Ante todo, debo iniciar esta intervención agradeciendo a la E

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Discurso Del Egresado Del Mayor Índice Académico De La 2da Promoción
Del Programa Extraordinario De Formacion (Pef) En Nombre De Los
Graduandos.
Ante todo, debo iniciar esta intervención agradeciendo a la E.N.M.P. haberme escogido
para pronunciar algunas palabras en representación de la 2da. Promoción de
magistrados del Programa Extraordinario de Formación.
Luego de 2,5 meses, que significaron 540 horas académicas, cerramos
satisfactoriamente esta primera etapa, que constituye un importante paso para el ingreso
a la Carrera del Ministerio Público, tal como dispone la Ley No. 78-03.
Nuestro Derecho Penal se encuentra actualmente sobre la línea de transición, si se
quiere crítica, que define el paso de un modelo de pensamiento a otro. Hace poco más
de un siglo las ciencias penales dieron un salto revolucionario de los postulados rígidos,
de escritorio, meramente deductivos y academicistas de la Escuela Clásica,
representada por Romagnosi y Carrara, a una visión dinámica y experimental, surgida
en el seno del espíritu científico del s. XIX; nos referimos a la Escuela Positiva de
Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaelle Garofalo, a quienes cabe el mérito de
haber establecido el punto de unión del Derecho Penal Material con las ciencias de la
Naturaleza, pues el hombre, como producto natural, está sujeto a sus leyes. De igual
manera, hoy somos testigos presenciales del surgimiento de novedosas teorías como la
de la Imputación Objetiva, que viene a desplazar al viejo Causalismo de la época de
Von Liszt, y según la cual, para la configuración del delito el sujeto en acción debe
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crear un riesgo no permitido, penalmente relevante y que produzca un resultado,
quedando excluidos todos aquellos que rebasan el ámbito de aplicación de la norma.
También se nos habla, cada vez con más fuerza, de un Derecho Penal del Enemigo,
algunos de cuyos polémicos postulados se traducen en una creciente legislación de
excepción y han sido aceptados por los tribunales encargados de valorar la ley en
relación a la Constitución y las garantías procesales.
Los voluminosos tratados de René Garraud y Emil Garçon, fuentes de primer
orden para el abogado penalista, están siendo sistemáticamente desplazados de los
estantes de las bibliotecas por autores como Claus Roxin y Günther Jakobs.
Ante esta realidad se impone la formación de un Ministerio Público actualizado,
estudioso, observador de la ley, objetivo, con profundo sentimiento del deber, capaz de
dar respuesta a los problemas en base a principios y sobre todo con vocación de
servicio. Si damos forma de ecuación matemática a estas variables el resultado será un
Ministerio Público eficiente y coherente en su labor de requerir justicia.
Desde la medianoche del 27 de septiembre de 2004 nuestro ordenamiento procesal
penal cambió radicalmente. Luego de 120 años y 3 meses vigente el Código de
Procedimiento Criminal de 1884 fue derogado por el actual Código Procesal Penal. De
un sistema mixto, caracterizado por una fase inquisitoria (secreta, escrita, no
contradictoria) y otra acusatoria (es decir, oral, pública y contradictoria) hemos
implementado un proceso penal de tipo acusatorio-adversarial, mucho más abierto,
democrático y transparente.
Nuestro CPP ha tomado como modelo la legislación
vigente en algunos Estados latinoamericanos, inspirados a su vez en el llamado Código
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Procesal Penal Tipo para Iberoamérica. Por esta razón en la República Dominicana
contamos con la ventaja de haber estudiado previo a su adopción, fortalezas y
debilidades del mismo, haciendo los correctivos de lugar. La transformación integral
del proceso penal no es un simple cambio de procedimientos, sino que conlleva
modificaciones sustanciales en el proceso de investigación, persecución, defensa,
enjuiciamiento, ejecución y recursos, lo que implica un cambio de paradigma que debe
influir en toda la sociedad.
Decimos esto porque hemos visto cómo fuerzas mediáticas y conservadoras la han
emprendido contra el nuevo Código, señalando a este cuerpo de ser el responsable del
aumento de la criminalidad y la violencia que afectan al país; de hecho, cursa
actualmente en las cámaras legislativas un proyecto de reforma al mismo. Sobre este
particular debemos ser precavidos, para no caer en el sistema de remiendos de que fue
objeto el Código de 1884 y que terminó convirtiéndolo en un instrumento de difícil
manejo.
Tal como han expresado el Procurador General de la República, Mag.
Francisco Domínguez Brito y el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Dr. César
Pina Toribio, esa propuesta de reforma constituye un “remiendo parcial”, basado en
“soluciones emocionalistas” y “respuesta coyuntural”.
Acertadamente el máximo
representante del Ministerio Público ha dicho que el CPP no debe ser modificado sin un
estudio previo y sin tomar en cuenta las experiencias acumuladas desde su entrada en
vigencia. En 1 año y 9 meses de aplicación la experiencia no ha sido negativa; en ese
breve tiempo apenas hemos tocado las orillas del océano de este nuevo sistema
procesal……….y la experiencia ha sido agradable. Se ha verificado un mayor
dinamismo y celeridad en los procesos y sobre todo en la tramitación y conocimiento de
los recursos, que bajo el régimen anterior constituían una repetición del juicio. Las
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actuaciones del proceso, otrora clandestinas o realizadas detrás de un escritorio, a
espaldas de los sujetos procesales, son percibidas como legítimas por la población. La
Legalidad de la Prueba y la Sana Crítica han desplazado las arbitrarias figuras de la
“íntima convicción” y el comodín del Art. 231 del CPC, que permitía al juez cualquier
actuación en aras de establecer la verdad histórica.
Como Ministerio Público ante una Corte de Apelación exhorto a todos ustedes a no
permanecer en reposo, pasivos, inactivos ante un fallo manifiestamente infundado,
violatorio de la ley o ilógico que sea contrario a su Dictamen. Utilicen las vías de
recursos. No podemos olvidar que el CPC, a pesar de sus 120 años de vigencia
mantuvo algunas cuestiones que eran (y son aún, para los procesos de liquidación)
objeto de vivos debates y de interpretación jurisprudencial. Tal es el caso de la
presunción de flagrancia, hoy contenida expresamente en el Art. 224 del CPP. Los
eventuales vacíos, dudas o lagunas del nuevo código deberán ser despejados a través de
la praxis judicial, de la jurisprudencia, actualmente con un mayor peso específico, tal
como se desprende del Art. 426-2 del CPP. En tal virtud, el Ministerio Público, como
representante de la sociedad y promotor de la Acción Penal Pública, en la presente
coyuntura está llamado a jugar un protagónico papel en la creación de Derecho.
Luego de nuestra experiencia de 2,5 meses en el PEF hemos constatado la gran
preocupación e interés del Jefe del Estado, el Procurador General de la República y la
Directora de la Escuela Nacional del Ministerio Público en dotar a la Rep. Dom. de un
equipo de funcionarios altamente preparados, eficientes y respetuosos de la Ley.
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Al llegar al final recordamos con nostalgia algunas de las vivencias del grupo: las
canciones de nuestra mezzo soprano Silvia Santos, las esperadas intervenciones del
magistrado Roberto Díaz Nova, los comentarios del Príncipe, siempre señalando a
Idelfonso, las polémicas doctrinales de Gilberto, el jefe de Los Justos, así como las
ocurrencias y el oportuno buen humor de Pedro Féliz y Rosa Santos para mitigar un
poco el stress académico.
Finalmente, nuestro más profundo y sincero agradecimiento, y respeto, a esa gran dama
y mujer excepcional que es la Dra. Aura Celeste Fernández, Directora de nuestra
Escuela, cuya humildad y sensibilidad humana, de todos conocidas, superan el ámbito
judicial, por todo el apoyo brindado durante el período de docencia, pero sobre todo por
aquellas emotivas palabras un jueves por la tarde, cargadas de esperanza, en que
exhortaba a todos a tener fuerza de voluntad y fe en la conformación de un Ministerio
Público transparente, despolitizado y sin trazas de corrupción.
Gracias a la Dra. Odalys Otero, Coordinadora del PEF, por su gran empeño en el
estricto cumplimiento del Programa y por su inconmensurable paciencia ante aquellas
situaciones que son propias de la convivencia dentro de un numeroso grupo.
Nuestro agradecimiento también a Sor Lucía en la Casa San Pablo, hogar que dio
acogida a todos los que procedemos del interior. Esperamos perdone las travesuras
cometidas durante nuestra estadía.
En el ámbito estrictamente personal quiero dar las gracias a la Lic. Vielka Calderón,
Procuradora Gral. de la Corte de Apelación de Santiago, por haber otorgado el permiso
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para nuestra participación en esta 2da. Convocatoria del PEF, habida cuenta de que
inicialmente yo no estaba programado para asistir en esta oportunidad, con el trastorno
que significaba para las labores diarias de la Procuraduría la creación de una segunda
vacante.
Magistrados miembros del Ministerio Público, adelante!, que este sea sólo el primer
paso en la formación del equipo de hombres y mujeres que demanda la nación en la
difícil tarea de conciliar, investigar y perseguir los hechos punibles y requerir justicia en
los tribunales.
Muchas gracias!
Sto. Dgo. D.N. 05-julio, 2006.
Juan Carlos Bircann
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