LECTURA 1: EMPRESA Y POSICIONAMIENTO DEL PRODUCTO. 4.1. POSICIONAMIENTO EN EL MERCADO. POSICIONAMIENTO Y SU IMPORTANCIA Es un hecho que el fabricante o prestador de servicios debe convencer a su target (mercado objetivo) de que su producto o servicio va a satisfacer su necesidad, mejor que el de la competencia, y para hacerlo éste trata de desarrollar una imagen especial del producto o servicio en la mente del cliente, creando un posicionamiento para ubicar al producto o servicio en la mente de los clientes. Por eso debe quedar claro que Posicionamiento no se refiere al producto, sino a lo que se hace con la mente de los clientes o las personas a las que se quiere influenciar. La forma en que el producto o servicio es percibido o posicionado dentro de la mente de los consumidores puede ser más importante para su éxito, que el mismo producto o servicio en sí; McDonalds no vende hamburguesas, vende sonrisas; Xerox no vende equipos de copiado, mejora la productividad de las oficinas; Dominos Pizza no vende pizzas, vende tiempo de entrega; Banamex no vende tarjetas de crédito, vende poder de compra; Telmex no vende líneas telefónicas, vende lazos de afectividad, Pricewatherhouse no vende abogados, vende soluciones; clásicos ejemplos de posicionamiento. El posicionamiento se refiere a las estrategias orientadas a crear y mantener en la mente de los clientes un determinado concepto del producto o servicio de la empresa en relación con la competencia, siendo parte de una progresión natural cuando se utiliza la segmentación de mercado. Ante tantos productos, compañías y ruidos de hoy en día, el enfoque fundamental del posicionamiento, no es partir de algo diferente, sino manipular lo que ya está en la mente; ordenar las ideas existentes. La mejor manera de llegar a la sociedad sobresaturada de información es con un mensaje simple y penetrar en la mente, concentrados en el receptor y en cómo tiene que ser percibido y no en la realidad del producto. Si nuestro mensaje tiene como objetivo el cliente y no en el producto, se simplifica el proceso de selección, con conceptos y principios que pueden incrementar la efectividad de la comunicación, la cual se basa en el concepto de que la comunicación debe tener lugar en el tiempo adecuado y bajo circunstancias propicias. Para fijar el mensaje en la mente de un modo imborrable no es el mensaje lo más importante, sino ser el primero en penetrarla, de hecho es muy difícil entrar, si lo hacemos en segundo lugar. Sin embargo, hay ciertas estrategias de posicionamiento para aquellos los que no son el número uno. ¿CÓMO POSICIONARNOS? Se deben reunir un cierto número de condiciones previas: • IMAGEN DE MARCA: Es saber cómo está el conocimiento actual de la marca, en la mente de los consumidores. • POSICIONAMIENTO DE LAS MARCAS COMPETIDORAS: Conocer el nivel de penetración conseguido por las principales marcas competidoras. • SELECCIONAR EL ARGUMENTO MÁS ADECUADO Y CREÍBLE: Escoger el razonamiento más adecuado y creíble para justificar el posicionamiento adoptado. • EVALUAR LA RENTABILIDAD DEL POSICIONAMIENTO SELECCIONADO: Evaluar la beneficio potencial del posicionamiento, para mantenerlo en la mente de los consumidores. • MEDIR LA VULNERABILIDAD DEL POSICIONAMIENTO: Tener presente cuáles y cuántos son los recursos necesarios para ocupar y defender éste. • ASEGURAR LA COHERENCIA DEL POSICIONAMIENTO: Garantizar que existe coherencia entre el posicionamiento y las otras variables del marketing: precio, plaza, promoción y publicidad. Hoy en día ante la gran cantidad de productos y servicios que existen en el mercado, la gente ha aprendido a ordenar las marcas en la mente, por lo que para encontrar una posición exclusiva, hay que olvidarse de la lógica común; tratando de mirar el interior de la mente del consumidor. La clave para el posicionamiento es encontrar un nicho y un diferenciador del producto o servicio, que puede ser por medio del diseño, refiriéndose al estilo y la apariencia global de un producto, a sus características específicas que permiten que desempeñe ciertas funciones que posiblemente no las tenga la competencia. Así como también puede ser mediante los servicios o los de soporte que ofrecen al cliente, los cuales van desde la entrega e instalación, capacitación del cliente, acuerdos de financiación, hasta garantías, reparaciones y horarios de funcionamiento convenientes. EL POSICIONAMIENTO EN EL MERCADO La historia demuestra que la primera marca que entra en el cerebro logra generalmente el doble de participación en el mercado a largo plazo que la número dos y el doble nuevamente que la número tres. A corto plazo los líderes son casi invulnerables, sin embargo el liderazgo no significa el final de un programa de posicionamiento, solo es el principio, se encuentran en la mejor posición para aprovechar las oportunidades y deben emplear constantemente el poder de su liderazgo para mantener fuera a la competencia. Y si no es el primero en llegar al mercado, lo que menos se debe de hacer es imitar al líder, esto no contrarresta el posicionamiento del primero, sólo confunde, pero tampoco basta con ser mejor que el competidor, hay que lanzar una estrategia en cuanto la situación lo permita y trabajar en ella. • ESTRATEGIA DE TAMAÑO: Si el tamaño del producto o servicio lo amerita. • ESTRATEGIA DE ALTOS PRECIOS: Puede utilizarse para muchas categorías de productos y servicios. El precio es una ventaja de manera especial si se es el primero en agarrarse del alto precio y tratarse de una categoría en la que los consumidores estén dispuestos a pagar ese precio. • ESTRATEGIA DE PRECIO BAJO: A menudo ésta es una buena estrategia para productos nuevos. • ESTRATEGIA DE GÉNERO Y /O EDAD: dirigiendo el producto o servicio para un género y edad en específico. Ante cualquier estrategia adoptada, se debe tener presente que no debemos querer complacer a todo el mundo, debemos enfocarnos a un solo nicho del mercado. El posicionamiento es pensar a la inversa, no comenzar por el producto o servicio, si no por la mente del consumidor. Hay que preguntarse qué posición se ocupa en la mente de los consumidores y qué posición se quiere ocupar, pero para esto es básico entender cómo las palabras afectan a la mente, hay que manipularlas y al escoger las adecuadas, se puede influir en el proceso mental. Se necesita valor, simplicidad, sacrificio y paciencia, pero lo importante es tomar la iniciativa. *Colaboración Especial de: Lic. Wendy Sánchez Coronado egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México. Apoyado en los artículos: Posicionamiento de Al Ries y Jack Trouty y Marketing, Conceptos y Estrategias de William M. Pride, así como de algunos apuntes de la clase de Plan de Mercadotecnia de la maestría en Administración con especialidad en Comercialización Estratégica, impartida por el Profesor Jairo León Rodríguez, Director de Marketing de Editorial Norma. México 2002. FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://www.miespacio.org/cont/invest/posicio.htm (Consultado el día 27 de febrero del 2009). 4.2. ESTRATEGIAS PARA EL POSICIONAMIENTO DE UN PRODUCTO. 4.2.1. LA COMPETITIVIDAD. Hace unas décadas que la economía del mundo entero se mueve al son del libre mercado y la globalización. Nuestro país no ha quedado fuera de este fenómeno, por el contrario, está siendo arrastrado de acuerdo a los que imponen condiciones de los que tienen mayores recursos económicos y por ende los que han desarrollado tecnología de punta que en forma desproporcionada ha creado nuevos paradigmas en el desarrollo de los países. En este marco, donde las puertas del mercado mundial han sido abiertas, y tomando en cuenta las condiciones geográficas en que nos encontramos, obviamente es fácilmente deducible que nos encontramos en franca desventaja ante el resto de nuestros competidores. Es claro que como bolivianos, debemos pensar en las alternativas que nos quedan para poder sobrellevar y salir adelante ante semejante desafío que se nos presenta. Nuestras principales características como país son: diversidad de climas, por ende diversidad de productos que cultivamos, diversidad de razas y colores, lo que nos da diferentes idiosincrasias y diversidad de formaciones geológicas, lo que nos hace poseedores de minerales diversos, entre otros no menos importantes. Como un diagnóstico de nuestra situación, podemos decir que poseemos muchas riquezas, pero a su vez muchos inconvenientes para explotarlas, a pesar de ello con mucho esfuerzo exportamos varios productos, lo que me hace pensar que dentro de nuestras limitaciones, si mejoráramos ciertos “cuellos de botella” en la cadena productiva, podríamos llegar a competir en muchos otros productos que al momento se tornan inviables. ¡Competitividad! Es el concepto que firmemente creo es la llave al éxito del posicionamiento de nuestros productos tanto en el mercado interno, como en el exterior, pero ¿cómo se define la competitividad? .... cuando el ambiente de funcionamiento, conduce al crecimiento sostenido de la productividad. El crecimiento económico está directamente relacionado con la competitividad, y ésta con la innovación tecnológica. Existen muchas cadenas productivas, pero la clave de nuestro desarrollo es el ser competitivos en lo que más sabemos hacer, incentivar a que cada eslabón de la cadena, sea a su vez competitivo. En el nivel macro, para que los sectores sean competitivos, el Estado debe ser competitivo, los Municipios deben serlo también, los que trabajan para ellos también y así hasta llegar al último eslabón. Si nos circunscribimos al “cluster” de la construcción, ésta podría estar compuesta por: Proyecto – financiamiento – proveedores – transporte empresas tercerizadas – constructores – comercializadores. Aquí nos podemos dar cuenta que para que el producto final sea de buena calidad, todos y cada uno de los eslabones deben ser competitivos. Como propuesta a nivel país, proponemos que en el área agraria a nivel cultivo se deben mejorar las condiciones para producir más, mejor y a precios competitivos, al transporte se le debe dar las condiciones para que sus costos sean razonables, por ejemplo mejorar los caminos, construir un puente si se lo requiere, buenos silos de almacenamiento, con precios y calidad competitivos aseguramos mercado para la exportación. Como corolario podemos decir que cada región debiera producir no más de dos o tres productos, de modo de concentrar esfuerzos para ser competitivos y a su vez no dispersar la producción de un producto, de modo de optimizar el transporte, por lo tanto promover la especialización, impulsando de esta manera la ¡Competitividad! como la llave al éxito para el desarrollo de nuestra economía. FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://www.sibsc.com/articulos/competitividad.htm, COMPETITIVIDAD: LA LLAVE AL ÉXITO, (Consultado el día 27 de febrero del 2009). 4.2.2. IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LAS POSIBLES VENTAJAS COMPETITIVAS. Dentro de toda empresa, para poder subsistir e introducirse en el mercado, con índices de rentabilidad, es necesario buscar las ventajas competitivas que ésta tiene y potenciarlas. Aunque en ocasiones es difícil, en según que mercados, establecer cuáles son nuestras ventajas competitivas, lo cierto es que si éstas no se ven a simple vista, será necesario crearlas. Una ventaja competitiva no puede existir en sí misma, por lo que la empresa debe poner gran empeño en descubrirlas, potenciarlas y ofrecerlas al mercado. Esto se logra haciendo un análisis profundo de la competencia y sobretodo de la escala de valores de la propia empresa, y la percepción que nuestro mercado o nicho de mercado tiene para nosotros. Una ventaja competitiva es una característica que diferencia a un producto, servicio o empresa de sus competidores, por lo que para que esta característica sea llamada ventaja, tiene que ser única, diferencial, estratégicamente valorada por el mercado y sobre todo comunicada. Potenciar y difundir una ventaja competitiva, no es tarea fácil. Para empezar tenemos que situarnos tanto en la realidad de la empresa como en la realidad del mercado, y tener en cuenta, qué es lo que podemos aportar de diferente de nuestro producto o servicio, así como ver la viabilidad de éste aporte, pero sobretodo, saber en qué parte de nuestra empresa estará ubicada, y potencializarlo. Una ventaja competitiva no sólo es una característica tangible en un producto o perceptible en un servicio, sino que está también puede desarrollarse con un producto igual o similar al de la competencia, pero presentado de manera diferente, exaltando posiblemente sus canales de distribución o su precio. Una marca también puede significar una ventaja competitiva con respecto a la competencia, pues es un valor que el mercado percibe y que crea confianza. Es por ello que en muchas ocasiones algunos productos o servicios nuevos, que no precisamente son tan innovadores o diferentes, al venir con el sello de una marca, ya tienen o se benefician de la ventaja competitiva en sí mismos. Existen dentro de las compañías, infinitos ejemplos de ventajas competitivas que son aplicables en algunos productos o servicios, como por ejemplo tener una patente, el valor de marca, tener canales de distribución exclusivos, tener un departamento de I+D+I, tener procesos de producción de alta calidad, y así podría mencionar muchos más. Encontrar la Ventaja o ventajas Competitivas, es una tarea que la misma empresa tiene que ir “descubriendo”, ya que la existencia de mercados hoy día tan cambiantes, con innovaciones frecuentes, hace que las empresas deban trabajar cada día en la creación de esas ventajas competitivas, en mantenerlas, en explotarlas, y en ir buscando con más énfasis esas características que nos hacen diferentes del resto de la competencia, y sobre todo, en luchar por que esas características sean percibidas y valoradas por nuestro mercado actual y potencial, manteniéndolas el mayor tiempo posible en las mentes de los clientes o consumidores. FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://winred.com/management/ventajas- competitivas-se-crean/gmx-niv116-con4711.htm, VENTAJAS COMPETITIVAS SE CREAN. (Consultado el día 27 de febrero del 2009). ESTRATEGIA Y COMPETITIVIDAD – UNA REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE DOS FENÓMENOS DETERMINANTES EN EL ÁMBITO DE LOS NEGOCIOS Sin duda alguna, los términos estrategia y competitividad suenan complejos de entender, incluso para aquel hombre de negocios experimentado. Aquel que considera estos conceptos en su totalidad, seguro ha contemplado los diversos cursos de acción que debe tomar una compañía para incrementar su participación en el mercado, o bien, permitir un acentuado posicionamiento de sus productos en todas sus líneas de negocios. Analizar y comprender un negocio es una tarea que conlleva un esfuerzo significativo, una tarea que comprende e involucra a toda la organización. Las demandas crecientes y complejas del contexto exigen la existencia de una nueva actitud empresaria basada en una visión integrada que conjugue los aspectos económicos y no económicos (sociales, psicológicos y culturales). En términos simples, para ser exitosa, una estrategia debe apuntar a un nivel de competitividad que exceda lo meramente económico. Cualquier negocio puede rendir ganancias por un periodo de tiempo, pero ¿hasta qué punto será posible mantener un elevado perfil de negocio solamente con números sin tanto significado? La respuesta es la siguiente: a la visión ya aceptada de competitividad, entendida como fenómeno comercial y económico, debe agregarse una concepción flexible de la estrategia y de la organización, puntualmente de sus recursos humanos. Por ello, a la visión ya aceptada de la competitividad se le suma la competitividad organizacional, humana, compuesta por el esfuerzo y el trabajo del capital humano, y la responsabilidad social empresaria, un fenómeno que busca la constante creación de valor, persiguiendo al mismo tiempo el bienestar social. Siguiendo la línea de pensamiento de Armando Enrique Bertagnini, arribamos a una concepción completa y dinámica de qué debe tenerse en cuenta para formular una estrategia competitiva. Principalmente, deben considerarse 3 grupos de variables interrelacionadas: 1. La estrategia: corresponde a la política y hace a los fenómenos de poder y al compromiso de los recursos. 2. El comportamiento individual y grupal: la manifestación concreta de la cultura a nivel micro, es decir, a nivel empresario. 3. La administración como elemento racional: busca optimizar los resultados de la empresa a partir de una adecuada asignación de recursos. A partir de la interacción entre estas variables, se producen vínculos de carácter fuerte y débil. Mientras las relaciones fuertes se corresponden con lazos de profunda interdependencia, las relaciones débiles indican un grado de interdependencia menor, pero aún así suficientemente significativo. Una estrategia competitiva debe considerar los siguientes: La visión: la empresa deseada como una utopía no tan inalcanzable; la viva interacción de objetivos económicos, sociales, psicológicos a largo plazo. La misión: el espacio en donde opera la visión, es decir, de qué se trata el negocio y qué recursos técnicos y tecnológicos son empleados en el mismo. La estrategia propiamente dicha: el modo en que la empresa se vincula con los mercados, quienes son sus clientes, como llega a ellos y como compite. Comprende tanto la estrategia corporativa centrada en los grados de diversificación, internacionalización e integración de negocios y competencias, así como la estrategia específica de cada unidad de negocios. Las políticas: el marco regulador que guía el accionar de una empresa. La cultura: aquel conjunto de valores, creencias compartidas, y supuestos básicos así como las actitudes y aptitudes que los manifiestan; el leguaje, el comportamiento, y la comunicación. Los recursos intangibles: la forma de encarar la estrategia (ofensiva o defensiva, persistente o cambiante) y el alcance que esta posee, es decir, la definición del grado de diversificación deseado y la intensidad con la que interviene cada unidad de negocios en la formulación de la estrategia organizacional. Los recursos tangibles: activos fijos, bienes de cambio y dinero. La organización per sé: la estructura y su composición, el modelo de gestión entendido como aquellos criterios empleados para tomar decisiones, el rol de la informática y procesos administrativos. No existe fórmula alguna que conduzca al éxito seguro; muchas empresas no han logrado definir ni la mitad de las variables mencionadas, y aún continúan en el mercado. Si es cierto que cuanto más claro se encuentren definidas estas variables, mayor será la credibilidad organizacional de la empresa, mejor será la operatividad de sus procesos productivos y de negocios, y más logrará orientarse a objetivos específicos. Particularmente, considero que el éxito depende de cómo logramos manipular este extenso conjunto de variables; cómo logramos situar cada pieza en un tablero de ajedrez de modo en que cada una cumpla su cometido del modo esperado. Utilizando las enseñanzas de grandes maestros, teóricos y pragmáticos, considero que una estrategia competitiva será aquella que logre manipular las diversas variables descriptas y sea consistente en: A. Su conducción: cómo gestionar el comportamiento organizacional B. El modo de orientar la definición y el modelo de negocio a contextos de alta complejidad: impedir el estancamiento y la obsolencia de las buenas prácticas de negocio. C. Administrar el funcionamiento de la estructura organizacional, la toma de decisiones y el empowerment. D. Generar una adecuada interacción entre el modelo de gestión (gobierno y procesos de negocios) y los sistemas de información, para lograr la implementación efectiva de la estrategia y su retroalimentación. E. Gestionar efectivamente el cambio, identificando sus raíces, percibiendo su sentido de urgencia y administrando conscientemente sus consecuencias. Una estrategia competitiva será aquella que logre combinar estos aspectos con la totalidad de las capacidades distintivas que posee la organización, es decir, aquello que diferencia a la organización del resto y que no sólo es recurso, sino que es algo difícil de imitar y no se agota. Sería, en términos simples, ir de los recursos organizacionales (internos) al mercado (externo). Los gerentes no deben olvidar que la gestión empresaria debe no sólo mantener un esquema metodológico sólido y sistémico. Los managers efectivos pasan la mayoría de su tiempo en equipo con otras personas, tanto sus pares como sus subordinados, charlan de temas varios (relativos a la estrategia del negocio y otras cuestiones remotamente asociadas), se cuestionan constantemente, inician grandes discusiones, bromean, no intentan influenciar directamente el comportamiento de otros, trabajan largas horas con mucho esfuerzo y dedicación. Este comportamiento asistemático, en donde muchas de sus tareas no están estipuladas, resulta difícil de enmarcar, pero sin embargo, permiten la creación de valor dentro y fuera de la organización. Mejorar continuamente los elementos que componen la cadena de valor de la empresa no será una tarea sencilla, pero la interacción activa entre las principales áreas funcionales (entiéndase producción – diseño y mejora de operaciones; finanzas – contabilidad y auditoría; marketing – posicionamiento, comunicación, producto, promoción y distribución; recursos humanos – capacitación y desarrollo), facilitará este cometido. Si logramos definir una estrategia competitiva que cumpla con estas características, nos aproximaremos a lo que Kim y Mauborgne han denominado una estrategia de océanos azules. Una estrategia basada en la innovación del valor cuyo propósito sea combinar estrategias genéricas de liderazgo en costos y de diferenciación, ofreciendo productos a precios estratégicamente accesibles que aseguren la efectiva captación de valor en un espacio no explotado por el mercado. FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://www.degerencia.com/articulo/estrategia_y_competitividad_una_reflexion_critica, (Consultado el día 27 de febrero del 2009). 4.3. LA COMPETITIVIDAD POR CARACTERISTICAS. 4.3.1. DEL PRODUCTO. Un producto se considera competitivo si tiene una alta calidad, respaldada por un alto nivel de servicio y con un precio razonable para el cliente. Así, la competitividad adquiere más sentido a nivel de producto. Si una empresa tiene un solo producto y este es competitivo, entonces es correcto decir que la empresa es competitiva, pero si una empresa tiene muchos productos y algunos son competitivos o otros no los son, entonces no sería correcto decir que la empresa es competitiva. Por lo tanto, en términos rigurosos es mucho más preciso hablar de la competitividad del producto, ya que de esta manera se pueden identificar qué productos no son competitivos, para desarrollar iniciativas de mejora tendientes a mejorar su competitividad, sin afectar a los otros. En general, el cliente percibe la calidad del producto a través de una conformidad con sus especificaciones, en primera instancia esto se entiende como la consistencia entre lo que se dice que hace el producto y lo que realmente hace. En otro nivel de análisis, esto mismo se puede entender como la consistencia entre las especificaciones de diseño y los resultados de la producción. De manera similar, el cliente percibe el servicio como la disponibilidad de este en el momento que lo requiere y en las condiciones que lo solicita. El precio es percibido como la cantidad de dinero que se debe pagar por el valor que tiene el producto para el cliente en ciertas condiciones específicas. El precio del producto, independientemente del sistema de costeo que se utilice, en términos generales está constituido por el costo de producción más un porcentaje que se conoce en el medio como el margen o el beneficio para la empresa. Margen = Precio - Costo Cabe hacer notar que esta fórmula está basada en la idea de costo unitario, idea que es seriamente cuestionada por los sistemas modernos de costeo. Por lo tanto su uso en este artículo es exclusivamente para facilitar la explicación de la relación entre competitividad y rentabilidad. Los atributos competitivos de un producto, no surgen por arte de magia, son el resultado de la combinación de los factores de la producción: los materiales, la mano de obra, la tecnología y el capital. Esta combinación ocurre en los procesos, que son secuencias lógicas y ordenadas de actividades que transforman los insumos en productos. Esto se ilustra gráficamente en el siguiente esquema: FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://www.dosconsultores.com/publicaciones-rentabilidad-negocio.php, (Consultado el día 3 de marzo del 2009). 4.3.2. DE LOS SERVICIOS. Es interesante observar que el servicio y la calidad, efectivamente, son el resultado de los procesos de la empresa y, por lo mismo, son inductores de costo. Es decir, el servicio y la calidad representan un costo para a empresa (en muchos casos un costo alto). Esto es independiente de los beneficios que pueda obtener la empresa por tener una buena calidad y un bien servicio (para no herir la susceptibilidad de aquellos de pregonan que "la calidad no cuesta"). Sin embargo, de muy poco le sirve a la empresa tener excelentes niveles de calidad y servicio, si esto induce un alto costo de operación. Esta situación pone a la empresa ante un dilema o incrementa el precio o reduce su margen; pero si se incrementa el precio sin incrementar el valor para el cliente, se corre un grave riesgo; y si se reduce el margen se atenta contra el objetivo central del negocio. Este es el gran dilema de muchas empresas en México y el mundo. Este análisis permite hacer otra medición especialmente importante: La reducción de los costos en la empresa nunca fue y nunca será una moda, es una de las tareas más importantes de la gerencia. En consecuencia, la competitividad del proceso está íntimamente relacionada con la reducción de los costos, que para efectos prácticos, estos se traducen en un abanico de indicadores o métricas de desempeño del proceso, entre los que resaltan: la productividad, la eficiencia, el desperdicio, la rotación del inventario, los lead times, los paros de las máquinas, los errores en la planeación… Con base en lo anterior, no resulta difícil inferir que un proceso competitivo es un proceso capaz de ejecutar su función con el mínimo de recursos (costos y activos). Además, se hace evidente que medir la competitividad del proceso es una tarea muchísimo más compleja que medir la competitividad del producto. Afortunadamente el avance que se tiene en el campo de la medición del desempeño es considerable y es posible efectuar acercamientos bastante razonables en este sentido. No obstante, la gerencia está obligada a comprender, explicar y manejar las complejas relaciones que existen entre todos los indicadores o métricas de desempeño que describen el comportamiento de todos los procesos en la empresa. El Balanced Scorecard proporciona a la gerencia algunas herramientas prácticas para trabajar en este sentido. Para ilustrar esto, se considera que la calidad del producto está relacionada con los productos defectuosos que el proceso genera y que pueden expresarse en parte defectuosas por millón (PPM’s). De igual manera, el servicio está relacionado con las entregas a tiempo y la entrega de la orden completa. El precio, está relacionado con todos los costos inherentes al proceso, incluyendo los costos de calidad y los costos de servicio. En general, a nivel de proceso se consideran tres variables fundamentales de competitividad: la calidad, el tiempo y el costo. Cada una de estas variables puede ser desglosada en muchas otras variables más específicas, que a su vez pueden estar relacionadas unas con otras. En forma resumida esto se ilustra a continuación: Hasta aquí, se concluye que es necesario que la competitividad de la empresa sea analizada, explicada y medida a partir de la competitividad del producto y la competitividad del proceso. Ahora están dadas las condiciones para relacionar a la competitividad con la rentabilidad. Sin embargo, no hay que perder de vista que la competitividad, tanto del producto, como del proceso, no pueden ser explicadas por una sola variable. La competitividad es un fenómeno multidimensional, es decir se requieren interpretar a un conjunto de variables para juzgar la competitividad. Por este motivo y para facilitar el análisis es mejor hacer referencia a la competitividad como la capacidad de los productos o de los procesos para competir. Desde esta perspectiva, la competitividad de los procesos constituye el cimiento del éxito empresarial. Sin ningún afán "malinchista", hay que reconocer que los japoneses supieron aclarar muy bien este aspecto de la dinámica de la empresa, e indiscutiblemente constituye uno de los pilares de su éxito. Taiichi Ohno, uno de los principales artífices del Sistema de Producción de Toyota, reiteró en varios de sus escritos que "…la fuente de las ganancias en la empresa estaba en sus procesos…". Aunque esto puede parecer trivial, tiene muchas implicaciones importantes, pero principalmente, hace referencia directa a los costos y a los activos. Cabe hacer notar que en estos términos, reducir costos no significa despedir personal, significa reducir inventario, reducir tiempos de ciclo, mejorar métodos de planeación y de producción, eliminar los diferentes tipos de desperdicio, entre otros. Además, la reducción de los costos debe hacerse sin sacrificar el servicio o la calidad. FUENTE DE INFORMACIÓN: [En línea] Disponible en http://www.dosconsultores.com/publicaciones-rentabilidad-negocio.php, (Consultado el día 3 de marzo del 2009).
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