EL ROL DEL (LA) ANIMADOR (A) EN LA VIDA RELIGIOSA

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PODER Y AUTORIDAD SEGÚN JESÚS
ESPIRITUALIDAD DEL SERVICIO
Orientado por el sacerdote Ignacio Madera Vargas, sds
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EL ROL DEL (LA) ANIMADOR (A) EN LA VIDA RELIGIOSA
Taller 1°
Criterios:
a. Partir de relatos, no de teorías o ideales y narrando experiencias respetando la intimidad de las
personas.
b. Buscar ser analíticos a partir de la realidad como ella es, no a partir de ideales previamente
definidos.
Realización:
Personalmente
1. Haga un listado de lo que considera que es el rol del (la) animador (a) en la comunidad
religiosa.
2. Clasifique ese listado en áreas, por ejemplo: administración, apostolado, relaciones
comunitarias, etc.
3. Enuncie las principales dificultades para ejercer el servicio de animación. Identifique las dos
causas que para usted son las más importantes.
En grupos:
Comparten lo establecido en el numeral 3 teniendo en cuenta los asuntos listados y su agrupación:
¿Hacia qué áreas están dirigidas preferentemente del animador(a)? ¿Ello, qué consecuencia tiene
sobre la vida religiosa de los hermanos(as)?
Se concluye con una oración ofreciendo al Señor las realidades identificadas.
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ANIMADORES (AS) PARA EL SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO
Taller 2°
Personalmente:
A partir de su experiencia de Vida Religiosa escriba a manera de relato sintético (una página o
máximo dos), la experiencia más difícil y la más grata que usted ha vivido de su servicio como
animador(a) de una comunidad local o provincial.
Estos relatos enriquecen la vida de los demás hermanos(as) y nos sitúan en una misma búsqueda en
la esperanza a pesar de las dificultades:
Grupalmente:
1. Se leen los relatos sin hacer ningún tipo de comentarios o de explicación al escuchar la
lectura. Cada uno se limita sólo a leer lo que ha escrito y el grupo debe garantizar que nadie,
en este momento del taller haga ningún comentario, mucho menos quien está leyendo.
2. Nos retiramos por veinte minutos a orar lo que estos relatos dicen a nuestra vida. Lo ofrezco
al Señor con paz y tranquilidad.
3. Volviendo al grupo nos hacemos las siguientes preguntas:
a. ¿Qué tipos de experiencias prevalecen en nuestros relatos?
b. ¿Cuáles son los elementos comunes en cuanto a la relación de autoridad que
encontramos en ellos?
c. ¿Qué nos piden estos relatos del modo actual de ejercicio de la relación de autoridad
que tenemos en el grupo?
Terminadas las preguntas el grupo hace la lectura de 1Cor 2, 1-5 y una oración espontánea pidiendo
la luz del Espíritu para aprender de Jesús a tener autoridad.
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CONFLICTOS EN LA RELACIÓN DE AUTORIDAD
Taller 3°
Personalmente:
Se parte de experiencias, no de conceptos o ideas acerca de la autoridad. Por ello el recurso es al
relato, a la propia historia, a lo que viene pasando entre nosotros y nosotras.
Debe usted describir todo el tiempo su respuesta, si no las tiene escriba que no las tiene y por qué.
1. ¿Cuáles son los principales conflictos que ha tenido en la relación de autoridad?
2. ¿Qué mentalidades de la sociedad actual consideras que han influido en ti y en tus
hermanos(as) para provocar estos conflictos?
3. ¿Qué realidades de la vida anterior al ingresar a la vida religiosa, tanto de tu parte como de
tus hermanos(as) consideras que inciden en el modo de establecer relaciones de autoridad?
4. ¿Cómo se ha enfrentado los conflictos que quieren compartir?¿Han dejado huellas
profundas?¿Cómo se han superado?
Grupalmente:
1. Cada uno(a) lee lo que ha escrito sobre cada item, los demás escuchan en silencio. En este
momento nadie puede intervenir.
2. Hacemos un corto momento de silencio para poner en manos del Señor lo escuchado.
3. Se leen los siguientes textos evangélicos:




Lc. 4, 31-37
Mc. 1, 23-27
Mt. 7,21-28
Mc. 10,41-45
Oramos el ideal evangélico de la relación de autoridad.
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CONFLICTOS EN LA RELACIÓN DE AUTORIDAD
Taller 4°
Criterios:
-a partir de la experiencia
-sin juzgar las experiencias como buenas o malas, simplemente están allí, a través de ellas el Señor
pronuncia una palabra.
-se responde primero personalmente
1. Cuáles son los principales conflictos en la relación de autoridad, es decir, entre los(as) animadores
y sus hermanos (as)?
2. Qué mentalidades de la sociedad actual cree usted que influyen en estos conflictos?
3. Qué problemas de la vida anterior tanto de los animadores como de los hermanos cree que ejercen
un influjo?
4. ¿Cómo se han enfrentado los conflictos que usted está compartiendo?
5. ¿Será posible que no existan estos conflictos?
El grupo busca y medita en los textos que señalan conflictos en la relación de autoridad vividos por
Jesús.
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EL ROL DEL (LA) ANIMADOR (A) EN LA VIDA RELIGIOSA
PRIMERA REFLEXION
1. Las dificultades por las que pasamos:
-algunos no quieren ser animadores.
-algunos sufren porque no son nombrados.
-algunos saben muy bien como animar pero no son capaces de hacerlo
-algunos llegan a serlo y se olvidan de todo lo que pensaban antes.
-algunos no quieren dejar de serlo.
2. Lo que es incuestionable
-la necesidad de una animación en cada comunidad o provincia
-la necesaria claridad en orden a una relación entre animador (a ) y cohermanos (as).
-la no siempre fácil relación entre autoridad y cohermanos (as).
-la necesaria referencia al seguimiento de Jesucristo y a los valores evangélicos.
-la necesaria referencia a la invitación del Vaticano II a una renovación de nuestra vida religiosa que
en este momento queremos interpretar, desde América Latina, a la luz del Camino de Emaús.
3. Que no es el animador
-un (a) jefe
-un(a) buen(a) gerente
-un(a) dictador(a)
-el(la) dueño(a) de casa
4. Quién es un (a) animador(a)
-un(a) seguidor(a) de Jesucristo: servidor(a)
-alguien que pone "ánima en la comunidad"
-alguien que ve la situación de la comunidad pero ocupándose de cada hermano
-alguien que se preocupa primordialmente del entusiasmo por Cristo y el Reino.
-alguien que crea comunión. Así realiza la vida de la comunidad eclesial.
-alguien que reconoce la diversidad de carismas que el Señor regala a la comunidad
-alguien que sabe vivir la universalidad evangélica: se niega a favoritismos-es: alguien capaz de
acompañar a los(as) hermanos(as) en el difícil y tortuoso camino de su seguimiento de Jesucristo
5. Cualidades del animador
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-buscar vivir los valores del evangelio privilegiando:
a. el servicio
b. la humildad
c. la capacidad de escucha
d. la sinceridad
e. la contemplación
f. la radicalidad.
Esto lo (la) hace consciente de ser también alguien que está tratando de vivir la vida religiosa junto
con sus hermanos (as).Así la animadora será una continua buscadora, está o no prestando ese
servicio.
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ANIMACIÓN PARA EL SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO
REFLEXIÓN
2. ¿Cómo tipificamos el seguimiento de Jesucristo?
-una palabra que llama. Por ello se anima para la vivencia de la Palabra. El animador debe con su
testimonio entusiasmar a su comunidad para la lectura cotidiana y asidua de la Escritura. Invitar a la
comunidad a experimentar la lectio divina como un modo habitual de vivir irá dando gusto a la
habitación en la casa de Jesús. Por ello, la lectio debe ser primordialmente de los textos del Nuevo
Testamento.
-esa palabra se toma en serio: para discernir las situaciones de la vida, las que son fruto de la libertad
como las que se nos imponen por las situaciones del momento. El o la animadora debe insinuar y
formar a la comunidad en el discernimiento a la luz de la escritura. La conciencia de resurrección, o
si queremos, la fe en la resurrección consiste en vivir de tal manera que las actitudes, las acciones y
los valores se transforman ante la pregunta que nos hace la Palabra de Jesucristo. Si vive es porque
esta palabra es viva, genera preguntas y suscita comportamientos porque es la palabra de un viviente
y no de un muerto ilustre, es palabra del Resucitado
-la gratuidad de la llamada: es iniciativa, es don, es gracia. La animación conlleva el que con cierta
periodicidad tomemos conciencia de la gratuidad de esta llamada. Somos hombres y mujeres frágiles,
y por esa fragilidad nuestra se muestra la grandeza del Dios que nos llama y salva.
-la libertad de la respuesta: "si quieres", es igualmente gratuita. Sentirse libres en el seguimiento de
Jesucristo, tomar conciencia comunitaria de que somos religiosos y religiosas en plena y absoluta
libertad, porque queremos y porque nos fascina. Es una tarea de verdadera animación en este tiempo
de tanta desilusión y desencanto.
-el componente místico y el componente práctico son inseparables. Cuando ellos se separan viene la
esquizofrenia en la vida religiosa o en cualquier vida cristiana. O la contemplación que aliena o el
activismo que esteriliza.
3. La persona y la causa de Jesús: fascinación del seguidor
La fascinación por Cristo es la que refunda la relación de autoridad. La conflictividad del momento
histórico trasmite como por ósmosis, con buena voluntad, comportamientos sociales que hacer la
relación muy compleja.
No es por la caída del modelo dominador dominado y la búsqueda de implantación del modelo
dialogal que debemos decir que la autoridad esta en crisis, sino porque hemos pasado de un modelo
fundado en criterios sociales y humanos al modelo de Jesús.
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Refundar la relación es saber que la autoridad no tiene que ver con el poder sino con la calidad del
testimonio. Es la búsqueda común de testimonio lo que da autoridad en la vida religiosa y no la
capacidad de mandar o dominar.
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CONFLICTOS EN LA RELACIÓN DE AUTORIDAD
REFLEXIÓN
1. Las posiciones ante el conflicto
-negación
-supravaloración
-angelismo
-búsqueda de un chivo expiatorio
-aceptación del conflicto para transformarlo
-saber sacar lo que Dios dice a través de él.
-la consecuencia fatal de lo anterior: el desencanto
2. La experiencia de Jesús como los evangelios la presentan
-Jesús no busca el conflicto, le viene
-La causa no es la búsqueda de intereses personales sino su predicación.
-La causa es la ley de la alianza ante la ley de la pureza
-La causa es la nueva relación al Padre.
-La causa es la nueva solidaridad con los hermanos
-La causa es la actitud ante la muerte y la persecución
-Jesús no se desencanta ante la limitación de sus discípulos sino que ella le hace consiente de la
hondura de su misión y de la fortaleza que tiene que venirle de la confianza sin condiciones en el
Padre y de la presencia del Espíritu
3. Cómo enfrentarlos
-aceptándolos
-mirándolos serenamente
-reconociendo lo que ellos traen de pecado: negación de la fraternidad, de la armonía, del amor.
-buscando sanar las heridas causadas: paciencia evangélica.
-sabiendo reconocer la propia limitación: para no engañarnos creyendo que podremos resolver todas
las dificultades que se presentan. Algunas deben remitirse a otras personas, o a profesionales
(cuestiones sicológicas) o a directores espirituales o a superiores (as) mayores. Ello no desdice de mi
capacidad sino antes bien me ubica en la limitación de mi propia búsqueda.
-orando juntos: el gran logro de un (a) animador es mantener la necesidad de orar y el lograr orientar
la oración a partir de la vida, de los sueños, de los deseos insatisfechos, de las ilusiones y esperanzas,
de las tristezas y fracasos, una oración pascual y encarnatoria.
-aceptando la bondad de los hermanos, su espontaneidad. Estrictamente hablando nadie está lleno de
malas intenciones. Generalmente, los hermanos y hermanas crueles o rebeldes o histéricas o
neuróticos son personas que llevan su situación como una carga. Una madre en el hogar soporta a su
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hijo o hija deficiente, le busca soluciones, un padre en el hogar siente en su propia carne el
sufrimiento de su hijo descarriado. En la vida religiosa necesitamos algo de esa mentalidad del
hogar.
1. En la superación del modelo conventual
Entiendo por superación del modelo conventual una vida regida por horarios, reglamentos, normas
que todos y todas debemos cumplir. Si algo falla en el cumplimiento de lo anterior, entonces
consideramos que la vida religiosa se está destruyendo. Algunos y algunas creen que la vida religiosa
está en dificultades porque no ha sabido mantener el rigor y la estrictez del pasado. Olvidan que este
tiempo es otro, que nacieron en la cultura del libro y estamos en la cultura de la imagen, que nacieron
en los tiempos de los principios y de los grandes relatos y estamos en los tiempos de los pequeños
relatos, de la fragmentación, de la imposibilidad de asegurar con radicalidad tantas cosas.
El modelo de hogar lo entiendo en los términos de la familia nuclear tradicional. En donde las
relaciones se tejen a partir del amor de sangre y en donde todo se mira desde ese mismo amor. Por
ello, la familia incluye las discusiones, las desavenencias, la angustia ante las dificultades de uno de
los hijos o hijas pero prevalece el sentido del bien de la persona, de su cuidado, de su preservación.
Se ama y por ello no se escatiman esfuerzos para encontrar y buscar soluciones o salidas a las
dificultades. Y se soporta y se tolera. Aquí si que vale el decir de la carta de Pablo, el amor es
comprensivo.
Del convento legalista al hogar como casa religiosa en donde se busca la espontaneidad y la libertad.
En donde los momentos de oración no pueden ser fardos pesados pero tampoco ser momentos que se
buscan según el libre arbitrio o libre voluntad de cada uno. En donde se comprende que una hermana
o hermano llegue cansado y no despierte con la misma rapidez que otra, que sea necesario llamar con
cariño para recordar la hora, porque es bueno para todos y todas y no porque es necesario cumplir
con un reglamento que parece mas importante que los altibajos de la vida cotidiana.
No estamos en una búsqueda de cumplimiento de unas determinadas maneras de organizar la vida.
La vida religiosa es toda la vida, por lo tanto, no podemos estar prendidos de normas sino de un
espíritu que se conquista a lo largo de la vida toda. Que nos hace comprensivos incluso con aquel o
aquella que definitivamente han descubierto que deben darle otras oportunidades a sus vidas.
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EL SERVICIO DE AUTORIDAD
La autoridad es un hecho de relación. No existe la autoridad en sí. Existe porque alguien vive de tal
manera que su autoridad se funda en la profunda coincidencia consigo mismo, este es el sentido de la
autoridad de Jesús. Por ello quien tiene autoridad puede influir sobre otros, sobre su
comportamiento, sus opiniones, sus acciones, sus maneras de ser.
La capacidad de impactar al otro (a) de suscitar en el o ella preguntas y alternativas para vivir señala
el influjo de nuestra autoridad, pero es necesario tener presente que toda persona que tiene autoridad
provoca una reacción en los demás. O de aceptación o de rechazo. La autoridad es ineludible. Por
ello es necesario que tengamos claro que no es lo mismo tener autoridad que tener poder.
En la vida religiosa algunos o algunas tienen poder pero no tienen autoridad. Y esto lo entendemos
en el contexto de todo lo dicho. La refundación del servicio de superiora pasa por esta necesaria
transición de esquemas:
-de la capacidad de mando a la capacidad de escucha
-de la firmeza para las decisiones a la búsqueda de comprensión de lo que pasa en el hermano o
hermana
-de la intransigencia a la magnanimidad
-de la impasibilidad a la sensibilidad ante el dolor de los demás
-del poder al servicio
Un desplazamiento hacia la animación de la vida espiritual y carismática. Un desplazamiento hacia
la animación en la lectio divina y en los grandes valores de la espiritualidad, historia y carisma y de
la comunidad.
De esta manera no son las personas con don de mando las que tienen carisma para ser superioras,
sino las que tienen autoridad. Y si a la autoridad se le une una cierta capacidad administrativa y
organizativa, entonces tenemos la superiora ideal. El problema está en que a veces estas dos
cualidades no vienen juntas. Pero lo que si debemos retener con claridad es que la autoridad
evangélica es la condición primera para una animación refundada.
SICOPATOLOGÍA DE LA AUTORIDAD
Algunos sicólogos consideran que la necesidad y el deseo de dominar son un sueño humano de
siempre. Hay un tirano que duerme en cada uno de nosotros desde que tiene poder. Según esto es
necesario diferenciar entre el deseo de ser uno mismo y el deseo de dominar. Este último puede
llegar a ser morboso.
Es necesario que el superior o superiora tengan capacidad de decisión, convicciones profundas,
confianza en sí mismos pero la impaciencia ante las limitaciones de los demás, el rechazo de las
resistencias, es decir, de quienes no comparten sus modos de pensar o decidir, el deseo inconsciente
de venganza que llega a ser opresor de los hermanos o hermanas hacen que la pasión por el poder dé
un viraje patológico.
La gran patología en la relación de autoridad es la autocracia, venga del superior o venga de los
hermanos o hermanas. El autócrata o la autócrata, aman el poder por el poder, lo disputan, son
incapaces de soportar la crítica, por ello buscan aniquilar la oposición sin escrúpulos acerca de los
medios utilizados, (desacreditar una búsqueda novedosa, ignorar un servicio valioso, hacer
comentarios de doble sentido que levanten sospecha sobre las personas, inventar historias, la ironía,
la sátira, la calumnia). Por ello la persona autócrata acusa fácilmente a los otros, provoca complots
en su contra, sobretodo si siente que es alguien que se constituye en amenaza para mantenerse en el
poder o continuar con él en el futuro. Disfruta el culto a la personalidad y hace reinar en terror en los
demás: humilla, sanciona, amenaza, pone a unas personas en contra de las otras, siempre se glorifica.
La personalidad autócrata ha sido estudiada por Sanford, Levinson, Adorno, a partir de casos como
Hitler, Mussolini, Stalin. Podemos caracterizarla así:
1. Rigidez: se niega a la flexibilidad, comprensión, a la fe en la capacidad de evolución de los otros,
y se hace incapaz de cambiar de opinión.
2. Intolerancia: ante la ambigüedad o incertidumbre, por ello se opone a la búsqueda de lo nuevo,
niega sus propias ignorancias y dice saberlo todo acerca de lo que los demás estén proponiendo.
Siente terror ante la puesta en jaque de sus afirmaciones.
3. Incapacidad de percibir justamente al otro: por ello se proyecta en los demás creyéndolos
incapaces de aceptar sugerencias y acusándolos de rígidos e impermeables. Por ello es incapaz de
hacer una evaluación serena de la personalidad de sus hermanos (as) y desarrolla fuertes sentimientos
de envidia con visos enfermizos.
En contraste con la personalidad autocrática, degeneración de la relación de autoridad por parte de
quienes animan, podemos identificar algunas patologías en los hermanos o hermanas que
conforman una comunidad local o provincial:
1. Algunos necesitados o necesitadas de padre o madre encuentran en recompensa superiores o
superioras patriarcales o maternales, protectores en búsqueda de adoración filial y dependencia de
sus animadores, dependencia que es generalmente infantil porque busca la exclusividad de los
beneficios que le puede conllevar su relación al superior o superiora por lo que es fácil que estos
hermanos o hermanas entren en rivalidad envidiosa con los otros.
2. Otros y otras para quienes el superior o superiora encarnan el ideal que tienen para consigo
mismos, por ello siguen con entusiasmo a alguien que representa su ideal.
3. Aquellos que responden a superiores o superioras buscando amor como hermanos o hermanas
amorosos. Aquí podemos encontrar una gama que va del amor platónico y el amor de lejos a la
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divinización con culto a la personalidad.
4. El animador o animadora como chivo expiatorio de hermanos y hermanas que buscan descargar su
envidia y agresividad en el o ella. Esta situación puede conllevar relaciones extrañas en cuyo juego
jamás debe caer un superior o superiora asumiendo el papel de víctima. Es el típico caso de
religiosos o religiosas que atribuyen todos sus males o límites a sus superiores desde el promotor
vocacional hasta el provincial o la provincial actual
5. Aquellos que no saben cómo sortear sus dificultades en el trabajo porque el superior o superiora
toman sobre sí las responsabilidades y las decisiones para liberarles de toda culpa o ansiedad.
6. El superior o superiora viviendo situaciones morales no propias de su estilo de vida y los
hermanos o hermanas que no soportando esas situaciones, deciden imitarlo para que así todos
estemos en las mismas. Los hermanos y hermanas ya se tranquilizan ante la situación generalizada.
7. El hermano o hermana que se atormentan ante el buen ejemplo de su animador o animadora a
causa de sus pensamientos, deseos o conductas disfuncionales. Estando deseosos de resistir se
encuentran incapaces de hacerlo solos. Entonces se reprimen para seguir el modelo como debe ser, se
sostienen por un tiempo con el ejemplo pero luego se vengan al dejar de estar con esa persona
acusándola de incomprensiva o radical.
HACIA UNA RELACIÓN SANA
La relación de autoridad es lo contrario de la arbitrariedad. Y la relación refundada es precisamente
una superación de muchas formas de arbitrariedad que han hecho carrera en la vida religiosa
contemporánea. Por ello, mientras mas autoridad tiene un animador o animadora menos necesidad
tiene de medios materiales de presión para hacerse obedecer y lo contrario.
La relación de autoridad supone por lo tanto que ella es reconocida y aceptada que todos asumimos
un servicio para el crecimiento comunitario y la organización de la vida cotidiana en función del
seguimiento de Jesús y el crecimiento carismático. Por ello no hay autoridad si ella no es reconocida
y aceptada. La autoridad es el “poder” de obtener sin recurso a la represión física cierto
comportamiento de parte de aquellos con quienes compartimos la vida. Excluyendo la fuerza. Lo que
genera autoridad es la aceptabilidad de las propuestas hechas. Por ello, si se excluyen las relaciones
de fuerza, entonces las relaciones que se establecen deben ser de confianza. Sin confianza, el poder
no es más que opresión.
El animador desde una perspectiva refundacional puede identificar su servicio a través de cuatro
verbos: animar, organizar, informar, formar, promover
Animar: es dar “anima”, es decir, suscitar un Espíritu. Qué espíritu? El de un (a) seguidor (a) de
Jesucristo. Estimular el seguimiento de Jesús es la tarea primera del animador (a); orientar hacia dos
grandes vertientes: ir a vivir en la casa de Jesús y caminar por las sendas de la misión. Animación
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por lo tanto para una vivencia intensa y profunda de Jesús: espiritualidad y para un compromiso con
la causa de Jesús, su reino: misión. Se anima para la espiritualidad y la misión. Por ello el animador
(a) debe ser ante todo un hombre o mujer identificados con la espiritualidad y misión de la
comunidad. Esta es su primera capacidad y debe ser el criterio primero para su nombramiento o
remoción.
Dar alma, es decir, una unidad, un dinamismo, una vida. No hay organización sin animación.
Conlleva una optimización de la vida de la comunidad por el recurso a la Palabra y al discernimiento
en orden a lo que ella nos pide de manera que las relaciones entre los hermanos y hermanas crezcan
en seriedad, serenidad y realismo humano. Esta optimización de la vida interior del grupo y de sus
relaciones con el medio en el cual se proyecta orientará las energías de todos hacia un objetivo
común.
Organizar: es pasar de un conjunto caótico a un conjunto estructurado, poner en forma y dinamizar,
dar sentido (significación y orientación a la vez) a los elementos y fuerzas que hasta el momento no
lo han tenido. Todo esto, dando a los miembros la capacidad de manifestarse adultamente y de
realizarse en sus potencialidades. Esta función de organizar conlleva las capacidades de prever,
encomendar, coordinar, controlar.
Información: comunica a todos lo referente a la vida de la Comunidad internacional, nacional y local.
No se queda con ninguna información que sea para compartir porque con ello está motivando y
estimulando la participación de los demás hermanos y hermanas y cultivando su interés y sentido de
pertenencia.
Formación: se trata de trasmitir la propia experiencia. De formarse y crecer juntos en el sentido de la
vida elegida. De comunicar la conciencia de las propias fragilidades y los caminos que los demás
pueden iluminar para la superación de los mismos. Estar siempre en disposición de captar los decires
de Dios a través de los acontecimientos y compartirlos para ir creciendo de manera permanente en la
vida del Espíritu.
Promoción: suscitando el paso a niveles cada vez mayores de responsabilidad en los hermanos o
hermanas. Ello le pide un juicio lúcido sobre las capacidades de los mismos actuando en función del
bien general. Es verdad que no todos tienen las mismas capacidades o posibilidades de desarrollo
pero también lo es que cada uno pueda dar el máximo de si mismo. Por ello el buen animador
promueve a los hermanos que van desarrollando sus habilidades por la actualización, la
especialización o proponiéndolos para niveles de responsabilidad local o provincial.
Teniendo como ejes articuladores la Palabra Santa de la Escritura y el Carisma y la espiritualidad de
la comunidad, un superior (a) que asumen las actitudes descritas en estos cinco verbos realiza su
servicio a partir de lo fundamental: con autoridad y no como los escribas.
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LA AUTORIDAD COMO SERVICIO AL REINO
1. JESUS Y EL REINO
Jesús no se predicó a si mismo sino que predicó el Reino de Dios. No predica incluso a Dios sino el
Reinado de Dios. Por eso no somos seguidores de un concepto o de una idea de Dios sino de una
persona con una propuesta muy particular y sugestiva.
Jesús no definió el Reino pero con su actuar y con su predicación nos dejó indicado que el Reino
hace relación, ante todo, a un orden distinto de las cosas. Es decir, este mundo es injusto, el Reino es
justicia, este mundo es violento, el Reino es paz, este mundo es mentiroso, el Reino es verdad y
podemos enumerar otros elementos más que nos señalan donde se hace presente el Reino.
Se trata del Reino de Dios, de su señorío en las personas y en las sociedades. La relación de Jesús al
Padre, su obediencia a su voluntad son para presencializar el Reino como profecía, donación,
entereza, sinceridad, asunción de la persecución y la calumnia, valoración de los últimos.
Jesús actúa como quien tiene autoridad y no como los escribas. Porque su actuar presencializa el
Reino. Los milagros se ofrecen como grandes signos de su presencia. La autoridad de Jesús se funda
en su relación al Padre. Esta relación es la que genera el sentido de su obediencia.
Jesús asoció a su misión a un pequeño grupo de discípulos y para El el discípulo realiza su autoridad
en función de su servicio al Reino: les dio autoridad para poner signos de presencia del Reino y no
como los escribas que fundamentan su poder en el saber.
2. EL REINO ES Y NO ES DE ESTE MUNDO
Este mundo en el decir del Evangelio de Juan son los criterios contrarios o distintos al Reino. En lo
relativo a la relación de autoridad, este mundo son las sicopatías de esta relación: el culto a la
personalidad, la relación de dominación, el autoritarismo, la soledad de la que se rodea el poder para
dominar mejor
Este mundo es el lugar en donde colocar una experiencia distinta de relación: en gratuidad, justicia,
en la pasión por crear un orden nuevo, en el privilegio de los últimos. Este mundo debe convertirse
en Reino de Dios. Somos llamados a ser apóstoles.
3. CONSECUENCIAS
El servicio de animación es para la constitución de “lugares de presencia del Reino”. Es para
anticipar lo que no se está dando. Por lo tanto, para implantar:
-la comunión en lugar de la competencia
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-la fraternidad en lugar de la lucha
-la minoridad en lugar de la primacía
-la relativización de las funciones y la absolutización del servicio
-la libertad en lugar del sometimiento: obediencia responsable, consciente y libre que se coloca en las
antípodas de la obediencia por temor.
El servicio cristiano de autoridad tiene un único objetivo: ser testigos cualificados de Jesús en la
historia. Testigos cualificados al interior de la pequeña porción del Reino que es una provincia. Los
superiores tienen autoridad en la medida en que crece en su comunidad o provincia la vivencia
evangélica, generando auténticas actites evangélicas de:
-reconocimiento de la fragilidad
-reconocimiento de los valores de los otros
-apertura a lo imprevisible
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RENOVACIÓN COMO APERTURA A LA ESPERANZA
REFLEXIÓN
1. Los conflictos que vivimos
-sociales, políticos, económicos: interrogan la esperanza? Adonde vamos a parar?
-las dificultades al interior de nuestra comunidades religiosas
-las dificultades que vive cada uno personalmente.
2. La palabra del evangelio
-"no temáis pequeño rebaño"
-"porqué tienen miedo, hombres de poca fe"?
-"yo estaré con ustedes hasta la consumación de los tiempos".
3. La fe en la resurrección
-Le reconocemos en la fracción del pan.
-le reconocemos en los esfuerzos por hacer presente la fraternidad
-le reconocemos en el compartir
-le reconocemos en la palabra de la escritura
-le reconocemos en los signos de los tiempos
-le reconocemos en la invitación del magisterio
4. La esperanza se funda en la búsqueda
-aumento de vocaciones
-experiencias de novedad en la vida religiosa
-experiencias de profundidad y fidelidad a pesar de las dificultades: la fe de los mayores.
-hasta que todos seamos uno en Cristo Jesús.
-"sin descansar hasta que todos los hombres conozcan a Dios y Aquel a quien ha enviado,
Jesucristo".
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