6 a 12 años

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Programa de Educación Familiar DAIP Esperar la
pubertad
DESARROLLO EVOLUTIVO DE LOS ALUMNOS DE EDUCACIÓN PRIMARIA (6
a 12 años)
Copy José Antonio Alcázar
CONOCIMIENTO DEL ALUMNO.
Perfiles de desarrollo integral
Primer ciclo de Educación Primaria (6 a 8 años)
En el sexto año de vida, aproximadamente, aparecen cambios
fundamentales en el niño, tanto somáticos como psicológicos.
Es una etapa de cambio y transición. En él, que antes era
equilibrado y cuyo desarrollo fluía con suavidad y lentitud,
surgen nuevos impulsos, sentimientos y acciones. En esta
edad, tiende a los extremos: su conducta empieza a desintegrarse, unas veces es belicoso y otras retraído. También es
la edad de los cambios físicos (caída de dientes, infecciones, etc.)
Hay que tener en cuenta que en la evolución del ser humano
se suceden dos períodos: el primero tiene como características más peculiares la acción, la expansión, la captación y
el progreso; mientras que en el segundo se organizan, asimilan y maduran los cambios ocurridos en la fase anterior. El
niño de 6 años se encuentra en el primero de esos periodos,
abocado a la actividad y al desarrollo progresivo.
Perfil de desarrollo del niño de seis años
Los niños de seis años cumplidos o a punto de cumplir normalmente han adquirido unas destrezas y un desarrollo que se
puede sintetizar del siguiente modo:
* Desarrollo motor
Toma parte en actividades encaminadas a aumentar la resistencia física y la fuerza muscular con juegos de ritmo, música y pelota.
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Tiene una mano y una pierna más hábiles; posee un hemisferio
dominante. Va madurando e interiorizando su estructura espacial y temporal.
Es una edad típicamente activa. El niño se encuentra en actividad casi constante.
Está equilibrando conscientemente su propio cuerpo en el espacio. Posee equilibrio y control de sus movimientos. Comienza a interesarse por su propia anatomía.
* Desarrollo cognitivo
Empieza a articular todos los sonidos y experimenta con
ellos. Usa correctamente los tiempos verbales, los plurales
y los pronombres. Intercambia información objetiva, pero le
cuesta expresar ideas y sentimientos. Le gustan las adivinanzas y los juegos de palabras. Adquiere un vocabulario
creciente y usa de forma correcta la mayoría de las palabras
que conoce. Comprende frases elaboradas. Lee comprensivamente.
Va del aprendizaje intuitivo hasta el pensamiento concreto.
Sigue acumulando experiencia suficiente para distinguir entre realidad y fantasía. Este mundo de realidades se forma
gracias a su mayor memoria para recordar las experiencias y
a su mayor capacidad para simbolizarlas.
Quiere aprender cosas. Más que "¿para qué sirve?", pregunta
"¿cómo funciona?". Se decanta hacia cuentos de aventuras
reales: ya no le interesan los de hadas. Es capaz de proyectar la manera de resolver un problema y de comprender sus
consecuencias. Identifica un objeto por el tacto.
Quiere complacer a su profesor. Necesita su elogio, atención
y ayuda. Desea seriamente trabajar a pesar de sus altibajos.
Instintivamente el niño se identifica con todo lo que le sucede y está a su alrededor, por lo que está capacitado para
interiorizar nuevos conocimientos y nuevas experiencias personales y culturales. Sus dibujos espontáneos son más realistas. Capta lo primitivo y lo sencillo de la naturaleza:
casa, árbol, etc.
* Desarrollo afectivo y social
Posee iniciativa. Disfruta de la compañía de los demás, aunque siga queriendo hacer las cosas a su manera.
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Es el centro de su propio universo. Egocéntrico. Dominador,
obstinado y agresivo. Emocionalmente excitable, desafiante.
Tiene un comportamiento inconsecuente al intentar hallar
formas de relación que tengan éxito. Cambia frecuentemente
de amistades. Se basa en sus normas para juzgar sus actos y
los de sus compañeros de juego.
Recurre a los adultos para recibir consejos sobre las normas
morales y culturales. Asimila los patrones de conducta propios de la cultura en la que vive. Cierta noción de lo bueno
y lo malo, relacionado, aún fundamentalmente, con actividades aprobadas o desaprobadas por los padres y profesores.
Tiene dificultad para decidir. Reacciona lenta o negativamente ante una orden, pero pasado el tiempo quizás la ponga
en práctica espontáneamente, como si se tratase de su propia
idea.
La madre ya no es el centro del mundo del niño, ya que él
mismo ocupa ahora esa posición. Esta autonomía del niño respecto a la madres no es aún completa, siendo muy sensible a
los estados de ánimo y tensiones. Respeta y admira más a un
padre, le agrada jugar con él.
* Adquisición de hábitos de conducta
Aún está en el período sensitivo de la sinceridad.
Comienzan los periodos sensitivos de las virtudes humanas
básicas (laboriosidad, generosidad, amistad, fortaleza,
etc.), que conforman el carácter y durarán hasta los doce
años –comienzo de la pubertad–.
* Desarrollo religioso
Ha terminado el período sensitivo de la existencia de Dios y
de las primeras prácticas de piedad y aún no ha empezado con
otros períodos sensitivos de profundización, por lo que debe
seguir viviendo las prácticas adquiridas, sin olvidar la importancia que tiene para el desarrollo de su vida cristiana
el ejemplo de sus padres y educadores.
Segundo y tercer ciclos de Educación Primaria (8 a 11 años).
* Desarrollo físico
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Los niños de 8 a 10 años crecen físicamente a un ritmo más
lento que en edades anteriores, pero son sensiblemente más
altos y espigados que los de la etapa anterior (6 y 7 años).
Entre los 8 y 10 años la altura y la fuerza son muy valoradas entre los chicos y conceden, a los más desarrollados,
prestigio social y mayor éxito en las actividades deportivas. Influyen sobre la conducta, personalidad, concepto de
sí mismo y seguridad.
Consecuencia de ello es la satisfacción que encuentra en los
juegos y ejercicios físicos, en las excursiones o salidas al
campo. Otra manifestación es la tendencia a hacer ostentación de sus habilidades y fuerza, y competir con sus compañeros. Suelen excederse en el ejercicio físico, por lo que
les cuesta relajarse después de un juego o de un rato de deporte. Conviene estar pendientes para evitar el agotamiento
o la sobreexcitación.
Afianzada su lateralidad, son más hábiles en sus comportamientos motores y les agrada ostentar sus habilidades. El
dominio de la lateralidad, facilita la correcta localización
y orientación espacio-temporal, la comunicación con los demás y la memoria en términos de tiempo y espacio.
* Desarrollo intelectual
Es la edad propicia para el desarrollo del pensamiento operativo concreto, a través de la paulatina aprehensión intelectual. El proceso natural que siguen es el paso de lo intuitivo e imaginativo a lo racional, para llegar a sintetizar y estructurar sus propios conocimientos. La inteligencia
sensomotora pasa a ser lógica, aunque necesite de los sentidos para captar las cosas, ya que el razonamiento abstracto
vendrá después, alrededor de los 13 años. Empiezan a razonar
por sí mismos a partir de los porqué, y son frecuentes las
preguntas sobre el porqué o para qué de las cosas.
Está abandonando la subjetividad y el egocentrismo propio de
la primera infancia y el pensamiento se hace más lógico y
más capaz de captar las propiedades objetivas de las cosas.
No son capaces de abstracción, sino de lo concreto, apoyándose siempre en las impresiones sensoriales y en las representaciones ("realismo infantil"). Es capaz de relacionar
ideas sencillas, pero llegar a una definición general le resulta todavía difícil. Es un pensamiento intuitivo, muy apoyado en las imágenes.
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Quieren descubrir el mundo y cómo funcionan las cosas.
Es un buen momento para educar la laboriosidad, de modo que
arraigue el hábito de un trabajo serio y ordenado, que lo
preparará para vencer la tendencia al desorden y la desgana
que aparecerán con la pubertad. Pueden proponerse y esforzarse por cumplir un pequeño horario de trabajo. Es interesante que aprendan a utilizar una agenda para sus tareas escolares.
Todavía quedan residuos de conductas negativas respecto a
los avances
Las dificultades más frecuentes que suelen presentarse en
esta etapa son las de fracaso escolar causadas por problemas
lingüísticos o por una adquisición deficiente del aprendizaje lecto-escrito; por problemas físicos o motrices ya
considerados, o por problemas de adaptación y ajuste personal que afectan a la conducta y al rendimiento.
En el orden intelectual los más frecuentes son:
- Los que se deben a limitación intelectual leve, que no
permite al alumno seguir el ritmo normal de la clase debido a una baja comprensión de las enseñanzas. Estos
alumnos suponen un porcentaje muy bajo en las clases
normales y exigen una dedicación y programación especiales del maestro y un trato cuidado de los compañeros,
para evitar situaciones frustrantes.
- Son más abundantes los problemas de atención - dispersión en los alumnos de estas edades, dadas su variabilidad de intereses y su gran movilidad.
- También se presentan con cierta frecuencia los problemas de hiperactividad, a veces, unidos con los anteriores.
* Desarrollo lingüístico
Uno de los intereses prioritarios en este momento son el
gusto y la afición por la lectura, sobre todo por aquéllas
en las que predomina el diálogo de los personajes y las que
se centran en la acción. La lectura, al ser argumental,
ofrece al niño razonamientos que él no es capaz aún de realizar por sí solo, y de los que va aprendiendo. Aunque aún
se encuentran yuxtapuestas realidad y fantasía, distingue el
mundo real del fantástico.
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La mayoría de los niños lo pasan muy bien leyendo y es preciso aprovechar este interés para fortalecer o promover hábitos lectores y afición a todo tipo de lecturas. A esta
edad les gustan especialmente los libros de aventuras, leen
y devoran libros en casa y en el colegio pueden ser buenos
usuarios de la biblioteca. Prefieren las lecturas amenas que
las científicas o de divulgación.
Poner libros al alcance de estos niños y fomentar la lectura
con comentarios y motivación, es básico para aumentar su
evolución psicológica, asegurar su interés por la cultura y
formación y evitar el aburrimiento en los momentos de ocio.
* Desarrollo afectivo
La afectividad pasa por un período de latencia, que se interrumpe en algunos momentos de excitación o incertidumbre. En
esta etapa se forma la conciencia de sí mismo diferenciada y
se configura la personalidad típicamente masculina o femenina. El niño adopta papeles de identificación con uno de los
padres, el de su propio sexo. Los intereses se van centrando
más en el mundo de sus compañeros que en el de los adultos.
El interés por los temas sexuales tiene un carácter marcadamente intelectual. Es el momento más adecuado para iniciar
una verdadera educación sexual, no únicamente información,
que permita al niño afrontar del modo menos perturbador los
problemas de la adolescencia. Éste deberá facilitarse de un
modo gradual, con franqueza, acomodándose a su mentalidad y
a su capacidad de comprender, anticipándose a su natural curiosidad.
La falta de madurez afectiva los lleva a tener afán por llamar la atención, ser tenidos en cuenta y sentirse queridos,
así como a sentir envidia, a una cierta tendencia a la
crueldad y a excluir del trato a unos, acaparando el de
otros.
Los sentimientos no son muy duraderos y oscilan entre la
alegría y la tristeza, aunque la alegría es más permanente,
por lo que predomina en este período una actitud optimista,
de buen humor.
Todos estos rasgos de inmadurez afectiva repercuten en la
atención, que oscila también según su estado de ánimo, aunque es capaz de fijarla voluntariamente cuando un asunto
atrae su interés.
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En estos años tiene lugar un aumento de la autoestima o sentimiento positivo de sí mismo, por su aspecto físico, por su
forma de comportarse, por los trabajos que es capaz de realizar, gracias al reconocimiento que hacen los adultos y –
sobre todo– los niños de su misma edad. Necesita contar con
la aceptación y aprobación de sus iguales, y se acomoda a
los modos de vestir, hablar y comportarse de los de su pandilla.
Se van mostrando más seguros de sí mismo, más extrovertidos
e independientes. En definitiva, se va logrando una estabilidad emocional y un cierto control de su vida, que permanecerá hasta que –hacia los once o doce años– los cambios orgánicos de la pubertad perturben el equilibrio conseguido.
* Desarrollo moral y de la voluntad
Este período constituye la etapa de mayor desarrollo del
criterio moral, por el progreso cognitivo, por el creciente
poder de interiorización y por el gran número de oportunidades de participación y desempeño de papeles nuevos en todos
los ambientes donde el niño se desenvuelve.
Los sentimientos morales se van independizando de los de los
padres. El desarrollo intelectual alcanzado le facilita la
realización de sus propios juicios morales. El pensar analítico facilita el diferenciar el bien del mal y contribuye a
una mayor valoración moral tanto de la propia conducta como
de la ajena. Por otra parte, la vida moral se va relacionando con los preceptos divinos, con lo que Dios manda o prohíbe.
Suelen aceptar sin crítica los valores dados por los adultos, aunque a veces sean excesivamente justicieros e inflexibles, sobre todo con sus hermanos menores. Al final de esta etapa comienza a surgir el afán de independencia y es necesario insistirles en la obediencia con motivaciones positivas. Importa mucho explicarles el "porqué"; no basta señalarles el "qué" y el "cómo".
Es un momento especialmente propicio para el desarrollo de
algunas virtudes humanas básicas, aprendiendo a luchar en
pequeñas metas. Deben facilitárseles ocasiones de ejercitarse en la práctica de las virtudes en el colegio y en su casa. En el capítulo dedicado a la educación de las virtudes
hacemos referencia detenida a cada una de las que conviene
atender especialmente en estos años.
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Conviene encauzar positivamente su fuerte inclinación hacia
la amistad y el compañerismo, ayudándolos a entender que
esos valores suponen entrega a los demás, espíritu de colaboración y servicio, de lealtad y solidaridad.
La inclinación al esfuerzo físico, a la aventura y a la competición puede favorecer la adquisición de hábitos de reciedumbre y austeridad, virtudes especialmente necesarias para
los años siguientes. Las propinas o pequeñas asignaciones
económicas periódicas ayudarán a aprender a conocer el valor del dinero y a aprender a ahorrar.
Disfruta sintiéndose importante y útil. Los encargos en casa
y en el colegio lo prepararán para ser más responsable.
Los chicos de estas edades atraviesan un período óptimo para
formar su conciencia moral, para empezar a plantearse pequeñas autoexigencias, de modo que se logre una colaboración
respetuosa de todos ante las normas de convivencia, que propicie un auténtico clima moral en el aula.
* Desarrollo social
Es la edad social por excelencia de la infancia: le desagrada estar solo. Aprenden un comportamiento social y a respetar las reglas de juego a través de las pandillas de compañeros. Se produce un mayor desarrollo de la sociabilidad,
fruto de su maduración intelectual, que invita a abrirse al
mundo que lo rodea, repercutiendo así en el comportamiento
social.
Le gustan las actividades de club y las excursiones le dan
ocasión de satisfacer su gusto por la aventura.
Las actividades que más potencian el desarrollo social de
los 8 a 10 años son los juegos
Los niños buscan en el juego:
- Satisfacer sus necesidades de movimiento, intereses
intelectuales y necesidades afectivas.
-
Seguridad y autoafirmación.
-
Nuevas experiencias.
-
Ser conocidos como valiosos.
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-
Ser aceptados y necesitados por los otros.
Los juegos que practican están directamente relacionados con
las destrezas y hábitos intelectuales por consolidar, con el
grado de integración social que desean lograr y con la situación afectiva-emocional que atraviesan.
Los alumnos de estas edades poseen dominio corporal y equilibrio suficiente para patinar, trepar por distintos sitios,
escalan muros, rocas, árboles. Han adquirido gran agilidad
de movimientos en el salto, la carrera, sortear obstáculos
sobre la marcha, mantenerse recto sobre objetos móviles,
etc. Como la gran mayoría de los niños ha desarrollado estas
habilidades, el reto está en la competencia; por ello, el
juego se torna más competitivo: "quién sube más alto",
"quién corre más"... complicándose más y combinando diferentes habilidades.
La integración social está muy relacionada con los juegos de
grupo, con el fortalecimiento de lazos afectivos y con la
aceptación de normas en su seno. Ahora son grupos monosexuales: chicos con chicos y chicas con chicas.
Estamos en la edad de las diferenciaciones psicológicas en
el campo del sexo. Niños y niñas van adquiriendo una fuerte
conciencia de las diferencias que los separan. Esta separación de los sexos –que permite que los niños y las niñas
afirmen, respectivamente, su masculinidad y su feminidad– no
es sistemática ni agresiva, como lo será en la adolescencia,
sino más bien un distanciamiento del trato por intereses
distintos.
El niño busca su lugar en el grupo y le preocupa no caer
bien a los demás. La pandilla es el núcleo social de este
período. Se forma sin intervención del adulto, tiene un carácter unisexual y activo. Las exploraciones, los combates,
las proezas, las construcciones... todo ello les cohesiona.
* Desarrollo religioso
Tienen lugar en este ciclo la Primera Confesión y Comunión,
precedidas y continuadas por la catequesis oportuna.
Estos son años para afianzar la religiosidad, para dar las
bases doctrinales que han de dejar huella profunda en su alma. Algunos de sus "porqué" serán ocasión próxima para hablarles de Dios y con sentido sobrenatural de múltiples in-
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cidencias. Aunque no sean capaces aún de comprender en todo
su sentido algunos conceptos religiosos, no por eso hay que
dejar de dárselos.
Para ello, la formación moral ha de tener un sentido positivo, reafirmando la importancia que tiene hacer el bien. Al
exponer la ley moral y los mandamientos se debe subrayar la
fuerza y la belleza de la vida cristiana que residen en el
amor y en la misericordia divinas.
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