A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 15 de abril de
2009,
habiéndose
dispuesto
siguiente
en
el
establecido,
Acuerdo
orden
de
de
2078,
que
votación:
conformidad
deberá
doctores
con
lo
observarse
Pettigiani,
el
de
Lázzari, Negri, Genoud, se reúnen los señores jueces de la
Suprema
Corte
de
Justicia
en
acuerdo
ordinario
para
pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 100.800, "C.
D. S., M. y ots. contra Hospital Italiano. Reg. del sur y
ot. Daños y perjuicios".
A N T E C E D E N T E S
La Sala I de la Cámara Primera de Apelación
en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Bahía
Blanca
confirmó
en
lo
principal
la
sentencia
que
había
hecho lugar a la demanda y elevó la valuación del daño
moral.
Se
interpuso,
por
la
demandada,
recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley.
Dictada
la
providencia
de
autos
y
encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia,
la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
C U E S T I O N
¿Es
fundado
el
recurso
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I O N
extraordinario
de
A
la
cuestión
planteada,
el
señor
Juez
doctor Pettigiani dijo:
I.
La
Cámara
confirmó
la
sentencia
de
primera instancia en lo que respecta a la atribución de la
responsabilidad manteniendo la condena contra el Hospital
Italiano-Región del sur.
Destacó que de la pericia practicada por la
Asesoría
Pericial
ingresó
al
de
La
Hospital
Plata
Italiano
surgía
en
que
buenas
el
paciente
condiciones
generales, aún con un cuadro urológico grave que motivaba
la intervención quirúrgica que se le practicó, además de
padecer una enfermedad crónica respiratoria. De los dichos
de los peritos referidos a la historia clínica constaba que
la operación fue bien tolerada por el enfermo, pero que a
partir de allí y hasta su traslado a la clínica privada
"Hispano Argentina" de Tres Arroyos estuvo afectado por
múltiples focos infecciosos de origen bacteriano que no
pudieron ser remitidos.
También dijo que de la historia clínica del
último
nosocomio
describía
que
donde
tenía
estuvo
internado
el
complicaciones
paciente
se
respiratorias
postquirúrgicas, medicándoselo con Vancomicina, antibiótico
prescripto contra la infección producida por estreptococo,
habiendo
sido
iniciado
ese
tratamiento
en
el
Hospital
Italiano. Que tres días después del traslado resultó de un
hemocultivo
la
existencia
de
estafilococo
meticilino
resistente, sensible, únicamente, al antibiótico que se le
estaba
proporcionando,
continuando
con
ese
tratamiento,
aunque el desmejoramiento progresivo de su salud no cesó,
como dice destacó la pericia, y devino el fallecimiento.
Sostuvo que si bien los peritos no pudieron
afirmar
que
el
germen
estafilococo
fuera
el
único
responsable de la sepsis, lo cierto es que consideró que
cuando fue ingresado en la clínica privada por traslado del
primer
nosocomio
concluyendo
que
ingresó
por
eso
infectado
se
con
encontraba
esa
bacteria,
medicado
con
el
referido antibiótico.
Corroboró esta conclusión apoyándose en el
informe del "Centro de Estudios Infectológicos S.A." donde
se mencionaba que el estafilococo aureus tienen sus focos
primarios
de
aparición
en
catéteres
centrales,
heridas
quirúrgicas e infecciones de piel y partes blandas; también
que el 90% de las infecciones por esa bacteria son de
origen nosocomial, no obstante que también se registran
infecciones adquiridas en la comunidad o provenientes de
geriátricos; y que en pacientes internados la causa más
común de la adquisición de esa infección son los catéteres
siendo
la
terapia
con
vancomicina
o
teicoplanina
la
alternativa preferida en este tipo de infección por SARM
(estafilococo aureus meticilino resistente).
Entendió que este informe no se contradecía
con el del Servicio de Infectología del Hospital Alemán
donde se destacaba que esa bacteria se la podía encontrar
en la comunidad y en el hospital, y que la concentración de
gérmenes multiresistente en el hospital se relaciona en que
se
reúnen
en
él
pacientes
graves
que
requieren
antibióticos.
Coligió
que
como
el
paciente
estuvo
en
situación de ser invadido por la mencionada bacteria, el
hospital accionado no demostró que la infección padecida
fue
producida
por
el
deterioro
de
su
salud
y
no
por
infección intrahospitalaria.
Encontró que era de aplicación la presunción
del favor victimæ que sienta una presunción en beneficio
del damnificado con el objeto de proteger a los débiles
jurídicos, cuya aplicación rige tanto en las relaciones
contractuales
como
en
las
extracontractuales.
Por
ello
entendió que la superioridad técnica de una de las partes
conlleva
víctima
a
al
una
superioridad
tener
una
jurídica
ventaja
en
la
en
desmedro
información
de
lo
la
que
genera una mayor disponibilidad de los medios de prueba. El
principio antes mencionado consagra su aplicación en el de
las
cargas
dinámicas
de
las
pruebas,
recayendo
esa
producción sobre el que esté en mejores condiciones para
aportarlas,
sin
desconocer
el
aforismo
procesal
onus
probandi incubit actori, pero entendiendo que cada parte
debe
demostrar
las
circunstancia
que
afirma
y
los
presupuestos de la norma que invoca.
Sostuvo que frente al esfuerzo probatorio de
la accionante el hospital debió arrimar las herramientas
que permitieran definir con certeza si sus instalaciones
reunían los requisitos de asepsia necesarios para evitar el
acaecimiento
del
evento
dañoso,
y
si
se
efectuaban
controles periódicos sobre la existencia de bacterias u
otros microorganismos en el ambiente que pudieran afectar o
agravar la salud de los enfermos.
Concluyó
que
esta
conducta
reticente
del
demandado genera la presunción de que el paciente adquirió,
en
ese
hospital,
una
infección
de
las
denominadas
intrahospitalarias que guarda adecuada vinculación con su
deceso, habiendo sido su responsabilidad el mantener el
lugar en condiciones de asepsia para reestablecer la salud
del enfermo, que había ingresado en buenas condiciones de
salud.
II. Se agravia el recurrente, por medio de
su apoderado, por la aplicación errónea de los arts. 512,
901, 906, 1109 del Código Civil, la incorrecta aplicación
de los arts. 34 inc. 4, 163 incs. 5 y 6, 375, 384, 456, 474
y 475 del Código Procesal Civil y Comercial, la violación o
aplicación errónea de la doctrina legal de esta Corte y
absurda apreciación de la prueba.
Entiende que la
incertidumbre
probatoria
Cámara en un
arribó
a
contexto de
una
conclusión
equivocada, imputándole responsabilidad por el daño causado
al paciente a raíz de la infección que contrajo por la
bacteria estafilococo que luego derivó en su fallecimiento,
al presumir que ese germen se le introdujo en la terapia
intensiva del nosocomio demandado.
También alega el absurdo porque entiende que
la Cámara en la argumentación confunde el germen patógeno
estafilococo con el estreptococo, bacteria esta última que
estaba en el enfermo cuando egresó del hospital demandado,
siendo posible ser tratadas ambas infecciones con el mismo
medicamento.
Sostiene
que
es
incorrecto
el
decisorio
cuando le atribuye la carga de probar sobre los hechos y el
derecho que invoca la actora, dado que su actividad se ciñó
a cumplir con la negativa procesal al contestar demanda, y
que por lo tanto la carga de la prueba del nexo causal y la
culpabilidad estaba en manos de aquélla.
Agrega
que
la
Cámara
concluyó
en
forma
distinta a lo que surge de las pericias, haciendo uso de
presunciones a la que arribó en base a las incertidumbres
de esos informes, apartándose, entonces, de la disposición
del
inc.
5
del
art.
163
del
Código
Procesal
Civil
y
Comercial.
Encuentra que es incorrecto que sostenga que
el paciente contrajo en el hospital la bacteria y que su
estado de salud era óptimo, siendo que lo contrario se
desprende de los informes periciales.
Reprocha también el fallo porque sostuvo que
el
demandado
no
aportó
prueba
alguna
que
permitiera
demostrar la adecuada asepsia del hospital, al considerar
que era de aplicación el principio de la carga dinámica de
la prueba y el favor victimæ, para luego por presunciones
dar por acreditada la existencia del nexo de causalidad
adecuada entre la infección intrahospitalaria y el deceso
del
enfermo,
y
entonces
atribuir
la
culpabilidad
al
hospital.
III. Pues bien, el recurso no es fundado.
A.
agravios
Como
expresados
cuestionar
tanto
primera
por
la
medida
el
cabe
recurrente,
apreciación
del
analizar
dirigidos
material
los
a
probatorio
producido en autos, como la adecuada vinculación causal
entre
la
internación
sepsis
en
padecida
el
por
nosocomio
el
paciente
demandado
y
durante
su
su
posterior
defunción, más de cuatro meses después en otra clínica a la
que había sido derivado.
i]
Al
respecto,
es
posible
sostener
inicialmente que esta Corte tiene dicho -por un lado- que
la apreciación de la prueba, y específicamente lo atinente
al mérito y fundamento de la pericia médica así como la
determinación de las circunstancias fácticas que en cada
caso
concurren
(Ac.
72.458,
sent.
del
19-II-2002;
Ac.
81.897, sent. del 12-XI-2003; Ac. 87.821, sent. del 7-III2005), es materia ajena a la instancia extraordinaria. Se
trata de una típica cuestión de hecho. Los jueces de grado
-en ejercicio de una atribución privativa- tienen amplias
facultades para valorar los medios de prueba producidos y
adquiridos
para
el
proceso,
a
fin
de
establecer
las
circunstancias particulares del caso que les faciliten la
valoración de las normas jurídicas aplicables (Ac. 84.896,
sent. del 10-V-2006; C. 88.341, sent. del 23-V-2007; C.
94.640, sent. del 19-IX-2007; entre otras); pero también se
ha establecido que solamente se procederá a su revisión en
la instancia extraordinaria si se configura el absurdo,
verbigracia
conduce
a
el
error
conclusiones
palmario,
grave
contradictorias,
y
manifiesto
que
inconciliables
e
incongruentes con las constancias objetivas de la causa
(conf. Ac. 58.938, sent. del 17-X-1995; Ac. 63.556, sent.
del 8-X-1996; Ac. 64.347, sent. del 18-II-1997; Ac. 71.327,
sent. del 18-V-1999; entre otras), que debe ser eficazmente
denunciado y demostrado por quien lo invoca (Ac. 81.094,
sent. del 6-XI-2002; Ac. 86.120, sent. del 3-III-2004; C.
87.704, sent. del 14-XI-2007).
Otro tanto sucede con la determinación de la
existencia
de
relación
adecuada
de
causalidad
entre
el
obrar y el daño (en el caso, entre la deficiente prestación
del servicio médico por parte del nosocomio demandado -que
posibilitara la infección contraída por el paciente- y el
daño producido, determinante de su fallecimiento) que no
puede
sino
constituir
otra
de
las
cuestiones
de
hecho
irrevisables en sede extraordinaria salvo que se denuncie y
demuestre el referido absurdo (conf. doctr. Ac. 58.505,
sent. del 28-IV-1998; Ac. 83.845, sent. del 16-VI-2004; Ac.
89.633, sent. del 4-V-2005; Ac. 93.619, sent. del 24-V2006; entre otras).
Así
las
cosas,
si
bien
el
recurrente
denuncia dicho vicio lógico, no ha logrado demostrarlo.
ii] En efecto, el tribunal a quo consideró al igual que el magistrado de primera instancia- que de los
elementos probatorios analizados surgía que "el paciente
ingresó
al
infección
hospital
alguna,
en
que
condiciones
luego
de
de
ser
operado,
practicado
el
sin
acto
quirúrgico progresivamente fue desmejorándose a raíz de las
infecciones padecidas, que al ser derivado a otro nosocomio
en
la
ciudad
de
Tres
Arroyos
venía
con
un
proceso
infeccioso tratado con Vancomicina, que luego de practicado
el
hemocultivo
pertinente
se
detectó
que
el
mismo
era
provocado por la presencia de una bacteria individualizada
como estafilococo aureus meticilino resistente (SAMR) como,
que
ella
es
la
causa
intrahospitalarias,
y
bacteriemia
los
son
del
que
90%
los
de
focos
catéteres
las
infecciones
primarios
centrales,
de
esta
heridas
quirúrgicas y partes blandas; considerando por último que
S. estuvo en situación de ser invadido por la mencionada
bacteria..." (fs. 3234 vta.), para luego sostener que el
hospital demandado "no acreditó en absoluto cuáles eran las
condiciones de asepsia de los recintos de internación del
centro
de
salud,
como
si
en
los
mismos
se
realizaban
controles periódicos sobre la existencia de bacterias u
otros microorganismos en el ambiente que pudieran afectar o
agravar
la
consistían
salud
esos
de
los
enfermos,
procedimientos
de
como
también
control.
Esa
en
qué
actitud
reticente observada en el demandado en la etapa probatoria
del proceso, genera ... una presunción de que S. luego de
la cirugía a la que fue sometido adquirió en el citado
centro asistencial una infección de las calificadas como
intrahospitalarias
que
guarda
una
adecuada
vinculación
causal con su deceso" (fs. 3236).
El sustento de la conclusión precedente fue
fincado por la alzada -por un lado- en el análisis de las
pericias médicas obrantes en autos (Asesoría Médicas de La
Plata a fs. 2897/2907 y su ampliatoria de fs. 2984/89;
pericia médica en urología de fs. 3047/54, las que a su vez
se sustentaran en la historia clínica del paciente en el
Hospital Italiano de Bahía Blanca y en la Clínica Privada
Hispano Argentina de Tres Arroyos), en tanto susceptibles
de determinar las causas del deceso de S., así como el
curso de las infecciones que el paciente fue desarrollando
a
lo
largo
de
los
ininterrumpidamente
decisorio
técnicos
del
cuatro
internado;
tribunal
producidos
Infectológicos
meses
S.A.
a
(fs.
como
quo
por
en
se
el
los
que
-por
basó
otro
en
Centro
2219/2222)
y
permaneció
los
de
el
lado-
el
informes
Estudios
Servicio
de
Infectología del Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos
Aires (fs. 840/1), que dieron cuenta de los focos primarios
en los que de ordinario se halla el estafilococo aureus
meticilino resistente, así como su entidad virulencia y su
desarrollo en los pacientes infectados (fs. 3233/3235).
iii]
Ahora
bien,
si
es
cierto
-tal
como
sostiene el recurrente- que el tribunal a quo reconoció
(conforme lo señalado por los peritos a fs. 2989 vta.) que
no era posible afirmar que en forma inequívoca solamente el
estafilococo mencionado pudiese ser el responsable de la
sepsis
(fs.
3233
vta.),
ello
no
importó
desconocer
el
vínculo causal adecuado entre la infección del paciente por
dicha bacteria temporalmente atribuida a su internación en
las instalaciones de la demandada- y el desenlace dañoso,
sino solamente reconocer un vínculo concausal inclusivo de
la infección que adquiriera el paciente en el nosocomio
recurrente.
Justamente, de los informes técnicos puede
concluirse
que
el
paciente
cursó
una
sepsis
severa
que
determinó su fallecimiento, así como que aquélla había sido
producida
por
(estafilococo
las
distintas
coagulas
a
bacterias
negativo,
aisladas
estafilococo
aureus,
pseudomona aeruginosa y klebsiella oxytócica), todas con
alto poder patógeno por su propia virulencia, con entidad
suficiente,
cada
una
de
ellas,
para
provocar
la
sepsis
severa, más aún en un paciente -como el señor S.- que
cursaba
grave
deterioro
orgánico,
con
inhibición
o
alteración de los normales mecanismos de respuesta inmune
ante
las
agresiones
infecciosas
(fs.
2989
y
vta.,
el
resaltado no se encuentra en el original), de modo que no
resulta procedente la crítica del recurrente que entiende
que
de
las
pericias
médicas
no
resultaría
posible
establecer el vínculo causal entre el estafilococo aureus y
el deceso del señor S. .
iv]
traídas
presencia
por
el
del
Otro
tanto
impugnante,
germen
sucede
con
vinculadas
estafilococo
en
las
a
los
objeciones
la
falta
exámenes
de
y
análisis realizados al paciente durante su estadía en el
hospital demandado, las que tampoco resultan idóneas para
conmover lo decidido al respecto por el tribunal a quo.
En
efecto,
si
bien
asiste
razón
al
impugnante sobre el diagnóstico que, conforme la historia
clínica del centro médico demandado, justificaba que el
paciente estuviera recibiendo Vancomicina como medicamento
al
momento
de
su
traslado
-el
estafilococo
aureus
resistente sensible a Vancomicina no había sido aislado en
dicho nosocomio, sino que la infección detectada era por
streptococo, combatible con la misma medicina (fs. 3233,
2904 vta. in fine, 2905 vta. punto cuarto o), 2906 vta.
punto cuarto i), etc.), no es posible soslayar que las
experticias obrantes en la causa fueron realizadas en dos
etapas o momentos bien diferenciados y que la primera de
ellas (sobre la base exclusiva del análisis de la historia
clínica del paciente cuando éste estuvo internado en el
hospital
demandado,
fs.
2897/2907)
debe
entenderse
complementada por su ampliación (al tiempo de ser agregada
a la causa la historia clínica de la internación de S. en
el nosocomio de la Ciudad de Tres Arroyos, fs. 2984/89).
Fue
complementario
precisamente
efectuado
por
el
el
mencionado
tribunal
a
análisis
quo
el
que
propició que concluyera "que la operación fue bien tolerada
por el enfermo. Sin embargo, a partir de allí, hasta su
traslado
atendido
a
la
(...)
Ciudad
estuvo
de
Tres
afectado
Arroyos
por
donde
continuó
múltiples
focos
infecciosos de origen bacteriano que al parecer conforme el
informe pericial ampliatorio elaborado (...) no pudieron
ser remitidos. De acuerdo con la descripción de la historia
clínica del último centro asistencial (...) frente a la
sintomatología que presentaba el enfermo [al llegar y] ante
la sospecha de un cuadro de infección se tomó una muestra
para hemocultivo resultando positivo, revelando en Salas la
existencia de estafilococo meticilino resistente sensible a
la Vancomicina, por ello continuaron tratándolo con este
medicamento..." (fs. 3233 y vta.).
Luego, el hecho de que el diagnóstico con el
cual el paciente fuera trasladado a la clínica ubicada en
Tres
Arroyos
condujera
a
considerar
una
infección
por
estreptococo, no enerva la conclusión a la que arribó el
tribunal a quo sobre la base de los exámenes y análisis
efectuados al paciente al tiempo de su ingreso en dicho
centro asistencial, cuyo resultado -al 2 de noviembre de
1998, dos días después- arrojara un cultivo positivo para
estafilococo
meticilino
resistente
pericia
médica,
fs.
2985; conclusión que tampoco podría entenderse opuesta a
las restantes constancias de la causa, en especial, las
especificaciones
sobre
la
exteriorización
de
dicha
infección contenidas en el informe técnico del Centro de
Estudios Infectológicos S.A. (fs. 2219/2222), donde se hace
saber que el estafilococo aureus puede incubarse entre 48 ó
72 horas, desarrollando su virulencia recién luego (arg.
art. 384, C.P.C.C.).
v] En suma, no es posible afirmar que el
decisorio
impugnado
se
hubiese
apartado
de
precisos
informes técnicos que indicarían el desencadenamiento de
los hechos con un curso de acción por lo menos diferente al
señalado en la sentencia.
Sabido es que discrepar con las decisiones
de la sentencia no es base idónea de agravios ni configura
absurdo
que
dé
lugar
al
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley, puesto que dicha anomalía queda
configurada
existencia,
autoriza
la
cuando
pues
media
sólo
apertura
el
de
cabal
error
la
demostración
palmario
casación
para
y
de
su
fundamental
el
examen
de
cuestiones de hecho y prueba (Ac. 85.403, sent. del 10-III2004; Ac. 93.583, sent. del 22-III-2006; C. 96.570, sent.
del
27-II-2008;
entre
otros),
circunstancia
que
no
es
posible observar en este caso.
B.corresponde
Despejado
ingresar
en
el
entonces
análisis
dicho
de
los
aspecto,
agravios
vertidos contra la decisión del tribunal a quo de atribuir
responsabilidad
al
impugnante
por
el
fallecimiento
del
señor S., mediante la imputación de un obrar culposo que no
pudo ser desvirtuado por la ausencia de prueba por parte
del hospital demandado, sobre la adecuada prestación del
servicio
comprometido,
en
relación
con
la
toma
de
las
medidas necesarias para intentar controlar o impedir la
contracción de tales infecciones por parte del paciente
(fs. 3236 citada).
i]
Sabido
es
que
la
determinación
de
la
existencia de culpa o negligencia es una cuestión de hecho
exenta de censura en casación, salvo absurdo (Ac. 67.295,
sent. del 21-IX-1999; Ac. 76.152, sent. del 17-XII-2003;
Ac.
93.342,
sent.
del
9-VIII-2006;
entre
otras),
sin
embargo en el caso, el impugnante -que omite denuncia del
referido
vicio
habilitante
de
la
revisión
en
esta
instancia, de las cuestiones fáctico-probatorias apreciadas
por el tribunal a quo para adjudicar la responsabilidad al
nosocomio
demandado-
dirige
en
verdad
su
embate
a
cuestionar la respuesta normativa empleada por la alzada
por
violación
de
la
ley
aplicable
en
materia
de
carga
probatoria, que denuncia como determinante de su posterior
inculpación.
ii]
Habida
cuenta
de
ello,
resulta
pertinente reconocer que la obligación tácita de seguridad
de
naturaleza
objetiva
del
sanatorio
puede
referirse
a
obligaciones de medios o de resultados, según se trate de
la responsabilidad de la clínica por los actos puramente
médicos
realizados
por
su
personal
profesional,
en
el
primer caso, o si el perjuicio emana de actos extraños al
quehacer puramente médico o bien han sido ocasionados por
las cosas utilizadas rebasando el acto puramente médico
(Ac. 77.588, sent. del 19-II-2002).
iii]
No
obstante,
frente
a
los
supuestos
específicos de indemnizaciones relacionadas con infecciones
hospitalarias, cuando no sea posible distinguir un concreto
actuar
u
omitir
médico
negligente
en
la
prestación
del
servicio -tal el caso, en el que la intervención quirúrgica
fuera reconocida por el tribunal a quo como exitosa y sin
nexo de causalidad con el cuadro infeccioso adquirido por
el
paciente
a
partir
del
noveno
día
de
postoperatorio-
cuando resulta imposible de acuerdo al estado acreditado de
la ciencia obtener un completo control sobre los gérmenes
(conf. King, Joseph, "The law of medical malpractice", West
Publishing Co., Sto Paul, Minesota, 1977, pág. 125, citado
por
Lorenzetti,
Ricardo
"La
empresa
médica",
Rubinzal-
Culzoni, 1998, pág. 352; Mariona, Fernando "Responsabilidad
Civil por infecciones hospitalarias y gestión del riesgo",
"Acuerdos
Mundial
de
y
Sentencias",
la
Salud,
2004-66
Consejo
y
ss.;
Ejecutivo,
EB
Organización
109/9,
109ª
reunión, 5 de diciembre de 2001, punto 3.4 del orden del
día,
Calidad
Rosenthal
Argentina"
de
Víctor
en
la
atención:
D.,
"Infección
seguridad
del
paciente;
hospitalaria,
situación
www.compumedicina.com/infectología/2001;
etc.), no corresponde hacer una generalización sobre su
pretendida inclusión dentro del marco de las obligaciones
de resultado del organizador del servicio, sino que deben
examinarse las circunstancias que cada caso presenta (arg.
arts. 512, 902, 909, 1113 y ccdtes., Cód. Civil).
Así
se
ha
afirmado
que
la
cuestión
debe
atender a un justo reparto del alea, de acuerdo a las
circunstancias
de
cada
caso.
Si
el
paciente
acude
por
necesidad a un hospital, y las autoridades de éste aún con
el
empleo
"de
la
más
exquisita
diligencia"
no
pueden
excluir de plano algunos tipos de infección, cabe ubicar el
asunto en el sector de la responsabilidad subjetiva. Por
ende, si el médico o la instituci6n hospitalaria logran
probar la diligencia exigible en un caso puntual (arts. 512
y 902, Cód. Civil) cumplen con el deber a su cargo, sin
perjuicio de que -además- puedan probar que la infección
resulta
de
carácter
endógeno
al
paciente,
lo
cual
provocaría una fractura del nexo causal. Se observa así una
prueba
indiciaria
responsabilidad;
de
en
culpa
razón
del
de
deudor,
ello,
el
y
por
ende,
hospital
de
podría
desvirtuar la misma (y por ende liberarse de la obligación
de
responder),
si
logra
acreditar
haber
actuado
con
la
debida diligencia (arts. 512 y 902, Cód. Civil), o, en su
defecto, la configuración del casus -causa ajena (Cám. Nac.
Civ., S. D, 16-IV-2001, in re "F., A. c/Centro Ortopedia
Traumatología"; "Acuerdos y Sentencias", 2002-II-74).
Deviene
prácticamente
imposible
sustraerse
del
alea
existente
intrahospitalarias
en
cuando
materia
su
de
contracción
infecciones
no
obedece
a
concretas cuestiones de falta de asepsia, sino a razones
externas o a procesos naturales que se desenvuelven dentro
de una entidad hospitalaria y que son difíciles de controlar
por
ésta
(conf.
"Responsabilidad
Calvo
civil
Costa,
de
Carlos
los
médicos.
Alberto,
Infección
intrahospitalaria y falta de infraestructura necesaria del
hospital",
Doctrinas
"La
Ley",
Esenciales
2005-E-860
V,
859,
-Responsabilidad
con
cita
del
Civil,
precedente
judicial mencionado en el párrafo anterior).
Si el reclamante prueba la infección y su
carácter intrahospitalario (más allá de acreditar asimismo
la
vinculación
causalmente
adecuada
con
el
resultado
dañoso), tal extremo (indicio) podrá ser revelador de suyo
de una presunción judicial de culpa -sea del médico y del
hospital,
o
solamente
de
este
último-
pero
éstos
se
liberarán si demuestran haber obrado con extrema diligencia
y
aún
así
no
podido
razonablemente
impedir
el
desenvolvimiento de la acción infecciosa en el paciente
(arg. arts. 512, 902 y ccdts. Cód. Civil); situación que
presupone la imposibilidad de efectuar reproche por falta
de
asepsia,
esterilización,
higiene
o
control
en
el
material, instrumental, personal o instalaciones empleados
en la prestación del servicio de salud (arg. arts. 512 y
1113, Cód. Civil).
En
eliminar
el
tanto
alea
resulte
existente
en
prácticamente
materia
de
imposible
infecciones,
atento la inexistencia de normativa específica que imponga
la asunción del concreto riesgo a cargo del prestador del
servicio, siempre se debe permitir que la clínica o los
médicos
prueben
evitarlas,
que
diligencias
que
que
hicieron
adoptaron
impone
la
todo
lo
posible
documentadamente
lex
artis
todas
(Vázquez
para
las
Ferreira,
Roberto, "Un criterio justo en materia de responsabilidad
civil médica por infecciones hospitalarias", "Acuerdos y
Sentencias", 2002-350), las prácticas sanitarias y que se
encuentren permitidas por el avance tecnológico; si bien
resulta
una
carga
probatoria
exigente,
es
el
establecimiento médico o el profesional quien -justamente
por la especialización del servicio brindado- se encuentran
en mejores condiciones para aportar tales extremos (conf.
arts. 512, 902, 909 y ccdtes., Cód. Civil), conformándose
así una solución más justa.
En
suma,
el
análisis
jurídico
correspondiente a la determinación del factor de imputación
o
atribución
de
responsabilidad
que
cabe
asignar
al
hospital frente a posibles eventos en los que el paciente
alega haber contraído durante su estancia en el mismo -como
en
el
caso-
una
infección
intrahospitalaria,
debe
necesariamente atender a las circunstancias de cada caso,
la causa y génesis de la sepsis, las características del
factor-agente, el modo de infección del paciente, el obrar
u
omitir
de
los
médicos,
asistentes
o
el
propio
establecimiento en la prestación del servicio de salud, sus
presupuestos y prestaciones accesorias o paramédicas.
De la misma forma que si no media culpa en el
médico
interviniente
no
cabe
responsabilizar
al
establecimiento asistencial con base en su "obligación de
seguridad" porque la existencia de aquélla (la culpa del
médico) es la que demuestra la violación de ese deber (Ac.
43.518, sent. del 16-VII-1991; Ac. 58.966, sent. del 15-VII1997;
Ac.
76.152,
sent.
del
17-XII-2003;
entre
otras),
tampoco es posible impedir que el nosocomio se exima de
responder
cuando
acredite
fehacientemente
el
carácter
irresistible de la infección o haber obrado con extrema
diligencia y aún así no haber podido razonablemente impedir
la específica sepsis contraída por el paciente, sin que
quepa en ese aspecto admitir un obrar negligente en la
prestación del servicio garantizado, ni efectuar distinción
alguna entre el carácter público o privado del hospital en
que aquél se hubiere alojado.
iv] Por tanto, tampoco acierta el recurrente
en
sus
objeciones
improcedente
sobre
inversión
de
la
base
la
carga
de
una
pretendida
probatoria.
Es
que
permanece incólume la conclusión arribada por el tribunal a
quo,
acerca
obrantes
de
en
que
de
autos,
no
la
totalidad
se
han
de
las
aportado
constancias
elementos
de
convicción esclarecedores de que la infección padecida por
el paciente hubiera sido inevitable, irresistible o que se
hubiere realizado todo lo posible para evitarla, o adoptado
documentadamente todas las diligencias que imponen la lex
artis, las prácticas sanitarias y el avance tecnológico y
aún así, el germen causante de la misma hubiera sido o
fuere insusceptible de ser controlado o aislado.
IV.
extraordinario
de
Por
todo
lo
expuesto,
inaplicabilidad
de
el
ley
recurso
debe
ser
rechazado, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto pues por
la negativa.
Los
señores
jueces
doctores
de
Lázzari,
Negri y Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez
doctor Pettigiani, votaron la cuestión planteada también
por la negativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede,
se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley interpuesto; con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.).
El depósito previo de $ 15.700 efectuado a
fs.
3267,
C.P.C.C.),
queda
perdido
debiendo
el
para
el
tribunal
recurrente
dar
(art.
cumplimiento
294,
a
lo
dispuesto por los arts. 6 y 7 de la Resolución 425/2002
(texto Resol. 870/2002).
Notifíquese y devuélvase.
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