La cara oculta de Jesús

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LA CARA OCULTA DE JESÚS
Fernando Fábregas
A muchos cristianos nos congratula que intelectuales agnósticos o ateos, estén empezando a
descubrir al Jesús revolucionario y activista político social, que la iglesia y me atravería a decir que
las iglesias cristianas nos han hurtado.
Jesús nació y vivió en una sociedad totalmente sacralizada, por ello es inevitable que Jesús
fuera creyente en Dios, al que llama padre. En aquella sociedad judía cuya identidad social estaba
intimamente unida a la divinidad, sería impensable pensar que ninguno de sus miembros fuera ateo
y si alguno hubiera, lo ocultaría de forma vergonzante. Sí es posible que muchos no siguieran los
códigos éticos, de comportamiento y litúrgicos del pueblo de Israel, pero no que se manifestaran
abiertamente no creyentes. ¿Quiere decir esto que Jesús de haber nacido en nuestra época podría
haber sido no creyente? Esta pregunta es claramente una provocación. Yo la contestaría como
creyente que soy negativamente. Pero mira por donde que el Dios en que yo creo en el tiempo
presente es el modelo que nos muestra Jesús con su palabra y con sus hechos y ese Dios, que
defiende -en lenguaje actual- los derechos humanos, sigue vigente. Pero yo añadiría que el Dios de
Jesús, podría ser el Dios de los laicos, si obviamos el sustantivo para no ofender su derecho a no
creer en ningún dios, centrándonos únicamente en los valores que nos transmite, y que son comunes
a todos los hombres de buena voluntad. La compasión, la solidaridad y las relaciones fraternales
entre los humanos, mensaje que muchos empiezan a descubrir ahora, es para nosotros mucho más
importante que los dogmas, los ritos que en muchos casos se les ha hecho transponer el carácter
simbólico para convertirse en fines en si mismos, y los códigos éticos, a menudo inhumanos y
excluyentes. Desgraciadamente, lo que criticamos, creemos que es la base del entramado
eclesiástico, gerontocrático, machista, retrógado, dictatorial y discriminatorio, y que de nuevo,
desgraciadamente, son las señas de identidad de una iglesia anclada en la edad media, que pide
perdón por lo errores de otros en el pasado y persiste en un supuesto magisterio de origen divino al
que yo opondría el final del chiste del director del manicomio, que presenta a un visitante a uno de
los internos que dice ser el espíritu santo, afirmando de sí mismo, que él, que es el padre eterno, no
lo conoce.
Me satisface sobremanera que se estén soprepasando las barreras que el tinglado eclesiástico
ha puesto delante del mensaje revolucionario de Jesús ocultándolo y desprestigiando a un ideólogo,
que no lider, ni religioso ni político, cuyo mensaje y praxis está lleno, al menos por lo que nos ha
llegado a nosotros, de compasión, solidaridad, hermandad, defensa de los más humildes y
oprimidos y paralelamente crítica de los lideres religiosos y políticos que oprimen al pueblo y
ponen cargas pesadas sobre ellos, apelando a una divinidad con la quieren hacernos creer que se
comunican. Hay que trasladarse a aquella época y a aquella sociedad y llevar su mensaje a nuestro
lenguaje actual, ya que si no, no entenderíamos el calado y cambio revolucionario que supuso aquel
personaje y aquel mensaje. Por ello, aunque sea creyente, me siento mucho más satisfecho y mucho
más unido con los que están empezando a descubrir, pensadores y gente común, la faceta social y
política de Jesús, que de todos sus supuestos representantes cualificados que han secuestrado la
figura de Jesús, lo que no sería tan grave si ese secuestro no supusiera desenfocar, sobre todo, lo
substancial del mensaje de nuestro ideólogo, ocultándolo a los ojos de muchos que sí reflejan de
manera mucho más cierta lo que él predicaba. Dios es un concepto abstracto, inexplicable y no
sometido a la razón humana. Pero mira por donde que Jesús nos enseñó, que deberíamos buscarlo
en los otros seres humanos con los que compartimos o deberíamos compartir un destino común,
desde la hermandad (solidaridad). Así que si quitamos a Dios del escenario, y lo digo a pesar de ser
creyente, no pasa absolutamente nada. Los otros, mis hermanos y hermanas siguen ahí y la tarea de
construir un mundo más solidario, ese otro mundo posible, sigue ahí, y la satisfacción de amar y ser
amado por los que nos rodean, sin olvidar a los lejanos, siguen ahí. Ciertamente, y ahora me dirijo
en concreto a los creyentes, que Dios, su existencia, puede ser para muchos, especialmente en
situaciones dramáticas, un consuelo y una esperanza, alguien en quien confiar y a quien de manera
misteriosa recurrir, ya que ni podemos verlo ni podemos oírlo. Podría ocurrir también que en algún
momento de nuestra vida nos tengamos que enfrentar con únicamente nuestras propias fuerzas a
situaciones límites, en las que nos encontraremos totalmente solos, lo que no deso a nadie. Un
ejemplo de lo anterior es la queja desgarradora de Jesús en su agonía cuando apela a su, nuestro
padre, Dios, por haberlo dejado abandonado, o al menos es como lo sentía él en ese momento.
Tengo que recordar aquí el libro de Enrique de Castro que escandalizó a muchos, “Dios es
Ateo”. Hasta le criticaron que escribiera el sustantivo dios con minúsculas. No es especialmente
significativo si Jesús era o no creyente, por supuesto no creo que fuera biológicamente hijo de Dios.
Sí es cierto que se refería a él como padre, pero paralelamente nos invitaba a llamarlo padre
también a nosotros. No sé cual sería ahora el equivalente (podría ser madre, o cualquier otra
relación íntima), pero me da igual. Sin embargo, el carácter simbólico de filiación divina de Jesús es
mucho menos importante que su visión de las relaciones de igualdad entre todos los seres humanos.
Su testimonio está avalado por una muerte cruel e injusta, pero en esto también ha habido
exageraciones. Él nunca pretendería haber sido el más torturado, en la historia reciente tenemos
ejemplos de personas que han sufrido torturas muchísimo más prolongadas y crueles. La historia de
que la ofensa en su caso era de dimensiones infinitas tampoco me sirve, ya que hacen referencia de
que a quien estaban torturando era a Dios. ¿Alguien cree a estas alturas que sus torturadores
creyeran ni de lejos que estaban torturando al mismísimo dios? Tendríamos que analizar
apoyándonos en la hermenéutica, todas estas exageraciones, tergiversaciones, y en algunos casos
simples adornos literarios, algunos que proceden de los mismos evangelios canónicos. En concreto
todo lo referente a su infancia o a las palabras de su madre, algunas de ellas realmente hermosas,
pero que no solo no hay garantías de su autenticidad sino que parece totalmente improbable que ella
contara haber dicho o pensado tales cosas. Curiosamente han sido estas circunstancias el sustento
durante años y sigue siéndolo de la predicación de aquellos, la mayoría de buena voluntad, que han
ejercido y siguen ejerciendo el control social de la población en beneficio, las más de las veces, de
aquellos que les financian, les reservan puestos privilegiados en las relaciones sociales, y les
utilizan para ejercer todavía de una manera más interesada y egoísta ese mismo control social que
les es imprescindible para mantener unas sociedades sometidas a esos mismos poderes que Jesús
criticaba y que fueron los principales agentes de su condena, (no por que tuviera que morir para
salvarnos). La salvación humana de la sociedad es tarea de todos, (de la extraterrenal no sabemos
nada ni está en nuestras manos hacer nada). Jesús fue ajusticiado por que era un peligro por atacar
de raíz el sustento mismo de una sociedad injusta. Desgraciadamente eso sigue siendo así y es por
eso que muchos pensadores empiezan a descubrir que entre los ideólogos que ha habido a lo largo
de la historia, Jesús ocupa un espacio a tener en cuenta, uno más entre muchos, aunque para los
cristianos sea el maestro de maestros.
Tenerife 5 de febrero de 2011
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