TÉCNICAS PARA SUPERAR LA TIMIDEZ Dado que la timidez es un comportamiento que, a pesar de tener una base genética, es en su mayor parte aprendido, puede reaprenderse para lograr superar el miedo y la incomodidad que nos producen algunas situaciones sociales. Lo primero que ha de hacerse para superar la timidez es conocer a tu enemigo, que en este caso eres tú mismo. Se necesita un estudio profundo de las situaciones en las que aparece tu timidez, qué síntomas físicos notas, qué situaciones y personas te hacen sentir incómodo y cuáles no. También es necesario que aprendas a cuidar tu autoestima, ya que una autoestima baja es la causa de la inseguridad que te hace sentir incómodo en situaciones sociales. Entre otras cosas, debes aprender a encontrar tus puntos fuertes, apreciarte más a ti mismo y dejar de etiquetarte y compararte negativamente con los demás. En los siguientes apartados encontrarás algunas técnicas para superar la timidez que puedes poner en práctica por ti mismo. Utilizando estas técnicas y poniendo de tu parte motivación y empeño, podrás convencerte de que la timidez puede ser superada y notarás que tu ansiedad disminuye, que te encuentras más seguro de ti mismo y que tus relaciones interpersonales mejoran notablemente. Cuida tu autoestima La timidez suele ir unida a una autoestima baja. Las personas tímidas no se valoran y no suelen tener confianza en sí mismas y ésa es la base de que se sientan incómodas en sus relaciones con los demás. Por ello, si cuidamos nuestra autoestima y la reforzamos, nuestra timidez se reducirá de forma natural. A continuación exponemos una serie de consejos que podrán ayudarte en este tema: Mira a los demás como seres humanos normales: No idealices a las personas que te rodean. Son personas como tú, con sus cualidades y defectos, sus manías y sus miedos. Darte cuenta de esto hará que dejen de parecerte tan elevados e inaccesibles y que tú dejes de sentirte tan pequeño en comparación. Recuerda que los demás también son tímidos: La timidez no es una característica exclusiva de tu personalidad. Mucha gente es tímida y la mayoría de las personas sentimos incomodidad en algunas situaciones sociales. Piensa que es posible que la persona con la que estás entablando conversación esté tan nerviosa como tú y notarás que tu ansiedad se reduce. Esfuérzate cada día para mejorar tu autoestima, deteniendo los pensamientos negativos y tratando de cambiarlos por pensamientos positivos. Notarás que con la práctica va resultándote cada vez más fácil. Encuentra tus fuerzas y cualidades: Haz una lista de todas tus cualidades positivas e intenta tenerlas en mente a la hora de valorarte. Apréciate a ti mismo: Debes aprender a valorarte y aceptarte, a pensar en ti mismo de forma positiva. Eres un ser humano único y especial, con muchas cualidades positivas que ofrecer al mundo pero no podrás mostrárselas mientras no te hagas consciente de ellas. No tienes que ser como los demás: No trates de ser igual que todo el mundo para encajar de forma artificial. Es bueno ser diferente. Aceptar esas cualidades únicas que posees y potenciarlas es lo que aumentará tu autoestima y te hará sentirte más seguro ante los demás. Acepta el rechazo: Es algo que le sucede a todo el mundo. Intenta no dramatizarlo ni hacer una montaña de ello. Intenta aprender de esos rechazos para poder desempeñarte mejor en el futuro. Abandona las ideas de perfeccionismo: Todos cometemos errores y debemos verlos como un aprendizaje para el futuro. Hay que aceptar que no podemos ser perfectos, ya que un nivel tan alto de exigencia sólo conduce a la frustración y la depresión. No te etiquetes: No te pongas a ti mismo la etiqueta de tímido y aceptes que no puedes hacer nada para cambiarlo porque “eres así”. No te compares ni te denigres: Las personas tímidas suelen compararse con otras personas a las que ven como ideales de perfección, por lo que salen perdiendo en la comparación. Debes ser consciente de que esas personas no son tan perfectas como tú las ves y que, además, no es necesario que te compares con nadie. Piensa en los logros: que has conseguido y tenlos presentes para elevar tu autoestima. Da importancia a tus necesidades: Las personas tímidas llegan a pensar que sus necesidades y deseos no son importantes y dejan que los demás las ignoren porque creen que exigirlas podría hacer que les rechazasen. Tienes derecho a pedir lo que quieres y a que se te escuche. Empieza reconociendo tus necesidades y después practica con personas cercanas. Verás que muchas veces esas necesidades son tan obvias que no podrán negártelas. Técnicas psicológicas para superar la timidez La psicología ha estudiado en profundidad la timidez y ha aplicado sus conocimientos teóricos para desarrollar múltiples técnicas que permitan superarla. Aunque para practicar algunas de ellas será necesaria la ayuda de un profesional, otras pueden ser utilizadas por las personas que quieran superar su problema sin necesidad de ayuda externa. A continuación detallaremos las más comunes: Presiona tus límites de manera gradual: Debes ir marcándote objetivos sencillos al principio e ir complicándolos a medida que avanzas y tu ansiedad se va reduciendo. Puedes empezar por saludar a diez personas al día, después mantener una conversación diaria con alguien nuevo… Notarás cierta incomodidad ya que, como todos los cambios importantes, requiere un esfuerzo pero, a medida que vayas superando tu ansiedad, te irá resultando más sencillo. Haz un esfuerzo por encontrar nuevos amigos: Frecuenta nuevos ambientes, trata de mejorar la relación con tus conocidos, busca gente nueva. Relájate con ejercicios de respiración: Existen ejercicios que te enseñarán a respirar de una manera más profunda y relajada, parecida a la respiración que utilizamos durante el sueño. Con la suficiente práctica podrás utilizarlos en cualquier momento y reducir tu ansiedad en cuestión de segundos. Relájate con ejercicio físico: Una de las explicaciones de la ansiedad es que se trata de energía bloqueada. El ejercicio físico te permitirá liberar esa energía. Visualización: Se trata de imaginarse a uno mismo en una situación social que le resulte amenazante. En esa visualización trataremos de imaginarnos relajados y funcionando con normalidad, intentando centrarnos en todos los detalles para hacer la imagen lo más realista posible. Esto reducirá tu ansiedad cuando tengas que enfrentarte a la situación, ya que funciona como un ensayo, y te proporcionará expectativas de éxito. Repetición de pensamientos positivos: Debes acostumbrarte a repetirte pensamientos sobre tus cualidades y tus posibilidades de éxito. Intenta darte instrucciones de manera positiva en lugar de centrarte en las posibilidades de rechazo. No abandones las situaciones incómodas: Si escapas de una situación al notar que la ansiedad sube, tu mente aprenderá que esa es la única manera de afrontar la situación y cada vez te sentirás más incómodo y con más necesidad de huir de las situaciones sociales estresantes. Debes aguantar ya que la ansiedad es como una ola: se eleva hasta un límite y después desciende de manera natural. Si consigues aguantar, verás cómo cada vez la ansiedad máxima a la que llegas es menor y va desapareciendo de muchas situaciones. Practica habilidades sociales: Puedes empezar con personas conocidas de tu entorno. Hay muchas habilidades que practicar (saludar, iniciar una conversación, pedir un favor, dar las gracias, pedir perdón…). Trucos para conversaciones Una de las situaciones que más ansiedad produce a las personas tímidas es el hecho de iniciar una conversación con una persona con la que no tengan mucha confianza. Se preguntan qué decir, qué estará opinando la otra persona, se bloquean… Sin embargo, existen una serie de trucos que pueden utilizarse para romper el hielo y hacer que esos primeros minutos de conversación dejen de provocar tanta ansiedad: Haz preguntas abiertas: No hagas preguntas que puedan contestarse con un sí o un no. Las preguntas pueden empezar por formulas parecidas a “¿Qué opinas sobre…?” o “¿Qué sabes acerca de…?”. A la gente le gusta dar su opinión y así conseguirás que la persona se centre en hablar en lugar de fijarse en tu ansiedad, lo que te permitirá relajarte. Ríete libremente: No debe darte vergüenza reírte si una situación o comentario te resultan divertidos. A la gente le gustan las personas abiertas y espontáneas y la risa ayuda a liberar tensión. Focaliza la atención en la otra persona: Usa más el “tú” y menos el “yo”, así harás que la otra persona se convierta en el centro de la conversación. Mantente atento a lo que la otra persona hace y dice, en lugar de estar centrado en cómo te sientes. Escuchar con atención te dará herramientas para continuar la conversación y, además, al no estar centrado en ti mismo, tu ansiedad se reducirá. Focaliza la atención en el momento: Céntrate en la situación que estás viviendo, en el momento presente. No te distraigas pensando en fracasos anteriores o en qué pasará en el futuro. Mantén tus sentidos en lo que estás haciendo sin preocuparte de nada más. Acepta los cumplidos: No te avergüences cuando alguien te diga algo bueno ni intentes negarlo, disculparte o restarle importancia. No tienes que sentirte incómodo porque alguien diga algo positivo de ti. Es más sencillo agradecerlo sin más y guardar ese cumplido en tu recuerdo para que te sirva de fuente de autoestima en el futuro. Haz cumplido a los demás: A las personas les gusta que los demás les digan cosas positivas, hace que se abran y sean más receptivas. Un simple comentario bastará, siempre que sea realista y adecuado a la persona que lo recibe. Rodéate de gente positiva: Estar con gente que critica y que sólo ve lo negativo no mejorará tu autoestima ni te ayudará a superar la timidez. Busca gente positiva que pueda ayudarte a mejorar y te haga sentir bien. Comunicación no verbal: Recuerda mantener el contacto visual. A nadie le gusta hablar con una persona que se pasa la conversación mirando a otros lados como si se aburriera o con la vista clavada en el suelo. Acuérdate de sonreír también de manera natural y notarás que la otra persona se siente más cómoda contigo. Lleva a un amigo a las situaciones incómodas: Si no te ves capaz de iniciar las conversaciones por ti mismo, puedes llevar a alguien que vaya a llevar la conversación en los primeros momentos, hasta que te sientas lo bastante confiado como para intervenir. No es la solución ideal pero puedes utilizarla al principio, hasta que ganes algo de confianza.