Una óptima técnica de inyección intramuscular en la administración de vacunas (pentavalente y dpt) reduce la aparición de eventos adversos secundarios en niños (as) menores de 5 años. La vacunación a través del tiempo se ha convertido en un arma de gran ayuda en la lucha contra las enfermedades infecciosas que por siglos ha causado gran mortalidad en la historia de la humanidad. El objetivo de la vacunación es proteger de las enfermedades inmuno-prevenibles al individuo y a la población, teniendo en cuenta que estas afectan principalmente a los niños y llegan a ser mortales. México se ha convertido en uno de los países promotores de iniciativas mundiales a favor de las condiciones de salud y bienestar de la niñez, las cuales han sentado grandes precedentes al haber establecido, entre otros compromisos, la decisión de reducir los indicadores de mortalidad infantil y preescolar así como la mortalidad materna y la desnutrición. Es por eso que lo eventos secundarios a la administración de vacunas ha tomado relevancia debido al incremento de dosis que se aplican por ejemplo en cada semana nacional de vacunación , y es importante recordar que durante todo el año se lleva a cabo la administración de vacunas mediante las diversas campañas de vacunación. Aunque las vacunas en la actualidad son seguras no están exentas de riesgo, ya que algunas personas presentan tras la vacunación diversos eventos que varían en intensidad, en algunos casos estos eventos son provocados por la vacuna misma y en otros son causados por errores en la técnica de administración. La mayoría de los eventos secundarios tras la administración de la vacunación son debido a errores técnicos es por eso que adquiere gran importancia la capacitación del personal que estará encargado de administrar la vacuna para poder disminuir los mismos, situación que se hace evidente en cada semana nacional de vacunación que sin embargo no tiene el debido seguimiento ni la importancia necesaria. Siendo las vacunas un producto que se administra a personas sanas para evitar las enfermedades, la única forma de que se cumpla la ecuación riesgo-beneficio, es que los productos que se administren no causen más daños de los que podría ocasionar la propia enfermedad. Es por ello que el abordaje de los estudios de vacunas tiene entre sus propósitos estimar los efectos indeseables o desfavorables. Mundialmente son pocos los estudios de eventos adversos y hay un gran desconocimiento de su real importancia. La práctica de vacunación óptima (sitio de inyección, la técnica, la medida y calibre de la aguja) aún no ha sido rigurosamente definida, el seguimiento sobre la aparición de los efectos secundarios adversos en nuestro país no sigue un riguroso seguimiento. Aunque en México son millones los niños que son inmunizados la necesidad de una técnica correcta para la inyección intramuscular es escasa. Existen tres técnicas de vacunación una la australiana en la que la inyección se realiza en el tercio superior y medio del vástago lateral con la aguja angulada en 60 grados a la piel y señalando hacia la rodilla, otra mas la que recomienda la OMS en la que la aguja es insertada en el muslo en la región antero lateral en un ángulo de 90 grados al eje largo del fémur con la piel comprimida entre el dedo índice y el pulgar y la técnica que se lleva a cabo en los EUA en la que la aguja se inyecta en el cuadrante superior lateral del muslo en una ángulo de 45 grados al eje largo del fémur y posteriormente en un ángulo de 45 grados al eje de la cama con el bebe en posición supina, así el músculo del muslo se retrae en el sitio de la inyección al aumentar la masa del músculo y reducir al mínimo la posibilidad de puncionar el hueso. Es por eso que en este estudio nos proponemos analizar que técnica es la más conveniente para evitar la aparición de eventos adversos secundarios.