Contaminación electromagnética

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Santo Tomás CFT.
RADIACIONES IONIZANTES Y NO IONIZANTES
SALUD OCUPACIONAL
Septiembre, 28 de 2004
Introducción
La población mundial, o mejor dicho, las grandes industrias del planeta, es generadora de una amplia gama de
campos electromagnéticos, que van desde los de alta frecuencia como antenas de radio y televisión, radar,
microondas, telefonía celular, hasta los de muy baja frecuencia como las líneas de alta tensión, pantallas de
ordenadores, redes eléctricas, etc.
Gran parte de las actividades de muchas personas suelen desarrollarse en ámbitos donde los electrodomésticos
y los aparatos eléctricos abundan, permaneciendo gran parte del día bajo la influencia de innumerables
campos de radiación de este tipo. Ocurre, entonces, que la población vive rodeada de campos magnéticos.
Durante los últimos treinta años la densidad electromagnética del ambiente se ha multiplicado generando un
nuevo tipo de polución, intangible e inmaterial, denominada "contaminación electromagnética".
Desde hace años, la ciencia estudia los efectos biológicos que ejercen sobre el ser humano y los distintos seres
vivos los campos magnéticos, ya que el magnetismo, como fenómeno físico, convive desde siempre en
perfecta armonía con los organismos vivos. En verdad, la Tierra es un gran imán. Las actividades orgánicas
están marcadas por imperceptibles pulsos eléctricos en los que intervienen partículas elementales, que poseen
cargas negativas o positivas que se ven afectadas por cualquier campo magnético.
Las radiaciones se dividen en dos tipos:
• Ionizantes, capaces de arrancar electrones de los átomos que atraviesan, incluso los que forman las
células humanas−, como los rayos X y Gamma, bombas atómicas, etc., cuyos efectos son bien
conocidos.
• No ionizantes, en las que están comprendidos los infrarrojos, las microondas y las radiaciones de
telecomunicaciones.
A pesar de que durante las últimas décadas se han realizado numerosos estudios e investigaciones en todo el
mundo, los efectos provocados por las radiaciones no ionizantes se encuentran todavía en el campo de la
discusión científica, en la que algunos denuncian riesgos y efectos en el ser humano y otros los contradicen,
quedando en duda aún cuál es la dimensión real del fenómeno y el verdadero alcance de los efectos de este
tipo de radiaciones en el ser humano.Las líneas eléctricas generan un campo electromagnético artificial.
Médicos y científicos del mundo, principalmente británicos, están solicitando una investigación
gubernamental acerca de la relación que pudiera existir entre un aumento significativo en el riesgo de contraer
distintos tipos de cáncer, incluyendo la leucemia, asociado con la cercanía a las más poderosas torres de
transmisión de televisión de Gran Bretaña.
El riesgo es una controversia, pero sin embargo algunos lo admiten en forma fehaciente. En la Unión Europea,
por ejemplo, todos los electrodomésticos y los equipos eléctricos y electrónicos tienen un control de
emisiones con un doble propósito: evitar las interferencias electromagnéticas, asegurar el buen
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funcionamiento de los equipos, y proteger a las personas de las potenciales afecciones producidas por dichas
radiaciones. La acumulación de estas emisiones genera un fenómeno que se ha dado en llamar "electrosmog".
Algunos investigadores afirman que por arriba de un determinado umbral y por efecto acumulativo, las
radiaciones pueden desencadenar enfermedades autoinmunes, alergias, fatiga crónica, anemias, trastornos del
sistema nervioso y hasta distintos tipos de cáncer. En tal sentido existen normas internacionales de control de
emisiones
Asimismo, varios estudios han demostrado que en los organismos superiores incluyendo al hombre, existen
magnetosensores específicos. La glándula pineal sería la sede somática donde se produciría la detección y la
transmisión de la información magnética. Esta glándula, además, actúa como un transductor neuroendocrino
por la sensibilidad que posee para determinados estímulos físicos como la temperatura, la luz y en especial el
magnetismo. Estos estímulos pueden activar la síntesis de neurotransensores de enorme importancia en la
actividad del sistema nervioso y productos hormonales como la melatonina u hormona pineal.
Al respecto, la OMS realiza actualmente una investigación para disipar las dudas sobre los riesgos de
contaminación electromagnética, cuyos resultados se conocerán en el 2002. En la vida diaria usamos infinidad
de equipos productores de radiaciones.
Además, las interferencias electromagnéticas generadas entre distintos equipos hace que se deba tener en
cuenta si existe entre los mismos compatibilidad electromagnética; es decir, la capacidad de equipos eléctricos
o electrónicos para funcionar en forma satisfactoria en un mismo ambiente. Cuando esto no sucede, las ondas
electromagnéticas emitidas por un aparato interfieren sobre la electrónica de otro generándole defectos de
funcionamiento.
Los tiempos que vivimos imponen la necesidad de equilibrar los posibles desajustes en el ambiente que se
derivan del desarrollo tecnológico. Debemos tomar como premisa que la expansión y progreso económico no
es un fin en sí mismo, sino que debe estar al servicio del hombre y por lo tanto permitir atenuar desequilibrios
y traducirse en mejora de la calidad de vida. En este sentido creemos que la cuestión pasa por aprender a
convivir con la, cada día más avanzada, tecnología, no siendo la opción rechazarla, sino aprender a utilizarla
bien minimizando los riesgos. En los últimos años hemos presenciado un incremento del desarrollo y uso de
dispositivos que emiten las denominadas radiaciones no ionizantes(RNI), como las denominaremos a partir de
ahora, se aplica a un grupo particular de radiaciones electromagnéticas dentro del espectro electromagnético,
pero también incluye ultrasonido como onda mecánica.
Para entender la diferencia, las radiaciones ionizantes(RI), son aquellas, cuyo efecto más importante, según el
mismo término lo describe, es la ionización de la materia, debido a su longitud de onda más corta y por ende
más energéticas. A modo de ejemplo, mencionaremos entre ellas a la Radiación X, la Radiación Gamma y a la
Radiación Cósmica. Los riesgos asociados con el uso de la Radiación X y Gamma, tanto en sus aplicaciones
médicas, nucleares como industriales han sido estudiados con mucho detalle y sus efectos son bien conocidos
pudiendo ser de extrema gravedad y como consecuencia de ello, han merecido una preocupación especial,
desarrollándose toda una disciplina de Protección Radiológica. Así, se han elaborado Normas de Seguridad y
establecido los Límites de Exposición para proteger tanto a las personas que por su tarea están expuestas a
ellas, como al público en general y al paciente cuando se trata de exposiciones médicas.
A diferencia de las anteriores las radiaciones no ionizantes RNI, no llevan asociada una energía suficiente
para producir el proceso de ionización arriba mencionado, causa de los efectos no deseables
Debemos entender que existen dos tipos de riesgos, los aceptables y los no aceptables. Toda la actividad
humana implica un riesgo. El uso de las radiaciones electromagnéticas no ionizantes también implica un
riesgo, que además de ser aceptable, es significativamente menor que el de las ionizantes, siempre y cuando se
respeten las normas nacionales e internacionales que establecen los valores máximos de exposición al ser
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humano. Si no se respetan dichas normas, esto podría ser motivo de preocupación ya que las manifestaciones
de las RNI también podrían generar daños de distinta magnitud según el grado y tiempo de exposición.
Las radiaciones electromagnéticas no ionizantes abarcan prácticamente todo el espectro electromagnético.
Dichas radiaciones no pueden ser percibidas por los sentidos humanos, a menos que su intensidad alcance
valores suficientemente grandes como para manifestarse a través de sus efectos térmicos.
El sol es una de las fuentes de energía más importante de las RNI. A su vez éstas se clasifican en dos grandes
grupos: Radiación Óptica (RO) y Campos Electromagnéticos (CEM) de Radiofrecuencias.
La exposición en general causada por fuentes artificiales de radiofrecuencia, incluyendo microondas, ha
crecido más que exponencialmente en la última década. Entre las principales fuentes se pueden citar el
extenso espectro de telecomunicaciones, informática, emisoras radiales y TVs, generación y transporte de
energía eléctrica, usos industriales, uso en medicina, investigación, educación y artículos del hogar entre
otros.
La denominada contaminación electromagnética comenzó a ser la preocupación no sólo de las autoridades,
sino también ha creado inquietud en los trabajadores expuestos a la misma por su ocupación y al publico en
general. Además de los simples problemas de ingeniería como interferencias en las comunicaciones, también
pueden quedar afectadas, por esa misma radiación, el funcionamiento seguro y eficiente de algunas
instalaciones médicas. En las últimas décadas ya se tienen antecedentes, aunque escasos todavía, sobre los
efectos en los seres humanos debidos a exposiciones prolongadas, agudas y accidentales.
No obstante surgen dudas sobre cuán serios pueden ser los problemas causados por las RNI ya que de muchos
estudios epidemiológicos solo se puede inferir una relación demasiado débil entre la exposición y el efecto
supuestamente causado por las RNI.
Para completar las conclusiones sobre los efectos de las RNI aún se requiere finalizar estudios
epidemiológicos a gran escala. La necesidad de cooperación internacional es imprescindible para finalizar con
éxito esa tarea. La Organización Mundial de la Salud/ Oficina Panamericana de la Salud OMS/OPS, está
coordinando y recibiendo la información sobre este aspecto, debiendo recopilar los datos obtenidos para este
año. La conclusión de esta etapa será decisiva y permitirá fijar una recomendación base de una normativa
internacional, que se sumará a las existentes, para la protección de los trabajadores y de la población en
general.
Con los límites establecidos por las normas vigentes, aceptables hoy día y las normas por venir y con el fin de
llevar tranquilidad al momento de instalar fuentes de RNI, se podrá solicitar apoyo de reconocidos
laboratorios de medición y dosimetría de referencia y de campo, para corroborar los niveles de exposición
debidos a dichas fuentes. El fin de la prospección electromagnética es por lo tanto evaluar los valores de
campo eléctrico E, magnético H, y potencia o densidad de potencia P, y poder comparar estas mediciones con
los niveles permisibles preestablecidos por las normas.
Aun hay grandes lagunas en la investigación de las radiaciones no ionizantes.
Un buen proyecto práctico sería establecer los mecanismos para llevar adelante la creación de un laboratorio
especializado y reconocido a nivel nacional o regional, el que daría referencia a otros laboratorios de campo
para asegurar la exactitud y precisión de las mediciones a realizar. Este punto es especialmente sensible a la
opinión pública para garantizar la imparcialidad y profesionalidad en este tema.
El espectro de las RNI se divide básicamente en cinco regiones que a su vez se subdividen por razones
prácticas en otras subregiones. Los rangos de estas divisiones no necesariamente son exactos y por diversas
razones así tenemos: radiación ultravioleta UV, radiación visible Luz, Láseres, radiación infrarroja IR,
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radiofrecuencias RF. Estas últimas incluyen las microondas MO.
La Radiación Ultravioleta tiene uso difundido en la esterilización de instrumental y determinado equipamiento
médico como también para la generación de un ambiente estéril. Últimamente el aumento de fuentes
industriales de UV ha creado preocupación en los trabajadores con fuentes de UV abiertas. El máximo riesgo
corresponde a la exposición del ojo y de la piel. Cataratas y el cáncer de piel son las manifestaciones más
conocidas por la exposición inadecuada a estas radiaciones. El grupo de mayor riesgo está constituido por los
trabajadores que sufren prolongadas exposiciones al sol y para los cuales debería tenerse especial
preocupación en cuanto a las medidas de protección.
Los Láseres pueden abarcar además del espectro visible, el de UV excímeros y también el de IR CO2. Hasta
el siglo pasado la fuente principal ha sido el Sol, que no ha sido considerado demasiado peligroso ya que el
propio organismo humano cuenta con mecanismos de autodefensa y con el desarrollo de pigmentación
adecuada. La aparición cada vez más extensa de las fuentes artificiales hace que el problema de protección sea
de urgente aplicación.
Las radiofrecuencias RF, incluyendo microondas MO, abarcan un espectro desde 0.3 MHz hasta 300 GHz,
correspondiendo a longitudes de onda de 1.000 m hasta 1 mm respectivamente. La telefonía móvil, tanto la
analógica o celular, como la digital PCS, y la futura tercera generación 3G, anunciada en Europa como la
Tecnología UMTS. Universal Mobil Telecommunications Systems, se enmarcan dentro de este espectro.
El rango de Radiofrecuencias RF propiamente dichas a su vez se suele clasificar en las siguientes
subdivisiones:
Este es el espectro donde predominan las comunicaciones radiales y televisivas y algunos aparatos
domésticos.
En el rango de frecuencias más bajas y puntualmente en el de extremadamente bajas frecuencias los
problemas nuevamente se presentan en el transporte de energía eléctrica por intermedio de líneas de alta
tensión, que van desde los centros de generación hasta los lugares de consumo, creando preocupación en
aquellas comunidades que habitan en su cercanía.
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Al igual que para las radiaciones ionizantes RI, para las RNI se han establecido límites de exposición
ocupacional para trabajadores y el límite para el público. El uso de RF y en particular de las RNI con fines
médicos, diatermia, etc., queda excluido de este análisis.
El criterio para las personas expuestas por razones de trabajo toma como periodo 40 horas semanales o en
algunos casos breves periodos de exposiciones elevadas, y 50 semanas por año, debiendo ser informados
claramente sobre los potenciales riesgos asociados con sus ocupaciones. Los límites de exposición
ocupacional se aplican a exposición corporal total y son función de frecuencia.
La población en general, que es obviamente mucho mayor que la población ocupacional, puede correr otros
riesgos y por lo general no puede ser controlada individualmente. En estos casos los niveles de exposición que
se fijan son sensiblemente más bajos que los ocupacionales tomando como parámetro un quinto de ellos.
No hay ninguna duda que una de las áreas de mayor aplicación hoy día de las RNI dentro del espectro de
Radiofrecuencia es el de comunicaciones.
En particular, la telefonía móvil se ha constituido como la comunicación del futuro. La instalación de los
sistemas irradiantes, antenas, y la fabricación de aparatos cada vez más sofisticados mueve uno de los
capítulos más dinámicos e importantes de la economía actual. Esto involucra el pago a los gobiernos de las
licencias para la asignación del espectro necesario y el costo del desarrollo y construcción de nuevas redes
para transportar los datos a alta velocidad. La tecnología de punta combinará la telefonía móvil con Internet.
Simultáneamente aparece la inquietud a veces sin bases confiables y científicas de los probables riesgos de
estas RNI sobre la salud de las personas. Así algunas publicaciones mencionan patologías como afecciones
cerebrales, problemas nerviosos, dolor de cabeza, insomnio y hasta ciertos tipos de cáncer.
Si analizamos fríamente los niveles de potencia emitidos tanto por los sistemas irradiantes, habitualmente
ubicados por lo general a distancias respetables de los lugares de permanencia de la población y por otra parte
a los teléfonos móviles con sus antenas incorporadas pero a pocos centímetros del cuerpo humano, todos éstos
emiten con potencias mucho más bajas, en casi dos ordenes de magnitud, que por ejemplo las transmisoras de
FM y las emisoras radiales convencionales.
Como resumen podemos decir que todas ellas tienden a asegurar que el beneficio obtenido por el uso de las
RNI en sus diferentes aplicaciones, deberá estar muy por encima del posible riesgo debido a la exposición
humana y del medio ambiente a esas radiaciones.
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Más aún, la natural evolución de la tecnología en un futuro no muy lejano, asegurará una comunicación más
rápida y de mejor calidad, con evidente beneficio para toda la humanidad y con niveles de potencia e
irradiación aún más bajos que los actuales.
Reglamentación Y Normativa
Limites de trabajo con radiaciones ionizantes
Para prevenir la ocurrencia de efectos no−estocásticos en la salud se recomienda un límite de 50(rem)(0,5 Sv)
en un año para todos los tejidos excepto el cristalino del ojo, para el cual el límite anual recomendado es 30(
rem)(0,3 Sv).Estos valores se aplican independientemente de si los tejidos son expuestos sólo en combinación
con otros tejidos, y tienen como objetivo limitar las exposiciones que ya cumplen con esta limitación, la
magnitud física que es limitada es la dosis equivalente efectiva cuyo límite anual es 5(rem)(50 mSv).
TABLA DE LIMITES OPERACIONALES
PERÍODO mSievert mrem
Anual 50 5000
Hora( 2000* año) 0,025 2,5
Diario(8 hrs./dia) 0,200 20
Semanal(5 días/sem.) 1 100
Mensual(4 sem./mes) 4 400
Notas Técnicas de Prevención
Clases de láser
Clase I: no emiten niveles de radiación peligrosas. No necesitan ningún rótulo de advertencia o medida de
control.
Clase II: dispositivos de potencia baja con escaso riesgo. Pueden provocar lesión en la retina cuando se miran
durante un período prolongado. Es necesario colocar una señal de advertencia.
Clase III a: equipos de potencia moderada; no lesionan el ojo desnudo de la persona con una respuesta de
aversión normal a la luz brillante, pero puede dañar cuando la energía es recogida y transmitida al ojo.
Necesita colocar señal de advertencia.
Clase III b: incluye láseres de provocar lesiones cuando se los mira directamente. Debe colocarse un rótulo de
advertencia.
Clase IV: equipos con mayor riesgo. Incluye los láseres que pueden producir lesiones tanto por el rayo directo
como por reflejo, y también constituyen riesgo de incendio. Debe llevar la señal de advertencia adecuada.
Riesgos del láser
Los riesgos en operaciones con láser pueden ser de dos tipos:
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Debidos a la radiación del láser: el daño en los tejidos se produce por los siguientes mecanismos: efectos
térmicos, procesos transitorios termoacústicos, efectos fotoquímicos, exposición crónica.
Derivados del equipo.
La observación no directa puede ser también peligrosa. Si la superficie en la que incide el láser no es
especular o es curva, la distancia de seguridad se reduce.
El riesgo se limita prácticamente a los ojos, variando los efectos adversos producidos en las diferentes
regiones espectrales. También pueden incidir en escasa medida sobre la piel.
Protección
Medidas técnico− administrativas: Todos los láseres de clases 3A, 3B y 4 deben tener los siguientes
dispositivos y medidas de seguridad:
Deben estar protegidos del uso no autorizado: control de llave.
Deben estar instalados permanentemente con un obturador del haz y/o atenuador, para evitar la salida de
radiaciones superiores a los niveles máximos permitidos.
Deben colocarse señales de aviso
La trayectoria del haz debe acabar al final de su recorrido sobre un material con reflexión difusa de
reflectividad y propiedades técnicas adecuadas.
Buena iluminación los locales.
Efectuar la conexión a la fuente de energía con un seccionador en clavado a distancia.
Protección personal: Utilización de gafas y guantes.
Normativa aplicable a Láseres
El "American National Standars Institute" formó una comisión para el desarrollo de una normativa específica
para la utilización del láser. En 1976 aparece la norma ANSI Z 136.1 "American National Standard for the
Safe Use of Lasers", que ha influido mucho en normativas posteriores. En 1993 se elaboró una nueva versión,
que permitía límites de exposición más elevados para ciertas longitudes de onda. Estas modificaciones han
afectado a:
ANSI Z 136.2 (1988) "Standards for the Safe Use of Optical Fibers Communication Systems Utilizing Laser
Diode and LED Sources".
ANSI Z 136.3 "Standards for the Safe Use of Lasers in the Care Facilities".
También tenemos la norma DIN 56912 (6/ 82) "Requisitos técnicos de seguridad para láseres e instalaciones
de láser en escenarios".
La Comunidad Europea aprobó el 15−3−1991 la norma europea EN 60825 "Seguridad de radiación de
productos láser, clasificación de equipos, requisitos y guía del usuario". La última modificación de esta norma
es la CEI o IEC 60825−1 de marzo 2001, publicada por AENOR como UNE 60825−1/A2 en marzo de 2002.
En relación con la prevención de los riesgos del trabajo con láseres e integrado en el marco normativo
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comunitario, se dispone de:
Directivas que contienen medidas generales de seguridad y salud para: personas, locales, equipos, agentes de
riesgo, sectores industriales y colectivos especiales; de obligado cumplimiento.
Directivas con requisitos mínimos de seguridad para productos; son de obligado cumplimiento.
Normas, guías y documentos técnicos de referencia que ayudan a conseguir la aplicación de las Directivas a
cada caso concreto.
Directivas
Política social: referidas a las medidas generales que deben aplicarse para garantizar que las condiciones de
trabajo que afecten tanto a empresarios y trabajadores, como a los locales donde se instalen los equipos láser
sean seguras y sanas, y para que estén controlados los riesgos que se derivan de la utilización de los equipos y
de los productos, es decir, de los agentes químicos, físicos y biológicos, durante el trabajo y de los equipos de
protección individual en el trabajo.
Propuesta de Directiva sobre las disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la exposición de los
trabajadores a los riesgos derivados de los agentes físicos, entre los que incluye la radiación óptica, presentada
por la Comisión al Consejo el 8/ 2/ 93 y publicada en el DOCE el 18/3/93. Estos datos técnicos referentes a la
radiación óptica se disponen en el Anexo II, que se modificará con el progreso técnico. Disposiciones mínimas
de seguridad y salud relativas a la exposición de los trabajadores a los riesgos derivados de los agentes
físicos. Anexo III: Radiación Óptica.
Organismos emisores de normas sobre láseres:
La ISO (Organización Internacional de Normalización) y el CEI (Comité Electrotécnico Internacional) son
los principales organismos normalizadores de ámbito internacional.
El Comité que realiza trabajos sobre equipos láser en la ISO es el ISO/TC 172 "Optics and optical
instruments" y en el caso del CEI es el CEI/TC 76 "Laser equipment".
En el ámbito de la Comunidad Europea, existen dos organismos: el Comité Europeo de Normalización (CEN)
y el Comité Europeo para Normalización Electrotécnica (CENELEC), que se encargan de elaborar las
normas europeas.
El Comité Técnico de CEN/CENELEC que trata sobre la seguridad láser es el CEN /TC 123 "Láseres y
equipos relacionados".
Normas Europeas (CEN/ CENELEC):.
Objetivos:
Proteger la salud:
Establece unos niveles seguros de trabajo: límites de exposición laboral o EMP (exposición máxima
permitida).
Sistema de clasificación en categorías de riesgo.
Establecer requisitos mínimos de seguridad:
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fabricación
uso
Informar sobre los riesgos residuales.
Reducir el riesgo de lesiones mediante:
eliminación del acceso innecesario a la radiación
uso de elementos de protección personal
utilización segura por parte del usuario
Normas CEI:
CEI 820 (1986). "Seguridad eléctrica de los aparatos e instalaciones láser".
Objeto: definir los requisitos mínimos de seguridad eléctrica que deben cumplir los equipos e instalaciones
láser, así como los ensayos que han de realizarse en los equipos para comprobar que se cumplen los requisitos.
Estos ensayos tienen como fin asegurar la protección del usuario contra:
Contactos directos e indirectos
Efectos de temperaturas excesivas (riesgo de incendio)
Efectos dañinos de la radiación (distinta de la radiación láser)
Explosión e implosión
Efectos de sustancias tóxicas o un apéndice
La norma está dirigida a los fabricantes de los equipos y a los laboratorios encargados de comprobar que los
equipos cumplen con los requisitos de seguridad eléctrica establecidos.
Notas técnicas de prevención
Uso de indumentaria y elementos de protección personal
El objetivo básico para el uso de la indumentaria y de los elementos de protección es el de prevenir la
contaminación de la piel y evitar la inhalación y la ingestión de isótopos radiactivos u otros materiales
tóxicos. En algunos casos, el equipo de protección puede ser utilizado para reducir la exposición de partes del
cuerpo a las radiaciones ionizantes.
Dependiendo del tipo de trabajo y del material radiactivo que se manipule se usan algunos de los siguientes
elementos :
−Máscaras ( 1 o 2 vías )
−Guantes ( quirúrgicos, plásticos, plomados, etc...)
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−Cubrecalzado (de género, plástico, plomados,etc...)
−Pechera plomada
−Cubrecabeza
−Buzos ( género, papel, plástico,etc...)
Dos ejemplos de la realidad Chilena
Los avances tecnológicos, que ofrecen nuevas herramientas para facilitar la vida de los seres humanos, en
muchos casos invaden el medio ambiente con sustancias residuales que de una u otra forma lo contaminan. El
caso más conocido de polución es la generada por la combustión interna de los motores, que producen
monóxido de carbono, entre otras sustancias nocivas para la salud humana.
En una situación parecida al caso de la contaminación por hidrocarburos, la sociedad digital utiliza ciertos
aparatos que emiten radiaciones electromagnéticas que pueden ser perjudiciales para la salud humana.
Existen dos tipos de radiaciones electromagnéticas: las ionizantes y las no ionizantes. En el primer caso están,
entre otros, los rayos X y la radiactividad, que a nivel mundial se les considera peligrosos, están regulados y
se les trata como tales. En cambio las radiaciones no ionizantes −producidas por los aparatos eléctricos,
tendidos de alta tensión, antenas emisoras de radio y televisión, equipos de telefonía móvil, entre otras− nunca
han sido catalogadas como peligrosas, por que no producen efectos térmicos. Sin embargo, estudios recientes
han dejado claro que existen efectos no térmicos que no han sido tomados en cuenta, pero que pueden ser
potencialmente peligrosos.
La base del problema está en que los seres vivos realizan todas sus funciones vitales mediante la electricidad,
así sea para transmitir información mediante las neuronas o los impulsos eléctricos que mantienen a nuestro
corazón latiendo. Es más, un estudio realizado por el Doctor Hyland de la universidad británica de Warwick,
afirma que las ondas utilizadas por los teléfonos móviles son de la misma frecuencia que las ondas cerebrales
alfa, por lo el cerebro sería un órgano muy sensible al uso de estos aparatos.
Prevenir antes que curar
Andrei Tchernitchin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico, tiene una postura
muy clara respecto del tema. Lo que debemos hacer es trabajar bajo el principio precautorio, es decir, prevenir
e informar a las personas que los celulares, los hornos microondas y hasta el monitor de su computador es un
factor de riesgo para la salud, señala.
Tchernitchin, que también es académico del Laboratorio de Ciencias Biomédicas de la Faculta de Medicina de
la Universidad de Chile, defiende una política de prevención por parte del Estado Chileno. Pero señala que, en
Chile somos muy descuidados y a veces nuestra pobreza como país no nos permite tener mejores
regulaciones. Como no tenemos fondos para investigar, no podemos avanzar mucho. Por ejemplo, algunos de
los hornos microondas que se venden en nuestro comercio, han sido rechazados en Europa y EE.UU. por no
cumplir las normas de seguridad necesaria, pero acá se venden y si contamina a nadie le importa. Pero quizás
en 50 años tengamos personas enfermas y va a ser muy tarde, explica.
Tchernitchin menciona un estudio del año pasado, llevado a cabo por autoridades del estado de California, que
concluye que algunas enfermedades como leucemia en niños, cáncer cerebral en adultos, problemas cardiacos
y suicidios, tienen como factor de causa−efecto a las radiaciones electromagnéticas.
En el tema particular de los teléfonos móviles el investigador es enfático al señalar que, los niños menores de
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18 años no deberían usar celulares, esto debido a que su desarrollo es menor, tienen menos pelo y menos
grasas, por lo que las radiaciones llegan directamente a la corteza cerebral.
El otro lado de la moneda
Miguel Ríos, jefe del departamento de ingeniería eléctrica de la Universidad Católica, resume su posición en
una frase: no existen pruebas 100 % fiables que demuestren que las radiaciones no ionizantes afecten a la
salud.
Ríos resta importancia a los estudios alarmistas sobre la radiación generada por los celulares. El hombre desde
que nace −agrega el magister en ingeniería eléctrica− está expuesto a muchas radiaciones. No sólo a las
producidas por sí mismo, sino a muchas naturales, como el propio sol, que en palabras simples es una planta
nuclear que nos irradia durante toda la vida con diferentes tipos de radiación como: radio, infrarrojo, luz,
calor, ultravioleta, rayos X y rayos Gamma, y estas últimas pueden causar la muerte si uno se expone mucho a
ellas. Entonces, sin estudios serios, es muy aventurado decir que los celulares causan enfermedades.
En todo caso, Ríos reconoce la falta de previsión frente al tema de la contaminación electromagnética y da
como ejemplo a los microondas, aparatos que generan una radiación mil veces más intensa que la producida
por un celular, que muchas veces no han sido probados y que no cumplen con las exigencia mínimas para que
sean seguros.
El caso antenas
La organización no gubernamental FORJA ha estado últimamente en el ojo de la tormenta por ser la
patrocinadora de querellas contra la instalación de las antenas y torres de telefonía celular. El abogado Diego
Carrasco es quien ha llevado la mayoría de los casos, representando, según su propios datos, a más de 17 mil
chilenos que no quieren una antena de celular cerca de su casa.
Según Carrasco, el mayor problema es que las antenas de telefonía celular son instaladas de la noche a la
mañana sin consultarle a nadie, en medio de cualquier barrio de Chile, al lado de un colegio, en medio de una
municipalidad o en el centro de una plaza. Entonces, aquí surgen las preguntas: ¿y si de verdad son
perjudiciales para la salud?, ¿todas las personas que viven cercas de una están expuestas a enfermedades?,
agrega.
Es cierto que no está probado al 100% −reconoce el experto en leyes sobre telecomunicaciones− pero según
todos los tratados internacionales que ha firmado Chile respecto a la salud y a los propios derechos humanos y
civiles, se debería actuar bajo el principio precautorio, es decir, prevenir a la población de futuros males.
En relación a las antenas, el abogado de FORJA señala que, lo que más nos interesa es que se instalen a lo
menos a 200 metros de lugares poblados, colegios y hospitales que son área sensibles de la población, y con
mayor razón si los paneles de las antenas tiene dentro de sus componentes elementos radiactivos.
El abogado concluye denunciando que, las telefónicas tienen cero interés por la salud de la población, ellos
instalan bases de telefonía móvil donde se les da la gana y no cumplen con las normas, todo por un interés
económico.
Fuentes:
Mouse Digital − Reportaje
http://mouse.latercera.cl/2003/rep/01/14/
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