248 UN ODIO CONVENIENTE: LA HISTORIA DEL ANTISEMITISMO

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UN ODIO CONVENIENTE: LA HISTORIA DEL ANTISEMITISMO
LOS PROTOCOLOS LLEGAN A OCCIDENTE Y MÁS ALLÁ
La nueva Unión Soviética fue uno de los pocos países que no
asistieron a la conferencia de paz. Había acordado la paz con
Alemania antes del final de la guerra. Además, los antiguos aliados de
Rusia ahora la consideraban un estado infractor. Muchas personas
tenían miedo de que los bolcheviques estuvieran exportando el
comunismo. Algunos aliados apoyaron activamente a los rusos blancos
en sus esfuerzos por detener el comunismo. Al final, no obstante, los
rusos blancos fueron derrotados. Hacia 1920, la guerra civil ya había
terminado en gran parte, y los comunistas habían ganado.
Cuando los rusos blancos huyeron de la Unión Soviética, se
llevaron con ellos los Protocolos de los Sabios de Sión. Para muchos
de ellos y para un número creciente de personas de otros países, los
Protocolos parecían explicar las pérdidas y ansiedades del mundo
moderno.
En 1920, Eyre & Spottiswoode, una respetada editorial británica,
produjo la primera edición en inglés de los Protocolos de los Sabios de
Sión. Muchos británicos estaban intrigados por el documento. Los
editores del periódico Times de Londres se preguntaron lo siguiente:
¿Qué son estos “Protocolos”? ¿Son auténticos? De ser así,
¿qué grupo malévolo elaboró en secreto estos planes y se
regocijó con su exposición? ¿Se trata de una falsificación? En
ese caso, ¿de dónde proviene la misteriosa profecía, que se
cumplió en parte y, en parte también estuvo lejos de hacerse
realidad?20
En agosto de 1921, el Times respondió esas preguntas al revelar
que los Protocolos eran un fraude. El periódico demostró de qué forma
el autor original del documento había copiado obras de ficción para
crear los Protocolos. Una de esas obras fue una novela de 1868
escrita por Hermann Goedsche, un antisemita alemán. La novela
contiene un capítulo donde se describe una reunión secreta de los
“sabios de Sión” que se llevó a cabo a medianoche, en el cementerio
judío más antiguo de Praga. En este capítulo, mientras los hombres
están reunidos para tramar la esclavización de los no judíos, dos
cristianos escondidos entre las lápidas escuchan a escondidas. Uno de
ellos resume de qué forma “los judíos” intentan socavar las naciones
cristianas.
Mentiras, estereotipos y antisemitismo en una era de guerra y revolución (1914década de 1920)
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A pesar de los hallazgos publicada por el Times de Londres, Los protocolos de los
sabios de Sión era una publicación que causaba sensación en las décadas de 1920 y
de 1930. El libro puede encontrarse en países de todo el mundo, incluidos Japón,
México y Siria.
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Para concentrar en sus manos todo el capital de los países de
todas las tierras; para asegurar la posesión de toda la tierra,
ferrocarriles, minas, casas; para estar a cargo de todas las
organizaciones, ocupar los puestos gubernamentales más
altos, paralizar el comercio y la industria en todos lados,
apoderarse de la prensa, dirigir la legislación, la opinión pública
y los movimientos nacionales —¡y todo con el fin de subyugar a
todos los países de la Tierra a su poder!21
Como consecuencia de la revelación por parte del Times,
Eyre & Spottiswoode dejó de publicar los Protocolos, y muchos
periódicos ya no le daban publicidad. Sin embargo, ninguna acción
dañó su popularidad. Un grupo conocido solo como “los britanos”
publicaba en ese momento su propia edición. El prólogo afirmaba que
la exposición del Times no demostraba nada:
Por supuesto que los judíos dicen que los Protocolos son una
farsa. Sin embargo, la Gran Guerra no fue una farsa; el destino
de Rusia no es una farsa; y estos hechos fueron predicciones
de los sabios que datan de 1901. La Gran Guerra no fue una
guerra alemana —fue una guerra judía. Fue tramada por los
judíos y librada por la judería en las bolsas de valores del
mundo. Los generales y los almirantes estaban todos bajo el
control de la judería.22
Hacia 1922, también habían aparecido traducciones de los Protocolos en
Alemania, Francia y Polonia. La edición polaca apareció en un momento
en que muchos polacos, incluidos los líderes de la Iglesia católica romana
en Polonia, creían que el país iba a ser atacado por el Ejército Rojo.
Dos cardenales, dos arzobispos y tres obispos —todos influenciados
por los Protocolos— enviaron un “grito de ayuda” que se escuchó en
las iglesias de todo el mundo. Decía, en parte, lo siguiente:
Mentiras, estereotipos y antisemitismo en una era de guerra y revolución (1914década de 1920)
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El objeto real del bolchevismo es la conquista del mundo. La
raza que tiene el liderazgo del bolchevismo en sus manos ya
había subyugado en el pasado al mundo entero mediante el
oro y los bancos, y ahora, impulsada por la avaricia imperialista
eterna que fluye en sus venas ya está apuntando a la
subyugación final de los países bajo el yugo de su autoridad.23
La primera oración es cierta; los bolcheviques estaban tramando una
“conquista del mundo”, pero sus líderes no eran judíos. Los judíos no
controlaban el gobierno comunista de Rusia ni los bancos del mundo.
También aparecieron traducciones en Dinamarca, Finlandia,
Grecia, Hungría, Italia, Rumania, España y en varios países
suramericanos. Los exiliados rusos blancos de Siberia llevaron el
documento a Japón, donde se publicó en 1924. El patriarca de
Jerusalén (el líder de la Iglesia ortodoxa oriental en Palestina) instó a
sus seguidores a comprar la traducción al árabe en 1925. Y, casi en
todos lados, las falsas declaraciones contenidas en el libro se habían
filtrado en la cultura general; las exposiciones de su carácter falso
hicieron poca diferencia. Después de todo, ¿quién podría negar las
guerras, las revoluciones y los desastres económicos que se habían
producido a comienzos de la década de 1900? Todo se había
profetizado, supuestamente, en los Protocolos.
LOS PROTOCOLOS EN LOS ESTADOS UNIDOS
En los Estados Unidos, el mayor defensor de los Protocolos era nada
más y nada menos que Henry Ford, el fabricante del primer automóvil
asequible. En 1919, comenzó a publicar un periódico semanal llamado
The Dearborn Independent. Regalaba copias del periódico a los
clientes y vendía suscripciones a través de sus concesionarias de
automóviles.
En 1920, un refugiado político ruso le dio a Ford una copia de los
Protocolos. Al igual que muchos otros, Ford nunca dudó de su
autenticidad. De inmediato presentó Los Protocolos en varias series en
su periódico e imprimió artículos que respaldaban sus afirmaciones.
Dichos artículos prometían revelar “el alcance de la dictadura judía en
los Estados Unidos”, la “degradación judía del béisbol estadounidense”
y “el judío internacional: el problema más importante del mundo”.
En 1922, convirtió esos artículos en un libro que vendió más de medio
millón de copias.
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Los judíos estadounidenses intentaron, en reiteradas ocasiones,
demostrarle a Ford que el libro era una farsa. Cuando los ignoró,
muchos expresaron su desaprobación negándose a comprar
automóviles Ford. Lo mismo hicieron algunos no judíos. Pero pocos
líderes judíos estadounidenses apoyaron el boicot. La mayoría de ellos
pensaban que tenían una mejor posibilidad de persuadir a Ford para
que reconsiderara sus opiniones en reuniones privadas. Cuando se
negó a verlos, crearon una campaña de relaciones públicas para
instruir a los estadounidenses sobre los judíos y el judaísmo.
Dicha campaña tenía el apoyo de varios líderes católicos y
protestantes importantes, que expresaron su confianza en “el
patriotismo y el buen civismo” de “nuestros hermanos judíos”. Además,
119 estadounidenses
importantes,
incluidos
el
presidente
Woodrow Wilson y el expresidente William Howard Taft, firmaron en
enero de 1921 una carta donde condenaban el antisemitismo.
“Creemos que no se les debe dejar a los hombres y mujeres de la fe
judía la tarea de combatir este mal”, decía la carta, “sino que es, en un
sentido muy especial, la obligación de los ciudadanos que no son
judíos por ascendencia ni fe”.24
Ninguno de estos esfuerzos parecía afectar la popularidad de los
Protocolos ni del periódico de Ford. Cada semana, recibía dinero y
cartas de agradecimiento de fanáticos por su “revelación” de la
conspiración judía. Posteriormente, en 1924, el periódico The Dearborn
Independent publicó una serie de artículos en los que se atacaba a
Aaron Sapiro, un abogado de Chicago que trabajaba para el Consejo
Los caricaturistas políticos se burlaban de las tácticas que Henry Ford usaba para
defenderse de la demanda por difamación de un millón de dólares que Aaron Sapiro
presentó en su contra.
Mentiras, estereotipos y antisemitismo en una era de guerra y revolución (1914década de 1920)
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Nacional de la Asociación Cooperativa de Comercialización de Granjeros.
Ford acusó a Sapiro de formar parte de una “conspiración de banqueros
judíos que buscan controlar el mercado de alimentos del mundo”. (Según
los Protocolos, los judíos querían controlar el suministro de alimentos del
mundo como una medida hacia la dominación global). Actuando en contra
del consejo de amigos y familiares, Sapiro contrató a un abogado, que
presentó una demanda por difamación de un millón de dólares en contra
de Ford. (El libelo y la calumnia son dos formas de difamación. El libelo es
la difamación publicada, y la calumnia se realiza oralmente). Ford contrató
a un equipo de abogados y a un ejército de detectives para su defensa.
El juicio fue declarado nulo después de que un periodista
entrevistara a un jurado antes de que se tomara una decisión sobre el
caso. A medida que se desarrollaba el segundo juicio, quedaba cada
vez más claro que Ford iba a perder la demanda legal, dado que no
tenía pruebas de sus cargos en contra de Sapiro. En ese momento, se
puso en contacto con Louis Marshall y con el miembro del Congreso
estadounidense Nathan Perlman. Les dijo que se había equivocado al
atacar a Sapiro y a otros judíos, y que quería enmendar la situación.
Los dos hombres sugirieron una disculpa pública y la finalización de la
campaña antisemita de Ford. Ford estuvo de acuerdo.
Si bien algunas personas elogiaron el cambio de actitud de Ford,
otras no quedaron muy convencidas. Antes de 1932, había cinco
organizaciones antisemitas en los Estados Unidos. Entre 1932 y 1940,
había más de 120 grupos. Muchos de ellos se basaban en los artículos
y los libros que Ford había publicado en la década de 1920 para
respaldar sus ataques contra los judíos.
Entre los antisemitas que reconocieron su deuda con Ford se
encontraba el padre Charles Coughlin, un sacerdote católico con base
en Detroit. En la cumbre de su popularidad en la década de 1930, su
programa de radio llegó a más de tres millones de hogares en todo el
país. También publicó Social Justice, una revista con una circulación
de cerca de un millón de ejemplares. Cuando volvió a imprimir los
Protocolos, Coughlin escribió: “Sí, los judíos siempre afirmaron que los
Protocolos eran falsificaciones, pero prefiero las palabras de
Henry Ford, quien dijo que ‘La mejor prueba de la verdad de los
Protocolos es que, en realidad, se habían cumplido hasta el presente’”.
Coughlin agregó: “Ford sí se retractó de sus acusaciones contra los
judíos. Pero ni Ford ni yo nos retractamos de la afirmación de que
muchos de los sucesos predichos en los Protocolos se han
cumplido”.25
Esos sucesos “predichos” incluyeron la Primera Guerra Mundial, la
Revolución Rusa, la Declaración de Balfour y el Tratado de Minorías.
En realidad, no se predijeron en los Protocolos, pero el documento
emplea un lenguaje tan impreciso que podría interpretarse como
“evidencia” de casi cualquier suceso.
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