INFORME SOBRE LA DEDUCCIÓN EN LA CUOTA ÍNTEGRA DEL IMPUESTO DE SOCIEDADES POR ACTIVIDADES DE EXPORTACIÓN EN CANARIAS COMO INCENTIVO FISCAL A LAS EXPORTACIONES 1.- INTRODUCCIÓN En España existe la arraigada tradición de establecer en su legislación incentivos fiscales a la exportación con el propósito de fomentar la apertura del mercado nacional al exterior. Uno de estos incentivos lo constituye la posibilidad de deducir, de la cuota íntegra del Impuesto sobre Sociedades, un porcentaje concreto de determinados gastos e inversiones realizados con motivo de actividades exportadoras. Se trata de un incentivo aplicable en todo el territorio español, aunque, en Canarias, se aplican unos porcentajes incrementados, ya que por sus peculiaridades y por su condición de región ultraperiférica, se disfruta de un régimen económico y fiscal especial, que incluye un sistema propio de deducción por inversiones. El objetivo del presente informe, emitido a solicitud de la Sociedad de Promoción Exterior de Canarias (PROEXCA), es precisamente determinar si el régimen de deducción por inversiones en Canarias previsto en el artículo 94 de la Ley 20/1991, de 7 de junio, de Modificación de los aspectos fiscales del Régimen Económico Fiscal de Canarias, es aplicable a las actividades de exportación contempladas en el artículo 37 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, aprobado por Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo. 2.- RÉGIMEN GENERAL DE LA DEDUCCIÓN POR ACTIVIDADES DE EXPORTACIÓN. El Texto Refundido de la Ley del Impuesto de Sociedades (TRLIS) dedica el Capítulo IV del Título VI a las “Deducciones para incentivar la realización de determinadas actividades”, entre las que destaca, por el enorme interés que supone para las empresas exportadoras, la “Deducción por actividades de exportación”, regulada, concretamente, en el artículo 37 del citado cuerpo legal. Nos hallamos, realmente, ante un importante beneficio fiscal, que permite a las sociedades que habitualmente desarrollan actividades de exportación, deducirse de la cuota íntegra del impuesto de sociedades el 25 por ciento de las inversiones y gastos que efectivamente realicen como consecuencia de dicha actividad exportadora. Sin embargo, no todas las inversiones y gastos directamente relacionados son deducibles. 1 Muy al contrario, el legislador, a pesar de su propósito de potenciar con este artículo las exportaciones, únicamente otorga el carácter de deducibles a determinadas inversiones y gastos, las que aparecen en el apartado primero del reseñado artículo 37 del TRLIS. 2.1.- Inversiones deducibles: 2.1.1.- Modalidades de inversión: Tres son las inversiones a las que la ley confiere el carácter de deducible, siempre y cuando estén directamente relacionadas con la actividad exportadora: a) Creación de sucursales o establecimientos permanentes en el extranjero: Son sucursales aquellos establecimientos secundarios dotados de representación permanente y de cierta autonomía de gestión, a través de los cuales, se desarrollan, total o parcialmente, las actividades de la sociedad. El legislador, en su afán de fomentar la actividad exportadora de las sociedades españolas, ha primado la creación de sucursales o establecimientos permanentes fuera de España. Sin embargo, aunque no se establece expresamente, este incentivo fiscal no se limita a la creación de sucursales únicamente. También se consideran merecedoras de la deducción por actividades de exportación las aportaciones que las sociedades realicen a sus sucursales con el objetivo de incrementar el fondo patrimonial de estas últimas. La forma en que se hagan dichas aportaciones es irrelevante, incluso podrá consistir en la condonación de una deuda que la sucursal tenga con la sociedad, pues lo que importa, en definitiva, es que exista una ampliación de los fondos de la sucursal. Y en el caso de condonación de deudas, la sociedad renuncia a los derechos que le pudiesen corresponder como acreedora del préstamo, reduciéndose en la misma medida las obligaciones de la sucursal y ampliándose sus fondos. b) Adquisición de participaciones de sociedades extranjeras: Las sociedades que inviertan en la adquisición de participaciones representativas del capital social de una entidad jurídica extranjera ya constituida podrán disfrutar también de la deducción por actividades de exportación, siempre que con la adquisición se alcance o se supere el 25 por ciento del capital social de la entidad extranjera. El derecho a la deducción es independiente de la forma en que la sociedad adquiera las participaciones, por lo que, aunque lo habitual es que la operación se realice a través de una compraventa, también podrá llevarse a cabo por otras vías. Lo que ocurre es que en los casos en que no exista una contraprestación dineraria, como sucede con la permuta, habrá que valorar 2 adecuadamente, en el momento de practicar la deducción, el importe de la inversión. Si acudimos a una interpretación literal de este primer apartado del artículo 37, podríamos concluir que las participaciones adquiridas deben pertenecer a una “sociedad”, propiamente dicha. No es ésta, sin embargo, una interpretación correcta, máxime dadas las diferencias que pueden existir, en materia de sociedades, entre los ordenamientos de cada país. Por ello, es suficiente con que las participaciones correspondan a una entidad de nacionalidad extranjera que, con personalidad jurídica diferente de la casa matriz, pueda llevar a cabo actividades exportadoras. Con respecto a esta modalidad de deducción por adquisición de participaciones de sociedades extranjeras, hay que tener en cuenta que la misma es incompatible con la deducción por inversiones para la implantación de empresas en el extranjero, regulada en el artículo 23 del TRLIS, el cual confiere el carácter de deducible de la base imponible, no de la cuota íntegra, a las inversiones efectivamente realizadas en el ejercicio para la adquisición de participaciones en los fondos propios de sociedades no residentes en territorio español que permitan alcanzar la mayoría de los derechos de voto en ellas, siempre que se cumplan unos requisitos determinados. Pues bien, si en relación con una inversión, concurren los requisitos establecidos para la práctica de ambas deducciones, la sociedad podrá optar por aplicar una u otra, incluso distribuyendo la base de deducción entre ambas. c) Constitución de filiales: Las sociedades que constituyan en el extranjero filiales, que a diferencia de las sucursales poseen personalidad jurídica propia, directamente relacionadas con la actividad exportadora, podrán deducirse las inversiones que realicen con motivo de dicha constitución, siempre y cuando su participación sea, como mínimo de un 25 por ciento del capital social de la filial. Nos hallamos, en este supuesto, ante un negocio jurídico de tipo societario, en virtud del cual la sociedad española participa en el capital social de la filial mediante un acto de naturaleza social. Un aspecto importante que hay que matizar es el lugar de constitución de la filial. ¿Debe estar situada en el extranjero o puede ubicarse en España? Dado que el artículo 37 del TRLIS nada dice al respecto, si tenemos en cuenta que la finalidad del mismo es la promoción de las actividades exportadoras que se desarrollen en el extranjero, ya que no se promocionan las realizadas directamente en España, es indudable que, para que la sociedad pueda acogerse a este beneficio fiscal, la filial debe constituirse en el extranjero, régimen idéntico al exigido expresamente para las sucursales y para la adquisición de participaciones. De la misma forma que en la primera de las modalidades consideramos deducibles, a pesar de no disponerlo expresamente la norma, no sólo la creación de sucursales, sino también las aportaciones patrimoniales a las 3 mismas, consecuentemente, en este caso, junto a la constitución de filiales, debemos considerar asimismo deducibles la suscripción de títulos de nueva emisión en virtud de sucesivos aumentos de capital de la entidad participada, siempre, claro está, que se justifique una relación directa entre la inversión realizada y la actividad exportadora de bienes y servicios de la sociedad. No es necesario que, en ninguno de los dos casos, la aportación sea dineraria. Así pues, la sociedad que constituya una filial, con una participación del 25 por ciento, mediante aportación de un activo inmaterial que carezca de valoración económica en la contabilidad de la sociedad constituyente, como la aportación del derecho de uso de la propiedad industrial de que ésta es titular, podrá acogerse a la deducción, ya que el valor de la aportación se pone de manifiesto una vez que genere las rentas correspondientes. Por el contrario, sí es requisito indispensable que las adquisiciones tengan como contrapartida una participación en el capital de la filial, por lo que no gozarán de la deducción aquellas inversiones en una filial extranjera realizadas a través de aportaciones a los fondos propios mediante las denominadas “prestaciones suplementarias”. Y para finalizar con esta modalidad de inversión, simplemente resta mencionar la posibilidad que existe de aplicar la deducción por la constitución de una filial en el extranjero a una sociedad exportadora, cuando es otra distinta la que constituye la filial, siempre y cuando ambas formen parte del mismo grupo de sociedades, que éste tribute en régimen de declaración consolidada y que entre la constitución realizada por la segunda y la exportación, por la primera, exista una relación inmediata, con excepción de los casos del artículo 42 del Código de Comercio. 2.1.2.- Requisito común a las dos últimas modalidades de inversión: 25 por ciento del capital social. La ley exige, que para deducirse el importe invertido en la adquisición de participaciones o en la constitución de filiales, la sociedad española posea como mínimo el 25 por ciento del capital social, bien porque lo alcance con dicha adquisición o bien porque, alcanzado con anterioridad, lo supere. Sin embargo, permite que en el período impositivo en que se consiga el porcentaje del 25 por ciento del capital social, las sociedades se beneficien de la deducción por actividades de exportación respecto de la inversión total efectuada en éste y en los dos períodos impositivos precedentes. Ello significa que si una sociedad invierte 12.000 euros en la adquisición del 10 por ciento de las participaciones de una empresa extranjera o en la constitución de una filial fuera de nuestras fronteras, en ningún caso tendrá derecho a practicarse deducción alguna, pero si en el período impositivo siguiente realiza una nueva inversión de 18.000 euros y adquiere otro 15 por ciento, entonces alcanzará el exigido porcentaje y podrá deducirse el 25 por ciento de la totalidad de la inversión realizada en ambos períodos, lo que 4 supone detraerse 7.500 euros de la cuota íntegra de su impuesto de sociedades. 2.1.3.- Requisito común a todas las modalidades de inversión: relación directa con la actividad exportadora Mientras que la norma es absolutamente minuciosa al tasar las inversiones que las empresas tienen derecho a deducirse, no define, sin embargo, lo que debemos entender por actividad exportadora ni especifica qué actividades considera directamente relacionadas. Y realmente se trata de conceptos fundamentales para determinar si a la inversión se le puede atribuir la condición de deducible, ya que no basta con que nos hallemos ante los supuestos tasados de inversiones, además éstas deben estar directamente relacionadas con la actividad exportadora de bienes o servicios o con la contratación de servicios turísticos en España. Ante esta falta de delimitación, no queda más remedio que analizar en cada caso concreto no sólo si existe actividad exportadora, sino también si hay una relación directa entre la inversión y dicha actividad. No obstante, en relación con el concepto de “actividad exportadora”, si acudimos a la intención del legislador al dictar la norma, crear un incentivo fiscal real y efectivo a todo tipo de exportaciones, sin exclusión de ninguna clase, podemos definirlo como aquella actividad consistente en vender en el exterior, de forma habitual, todo tipo de bienes producidos o fabricados en España (ya sea materias primas, productos intermedios o productos terminados) o servicios prestados materialmente dentro de nuestro país. No debemos olvidar en ningún momento que la finalidad del artículo 37 del TRLIS es conseguir nuevos mercados distintos del español para nuestros productos. Por ello, y conforme a la definición anterior, para hablar de “actividad exportadora”, es preciso tener en cuenta los siguientes aspectos: -. Los bienes deben ser producidos o fabricados en territorio español: no cabría practicar la deducción, si la función de la sucursal creada en el extranjero consistiera en vender bienes o servicios que, aunque procedieran de España, hubieran sido producidos o fabricados o, en el caso de los servicios, fueran a ser prestados en un tercer país. -. Los bienes exportados no tienen por qué consistir en productos terminados: también puede tratarse de materias primas o de productos intermedios. Sin embargo, en los casos en que el producto español que la sucursal creada vaya a vender en el exterior haya sido modificado por habérsele incorporado un valor añadido, únicamente existirá el derecho a la deducción si el valor de la aportación fuera de escasa cuantía, pues en caso contrario la sociedad se verá obligada a desistir de la misma. -. La actividad exportadora incluye la de cualquier servicio, siempre que el mismo no se corresponda con actividades financieras o de seguros. Por tanto, si una sociedad española adquiere, como mínimo el 25 por ciento del 5 capital de una extranjera y la actividad de exportación que realiza es prestar servicios de apoyo a la gestión, servicios que factura, a la filial extranjera, tendrá derecho a practicarse la deducción, sobre el importe de la parte de la inversión realizada que, de acuerdo con cualquier medio de prueba admitido en derecho, se justifique que esté directamente relacionada con la actividad exportadora derivada de tal inversión. -. En principio, no es necesario que los bienes o servicios exportados sean fabricados o prestados por la propia sociedad titular de la sucursal, de las participaciones o de la filial: ello significa que toda inversión que realice una sociedad española para crear una sucursal en el extranjero con el objetivo de vender bienes fabricados por otra sociedad española diferente, debería ser objeto de deducción por actividades de exportación. -. El derecho a la deducción es independiente del resultado de la actividad exportadora: si una sociedad adquiere participaciones de una entidad extranjera con el objetivo de exportar y vender productos fabricados en España, pero, por desgracia, dichos productos no pueden ser vendidos y, consecuentemente, son devueltos a nuestro país, no perderá en ningún momento su derecho a deducirse la inversión realizada en la adquisición de las participaciones, ya que lo que se exige es que al invertir realmente exista la finalidad de vender dichos bienes en el exterior. Respecto a qué debemos entender por inversiones directamente relacionadas con la actividad exportadora, el citado artículo 37, aunque, tal y como hemos expuesto anteriormente, no aporta definición alguna, sí deja absolutamente claro qué dos actividades no considera relacionadas: las financieras y las de seguros. De todos modos, a pesar del silencio de la ley, podemos acudir a la doctrina administrativa, manifestada a través de consultas formuladas al amparo del artículo 87 de la Ley General Tributaria, la cual viene insistiendo en la necesidad de que exista una relación directa, de contenido económico, entre la inversión y la actividad exportadora, de manera que el importe de inversión tenga su correlato en la exportación o, dicho de manera más explícita, que la inversión se recupere a través de los ingresos derivados de la actividad exportadora. Conforme a esta definición, tendrá derecho a la deducción por actividades de exportación, aquella sociedad española que adquiera el 25 por ciento de una sociedad extranjera cuyo objeto sea la construcción de inmuebles que arrienda a otras sociedades extranjeras para que éstas los destinen a la comercialización de los productos que exporta la entidad española. En la medida en que el objeto de la entidad extranjera participada consista en la adquisición o construcción de inmuebles (almacenes de distribución) para posteriormente, de manera directa o indirecta, destinarlos siempre a la comercialización de los productos exportados por la sociedad española, de forma que permita a ésta disponer de instalaciones adecuadas para el tratamiento de dichos productos, la inversión en la participación podrá disfrutar de la deducción por actividades de exportación. 6 2.2.- Gastos deducibles 2.2.1.- Modalidades de gastos La ley permite que las sociedades puedan deducirse de la cuota íntegra de su impuesto, no sólo inversiones, sino también el 25 por ciento de determinados gastos, sin perjuicio de su condición de gastos deducibles de la base imponible. Dos son las modalidades de gastos a los que les confiere tal carácter: a) Gastos de propaganda y publicidad: Los gastos de publicidad y propaganda en que incurra una sociedad para lanzamiento de productos y de apertura y prospección de mercados en el extranjero serán deducibles por actividades de exportación, siempre y cuando tengan proyección plurianual. Analicemos los requisitos exigidos por la ley para que dichos gastos sean deducibles: -. Gastos de proyección plurianual: Se trata de un concepto que no viene definido de forma expresa en la nueva Ley, a diferencia de lo que ocurría con la normativa anterior, a pesar de lo cual, resulta indudable que gastos plurianuales son aquéllos que generan beneficios durante varios años. Es el caso de una campaña publicitaria que va dirigida a fomentar ventas o ingresos que se proyecten en un marco temporal superior al año, aun cuando la misma dure menos tiempo (campaña publicitaria de “El plátano de Canarias”). -. Objetivo de la publicidad y propaganda: Es totalmente indispensable que la finalidad primordial de la campaña sea la creación de un mercado fuera de España para bienes producidos o fabricados o para servicios prestados en nuestro territorio. Por eso, cuando una misma campaña tenga por objetivo un mercado nacional y otro internacional, será necesario diferenciar los gastos que correspondan a uno y a otro. Debe existir, pues, una relación directa entre los gastos de publicidad y propaganda y la apertura de nuevos mercados en el extranjero, donde la entidad no tenga ya presencia en el momento de realizarlos, o con el lanzamiento de productos en mercados internacionales que supongan la introducción en el mercado de un producto nuevo. Como consecuencia de lo anterior, no pueden considerarse objeto de deducción los gastos realizados por una empresa española en la confección de un nuevo catálogo para el lanzamiento, tanto en el mercado nacional como en el internacional, de productos que ya se venían comercializando con anterioridad, ya que no nos hallamos ante la introducción en el mercado de un 7 producto nuevo ni la creación de un nuevo mercado, sino ante la pretensión de aumentar la cuota de mercado ya existente. En este caso, exclusivamente podrá gozar de deducción por el importe de aquellos catálogos que se destinen a la apertura de mercados en el extranjero en los que la entidad no tuviese aún presencia. -. Dónde deben realizarse la campaña y el pago del gasto: Respecto al lugar en el que debe llevarse a cabo la campaña, actualmente, la ley no exige que sea fuera de España, aunque lo normal es que si se quiere vender un producto en el exterior, sea allí donde se realice la publicidad. Y en relación al pago, a diferencia de lo que establecían las Leyes de Presupuestos anteriores, la nueva regulación de la deducción no exige que se efectúe fuera de España, por lo que, actualmente, la sociedad tiene absoluta libertad tanto para elegir a la Agencia de publicidad que desee, con independencia de su nacionalidad, como para decidir el lugar de firma del contrato. b) Gastos de concurrencia a ferias y exposiciones: Los gastos en que incurra una sociedad española al acudir a ferias, exposiciones o manifestaciones análogas celebradas en el extranjero e incluso en España con carácter internacional podrán deducirse de la cuota íntegra del impuesto de sociedades, siempre y cuando estén relacionados con sus actividades exportadoras. Son gastos susceptibles de constituir la base de la deducción los de viaje, alojamiento y mantenimiento del personal desplazado o expresamente contratado al efecto; los de construcción, transporte e instalación de los stands; los de inscripción, alquiler de superficie y otros pagos a la organización; transporte de muestras y material publicitario, entre otros. Aunque la norma no aclara si el beneficio fiscal de la deducción es aplicable sólo a aquéllos que participan como expositores o si también se puede aplicar a los visitantes profesionales, nosotros entendemos que este segundo caso debería admitirse, siempre que se acredite que la feria internacional puede ampliar el campo de la actividad exportadora del sujeto pasivo. Pero, ¿y qué ocurre con los gastos realizados con motivo de la asistencia a congresos profesionales? ¿Debemos admitirlos como deducibles? Queda claro, que los congresos profesionales no son ferias ni exposiciones. ¿Los podemos incluir en el concepto de “otras manifestaciones análogas”? La respuesta es negativa, porque para poder hablar de manifestaciones análogas a ferias y exposiciones es indispensable que en ellas exista la posibilidad de que se establezcan contactos entre los prestadores de servicios y sus posibles clientes, lo que no ocurre en los congresos, que son reuniones de profesionales 8 del mismo sector. Por tanto, hemos de concluir que no son deducibles los gastos de asistencia a congresos profesionales, aunque sean de carácter internacional, sin perjuicio de su condición de gastos deducibles para calcular la base imponible del impuesto. 2.3.- Requisitos comunes a las inversiones y a los gastos a) Una misma inversión no puede dar lugar a la aplicación de la deducción en más de una entidad. b) Los elementos patrimoniales afectos a la deducción por actividades de exportación deben cumplir un requisito de permanencia. Tienen que permanecer en el patrimonio del sujeto pasivo durante un plazo mínimo de cinco años, o de tres años, si se trata de bienes muebles, o durante su vida útil si fuera inferior. En el caso de incumplir este requisito, se deberá ingresar la cantidad deducida, conjuntamente con la cuota correspondiente al período impositivo en el que se manifieste el incumplimiento, incrementada con los intereses de demora. Por consiguiente, si una empresa adquiere participaciones en una sociedad extranjera con la que guarda relación exportadora y a los dos años traspasa dichas participaciones a otra entidad holding extranjera en la que participa en un 99 por ciento, habrá incumplido el requisito de permanencia mínimo de tres años, aún cuando, con posterioridad, la entidad continúe ostentando de forma indirecta el mismo grado de participación, por lo que deberá ingresar la cantidad deducida con sus intereses, salvo que la transmisión de las participaciones se produzca en el marco de una operación acogida al régimen especial de fusiones o escisiones. 2.4.- Base de la deducción La base de la deducción es diferente para cada una de las modalidades. a) En el supuesto de las inversiones: -. Creación de sucursales o establecimientos permanentes en el extranjero: Las inversiones para crear sucursales son de diversa índole, bien de naturaleza material, como edificios o mobiliario, de naturaleza inmaterial, como licencias o programas informáticos, o incluso de contenido financiero, como fianzas o valores. 9 Pues bien, la base de la deducción será el valor de la inversión realizada en cada período impositivo, de acuerdo con la normativa contable. Así, si la entidad adquiere los bienes de un tercero, rige el precio de adquisición y si los construye por sí mismo, el coste de producción, excluyendo, en ambos casos, los intereses devengados con posterioridad a la puesta en funcionamiento del bien. -. Adquisición de participaciones de sociedades extranjeras: La deducción se calculará tomando como base el coste de adquisición de las participaciones. -. Constitución de filiales o suscripción de nuevas acciones: En este caso, la base de deducción será la cantidad desembolsada, constituida por el nominal más la prima de emisión y los gastos accesorios. Tal y como se expuso con anterioridad, en el ejercicio en que se alcance el 25 por ciento del capital social, la base de la deducción estará formada por el importe de la inversión efectuada tanto en el citado ejercicio como en los dos períodos impositivos precedentes. b) En el supuesto de los gastos: La base de la deducción estará constituida por el importe del gasto satisfecho en el respectivo período impositivo. No permite, la norma, por tanto, aplicar la deducción, aunque el gasto se hubiera contabilizado siguiendo el principio del devengo, mientras el mismo no se haya pagado. Y en el caso de pagos anticipados, la deducción se imputará al ejercicio en que se produce la corriente financiera, aun cuando contablemente no se hubiese traspasado el gasto a la cuenta de resultados de la entidad. Para calcular la base de la deducción por actividades de exportación, tanto respecto de las inversiones como de los gastos, las sociedades deben tener en cuenta las subvenciones recibidas para realizar las actividades que dan derecho a dicha deducción, pues, de acuerdo con el apartado 3 del artículo 37 del TRLIS, la base se minorará en el 65 por ciento de las subvenciones recibidas. 2.5.- Aplicación de la deducción La deducción se practica sobre la cuota íntegra del impuesto de sociedades, una vez realizadas las deducciones para evitar la doble imposición y las bonificaciones por las rentas obtenidas en Ceuta y Melilla. Al igual que ocurre con las demás deducciones reguladas en el Capítulo IV del Título VI del TRLIS, todas aquellas cantidades no deducidas en su 10 período impositivo correspondiente, pueden aplicarse en las liquidaciones de los períodos que concluyan en los 10 años inmediatos y sucesivos. El cómputo de los plazos para la aplicación de la deducción puede diferirse hasta el primer ejercicio en que, dentro del período de prescripción, se produzcan resultados positivos, siempre que se trate de entidades de nueva creación o que saneen perdidas de ejercicios anteriores mediante la aportación efectiva de nuevos recursos, si que se considere como tal la aplicación o capitalización de reservas. 2.6.- Límites a) Límite geográfico: la deducción por actividades de exportación no podrá aplicarse cuando la inversión o el gasto se realice en un Estado o territorio calificado reglamentariamente como paraíso fiscal. b) Límite cuantitativo: el importe de la deducción no puede exceder conjuntamente del 35 por ciento de la cuota íntegra minorada en las deducciones para evitar la doble imposición interna e internacional y las bonificaciones. c) Límites contables: ante la ausencia de requisitos contables, la forma en que el sujeto pasivo del impuesto de sociedades contabilice la inversión o el gasto es totalmente independiente del derecho a aplicar la deducción. 3.- DEDUCCIÓN CANARIAS POR ACTIVIDADES DE EXPORTACIÓN EN Tal y como expusimos al inicio del presente informe, las Islas Canarias disfrutan de un sistema fiscal excepcional respecto del vigente en el resto del territorio español, lo que se manifiesta claramente en el régimen de deducción por inversiones. Dicho régimen aparece expresamente regulado en el artículo 94 de la Ley 20/1991, de 7 de junio, de modificación de los aspectos fiscales del Régimen Económico Fiscal de Canarias, artículo que ha sido modificado, en la letra b) de su apartado 1, por la Disposición Adicional Cuarta de la Ley 19/1994, de modificación del Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Se trata de un régimen que no difiere en demasía del que se aplica en el resto del territorio español; remite, de hecho, al régimen general, aunque introduce determinadas particularidades aplicables únicamente en Canarias y que se refieren, básicamente, a los porcentajes de aplicación y al límite de deducción sobre la cuota íntegra, muy superiores a los existentes en la Península y Baleares. El primer problema que se nos plantea es que el régimen general al que se remite dicho precepto es el que establecía el artículo 26 de la derogada ley 11 61/1978, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades (LIS). Pese a ello, el régimen especial introducido por el citado artículo 94 permanece en vigor, en virtud de la Disposición Transitoria Cuarta de la Ley 19/1994, pues la misma dispone que en el caso de suprimirse el régimen general de la deducción por inversiones regulado por la Ley 61/1978, “su aplicación futura en las islas Canarias, mientras no se establezca un sistema sustitutorio equivalente, continuará realizándose conforme a la normativa vigente en el momento de la supresión”. Por tanto, la remisión que realiza la Ley 20/1991 al artículo 26 de la Ley 61/1978, debe considerarse hecha al Capítulo IV del Título VI del TRLIS, el cual contiene una serie de “Deducciones para incentivar la realización de determinadas actividades”, que sustituyen a las deducciones por inversiones contenidas en el artículo 26 de la norma derogada, si bien no lo hace de forma equivalente ya que no se recoge la deducción más aplicada de dicho precepto, la derivada de la adquisición de activos fijos nuevos. Una de las deducciones contenidas en el reseñado Capítulo IV consiste en la deducción por actividades de exportación, regulada concretamente en el artículo 37 del TRLIS. A pesar de existir una indudable equivalencia entre dicho artículo y lo dispuesto en la letra b) del apartado 3 del artículo 26 de la derogada Ley del Impuesto sobre Sociedades, han surgido dudas sobre la aplicación del régimen especial de deducción por inversiones en Canarias, en relación con las actividades exportadoras. Ello se debe, precisamente a que el artículo 94 de la Ley 20/1991 exige que las inversiones sean “realizadas y que permanezcan en el archipiélago”, lo que, en principio, no ocurre con las actividades de exportación tasadas en el artículo 37 del TRLIS. Sin embargo, el artículo 94, al remitir al régimen de deducción previsto en la LIS, lo hace en relación a todas las modalidades de inversión, sin excluir expresamente a las actividades de exportación, razón por la cual, deberíamos considerarlas incluidas, pues aunque físicamente la inversión se sitúa en un país extranjero, en la medida en que la misma fomente las exportaciones de bienes y servicios producidos en Canarias, podría entenderse que se cumple el requisito de vinculación territorial. De cualquier manera, la Dirección General de Tributos en Canarias ha zanjado la cuestión, al establecer que “los porcentajes de deducción incrementados contemplados en el artículo 94 de la Ley 20/1991, cuya vigencia ratifica la LIS en el punto 9 del apartado 2 de su Disposición Derogatoria Única, se aplicarán sobre el nuevo sistema de deducciones allí donde éste es equivalente al del artículo 26 de la Ley 61/1978, mientras que donde no se produzca esta equivalencia se continuará aplicando el régimen vigente en el momento de la supresión de la misma, tal y como indica la disposición transitoria cuarta de la Ley 19/1994.” Por tanto, podemos concluir que los porcentajes incrementados y las demás especialidades del artículo 94 de la Ley 21/1994, continúan aplicándose en Canarias sobre la deducción por actividades de exportación. 12 3.1.- Beneficiarios de la deducción Pueden acogerse a la deducción por actividades de exportación en Canarias: -. Las sociedades y demás entidades jurídicas con domicilio fiscal en Canarias: el límite máximo se aplicará con independencia del que corresponda por las inversiones que realicen las entidades, mediante establecimientos permanentes, en territorio peninsular o en las Islas Baleares. -. Las sociedades y demás entidades jurídicas que no tengan su domicilio fiscal en Canarias, respecto de los gastos e inversiones realizados por establecimientos permanentes situados en este territorio con motivo de sus actividades exportadoras de bienes y servicios producidos o prestados en Canarias: el límite máximo de deducción específico de este régimen se aplicará con independencia del que corresponda por las inversiones acogidas al régimen general. -. Las personas físicas que realizan actividades empresariales o profesionales, a pesar de no estar sujetas al Impuesto sobre Sociedades, también tienen derecho a disfrutar de la deducción por actividades de exportación en Canarias, con los mismos condicionantes y restricciones que establezca la normativa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas para la aplicación a los sujetos pasivos de dicho Impuesto de los incentivos o estímulos a la inversión establecidos en el Impuesto sobre Sociedades. 3.2.- Elementos patrimoniales en los que puede realizarse la inversión La inversión puede materializarse, con carácter general, en los elementos propios de cada modalidad de la deducción por inversiones, de acuerdo con las normas establecidas al efecto en el artículo 37 del TRLIS, regulador del régimen general. Respecto a la condición de los elementos patrimoniales, el apartado 3 del artículo 94 de la Ley 20/1991, permite que los mismos sean “usados”, siempre y cuando no se hubiesen beneficiado anteriormente de la deducción por inversiones en el resto del territorio nacional, para lo que el transmitente deberá aportar un certificado donde se haga constar tal condición, y supongan una evidente mejora tecnológica para la empresa. 3.3.- Porcentajes y límites de deducción Los tipos aplicables sobre las inversiones realizadas serán superiores en un 80 por ciento a los del régimen general, con un diferencial mínimo de 20 puntos porcentuales. Ello significa que si el porcentaje de deducción por 13 actividades exportadoras, de acuerdo con el artículo 37 del TRLIS, es actualmente del 25 por ciento, en Canarias será del 45 POR CIENTO. Por su parte, el límite máximo se calcula sobre la diferencia resultante de minorar la cuota íntegra en el importe de las deducciones para evitar la doble imposición, tanto interna como internacional, y las bonificaciones. Dicho límite será siempre superior en un 80 por ciento al fijado en el régimen general, con un diferencial mínimo de 35 puntos porcentuales. Como actualmente, el límite máximo, en el régimen general, es del 35 por ciento, en Canarias, se sitúa en un porcentaje del 70 por ciento. Finalmente, resta por mencionar la incompatibilidad establecida por el apartado 7 del artículo 27 de la Ley 19/1994, de 6 de julio, el cual establece que el disfrute de la reserva para inversiones (RIC) será incompatible, para los mismos bienes, con la deducción por inversiones. 14