“Todo se ha cumplido” “Inclinando la cabeza, entregó su espíritu” Jn 19,30 Oración “Todo se ha cumplido. Inclinando la cabeza, entregó su espíritu” Jn 19,30 Canto al Espíritu Monición Esta noche el tema que nos ofrece el Credo nos introduce en lo más doloroso de la vida de Jesús… el misterio de su Pasión y Muerte. Ante este misterio sólo cabe el silencio, un silencio cargado de respeto, lleno de amor… un silencio orante lleno de preguntas: “¿Por qué, Señor?... ¿Esto lo hiciste por mí?...” Le pedimos a María que no se separe de nuestro lado y nos ayude a compartir el dolor de Jesús, como Ella lo hizo… no sólo el dolor de la cruz, de los golpes, de los salivazos… sino también el dolor de su amor rechazado, de su amistad no comprendida, de su palabra no acogida… Canto Oración con el Catecismo de la Iglesia 609 Jesús, al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los hombres, "los amó hasta el extremo" (Jn 13, 1) porque "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos" (Jn 15, 13). Tanto en el sufrimiento como en la muerte, su humanidad se hizo el instrumento libre y perfecto de su amor divino que quiere la salvación de los hombres (cf. Hb 2, 10. 1718; 4, 15; 5, 7-9). En efecto, aceptó libremente su pasión y su muerte por amor a su Padre y a los hombres que el Padre quiere salvar: "Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente" (Jn 10, 18). De aquí la soberana libertad del Hijo de Dios cuando él mismo se encamina hacia la muerte (cf. Jn 18, 4-6; Mt 26, 53). 1 Oración - 14/04/2011 Pausa Joven (Todos decimos la súplica) - Por las veces que he dado la espalda a tu amor, dejándome llevar por mi egoísmo… Te pido perdón, Señor. - Por las veces que no he creído que Tú has venido para salvarme y has dado tu vida libremente por mí… Te pido perdón, Señor. Mantra 613 La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (cf. 1 Co 5, 7; Jn 8, 34-36) por medio del "cordero que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29; cf. 1 P 1, 19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (cf. 1 Co 11, 25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios (cf. Ex 24, 8) reconciliándole con El por "la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26, 28;cf. Lv 16, 1516). Pausa Joven (Todos decimos la súplica) - Por las veces que no he creído que tu sacrificio pascual me redime, me renueva… Te pido perdón, Señor. - Por las veces que he pasado de largo ante tu mirada que me invita a creer en la reconciliación que has ofrecido a la humanidad con tu sacrificio… Te pido perdón, Señor. Mantra 624 "Por la gracia de Dios, gustó la muerte para bien de todos" (Hb 2, 9). En su designio de salvación, Dios dispuso que su Hijo no solamente "muriese por nuestros pecados" (1 Co 15, 3) sino también que "gustase la muerte", es decir, que conociera el estado de muerte, el estado de separación entre su alma y su cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el momento en que él expiró en la Cruz y el momento en que resucitó. Este estado de 2 Oración - 14/04/2011 Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que Cristo depositado en la tumba (cf. Jn 19, 42) manifiesta el gran reposo sabático de Dios (cf. Hb 4, 4-9) después de realizar (cf. Jn 19, 30) la salvación de los hombres, que establece en la paz el universo entero (cf. Col 1, 18-20). Pausa Joven (Todos decimos la súplica) - Porque no me arrodillo ante la grandeza de tu amor que pasa por todo lo humano ofreciendo la gracia de tu salvación; gracia que sólo puede venir de ti, por la fuerza de tu Espíritu. Te pido perdón, Señor. - Porque apenas tengo en cuenta la necesidad del descanso, que no sólo es diversión, sino que ha de ser sobre todo un tiempo de encuentro sereno contigo: con tu Palabra, con tu presencia en la Eucaristía… Te pido perdón, Señor. Mantra Adoración (silencio-20 minutos) Canto Lectura de la palabra de Dios (Jn 19,17-37) «Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo, "Gólgota". Allí lo crucificaron; y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una inscripción que decía: "Jesús el Nazareno, rey de los judíos", y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: "El rey de los judíos", 3 Oración - 14/04/2011 sino: “Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos"». Pilato respondió: «Lo escrito, escrito está». Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: «No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de Ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: «Tengo sed». Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu. Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a Él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. El que vio esto lo atestigua; su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: “No le quebrarán ninguno de sus huesos”. Y otro pasaje de la Escritura, dice: “Verán al que ellos mismos traspasaron”». 4 Oración - 14/04/2011 Oración con “Las siete palabras” Contemplamos el misterio de la Pasión de Cristo, escuchando y meditando las palabras que Él pronunció desde la cruz… Procuremos que sea una escucha atenta, con el corazón; y una meditación que logre hacernos sentir con Él, que nos ponga en sintonía con sus sentimientos, que nos haga sensibles a su dolor y nos ayude a comprender que el suyo es un sufrimiento asumido por AMOR a toda la humanidad, por amor a cada uno en particular, por amor a mí… llevado ¡hasta el extremo! Pausa “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34) Señor Jesús, tuviste fuerza aun para perdonar, para vivir hasta el fondo tu mensaje. Hoy llega a mí esta palabra tuya de perdón. Gracias, Jesús por tu perdón y por hacerme caer en la cuenta de que muchas veces vivo sin ser consciente de mis acciones, sin atención al corazón donde se fraguan decisiones y opciones, sin caer en la cuenta de las motivaciones hondas de lo que hago. Mi yo superficial domina sobre el yo profundo, allí donde Tú moras, Señor. Ayúdame a vivir sabiendo lo que hago, abrazando con la mirada del corazón la totalidad de mi vida, ayúdame a vivir como Tú, a perdonar como Tú… Pausa / Mantra “Yo te lo aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43) Señor, como “el buen ladrón”, que está junto a ti, en su cruz, quiero reconocer mi culpa y caer en la cuenta de que Tú estás ahí por otras razones, por mi salvación… que tu cruz la he fabricado yo… y que puedo contar contigo. Señor, escucha mi súplica, hazme entrar en tu corazón, enséñame a estar contigo, porque estar contigo, morar en Ti es 5 Oración - 14/04/2011 ya el Cielo. Señor permíteme gozar de tu amor eterno… que nada ni nadie pueda ya separarme de ti. Señor Jesús, concédeme la gracia de sentir que mueres por mí, que esta realidad llegue a trasformar mi corazón… "me amaste y te entregaste por mí". Pausa “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” (Mt 27,46; Mc 15,34) Señor, todavía te quedaban fuerzas para orar, para recitar un salmo; aunque sólo se oyó lo que más afectaba a tu corazón. ¡Cómo te pesaría este sufrimiento si lo dejaste salir así!... Es el silencio de Dios que comenzó en Getsemani. ¡Qué tremendo debió ser para ti este abandono, esta soledad! Es como si todo lo que Tú llevabas encima de pecado, a un paso de las más terribles de sus consecuencias, la muerte, te separara del Dios de la belleza, de la vida, de la infinitud. ¿Dónde está tu Dios?... Señor, te siento totalmente solo, separado de Aquel a quien estás unido por tu mismo ser. ¿Cómo puedo atreverme yo a quejarme de mis soledades o a pensar, cuando no te encuentro, cuando vivo la oscuridad de la fe, que no estás porque vivo tu silencio?... Señor Jesús, que yo nunca me separe de ti, para no experimentar un silencio que yo misma provoco con mis infidelidades, con la mediocridad de mi amor y mi entrega. Pausa / Mantra "Mujer, aquí tienes a tu hijo" "Aquí tienes a tu Madre" (Jn 19,26-27) Señor, esta palabra tuya, dirigida a tu Madre y al discípulo, se cumple hoy y aquí misteriosamente, porque tu palabra, Señor, 6 Oración - 14/04/2011 es creadora de realidades… María es Madre de todos y nos envuelve en su ternura. Ella, al pie de tu cruz, con dolor y fortaleza, nos recibe como hijos… ¡Me recibe a mí, me acoge en su corazón! Haz Señor, que yo sepa acoger a María en mi casa, en mi mundo, en mi vida, en todo lo que hago y lo que SOY… y que su presencia en mí vaya contagiándome sus actitudes, sentimientos, modos de proceder. ¡Gracias, Jesús, por tu Madre!... ¡Gracias, Madre, por tu Hijo! Pausa “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46) Jesús, Tú tienes la certeza de que tu Padre vela por ti, que Él está acogiendo tu entrega. Es en este momento, en el que atraviesas lo más humilde de tu pasión, que aflora en ti, en un grito que estremece a un pagano, el nombre de Aquel que ha orientado tu vida, que te ha entregado lo más querido de su corazón, la salvación de los hombres. Y este pagano, un centurión romano que ha vivido de cerca todo, comprende que sólo un hijo puede seguir llamando a Dios Padre en una situación así; y proclama: "¡Verdaderamente, éste era Hijo de Dios!" (cf. Mt 27,54) Señor Jesús, acércame al Padre, a su voluntad, a su misericordia, a su amor... Pausa / Mantra “Tengo sed” (Jn 19,28) Tu amor, Señor, es demasiado gratuito como para que Tú tengas sed de la respuesta que los otros puedan dar a tu mensaje, a tu entrega, a lo que están viendo. Este "tengo sed" ¿a quién lo diriges?... ¿A los que te escuchan, para que vean que estás sediento de lo que les separa de Dios?... ¿A Dios para que siga dándote su amor, su fuerza, su fidelidad al plan de salvación? 7 Oración - 14/04/2011 Señor, yo también tengo sed: sed de ti, de tu amor; sed de justicia y de paz para el mundo; sed de vivir el evangelio y ser testigo de su buena noticia… Necesito recorrer el camino de la humildad, de la pobreza para purificar esta sed. Pausa “Todo está cumplido” (Jn 19,30) ¡Todo, absolutamente todo!... Señor, todo lo que el Padre te ha encargado está hecho; has cumplido bien tu misión, el encargo con el que viniste… Ya todos podremos llamar a Dios Padre; ya no hay un rincón del universo que no esté rociado por tu sangre y salvado, ya no hay nadie, por pecador empedernido que sea, que no pueda ser alcanzado por el amor misericordioso de Dios, Pausa / Mantra Oración a María, al pie de la cruz María, déjame estar contigo al pie de la cruz… Deja que comparta tu dolor, aunque sé que eso es imposible. Enséñame a sufrir y unir mis sufrimientos a los de Jesús, para que mis sufrimientos tengan sentido. Te duelen los clavos y las humillaciones… Sufres en silencio, clavada tu mirada en la de tu Hijo, sin poder hacer nada por aliviar su sufrimiento. La lanza que traspasa el costado de Jesús traspasa también tu corazón… Sientes como si te la clavaran a ti. Se abre ante tus ojos el espacio físico de donde brota agua y sangre; y se abre el espacio divino-humano, donde pueden cobijarse los que creen en Jesús y lo reciben… Es el lugar de los sacramentos, la Iglesia que nace del costado abierto de Cristo y te encuentra preparada para ser madre de ella, Madre de la Iglesia… Una Iglesia pobre, sin más techo que el cielo de un atardecer ya despejado de tormenta; con la Cruz de tu Hijo como Altar 8 Oración - 14/04/2011 en el que están el Sacerdote y la Víctima, sin más ornamentos que una túnica, que además se han echado a suerte. María, todo se ha cumplido, la humanidad que Jesús ha asumido en tu vientre, que ha hecho suya en todo lo que es, ya puede cobijarse en los brazos de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y Tú te aprestas a empezar a caminar con ella, -nunca has dejado de hacerlo- acogida en la casa de Juan, el hijo en quien reconoces y abrazas a todos tus hijos. Adoración (silencio) Oración final Salmo de abandono (Emilio L. Mazariegos) «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Te grito, Dios, y Tú estás distante. Te grito, Dios, y no tienes palabras para mí. Te grito de noche, y mi voz se pierde en el eco. Te grito y no me haces caso. ¡Dios mío, Dios mío! Me han dicho que a quien confía en ti Tú lo pones a salvo. Me han dicho que gritaban y Tú los dejabas libres. Me han dicho que en ti ponían su confianza y que nunca los defraudaste. ¡No sé nada de eso! Ahora no entiendo de confianza. Sólo sé gritar, Dios mío, y quedarme a solas en mi grito. Me siento como un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio de muchos. Y mi corazón me dice que se ríen de mí porque he acudido a ti, para que me pongas a salvo. Tú me llamaste a la vida, me guardaste entre tus manos. Tú eres mi Dios, aunque nada sienta. No te quedes lejos, Dios mío, que el peligro está cerca y nadie me socorre. 9 Oración - 14/04/2011 Estoy como rodeado de violencia. Estoy como agua derramada. Tengo el corazón como cera, que se derrite en mis entrañas. Tengo la garganta seca, como tierra sin agua; la lengua se me pega al paladar. Me siento apretado contra el polvo de la muerte. Me veo despojado, desnudo, sin fuerzas. Soy como un payaso de quien todos se ríen. Tú, Señor, fuerza mía, no te quedes lejos, ven corriendo a auxiliarme. Mira mi vida, mi única vida, sálvala. Aunque no te veo, aunque me siento abandonado, aunque me encuentro solo en la prueba, aunque no tengo fuerza para resistir, aunque la tentación se hace dura en mis carnes, tú seguirás siendo mi Dios en quien confío. Yo seré como un niño abandonado en los brazos de su madre. Y diré a las gentes que Tú eres misericordia para este pobre desgraciado, que Tú eres compasión para mi vida rota, que Tú eres mi salvador en la oscuridad de la noche. Soy un desvalido y espero comer de tu don hasta saciarme. Te alabo, aunque no veo tu rostro. Yo digo a mi corazón: ¡no pierdas nunca el ánimo! Estoy ante ti esperando que me des la vida. Seré tu amigo y seguiré fiado en tu fidelidad. Yo saldré nuevo de tus manos, y a mi corazón le nacerán alas como de águila. Y cantaré en mi libertad: en medio del dolor acudí al Señor y él me libró. Señor, Tú eres mi Dios, Tú eres mi Salvador, Tú eres cercano y amigo del hombre» Amén. Canto final 10 Oración - 14/04/2011