Los trastornos del control de ... desconocida que se caracterizan por: TEMA 18

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TEMA 18
TRASTORNOS DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS
Los trastornos del control de impulsos son un grupo de trastornos de etiología
desconocida que se caracterizan por:
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Acciones irresistibles: aunque sean peligrosas para él o los demás.
Antes de llevar a cabo la acción hay un aumento de la tensión emocional
(activación emocional).
Durante la acción: sensación placentera, liberadora.
Tras la acción: pueden arrepentirse o sentirse culpable.
Desde el punto de vista de la valoración forense, en la exploración de los Trastornos
del Control de los Impulsos se ha de contemplar la existencia de los siguientes
indicadores:
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Conducta egodistónica: según el tipo de trastorno el sujeto considera que esa
impulsividad es ajena a su condición psíquica y quiere sentirse libre de esa
conducta inevitable en la que se encuentra inmerso y la que ha de ejecutar
necesariamente para aliviar la sintomatología ansiosa asociada.
Existencia de psicoticismo: un elevado grado de psicoticismo en la
personalidad de base del sujeto conlleva un cierto grado de impulsividad en la
condición conductual del mismo, dando lugar el origen de comportamientos sin
capacidad de autocontrol de las emociones.
Impulsividad o “cortocircuito” versus premeditación: Se trata de
circunstancias conductuales diametralmente opuestos en 180º, siendo
totalmente contrarios en cuanto a su definición.
TIPOS
Trastorno explosivo intermitente
Caracterizado por varios episodios aislados de dificultad para controlar los impulsos
agresivos, lo que da lugar a violencia o destrucción de la propiedad. Este grado de
agresividad es desproporcionado con respecto a cualquier estresor psicosocial y no es
debido a esquizofrenia, trastorno antisocial, límite de la personalidad o consumo de
drogas.
Se instauran en minutos u horas y pueden remitir espontáneamente. Posteriormente
suele haber arrepentimiento o autorreproche. Se podría considerar como un fracaso a
la hora de resistir los impulsos agresivos, dando como resultado asaltos graves o
destrucción seria de propiedades. Ejemplos: amenazar o herir a otra persona o romper
o dañar intencionadamente un objeto sea o no de valor.
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El individuo puede describir los episodios como “ataques” en los que la conducta
explosiva está precedida por una sensación de tensión o activación y seguido
inmediatamente por una sensación de alivio.
La mayoría de estas personas son hombres jóvenes y sus historias muestran a menudo
accidentes de tráfico, infracciones y posiblemente impulsividad sexual. Pueden exhibir
una sensibilidad extrema al alcohol (embriaguez patológica). Este trastorno está
rodeado de cierta polémica porque algunos autores creen que es solamente un
síntoma de otro trastorno más que un desorden en sí mismo. Las personas con un
trastorno explosivo intermitente describen a veces impulsos agresivos intensos antes
de sus actos agresivos, y no son capaces de resistirse a dichos impulsos, cediendo ante
ellos. Los episodios explosivos pueden estar asociados a síntomas afectivos como
irritabilidad o rabia, energía creciente y pensamientos que aparecen con gran rapidez,
durante los impulsos y los actos agresivos, rápidamente, tras el acto agresivo aparece
un estado de ánimo deprimido y fatiga.
Algunos individuos describen también que sus episodios agresivos van precedidos o
acompañados a menudo por síntomas tales como hormigueos, temblores,
palpitaciones, opresión en el pecho, presión en la cabeza, o escuchar un eco.
Este trastorno puede dar lugar a la pérdida del trabajo, a la suspensión en la escuela, al
divorcio, a dificultades en las relaciones interpersonales, a accidentes por ejemplo, de
tráfico, a hospitalización debido a lesiones por peleas o accidentes, a problemas
financieros, a encarcelamientos y a otros problemas legales. La mayoría de casos
ocurren cuando el individuo está entre la última adolescencia y el final de la veintena.
Hay cierta evidencia de que el neurotransmisor serotonina puede desempeñar un
papel en este desorden. Aunque la prevalencia del trastorno explosivo intermitente es
desconocida y se considerado raro, es probablemente más común de lo observado y
puede ser una causa importante de comportamiento violento.
Cleptomanía
Dificultad para controlar los impulsos de robar objetos que no son necesarios para el
sujeto. Experimenta tensión antes de cometer el delito y liberación después de haberlo
hecho. El sujeto sufre un impulso irresistible de robar objetos no necesariamente
necesarios o de valor. El robo no es premeditado.
Esta tendencia patológica e irresistible a tomar clandestinamente pertenencias ajenas,
deriva de necesidades neuróticas, no materiales. Una de las claves diferenciales con el
simple ladrón es que el típico cleptómano no utiliza ni vende lo robado; nunca se
ayuda de cómplices; acumula los objetos en su hogar o en un escondite sin usarlos; en
ocasiones los devuelve clandestinamente; por tanto, no se beneficia materialmente
del hurto. Casi sin excepción, tiene medios para comprar lo que roba.
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El cleptómano sabe que lo es y las consecuencias que tiene. Lo han descubierto en
varias ocasiones y, aparte del rechazo social, puede encontrarse en conflictos más
serios cuando roba en tiendas o grandes almacenes y lo denuncian.
Se controla cuando nota que lo pueden descubrir y al ser descubierto, queda
abrumado, llora de desesperación, intenta no volver a entrar en los establecimientos
donde sabe que está más expuesto, pero una creciente impaciencia lo lleva de nuevo a
las mismas situaciones.
Responde a un conflicto emocional, que se descarga simbólicamente con los hurtos. El
cleptómano es consciente de sus actos en todo momento; por tanto, se le considera
responsable en los códigos de la mayoría de los países, a no ser que pueda
demostrarse la imposibilidad de autocontrol.
Piromanía
Provocación deliberada de incendios experimentando tensión antes del acto,
fascinación por el fuego y su contexto, y bienestar cuando se inicia el fuego o se
participa en sus consecuencias. No existe móvil económico, ni intención de venganza, y
se descartan otros trastornos mentales. Se trata de acciones deliberadas y
premeditadas.
Suele iniciarse en la edad juvenil, con mayor frecuencia en varones y especialmente en
aquellos que destacan poco o nada por habilidades socialmente atractivas. Suelen ser
personas solitarias, grises, que lo que no llaman la atención por ninguna cualidad.
Muchos de ellos expresan su atracción por el fuego participando en programas de
prevención, de forma voluntaria. Unos pocos llegan a enrolarse en cuerpos de
bomberos, pero lo más habitual es que se trate de “espontáneos” dispuestos a echar
una mano siempre que un fuego estalla en sus cercanías. Otros, son visitantes asiduos
de los museos sobre fuego y de los parques de bomberos.
No buscan móviles económicos en sus actos, sino simplemente satisfacer su morboso
apetito de incendios y de las situaciones afines. El verano es una época especial por las
condiciones climáticas.
Ludopatía
El comportamiento de juego es desadaptativo, persistente y recurrente. Produce
disfunción psicosocial, familiar y económica. Con el tiempo, la necesidad de juego va
en aumento. Se fue reconociendo como un problema serio desde que la American
Psychiatric Association (APA) introdujo la categoría de “Juego Patológico” en su
Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, DSM-III en 1980, definiendo
por primera vez unos criterios diagnósticos específicos.
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Conforme se han reconocido las graves consecuencias que este trastorno trae, se ha
puesto en evidencia la urgente necesidad de encontrar procedimientos terapéuticos
efectivos. Sin embargo, las investigaciones realizadas al respecto todavía son limitadas
y aún no se ha llegado a un acuerdo sobre la eficacia relativa de un tratamiento
respecto a otro.
Tricotilomanía
Es el arrancamiento del cabello con pérdida abundante de pelo. No es debido a algún
tipo de enfermedad médica. La parte más afectada es la cabeza pero puede abarcar
diferentes partes del cuerpo: cejas, pestañas, axilas, pubis... Cuando es en la cabeza se
suele situar, sobre todo en zonas temporales, frontales y parietales combinadas.
En los niños las zonas de calvicie se reparten al no estar tan enraizado el problema y
darles menos vergüenza. En los adultos se esconden y se arranca el pelo en zonas más
difíciles de descubrir por personas ajenas. La tricotilomanía actualmente está
considerada como un trastorno del control de los impulsos, pero siempre despierta
serias dudas al estar relacionada con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), ya que
se ha encontrado un 10% de TOC en familiares de primer grado de personas con
tricotilomanía. El arrancamiento del pelo, normalmente va precedido de tensión con
urgencia de llevar a cabo el ritual y después de hacerlo se acompaña de una sensación
de alivio momentánea. En la actualidad hay autores que estiman en más de 8 millones
los afectados y con respecto a la distribución por sexos, predomina más en mujeres.
Los inicios tempranos de la tricotilomanía se dan entre los 3-6 años, suelen derivarse
de un evento estresante de carácter vital y como reacción a él. Suele cronificarse, pese
a las intervenciones terapéuticas.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Los nacidos a partir de los años 80 han adoptado un modelo de vida condicionado por
la irrupción de las nuevas tecnologías. Cada vez son más las voces que alertan sobre el
uso que los adolescentes hacen de estas herramientas en detrimento de otras
actividades, como las escolares.
En Estados Unidos se estima que un 8% de la población usuaria de internet tiene
problemas psicológicos y alteraciones en el comportamiento debido al mal uso que
hacen de la red. Cada vez hay más jóvenes que consumen compulsivamente internet,
juegan patológicamente, o viven enganchados a su teléfono móvil, perdiendo los
vínculos afectivos y la capacidad de relacionarse si no es a través de las nuevas formas
de comunicación.
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No se puede hablar de adicción claramente, pero sí de un uso problemático, tampoco
podemos demonizar su uso porque aporta beneficios científicos inestimables, pero se
convierte en un riesgo para determinadas personas.
No obstante, no existe un perfil de jóvenes “enganchados” a las nuevas tecnologías,
pero hay algunos rasgos que suelen coincidir en la mayoría de ellos:
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Impulsividad
Búsqueda continúa de novedades
Baja autoestima
Pocas habilidades sociales.
Las mismas características que se dan en todas la adiciones. Es por ello que más que
hablar de un perfil de adicto a las nuevas tecnologías, lo que hay son personas
propensas a sufrir adicciones. Además la pérdida de cohesión familiar, la tendencia al
individualismo, el hedonismo y el descuido de la educación de los hijos, son elementos
que tienen un papel importante en el elevado uso de las tecnologías.
Criterios provisionales para la detección de problemas con Internet:
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Existen propósitos persistentes e infructuosos de suprimir o controlar el acceso
a la Red.
Se invierte una cantidad de tiempo notable en actividades relacionadas con
Internet (adquisición de libros, pruebas de nuevos browsers, organización del
material descargado, etc.).
Las actividades sociales, profesionales o de recreo disminuyen o desaparecen a
causa del uso de Internet.
Se permanece conectado a pesar de saber que ello supone un problema
persistente y recurrente de tipo físico, social, laboral o psicológico (privación de
sueño, conflictos matrimoniales, negligencia laboral, sentimientos de
abandonar a los seres queridos...).
ASPECTOS LEGALES
Los trastornos del control de los impulsos son entidades muy vinculadas a conductas
ilegales aunque, salvo excepciones, su importancia es irrelevante.
Nos podemos encontrar con los siguientes delitos:
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En el trastorno explosivo intermitente: lesiones e incluso homicidio.
En la cleptomanía: hurto que se caracteriza por ser inmotivado, carente de
valor, no premeditado y claramente unido a la patología psicológica,
En la piromanía: provocación de incendios
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En los jugadores patológicos: robo, estafa, las falsificaciones y, en general,
delitos contra la propiedad.
La imputabilidad en este tipo de alteraciones está en líneas generales disminuida, ello
tiene su origen en que en la base de esos trastornos existe una perturbación severa del
control volitivo, condición ésta sobre la que se fundamenta la imputabilidad.
El cleptómano, el pirómano, el ludópata, aunque son conscientes de la ilicitud del
hecho, actúan motivados por un impulso irresistible o cuando menos difícilmente
controlable por medio de la voluntad. Por todo ello, la imputabilidad se encuentra
significativamente perturbada. No obstante, siempre hay matices por lo que será
preciso analizar cada caso en concreto y huir de generalizaciones simplistas y carentes
de rigor.
Respecto a los hurtos del cleptómano, uno de los problemas que se plantean en la
ciencia forense es evitar que un ladrón simule una condición de cleptomanía con el fin
de evitar su responsabilidad legal bajo el pretexto de un supuesto trastorno mental.
Con este fin existen en la investigación de la ciencia forense una serie de técnicas y
procedimientos psiquiátricos y psicológicos.
La adicción a Internet se empieza a comparar con el juego patológico, la adicción al
tabaco, el alcoholismo o las compras compulsivas. Algunas personas están
presentando verdaderos problemas derivados de su afición a los ordenadores y al
ciberespacio, como despidos, abandono de estudios o demandas de separación y
divorcios. En la actualidad no existe de modo oficial este trastorno, puesto que el
conjunto de síntomas que se describen todavía no ha demostrado ni consistencia ni
fiabilidad. Los problemas aparecen cuando “existe una absoluta necesidad de
desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo”.
Muy pronto, los responsables judiciales deberán legislar las conductas delictivas que
pueden derivarse del uso del ciberespacio:
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Conductas delictivas relacionados con la comunicación interpersonal:
o Recepción de “mensajes basura” (SPAM): En ocasiones su contenido es
de naturaleza sexual o proponen oscuros negocios.
o Recepción de mensajes personales ofensivos, insultos y/o amenazas. En
ocasiones hay personas que son acosadas a través del e-mail.
o Pérdida de intimidad: de manera inconsciente al participar en los foros,
se puede proporcionar información personal, familiar o de terceras
personas a gente desconocida. También es frecuente hacerlo a través
de los formularios de algunas páginas web que proporcionan
determinados servicios gratuitos (buzones de e-mail, alojamiento de
páginas web, música y otros recursos digitales...)
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o Acciones ilegales: proporcionar datos de terceras personas, difundir
determinadas opiniones o contenidos, insultar, difamar o amenazar a
través de los canales comunicativos de Internet...
o Malas compañías: Especialmente en los chats, MUDs.., se puede entrar
en contacto con personas que utilizan identidades falsas con oscuras
intenciones, buscan víctimas para actos violentos o delictivos a las que
prometen estímulos, experiencias y amistad.
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Conductas delictivas relacionados con actividades con repercusión económica:
compras y gestiones, envío y recepción de archivos...
o Estafas: en las compras y demás transacciones económicas por Internet,
especialmente si las empresas no son de solvencia reconocida, la
virtualidad muchas veces enmascara sutiles engaños y estafas a los
compradores.
o Compras inducidas por una publicidad abusiva: los “banners” aparecen
en todo tipo de webs, y a veces resulta difícil separar los contenidos
propios de la web de la publicidad.
o Compras por menores sin autorización paterna
o Robos: Al facilitar información personal y los códigos secretos de las
tarjetas de crédito por Internet, a veces son interceptados por
ciberladrones y los utilizan para suplantar la personalidad de sus
propietarios y realizar compras a su cargo.
o Actuaciones delictivas por violación de la propiedad intelectual
o Realización de negocios ilegales a través de Internet: compra-venta,
subastas, préstamos, apuestas...
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Conductas delictivas relacionadas con la información:
o Acceso de los menores a información inapropiada: Existen webs que
pese a contener información científica, pueden resultar inapropiadas y
hasta nocivas para niños y menores por el modo en el que se abordan
los temas o la crudeza de las imágenes.
o Acceso a información peligrosa e inmoral: Existe información poco
recomendable y hasta con contenidos considerados delictivos que
incitan a la violencia, el racismo, la xenofobia, el terrorismo, la pedofilia,
el consumo de drogas, participar en ritos satánicos y en sectas ilegales,
realizar actos delictivos...
La globalidad de Internet y las diferentes culturas y legislaciones de los países hacen
posible la existencia (por lo menos temporal, ya que grupos especiales de la policía
dedicados a delitos informáticos realiza actuaciones a nivel internacional) de estas
páginas web en el ciberespacio.
Capítulo 19
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