El Rol de los Institutos de Cáncer en América Latina en el siglo XXI ..... Un Reto ? Autor: Dr. Alberto Céspedes Carrillo Master en Salud Pública. Especialista de 2do Grado en Administración y Organización de Salud Pública. Director General del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología. Cuba Abordar este tema a siete años de inicio de este siglo, es expresión de que estamos atrasados. Quizás haya sido tratado por autores en libros, en foros o talleres, en congresos o en cualquier otro tipo de actividad, pero la acción no ha sido de impacto. Sin pretender sentar pautas e ideas novedosas, sugerimos buscar alternativas que estimulen el ingenio y la iniciativa frente a la responsabilidad que tienen los Institutos de Cancerología y sus ejecutivos ante la magnitud del problema Cáncer en nuestros Países y en nuestra Región. El Cáncer es uno de los mayores problemas de salud en el perfil epidemiológico de Latinoamérica y el Caribe, y su importancia amenaza ser considerablemente mayor en las próximas décadas. En el año 2002, la incidencia en la Region fue de 830 000 nuevos casos y aproximadamente 500 000 muertes, siendo los tipos más frecuentes en mujeres; el Cáncer de mama y cuello uterino y en hombres: el de próstata y de pulmón, el cáncer de estómago es aún un problema muy importante en muchos países de la Región. El cáncer colorrectal ocupa las primeras posiciones en ambos sexos. El contexto en que esta situación se está dando forma parte de una Región que pertenece a un Mundo inmerso en un >tuvo una expresión muy fuerte mediante el neoliberalismo, sus políticas y acciones, las cuales han sido un fracaso y que los pueblos con su sabiduría están exigiendo de este siglo XXI su desaparición. Los ejemplos están presentes, coexisten y se inscriben como positivas variables macroeconómicas con el aumento del PIB y sin embargo el aumento de la pobreza y el desempleo y la concentración de la riqueza hace que los ricos se hagan cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. > En este contexto se vive un escenario de transición epidemiológica donde junto a enfermedades de países desarrollados, se unen las propias de países en desarrollo o subdesarrollados (palabra esta que muchas veces se soslaya). Es así que encontramos enfermedades emergentes como el SIDA y reemergentes como la tuberculosis, la violencia es algo diario, junto a la adicción a drogas, alcohol y tabaco. El desarrollo tecnológico ha tenido también influencia sobre el sector salud y sobre los Institutos. La complejidad tecnológica y su impacto sobre la práctica profesional por ejemplo: en la imagenología, la cirugía no invasiva, la radioterapia y la medicina nuclear han conducido a una mayor especialización de los profesionales (no sólo los médicos), los cuales se han tenido que integrar a esta, constituyendo un reto conservar su identidad cultural y sus valores éticos. En esta dirección se destaca el desarrollo de la industria médico-farmacéutica, la cual ha producido nuevos medicamentos citotóxicos más eficaces y seguros; fármacos provenientes de la Biotecnología como los anticuerpos monoclonales y las vacunas terapéuticas para diversas localizaciones de Cáncer. Las Constituciones de todos los países de la Región le han otorgado a la Salud carácter obligatorio, lo cual no significa que todos los ciudadanos de la región y las diferencias en poner en práctica la letra en los países que la conforman, cumplan a cabalidad con los principios rectores de equidad; efectividad; calidad; eficiencia; sostenibilidad y participación social. Esta situación hasta aquí esbozada nos está señalando que las instituciones del sector Salud y entre ellas los Institutos de Cancerología no son entes aislados de los fenómenos que afectan a la sociedad en su conjunto. Los cambios sociales, políticos y económicos obligan a los Institutos de Cancerología a cambiar en sí y también cambiar en las relaciones que el Instituto tiene que establecer con otros actores sociales nacionales e internacionales. Se hace necesario entonces emprender reformas estructurales y profundas porque los Institutos de Cancerología de la Región no han estado aislados, repito, de la crisis que ha tocado muy fuertemente a todos los elementos de los sistemas sanitarios, así como también a los sistemas de valores. El reto a los Institutos está ahí planteado: ¿Qué hacer? ¿Somos y seremos unidades del más alto nivel de calidad en la atención oncológica, porque concentramos profesionales de alto nivel y tenemos alta tecnología solamente? ¿Cómo se accede a esa asistencia? ¿Son los Institutos entes aislados o forman parte de un sistema? ¿Qué, por qué y para qué investigamos? ¿No debe estar en nuestras prioridades la “Evaluación de la Tecnología” referida a equipos médicos, a medicamentos, procedimientos clínicos y quirúrgicos, dispositivos, funcionamiento de los servicios, todo esto formando parte de un Sistema Regulatorio Nacional? ¿No sería posible unir esfuerzos para una estandarización diagnóstica y terapéutica tanto nacional como regional? Los Instituto de Oncología del siglo XXI tienen que cambiar, porque el cuadro demográfico y epidemiológico de las poblaciones está cambiando, se envejecen, y aumenta el peso relativo de las enfermedades degenerativas y crónicas, entre ellas el cáncer. El desafío y muchas de las respuestas a las preguntas están en que fortalezcamos cada uno la red interna de sus instituciones y nos articulemos con una red externa regional integrada por los Institutos de todos los países del área. La investigación multidisciplinaria e interpaises, podría abordar temas en magnitudes que nadie puede lograr por el capital humano que tenemos. Todo esto produciría, datos sólidos de nuestras propias realidades y no de problemas del mundo desarrollado en ocasiones muy diferentes a las nuestras. El desarrollo de la informática viabilizaría este propósito. La Oncología facilita como especialidad una nueva organización; con un desarrollo conceptual estructurado en lo interno como un Sistema, en redes, con criterio amplio de multidiscciplinaridad y sobre la base de protocolos terapéuticos evaluados. La atención en oncología es global integral y se brinda en diferentes escenarios, porque un paciente necesita distinto tratamientos (atención medica, quirúrgica, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia génica en desarrollo). Los éxitos terapéuticos en Oncología se basan en estrategias terapéuticas multidisciplinarias que incluyen el concurso de diferentes especialistas, el seguimiento de la evolución del paciente después del tratamiento, o sea una atención por etapas evolutiva y continuada hasta los momentos extremos, (al cual no nos referimos al mismo como paliativo porque esa expresión entraña un poco el concepto de desahuciado) y el tratamiento del dolor acorde a la escalera analgésica. Las exigencias de calidad y de respeto a los procedimientos experimentados, así como la evaluación de sus resultados garantizan la efectividad del procedimiento y del tratamiento. Mucho pudiéramos hacer en este sentido. En Europa y en Estados Unidos los grandes Centros de Atención y de Investigación en Cáncer trabajan así y realizan investigaciones inter y multiinstitucionales.¿Por qué sin criterio de imitación y con un análisis de nuestra problemática y nuestras realidades y características propias no nos unimos en este propósito para la “Lucha contra el Cáncer” Soplan aires de integración en nuestra Región de las Américas.¿Por qué no unirnos en esta estrategia por la vida, para contribuir a hacer realidad que: UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE