PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA: PROPUESTA DE UN PLAN DE ACCIÓN INTERSECTORIAL © PAHO / WHO Objetivo Muchos individuos y organizaciones de todo el mundo ya han dado el paso. Han comprendido que Este documento es una propuesta para adoptar una nueva forma de pensamiento en relación con la violencia y la manera en que se aborda. Es posible que no sea una propuesta fácil de aceptar: hemos crecido habituados a actuar de determinada manera y cambiar esos hábitos no será tarea sencilla, pero deberemos hacerlo si tenemos la intención de lograr progresos a la hora de reducir la violencia. la clave para lograr una reducción a corto plazo de la violencia radica en las intervenciones que satisfactoriamente reduzcan sus causas inmediatas, como el abuso del alcohol, la posesión de armas o de cuchillos en lugares públicos y la violencia por motivos de venganza. Igualmente llegaron a la conclusión de que su reducción progresiva y a largo plazo precisa intervenciones que indaguen en la raíz de la violencia dentro de la sociedad, las comunidades y las familias. Un factor fundamental para llegar a esta conclusión es el reconocimiento de la necesidad de que todos los organismos involucrados deben trabajar unidos para lograr más eficacia. Debido a la costumbre de trabajar en nuestras propias áreas, la idea de colaborar y compartir información de forma permanente puede parecer desconocida. Mientras se mantenga esta actitud, nunca conseguiremos un progreso significativo en la reducción de la violencia. El éxito precisa de una alianza significativa, basada en objetivos fijados que sean positivos y específicos, como la reducción de la tasa de homicidios, de lesiones no mortales y de visitas a las salas de emergencia, como resultado de la violencia en las comunidades urbanas y rurales de nuestros países. Esta propuesta, como cualquier otra, puede ser rechazada. Pero si no la aceptan, nuestros organismos no tendrán la oportunidad de llevar a cabo un cambio de verdad en relación con el problema que se plantea. 1 La violencia está ya tan extendida en algunas comunidades que se ha convertido en una forma de vida. Tanto víctimas como victimarios vienen a menudo del mismo entorno. Una familia terminará en la sala de visitas de una cárcel, mientras la otra se reunirá junto a una tumba. La violencia a menudo se percibe como una parte inevitable y arraigada de la condición humana. La policía presencia manifestaciones de este tipo cada día. Sin embargo, la violencia no es inevitable. Numerosos estudios científicos demuestran que se puede prevenir. Las instituciones policiales y las autoridades judiciales no pueden conseguirlo solos. No pueden estar en cada casa cuando un niño presencie escenas de violencia doméstica, no pueden estar en cada habitación cuando alguien se esté autolesionando, no pueden estar en cada esquina para frenar una puñalada mortal o un disparo de arma. Para conseguir un cambio real, debemos aumentar nuestros esfuerzos y tratar de abordar el problema de forma proactiva desde el origen, los aspectos que convirtieron a un niño en un adolescente o adulto victimario o víctima. Introducción Para intentar combatir la violencia la policía emplea cualquier método a su alcance: ciencia forense, técnicas de investigación y sus propias experiencias. No pueden solucionarlo ellos solos, simplemente intentan ponerle límites, incluyendo la encarcelación de los delincuentes. Sin embargo, la encarcelación no soluciona el problema. Además, los delincuentes una vez puestos en libertad, cuando vuelven a los ambientes de los que fueron alejados, se encuentran una vez más rodeados por gente, lugares y circunstancias propicias para que surjan situaciones de violencia. Sin oportunidades para mejorar sus vidas, vuelven a lo que mejor saben, lo que implica violencia nuevamente. 1 Definición de prevención de la violencia La prevención de la violencia se refiere a la reducción de la frecuencia de nuevos casos de victimización o perpetración de un hecho violento, a través de la reducción o eliminación de las causas subyacentes y los factores de riesgo. Además, se refiere a aprovechar los efectos indirectos de otras políticas y programas que pudieran contribuir a reducir la exposición a las causas subyacentes y a los riesgos de violencia. El problema de la violencia empieza en edades tempranas. Un niño que nace en un entorno familiar donde se emplea la violencia para resolver conflictos imitará este comportamiento. El niño trasladará estas pautas de comportamiento violento a la adolescencia y a la edad adulta, donde se encontrará con otros que crecieron en los mismos lugares desestructurados, igual de propicios para que se den comportamientos violentos y antisociales, se abuse del alcohol y de las drogas ilícitas, y se porten armas. Siempre que se analizaron estas circunstancias, la verdadera extensión del problema resultó ser mucho mayor de lo que sugieren las estadísticas empleadas por los políticos para exigir planes de acción. Únicamente se podrá prevenir la violencia reuniendo a la policía y a los profesionales de la seguridad pública con aquellos profesionales procedentes de los sectores de la salud, educación, asistencia social y autoridades competentes en la expedición de licencias de bebidas alcohólicas, entre otros, quienes podrán llevar a cabo las acciones necesarias para eliminar o reducir las causas subyacentes o los factores de riesgo. Además de estas acciones que podrían tener un efecto inmediato en la reducción de la violencia, sería imprescindible un compromiso con iniciativas a largo plazo, que mostrarían sus resultados en cinco, diez o quince años. Muchos casos de violencia nunca se dan a conocer a la policía o al personal médico, quienes podrían asistir a los involucrados y quizás derivarlos a los servicios para que cambien sus vidas. 2 Antecedentes En 2002, la Organización mundial de la salud (OMS) publicó el Informe mundial sobre la violencia y la salud en el que se describía la violencia como un problema de salud pública. Este informe es una poderosa herramienta para demostrar el gran desafío que representa la violencia en comunidades y países de todo el mundo. Igualmente destaca las oportunidades para trabajar en su prevención, incluyendo actividades de colaboración por parte de diferentes sectores. Este informe es la base de la Alianza para la prevención de la violencia (VPA, por su siglas en inglés) creada por la OMS, una red formada por estados miembros de la OMS, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil que trabajan para prevenir la violencia. Los miembros de la alianza se comprometen a promover el entendimiento y la implantación de un enfoque de salud pública basado en la evidencia, que se concentra en los factores de riesgo que dan lugar a la violencia, además de promover la cooperación entre los diferentes campos. Las instituciones policiales y • las autoridades judiciales deberían trabajar conjuntamente con los cuerpos sanitarios para establecer una agenda compartida en cuanto a la prevención de la violencia, los valores comunes y una visión unificada. El objetivo sería la prevención • mediante la puesta en marcha de estrategias que aborden los factores de riesgo inmediatos y los orígenes de la violencia. Debería haber un compromiso • con las políticas, las estrategias, los programas y las acciones que sea basado en la evidencia científica para su eficacia. La Alianza para la prevención de la violencia está formada por una serie de organismos, incluido el Grupo de enlace de justicia penal (Criminal Justice Liaison Group), compuesto por miembros de las instituciones policiales, judiciales y sanitarias. Este grupo sostiene que en muchos sectores, la violencia se ha definido solo en términos de quebrantamiento de la ley, insinuando que la responsabilidad de ocuparse de tal asunto es únicamente de las autoridades judiciales, policiales y de seguridad pública. Sería precisa una mayor • investigación con el fin de establecer qué funciona para prevenir la violencia. Desarrollo y evaluación de nuevas intervenciones y definir las prioridades de acción. Sin embargo, junto con estos sectores, el enfoque de salud pública aporta experiencia profesional para desarrollar y evaluar programas basados en la evidencia que abordan el origen de la violencia. La salud pública, la justicia, la policía y la seguridad pública son, por lo tanto, aliados naturales, y el Grupo de enlace de justicia penal de la Alianza para la prevención de la violencia establece lo siguiente: 3 2 ¿Historias familiares? Los escenarios descritos en el Cuadro 2, o sucesos muy similares, se repiten en comunidades de todo el mundo cada segundo, todos los días; con diferentes protagonistas, en distintos lugares, pero los mismos resultados. Cuando una mujer es atacada físicamente, ocurre “típicamente” a manos de alguien al que conoce íntimamente o conoce bien, como el marido, la pareja o un amigo. Por ejemplo, en Johannesburgo, Sudáfrica, una mujer contó: “era la época de las fiestas y estaba de muy buen humor, por lo que fui a un shebeen (taberna) del lugar para divertirme y bebí bastante. Estaba sentada con otro chico, al que conocía de otra parte. Entonces mi novio, con quien tengo un hijo, vino y no preguntó nada. Dio por hecho que con el que estaba sentada era mi novio, entonces me sacó de allí, me llevó de vuelta a nuestra casa y empezó a golpearme con el mango de un pico”. Probablemente no sea la primera vez que la hayan golpeado y no será la última. Ella depende de su novio económicamente y para vivir, y ni siquiera piensa en denunciar el incidente a la policía. Por el contrario, le cuenta a la enfermera de la clínica local, donde acude a que la atiendan, que fue atacada por un extraño y espera que nunca nadie sepa la verdad. Los involucrados tomaron decisiones antes de que se produjera el caso de violencia. Eligieron beber alcohol, eligieron actuar de manera agresiva, eligieron llevar armas. Estas no son buenas decisiones y no fueron bien razonadas ni consideradas cuidadosamente. Se tomaron basándose en experiencias y en comportamientos aprendidos en un contexto donde se acepta la violencia, y donde la posesión, tenencia y uso de armas junto con el uso nocivo del alcohol se consideran la norma. Tanto la policía como los profesionales sanitarios actúan ante los resultados de tales incidentes repetidamente, día tras día. Ambos tienen la dedicación, las habilidades y los conocimientos para ayudar a lograr mejoras significativas. Pero si solo responden a estos incidentes, serán principalmente actores pasivos de estos escenarios, ejerciendo poca influencia en los comportamientos y las elecciones que llevan a los individuos a recurrir a la violencia o a las circunstancias que fomentan dicho comportamiento. El "típico" asesinato en Glasgow lo cometerá un joven. El arma será una navaja, que la lleva consigo porque siente que debe hacerlo por su propia seguridad; cree que la mayoría de los chicos de su edad llevan cuchillos también. Habrá dejado la escuela y seguramente esté desempleado. Se juntará con sus amigos y, con ellos, consumirá alcohol. En este momento, se encontrará con otro chico, seguramente con un historial parecido. Habrá algún malentendido, se soltará algún insulto, o se producirá una invasión del límite territorial. Se desatará una pelea, la cual, si no fuera por las armas, supondría simplemente una pelea a puñetazos. Sin embargo, aparecen los cuchillos y se asesta una puñalada. Uno de estos jóvenes se convierte en la víctima y el otro en el criminal que se llevó una vida y que recibirá una condena de cadena perpetua obligatoria. 4 Circunstancias para actuar de manera distinta La ciencia ha demostrado que se puede prevenir la violencia. Por lo tanto, en lugar de esperar a que ocurra algo, podemos empezar a construir estrategias sólidas para prevenirla antes de que se desate e incrementar el bienestar y la seguridad de los individuos, las comunidades y las sociedades. Sin embargo, en los organismos de la mayoría de los países que se ocupan de la salud, el sistema judicial, la policía y los grupos de voluntarios continúan gastando sus limitados presupuestos en responder a la violencia después de que ésta haya sucedido. No obstante, a pesar de estos programas frecuentemente carísimos, en muchas áreas los niveles de violencia permanecen inaceptablemente elevados, la mala salud, el bajo nivel educativo y las prisiones llenas de violentos delincuentes. La persistencia de la violencia pese a las inversiones realizadas ha llevado a que tanto las autoridades judiciales como las instituciones policiales cuestionen cada vez más la continua dependencia de los sistemas de justicia, fundados principalmente en el principio de la reacción punitiva a la conducta individual. 3 Prevención de homicidios mediante la reducción del horario de venta de alcohol en Diadema, Brasil Los datos sobre el delito en la ciudad de Diadema, Brasil, indicaron que el 60% de los asesinatos y el 45% de las denuncias relacionadas con la violencia contra la mujer, ocurrieron entre las 23:00 y las 6:00 horas. Muchos asesinatos se produjeron en áreas con una alta concentración de establecimientos donde se consumía alcohol, mientras que la violencia contra la mujer a menudo estaba también relacionada con el alcohol. En respuesta a esto se promulgó una ley municipal en 2002 que prohibía a las tiendas a vender alcohol después de las 23:00 horas. La adopción de esta ley estuvo seguida por una campaña informativa pública que informaba a los ciudadanos acerca de la ley. Los comercios que vendían alcohol recibieron dos visitas de los oficiales de la guardia civil municipal, seis y tres meses antes de que entrara en vigencia la ley. Durante dichas visitas se explicaron los términos de la ley y su alcance, y se solicitó a los comerciantes que firmaran una declaración indicando su conocimiento de la ley y sus consecuencias. Tras la entrada en vigencia, la ley se aplicó estrictamente y su cumplimiento fue velado por una unidad específica de múltiples organismos junto con oficiales de la guardia civil municipal. Estas medidas condujeron a una reducción de los homicidios del 44%, evitando un estimado de 319 muertes en tres años. En su lugar, muchos creen ahora que la energía y los recursos colectivos deberían dedicarse mucho más a la prevención, algo parecido al programa de prevención de homicidios llevado a cabo en Diadema, Brasil (ver Cuadro 3). El objetivo se está expandiendo con mayor énfasis en las políticas y los programas capaces de abordar el origen de la violencia. Si se aborda con éxito este tema, los beneficios de invertir en su prevención serán de gran alcance: mejorará la imagen nacional, aumentará el bienestar de las comunidades y se reducirán considerablemente los costos de la violencia, que pueden llegar a agotar los recursos públicos. Las pruebas científicas proporcionan algunas lecciones importantes sobre la prevención de la violencia y la mitigación de sus consecuencias. Tasa de homicidios por cada 1000 0.14 Entra en vigencia la normativa de hora de cierre 0.12 0.10 0.08 0.06 0.04 0.02 Fig.1 De Dualibi Set al., The effect of restricting opening hours on alcohol-related violence. Am J Public Health. 2007; 97:2276-2280 0.00 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 mensual de homicidios por cada 1000 habitantes antes y después de la nueva Fig.1 Tasa normativa de cierre de bares: Diadema, Brasil, enero 1995 - julio 2005 NOTA. El índice de homicidios en julio de 2005 está basado en información de medio mes. 5 2005 3 4 1 En tercer lugar, los recursos deberían En primer lugar, la ciencia demuestra que la violencia es altamente predecible cuando se observa desde el nivel de población de comunidades enteras, ciudades y países. Sin embargo, aunque es poco probable que podamos predecir qué individuos actuarán de forma violenta, estudios estadísticos muestran que los casos de prácticamente toda forma de violencia siguen un patrón respecto a dónde y cuándo ocurren, las armas utilizadas, el alcohol y las drogas, la edad y el sexo de los grupos con más probabilidad de participación, e indicadores como nivel de ingresos, empleo y educación. Debido a que son tan predecibles, todas las formas de violencia son por lo tanto muy prevenibles. centrarse en los grupos más vulnerables de los lugares más desfavorecidos. Mientras todas las clases sociales experimentan violencia, los estudios revelan que las personas con un estatus socioeconómico más bajo y grandes niveles de desempleo están expuestas a un mayor riesgo. En cuarto lugar, En segundo lugar, a mayor inversión, es fundamental el compromiso político para prevenir la violencia. A pesar de que se puede conseguir mucho con organizaciones de base, individuos e instituciones, el éxito de los esfuerzos de la salud pública depende finalmente del grado de compromiso político, incluido a nivel nacional. menores consecuencias. Invertir en prevención —especialmente en actividades de prevención primaria que se anticipen a los problemas antes de que ocurran— ha demostrado ser más efectivo que responder a los problemas una vez que se produjeron, además tiene beneficios mayores y más prolongados. Estas y otras actividades claves sobre prevención de la violencia se incluyen en el modelo de salud pública que la Alianza para la prevención de la violencia y su Grupo de enlace de justicia penal le invitan a adoptar. 2 6 ¿Cuál es el enfoque de salud pública? 1 2 3 4 En primer lugar, El objetivo de la salud pública es tratar los problemas que afectan a la salud. Por definición, la salud pública no se ocupa de los pacientes a título individual, sino de poblaciones. Su propósito es proporcionar el máximo beneficio a un mayor número de personas. Esto no significa que la salud pública ignore el cuidado de los individuos. Más bien, la preocupación es tratar de prevenir los problemas de salud y ampliar y mejorar la atención y la seguridad de todas las poblaciones. obtener tantos conocimientos básicos como sea posible acerca de todos los aspectos de la violencia mediante la recopilación sistemática de datos sobre la magnitud, el alcance, las características y las consecuencias de la violencia en los niveles locales, nacionales e internacionales. El enfoque de salud pública ante cualquier problema es interdisciplinario y se basa en datos científicos. Además, extrae conocimientos de muchas disciplinas, entre ellas la medicina, la epidemiología, la sociología, la psicología, la criminología, la educación y la economía. Esto ha permitido que el campo de la salud pública sea innovador y receptivo con respecto a una amplia variedad de enfermedades, afecciones y comportamientos problemáticos en todo el mundo. En segundo lugar, investigar las razones que generan la violencia, es decir, llevar a cabo estudios para determinar las causas y los factores correlacionados, los factores que aumentan o disminuyen el riesgo de violencia y los factores que podrían modificarse mediante intervenciones. El enfoque de salud pública hace igualmente hincapié en la acción colectiva. Ha demostrado una y otra vez que las iniciativas de cooperación de sectores tan diversos como los de la salud, la educación, los servicios sociales, la justicia y la política son necesarios para resolver problemas que, por lo general, se consideran estrictamente delictivos. Cada sector tiene un papel importante que desempeñar al abordar el problema de la violencia y, conjuntamente, las estrategias adoptadas por cada uno tienen el potencial de reducirla significativamente. En tercer lugar, explorar las posibles formas de prevenir la violencia, empleando la información descrita más arriba, mediante el diseño, la ejecución, la vigilancia y la evaluación de intervenciones. En cuarto lugar, la puesta en marcha de acciones que parezcan prometedoras, acompañadas de una amplia difusión de información y de una evaluación de la eficacia en relación con los costos del programa. En el camino de pasar del planteamiento del problema de la violencia a su solución, el enfoque de salud pública sigue cuatro pasos clave: 8 La salud pública se caracteriza sobre todo por la importancia que concede a la prevención. En lugar de reaccionar simplemente ante la violencia, su punto de partida es la firme convicción de que el comportamiento violento y sus consecuencias pueden prevenirse. La salud pública identifica tres niveles de prevención: Diez estrategias creíbles basadas en la evidencia para prevenir la violencia. La prevención primaria busca frenar comportamientos violentos antes de que ocurran. Las actividades pueden centrarse en niños, desde antes del nacimiento y en edad escolar hasta la adolescencia, y sus padres o cuidadores principales. Las intervenciones pueden incluir iniciativas para padres, formación en habilidades sociales y para la vida real para niños, y diferentes esfuerzos para abordar la violencia, reduciendo los efectos de las políticas que dirigen factores causales más amplios, como la desigualdad social y económica, las normas sociales y culturales que apoyan el uso de la violencia, y el acceso a armas, alcohol y drogas ilícitas. 1. 2. 3. 4. La prevención secundaria pretende poner fin al aumento de la violencia una vez se haya establecido. Esto se conseguiría mediante la temprana detección seguida de un inmediato y efectivo tratamiento. Podría estar destinada a niños y jóvenes de entre 10 y 21 años. Las actividades podrían incluir distracción y oportunidades positivas para jóvenes, programas de orientación y educación social o tratamiento del alcoholismo. 5. 6. La prevención terciaria engloba la rehabilitación de personas con comportamientos violentos arraigados o que han sido víctimas de la violencia. Las actividades podrían incluir programas para delincuentes violentos en centros penitenciarios y para víctimas en la comunidad con el fin de minimizar el impacto de la violencia en ellos. 4 Incrementar las relaciones seguras, sólidas y positivas entre los hijos y sus padres y cuidadores. Restringir la disponibilidad y el abuso del acohol. Reducir el acceso a objetos letales como armas, cuchillos y pesticidas (a menudo utilizados para cometer suicidios, especialemente en países con ingresos medios y bajos). Mejorar las habilidades para la vida real y aumentar las oportunidades para los niños y jóvenes. Promover la igualdad de género y otorgarle poder a las mujeres. Cambiar las normas culturales que apoyan a la violencia. 7. Mejorar los sistemas de justicia penal. 8. Mejorar los sistemas de bienestar social. 9. Reducir la distancia social entre los grupos conflictivos. 10. Reducir la desigualdad económica y la concentración de la pobreza. 9 Mediante el diseño y desarrollo de programas de prevención de la violencia, el enfoque de salud pública organiza las causas de la violencia en cuatro niveles de influencia, cada uno de los cuales constituye igualmente un punto de partida para la intervención. Las influencias en el nivel individual son los factores biológicos y la Las influencias a nivel comunitario incluyen los factores que aumentan el riesgo en el colegio, el vecindario y los lugares de trabajo. En este nivel, los factores de riesgo incluyen la falta de educación, la falta de oportunidades vocacionales y las normas culturales que legitiman la violencia. Las estrategias de prevención en la comunidad, demostradas y prometedoras, incluyen aumentar la disponibilidad y calidad de las instalaciones para el cuidado de los niños, así como la disponibilidad y la calidad de los programas de enriquecimiento preescolar. historia personal, que aumentan las posibilidades de que un individuo se convierta en víctima o victimario. Ejemplo de estos factores son el abuso del alcohol o drogas, el comportamiento impulsivo, un historial de maltrato en la infancia o ser testigo de violencia doméstica. Dentro de las estrategias de prevención individual demostradas se incluyen programas de enriquecimiento en edad preescolar (de 3 a 5 años) y formación en habilidades sociales y desarrollo de programas sociales para niños de entre 6 y 18 años. Las influencias a nivel social son los Las influencias en las relaciones sociales cercanas son factores que se niveles macro más amplios que influyen en la violencia en relación con la igualdad de género, las dan dentro de la familia, amigos y compañeros que normas sociales y las condiciones económicas aumentan el riesgo de violencia. Dentro de las o sociales que apoyan desigualdades sociales. estrategias de prevención familiar demostradas se En la sociedad, las estrategias demostradas y incluyen la formación para padres en el desarrollo prometedoras incluyen la reducción de la de los hijos, en la disciplina sin violencia y en las disponibilidad y del abuso del alcohol a través de la habilidades para resolver problemas. Los programas promulgación y entrada en vigencia de leyes para de orientación que asisten en el desarrollo de las otorgar licencias para la venta de alcohol, impuestos relaciones entre jóvenes con niveles altos de riesgo y precios, reducir el acceso a objetos letales como y adultos preocupados también pueden ser útiles armas, sedantes y pesticidas, y promover la igualdad mediante el desarrollo de habilidades sociales y de género a través de estrategias como el apoyo a la al brindar una relación continuada. autonomía económica de las mujeres. 10 Trabajar juntos para prevenir la violencia: qué podemos hacer ahora Para incrementar la colaboración entre las autoridades judiciales, la salud pública y otros sectores, con la adquisición de un rol en la prevención de la violencia, y para ampliar la convergencia existente entre estos sectores, se ha demostrado la utilidad de las siguientes estrategias a la hora de construir ejemplos existentes de programas de colaboración para la prevención: Desde hace algún tiempo, y teniendo en cuenta que se complementan el uno al otro, los enfoques de las autoridades judiciales y de salud pública para abordar la violencia han ido convergiendo. Por ejemplo, el sistema de justicia penal ha aumentado su interés en prevenir la violencia antes de que ésta se produzca. Muchas de las actuaciones policiales en comunidades orientadas a la resolución de conflictos persiguen el objetivo de reducir el delito y la violencia, alterando las condiciones que la fomentan, pero sin aumentar el número de arrestos. Los sistemas judiciales de menores – un componente importante de los sistemas de justicia penal – se basan principalmente en creer en la rehabilitación y la prevención. 5 El modelo de Cardiff Desarrollado por el Profesor Jonathan Shepherd en Cardiff, Gales, el modelo de Cardiff ha demostrado que los departamentos de urgencias pueden contribuir particular y efectivamente a la prevención de la violencia, trabajando conjuntamente con las Asociaciones para la reducción de la violencia y el desorden (CDRP, por su siglas en inglés) y compartiendo electrónicamente, en la medida de lo posible, datos anónimos simples sobre lugares concretos donde se produzca la violencia, uso de armas, agresores, día y lugar del suceso. Esta información, junto con la contribución de los médicos en las reuniones de las CDRP, permitió aumentar significativamente la efectividad de los objetivos de la policía y dio lugar a la reducción desde 2002 de un 40 % de los hechos de violencia en establecimientos donde se sirve alcohol y en las calles y, de manera general, de los accidentes y las consultas por hechos de violencia en los servicios de urgencias de Cardiff. La ciudad ha pasado de un puesto intermedio a liderar el ranking en seguridad, en relación con ciudades similares, una posición que ha mantenido durante más de tres años. Estos dos sectores igualmente convergen en el aumento de la importancia que le otorgan a los programas basados en la evidencia y las intervenciones. Desde su implantación, la práctica basada en la evidencia ha sido un principio fundamental para el enfoque de salud pública en cuanto a la prevención de la violencia. En el sistema de justicia penal, los enfoques basados en la evidencia han adquirido rápida importancia en las últimas décadas. La actuación policial basada en la evidencia y la prevención del delito está ganando terreno rápidamente en Australia y Nueva Zelanda, Norte América, Escandinavia y el Reino Unido. Su meta es realizar esfuerzos más eficaces para reducir el delito en la comunidad – incluidos los delitos violentos – mediante el uso de pruebas científicas acerca de qué funciona, qué no funciona y qué es prometedor. El sector sanitario fue incluido en la legislación británica que ordenó la creación de las CDRP ya que se descubrió que una gran parte de los hechos violentos que resultaron en tratamientos en el departamento de urgencias eran desconocidos por la policía (sobre todo debido a que no se denunciaban o no se registraban en las cámaras de seguridad de los lugares públicos). Por lo tanto, hay mucho que obtener de los departamentos de urgencias y de los datos de la policía para tener una imagen real de toda la violencia que resulta en lesiones graves y, más importantes aún, para organizar la prevención de la violencia en base a esta imagen más completa. 11 4 . Involucrar a los encargados de la toma de decisiones y de formular políticas claves para: 1 2 3 Identificar áreas existentes Dar a conocer la agenda compartida que existe entre los enfoques de salud pública y las instituciones policiales/autoridades judiciales para prevenir la violencia. y potenciales de colaboración entre estos sectores en los niveles locales, nacionales, regionales e internacionales, y prestarles atención a través de conferencias, charlas, medios de comunicación, artículos, escuelas y sistemas de apoyo a los padres. . . Dar a conocer los enfoques basados en la evidencia para prevenir la violencia y reducir sus consecuencias. Obtener un compromiso por parte de los encargados de la toma de decisiones y de formular políticas para formular una política conjunta en áreas de prevención de la violencia, en la que tanto el sector de la salud pública como las instituciones policiales/autoridades judiciales puedan colaborar. Establecer una asociación entre la salud pública e instituciones policiales, judiciales y demás organizaciones internacionales para que cada grupo de organismos pueda aprender del otro. 5 . Aumentar la cooperación entre los sectores mediante el estímulo, la simplificación y/o la organización: Llevar a cabo proyectos de demostración que representen ejemplos satisfactorios de colaboración entre instituciones policiales/autoridades judiciales, sanitarias y otros sectores a nivel nacional y municipal. Reuniones conjuntas entre las organizaciones profesionales de salud pública y las instituciones policiales/autoridades judiciales. . . Desarrollo de argumentos temáticos en publicaciones especializadas sobre la colaboración entre los sectores de la salud pública y las instituciones policiales/autoridades judiciales. Formación conjunta y enriquecimiento mutuo en la formación, es decir, incorporación de los enfoques de salud pública para la prevención de la violencia en el plan de estudios de las academias de policía, incluyendo los enfoques de las instituciones policiales/autoridades judiciales como la actuación policial y las correcciones basadas en la evidencia en la formación en materia de salud pública. 12 Conclusión La violencia no es un problema social impenetrable, ni tampoco un aspecto inevitable de la condición humana. Podemos hacer mucho para abordarla y prevenirla. La mayor parte de la carga recae en las instituciones policiales/autoridades judiciales y en los sectores sanitarios. Incrementar la colaboración entre estos sectores podría contribuir enormemente a la reducción de la carga de la violencia en las comunidades, así como también, a la disminución del número de victimas de la violencia, mejorando las vidas de los individuos y sus familias, fortaleciendo las comunidades y las sociedades. Un enfoque multisectorial basado en la evidencia, en el que los sectores de las instituciones policiales/autoridades judiciales y la salud pública jueguen un papel fundamental, puede hacer mucho para prevenir todo tipo de formas de violencia y para mitigar sus consecuencias. Por lo tanto, le pedimos que acepte esta propuesta para participar en un nuevo enfoque de colaboración para la prevención de la violencia. Cambiar del camino de la reacción a la vía de la prevención no será fácil, pero debemos cambiar si queremos progresar en la reducción de la violencia. 14 Notas 15 Autores Detective supervisor en jefe John Carnochan QPM FFPH Codirector, Unidad Escocesa de reducción de la violencia [email protected] Alexander Butchart Organización mundial de la salud [email protected] Thom Feucht Instituto nacional de justicia de Estados Unidos [email protected] Christopher Mikton Organización mundial de la salud [email protected] Professor Jonathan Shepherd, CBE FMedSci, Director, Grupo de investigación sobre violencia y sociedad de la Universidad de Cardiff [email protected] Información adicional Informe mundial sobre la violencia y la salud (OMS, 2002) http://www.who.int/violence_injury_prevention/publications/violence/en/index.html Unidad de reducción de la violencia, www.actiononviolence.org.uk Asociación para la reducción de la violencia y el desorden de Cardiff (CDRP) www.cardiff.ac.uk/dent1/contactsandpeople/academicstaff/shepherd-jonathan-prof.html Agradecimientos Dr. Marsha Liss (Departamento de justicia de Estados Unidos), Mark Bellis (Centro de salud pública, Universidad John Moores de Liverpool), Arturo Cervantes (Ministerio de salud, México), Gene Guerrero (Open Society Institute), Richard Matzopoulos (Consejo de investigación médica, Sudáfrica) y Margaret Shaw (Centro internacional para la prevención de la criminalidad). 16 TREVOR SAMSON / WORLD BANK PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA: PROPUESTA DE UN PLAN Design www.hgdesign.co.uk DE ACCIÓN INTERSECTORIAL