Contaminación lumínica

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DEFINICIÓN DE CONCEPTOS.
CONVECCIÓN− transporte de calor en un fluido a través del movimiento del propio fluido.
TERMORRESISTENTE− aquello que soporta temperaturas elevadas.
LONGITUD DE ONDA− distancia en metros entre dos valores máximos o nulos consecutivos de una onda.
RADIACIÓN− proceso de transmisión de ondas o partículas a través del espacio o de algún medio; el término
también se emplea para las propias ondas o partículas.
FUNDICIÓN−proceso de producción de piezas metálicas a través del vertido de metal fundido sobre un
molde hueco, generalmente hecho de arena.
LEVA− pieza de una máquina empleada para imprimir un movimiento repetitivo lineal o alternativo a una
segunda pieza, denominada palpador. Se usan, por ejemplo, para abrir y cerrar las válvulas de admisión y
escape de un motor de coche.
MICROONDAS− son ondas electromagnéticas de radio situadas entre los rayos infrarrojos y las ondas de
radio convencionales. Los hornos de microondas funcionan excitando las moléculas de agua de los alimentos,
lo que hace que vibren y produzcan calor.
MICROPROCESADOR− circuito electrónico que actúa como unidad central de proceso de un ordenador,
proporcionando el control de las operaciones de cálculo. Se usan en otros sistemas informáticos avanzados
como impresoras, coches o aviones.
PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES
SMOG− mezcla de niebla con partículas de humo, formada cuando el grado de humedad en la atmósfera es
alto y el aire está tan quieto que el humo se acumula cerca de su fuente. Reduce la visibilidad natural e irrita
los ojos y el aparato respiratorio.
REUTILIZACIÓN− La técnica, denominada reutilización de energía, permite a los satélites comunicarse con
varias estaciones terrestres mediante una misma frecuencia, al transmitir en pequeños haces dirigidos a cada
una de ellas.
OZONO− Es un gas azul pálido de olor fuerte y altamente venenoso. Se usa para purificar el agua, esterilizar
el aire y blanquear telas, ceras y harina.
FREÓN− los freones son unos compuestos altamente volátiles entre los que se encuentran el
triclorofluorometano y diclorodifluorometano.
CFC− son freones que suben por la atmósfera llegando, a los ocho o diez años, a las estratosfera y una vez
allí, al recibir la luz ultravioleta se descomponen dejando libres átomos de cloro, que destruyen el ozono.
LLUVIA ÁCIDA−Se forma cuando los óxidos de azufre y nitrógeno se combinan con la humedad
atmosférica para formar ácidos sulfúrico y nítrico, que pueden ser arrastrados a grandes distancias de su lugar
de origen antes de depositarse en forma de lluvia. Adopta también a veces la forma de nieve o niebla. Esta
forma de contaminación atmosférica se atribuye a las emisiones industriales.
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RECICLADO− eliminación de los materiales sólidos o semisólidos sin utilidad que generan las actividades
humanas y animales. Se separan en cuatro categorías: residuos agrícolas, industriales, comerciales y
domésticos.
CORROSIÓN−desgaste total o parcial que disuelve o ablanda cualquier sustancia por reacción química o
electroquímica con el medio ambiente. El ejemplo de corrosión es la oxidación del hierro.
RAYO ULTRAVIOLETA− radiaciones electromagnéticas que pueden producirse artificialmente mediante
lámparas de arco o naturalmente que proviene del Sol. Pueden ser dañinos para los seres vivos si su longitud
de onda es baja.
ONGs (organizaciones no gubernamentales)− entidades con una amplia estructura nacional o internacional y
con objetivos que pueden ampliarse mediante influencia sobre los gobiernos y los medios de comunicación.
Se ocupan de una gran variedad de cuestiones y causas.
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA−−−se ocupan ONGS−RECICLADO
LLUVIA ÁCIDA−−S+N+alta humedad−−SMOG CFC+(RAYOS ULTRAVIOLETAS)
Provoca
Afecta Afecta Afecta
Seres vivos OZONO
afectan
CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
INTRODUCCIÓN:
Luminiscencia− emisión de luz no causada por combustión y que, por tanto, tiene lugar a temperaturas
menores. Un ejemplo de luminiscencia es la luz que emiten algunas pegatinas o adhesivos que brillan en la
oscuridad después de haber sido expuestas a la luz natural o artificial. La luminiscencia es distinta de la
incandescencia, que es la producción de luz por materiales calentados.
Si bien la contaminación atmosférica por el CO2 emitido por las centrales térmicas de producción de
electricidad, las industrias y los automóviles, es la principal responsable del efecto invernadero que amenaza
el equilibrio climático de la Tierra, el uso excesivo e irresponsable de la energía eléctrica en el alumbrado de
exteriores es la causa de una nueva agresión medioambiental que amenaza ni más ni menos que con eliminar
la noche, alterando así el segundo ciclo cósmico fundamental.
Este tipo de contaminación es el brillo o resplandor de luz en el cielo nocturno producido, principalmente por
el alumbrado público y el uso de luminarias inadecuadas y/o excesos de iluminación.
La dispersión hacia el cielo se origina por el hecho de que la luz interactúa con las partículas del aire,
desviándose en todas direcciones. El proceso se hace más intenso si existen partículas contaminantes en la
atmósfera (humos, partículas sólidas) o, simplemente, humedad ambiental. La expresión más evidente de esto
es el característico halo luminoso que recubre las ciudades, visible a centenares de kilómetros según los casos,
y las nubes refulgentes como fluorescentes. Como detalle anecdótico e ilustrativo se puede mencionar el
hecho de que el halo de Madrid se eleva 20 Km. por encima de la ciudad y el de Barcelona es perceptible a
300 Km. de distancia, desde el Pic du Midi y las sierras de Mallorca. En condiciones normales, los navegantes
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podrían ir de Mallorca a Barcelona de noche, simplemente guiándose por el resplandor del halo.
Las neblinas y el cielo turbio potencian el efecto hasta el extremo de crear una capa de color gris o naranja
que toma la forma de una nube luminosa sobre las ciudades
Esta contaminación supone un gasto energético innecesario, por lo que aparece un incremento en las facturas
de los Ayuntamientos (unos 2500 millones de Pta / año). Otras de las consecuencias son el deslumbramiento
de los conductores y peatones, particularmente de las personas ancianas que, por sus problemas de visión, son
especialmente sensibles al exceso de iluminación, o la intromisión en la vida privada de las personas al
iluminar las fachadas y ventanas de los edificios con la luz no dirigida hacia el suelo. En cuanto a efectos
medioambientales destaca la agresión al frágil ecosistema nocturno y la agresión a las aves. También existe
una Contaminación ambiental por residuos sólidos: según un estudio de la UPC en España se tiran a los
vertederos de forma no controlada unos 800 Kgs. de mercurio al año procedentes de las lámparas.
Interfieren, cuando no impiden, las investigaciones en astrofísica y las actividades de los astrónomos
amateurs.
Provoca la alteración del ciclo reproductivo de determinadas especies (insectos, especialmente).
. Y por último el hecho de la pérdida de la visión del cielo estrellado. Ya que el hecho de que cada vez se vean
menos estrellas no quiere decir que estas estén desapareciendo, ni muchísimo menos, es el cielo que cada vez
es más brillante debido a la dispersión de luces de las ciudades en la atmósfera.
Todo esto es lo que llamamos polución lumínica.
¿CÓMO PODRÍA SOLUCIONARSE EL PROBLEMA?
Una buena iluminación permite:
• Ahorro de energía.
• Mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
• Aumento de la seguridad, un exceso de luz o una luz mal dirigida deslumbra o puede provocar
accidentes. También puede ser un factor de inseguridad ciudadana.
• Una mejor adaptación de la luz a la iluminación ambiente; una mejor visión.
• Enviar la luz allí donde es necesario y evitar sombras indeseadas.
En primer lugar, es conveniente adecuar los niveles de iluminación a las recomendaciones dadas por el
Comité Español de Iluminación.
Utilizar lámparas de sodio de baja presión dado que consumen:
5 veces menos que las lámparas incandescentes,
.2 veces menos que las lámparas de mercurio,
.5 vez menos que las sodio de alta presión y fluorescentes.
Utilizar lámparas de bajo consumo y de luz roja en escaparates y rótulos publicitarios.
Usar proyectores de pantallas asimétricas para iluminar amplias superficies, siempre que sea posible. Son un
25% más eficientes en términos de iluminación.
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Otras sugerencias serían eliminar los obstáculos a las luminarias, lo que no es otra cosa que reducir una parte
de los árboles que acompañan las calles, y así la luz, en lugar de encontrarse con las ramas y el follaje, podría
llegar directamente al suelo, por lo que se podría prescindir de iluminación.
También es importante mencionar la necesaria modificación y retirada paulatina de todas las luminarias
esféricas, tipo globo. Este tipo de luminarias son las de menor rendimiento energético ya que más del 50% de
la luz se pierde hacia el cielo, y al final apenas ilumina el suelo, que sería lo suyo. Por esto seria conveniente
mejorar el diseño de las farolas de tipo antiguo que no lancen la luz hacia el cielo. Al igual que la iluminación
que reciben muchos monumentos, edificios artísticos, anuncios, escaparates, etc, que su luz debería ir de
arriba hacia abajo. Además este tipo de iluminación convendría apagarla, en invierno, a las 23:00h y en
verano 24:00h.
Entre los procedentes de la iniciativa valenciana para impedir la contaminación lumínica se encuentra la ley
de Protección de la Calidad del Cielo, aprobada en Canarias, que en los últimos años ha permitido controlar de
forma racional la expansión del alumbrado, mediante la instalación de luminarias adecuadas para los usos
urbanos y compatibles con la observación del cielo
El astrofísico y director del Observatorio Astronómico, Vicent Martínez, también recomienda a la Generalitat
que declare el cielo bien de interés cultural, y expone en su informe de apoyo a la iniciativa que el problema
de la contaminación lumínica ya no afecta únicamente a las ciudades, sino que la dispersión de la luz causada
por la atmósfera facilita su expansión a grandes distancias. «Más de la mitad de los europeos −afirma
Martínez− no pueden ver la Vía Láctea desde sus lugares de residencia, y la belleza del cielo nocturno, con
sus implicaciones, ha dejado de ser patrimonio colectivo».
El director del observatorio puso como ejemplo para solucionar el problema la ley recientemente aprobada en
Cataluña, en la que se establece un equilibrio entre la iluminación nocturna como requisito imprescindible
para la habitabilidad de las zonas urbanas modernas y la necesidad de frenar los diseños y usos de luminarias
inadecuadas que tienen consecuencias perjudiciales para la biodiversidad.
Aunque este hecho también afecta a otros centros de observación españoles, los astrónomos valencianos
tienen un problema concreto en el Centro Astronómico del Alto Turia (CAAT), gestionado por la Universitat
y la Asociación Valenciana de Astronomía. Desde el CAAT, que se halla en Aras de los Olmos, a 1.300
metros de altitud, los arcos lumínicos de Valencia y Madrid son perfectamente visibles por encima del
horizonte, pese a la lejanía de ambas ciudades.
CONSECUENCIAS IMPORTANTES
La intrusión lumínica se produce cuando la luz artificial procedente de la calle entra por las ventanas
invadiendo el interior de las viviendas. Su eliminación total es imposible porque siempre entrará un cierto
porcentaje de luz reflejada en el suelo o en las paredes, pero de aceptar esto a tener que tolerar como
inevitables ciertos casos aberrantes de descontrol luminotécnico, como poner globos sin apantallar frente a las
ventanas, o iluminar fachadas con potentes focos, hay un abismo. Al no existir conciencia ciudadana de que
esto es una nada sutil forma de agresión medioambiental, nadie piensa en denunciarlo, excepto en casos
contados de protestas multitudinarias de vecinos. El grado de afectación de la luz artificial sobre el hombre,
parece apuntar hacia una conexión entre el uso de bombillas de Vapor de Mercurio (luz blanca) y la
exteriorización de mayores índices de agresividad.
Si los ciclos corporales están en sintonía con los ciclos naturales de la luz, la presencia de ésta en el ambiente
durante el sueño puede ser causa de alteraciones todavía no completamente identificadas. Recientemente, se
ha descubierto que el uso de luces tipo "led" en habitaciones de niños pequeños es desaconsejable porque
produce alteraciones en el sueño. Ahora bien. Hay un caso de trastorno evidente: el de aquellas personas que
en verano necesitan imperiosamente abrir la ventana para dormir y no pueden hacerlo si tienen la desventura
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de tener un foco luminoso frente a ella: sueño inquieto, ausencia de reposo, insomnio, cansancio y
nerviosismo son las consecuencias más usuales.
El deslumbramiento se origina cuando la luz de una fuente artificial incide directamente sobre el ojo, y es
tanto más intenso cuanto más adaptada a la oscuridad esté la visión. Al ser éste un efecto indeseado, toda la
luz que lo origina no se aprovecha, cosa que no sólo es un despilfarro, sino que constituye un elemento
evidente de inseguridad vial y personal. El modelo luminotécnico vigente prima el deslumbramiento porque
se basa en la falsa concepción de que el exceso de luz incrementa la visibilidad y los ciudadanos,
inconscientes de ello, demandan más luz a los responsables públicos, en la creencia de que su seguridad
personal aumenta con el exceso. Al final resulta todo lo contrario: una persona deslumbrada carece de
seguridad, se mire por donde se mire: es vulnerable a las agresiones físicas y también ve mermada su
capacidad de respuesta en la carretera al no poder su ojo percibir los detalles inmediatos. Exceso de luz mal
dirigida y buena visibilidad son términos opuestos.
Todo el mundo ha experimentado lo que sucede cuando pasamos de un ámbito muy iluminado a otro
totalmente oscuro: necesitamos tiempo para adaptarnos a la oscuridad y pasamos de no ver nada en absoluto a
percibir, primero, formas inconcretas; después formas más específicas y, finalmente, detalles menores y
distintos niveles de brillo en ellos. Al estar situados los bastones en los alrededores de la retina, su máximo
rendimiento se obtiene cuando observamos indirectamente los objetos, lo que se denomina visión lateral. Algo
parecido sucede cuando pasamos repentinamente de la oscuridad a la luz muy intensa: quedamos
deslumbrados y durante un cierto tiempo no tenemos la agudeza visual necesaria para percibir los objetos con
nitidez, con lo que nuestra capacidad de respuesta frente a los obstáculos se ve muy mermada hasta que no nos
adaptamos a la luz. Ambas situaciones se producen cuando salimos de un entorno urbano muy iluminado a
una carretera oscura o cuando, procedentes de ella, llegamos al entorno urbano. A nadie se le ha ocurrido
aplicar la idea de progresividad en el alumbrado de estas zonas. Un alumbrado ideal sería aquél que
disminuiría paulatinamente el nivel de luz en dirección saliente, dando al ojo un mínimo tiempo para empezar
a adaptarse a la oscuridad. En sentido contrario, el sistema sería igualmente adecuado.
El alumbrado de carreteras representa un punto crítico en esta cuestión. Se tiende a iluminar con exceso de
potencia el mayor número posible de tramos de carretera, en la creencia de que ello supone un aumento de la
seguridad vial. Habría que ver los estudios estadísticos sobre siniestralidad nocturna en carreteras iluminadas
y no iluminadas para poder evaluar con equidad la conveniencia de hacerlo o no. Porque hay algo que sí es
evidente: los conductores corren más en los tramos iluminados y esto supone un incremento del factor de
riesgo velocidad. Por otra parte, a veces se instalan en carreteras de circulación densa y autopistas puntos de
luz con luminarias incorrectamente apantalladas que deslumbran y, sorprendentemente, no se ve en ello un
factor de inseguridad. Finalmente, tampoco nadie se preocupa del enorme deslumbramiento que suponen las
instalaciones privadas o públicas situadas en las inmediaciones de la carretera: campos de deportes con
proyectores apuntando directamente a ella y focos exteriores de industrias o de particulares con la misma
orientación inadecuada, son un espectáculo común en nuestras vías de circulación
El sobreconsumo, finalmente, es la consecuencia indeseada e inevitable de los factores anteriormente
descritos. Si éstos se evitaran, ahorraríamos porcentajes mínimos de un 25% en la factura de la luz,
pudiéndose alcanzar porcentajes mayores del 40% en ciertos casos, si existiera la voluntad de utilizar
lámparas de sodio de baja presión y se hiciera una fuerte apuesta por rebajar potencias en las luminarias.
Porque lo cierto es que hasta el presente ha existido una especie de contubernio entre las compañías eléctricas
y los fabricantes de luminarias y de bombillas, por el cual unos y otros han hecho del exceso de consumo su
principal negocio. Las eléctricas porque mayor consumo equivalía hasta ahora a tener un mayor beneficio y
los fabricantes de bombillas y de luminarias porque cuanto mayor sea la potencia que se instale, tanto más se
encarece el producto, reduciéndose, además, su vida útil. Por razones coyunturales, ahora el negocio parece
desplazarse hacia la política de ahorro en el consumo, por lo cual, en principio, no existe aparente oposición
por su parte a reducir la contaminación lumínica. Por otro lado, la exigencia de ofrecer al mercado nuevas
luminarias no contaminantes y lámparas más eficientes, puede suponer, incluso un revulsivo para la
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competitividad del sector.
Provoca también un abuso de los recursos naturales, un sobreconsumo de combustibles fósiles, energía y
recursos. Mucho más de lo que realmente necesitamos.
El alumbrado público no es el único responsable de la contaminación lumínica. Cualquier iluminación
proyectada al exterior, como la luz que sale por las ventanas, los rótulos, los escaparates, etc., es también un
contaminante lumínico. Tampoco se tiene en cuenta que la dirección de la luz del alumbrado privado debe ir
de arriba a abajo, hacia el suelo. Y cada vez es más intensa y habitual, en la sociedad desarrollada, la
luminaria privada con afectación al exterior.
La proyección de luz en el medio natural origina fenómenos de deslumbramiento y desorientación en las aves,
y una alteración de los ciclos de ascenso y descenso del plancton marino, lo que afecta a la alimentación de
especies marinas que habitan en las cercanías de la costa. Crea desequilibrios y tensiones que facilitan la
aparición de plagas, el empobrecimiento genético de poblaciones y extinciones. También incide sobre los
ciclos reproductivos de los insectos, algunos de los cuales han de atravesar notables distancias para
encontrarse y no pueden pasar por las "barreras del luz" que forman los núcleos urbanos iluminados. Se
rompe, además, el equilibrio poblacional de las especies, porque algunas son ciegas a ciertas longitudes de
onda de luz y otras no, con lo cual las depredadoras pueden prosperar, mientras se extinguen las depredadas.
Finalmente, la flora se ve afectada al disminuir los insectos que realizan la polinización de ciertas plantas.
Aunque es algo no estudiado todavía, resulta palpable que esto podría afectar a la productividad de
determinados cultivos.
En otro orden de cosas, la emisión indiscriminada de luz hacia el cielo y su dispersión en la atmósfera
constituyen un evidente atentado contra el paisaje nocturno, al ocasionar la desaparición progresiva de los
astros. Algunos de ellos no tienen un brillo puntual como las estrellas, sino que son extensos y difusos (las
nebulosas y las galaxias) y, por esta razón, son los primeros en resultar afectados. Su visión depende del
contraste existente entre su tenue luminosidad y la oscuridad del fondo del cielo. Al dispersarse la luz, éste se
torna gris y estos objetos desaparecen. El ejemplo más notable de esta especie de "asesinato celeste" lo
constituye la desaparición total de la visión del plano de la Vía Láctea, nuestra galaxia, desde los entornos
urbanos. Hay que alejarse mucho de los núcleos habitados para encontrar cielos lo suficientemente oscuros
como para poder observarla en toda su magnificencia y, en la práctica, no creo que haya más de uno o dos
lugares en Cataluña que sean todavía casi vírgenes.
Surge el peligro a perder la noche estrellada, al incrementarse más y más el brillo del cielo, acaban por
desaparecer también, de forma progresiva, las estrellas, con lo que, al final, solamente las más brillantes,
algunos planetas y la Luna resultan visibles en medio de un cielo urbano que es como una neblina
gris−anaranjada. Si consideramos que en condiciones óptimas, nuestro ojo alcanza a distinguir estrellas hasta
la sexta magnitud, lo cual supone poder alcanzar a ver unas 3.000 en verano, podremos juzgar con equidad la
magnitud de lo que nos perdemos.
GRÁFICOS Y FOTOS:
LAS LAMPARAS MENOS DAÑINAS PARA LA ASTRONOMIA SON LAS MAS EFICACES DEL
MERCADO. LAS MAS NOCIVAS SON LAS QUE EMITEN EN EL ULTRAVIOLETA, PUES ESTAS
LONGITUDES DE ONDA SON LAS QUE MAS FUERTEMENTE SON ESPARCIDAS POR LA
ATMOSFERA Y NO TIENEN UTILIDAD LUMINOTECNICA.
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LAS MENOS PERJUDICIALES SON LAS DE VAPOR DE SODIO DE BAJA PRESION AL EMITIR
PRACTICAMENTE EN UNA ESTRECHA LINEA DEL ESPECTRO, DEJANDO LIMPIO EL
RESTO DEL MISMO. ESTAS ULTIMAS LAMPARAS SON LAS MAS EFICACES
CONSUMIENDO, PARA UN MISMO PAQUETE LUMINOSO, 5 VECES MENOS QUE LAS
INCANDESCENTES, 2,2 MENOS QUE LAS DE MERCURIO Y 1,5 VECES MENOS QUE LAS DE
VAPOR DE SODIO DE ALTA PRESION Y FLUOROSCENTES.
Adaptación de lámparas para evitar la contaminación:
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Tipos de luminarias contaminantes:
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Gráfico de las normas de alumbrado:
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Madrid y la Contaminación Lumínica
El pasado diciembre ha supuesto un lamentable récord en la red de medición de contaminación de Madrid
capital en lo referente a la concentración de partículas en suspensión PM1O y en dióxido de nitrógeno NO2.
Ecologistas en Acción culpa a la Concejalía de Medio Ambiente, responsable de la calidad del aire en Madrid,
de no informar a la población y no tomar medidas.
La polución lumínica en Madrid tiene unas características particularmente notables que la diferencian incluso
de otras grandes capitales del mundo.
Con sólo alejarnos unas decenas de kilómetros de las capitas, podremos observar encima de la ciudad un
inmenso globo azul de unos 20 Km. de altura y unos 40−50 Km. de anchura. Este globo, visible incluso a 300
Km. de distancia, no es más que la luz no necesaria, o lo que es lo mismo, no utilizada y perdida hacia el
cielo. Además impide la observación y el estudio del cielo estrellado.
El exceso de iluminación de la ciudad crece paulatinamente debido a que se están duplicando las luminarias
existentes con otras, de tipo esférico, en las calles de Madrid.
En algunas de las calles de la capital el nivel de luz es tan intenso que se están produciendo deslumbramientos
de los conductores y de los peatones.
En los pueblos de los alrededores de Madrid el nivel de luz aumenta poco a poco, siguiendo la política de
igualar el nivel de luz de la ciudad para estar a su altura, y por lo tanto el efecto es multiplicativo.
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CASOS DE CONTAMINACIÓN LUMÍNICA EN LA COMUNIDAD DE MADRID:
Hace un tiempo en la Comunidad de Madrid, en el Parque Empresarial de las Rozas para ser más concretos, se
inauguró un centro de ocio y diversión llamado Heron City.
Su espectáculo era un show de luces (más de 150.000 watios) iluminando el cielo con grandes cañones de luz.
A pesar de algunas peticiones los representantes del centro no quisieron apagar los proyectores que se podían
ver a más de 30 kilómetros de distancia.
Ante esto se presentó una denuncia por parte de la Agrupación Astronómica de Madrid. Estos pedían la
intervención de la Consejería de Medio Ambiente, en este caso de contaminación del cielo.
Los motivos que ocasionaron este movimiento eran el hecho de que el lanzamiento al cielo del flujo lumínico
producido por el alumbrado de 150.000 watios, encendidos todas las noches hasta altas horas de la madrugada
constituían un derroche energético. Tan sólo el consumo y el mantenimiento de esa instalación superan los 10
millones al año.
La contaminación lumínica impedía contemplar el cielo por lo que solo quedaba la posibilidad de hacerlo en
un radio de muchísimos kilómetros. El artículo 45 de la Constitución española protege el derecho a un cielo
limpio sin contaminación.
Los enormes chorros de luz producen problemas en las aves en sus desplazamientos migratorios,
produciéndose una gran mortandad entre esta, al perder la orientación y chocar contra obstáculos debido al
intenso y cegante deslumbramiento.
Por último se destaca el peligro que supone para la seguridad vial, que constituye este tipo de chorros que
llaman la atención y distraen a los conductores que circulan por las vías cercanas.
Derroche energético y contaminación lumínica producida por Iberinco en San Lorenzo de El Escorial.
En San Lorenzo del Escorial, se solicito que se corrigiera el elevado nivel de derroche energético y de
contaminación lumínica del nuevo alumbrado ornamental del Monasterio de El Escorial, realizado
recientemente por Iberdrola Ingeniería y Consultoría (Iberinco), para Patrimonio Nacional, y cuyo
mantenimiento y consumo eléctrico se sufraga con dinero público. Este derroche, manifestado en un gran
globo de luz inútil sobre San Lorenzo y la sierra del Guadarrama, incumple de forma grave la normativa
actual de alumbrado: (normas CIE 126 del Comité Internacional de Alumbrado de 1997. Guía del Comité
Español de Iluminación de Marzo de 1999, y sobre todo la Guía Técnica de Eficiencia Energética en
Iluminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Marzo de 2001).
Deficiencia encontradas en el alumbrado ornamental del Monasterio de El Escorial.
1) Para el alumbrado ornamental se han usado masivamente reflectores simétricos tipo caja con posición
horizontal de la lámpara (250 watios). Este tipo de luminaria emite la gran mayoría de su flujo lumínico en un
haz de 120º, aunque subsiste un moderado flujo lumínico hasta los 150º, debido a que el reflector se aparta de
la forma parabólica. Además el eje óptico de la mayoría de proyectores permanece paralelo al suelo o incluso
con elevaciones respecto al mismo de hasta 30º. Para iluminar la parte más alta del edificio se han colocado
proyectores cónicos tipo embudo, los cuales al carecer de visera paralúmen, lanzan una gran parte de su flujo
directamente al cielo.
Fachada principal: Los proyectores se sitúan a unos 60 metros del edificio, siendo la altura de la fachada del
orden de unos 30 metros. Esto significa un ángulo de 30 grados desde la batería de proyectores. Si el haz de
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los mismos sale con una abertura de 120º, se obtiene un flujo al hemisferio superior, por encima del edificio
de un 30%, para los proyectores con el eje óptico paralelo al suelo, y casi un 50% para los que están
inclinados 20−30º por encima de la horizontal.
Fachada lateral: La distancia a los proyectores desde la fachada es de 45 metros y la altura de la misma
levemente inferior, por lo que los porcentajes de flujo al cielo de un 30 y un 50% se mantienen.
Resto de proyectores: La colocación en el tejado para el alumbrado de la cúpula central, torrespresenta un
mayor flujo perdido, dada la baja altura del objeto a iluminar y la gran inclinación hacia el cielo de los
proyectores.
Deslumbramiento y luz molesta: La instalación del alumbrado ornamental se ha realizado colocando hasta 12
proyectores por soporte. Estas torres se sitúan en las aceras de la calle de Juan de Borbón y Wattemberg, a
más de 50 metros de edificio. Constituyen un foco altamente deslumbrante para las personas que pasean por
la zona peatonal contigua al Monasterio, e incluso en zonas más distantes. Al carecer de cualquier medida
protectora, se produce un grave incumplimiento de las recomendaciones sobre limitación de luz molesta
descritas en la CIE 126, y en la Guía del Comité Español de Iluminación de Marzo de 1999.
Seguridad: Los soportes con múltiples focos llegan a tener una potencia instalada de varios miles de watios, y
se encuentran en la acera, al alcance de cualquier persona. Carecen de diferencial y albergamos dudas sobre si
existe una adecuada puesta a tierra mediante largas picas de cobre enterradas en el suelo, ya que la instalación
se ha hecho sobre los soportes existentes con anterioridad. Para su información, debido al elevado número de
accidentes por electrocución en la vía pública, se está procediendo a colocar diferenciales en los báculos con
potencia de 400 o más watios de distintas ciudades de la Comunidad. (Calles Gran Vía y Alcalá por ejemplo)
Soluciones: El proyecto realizado por Iberinco se mueve en la dirección de favorecer el derroche energético
con una inversión mínima, y está en línea con anteriores realizaciones financiadas por Iberdrola (Catedral de
Sigüenza, Iglesias del Camino de Santiago) Resulta inaceptable utilizar para estos alumbrados de edificios tan
distantes, proyectores con haces lumínicos tan abiertos, y encima no colocarles viseras paralúmenes, lo que
reduciría de forma notable la contaminación lumínica y el deslumbramiento. A nuestro juicio deberían
reemplazarse los actuales focos por otros de haz concentrado dotados con rejilla paralúmenes. Esto permitiría
reducir la potencia instalada de la lámpara a la mitad, al utilizarse en el alumbrado del edificio, todo el flujo
perdido ahora al lanzarse al cielo. Todo ello reduciría de forma importante el consumo energético, las
molestias a los vecinos y los costes de mantenimiento. El Ministerio de Ciencia y Tecnología subvenciona
hasta con un 70%, las inversiones de mejora de la eficiencia energética en alumbrado (ver folleto adjunto).
Para el caso en que no se acometa el cambio total de luminarias deben dotarse al menos las actuales con
rejillas y viseras paralúmenes y apagar o bajar el ángulo de los proyectores con mayor índice de
contaminación lumínica. También deben corregirse los problemas de deslumbramiento. Finalmente debe
procederse a dotar a las torres situadas en aceras de una adecuada puesta a tierra si no la tienen, y diferencial,
que garantice la seguridad de los peatones
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