situación o la acción de nuestros rivales. Causalidad y motivación: Los psicólogos sociales han presumido que al hacer una atribución de causalidad interna, los individuos actúan sobre la base de inferencias acerca de la capacidad personal (la inteligencia propia o ajena, la personalidad, etc.); en contraste cuando hacen una atribución de causalidad externa, adjudican esta a factores fortuitos. Pero Weiner sostiene que estas premisas son inadecuadas, ya que confunden la dimensión interna-externa con la dimensión estable-inestable (que en una serie de sucesos la ocurrencia de un hecho en particular sea estable o inestable). Por ello Weiner propone que la atribución sea examinada en términos de una dimensión de estabilidad (causa estable-inestable) y una dimensión de control (causa interna- externa). El agregado de esta dimensión da origen a cuatro factores de atribución: esfuerzo (interna e inestable), capacidad (interna y estable), suerte (externa e inestable), y dificultad de la tarea (externa y estable). La atribución en la dimensión de control (explicaciones basadas en factores internos o externos) influye en la forma en que nos sentimos acerca de nuestros éxitos o fracasos. Por otra parte la dimensión basada en la estabilidad hace que esperemos un éxito futuro tras un éxito inicial, y un fracaso tras un fracaso, porque partimos de la base de que las condiciones permaneces estables a los largo del tiempo. Percepción de la situación: Una situación es el conjunto de factores que influyen en la experiencia o conducta de una persona en un lugar y momento determinados. Es un breve espacio temporal en el cual actuamos de maneras específicas. El contexto situacional en el que se presentan los estímulos influye en su interpretación. Según los estímulos que registremos, los enlaces que establezcamos entre ellos y la interpretación que hagamos de tales estímulos, puede surgir ante nosotros uno de muchos mundos posibles. Al participar en la vida social, nos es por ello indispensable arribar a una definición de la situación. 2. La percepción social del villero - De los Reyes (2949) Los alumnos con los que se trabajó ejemplifican al “villero” en un compañero al que califican de “medio villa” porque: se viste mal, el padre no tiene trabajo, es pobre, le dio plata el padre para que valla al cine y compro golosinas. En esta categorización y atribución de significados al tipo social “villero” se manifiestan dos idealizaciones complementarias: La idealización positiva de los valores oficiales (vestir de acuerdo a pautas de clase media, tener trabajo, recibir ingresos adecuados), y La idealización negativa representada en los valores, normas y estilo de vida de los marginales o “desviantes” del modelo social prevaleciente. Esta atribución de significados a individuos que pertenecen a una clase diferente de la propia permite mantener y ampliar creencias acerca de la propia situación o identidad social. El uso del término “villero” se generaliza en la escuela como parte de una actitud discriminatoria hacia los compañeros que se desvían de los modelos de conducta de la clase media. El análisis de la delincuencia y el patoterismo como característica propia de los villeros remite a un segundo nivel de significados relacionados con los que legitiman (explican y justifican) la discriminación. Esto aparece como una realidad que ha sido internalizada como la única realidad; se presenta como natural y externa a la producción social humana: pertenecer a la villa es un hecho que esta determinado por factores personales. En cuanto a la solidaridad, el pensamiento construido presenta esta característica: si los marginales roban y engañan, piden para vender y no trabajan para adquirir sus bienes, por que debemos ser solidarios con ellos. Los medios de comunicación masivos reproducen el ocultamiento de las relaciones sociales dominantes y muestran que la marginación estaría en la falta de solidaridad de los que tienen bienes materiales en exceso y no en la estructura social dependiente caracterizada por una desigual distribución de la riqueza a favor de los sectores ligados a la economía y a la cultura transnacional. La delincuencia de los marginales es la más difundida por los medios, por la visibilidad que esa delincuencia tiene. No así la que realizan los empresarios, los políticos, etc., que no pertenecen a esos grupos marginados. Entonces la opinión pública se olvida rápidamente de estos últimos y concentra su atención en los marginados. 3. Acerca de estar sano en un medio enfermo –Rosenhan (2953) Existe una cantidad de dictámenes sobre la confiabilidad, utilidad y significación de expresiones tales como ‘’estar sano’’, ‘’locura’’, ‘’enfermedad mental’’ y ‘’esquizofrenia’’. La normalidad y la anormalidad no son conceptos de validez general. Lo que en una cultura se considera normal puede ser visto como anormal en otra. La diferenciación normalidad anormalidad que en la psiquiatría se apoya tradicionalmente en el criterio objetivo de la ‘’adaptación a la realidad’’, puede, no ser tan exacto como se considera generalmente. El desciframiento de las enfermedades mentales según puntos de vista psicológicos es, en el mejor de los casos, inútil y en el peor de los casos perjudicial, que induce a error y es contraproducente. Los diagnósticos psiquiátricos solamente existen en el cerebro del observador y no son un resumen valido de características que presenta el observado. La normalidad y seguramente la anormalidad es suficientemente concluyente como para ser reconocida donde se presente, pues esta fundada en la persona misma. Un diagnostico psiquiátrico revela poco sobre el paciente pero mucho sobre la realidad en que el observador lo encuentra. Pseudopacientes y su medio: Este trabajo describe un experimento donde hay ocho personas mentalmente sanas que consiguen ser admitidas por medios subrepticios en doce diferentes clínicas. El grupo de ocho pseudopacientes era muy heterogéneo. Uno de ellos era estudiante de psicología y tenia un poco más de 20 años. Los otros 7 eran mayores, entre ellos tres psicólogos, un pediatra, un psiquiatra, un pintor y un ama de casa. Se busco el acceso a clínicas muy diferentes. El paciente al concretar telefónicamente la fecha de internación en la clínica, cuando llega a la oficina de admisión de quejaba de haber oído voces ‘’hueco’’, ‘’vacío’’. Estas voces se eligieron ya que indican síntomas existenciales y demuestran la insignificancia de la vida. Fuera de la simulación de síntomas, no se realizaron modificaciones de la persona, de su vida anterior o de las demás circunstancias de su vida. Luego de su internacion, los pseudopacientes dejaron de aparentar sintomas de anormalidad. En algunos casos vivieron un breve periodo de ligera nerviosidad y de sosiego.Todos temian ser desenmascarados inmediatamente y ser expuestos a una situación muy embarazosa. Con excepción de este breve periodo de nerviosidad, el pseudopaciente se comportaba en la institución de la misma manera en que lo hacia ‘’normalmente’’. Hablaba con los demás pacientes y con el personal como en circunstancias ordinarias. Acataba las indicaciones del personal de enfermería y obedecía al llamado a distribución de medicamentos (aunque no los consumía). Además, pasaba el tiempo escribiendo todas sus observaciones referentes al servicio, sus pacientes y el personal. Las clasificaciones psicodiagnosticas se pagan: En cuanto el pseudopaciente ha sido calificado con algún diagnóstico psiquiátrico, nada puede hacer para librarse de ese estigma. Se distorsiona la opinión de otros acerca de él y de su propia conducta. Se ha creado así una realidad. Tan pronto como una persona es catalogada como anormal, todas sus otras formas de conducta y rasgos caracterológicos se verán teñidos por esa clasificación. Una característica de los diagnósticos psiquiátricos es que buscan la fuente de la confusión mental dentro del individuo y solo rara vez en la multiplicidad de los estímulos que lo rodean. Una clasificación psiquiátrica crea una realidad propia y con ello, sus propios efectos. Esta clasificación influye tanto en el paciente como en sus familiares y amigos y no es raro que ese diagnostico actúe sobre ellos como una profecía que se autocumple. El mismo paciente acepta el diagnostico y se comporta correspondientemente. Al hacerlo, también él se ha adaptado a esta construcción de una “realidad” interpersonal. La persona sana no es “sana” constantemente. Somos presa de la ira “sin causa razonable”. De la misma manera, los enfermos mentales no están constantemente locos. Cuando los orígenes y los estímulos que desencadenan una conducta no son conocidos, se adjudican a la persona en cuestión; cuando se conocen, la explicación se limita a la conducta misma. La vivencia de la hospitalización psiquiatrica: Existen muchas pruebas de que la actitud frente a los enfermos mentales esta caracterizada por el temor, la hostilidad, la desconfianza y el horror. Los enfermos mentales son los parias de la sociedad. En la estructura típica del hospital psiquiátrico puede observarse la separación estricta entre pacientes y personal, aunque la mayoría de los profesionales diga que no los rechazan sino que tiene compasión por ellos. Dentro del hospital, quien posee el mayor poder es quien menos tiene que ver con los pacientes y quien menos poder tiene es quien mas se ocupa de ellos. Impotencia y despersonalización: El contacto visual y la comunicación verbal reflejan el interés y el desarrollo de la personalidad; la falta de ambos significa evitación y despersonalización. La impotencia aparece en todas partes. Como consecuencia de su internación psiquiátrica, el paciente es desprovisto de muchos de sus derechos legales y en base a su clasificación psiquiátrica pierde credibilidad. No puede establecer relación con el personal, solo puede responder si este se acerca. No existen esferas privadas. Las habitaciones y los objetos de propiedad de los pacientes pueden ser visitados o revisados por cualquier miembro del personal y por cualquier motivo. Los pseudopacientes reaccionan intensamente a esta perdida de personalidad. La fuente de la despersonalización: Las causas de la despersonalización son: 1. En primer lugar, la actitud que tienen todos, incluidos los terapeutas y asistentes, frente a los enfermos mentales, caracterizada por una parte por el temor, la desconfianza y por otra parte, por propósitos bienintencionados. 2. En segundo lugar, la estructura jerárquica del hospital psiquiátrico contribuye a la despersonalización. Los que están en lo alto de la jerarquía son los que menos tienen que ver con los pacientes y su conducta influye en la de los demás colaboradores.Los pacientes no pasan mucho tiempo en contacto personal con los médicos; y los médicos sirven de modelo para las enfermeras y asistentes. Además, falta personal y el tiempo del personal es caro así que tiene que resentirse algo y eso es el contacto con los pacientes. También, el hecho de que se use una gran cantidad de psicotrópicos conduce a una despersonalización. De esta manera, el persona se convence de que se esta realizando un tratamiento y de que no es necesaria una mayor comunicación con el paciente. Consecuencias de la despersonalización y de la estigmatización: Cuando al algo que no sabemos, nos inclinamos a inventar ‘’conocimiento’’ y a asumir que sabemos mas de lo que en realidad sabemos. La necesidad de establecer diagnósticos y curar problemas emocionales y de conducta es enorme. Pero en lugar de admitir que solo estamos empezando a comprenderlo, seguimos estigmatizando a los pacientes con el sello de ‘’esquizofrénico’’, ‘’demente’’ etc. A menudo los diagnósticos no son ni adecuados ni confiables. Pero seguimos seguimos utilizándolos. Sabemos ahora que en las clínicas psiquiátricas no es posible distinguir las personas sanas de los enfermos mentales. La propia institución crea una realidad especial, en la cual el significado de las formas de conducta muchas veces es malinterpretado. TEMA 4: Teorías de las Actitudes 1. Vander Zanden – Las actitudes y el cambio actitudinal (6522) Capítulo 6: Las actitudes y el cambio actitudinal Naturaleza de las actitudes Una actitud es una tendencia o predisposición adquirida y relativamente duradera a evaluar de determinado modo a una persona, suceso o situación y actuar en consonancia con dicha evaluación. Constituye, pues, una orientación social, una inclinación subyacente a responder algo de manera favorable o desfavorable; en este sentido es un estado de ánimo. Elementos componentes de las actitudes Los psicólogos sociales disciernen tres elementos componentes en una actitud: Componente Cognitivo: es el modo en que se percibe un objeto, suceso o situación; los pensamientos, ideas y creencias que un sujeto tiene acerca de algo. En su forma más simple el componente cognitivo es una categoría que empleamos para pensar. Cuando el objeto de la actitud es un ser humano, el componente cognitivo con frecuencia es un estereotipo, es decir, generalizaciones acientíficas que un individuo hace acerca de otros individuos o grupos, carecen de exactitud. Componente Afectivo: consiste en los sentimientos o emociones que suscita en un individuo la presentación efectiva de un objeto, suceso o situación, o su representación simbólica. Por ejemplo a algunas personas, la sola idea de usar el mismo lavabo que una persona de otra raza les produce un sentimiento de malestar y aun de asco. El nivel emocional se diferencia del cognitivo, pero ambos pueden presentarse juntos. Componente Conductual: es la tendencia o disposición a actuar de determinadas maneras con referencia a algún objeto, suceso o situación. Se pone el acento en la tendencia, no en la acción en si. El mero hecho de que un individuo quiera actuar en cierta forma no implica necesariamente que lo haga, quizás no logre traducir sus inclinaciones en una acción manifiesta. Funciones de las actitudes Todos los seres humanos tienen una amplia variedad de necesidades, algunas de ellas de corte primordialmente biológico, otras de tipo social. Basándose en esta premisa, Daniel Katz (1960) propuso una teoría funcionalista de las actitudes, entendiendo que éstas se hallan determinadas por las funciones que cumplen para otros. Sumariamente, el individuo mantiene ciertas actitudes porque lo ayudan a alcanzar sus metas básicas. Katz discierne cuatro tipos de funciones psicológicas cumplidas por las actitudes: Función de Adaptación: los seres humanos desarrollan actitudes que los ayudan a maximizar las recompensas y minimizar las penalidades. Función de defensa del yo: ciertas actitudes nos protegen de reconocer variedades básicas sobre nosotros mismos o sobre la realidad. Actúan a manera de mecanismos de defensa. Ej.: proyección. Función de expresión de valores: nos ayudan a dar expresión positiva a nuestros valores centrales y al tipo de persona que imaginamos ser. Refuerzan el sentimiento de autorrealización y expresión de sí. Función de conocimiento: las actitudes nos ayudan a administrarnos patrones de evaluación, de conocimiento de la realidad. La teoría funcionalista de Katz también explica el cambio actitudinal. Katz afirma que con respeto a las condiciones conducentes al cambio, la fórmula más general que puede darse es que la expresión de la antigua actitud (o su expresión prevista) ya no satisface el correspondiente estado de necesidad. Es decir, no cumple más su función, y el individuo se siente frustrado. El cambio de actitud es considerado un aprendizaje. Relación entre las actitudes y la conducta Las actitudes son motores poderosos que brindan la energía para nuestro comportamiento y lo dirigen: nos aprontan para cierta clase de acción. Sin embargo, muchos estudios revelan una falta de correspondencia, entre las actitudes expresadas verbalmente y el comportamiento manifiesto de un sujeto. (Da el ejemplo de una mujer que defendía ciegamente el aborto, pero cuando le toca a ella tomar esta decisión no lo pudo hacer). La conducta es función de por lo menos dos actitudes: una actitud hacia el objeto y una actitud hacia la situación. De hecho, en determinadas situaciones pueden activarse actitudes múltiples, diversas y aun contradictorias entre sí. Así, a raíz de la intervención de factores situacionales, no hay una manera simple de predecir el comportamiento de una persona hacia otra exclusivamente sobre la base de la actitud conocida de aquélla. Además también influyen otros factores tales como factores sociales (edad, sexo, educación, estado civil), y también las actitudes varían en cuanto a su dirección (positivas o negativas), en su grado de extremismo (hasta qué punto el individuo está a favor o en contra de algo), en su intensidad (los sentimientos del sujeto a respeto) y la medida en que el yo de la persona está involucrado en esas actitudes. Ajzen y Fishbein ha propuesto una elaboración ulterior para conceptualizar la relación entre actitudes y comportamiento. Sostienen que si bien la actitud que tenemos hacia un objeto influye en nuestra pauta general de respuestas hacia él, no permite predecir nuestra acción específica respecto del objeto. A estos autores les ha interesado averiguar las intenciones subyacentes en nuestras acciones y entienden que estas intenciones están conformadas por tres factores: 1) la actitud que tengamos respecto de la realización del acto en cuestión; 2) nuestra creencia acerca de la probabilidad de que otros esperen que realicemos ese acto; 3) nuestra motivación para satisfacer tales creencias o amoldarnos a ellas. Ya Snyder y Kendzienrski dicen que antes de poder aplicar las actitudes como guía de nuestra acción, primero esas actitudes deben ser activadas, es decir, tenemos que conectar mentalmente con determinadas actitudes los elementos situacionales en que nos entramos, para que esas actitudes puedan jugar un papel en nuestro proceder. Sea como fuere, las actitudes ofrecen en cualquier situación un punto de partida conveniente para el examen de la conducta de la persona en situación, que empieza a construir sus acciones. Organización de las actitudes Como sustrato de gran parte de las teorías e investigaciones de la psicología social encontramos la idea de la coherencia actitudinal. Coherencia actitudinal: tendencia de las personas a organizar sus actitudes armoniosamente, para que no haya conflicto entre ellas. Este concepto presume y subraya la racionalidad humana. Da por sentado que la gente experimenta la incoherencia como un estado nocivo, y se ve impulsada a eliminarlo o reducirlo. De este principio se extrae como premisa que las personas procuran típicamente conciliar sus actitudes conflictivas, es decir, que su cambio actitudinal las hace pasar de un estado de incoherencia a uno de coherencia. Hay tres teorías basadas en este principio: basada en el equilibrio, la de la resistencia a las actitudes y la de la disonancia cognitiva. Teoría basada en el equilibrio: propuesta por Heider, al cual le interesaban tres elementos del cambio actitudinal: la persona, que es el foco de atención (P); otra persona (O); y una entidad impersonal – objeto, idea, suceso - (X). Denomina desequilibrio al estado de cosas que se caracteriza por tensión, incomodidad, malestar. El individuo se siente motivado a reducir el desequilibrio, y una manera de lograrlo es cambiar su actitud. Ej.: Una mujer (P) cree ciegamente en el aborto (X), pero su mejor amiga (O) se opone totalmente a esta idea. Esta situación genera un desequilibrio (fig.1), y para reinstaurar el equilibrio la mujer o bien mantendrá sus ideas pero rechazando a su mejor amiga (fig.2), o bien cambiará sus creencias en el aborto a favor de mantener su amistad (fig.3). Estado de desequilibrio Estados de equilibrio Fig.1 Fig. 2 Fig. 3 Teoría de la resistencia de las actitudes: es una consecuencia de la teoría del equilibrio, y fue propuesta por Osgood. Sostiene que cualquier persona posee muchísimas actitudes, algunas coherentes entre sí y otras incoherentes. Estas últimas por lo general no presentan un problema a menos que de algún modo resulten conectadas dentro de un mismo contexto. Osgood y sus colegas desarrollaron un esquema empleando una escala de evaluación que va desde bueno hasta malo (de +3 a -3). La base para las predicciones realizadas a partir de esa escala, respecto de la dirección y grado del cambio actitudinal, reside en la premisa de que ninguna persona siente con la misma intensidad o intencionalidad acerca de todas las cuestiones. Comprobaron que cuanto más fuerte es una actitud, menos probable es q se la modifique al conectarla o aparearla con algo de sentido contrario. Teoría de la disonancia cognitiva: en esta teoría Festinger reemplaza el concepto de equilibrio por el de consonancia y el de incoherencia por el de disonancia. Existe una propensión a producir relaciones consonantes entre las cogniciones y evitar la disonancia. Una cognición es cualquier fragmento de conocimiento (“hoy la temperatura está por debajo de cero”), de creencia (“una temperatura inferior a cero provoca gripe”) o de opinión (“me fastidia que la temperatura sea inferior a cero”), que las personas tienen acerca de sí mismas, su conducta o su ambiente. Las personas reducen la disonancia agregando nuevos elementos consonantes o bien cambiando determinadas cogniciones. Modificaciones que se han hecho a la teoría de la disonancia cognitiva: Según Brewm y Cohen la teoría de Festinger sólo es válida en ciertas condiciones. Dos condiciones clave son el compromiso y la volición. El compromiso es la situación en la cual el individuo está obligado a actuar de determinada manera o a mantener determinada posición. Implica que, al cerrar la puerta a conductas alternativas, la gente debe “convivir” con las decisiones que ha tomado, y en consecuencia reducir cualquier elemento disonante derivado de su irreversible compromiso. La volición alude al grado de libertad que los individuos creen poseer al tomar una decisión o efectuar una elección. Para que un sujeto experimente disonancia cognitiva, debe estar convencido de que actúa en forma voluntaria, de que es el responsable de los resultados de su decisión. Por el contrario, si es compelido a actuar en contra de sus creencias, podrá evitar la disonancia mediante el siguiente razonamiento: “Me he visto forzado a hacer esto, realmente no tuve otra opción”. En estrecha asociación con los procesos del compromiso y la volición se encuentra el de la reactancia: Si sentimos que se nos impide hacer algo, lo más común es que querramos hacerlo en mayor medida; si nos sentimos obligados a hacerlo, lo haremos menos que antes. Brehm se propuso analizar estas cuestiones con su teoría de la reactancia. Sostiene que las personas poseen un conjunto de comportamientos libres (o alternativas de acción), de modo tal que pueden optar por cualquiera de esas alternativas en un momento dado. Cuando se elimina o amenaza dicha libertad conductual, se activa en la persona la reactancia psicológica, un estado motivacional encaminado a restaurar o salvaguardar esa apreciada libertad. Y cuanto mayor es la importancia que se otorga a la libertad amenazada, mayor también es la magnitud de la reactancia. (Ej.: “rebelión en el estilo juvenil”, el fracaso de la prohibición de bebidas alcohólicas en los años ’20.) Ahondando más en esta cuestión, la teoría de la disonancia formula una predicción sorprendente, porque contradice el sentido común: cuanto menor sea la recompensa que recibe el individuo por un comportamiento contrario a su actitud, mayor será el cambio actitudinal consecuente. Y además, cuanto menor la coacción empleada para obligarlo a comprometerse, mayor también la probabilidad de que cambie su actitud. Presumiblemente, las personas que en virtud de una gran recompensa o coacción se conducen de un modo que entra en pugna con sus actitudes, pueden negar toda responsabilidad por su conducta diciendo: “¿Cómo podía yo negarme a una recompensa tan grande?” o “¡Me obligaron a hacerlo!”. Por otro lado, Aronson sostiene que Festinger se equivocó en las fuentes de la disonancia. Lo decisivo, para Aronson, es el conflicto entre el concepto de sí que tiene el sujeto y sus cogniciones acerca de una conducta que los transgrede. La disonancia, pues, no se produce entre dos cogniciones cualesquiera, sino que sólo surge cuando la conducta del individuo amenaza menoscabar los sentimientos positivos que tiene acerca de sí. Persuasión y cambio actitudinal La persuasión es el intento deliberado de una persona o bando para influir en las actitudes o conducta de otros, con el objeto de alcanzar algún fin preestablecido. Toda comunicación requiere que un emisor y un receptor se “sintonicen” con respecto a un mensaje dado. En consecuencia, para que haya persuasión, hay que ajustar en un orden viable tres elementos: el comunicador, el mensaje y el destinatario. Comunicador Nos inclinamos a creer a las persona q quienes consideramos honradas u sinceras, y a dejarnos influir por éstas. Ahora bien: ¿qué nos dicen al respecto las investigaciones efectuadas en psicología social? ¿Han comprobado que las características personales del comunicador se toman en cuenta al evaluar el mensaje que dirige? Sinceridad: El sentido común nos dice que un comunicador insincero no puede ser tan eficaz como un sincero. Si pensamos que el comunicador quiere promover su propio interés, lo consideramos tendencioso y en consecuencia estaríamos menos propensos a dejarnos influir por él. Sin embargo, las investigaciones realizadas han dado resultados heterogéneos. Cierto es que las fuentes de alta credibilidad suelen producir más cambio de opinión que las de baja credibilidad, pero la alta o baja credibilidad de la fuente no afecta la captación del mensaje. Además se comprobó que, fuentes neutrales, por más que no tengan demasiado ‘suceso’ en el cambio de opinión, producen mayor captación del mensaje. Cuando los receptores del mensaje saben que la fuente es sincera y confiable, pueden evaluar lo que aquél les transmite sin atender a sus argumentaciones; en cambio, cuando no están en condiciones de evaluar la fuente, se ven obligados a juzgar los argumentos en sí mismos y, por ende, es más probable que los asimilen. Pericia: Ciertas investigaciones revelan que los peritos o expertos en un tema son más persuasivos que los legos. Sugieren que la pericia o idoneidad del comunicador, cuando es percibida por el destinatario, incrementa, mucho más que la sinceridad, el influjo persuasivo del mensaje. Agrado: Otros estudios han revelado que cuanto más nos agrada la fuente de un mensaje persuasivo, más probable es que cambiemos nuestras creencias para armonizarlas con la defendida por la fuente. Similitud: Tendemos a dejarnos influir más por las personas similares a nosotros que por las diferentes. Si percibimos que el comunicador es como nosotros, pensamos que comparte nuestras necesidades y objetivos, acomodamos consecuentemente nuestras actitudes. Además, la similitud tiende a que una fuente nos agrade, lo que también influiría en el cambio actitudinal; el agrado, a su vez, intensifica nuestra percepción de que la persona es similar a nosotros. Fuentes Múltiples: Muchas fuentes que repiten el mismo mensaje son más persuasivas que una fuente sola. Mensaje El mensaje ocupa un lugar central en el proceso de la persuasión. El comunicador busca obtener un cambio de actitud o de conducta. Para ser persuasivo, debe dar a sus ideas o sentimientos una forma tal que puedan transmitirse al destinatario. Los psicólogos sociales se han interesado por los factores que contribuyen a la eficacia de esta comunicación. Apelaciones al temor: cuando el mensaje es acompañado de signos que provoquen terror el mensaje es más fácilmente asimilado. (Ej.: en un estudio se informo a grupo de estudiantes acerca de la higiene dental, a algunos se les comunico con apelaciones a la salud dental, a otros se les comunico con apelaciones al temor, donde se destacaba el dolor provocado por el descuido de los dientes, las enfermedades, etc. Los que recibieron la apelación al temor modificaron sus conductas en mayor medida que los que no). Pero debe tomarse en consideración que el temor produce dos reacciones paralelas o independientes: 1) la propia respuesta emocional de temor y 2) la disposición a hacer frente al peligro. Esto es importante ya que la simple respuesta al temor no ocasiona el cambio, pues una persona podría “huir” del peligro; los mensajes que suscitan gran temor son más persuasivos, siempre y cuando contengan recomendaciones para reducir ese temor, es decir, para hacer frente al peligro. Conclusiones explicitadas: ¿Es más eficaz, cuando se expone un argumento, explicitar la conclusión o dejarla tácita? Si el hablante enuncia la conclusión, elude la posibilidad de que el público interprete mal su mensaje. Pero si no la enuncia, puede resultar más creíble, al dar la impresión de que no lo guía ningún otro motivo ulterior que el enunciado. Además, si el público extrae la conclusión por sí mismo puede ser persuadido más intensamente que si otro la extrae por él. Comunicaciones parciales e imparciales: ¿Es más productivo para un hablante reconocer los argumentos que se le oponen y refutarlos, o simplemente ignorar la opinión contraria? Si el mensaje que él transmite menciona los argumentos contrarios (comunicación imparcial), parecerá menos tendencioso, mejor informado y con menos propósitos palmarios de persuadir a sus oyentes. En suma, parecerá más creíble, ya que el mensaje se presentará más bien como un discurso objetivo que como una propaganda. Pero, por otro lado, una comunicación parcial o unilateral es menos complicada y más fácil de captar. Los hallazgos de las investigaciones sugieren que la eficacia de una comunicación parcial o imparcial depende en parte del público a que va dirigida. La comunicación parcial parece ser más eficaz si el público está mal informado o tiene un bajo grado de instrucción. Pero si el público está bien informado y tiene un buen grado de instrucción, o si en un primer momento tiene una actitud contraria al mensaje, parece ser mejor la comunicación imparcial. Involucración personal: se distinguen dos caminos hacia la persuasión: el que va por la ruta directa y el que adopta una ruta periférica. La ruta directa consiste en procurar cambiar las actitudes de las personas haciéndolas participar activamente de la reflexión y las argumentaciones. Este enfoque pone el acento en la comprensión, el aprendizaje y la retención del mensaje. En contraste con ello, la ruta periférica no promueve necesariamente pensamientos relevantes con respecto a la cuestión. En este caso el cambio de actitud se provoca a través de indicadores que conectan al emisor del mensaje con el tema en debate. Los cambios inducidos por la ruta directa, que activan la participación personal, son más perdurables y predictivos del comportamiento subsiguiente que los inducidos a través de la ruta periférica. Destinatario ¿Difieren o no las personas en cuanto a su susceptibilidad frente a las comunicaciones persuasivas? Los datos existentes parecen pronunciarse a favor de un rasgo de tipo general como la persuasibilidad, es decir, que existe cierta coherencia en la persona en cuanto al grado en que puede ser convencía por determinadas apelaciones o en determinados temas. Pero si bien parece haber una susceptibilidad general a ciertas clases de influencia, lo cierto es que una gran cantidad de factores situacionales intervienen moderando el impacto de una apelación cualquiera. Así, pues, la relación entre la personalidad y la persuasibilidad no puede determinarse sin tomar en cuenta la fuente y naturaleza del mensaje, así como la índole de la cuestión de que se trata. 2. Billig – Racismo, prejuicio y discriminación – (2936) Racismo, prejuicios y discriminación A. Introducción La palabra prejuicio se refiere a un juicio prematuro o previo. La persona con prejuicios parece haber decidido antes de toda prueba. En lugar de emplear el término “prejuicio” para referirse a cualquier tipo de pre-juicio (tanto favorable como desfavorable), los psicosociólogos tienden a reservarlo para los juicios negativos, para los casos en que alguien tiene un prejuicio contra otra persona. Sin embargo, el término prejuicio no se refiere aquí tanto a los prejuicios hacia individuos, sino más bien a prejuicios hacia grupos enteros. De este modo, la persona con prejuicios es alguien que tiene una opinión definitiva y desfavorable, por ejemplo, de los norafricanos, los turcos, los homosexuales, etc. Y cabe esperar que la persona con prejuicios tenga una prevención contra los miembros individuales de estos grupos simplemente porque son miembros de un grupo determinado. Así, pues, los prejuicios constituyen opiniones dogmáticas y desfavorables respecto a otros grupos y, por extensión, respecto a miembros individuales de estos grupos. Pero se debe diferenciar el prejuicio de la discriminación (y a su vez las actitudes de los comportamientos): el prejuicio se refiere a las actitudes negativas y la discriminación es un comportamiento dirigido contra los individuos objeto del prejuicio. Sin embargo, no existe un enlace automático entre el prejuicio y la discriminación. El prejuicio no conduce siempre a comportarse de manera hostil hacia cada miembro de dicho grupo, al igual que puede existir la discriminación sin el prejuicio. Pero además la discriminación entra en relación con el poder. Los miembros de un grupo dominante con mayor poder económico van a detentar el poder de traducir sus pre-juicios en discriminación contra los miembros de los grupos minoritarios que, concomitantemente, tendrán menos poder para resistir la discriminación. B. Etnocentrismo y autoritarismo Se realizaron numerosas investigaciones psicológicas intentando ver si había que explicar el prejuicio en función de las características personales del individuo con prejuicios o en función de las situaciones sociales en las que se produce la discriminación. (The Authoritarian Personality, estudio realizado en los Estados Unidos en 1950, por distintos autores principalmente influenciados por las corrientes teóricas europeas). A través de un cuestionario de escala de prejuicios, el resultado encontrado fue que los diferentes tipos de prejuicios (hacia judíos, hacia negros) parecen relacionarse entre sí, lo cual sugirió la idea de que se podía pensar el prejuicio en función de un estado anímico general, en lugar de considerarlo en una relación específica con actitudes respecto a grupos étnicos determinados. Los autores empelaron el término etnocentrismo para describir una disposición general que indicaba provincialismo o estrechez cultural. Continuaron definiéndolo como una tendencia del individuo a centrarse étnicamente, a aceptar de forma rígida a aquellos que son parecidos a él en cultura y a rechazar a aquellos que son extranjeros o diferentes de ella. Se supone que esta persona tiene prejuicios no sólo contra miembros de otros grupos, sino también contra los desviados de su propio grupo. Tras indicar que existía una actitud etnocéntrica general, los autores fueron más lejos para ver si dichas actitudes podían ser relacionadas con algún otro aspecto del fascismo, es decir del autoritarismo. Así llegaron a lo denominado “síndrome” de actitudes. Sostenían que no había razón lógica para que los individuos con prejuicios contra los negros también tuviesen opiniones rígidas sobre la disciplina en la familia, o sobre los castigos severos. Por consiguiente afirman que en ausencia de toda razón lógica que explique por qué dichas actitudes se asocian entre sí, había factores psicológicos que influenciaban en tal asociación; el etnocentrismo entonces se relacionaría con una forma determinada de sentir el mundo, además de con un tipo de personalidad subyacente. C. La personalidad y la búsqueda de un chivo expiatorio Siguiendo con las investigaciones de The Authoritarian Personality, se eligió un grupo de sujetos del cuestionario anterior, los que habían tenido mayor y menor puntajes, y a través de una entrevista (con técnicas psicoanalíticas) se trazo el perfil de la personalidad autoritaria y prejuiciosa típica. El estilo cognitivo de la persona con prejuicios se caracterizaba principalmente por el hecho de pensar a través de clisés. Es decir, la persona con prejuicios pensaba en las otras personas utilizando clisés ya hechos que, describían su rol social o su grupo étnico, y no sus características individuales propias. En contraste con las personas que tenían menos prejuicios, el autoritario presentaba una tendencia a tener opiniones muy firmes acerca de diferentes “tipos” de personas, en particular sobre diferentes grupos étnicos o nacionales, es decir, tenían tendencia a emplear esteoripos rígidos. Cuando las personas con prejuicios consideran a otros grupos, su pensamiento está dominado por dichos estereotipos que funcionan como un tipo particularmente rígido de prejuicio. De esta forma, la persona con prejuicios tiene a generalizar estos clisés a todos los miembros del grupo estereotipado. (Por ej., piensa que todos los judíos son interesados o que todos los negros son perezosos). Además la persona con prejuicios presentaba una mayor tendencia a clasificar los estereotipos en un orden jerárquico, considerando que ciertos grupos son inferiores a otros, y a creer que todos los individuos y todos los grupos tenían un sitio asignado en un mundo ordenado. También aquellos con menor puntaje en la escala de prejuicios tendían a utilizar los estereotipos, pero de manera menos rígida. Eran más proclives a juzgar a los miembros individuales de un grupo, basándose en sus méritos propios. Los autores entonces se plantearan la pregunta de su la manera de pensar por clisés tenía sus raíces profundas en la personalidad del individuo con prejuicios. Siguiendo la línea psicoanalítica, la hipótesis principal fue que las razones que invocaban los autoritarios para explicar por qué piensan y actúan como lo hacen podían ser muy diferentes de las razones psicológicas “verdaderas” y ocultas, de las que estas personas no tienen conciencia. Es decir, los individuos autoritarios han tenido padres autoritarios, y han sido disciplinados de forma severa en su infancia. Así en los relatos de dichos individuos se encuentran “clisés” favorables hacia los padres pero que no concuerdan con la historia ‘real’, es decir, se encuentra una ambivalencia, en donde los aspectos positivos se unen a la imagen de los padres, y los negativos se unen a otros blancos, como por ej. otros grupos étnicos. Al actuar de esta forma, el individuo con prejuicios puede construirse una imagen del mundo en la que los demás siempre son personas con deseos perversos que hacen peligrar la decencia, pero sin reconocer nunca que el propio ser del individuo con prejuicios podría tener los mismos deseos. De esta manera, los grupos exteriores se convierten en chivos expiatorios inocentes que reciben los sentimientos nacidos en los individuos con prejuicios y éstos descargan su propia culpabilidad, creando dichos chivos expiatorios, es decir, transfiriendo psicológicamente sus propios pecados a otras personas. D. La personalidad y los factores sociales en los prejuicios Desde su publicación den 1950, The Authoritarian Personality fue objeto de variadas críticas. La mayoría se centraron en la metodología del estudio, ya que el cuestionario utilizado fue producido por los propios autores, y las críticas fueron dirigidas principalmente a la poca fidelidad en esta elaboración. Además se ha criticado el uso de entrevistas de tipo psicoanalítico, lo cual no ha agradado del todo a los psicosociólogos. También, por otro lado, se ha criticado a la teoría en sí. Rokeach, por ejemplo, sostuvo que The Authoritarian Personality tan sólo había estudiado e identificado una sola forma de autoritarismo, a saber, aquella que se encuentra entre los partidarios de una política de extrema derecha. Para Rokeach también habría un autoritarismo de izquierda, con el mismo mecanismo de pensamiento por clisés y rigidez de espíritu; pero al contrario de posiciones racistas, este autoritarismo se expresaría por ejemplo, convirtiéndose en admiradores incondicionales de jefes de izquierda, odiando a la burguesía, etc. Así, en el trabajo de Rokeach se ve planteada la cuestión de si el autoritarismo está necesariamente ligado al racismo y al etnocentrismo. Así como para el prejuicio, la pregunta sería: ¿El prejuicio está ligado necesariamente al autoritarismo? Para responder a esta pregunta hay que examinar las tradiciones particulares de cada prejuicio en el seno de las sociedades, ya que, los fenómenos como el prejuicio y la discriminación son tan complejos que dos teorías diferentes pueden ser correctas al mismo tiempo, o al menos que cada una puede explicar una parte diferente de la realidad. Respeto a si hay una personalidad determinada del autoritario o del prejuicioso hay que tener en cuenta el marco social, es decir, que mecanismos psicológicos parecidos pueden tomar significados muy diferentes en marcos sociales diferentes. E. Estereotipos y percepción selectiva ¿Cómo puede la gente razonable tener creencias irrazonables? Los psicosociólogos han desarrollado un aspecto de la teoría del autoritarismo y, de este modo, han adelantado una respuesta a esta pregunta. En lugar de concentrarse en el fondo afectivo del fanático, se concentraron en los procesos cognitivos del estereotipaje y del pensamiento mediante clisés, mostrando que estos procesos de base se encuentran mucho más extendidos de lo que se cree y no son privativos de la minoría que manifiesta el síndrome autoritario completo. En particular, la teoría de The Authoritarian Personality había supuesto que los conflictos afectivos ocurridos en la primera infancia de la persona autoritaria habían dado lugar posteriormente a un estilo cognitivo caracterizado por el empleo rígido de categorías o estereotipos. Las investigaciones posteriores en psicología social han indicado que es posible observar procesos cognitivos parecidos en las personas que probablemente rechazarían el burdo fanatismo de los autoritarios. Estos estudios muestran que los autoritarios no son los únicos que interpretan el mundo mediante juicios preconcebidos y que caen posteriormente en el error de admitir las distorsiones del pensamiento estereotipado. En el centro de estas investigaciones se encuentra la idea de la percepción selectiva que implica que los individuos no perciben el mundo exterior de forma pasiva. Por el contrario, los individuos siempre intentan comprender la información que reciben y a menudo la interpretan según suposiciones anteriores de una forma que les induce al error. De esta forma, pueden ser conducidos a seleccionar diversas informaciones, concediéndoles una atención particular, para llegar a una visión errónea del mundo. La selección será determinada por actitudes pasadas, de manera que una persona que crea que los negros son perezosos, al ver un negro en la calle podría perfectamente suponer, sin mayores evidencias, que ese negro que se pasea por la calle no tiene trabajo. El sólo hecho de que exista una etiqueta que sirva para categorizar a las personas y para clasificarlas en diferentes grupos (por ej. blanco/negro, francés/alemán, hombre/mujer) puede afectar la percepción de los individuos clasificados en tales grupos, de manera que el observador exagerará la semejanza entre los mismos. Esto ilustra que no de los aspectos del pensamiento mediante clisés puede estar sumamente extendido y no limitado únicamente a la psicología del fanático extremo. En realidad, ilustra también que los autores de The Authoritarian Personality pudieron haber estado ellos mismos influenciados de forma excesiva por su propia categorización de los sujetos en autoritarios y no autoritarios, viéndose así obligados a despreciar semejanzas entre ambos. TEMA 5: Representaciones sociales, ideología e imaginario social. Concepto e investigaciones 1. Concepto de “Representaciones Sociales” Análisis Comparativo – María Auxiliadora Banchs 1986 (6542) En este artículo se presenta en la primer parte una comparación del modelo de representaciones sociales con otros conceptos cognitivos y en la segunda parte se analiza el concepto como producto y como proceso. Definición de Denise Jodelet: “El concepto de representaciones sociales designa una forma de conocimiento específico: el saber del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales marcados socialmente. De manera más amplia, designa una forma de pensamiento social. Las representaciones sociales son modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del ambiente social, material e ideal. Presentan características específicas en el plano de la organización de los contenidos de las operaciones mentales y de la lógica. El marcaje social de los contenidos o de los procesos debe referirse a las condiciones en las cuales emergen las representaciones, a las comunicaciones en las cuales ellas circulan, a las funciones que ellas sirven en la interacción con el mundo y con los otros”. LA TEORÍA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES Y LOS CONCEPTOS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL COGNITIVA Moscovici (Francia) formula su tesis sobre las representaciones sociales por primera vez en 1961 con su libro “El psicoanálisis, su imagen, su público”. Después de esta primera presentación, salvo algunas aisladas excepciones, en la década de los sesenta es cuando la teoría de las Representaciones Sociales (de ahora en mas RSs o RS) toma fuerza. A finales de la década de los 70 se la considera como la escuela francesa de Psicología Social. A esta somnolencia de la teoría se le pueden atribuir dos causas muy entrelazadas: 1) Obstáculos epistemológicos: se ignoran las representaciones mentales porque se oponen al conductismo de moda en la época. 2) Rechazo metodológico: Se encuentra resistencia por parte de los psicosociologos para aceptar técnicas como el análisis de discurso Ahora bien, la teoría de las RSs se presenta con postulados altamente críticos no sólo con el conductismo de época, sino también con el posterior cognitivismo social. 1. La RS y otros conceptos cognitivos (diferenciales) 1. Las diferentes visiones del hombre La crítica que hace Moscovici es directa y se fundamente en las visiones del hombre que subyacen bajo conceptos como: Actitudes, Opiniones, Estereotipos, Percepción social. Según él, la mayoría de estos constructos ofrecen una visión de un hombre estático, improductivo y con una lógica inferior al hombre de ciencias. En cambio, él propone un hombre activo que hace observaciones críticas, confecciona filosofías, formula opiniones, crea nueva información, etc. El estudio de las RS se focaliza en la manera en la cual los seres humanos tratan de aprehender y entender las cosas que los rodean. En este modelo el ser humano no es re-productor de las informaciones que recibe y selecciona, sino que es productor de información y significados. No hay ruptura entre sujeto (mundo interior) y objeto (mundo exterior), no son distintos. Al plantearse que el hombre construye su propia realidad a través de la comunicación y las relaciones con su entorno social inmediato, Moscovici se aparte de las teorías cognitivas que presentan la actividad mental humana como un proceso de organización de informaciones que vienen de afuera, re-construcción de algo elaborado por otro. Esto no se niega, pero el ser humano común no solo procesa sino que genera nueva información. Su lógica no es inferior a la del científico, es diferente porque tiene objetivos diferentes. 2. La diferente relación cognición-conducta Si bien las RSs son definidas como una modalidad de conocimientos cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre individuos, su estudio se lleva acabo analizando los contenidos sin apoyarse en la conducta. Moscovici afirma que “toda representación debe ser comprendida y explicada a partir de aquella o aquellas que le dieron origen y no, directamente, partiendo de tal o cual comportamiento o aspecto de la estructura social”. En la medida en que entendemos que la finalidad del hombre no es meramente comportarse sino comprender y conocer el mundo, se entiende que hay que enfocarse sobre las RSs mismas. En cambio, el tema de estudio central del paradigma social cognitivo es la conducta. La actitud se infiere a través de la conducta, cuando ésta cambia se infiere que hay un cambio de actitud; el estudio de la percepción de personas se centra en explicar cómo nos formamos juicios de los demás e intentamos entender si su conducta se debe a causas internas o externas con el fin de predecir lo que las podrán hacer en el futuro; el locus de control trata de determinar si la gente se considera dueña de sus actos (locus interno) o si considera que las consecuencias de sus acciones dependen de factores no controlables (locus externo); la reactancia analiza los efectos de la pérdida de libertad de conducta sobre el individuo. La psi social cognitiva, que debería centrarse en el estudio del conocimiento, se ha centrado en el estudio del comportamiento. Para la escuela francesa, al entender cómo los individuos y grupos se representan los objetos de su mundo podemos deducir cuál sería su comportamiento ante estos objetos. Otro tema muy relacionado es la predicción de la conducta social. La intención de hacerlo es quizás en este enfoque (el del las RSs) menos evidente pero no por ello menos efectiva, pues ninguna teoría ha logrado aún descubrir la forma de predecir las conductas sociales. 3. La presencia de lo social en los constructos psicosociales. Moscovici y Jodelet insisten en especificar qué se entiende por SOCIAL cuando se habla de RSs. Jodelet señala que las RS son una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma de conocimiento social. La actividad mental desplegada por individuos y grupos para fijar su posición en relaciones a situaciones, eventos, objetos y comunicaciones que les interesan. En ello lo social interviene de diversas maneras: por el contexto en el cual se sitúan personas y grupos; por la comunicación que se establece entre ellos, por los cuadros de aprehensión que les proporciona su bagaje cultural; por los códigos, valores e ideologías ligados a las posiciones o pertenencias sociales específicas. Es pues en la interfase de lo psicológico y lo social que nos coloca la noción de RS. Moscovici distingue tres condiciones para que una Representación sea RS: -Criterio Cuantitativo: Cuando su extensión señala a una comunidad -Criterio de Producción: Cuando es expresión de una organización social -Criterio Funcional: Cuando analizamos su contribución propia en el proceso de la formación y orientación de las conductas y pautas comunicacionales En cambio, el enfoque cognitivo social no señala, al menos por ahora, la diferencia entre los pesos específicos de lo psicológico y lo social 2. Las RS y otros conceptos cognitivos (relación y diferencias conceptuales) La RS es una teoría que integra los conceptos de actitud, opinión, estereotipos, imagen, creencias, etc., logrando llegar a un todo que es más que la suma de las partes (no es un agregado de esos conceptos). 1. Actitud: es uno de los componentes de toda RS. Es la orientación global positiva o negativa de una representación. (+ o -) 2. Opinión: es, para Moscovici, una fórmula a través de la cual el individuo fija su posición frente a objetos sociales cuyo interés es compartido por el grupo. La RS es parecida, ambos se refieren un tipo de conocimiento a través del cual se expresa la visión que el individuo o grupo tiene sobre el mundo. Pero estos conceptos se diferencian en la medida en que las opiniones no tienen en cuenta en su definición el contexto donde se producen esas creencias y opiniones ni explican de qué manera éstas se elaboran mental y socialmente. 3. Estereotipos: se diferencian de la RS en cuanto a su función y a su grado de dinamismo. Los estereotipos son elementos fácilmente identificables en el interior de una representación. Están presentes en casi todos los discursos que versan sobre objetos socialmente relevantes. Las RS son formas de conocimiento más abarcativas. Los estereotipos son fórmulas que cumplen una función de economía en el proceso de categorización social: se observa o se oye hablar de algo x 1ra vez y lo adscribimos en las categorías propias al grupo o género al cual ese algo o alguien pertenece; es una forma rápida de relacionarnos con lo que acabamos de conocer. Los estereotipos son categorías de atributos específicos a un grupo o género que se caracterizan por su rigidez. Las RS al contrario se caracterizan por su dinamismo (aunque tengan un núcleo fig. estable) y se enriquecen y modifican constantemente en la interacción social. 4. Percepción social: son las conductas que refiere a los rasgos que la persona le atribuye al blanco de su percepción. Este concepto se asemeja al de RS porque ambos aluden a la categorización de objetos o personas, sin embargo los estudios de percepción social se centran en los mecanismos de respuestas sociales mientras que el estudio de las RS se centra en los modos de conocimiento y los procesos simbólicos en sus relaciones cas. Por otra parte, la percepción es una instancia mediadora entre el estímulo u objeto exterior y el concepto que de él nos hacemos. La RS no es una instancia mediadora sino un proceso que hace que el concepto y la percepción sean intercambiables porque se engendran recíprocamente. El objeto de un concepto puede tomarse por objeto de una percepción y el contenido de un concepto puede ser percibido (Moscovici). 5. Imagen: La R no es un puro reflejo del mundo exterior, una huella impresa mecánicamente y anclada en la mente. No es una reproducción pasiva de un exterior en un interior, concebidos como radicalmente distintos. En RS el término imagen tiene otros sentidos (figura, conjunto figurativo, imaginación, etc.). HACIA UNA DEFINICIÓN DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES 1. Como forma de conocimiento, las RS aluden a su vez a un proceso y a un contenido. Como proceso son una forma particular de adquirir y comunicar conocimientos; como contenido son una forma particular de conocimiento. El concepto de RSs tiene su origen a fines del siglo pasado en Durkheim quien nos habla de representaciones colectivas. Para él, las representaciones colectivas aludían a una gama vasta de conocimientos que incluían el científico, mítico, religioso, etc.; mientras que para Moscovici las representaciones sociales se refieren únicamente al conocimiento del sentido común. Otra cuestión es la diferencia entre el conocimiento del sentido común elaborado por las representaciones sociales y el del conocimiento científico. El proceso a través del cual se elabora una RS es distinto al proceso a través del cual se elabora una teoría científica, sigue una lógica propia y persigue diferentes objetivos. Las RS se refieren únicamente al conocimiento del sentido común en las sociedades modernas. Un conocimiento constantemente dinamizado por el cúmulo de informaciones nuevas que cada día recibimos. Sino estamos al día, si no conocemos, corremos el riesgo de quedarnos fuera de la comunicación y el intercambio colectivo. Esto marca claramente la diferencia con las representaciones colectivas de Durkheim, ya que hoy día el conocimiento cotidiano, tiene un fuerte carácter dinámico y cambiante, todo esto con un fuerte apuntalamiento de los medios de comunicación masivas. -Dimensiones de la RS -ACTITUD: orientación positiva o negativa, favorable o desfavorable de la RS. -INFORMACIÓN: la organización de conocimientos que posee un grupo a propósito de un objeto social. La información debe ser distinguida en función de su cantidad y su calidad. -CAMPO DE REPRESENTACIÓN: contenido concreto y limitado de las proposiciones respecto a un aspecto preciso del objeto de la representación, y a la forma bajo la cual este contenido se estructura. Cómo esa parte del conocimiento se organiza en torno al núcleo. En algunos casos la R de un objeto social carece de campo, se da cuando el discurso del sujeto es expresado a través de proposiciones de elementos dispersos que carecen de organización y en los cuales se observa que la R aún no está estructurada. 2. Las RS son también una forma de reconstrucción mental de la realidad que se da en el intercambio de info con otras personas. Moscovici dice que todo estímulo proveniente del medio es socialmente reconstruido y el comportamiento no es una respuesta al estímulo sino a la reconstrucción de ese estímulo. Vivimos en una realidad cargada de significados y cada uno piensa y responde a esta realidad escogiendo un significado entre varios que coexisten. De la infinidad de E que nos rodean respondemos a aquellos que tienen un significado para nosotros. Al representarnos algo estamos retocando nuestro sistema previo de representaciones del mundo por un lado y por el otro retocando el objeto de nuestra representación. Al pensar la realidad y al expresar nuestro pensamiento a través de la conversación estamos constantemente reorganizando el objeto que nos representamos; estamos reconstruyendo nuestra realidad. EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE UNA REPRESENTACIÓN SOCIAL 1. Por qué nace una representación Las representaciones sociales no nacen porque nuestros intereses individuales nos llevan a representarnos los hechos o porque el control que los grupos ejercen sobre nosotros las crea. La verdadera razón que nos lleva a representarnos nuevos objetos es que lo que no nos resulta familiar, lo extraño, lo desconocido, nos perturba en al medida en que forma parte de aquello que es significativo dentro de nuestro grupo social. Al representarnos un objeto lo transferimos del exterior, del espacio lejano en el que se encontraba, a nuestro espacio familiar y conocido. Reconstruimos así en nuestro interior lo que se encontraba fuera de él, nos apropiamos del objeto, éste se integra a nuestro marco de referencia familiar perdiendo su carácter amenazador. (=/= a las ciencias donde lo que se busca es hacer extraño lo cotidiano) 2. Factores que afectan la organización intelectual de una Representación a. Tres Factores que afectan la organización intelectual de una representación, ellos son: a) Dispersión de la información: Nunca poseemos toda la info necesaria o existente sobre un objeto socialmente relevante. De una parte la información que circula en el medio social varía en cantidad y calidad de un grupo a otro; de otra parte, de la información que circula dentro de c/grupo particular, la que se acepta y adquiere varía según los intereses y las normas culturales de los grupos. b) Presión a la inferencia: cuando un nuevo objeto, situación o evento adquiere relevancia dentro de un grupo social, los miembros de ese grupo exigen a los demás el conocimiento de ese objeto. Es una exigencia indirecta que se expresa en forma de presión sentida por los sujetos para que se expresen y fijen su posición sobre el objeto, persona o situación, para evitar quedar excluido de las conversaciones. c) Grado de focalización: directamente relacionado con el anterior, se refiere al grado de implicación o de interés que tiene un objeto dentro de cada grupo social. Mientras mayor relevancia tenga un objeto, mayor será la presión a la inferencia y esa tensión respecto al objeto de R está en relación con la calidad del juicio y de la comunicación. b. Formas de determinación social de una R - Determinación social central: influencia de las condiciones socioeconómicas e históricas de una sociedad global sobre la R. Estas condiciones afectan el estado de la RS. El estado de una sociedad en un cierto momento determina las posibilidades de extensión, evolución, e interacción de una RS, pero no su organización completa. La cantidad y calidad de info accesibles para representarse los objetos sociales varía en función de los niveles socioculturales y económicos de cada grupo; así pues la organización social al condicionar las redes de información, condiciona los contenidos de las RS en los miembros de esa sociedad. - Determinación social lateral: la RS también es condicionada por el colectivo particular y el individuo singular. Ni la sociedad es una totalidad homogénea, ni los elementos que la componen evolucionan de manera uniforme, de la misma manera las RS son totalidades heterogéneas en su contenido y estilo, inacabadas y dinámicas; en ese sentido, ellas traducen el estado de la colectividad que las ha producido. Mediante esta distinción, Moscovici coloca al individuo en posición de ejercer desde su grupo un efecto sobre la estructura. La relación entre estos determinantes es a la vez dinámica y dialéctica. La determinación lateral cobra importancia cuando aumenta el grado de democracia y de movilidad dentro de una sociedad; mientras que la central adquiere mayor relevancia en la medida en que aumenta el grado de totalitarismo e inmovilidad dentro de una sociedad. ¿ES TODA REPRESENTACIÓN UNA REPRESENTACIÓN SOCIAL? En un sentido amplio toda representación es social, sin embargo, conviene señalar que cuando se habla de representación social se está haciendo referencia a aquellos conocimientos que se elaboran colectivamente en las comunicaciones cara a cara y que versan sobre un objeto significativo dentro de un colectivo. 3. Cómo nace una RS? La RS se elabora a través de 2 procesos que muestran la interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales de ejercicio, los cuales están a la base de toda una serie de operaciones mentales que rinden cuenta del funcionamiento general del pensamiento social. OBJETIVACIÓN: conversión de un ente abstracto en un ente concreto; por lo tanto, es un proceso pertinente a la R de objetos sociales poco tangibles como una teoría, una idea, una concepción científica. Objetivar es convertir en objeto algo abstracto, plasmar en una figura tangible algo intangible, materializar una idea. La objetivación comprende varias fases que aluden a operaciones mentales. a) Selección y descontextualización de los elementos: de aquella info accesible, el individuo o grupo selecciona la de mayor importancia. Esta selección se realiza bajo el filtro de las normas sociales que establecen lo que se permite comunicar. La info es sacada de su contexto original y pasa a formar parte de los conocimientos del grupo que las proyecta. b) Formación del NÚCLEO FIGURATIVO: una parte de la info seleccionada adquiere un carácter estructurador alrededor del cual se organizará el contenido de la representación. Este núcleo aparece como una estructura de imágenes que permiten visualizar lo abstracto. El NF es una estructura imageante que constituye el sustrato estable de toda R. c) Naturalización: es la consecuencia directa de la transformación y apropiación por parte del grupo de las info disponibles y de su estructuración alrededor del NF. Los elementos de la R al ser materializados se convierten en seres de natura; adquieren una vida real que es diferente de aquella que tenían en su contexto original. El modelo figurativo adquiere un estatus de evidencia. La gente comienza a tribuirle rasgos a lo que antes eran conceptos, tratándolos como si fuesen hechos o personas naturales. Los elementos que distinguen la objetivación de una entidad abstracta de una concreta serían la descontextualización y la naturalización. Estas fases del proceso estarían presentes cuando el objeto es abstracto y lejano al grupo que se lo representa y ausentes cuando el objeto es concreto y se encuentra en el campo de interacción de los miembros de ese grupo. ANCLAJE: se refiere a la atribución de significados que se corresponden con las figuras del NF. Estos significados nos permiten utilizar la R como sistema interpretativo que guía nuestra conducta. No está separado de la objetivación. En el proceso a través del cual una R es anclada dentro de una red de significados, al introducir un elemento nuevo dentro del sistema de R pre-existentes, éste último es remodelado y sufre ligeras modificaciones. Las RS tienen una función mediadora entre el individuo y su medio y entre los miembros de un mismo grupo. Convertidas en código, en lenguaje común, van a servir para clasificar los individuos o eventos, para construir tipos frente a los cuales otros individuos y grupos serán evaluados o posicionados. Se convierten en instrumentos referenciales que permiten comunicar en el mismo lenguaje, por lo tanto influenciar. La objetivación se corresponde con la faz figurativa y el anclaje con la faz simbólica. Figura Representación-------------------------------Significado CONCLUSIÓN Entendemos entonces representación social como: “Forma de conocimiento del sentido común propio a las sociedades modernas bombardeadas constantemente de información a través de los medios de comunicación masivos. Como tal siguen una lógica propia diferente, pero no inferior a la lógica científica y se expresan en el lenguaje cotidiano propio de cada grupo social. En sus contenidos encontramos sin dificultad la expresión de valores, actitudes, creencias y opiniones cuya sustancia es regulada por las normas sociales de cada colectividad. Al abordarlas tal cual ellas se manifiestan en el discurso espontáneo, nos resultan de gran utilidad para comprender los significados, símbolos y formas de interpretación que los seres humanos utilizan en el manejo de los objetos que pueblan su realidad inmediata. Deben ser estudiadas en sí mismas y no a través de la conducta, y, al hacerlo de esta manera podemos proveer los comportamientos de los grupos frente a los objetos estudiados” “Se estructuran alrededor de un núcleo figurativo que constituyen la cara más estable de toda representación, sin embargo, no se caracterizan por su estabilidad sino por su dinamismo. Este dinamismo se corresponde con el de cada grupo en una sociedad y con el de cada sociedad global. Todo nuevo objeto social que nos atañe es representado y, al serlo, moviliza el sistema de representaciones pre-existentes y lo enriquece; pero no sólo ese sistema es removido, lo es en igual medida la realidad social que todos construimos colectivamente a través de nuestra participación en la vida colectiva.” “Esta teoría nos ofrece un concepto que parece cada vez más concreto y asible y que podemos situar entre el marco del concepto de ideología y de los microconceptos” 2. Representaciones sociales e Imaginario Social – Margarita Robertazzi (6575) INTRODUCCIÓN La Psicología Social siempre ha ido oscilando entre un polo psicológico y otro sociológico. Conceptualizaciones más actuales como la teoría de las representaciones sociales, por su interés justamente de enfocar los orígenes sociales del conocimiento, ponen de relieve la necesidad de ocuparse de ambos polos, a los que consideran abordajes complementarios. En el marco de la Psicología Social actual se utilizan distintos conceptos para ilustrar las intersecciones o articulaciones entre ambos abordajes, algunos de ellos se utilizan como sinónimos, pero no se trata justamente de ello, por lo que se requiere una mayor sistematización y análisis para advertir sus diferencias (Actitudes colectivas – Representaciones Sociales – Imaginario Social – Ideología – Hábitus – Mentalidades – etc.) En este trabajo se va a intentar discriminar y sistematizar los conceptos de RS e Imaginario Social (IS) REPRESENTACIONES SOCIALES El estudio de las RS La teoría de las representaciones sociales fue formulada por Serge Moscovici (Francia) en 1961 a partir de su tesis doctoral “El psicoanálisis, su imagen y su público” basándose en el concepto de Representaciones Colectivas de Emile Durkheim. Mediante encuestas y el análisis de contenido de artículos de prensa, intentaba conocer cómo la sociedad francesa había incorporado conceptos de la teoría psicoanalítica y los había transformado en un tipo de conocimiento del sentido común que resultaba útil para manejarse en la vida cotidiana. Moscovici afirmó que la evolución de la Psicología Social podía pensarse en tres grandes etapas: ACTITUDES SOCIALES – COGNICIONES SOCIALES – REPRESENTACIONES SOCIALS Según él, el único problema de la Psicología Social es ¿Por qué se produce el conflicto entre IndividuoSociedad. Las RSs serían algo propio de nuestra época, caracterizadas tanto por su función simbólica como por su papel en la construcción de la realidad. Las RS son sistemas de valores, ideas y prácticas con una función doble: Primero, la de establecer un orden que les permita a los individuos orientarse en su mundo social material y dominarlo; y segundo, la de facilitar la comunicación entre los miembros de la comunidad, proporcionándoles un código para nombrar y clasificar los diversos aspectos del mundo. Existen otros conceptos afines con los que, sin embargo, sostiene sus diferencias, por ejemplo Opinión, Actitud, Imagen, todos aquellos pueden ser pensados como respuestas a un estímulo externo y son preparaciones para la acción, mientras que la representación social incluye tanto al estímulo como a la respuesta que provoca. Es bastante más que una guía para la conducta puesto que remodela y reconstituye elementos del ambiente donde el comportamiento tiene que depspelgarse. “No las consideramos opiniones sobre… o imágenes de… sino “teorías” de las ciencias colectivas” sui géneris, destinadas a interpretar y construir lo real, es un conocimiento que la mayoría de nosotros emplea en su vida cotidiana” Basabe, Páez y Cols, las denominan Prototerias del sentido común Distintas definiciones sobre representaciones sociales -“Las representaciones sociales tienen una doble función: hacer que lo extraño resulte familiar y lo invisible perceptible” Farr 1985 -“(…) principios organizadores de las posiciones adoptadas en las relaciones simbólicas entre actores sociales, posiciones que van a ser ligadas a las inserciones específicas de estos actores en un conjunto definido de relaciones sociales” Doise 1991 -“El estudio de las representaciones sociales permite rastrear una prototeoría que posibilita encontrar una narrativa justificatoria pública, una teoría explicativa perteneciente al sentido común” Basabe y Páez 1992 -“Proceso y producto de una actividad mental que elabora un grupo sobre aquello que puede llevar a cabo y que también define objetivos y procedimientos para sus miembros (…) conocimiento socialmente elaborado y compartido, conocimiento práctico que circula en diferentes comunidades” Jodelet 2003 Características de las representaciones sociales Según Jodelet 1. Se refiere siempre a una cosa, el objeto de la representación, y es de alguien, es decir el sujeto de la misma. Sujeto y objeto generaran efectos sobre la representación de que se trate 2. Ocupa el lugar de objeto, tiene con él una relación de simbolización y también de interpretación, pues le otorga significado. Será resultado de una actividad que la convierten en una construcción y una expresión del sujeto. 3. Es una forma de conocimiento, se presenta como una modelización del objeto 4. Es eficaz socialmente pues se trata de un saber práctico, para actuar sobre el mundo y los otros. Esta función de adaptación práctica puede ser designada como compromiso psicosocial. Determinantes para la producción y el funcionamiento de las representaciones sociales OBJETIVACIÓN Y ANCLAJE (Ver BANCHS) Otros aportes a las teorías de las representaciones sociales Según aportes de ABRIC (1985) puede concebirse a la representación social como una estructura sociocognitiva regulada por un doble sistema, que cuenta con dos entidades distintas y, a su vez, complementarias: SISTEMA CENTRAL: Tiene dos funciones esenciales, una función organizadora, porque dicho sistema determina la naturaleza de las relaciones entre los distintos elementos de la representación, sería el elemento unificador y estabilizador; y una función generadora, ya que determina el significado de cada uno de los elementos del campo representacional. SISTEMA PERISFÉRICO: Está formado por un conjunto de elementos que permiten la fijación de la representación en la realidad del momento. Se trataría de esquemas condicionales, porque los elementos periféricos poseerían una flexibilidad mayor que los elementos centrales. De este modo, autorizan las modulaciones individuales de la representación e intervienen en los procesos de defensa y transformación de las representaciones. Otra cuestión que es importante remarcar es que las RSs son vehiculizadas por el LENGUAJE y de esa manera se produce y reproduce lo social. Se refieren tanto a un proceso como a un contenido y este último puede analizarse en diferentes dimensiones: Actitud, información y campo de la representación. (Ver Banchs) Las RSs toman el carácter de SOCIAL cuando “emergen y se orientan a justificar, explicar y dar cuenta de un conflicto intergrupal o de una realidad psicosocial conflictiva” (Basabe Páez) Un gran problema que tuvo la teoría de las RSs fue la lucha epistemológica y metodológica con el positivismo, y en particular, con el conductismo de época. Sin embargo dichas críticas fueron superadas con una concepción más multidimensional del fenómeno psicosocial. Toda la bibliografía consultada avala el análisis multivariado –interjuego de muchas variables en un sistema razonablemente complejo- pluridimensional y plantea que, a veces, los estudios longitudinales resultan ser más reveladores que las ventajas del más controlado y riguroso estudio experimental. Moscovici nunca delimitó la metodología de estudio dentro de la teoría de las RS. De todas formas, ha puesto relevancia en los aspectos argumentativos de la conversación investigativa. El discurso amable no es productivo para conocer el pensamiento público porque allí se ensaya lo que ya es conocido, las frases hechas; en el discurso argumentativo siempre hay un elemento impredecible, porque buscando persuadir se está argumentando por un punto de vista y contrarrestando los puntos de vista de los oponentes. Una recapitulación La denominación representación más la calificación social parece estar uniendo conceptos pertenecientes a dos perspectivas y tradiciones diferentes. Parece necesario no caer en reduccionismos ni de uno ni de otro polo, pues se estaría eliminando la función articuladora de distintos sistemas explicativos que poseen las representaciones sociales. La concepción de Representaciones Sociales, más que una teoría es una Meta Sistema o una teoría general, que estudia las regulaciones sociales que intervienen en el sistema del funcionamiento cognitivo. IMAGINARIO SOCIAL Imaginario es un término derivado del latín imago que se emplea como sustantivo en psicología y filosofía para designar lo que se relaciona con la imaginación, es decir, la facultad de representarse cosas en el pensamiento y con independencia de la realidad. A partir de 1936, Lacan (Mujajaja) comenzó a utilizarlo correlativamente a la expresión del estadio del espejo, designando una relación dual con el semejante. Roudinesco y Plon la definen como el lugar del YO por excelencia, con sus fenómenos de ilusión, captación y señuelo. Según Ferrater Mora la imaginación es la facultad mental que se diferencia de la representación y la memoria, pero que está ligada a ellas. El concepto de fantasía, realidad psíquica para Freud, proviene del griego y tiene su equivalente en imaginatio. Relaciones entre Ideología e Imaginario Es frecuente asociar ideología con Marxismo, sin embargo ese concepto no se limita a esa teoría ni se origina en ella. En el siglo XVIII el filósofo francés DESTUTT la utilizó para referirse a la ciencia de las ideas. La ideología era una ciencia natural, parte de la zoología. Esta concepción en la que toda dimensión social quedaba excluida. Según Williams (1980) es posible considerar TRES VERSIONES del concepto de ideología: -Sistema de creencias propias o del grupo o clase social -Sistema de creencias ilusoria (Falsa Conciencia) -Proceso general y universal de producción de sentidos o ideas Si se sostiene la versión de que la ideología y ciencia deben diferenciarse, existiría una ciencia positiva, por lo tanto verdadera, y la ideología quedaría del lado de lo considerado ficticio. Para Williams se trataría de poner el acento en la significación como proceso social fundamental dado que habría vínculos prácticos entre ideas, teorías y producción de la vida real. Los Imaginarios Sociales En las últimas décadas, los conceptos de imago, imaginación, imaginario van desplazándose desde la periferia al centro del discurso de las ciencias sociales. Se puede definir el imaginario social de un modo muy básico, aunque muy contundente, como un descentramiento del pensamiento moderno que elimina la dicotomía entre imaginario y real. Castoriadis lo distingue de la mera dimensión especular, pues lo conceptualiza como una creación incesante e indeterminada, social, histórica y psíquica de figuras, formas e imágenes que inclusive producen lo que se denomina realidad y racionalidad. Como conjunto de evidencias implícitas, de normas y valores asegura la reconducción de las relaciones sociales. Estos sistemas de representaciones permiten autodesignarse y fijan simbólicamente normas y valores. A la vez la ideología legitima, racionaliza y produce consecuencias simbólicas y prácticas. Indudablemente es una de las fuerzas reguladoras de la vida cotidiana, una pieza efectiva y eficaz del dispositivo de control de la vida colectiva y en especial del ejercicio de poder. En el centro del imaginario social se encuentra el problema del poder legítimo y de las representaciones fundadoras de su legitimidad, dado que todo poder debe necesariamente enfrentar su despotismo y controlarlo reclamando una legitimidad. Marí (1993) conceptualiza el dispositivo de poder en su doble vertiente: primero el discurso del orden ligado a la racionalidad que naturaliza las relaciones de fuerza, según el formato que adquieren en las distintas épocas, aunque las presente siempre como un orden necesario; y segundo el imaginario social compuesto por prácticas extradiscursivas, ceremonias, himnos, mitos y distintos montajes de ficción. Estas instancias distintas, aunque complementarias, convergen hacia el mismo fin: sostener el dispositivo de poder, pero es en la dimensión imaginaria donde “se hacen materialmente posibles las condiciones de reproducción del discurso de poder” “El concepto de imaginario social en su vertiente productiva e inventiva, de acuerdo con los autores que se comentan, sin homologarlo con un mero reflejo o una reproducción de una realidad que estaría en otra realidad, coincide con perspectivas como las de Ibañez o Gergen que sostienen que la realidad es siempre sensible a las producciones simbólicas especialmente a las representaciones que de ella nos formamos y, por lo tanto, cualquier diferencia acerca del modo de ver la realidad social es susceptible a su vez de modificarla” Estas concepciones no representacionistas acerca de la realidad social y del conocimiento científico muestran una gran afinidad con los autores que entienden el imaginario social como un proceso inacabado, socialmente compartido, que varía en las distintas sociedades y también en cada una de ellas según la mentalidad de los diferentes sectores, culturas, épocas LINEAMIENTOS COMPARATIVOS Así como el concepto de RS se origina en el núcleo mismo de la tradición de la Psicología social, específicamente el paradigma de la Cognición social, el concepto de imaginario social proviene del campo de la historia de las ideas, de las mentalidades y de los mov Sociales. Al tener como marco de referencia a la Psicología cognitiva, los que investigan en el campo de las representaciones sociales abordan los procesos de objetivación y anclaje tendiendo a analizar más elementalmente representaciones aisladas. En cambio, la perspectiva de quienes consideran el concepto de imaginario social parece estar más influenciado por la tradición psicoanalítica a la vez que parecen estar más referidos a otras ciencias sociales y no sólo la psicología. Cuando se incluye la vertiente imaginaria en el estudio de los proceso psicosociales, se intenta reconstruir la cadena o cadenas argumentativas así como el hilo argumental en el que se sostienen. En cada período histórico se encuentran los productores de ideología y pueden considerarse que hay actos que son característicos de una determinada mentalidad; pues para que haya representación algo debe estar presentado por el sistema socio cultural e ideológico. Junto con el discurso razonable coexisten aspectos imaginarios o fantasmáticos, una gran cantidad de ficciones que transmiten ideología. La vida cotidiana transcurre en un contexto ideológico que nos impregna y que no se percibe con realidad. Las sociedades producen, “Inventan” sus propias representaciones o sus ideas-imágenes “a través de las cuales se dan una identidad, perciben sus divisiones, legitiman su poder o elaboran modelos formadores para sus ciudadanos tales como el valiente guerrero, el buen ciudadano, el militante comprometido. Este autor utiliza el concepto de imaginario social para justamente referirse a ese conjunto de ideas-imágenes de la sociedad global que legitiman, engrandecen y protegen todo lo referido al poder. 3. Ficha 6502 – Capítulo III Representaciones Sociales frente a otros constructos afines - Echevarría Nos referiremos a la polémica existente sobre en qué medida la teoría de las representaciones sociales aportan o no algo nuevo frente al antiguo concepto de actitud (o cualquier otro constructo representacional como los valores, la cultura, la ideología o los esquemas sociales) Diferencias entre representaciones sociales e ideología Representaciones sociales heterogéneas Ideología menos sistematizadas sistemas de creencias sistemáticos menos institucionalizadas institucionalizadas no se imponen hegemónicamente en una cultura forman parte de las sub culturas. Esta última tiene elementos materiales y conductuales diferentes de los de la cultura. imponen una hegemonía forman parte del fondo cultural común de una sociedad. Cultura: cuerpo de conocimiento compartido, codificado en una serie de símbolos Con respecto a las Actitudes (Jaspars y Fraser): - Reflejo en el individuo del ambiente social común a los miembros de un grupo. - No nos informan sobre diferencias individuales sino de las características compartidas por los miembros de un grupo. - Se manifiestan más o menos directamente en los patrones de conductas motivados por el grupo. (Floyd (no gordon w.)Allport): 2 definiciones: Una de tipo conductual que definía las actitudes como “probabilidades de respuesta” ya sean manifiestas o encubiertas; O desde perspectivas cognitivas, como “rejilla perceptiva o cognitiva de la comprensión del mundo” Su conceptualización es totalmente individual, diferenciándola claramente de los conocimientos compartidos. -Sin embargo, sean conductuales o cognitivas las consideran como respuestas individuales diferenciándose de los conocimientos socialmente compartidos. Si observamos los instrumentos de investigación desde la perspectiva de las actitudes (Escalas tipo Guttman, Likert), implícita o explícitamente se está asumiendo la existencia de representaciones colectivas compartidas por un grupo acerca de un objetivo social, difiriendo los sujetos en su posicionamiento evaluativo hacia dicho objeto, lo cual es conceptualizado como actitud. La crítica que le hace el autor a esta posición es que no tiene en cuenta que muchas veces las actitudes son inconmensurables. Por ejemplo no es lo mismo la actitud que tenga un campesino sobre los caballos que un individuo que considere que los caballos son objeto de lujo. En definitiva, Jaspars y Fraser proponen considerar las actitudes como “respuestas individuales basadas en representaciones colectivas” Moscovici Hoy se tiende a considerar que las actitudes son partes integrantes de las representaciones sociales. Las representaciones sociales entonces son analizables en tres dimensiones. a) Información: suma de conocimientos sobre un objeto, ya sea en términos cualitativos o cuantitativos b) Organización del contenido de las representaciones en torno a un núcleo figurativo c) Actitud: dimensión evaluativa, positiva o negativa hacia un objeto de representación Al referirse al componente actitudinal afirma que es el más frecuente de las tres dimensiones y quizá genéticamente es la primera. La actitud es una organización psicológica de orientación negativa o positiva ante un objeto. Tiene dos funciones: a) de regulación: es decir de selección de las manifestaciones u orientación de las conductas b) dinamizante o motivacional: mediante la carga afectiva. La actitud se forma a partir de la comunicación de información entre miembros de grupos que tienen una cierta visión del mundo, una serie de creencia a propagar, adaptándolas a otros marcos de conocimiento. La difusión genérica de información produciría opiniones y la propaganda estructurada, estereotipos. Las actitudes se forman a partir de la propagación de la información sobre un objeto que se transmite entre personas que comparten una misma visión del mundo, una serie de creencias a propagar, adoptándolas a otros marcos de conocimiento. Ahora bien, la relación entre actitudes, sistemas de creencias e información no es simple: no son los sujetos con actitud más favorable los que tienen más información sobre un objeto social, y diferentes creencias estructuradas pueden corresponder a la misma actitud. Ahora bien, las Representaciones sociales: - Son estructuras categoriales de conocimiento que se utilizan socialmente en la comunicación y que se integran con formas de acción social. - Se refieren a las estructuras de conocimiento, generadas por el procesamiento social, grupal de la información en un contexto dado y orientado directamente a explicar, justificar y orientar la acción. - Se las podría definir como las manifestaciones discursivas, asociadas a conductas y posiciones sociales en juego, de actitudes grupales –compuestas por estructuras cognitivas, afectivas y normas de conducta, vinculadas a valores ideológicos relevantes. Está emergiendo consenso en el sentido de considerar las actitudes como estructuras que residen en la memoria a largo plazo. Algunos autores han planteado que existen actitudes simbólicas, es decir basadas en sentimientos asociados a símbolos políticos y que tienen fuertes implicaciones prácticas. 4. Representaciones sociales del sida – Hacia el abarcamiento de efectos de poder – Helene Joffe (UK) 1995 (2901) Abstract: Las representaciones sociales dominantes concernientes al origen y desarrollo del sida han contenido frecuentemente alusiones a “grupos de riesgo”. Este escrito focaliza las consecuencias psicológico-sociales de estas alusiones para los miembros de uno de los grupos de riesgo: los hombres gay. Se realizaron entrevistas profundas a hombres gays sudafricanos y británicos. A su vez se observó las representaciones contenidas en las campañas del sida de los Mass-Media. Algunos hombres gays repiten el “tienes lo que te mereces”, ethos que circuló en su mundo social, culpando a su endo-grupo y a ellos mismos por el SIDA. No obstante, la evidencia de una identidad deteriorada era acompañada de signos de la utilización de mecanismos (cc o Icc) para manejar la identidad. Estos mecanismos son dispuestos desde el empoderamiento del grupo activo para la idealización y externalización del sida. Este escrito intenta resaltar la importancia del poder en la formación de representaciones sociales Dominantes Vs Resistentes. Uno de los aspectos más intrigantes de la crisis del SIDA, es el vínculo directo que ha sido establecido entre SIDA y HOMOSEXUALIDAD. Para 1993, el 46,2% de una muestra al azar de norteamericanos cree que dos hombres homosexuales, ninguno de los dos infectados con VIH, pueden transmitir SIDA. Es decir, los actos homosexuales son vistos como CREADORES del sida. La identidad homosexual ha sido acusada del desarrollo y génesis del SIDA; esta acusación viene por parte de los Mass-media y la ciencia. De hecho se la ha denominado el Síndrome Gay de Inmunodeficiencia. En la circulación del nuevo fenómeno abstracto entre los mundos médicos, medio y lego occidental, éste fue ANCLADO Y OBJETIVADO no sólo en la imagen de plaga, sino de una plaga que afectaba sólo identidades ajenas: principalmente la plaga gay. Es decir, el SIDA ha estado controlado por representaciones sociales que lo limitaron a ciertas identidades más que a comportamientos realizados por alguien. Culpar a ciertos grupos por el SIDA hace sentir a aquellos que culpan protegidos y seguros y, a su vez, torna a los que culpan más vulnerables al virus, porque éstos no sienten necesidad de protegerse. Las representaciones sociales que vinculan al SIDA con hombres GAY cumple una función defensiva, ya que ancla un objeto social en una apariencia familiar, con lo cual protege del shock de lo nuevo. En este sentido se cumple lo que Banchs nombraba al decir que la representación social nacía para incorporar lo perturbante. Ahora bien, ¿en los mismos hombres gay, cuáles son las representaciones sociales sobre el fenómeno SIDA? Un número de teorías psicosociales echa luz sobre las consecuencias de la culpabilización para los inculpados. -La teoría de la identidad social de TAJFEL indica que cuando el status de un grupo es socavado por ideas que circulan en una sociedad más amplia, sus miembros podrían adoptar un prejuicio hacia el ex grupo, mayor que el prejuicio usual para la protección de la identidad positiva del endo-grupo. -Allport establece que, a pesar de la resistencia a pensarse enfermo a uno mismo, las víctimas del prejuicio son afectadas por la constante exposición a los estereotipos de alto grado de consenso, concernientes a su inferioridad. -Goffman, ofrece una explicación fenomenológica de las personas estigmatizadas. Ellas son sometidas a una identidad ambivalente ya que están imbuidas en normas más amplias de la sociedad, normas que ven a sus grupos como desviantes. La identificación con un miembro del grupo estigmatizado, lo liga a una identidad desviada que es vista como ofensiva. Ellos se avergüenzan de dicha identidad y, así, obtienen una identidad deteriorada. Sin embargo, es importante destacar que los grupos asociados con condiciones estigmatizadas no son puramente víctimas de las representaciones sociales que circula. Tajfel pone a la vista las formaciones que se dan desde los estigmatizados, redefiniendo las características vistas previamente como negativas como positivas (Orgullo gay, Black is beautifull, etc) En este sentido se idealiza positivamente al estigmatizado. Foucault va más allá y dice que el endogrupo obtiene un placer al hablar de la farsa de los discursos dominantes. Es decir el poder recae no sólo en aquellos que distribuyen discursos institucionales, sino también sobre aquellos que poseen la habilidad para escandalizar, para resistir a tales discursos. Metodología Se estudió un grupo de20 hombres gay, mitad británicos, mitad sudafricanos. Todo estudio de representaciones sociales requiere contextualización, dentro de los discursos institucionales: -Las campañas de SIDA mass-media representan una posición central oficial sobre el SIDA para las masas. Tales campañas reaccionan a discursos existentes, discursos que los cuerpos gubernamentales ven como nocivos para la salud de sus audiencias. Nacieron contra un fondo de presiones sobre los respectivos gobiernos (UK y Sudáfrica) para hacer consiente a la población general sobre el riesgo de infección de VIH. -Un interés central de la Campaña Británica fue fomentar la responsabilidad individual por contraer el VIH “Cambio en el comportamiento de la gente, tomando todos la responsabilidad de sus propias acciones” “No ayude al sida” “no muera de ignorancia” “Ud. conoce los riesgos, la decisión es suya”, “Ud. está tan seguro como quiera estarlo” “elija el sexo más seguro” Una vez que la responsabilidad fue puesta en manos de los individuos, aquellos que lo contrajeran podrían ser tomados como responsables de ello. La proporción de británicos que vio al SIDA como un reflejo de standars de baja moral también se incrementó después del análisis de la primera campaña contra el SIDA. Se fomenta así un clima de moralismo y culpa. La intención de los que idearon las campañas británicas contra el sida para los mass-media, era remover su foco de la identidad hacia el comportamiento. -La campaña sudafricana fue similar al de la británica. En la primera fase, había una clara falta de responsabilidad gubernamental por la contención de la epidemia. Se intentaba inculcar un ethos de responsabilidad individual en la población. “No entiendo por qué se culpa al gobierno… SI la gente llevara una vida no promiscua, el gobierno no necesitaría hacer nada.”. Observando la propaganda diferencial que se entregaba a blancos y a negros, queda a las claras que los negros eran vistos como el grupo de riesgo. La gente estaba más inclinada a culpar a la gente por contraer VIH después de la primer campaña gubernamental de mass media que lo que estaban antes. Resultados Una amplia trama de representaciones se pone de manifiesto cuando los miembros de uno de los grupos que es visto por los demás como afectados y esparcidores efectivos del sida, es interrogado para que hablen acerca del desarrollo y origen de la enfermedad, así como su propia susceptibilidad de la misma. Se supone que las voces externas dominantes tienen un impacto sobre las voces de los hombres gay. Identidad deteriorada Las respuestas a las preguntas concernientes al desarrollo del sida revelan que la identidad gay y el sida se han interrelacionado en las psiques de, al menos, algunos hombres gay (más de la mitad de la muestra). Este lazo los hace creer que contraer VIH es inevitable. “me hice el test del sida, pero dio negativo; aún así no lo creía, porque me sentía enfermo con intensidad” (aún cuando nunca había practicado sexo inseguro) “Estaba avergonzado (cuando oí del SIDA) porque no era abierto sobre mi sexualidad” “Yo mismo soy gay, pero la gente gay es tan condenadamente repugnante. No digo que sea incorrecto, pero está ciertamente desviado, usted sabe” El lazo entre SIDA, Hombres Gay y Castigo de Dios contribuye a una identidad deteriorada “Me hice un test en enero y me sentí acobardado, fue negativo y se lo atribuí a que no es que Dios fuera justo, sino que no quería saber, básicamente”. Estos extractos muestran como el discurso institucional se ha ido internalizando. Como fue dicho anteriormente, el vínculo entre homosexualidad y sida es tan fuerte que esta idea se ha pegado a los homosexuales mismos. Algunos hombres gay participan, absorben el juicio de la sociedad de lo que es anti natural. Sin embargo, esta visión coexiste con una resistencia. La identidad deteriorada es manejada en, al menos, tres formas en los dichos de los entrevistados: 1. Manejo de la identidad deteriorada: IDEALIZACIÓN La identidad deteriorada es resistida cuando la gente con VIH ve su condición bajo la luz idealizada. Ellos subvierten la representación del SIDA como castigo a una en la cual SIDA es un regalo de Dios. Este fenómeno puede ser comprendido en términos de funcionamiento Icc. Frente a una enfermedad extremadamente seria, la mayoría de las personas con VIH + muestran una visión altamente positiva de su condición. Esto es lo que denominamos IDEALIZACIÓN “es un regalo de Dios. Si lo tomamos desde un aspecto religioso es un regalo de Dios, porque te trae de vuelta a la realidad, te torna más, no serio, sino más natural.” Jones suguiere que hay una tendencia entre la gente estigmatizada a cultivar la parte espiritual, con lo cual proveen distancia de la parte física o material. 2. Manejo de la identidad deteriorada: externalización de la amenaza La culpa por el origen y desarrollo del sida es, a menudo, externalizada por los hombres gays en este estudio. Farmer sostiene que los grupos que han sido culpados por el SIDA, por parte de la cultura más amplia, son susceptibles a conspirar teorías de su origen y desarrollo. Esto puede ser visto en términos de mecanismos de resistencia a una identidad deteriorada internalizada, “Yo pienso que el SIDA puede ser posiblemente una contienda química. He leído pequeños recortes en publicaciones donde la CIA está relacionada.” (Estas teorías recorrieron Inglaterra, no Sudáfrica) El SIDA es visto como facturado en un laboratorio de a investigación de la CIA o FBI con propósitos de ingeniería genética o biológica. Farmer concibe tales teorías como una defensa retórica de los grupos menos poderosos, las cuales tienen menos peso que las teorías dominantes, tales como aquellas que unen SIDA a otro gay. Desde la perspectiva de la teoría de las RS, su trabajo puede ser utilizado para echar luz sobre el hecho de que todas las representaciones no son iguales en términos del peso que tienen en las corrientes principales de pensamiento. Las representaciones sociales no pueden ser vistas en forma relativa: la democracia no existe en este campo. Grupos sociales diferentes sostienen RS diferentes, pero ellas no compiten igualitariamente. Aún si la proyección de maldad de un conspirador externo no cambia radicalmente a las representaciones sociales del SIDA tienen el potencial de astillar su centro. 3. Manejo de la identidad deteriorada: EMPODERAMIENTO Mientras que los dos anteriores métodos de resistencia contienen un elemento inconsciente, el empoderamiento es una estrategia CC, utilizada por varios grupos oprimidos para lograr unificación cuando la identidad de grupo se halla amenazada. Para alcanzar la unificación y la consecuente adquisición de poder que surge de allí, los miembros del grupo oprimido necesitan reconocer su identidad de grupo y tener una historia de unidad previa al comienzo de la crisis. En los años 70’ algunas personas británicas se organizaron en varios movimientos por los derechos gay, crearon una prensa gay y trabajaron en la abolición de la legislación sexual-represiva. Instigó la lucha contra la expansión del VIH, diseminando información, previo a las iniciativas gubernamentales. Se buscó difundir una visión alternativa a la representación social institucionalmente aceptada. Esta reflexividad se exibe en los discursos de un pequeño número de los entrevistados: “La mayor parte de las teorías fuente parecen tratarse de la culpa. … Aparece el racismo y toda la clase de cosas que lo acompañan” Otro aspecto de la voz gay británica politizada es la asociación de la prevención del SIDA con el “SEXO SEGURO”, más que con resultados de la responsabilidad individual. Hay también un intento consiente de escandalizar de resistir las normas de las corrientes principales, en línea con la noción Foucaultiana. Este proceso de empoderamiento se ha dado claramente en Inglaterra, no tanto así en Sudáfrica. Discusión Las representaciones sociales DOMINANTES que ligan sida con identidad y prácticas gay, proveen una conceptualización, sustancian un sentido común que es central en la creación de identidad deteriorada en hombres gay. Si aceptamos que las representaciones sociales dominantes reflejan significados o ideologías que son funcionales y se auto reproducen, aquellos cuyas practicas son contra ideológicas deben verse a sí mismos como anormales, permitiendo que el status quo siga su curso sin cambio. Viendo al SIDA como una afección de otros desviados, las corrientes principales de la sociedad permanecen sin amenazas. Distanciándose y considerando demonios a aquellos que la enfermedad infecta, la corriente principal de la sociedad se distancia de los temores de muerte. La otrización y la resultante identidad deteriorada entre los otros sobrevive en el corazón de las representaciones sociales de masa Aún así, las formas consientes o inconscientes de resistencia a estas representaciones sociales dominantes coexisten con estas representaciones. Watney por ejemplo dice que la concientización de capacidad de poder del colectivo gay es por sí mismo un método de prevención del VIH. De hecho compara la realidad inglesa donde existe dicha conciencia, con la francesa donde no y los resultados lo confirman. El empoderamiento no sólo les provee protección contra la contracción de VIH, también permite a gente con dicha enfermedad manejarse con el despliegue de su enfermedad vía una serie de cambios basados en el estilo de vida. También puede relacionarse con la prevalencia de las teorías de conspiración entre los hombres gay británicos. Estas teorías no solo localizan la culpa fuera del grupo GAY, sino que crean un sentido de enemigo compartido (muy similar al enemigo compartido por el resto de la sociedad). El hallazgo de la conspiración es útil ya que indica que la culpa no puede ser puramente explicada en términos de psiquismo interno. Este escrito destaca la importancia de ciertos factores que, en el presente, se hallan escasamente representados en la literatura sobre las representaciones sociales. Fundamentalmente aporta luz sobre la saliencia de los efectos de poder y de la defensa psicodinámica, en la formación y evolución de las representaciones sociales. La representación social no re-presenta mensajes que han circulado en los medios histórico y contemporáneo del que representa. Ella opera en términos de defensa y resistencia. Les permite a personas de diferentes grupos sociales arreglárselas con el desafío de mantener una positiva identidad propia y del endo-grupo. Aún así, su función auto-defensiva batalla con su función social, la de reproducir la relación existente entre la normalidad y la desviación. Quizás, cuando un grupo estigmatizado tiene poco empoderamiento, la función social prevalece, modelando la identidad deteriorada de las representaciones. Cuando tal grupo adquiere más poder, la función defensiva toma precedencia, revelando representaciones sociales que resisten las presiones que intentan desfigurar una positiva auto-identidad. Si las representaciones sociales son resistidas o aún si no lo son, la misma noción de representaciones “dominantes” como opuesta a “resistentes” indica que el relativismo de algunas vetas de la teorización postmoderna debe evitarse. Diferentes grupos sostienen diferentes representaciones sociales de los fenómenos en el mundo social, pero se posicionan en relación a las representaciones sociales dominantes. El contínuum de Hall que fluye desde la posición hegemónico-dominante de interacción con los mensajes de los medios hasta la “posición negociada”, requiere la circulación de las representaciones sociales entre ciencias, los mass-media y el pensamiento subyacente.