ALTERACIONES COMPORTAMENTALES Y

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Tema56-57
ALTERACIONES COMPORTAMENTALES Y CONDUCTAS ASOCIALES EN LA
INFANCIA/ADOLESCENCIA.
PROGRAMAS DE PREVENCIÓN, INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO ANTE PROBLEMAS
DE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA. ADOLESCENCIA
INTRODUCCIÓN
Encuadrarla dentro de lo normativa….
La LONCE dice….. en Primaria dice Artículo 20 .4
Se prestará especial atención durante la etapa a la atención personalizada de los
alumnos y alumnas, la realización de diagnósticos precoces y el establecimiento de
mecanismos de refuerzo para lograr el éxito escolar.
En el decreto de……NEAE
Se considera que el alumno o alumna presenta "necesidades educativas especiales por trastornos graves
de conducta" cuando muestra alteraciones mentales, emocionales o del comportamiento de carácter
grave y que, de forma duradera en el tiempo, limitan su adecuado desarrollo educativo, su capacidad de
ajuste y adaptación respecto a sus coetáneos y a la forma de afrontar situaciones cotidianas y de
resolución de éstas y pueden requerir, durante un período de escolarización o a lo largo de ella,
determinados apoyos y atenciones educativas específicas.
En la orden del 13 de diciembre ……
De manera excepcional y de forma temporal, se podrán escolarizar alumnos y alumnas con trastornos
graves de conducta, que puedan o no requerir adaptación curricular en una o más áreas o materias, en
COAEP específicos para ellos. En el caso de que estos escolares requieran de una adaptación curricular
significativa se podrán escolarizar en las AE o en CEE que se determinen por la Dirección General de
Ordenación, Innovación y Promoción Educativa.
En la Resolución del 9 de febrero de 2011………….
Décimo cuarta . 5 a:
Para alumnado gravemente afectado o con trastornos graves de conducta, que requieran atención
constante para evitar situaciones perjudiciales que afecten la integridad física propia o de sus
compañeros /as, la intervención se realizará en grupos de 3-4 alumnos/as
Este tema es de vital relevancia ya que actualmente en nuestros centros educativos los
problemas de adaptación social y escolar, debido al incremento de alumnos que se
1
incorporan a los mismos trayendo una serie de problemas, familiares y sociales, cada
vez mayor y a la importancia del papel que debe jugar el orientador para intentar
contribuir a dar una respuesta adecuada a estos alumnos.
Por otro lado es importante delimitar el concepto ya que por problemas de conducta o
trastornos del comportamiento de puede aplicar a toda manifestación problemática
del niño. Por tanto se precisa una definición clara del concepto. Así como que es lo
normal o lo patológico , si bien estos términos están condicionados por la edad del
sujeto, por el grado de inadecuación de la conducta, en función del contexto social. En
consecuencia, debemos centrar nuestro esfuerzo en intenta precisar los criterios a
utilizar para definir las alteraciones conductuales.
2.-TRASTORNOS DE COMPORTAMIETO. CRITEROS PARA SU DEFINICIÓN
A la hora de definir y clasificar los trastornos de conducta debemos estar atentos a los
siguientes criterios para la caracterización de estos:
-La referencia social, hace referencia al patrón de conducta estable que conlleva la
violación o la no adquisición de las reglas y normas que rigen los intercambios sociales,
y que el sujeto debe ir adquiriendo a lo largo su desarrollo.
-La referencia de tipo clínico, según la cual el trastorno puede tener una manifestación
más generalizada del sujeto, bien de personalidad, bien de relación con el entorno.
El criterio relacionado con las posibles desviaciones o consecuencias adversasque el
trastorno puede tener para el desarrollo global del sujeto(aprendizaje, desarrollo
afectivo, adaptación social, etc.).
3.- CLASIFICACIONES DE LAS ALTERACIONES COMPORTAMENTALES.
3. 1. TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD
A) Concepto:Trastorno de origen neurobiológico que se inicia en la infancia y se
caracteriza fundamentalmente por las dificultades para prestar y mantener
atención, por hiperactividad o exceso de movimiento y por impulsividad o
dificultades en el control de los impulsos. Estas dificultades se manifiestan en
conductas desajustadas que no se corresponden con la edad y condición del niño.
Los síntomas deben manifestarse en los dos ámbitos: familiar y escolar.
B) Características y Etiología
Características
Aunque generalmente el TDAH se diagnostica durante la infancia, no es un trastorno
que afecte sólo a los niños muchas veces se prolonga hasta la adolescencia y a etapas
posteriores. El TDAH es un desorden en el cual los problemas son accidentales. El niño
no desea voluntariamente crear estos problemas. Esto no quiere decir que la mala
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conducta involuntaria deba ser ignorada. Requiere de técnicas y estrategias educativas
adecuadas, tanto por parte de los educadores como de los padres.
El TDA-H afecta al funcionamiento personal, social y escolar de la persona que lo
padece. Los comportamientos más habituales asociados al trastorno son:
- Desatención y falta de concentración ( no termina tareas, no se centra en juegos,
comete muchos errores, evitan tareas que requieren esfuerzo, se distrae, parece no
escuchar cuando se le habla directamente...).
- Falta de autocontrol (impulsividad, excesos verbales, exceso de actividad motriz).
- Conductas motrices desorganizadas y falta de autonomía: desorganización
personal interna y externa que influye en su autonomía ( material de clase y cuarto
desordenado, pierde cosas, se salta preguntas aunque sepa respuestas, dificultad de
colocar números de forma ordenada, falta de planificación).
- Problemas graves de comportamiento: coinciden en un 30-50% de los casos de
niños con TDAH. Veamos en el siguiente cuadro la diferencia entre niños hiperactivos y
niños hiperactivos-agresivos:
CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS HIPERACTIVOS Y AGRESIVOS
Niños hiperactivos/agresivos
Niños hiperactivos
Los síntomas empiezan antes de entrar en el Los síntomas se detectan después
colegio
Síntomas más graves
Más leves
Más problemas en la relación con la madre
Menos problemas
Madres más controladoras, más negativas y que Madres menos controladoras y más positivas
utilizan menos premios
Desobedientes
Niños más desobedientes, desafiantes y
protestones
Rendimiento pobre
Rendimiento muy pobre
Poco populares, pero menos rechazados
Poco populares y rechazados, más criticados
negativamente por los compañeros
El trastorno de aprendizaje es un diagnóstico
Son más frecuentemente catalogados como niños asociado menos frecuente
con problemas de aprendizaje
Mejor pronóstico
Peor pronóstico
Sólo algunos incurren en actos criminales
La agresividad en la adolescencia se relaciona con
un mayor índice de delitos y en la vida adulta, de
actos criminales
Cuadro nº 1: Características niños hiperactivos/hiperactivos-agresivos. Fuente: Orjales Villar, I . 2004
Etiología
Hoy por hoy hemos de considerar que la etiología del trastorno por déficit de atención
con hiperactividad (TDAH) o trastorno hipercinético es desconocida ó responde a
múltiples etiologías posibles: ambientales, neuroquímicas/neuroanatómicas, lesión
cerebral, genética
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Estudios de neuroquímica
En la actualidad el TDAH una de las hipótesis más barajadas para explicar su etiología,
es una alteración neuroquímica de las vías de la dopamina y serotonina en los lóbulos
prefrontales y ganglios basales del cerebro, produciendo alteraciones en el sistema de
procesamiento de la información, ausencia de filtro a los estímulos con incapacidad
para distinguir entre las cuestiones importantes y las irrelevantes.
Estudios genéticos
Los estudios familiares realizados con muestras clínicas señalan hacia una agregación
familiar del trastorno, encontrando entre los padres de niños afectos un riesgo relativo
entre 2 y 8 veces superior al de la población normal de padecer ellos mismos el
trastorno. Recíprocamente, el riesgo calculado para un niño de sufrir el trastorno si
uno de los padres lo padece es del 57%.
Comorbilidad
Una de las dificultades del TDAH es que, con una elevada frecuencia, se presenta acompañado
de uno o más trastornos. Por lo tanto, es frecuente que el alumno/a con TDAH presente
además el siguiente perfil:
• TDAH y dificultades de aprendizaje (dificultad en el aprendizaje de las matemáticas (DAM),
de la escritura, de la lectura (DL), dislexia).
• TDAH y problemas perceptivo motores (deficiente coordinación motora y motricidad fina).
• TDAH y trastornos del estado de ánimo (depresión y/o ansiedad).
• TDAH y trastorno negativista/desafiante (conducta oposicionista).
• TDAH y conductas agresivas (conductas agresivas-defensivas, de carácter más bien
impulsivo que se producen como una respuesta desmedida a lo que el niño interpreta
como una provocación o un ataque).
El grado de dificultad que este alumnado presenta depende de:
• La gravedad de la disfunción neurológica de fondo.
• La convivencia (o comorbilidad) con otros trastornos.
• El ajuste emocional y la autoestima.
• El grado en el que la educación recibida pueda influir en la moderación de los síntomas.
La comorbilidad está presente en cerca de dos terceras partes de los niños remitidos a
consulta clínica por TDAH, incluyendo más del 50% de trastorno oposicionista desafiante
(TOD), 30 a 50% de trastorno de conducta (TC), 15 a 20% de trastornos afectivos, y 20 a 25%
de trastornos de ansiedad. El síndrome de Tourette y el trastorno de tics crónico
frecuentemente se presentan como comórbidos. En adolescentes, también pueden aparecer
abusos de sustancias. Recientes estimaciones de trastornos del aprendizaje en TDAH los sitúan
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en un 10-25%, dependiendo de la población y de loscriterios usados. Los retrasos del habla y
del lenguaje son también comunes.
Existen tres subtipos según predomine la hiperactividad o la falta de atención:
1.- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado:
si se satisfacen los Criterios A1 y A2 durante los últimos 6 meses.
2.- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del
déficit de atención: si se satisface el Criterio A1, pero no el Criterio A2 durante los
últimos 6 meses.
3.- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio
hiperactivo-impulsivo: si se satisface el Criterio A2, pero no el Criterio A1 durante los
últimos 6 meses.
También se utilizan los criterios del manual CIE-10: Trastornos mentales y del
comportamiento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico, elaborado por la
Organización Mundial de la Salud, que sigue unos parámetros semejantes a los
anteriormente expuestos del DSM IV.
Criterios de investigación CIE–10 para el trastorno hipercinético
Déficit de atención
1. Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por
descuido en las labores escolares y en otras actividades.
2. Frecuente incapacidad para mantener la atención en las tareas o en el juego.
3. A menudo aparenta no escuchar lo que se le dice.
4. Imposibilidad persistente para cumplimentar las tareas escolares asignadas u otras
misiones.
5. Disminución de la capacidad para organizar tareas y actividades.
6. A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas tales como los
deberes escolares que requieren un esfuerzo mental mantenido.
7. A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, tales como
material escolar, libros, etc.
8. Fácilmente se distrae ante estímulos externos.
9. Con frecuencia es olvidadizo en el curso de las actividades diarias
Hiperactividad
1. Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies o
removiéndose en su asiento.
2. Abandona el asiento en la clase o en otras situaciones en las que se espera que
permanezca sentado.
3. A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas.
4. Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse
tranquilamente en actividades lúdicas.
5. Persistentemente exhibe un patrón de actividad excesiva que no es modificable
sustancialmente por los requerimientos del entorno social.
Impulsividad
1. Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las
preguntas completas.
5
2. A menudo es incapaz de guardar turno en las colas o en otras situaciones en grupo.
3. A menudo interrumpe o se entromete en los asuntos de otros.
4. Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las situaciones sociales.
e atención e impulsividad ocasionan
malestar clínicamente significativo o una alteración en el rendimiento social,
académico o laboral.
maniaco, episodiodepresivo o trastorno de ansiedad.
3.2. TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE
A) Concepto
El Trastorno de negativismo desafiante se define por un patrón persistente de
conducta negativista, hostil y desafiante, excesivo para el contexto sociocultural y el
nivel de desarrollo del niño/a y que le causa un deterioro significativo en su
funcionamiento social. El DSM-IV sitúa al Trastorno de Negativismo Desafiante dentro
de los Trastornos de Comportamiento Perturbador y Déficit de Atención.
El trastorno negativista desafiante es un trastorno del comportamiento, normalmente
diagnosticado en la niñez, que se caracteriza por comportamientos no cooperativos,
desafiantes, negativos, irritables y enojados hacia los padres, compañeros, maestros y
otras personas en posición de autoridad. La angustia y la preocupación que los niños y
adolescentes que tienen este trastorno provocan en los demás son mayores que las
que ellos mismos experimentan.
El TND abarca un patrón de conductas que implica discusiones continuas, desafiar las
reglas y las peticiones, oponerse a las figuras de autoridad y berrinches. Puede incluir
otras características como molestar a otras personas deliberadamente, enojarse con
facilidad, tener dificultades para dejar pasar las cosas, inflexibilidad, el uso de
palabrotas y culpar a otros por las faltas propias.
B) Características y Etiología
Incidencia: Las estadísticas indican que el trastorno negativista desafiante afecta a
entre un 10 por ciento y un 15 por ciento de los niños y adolescentes de la población
general y es más común en los niños que en las niñas.
El DSM-IV cita una prevalencia de entre 2 y 16% para el TND.
La prevalencia de los Trastornos de conducta parece estar incrementándose en el
curso de los últimos años. El DSM-IV lo sitúa entre un 6% en niños, y entre el 2% y 9%
para las niñas. Por otro lado parecen encontrarse más casos en el ámbito urbano que
en el rural.
6
El trastorno negativista desafiante está asociado con el trastorno disocial. Sin
tratamiento, alrededor de 52% de los niños con TND continúa cumpliendo con los
criterios y alrededor de la mitad de ese 52% llegarán hacia un trastorno disocial.
Etiología: La aparición de los problemas de conducta depende de varios factores que
incluyen el temperamento del niño, la capacidad del niño de acuerdo con su
desarrollo, las oportunidades que tiene el individuo de variar el comportamiento,
factores familiares y cuestiones sociales más amplias (como la pobreza o el acceso al
tratamiento). Si bien puede haber indicios de un temperamento difícil antes de los 3
años, es entre los 3 y 7 años cuando los síntomas del TND se tornan lo suficientemente
problemáticos como para determinar un mal funcionamiento diario y el padecimiento
del niño y su familia.
Causas: El TND no es “causado” por un solo factor. Por lo general, pueden colaborar
varios grupos de factores diferentes.
Las características del niño (tendencia a la irritabilidad, alto grado de actividad, etc.),
de los padres (imposición de una disciplina ineficiente o inconstante, depresión,
impulsividad, etc.), de la familia (como desavenencias matrimoniales) y del entorno
social (como la pobreza) influyen por separado o en forma combinada en el desarrollo
de los problemas de conducta. Estos factores también pueden verse afectados entre sí.
Por ejemplo: la falta de una disciplina uniforme puede contribuir con el
comportamiento desafiante, al igual que la conducta desafiante crónica puede llevar a
lo padres a sentirse impotentes y cambiar su enfoque sobre la crianza.
Aunque la mayoría de las investigaciones nos ofrecen escasa información sobre las
claves causales de los Trastornos de Conducta, al menos nos permiten suponer que en
la etiología del trastorno juegan un papel fundamental los factores genéticos y
ambientales.
Prevención: Algunos expertos creen que en el desarrollo del trastorno negativista desafiante
se produce una secuencia de experiencias específicas. Esta secuencia puede iniciarse con la
ineficacia por parte de los padres, seguida de dificultades con otras personas en posición de
autoridad y malas relaciones con los compañeros. A medida que estas experiencias se
exacerban y persisten, el comportamiento de oposición y desafiante se transforma en un
patrón de comportamiento. La detección precoz y la intervención en las experiencias negativas
familiares y sociales pueden servir para alterar la secuencia de experiencias que llevan a
conductas más negativas y desafiantes. La detección temprana y la intervención con
habilidades más efectivas de comunicación, de crianza, de resolución de conflictos y de control
de la ira pueden alterar el patrón de comportamientos negativos y disminuir la interferencia del
comportamiento negativista y desafiante en las relaciones interpersonales con los adultos y los
compañeros, y en el ámbito escolar y social. El objetivo principal de la intervención temprana es
favorecer el crecimiento y el proceso de desarrollo del niño o adolescente que tiene el trastorno
negativista desafiante para mejorar su calidad de vida
A) Diagnóstico Diferencial
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Los padres, maestros y otras personas en posición de autoridad del entorno del niño o
del adolescente suelen identificar al niño o adolescente que tiene TND. No obstante,
un psiquiatra infantil o un profesional de la salud mental capacitado normalmente
diagnostica el TND en los niños y adolescentes. Una historia detallada del
comportamiento del niño por parte de los padres y maestros, observaciones clínicas
del comportamiento del niño y, algunas veces, un examen psicológico contribuyen a
realizar el diagnóstico. Los padres que advierten síntomas de TND en sus niños o hijos
adolescentes pueden ayudar procurando una evaluación y tratamiento tempranos. El
tratamiento temprano puede prevenir a menudo problemas futuros.
Además, el trastorno negativista desafiante a menudo se manifiesta junto con otros
trastornos de la salud mental, como los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad,
de conducta y el trastorno hiperactivo de déficit de atención, aumentando la
necesidad de un diagnóstico y un tratamiento tempranos.
Criterios del DSM-IV
Para cumplir los criterios del DSM-IV-TR, deben tomarse en cuenta ciertos factores.
Primero, la conducta desafiante debe ser lo suficientemente severa como para
interferir con su habilidad para funcionar en la escuela, en la familia o en el entorno
social. Segundo, la conducta desafiante no proviene de algún otro trastorno, tal como
la depresión, ansiedad o un trastorno de conducta de mayor severidad (de tal manera
que entonces no sería un trastorno en sí sino parte del otro trastorno). Tercero, las
conductas problema del niño o niña han estado sucediendo por lo menos durante seis
meses.
Criterios diagnósticos:
1. Un patrón de conducta negativista, hostil y desafiante que ha durado al menos
seis meses, durante los cuales cuatro o más de los siguientes están presentes:
Nota: Considérese cumplido un criterio sólo si el comportamiento ocurre más
frecuentemente de lo que es típico para individuos de una edad y nivel de desarrollo
comparables.
1.
1. Pierde los estribos frecuentemente
2. Discute con adultos frecuentemente
3. Activamente desafía o rehúsa a acatar las peticiones o reglas de los
adultos, frecuentemente
4. Deliberadamente irrita a la gente, frecuentemente
5. Frecuentemente culpa a otros por sus errores o mala conducta
6. Con frecuencia es fácilmente irritado por los demás
7. Con frecuencia está enojado y resentido
8. Con frecuencia es rencoroso o vengativo
2. La alteración en la conducta causa un impedimento clínicamente significativo
en su funcionamiento social, académico u ocupacional.
8
3. Las conductas no ocurren exclusivamente durante el curso de un trastorno
psicótico o del estado de ánimo.
4. No se cumplen los criterios para trastorno disocial y, si el individuo tiene 18
años o más, los criterios no se cumplen para el trastorno de personalidad
antisocial.
Si el niño o niña cumple al menos cuatro de los anteriores criterios, y si están
interfiriendo con su habilidad para funcionar, entonces técnicamente cumple con la
definición.
La mayoría de los síntomas observados en niños y adolescentes que tienen el trastorno
negativista desafiante también se observa a veces en niños que no lo padecen,
especialmente alrededor de los 2 ó 3 años de edad o durante la adolescencia. Muchos
niños, especialmente cuando están cansados, con hambre o disgustados, tienden a
desobedecer, discutir con sus padres y desafiar la autoridad. Sin embargo, en los niños
y adolescentes que tienen el trastorno negativista desafiante, estos síntomas ocurren
de forma más frecuente e interfieren con el aprendizaje, el ajuste a la escuela y,
algunas veces, con las relaciones del niño (o adolescente) con los demás.
3.3. TRASTORNO DISOCIAL
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno disocial es un patrón de
comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de
los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto (Criterio A).
Estos comportamientos se dividen en cuatro grupos: comportamiento agresivo que
causa daño físico o amenaza con él a otras personas o animales (Criterios A1-A7),
comportamiento no agresivo que causa pérdidas o daños a la propiedad (Criterios A8A9), fraudes o robos (Criterios A10-A12) y violaciones graves de las normas (Criterios
A13-A15).
Tres (o más) comportamientos característicos deben haber aparecido durante
los últimos 12 meses y por lo menos un comportamiento se habrá dado durante los
últimos 6 meses. El trastorno del comportamiento provoca deterioro clínicamente
significativo de la actividad social, académica o laboral (Criterio B). El trastorno disocial
puede diagnosticarse en individuos mayores de 18 años, pero sólo si se cumplen los
criterios de trastorno antisocial de la personalidad (Criterio C). El patrón de
comportamiento suele presentarse en distintos contextos como el hogar, la escuela o
la comunidad.
Puesto que los sujetos con trastorno disocial tienden a minimizar sus
problemas comportamentales, el clínico con frecuencia debe fiarse de otros
informadores. Sin embargo, el conocimiento que el informador tiene de los problemas
comportamentales del niño puede estar limitado por una supervisión inadecuada o
porque el niño no los haya revelado.
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Los niños o adolescentes con este trastorno suelen iniciar comportamientos
agresivos y reaccionar agresivamente ante otros. Pueden desplegar una
comportamiento fanfarrón, amenazador o intimidatorio (Criterio A1); iniciar peleas
físicas frecuentes (Criterio A2); utilizar un arma que puede provocar daño físico grave
(p. ej., bate, ladrillo, botella rota, navaja, o pistola) (Criterio A3); ser cruel físicamente
con personas (Criterio A4) o animales (Criterio A5); robar enfrentándose a una víctima
(p. ej., ataque con violencia, arrebatar bolsos, extorsión o robo a mano armada)
(Criterio A6); o forzar a otro a una actividad sexual (Criterio A7). La violencia física
puede adoptar la forma de violación, asalto o, en raros casos, homicidio.
La destrucción deliberada de la propiedad de otras personas es un hecho
característico de este trastorno y puede incluir el prender fuego deliberadamente con
la intención de provocar daños graves (Criterio A8) o destruir deliberadamente la
propiedad de otras personas de distintos modos (p. ej., romper vidrios de automóviles,
vandalismo en la escuela) (Criterio A9).
Los fraudes o robos son frecuentes y pueden incluir el violentar el piso, la casa,
o el automóvil de otra persona (Criterio A10); a menudo los sujetos mienten o rompen
promesas con el fin de obtener bienes o favores, o evitar deudas u obligaciones (p. ej.,
«timar» a otros) (Criterio A11); o roban objetos de cierto valor sin enfrentamiento con
la víctima (p. ej., robos en tiendas, falsificaciones) (Criterio A12).
Característicamente, los sujetos que presentan este trastorno incurren también
en violaciones graves de las normas (p. ej., escolares, familiares). Los niños con este
trastorno y antes de los 13 años de edad, permanecen fuera de casa en horas
nocturnas a pesar de las prohibiciones de sus padres (Criterio A13). Pueden existir
fugas de casa durante la noche (Criterio A14). Para que sea considerado como síntoma
de trastorno disocial la fuga debe haber ocurrido por lo menos dos veces (o sólo una
vez si el sujeto no regresó durante un período de tiempo prolongado). Los episodios de
fuga que ocurren como consecuencia directa de abuso físico o sexual no se califican
típicamente en este criterio. Los niños con este trastorno pueden hacer novillos en la
escuela con frecuencia, iniciándolos antes de los 13 años de edad (Criterio A15). En
sujetos mayores este comportamiento se manifiesta con frecuencia con ausencias del
trabajo sin razones que lo justifiquen.
Subtipos
En función de la edad del inicio del trastorno se han establecido dos subtipos de
trastorno disocial (tipo de inicio infantil y tipo de inicio adolescente). Los subtipos
difieren en cuanto a la naturaleza característica de los problemas de comportamiento
que presentan, curso evolutivo y pronóstico, y proporción por sexos. Ambos subtipos
pueden presentarse de manera leve, moderada o grave. Al evaluar la edad de inicio, la
información debe obtenerse preferentemente del interesado y de sus cuidadores.
Puesto que muchos de los comportamientos permanecen a veces ocultos, los
cuidadores pueden exponer menos síntomas de los reales y sobreestimar la edad de
inicio.
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Tipo de inicio infantil. Este subtipo se define por el inicio de por lo menos una
característica de trastorno disocial antes de los 10 años de edad. Los sujetos con el tipo
de inicio infantil suelen ser varones, frecuentemente despliegan violencia física sobre
los otros, tienen unas relaciones problemáticas con sus compañeros, pueden haber
manifestado un trastorno negativista desafiante durante su primera infancia y
usualmente presentan síntomas que satisfacen todos los criterios de trastorno disocial
antes de la pubertad. Estos sujetos tienden a experimentar un trastorno disocial
persistente y a desarrollar un trastorno antisocial de la personalidad en la época adulta
más a menudo que los sujetos con un tipo de inicio adolescente.
Tipo de inicio adolescente. Este subtipo se define por la ausencia de
características de trastorno disocial antes de los 10 años de edad. Comparados con los
sujetos con el tipo de inicio infantil, tienden menos a desplegar comportamientos
agresivos y a tener más relaciones normativas con compañeros (aunque
frecuentemente plantean problemas de comportamiento en compañía de otros). Estos
sujetos son menos propensos a sufrir un trastorno disocial persistente o a desarrollar
en la vida adulta un trastorno antisocial de la personalidad. La proporción de varones a
mujeres con trastorno disocial es inferior en el tipo de inicio adolescente que en el tipo
de inicio infantil.
Síntomas y trastornos asociados
Características descriptivas y trastornos mentales asociados. Los sujetos con
trastorno disocial pueden tener escasa empatía y poca preocupación por los
sentimientos, los deseos y el bienestar de los otros. Especialmente en situaciones
ambiguas, los sujetos agresivos afectos de este trastorno frecuentemente perciben
mal las intenciones de los otros, interpretándolas como más hostiles y amenazadoras
de lo que lo son en realidad, respondiendo con agresiones que en tal caso consideran
razonables y justificadas. Pueden ser insensibles, careciendo de sentimientos apropia
dos de culpa o remordimiento. A veces es difícil evaluar si el remordimiento
experimentado es genuino, puesto que estos sujetos aprenden que la manifestación
de culpa puede reducir o evitar el castigo. Los sujetos con trastorno disocial pueden
estar dispuestos a dar informaciones acerca de sus compañeros e intentan acusar a
otros de sus propias fechorías. La autoestima es usualmente baja, aunque el sujeto
puede proyectar una imagen de «dureza». Escasa tolerancia a la frustración,
irritabilidad, arrebatos emocionales e imprudencia son características frecuentemente
asociadas.
Las tasas de accidentes parecen ser superiores en los sujetos con trastorno
disocial en comparación con otros que no padecen este trastorno. El trastorno disocial
suele asociarse a un inicio temprano de la actividad sexual, beber, fumar, consumir
sustancias ilegales e incurrir en actos temerarios y peligrosos. El consumo de
sustancias ilegales puede incrementar el riesgo de persistencia del trastorno disocial.
Los comportamientos propios del trastorno disocial pueden dar lugar a suspensiones o
expulsiones escolares, problemas en la adaptación laboral, conflictos legales,
enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y lesiones físicas
producidas en accidentes o peleas. Estos problemas pueden impedir la asistencia a
11
escuelas ordinarias o vivir con los padres o en un hogar adoptivo. La ideación suicida,
las tentativas de suicidio y los suicidios consumados se dan con una frecuencia
superior a la esperable. El trastorno disocial puede asociarse a un nivel intelectual
inferior al promedio.
El rendimiento académico, especialmente en lectura y otras habilidades
verbales, suele situarse por debajo del nivel esperado en función de la edad e
inteligencia del sujeto, pudiendo justificar el diagnóstico adicional de trastorno del
aprendizaje o de la comunicación. El trastorno por déficit de atención con
hiperactividad es frecuente en niños con trastorno disocial. El trastorno disocial
también puede asociarse a uno o más de los siguientes trastornos mentales: trastornos
del aprendizaje, trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo y trastornos
relacionados con sustancias. Los siguientes factores predisponen al desarrollo de un
trastorno disocial: rechazo y abandono por parte de los padres, temperamento infantil
difícil, prácticas educativas incoherentes con disciplina dura, abusos físicos o sexuales,
carencia de supervisión, primeros años de vida en instituciones, cambios frecuentes de
cuidadores, familia numerosa, asociación a un grupo de compañeros delincuentes y
ciertos tipos de psicopatología familiar.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno disocial según el DSM-IV-TR:
A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los
derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad,
manifestándose por la presencia de tres (o más) de los siguientes criterios durante los
últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante los últimos 6 meses:
Agresión a personas y animales
(1) a menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros
(2) a menudo inicia peleas físicas
(3) ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (p. ej.,
bate, ladrillo, botella rota, navaja, pistola)
(4) ha manifestado crueldad física con personas
(5) ha manifestado crueldad física con animales
(6) ha robado enfrentándose a la víctima (p. ej., ataque con violencia, arrebatar bolsos,
extorsión, robo a mano armada)
(7) ha forzado a alguien a una actividad sexual
Destrucción de la propiedad
(8) ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves
(9) ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de provocar
incendios)
Fraudulencia o robo
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(10) ha violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona
(11) a menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones (esto
es, «tima» a otros)
(12) ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima (p. ej. robos
en tiendas, pero sin allanamientos o destrozos; falsificaciones)
Violaciones graves de normas
(13) a menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones
paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad
(14) se ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en la
casa de sus padres o en un hogar sustitutivo (o sólo una vez sin regresar durante un
largo período de tiempo)
(15) suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años de
edad
B. El trastorno disocial provoca deterioro clínicamente significativo de la actividad
social, académica o laboral.
C. Si el individuo tiene 18 años o más, no cumple criterios de trastorno antisocial de la
personalidad.
Especificar el tipo en función de la edad de inicio:
Tipo de inicio infantil: se inicia por lo menos una de las características criterio de
trastorno disocial antes de los 10 años de edad.
Tipo de inicio adolescente: ausencia de cualquier característica criterio de trastorno
disocial antes de los 10 años de edad.
Responsables
La responsabilidad y gestión del proceso diagnóstico recae en los servicios de
salud mental. Los informantes con más validez son la familia, los profesionales de
educación, bienestar social y agentes judiciales y policiales (si hubiesen intervenido).
Procedimientos
El diagnóstico del Trastorno Disocial se alcanza a través de la aplicación de
técnicas basadas en la observación y el registro de comportamientos, la entrevista y en
la recopilación de datos de expedientes, informes e historiales. Debido a la alta
comorbilidad del TD con otros trastornos como el TDA-H o el Trastorno negativista
desafiante (la génesis del TD suele presentarlos en sus fases iniciales) es preciso
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establecer procedimientos que permitan diferenciar la sintomatología propia de cada
uno de ellos.
Diagnóstico diferencial
Trastorno Negativista Desafiante:
Si bien es cierto que el TD comparte varias características con este trastorno, en éste
no se incluye el patrón persistente de agresión, ni violación de los derechos básicos de
los demás. En el caso de que se cumplan las características para el diagnóstico de
ambos trastornos se debe diagnosticar Trastorno Disocial.
Trastorno por Déficit de atención con hiperactividad (TDA-H):
El TDA-H implica la presencia de un comportamiento hiperactivo que puede ser
perturbador, pero que sin embargo no suele violar las normas sociales básicas. En caso
de que se cumplan los criterios para ambos trastornos se deben diagnosticar ambos.
Es muy probable que, o bien los trastornos del estado de ánimo constituyan un
correlato de la presencia de un TD o viceversa, que el trastorno de conducta se derive
de un trastorno del estado de ánimo de base. Ante la presencia del cumplimiento de
ambos, se deben diagnosticar los dos.
Trastorno Antisocial de la Personalidad:
Este trastorno puede presentar conductas muy similares y suele formar parte del curso
normal de los trastornos disociales, sólo se diagnóstica después de cumplidos los 18
años, en cambio el TD rara vez comienza después de los 16 años.
4.- INTERVENCIÓN EDUCATIVA EN LOS TGC
4.1.- EVALUACIÓN PSICOPEDAGÓGICA
4.1.1. Detección: Protocolo de derivación
Los centros escolares deberían disponer de un protocolo de detección e
identificación del alumnado con comportamientos problemáticos. Cuando el
profesor/a sospecha que un alumno/a puede estar afectado por TGC deberá actuar de
la siguiente manera:
• Rellenar una hoja de derivación al Departamento de Orientación.
• El orientador/a analiza conjuntamente con el equipo docente del alumno/a
toda la información recogida para poder elaborar la evaluación psicopedagógica.
También realizará observación directa dentro del aula y apuntará el tipo de conductas
que realiza el alumno/a, su frecuencia e intensidad, momentos, respuesta de los
compañeros y del profesorado ante dichas conductas.
• La evaluación psicopedagógica se basará en:
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 Entrevista familiar: consentimiento por escrito de la familia para la
evaluación psicopedagógica. Detección de indicadores en la casa.
 Observación del alumno/a en diferentes entornos del centro,
evaluación individual con pruebas estandarizadas y recogida y análisis
del conjunto de datos más relevantes del proceso de enseñanzaaprendizaje, escalas de observación, etc.
• Derivación a otros servicios externos que puedan ayudar en la confirmación
del diagnóstico de TDAH o TDC o TD: pediatría para derivar a especialistas (neurólogo,
psiquiatría infantil, si se estima necesario), servicios sociales comunitarios y/o
especializados, USM.
En la consulta de Salud Mental e incluye la valoración de los informes del EOEP y del
pediatra, una entrevista con el niño, entrevista con los padres y las exploraciones y pruebas
complementarias pertinentes.
Cuando el resultado de estas evaluaciones concluye con el diagnóstico de TDAH o
TDC o TD, el profesional de Salud Mental inicia tratamiento y elabora un informe con dicho
diagnóstico. De este informe, envía copia7 a EOEP y a pediatra, así como proporciona a la
familia/padres/tutores toda la información oral y escrita necesaria para el seguimiento. Es
ahora cuando se concluye la evaluación psicopedagógica y tendrá la finalidad de valorar las
características del alumno/a y su funcionamiento en el contexto en el que se
desenvuelve, con el propósito de concretar objetivos que el propio alumno/a
considere importantes y facilitarle los apoyos necesarios para alcanzarlos, mejorando
de esta forma su calidad de vida.
La evaluación es un proceso a través del cual, con la cooperación activa del
propio alumno/a y de su familia, se obtiene información de cómo interacciona éste
con su contexto escolar, familiar y social. En este proceso se deben concretar:
- Los puntos fuertes del alumno/a (intereses, capacidades…).
- Sus dificultades (las conductas problema, concretar o descartar mediante la
derivación al servicio correspondiente, el diagnóstico de un posible
trastorno de conducta, el posible desfase curricular, etc.).
- El tipo y grado de apoyos con los que el alumno/a puede contar en su
entorno de desarrollo (familia, centro, comunidad).
- Las necesidades que tiene y las metas que son importantes para él.
4.2.- NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
4.2.1.- Consideraciones Generales.
Una de las ideas fundamentales del concepto de necesidades educativas
especiales (n.e.e) es su carácter interactivo. Las n.e.e de un alumno/a con TDAH no
dependen exclusivamente de sus características individuales, sino también de las del
contexto en el que se encuentra (familiar, escolar, social) y del grado de ajuste de la
respuesta educativa que se le ofrece
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4.2.2.- Necesidades Educativas Especiales del alumnado con TGC.
Las necesidades educativas especiales más frecuentes del alumnado con alteraciones
graves de la conducta son:
1.- Respecto al ámbito familiar
• Facilitar la cooperación con la familia promoviendo criterios y apoyos.
comunes que desarrollen en su hijo actitudes positivas y destrezas de autorregulación.
2.- Respecto a su desarrollo emocional
• Mejorar el autoconcepto y la autoestima del alumno/a.
• Ser capaz de reconocer las emociones y los sentimientos en él mismo y en los
demás y potenciar su autocontrol, enfrentarse con el enfado de otro, expresar afecto,
superar el miedo.
• Desarrollar habilidades para hacer frente al estrés: formular y responder a una
queja, demostrar deportividad después del juego, resolver situaciones en las que
siente vergüenza, afrontar situaciones de exclusión, defender a un amigo, responder a
la persuasión, enfrentarse a mensajes contradictorios, responder a una acusación,
hacer frente a presiones del grupo y prepararse para una conversación/situación difícil.
• Incrementar su tolerancia a la frustración afrontando situaciones de fracaso.
• Autorrecompensarse.
3.- Respecto al control del comportamiento
• Ser capaz de autorregular su comportamiento: identificar situaciones en las que
puede perder el control de su conducta, distinguir entre conductas socialmente
aceptadas de conductas que no lo son, ser capaz de anticipar las consecuencias de su
comportamiento, conocer y utilizar procedimientos adecuados para expresar sus
necesidades y alcanzar objetivos legítimos.
• Promover un análisis ajustado de cuáles son las atribuciones que hace respecto de
su
conducta
(causa
interna/externa,
modificable/inmodificable,
controlable/incontrolable) y de su autoeficacia (grado de confianza en alcanzar los
objetivos que se propone).
• Aumentar la frecuencia de las conductas adecuadas del alumno/a que inhiban
las conductas problemas.
• Disminuir la frecuencia e intensidad de las conductas problema de forma que se
relacione correctamente con los compañeros y adultos.
• Desarrollar comportamientos socialmente aceptados que no pertenecen a su
repertorio conductual.
d. Respecto al desarrollo de habilidades de relación interpersonal con los iguales y
con los adultos.
• Desarrollar habilidades sociales básicas: escucha activa, iniciar y mantener
conversaciones, presentarse y presentar a otros, dar las gracias y hacer un cumplido.
• Desarrollar habilidades sociales avanzadas: pedir ayuda, participar, dar y seguir
instrucciones, disculparse y convencer a los demás.
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• Promover habilidades alternativas a la agresión: pedir permiso, compartir algo,
ayudar a los demás, negociar, emplear el autocontrol, defender los propios derechos,
responder a bromas, no entrar en peleas, evitar los problemas con los demás.
4.- Respecto a su participación e inserción social
• Promover que asuma un rol ajustado dentro de su grupo que facilite que establezca
relaciones de amistad.
• Conocer e integrarse en contextos en los que desarrolle un ocio activo
(deporte, música, amigos…), socialmente aceptado y que refuercen lo trabajado en el
ámbito familiar y escolar.
• Utilizar habilidades de planificación: tomar iniciativas, establecer un objetivo,
recoger información, resolver problemas, concentrarse en las tareas y tomar una
decisión.
5.- Respecto a los aprendizajes académicos
• Mejorar su nivel de competencia curricular.
• Experimentar el éxito en sus realizaciones escolares de forma que le permita
descubrir intereses a corto y medio plazo en el ámbito académico.
• Mantener el esfuerzo durante un periodo prolongado y ser capaz de trabajar de
forma cada vez más autónoma.
• Ser capaz de demorar las gratificaciones con el fin de alcanzar metas académicas
personales.
• Recibir alabanzas y gratificaciones de forma habitual por los pequeños logros por
parte del profesorado.
• Facilitar la realización de las tareas escolares dando prioridad a una rutina
sistemática y sencilla que pueda interiorizar y asimilar con facilidad.
• Promover la utilización de otros servicios de apoyo que necesite el alumno/a e
impulsar la coordinación de la familia y el centro con ellos.
6.- Respecto al control del comportamiento
• Ser capaz de autorregular sus impulsos.
• Mantener la atención controlada por él mismo de una forma sostenida.
• Mejorar su control motriz.
7.- Respecto a aspectos ámbito escolar
• Mejorar su nivel de atención sostenida y selectiva.
• Ser capaz de organizar sus materiales y planificar sus actividades.
• Organizar su pensamiento mediante autoinstrucciones.
• Tener persistencia en la realización de tareas.
• Estar motivados para aprender.
• Mantener un seguimiento personal constante por parte de un adulto (tutor personal,
padre).
• Entender el orden de las prioridades.
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8.- Respecto al ámbito extraescolar
• Integrarse en un contexto en el que desarrolle un ocio activo, socialmente aceptado.
• Facilitar la realización de las tareas escolares.
• Ayudarle a que adquiera rutinas sencillas que pueda interiorizar y asimilar con
facilidad.
9.- Respecto al ámbito cognitivo/emocional
• Aprender a regular su propia conducta
• Seguir órdenes e instrucciones que les dan o para realizar lo que se le pide.
• Resolver problemas incluso interpersonales.
• Analizar alternativas de respuesta a los problemas.
• Reforzar la memoria.
• Tener presente las dificultades de aprendizaje que presenta el alumno/a.
• Inconsistencia temporal: hoy lo hace muy bien, mañana es incapaz de llevarlo a cabo.
• Autoconcepto negativo debido a los castigos.
• Potenciar las habilidades sociales-emocionales: turno de palabra, expresar
sentimientos, controlar los impulsos, el miedo, la ira, el sentido del ridídulo, la
frustración, el respeto a los demás.
CONCLUSIONES
Los problemas de conducta son especialmente relevantes para el ajuste escolar del
alumnado y para la consecución de los objetivos curriculares. Por ello, su identificación
precoz favorecerá un mejor abordaje de los mismos. Sin embargo, la discriminación de
la alteración de conducta es complicada en periodos como la adolescencia, donde
conductas oposicioncitas pueden ser más habituales.
La conducta disocial en la adolescencia toma un carácter de mayor gravedad por las
consecuencias sociales que suele acarrear y porque una vez instaurada la conducta en
el estadio evolutivo la modificación de la misma se hace más complicada. En este
sentido la prevención primaria es especialmente relevante y ha de hacerse
previamente a la adolescencia, puesto que es poco habitual que estos problemas
arranquen en esa etapa evolutiva.
Así pues, la prevención secundaria ha de corregir la alteración de conducta.SI bien se
ha intentado establecer los mecanismos de que dispone la institución escolar apara
esta
respuesta
coordinada
entre
todos
los
agentes
implicados(
profesores,padres,alumnos,centros de salud,servicios sociales)
ATENCIÓN ESTAS RESPUESTAS SON OPCIONALES SE PUEDEN APORTAR SI HAY TIEMPO
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