Tema: Nutrición en los adultos mayores

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Tema: Nutrición en los Adultos Mayores.
El envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada
persona experimenta con diferente intensidad. En la actualidad, es difícil
establecer el comienzo de esta etapa de la vida en función exclusiva de la edad,
debido a la creciente longevidad que se observa en las sociedades occidentales.
Se considera que una persona es anciana a partir de los 65 años, reservando
el término de muy anciano para las que superan los 80.
El estado de salud física y mental de las personas ancianas depende en gran
medida de la forma de alimentarse durante la vida adulta e incluso durante la
infancia.
Las personas que llegan a una cierta edad se enfrentan a problemas físicos,
psíquicos y sociales que derivan de cambios biológicos propios de la edad, y
que condicionan, a veces de manera muy estricta, la capacidad para llevar a
cabo un acto tan natural como es "EL COMER DIARIAMENTE".
El envejecimiento afecta de forma muy importante y a veces severa a los
procesos de la digestión, absorción, utilización y excreción de nutrientes. Esto va
a condicionar las estrategias dietéticas, nutricionales y culinarias de las personas
de avanzada edad
Cambios biológicos que aparecen con la edad y que afectan a la Nutrición
Hay características funcionales y comportamentales como la frecuencia del
pulso en reposo o los rasgos de nuestra personalidad que suelen cambiar poco
con la edad. Por el contrario, hay funciones fisiológicas (o sea las relacionadas
con los procesos y funciones del organismo) que sufren importantes
modificaciones, la mayor parte de ellas debidas a las enfermedades y trastornos
de la salud que se dan a lo largo de la vida. Constituyen claros ejemplos de esta
última situación las secuelas de un infarto de miocardio (insuficiencia cardiaca).
Hay que tener en cuenta los cambios que sólo obedecen al paso del tiempo y
que tienen carácter universal, progresivo e irreversible como ser:
- Cambios en la composición corporal; disminuye la masa magra y aumenta el
porcentaje de grasa. Este hecho se ha relacionado con la hipertensión,
alteraciones biliares, hiperlipemias etc.
- Disminuye la masa ósea, especialmente en las mujeres en los dos años
siguientes a la menopausia, y que redunda en una mayor fragilidad ósea y
mayor riesgo de osteoporosis.
- Se produce una disminución del agua corporal total, con lo que se ven
afectados los procesos relacionados con la dilución, como puede ser la
administración de medicamentos hidrosolubles, la administración de diuréticos y
a la regulación térmica, haciendo así a las personas mayores más susceptibles a
la deshidratación.
Todos estos cambios, independientemente de su origen, afectan de una forma
u otra a la fisiología de la nutrición y/o a la alimentación. A consecuencia de ello
aparecen problemas de salud a los que hay que dar solución clínica; por lo que
es preciso conocer en mayor detalle los cambios que más afectan al binomino
alimentación-nutrición. Veamos algunos:
Cambios sensoriales
Son muy frecuentes los cambios en el gusto, olfato, oído etc. debido
fundamentalmente a la atrofia de las papilas gustativas, (las que se encuentran
dispersas por toda la superficie de la lengua, la cara interna de las mejillas, el
paladar, la primera sección del esófago y otras partes de la boca y garganta),
este proceso se caracteriza por comenzar alrededor de los 50 años.
Es importante recordar que son cuatro los sabores más comunes: dulce,
salado, amargo y ácido, sin embargo de estos sabores surge en estas personas
la sensibilidad por el dulce o el salado, lo que lleva, en muchos casos, al
consumo de alimentos fuertemente sazonados o azucarados.
El deterioro de los sentidos del gusto y del olfato es algo normal en el proceso
de envejecimiento de muchas personas. El deterioro de los sentidos que viene
aparejado con el envejecimiento puede ser causado por muchos factores, como
por ejemplo, los contaminantes ambientales. Como resultado, las papilas
gustativas y los receptores olfativos no funcionan tan bien como en la juventud,
lo que origina una disminución en los sentidos del gusto y del olfato. Estos
cambios pueden disminuir el deseo de alimentarse.
Cambios gastrointestinales
Nos referimos a los cambios que afectan al apetito, a la capacidad de digerir,
absorber nutrientes.
En las personas de edad, la normal respuesta al apetito se altera como
consecuencia de las variaciones en determinadas hormonas (estas son
sustancias producidas por determinadas células u órganos del cuerpo, que
regulan la actividad de otro órgano) como la CCK, hormona que es producida
por la mucosa del intestino superior, y que tiene la función de estimular la
contracción de la vesícula biliar y la secreción de enzimas pancreáticas. Se sabe
que el riesgo de anorexia en este grupo de población es muy alto y la frecuencia
con la que aparece también. Esta situación puede llevar a estados de
malnutrición más o menos severa que generen o agraven diferentes
enfermedades. Es la malnutrición proteico-energética (marasmo) la que se da
con mayor frecuencia.
La malabsorción de determinados elementos es otro de los caballos de batalla.
Los que más sufren, en este sentido, son el calcio y hierro. Este problema
parece deberse a que con la disminución de las secreciones gástricas, en el
tubo digestivo se pierde acidez, lo que permite el crecimiento de determinada
flora bacteriana que secuestra minerales como el calcio o el hierro, y vitaminas
(B12) de forma que no pueden ser absorbidos. También se ha comprobado que
a cierta edad disminuye la motilidad intestinal, la superficie intestinal útil para la
absorción y la capacidad de transporte de nutrientes desde el intestino hasta los
tejidos. Todo esto eleva mucho el riesgo de trastornos de la salud que se
traducen en anemias, diarreas, malabsorción etc.
Otro de los grandes problemas que sufre la población de cierta edad y que
afecta directamente al proceso de la digestión es la pérdida de piezas dentales.
De todos es sabido que la parte de digestión que se lleva a cabo en la boca es
muy importante, los alimentos quedan parcialmente digeridos por las
secreciones bucales (ya se ha comentado que en esta época de la vida están
disminuidas), y quedan troceados y triturados para facilitar la digestión en el
siguiente tramo del tubo digestivo. La ausencia de piezas dentales obliga a
limitar la trituración bucal con lo que las digestiones se vuelven más difíciles y
molestas. Todo esto redunda en que los ancianos, suele elegir unos alimentos y
rechazar otros de manera que en este proceso de selección pueden perder
capacidad nutritiva.
El estreñimiento aparece como otro de los graves problemas a los que se
enfrenta la población de cierta edad. De hecho afecta a más del 50%. En este
problema intervienen varios factores; ya se ha comentado la disminución de la
motilidad intestinal probablemente debido a la atrofia de la musculatura
propulsora, la disminución de la mucosidad intestinal (por la disminución de la
secreción), a esto se puede sumar la insuficiente cantidad de fibra en la dieta y
la falta de ejercicio físico regular, que a veces es inmovilidad absoluta. Todo esto
hace que la frecuencia de este cuadro sea muy alta.
Cambios metabólicos
Uno de los cambios metabólicos más significativos es la intolerancia a la
glucosa en personas que no han sido diabéticas. Esto se traduce en una
alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono. Se ha comprobado que
los niveles de glucemia en ayunas aumentan en 2 mg/dl cada diez años a partir
de los cuarenta y la glucemia postprandial (elevación de la glucosa en sangre
después de una comida), en 8-15 mg/dl también cada 10 años. Esta alteración,
muchos autores la atribuyen a una disminución en la producción de insulina por
parte del páncreas. Además pueden estar implicados factores como los cambios
dietéticos y la disminución del ejercicio físico, por lo que esta alteración puede
acabar en una diabetes de tipo II.
Otro de los cambios importantes radica en la menor necesidad de energía, por
que disminuye el metabolismo basal (que es la cantidad de energía necesaria
para mantener las funciones esenciales como la respiración, circulación,
temperatura, determinada para cuando una persona esta despierta, en reposo,
con ayuno de 12 a 18 horas y en un medio cómodo y cálido. Sin embargo este
es un punto de debate, ya que hay quien opina que no tiene porque disminuir.
Cambios en el sistema cardiovascular
Este sistema sufre una serie de cambios que se relacionan menos con la
alimentación que los vistos hasta ahora. El principal problema que se produce es
el endurecimiento de las paredes arteriales. Se debe, por un lado, a la pérdida
de elasticidad del tejido arterial y venoso y que se puede considerar propio de la
edad. Y, por otro, puede ser consecuencia de una dieta rica en grasa. Sea por el
motivo que fuere, esta situación produce una elevación de la presión arterial
(hipertensión), factor a tener muy en cuenta en el establecimiento de una dieta.
Otra alteración que afecta al sistema cardiovascular es la concentración de
colesterol en sangre, y que en las personas de avanzada edad suelen estar
elevados. También es éste un factor importante en el diseño de dietas
Cambios en el sistema renal
La función renal disminuye aproximadamente en un 50% entre los 30 y 80
años. Este problema afecta aproximadamente a un 75% de la población adulta.
La consecuencia más directa es la excesiva excreción de proteínas y
electrolitos por orina, de forma que el equilibrio hidrosalino se altera, se
producen edemas y además la pérdida proteica lleva, en muchos casos, a
malnutrición proteica (kwashiorkor).
Cambios músculo-esqueléticos
Ya ha sido comentada la tendencia a sustituir la masa magra (músculo), por
masa grasa y que es consecuencia de la edad. Hay una pérdida global de
proteínas que se manifiesta tanto a nivel muscular como visceral. La función
renal acusa también estos cambios. Otro grave problema es la pérdida de la
densidad ósea y el consecuente aumento del riesgo de osteoporosis,
enfermedad muy frecuente entre la población femenina de cierta edad.
Cambios neurológicos
Quizás sean estas alteraciones las más asociadas a esta etapa de la vida.
Parkinson (**) y Alzheimer (***), junto con la demencia senil, las enfermedades
más relevantes y que condicionan de manera muy severa el desarrollo de la vida
de los ancianos a todos los niveles. El efecto de estos trastornos sobre la
alimentación varían mucho y pueden ir desde la simple manifestación de manías
o "rarezas", hasta trastornos que incapacitan a la persona para comer por sí
sola, de manera que es necesario introducir alimentación artificial (enteral o
parenteral).
A continuación describimos como debe ser la dieta si las personas presentarán
las enfermedades mencionadas en el apartado de arriba, las que exige modificar
la textura de los alimentos.
Esta dieta se denomina blanda y está indicada para personas que tienen
alguna dificultad "mecánica" para masticar el alimento debido la falta de
coordinación muscular, a la falta de piezas dentales, prótesis inadecuadas.
Se modifica la textura de los alimentos considerados duros (pan, carne,
verduras y frutas crudas, quesos duros, frutos secos, etc.) y la de aquellos
alimentos concretos con los que la persona tiene problemas.
…..Entonces las modificaciones en la textura de alimentos considerados
duros son:
1.- Pan: Se puede optar por el pan de molde si no se puede masticar el pan
convencional.
2.- Carnes: Se tomarán picadas (hamburguesas, albóndigas) o guisadas para
ablandar su textura.
3.- Verduras: Se han de incluir cocidas enteras, en puré, en función de la
tolerancia individual. Se excluyen de esta dieta las ensaladas y verduras crudas
en ensalada.
4.- Frutas: Se pueden tomar enteras bien maduras, compota o al horno
(manzana)… Se han de evitar los frutos y las frutas secas.
5.- Quesos: Evitar los de pasta dura.
El resto de alimentos se pueden incluir con la textura habitual, y se ha de tener
en cuenta la tolerancia individual.
Luego de la aclaración describimos los alimentos permitidos:
1.- Bebidas: Agua, jugos, infusiones, refrescos con gas, batidos lácteos.
2.- Sopas: Sopa de pasta, de sémola, de arroz, de verdura cocida, con pan…
3.- Dulces: gelatina de frutas, bizcocho desayuno, magdalenas y postres
comerciales o caseros suaves (flan, yogur, arroz con leche, helado).
4.- Condimentos: Sal (si no existe contraindicación), azúcar, mermelada, miel…,
especias suaves y hierbas aromáticas.
5.- Lácteos: Leche y yogur, queso fresco, quesos cremosos, arroz con leche.
6.- Alimentos ricos en proteínas: Huevo, carne magra picada o guisada,
pescado, pollo.
7.- Cereales: Pan de molde y pan tostado o galletas (remojados en la leche),
arroz, pastas alimenticias, sémola y papa.
8.- Legumbres: Lentejas, garbanzos, guisantes, en puré.
9.- Verduras: Cocidas enteras o en puré. Crudas.
10.- Frutas: Crudas, enteras muy maduras. Cocidas: asadas al horno, en
compota.
11.- Aderezos: Aceite, manteca o margarina
Cambios inmunológicos
El cambio se manifiesta como una disminución de la capacidad de defensa
natural de forma que los agentes infecciosos pueden atacar más fácilmente. Las
barreras de defensa natural son más débiles e incluso, en determinadas
situaciones desaparecen. Esta situación explica la gran prevalencia de
enfermedades en esta etapa de la vida.
Este último grupo de cambios son difícilmente modificables en la sociedad
actual, pues son producto de ella, y de imposible resolución desde un enfoque
clínico. Hay dos situaciones que suelen acompañar la vida del anciano: el
aislamiento tanto social como a veces familiar, y la depresión.
Mantener una dieta adecuada en situaciones de aislamiento social es muy
difícil. Todo el mundo conoce la desagradable sensación de "comer sólo", ya
que por costumbre se ha convertido en un hecho social y familiar. También es
conocida la sensación de desánimo cuando hay que "cocinar para uno sólo".
Además estas sensaciones se pueden combinar con los impedimentos físicos
para ir "sólo a la compra", o para estar "sólo en la cocina". A menudo la
combinación de uno o varios de estos cambios redunda en dietas
desequilibradas, que no cubren los requerimientos energéticos nutricionales y
que además no satisfacen las necesidades de apoyo y compañía de esta
población.
El otro grave problema suele ser la depresión que acompaña a la sensación de
la pérdida de productividad, de movilidad y de imagen corporal, que supone un
importante obstáculo para continuar la lucha por la vida.
Todo esto supone graves dificultades para el desarrollo normal de la vida y
hacen muy difíciles las tareas tan simple y cotidianas como la compra diaria, la
comida diaria y mucho más la elección de los alimentos, pensando en una dieta
sana, equilibrada y completa.
Cambios fisiológicos
Un aspecto importante es la menor percepción de la sensación de sed
asociada al proceso de envejecimiento. Esto determina un riesgo alto de
deshidratación especialmente en aquellas circunstancias en las que se producen
pérdidas excesivas de líquido: sudoración, vómitos, diarreas, quemaduras,
empleo de diuréticos, etc.
Medicamentos, alcohol y tabaco
Las personas de la tercera edad, consumen con frecuencia varios
medicamentos, debido a la elevada prevalencia de enfermedades crónicas que
presentan.
Los medicamentos pueden interferir en el estado nutricional por varios
mecanismos que guardan relación con la absorción, el excreción de distintos
nutrientes.
También el alcohol y el tabaco pueden afectar al estado nutricional.
La valoración del estado nutricional en los las personas de la tercera edad,
Las principales medidas que se necesitan para determinar el estado nutricional
son: peso, altura, ÍMC, Índice de creatinina/altura, albúmina (> 3.5), Hierro
sanguíneo, transferrina sérica (>200 mg%).
El peso y la altura se utilizan también para conocer el área de la superficie
corporal, la cual influirá en la dosificación de los medicamentos.
Una evaluación muy utilizada es el ÍMC, que relaciona el peso/talla2, pero en
el las personas de la tercera edad esta medida presenta limitaciones por existir
una disminución fisiológica tanto del peso como de la talla a partir de cierta
edad.
Por otra parte, la imposibilidad de realizar las mediciones estándares en estas
edades cuando el individuo está inmovilizado u hospitalizado obliga a la
búsqueda de alternativas que pueden ser de utilidad para la valoración de su
estado nutricional (altura de la rodilla).
¿Cuáles son los REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES que pueden
compensar o evitar las situaciones de déficit o carencia nutricional en esta
etapa de la vida?
1.- Energía.
5.- Minerales.
2.- Proteínas.
6.- Vitaminas.
3.- Carbohidratos.
7.- Agua.
4.- Grasas.
8.- Fibra.
1.-Requerimientos energéticos
Los requerimientos energéticos no deben disminuir con la edad, especialmente
ahora que la actividad es mayor en las personas de edad avanzada. Dietas con
un aporte calórico inferior a 1800 kcal para las mujeres y 2300 kcal para los
hombres, serán probablemente inadecuadas en proteínas, y micronutrientes, por
lo que deben ser evitadas. Para el cálculo de los requerimientos energéticos se
debe tener en cuenta que es necesario mantener un balance energético
equilibrado en función de la actividad física y del gasto energético basal (en el
caso de que se tratare de un paciente con apetito disminuido se manejará el
fraccionamiento de comidas).
2.- Requerimientos proteicos
El mantenimiento del equilibrio nitrogenado, es muy importante para el
organismo, y marca la pauta para establecer los requerimientos y las raciones
de proteínas.
La ración proteica está relacionada con la energética; hay que asegurar el
aporte adecuado sobre todo en los portadores de enfermedades crónicas y en
los ancianos que viven solos. La recomendación es la habitual 0,75 g/kg de
peso/día, al igual que para los demás adultos. Los estados carenciales en
proteínas pueden causar graves trastornos: alteraciones cutáneas, edemas,
fatiga etc. que pueden empeorar o alterar el estado de salud de los ancianos.
Se deben cubrir las necesidades proteicas según el siguiente esquema:
- El 60% proteínas de origen animal, carnes magras a la plancha, pescados
cocidos o al vapor y una cantidad orientativa de 3 huevos a la semana (cocidos
o pasados por agua).
- El 40% restante aportado por proteínas de origen vegetal, combinando
legumbres y verduras, o legumbres y cereales para mejorar la digestibilidad y
completar la tasa de aminoácidos esenciales.
3.-Requerimientos de carbohidratos
La Asociación Americana de Cardiología y Cáncer recomienda aportar en
forma de carbohidratos del 55-60% del valor calórico total de la dieta. Un aporte
de hasta 200 gr. diarios de estos nutrientes, es bien tolerado por el anciano. La
disminución de la tolerancia a la glucosa aconseja dietas con alto contenido en
carbohidratos complejos y fibra (cereales integrales y verdura), hay que evitar el
consumo excesivo de sacarosa y de lactosa, si hay intolerancia.
Es importante no olvidar de la importancia del consumo de fibra, el que
rondará los 30 gr/día.
4.-Requerimientos lipídicos
Aunque son las enfermedades coronarias las que causan una de las mayores
tasas de mortalidad en la sociedad actual, y se asocia directamente con los
elevados niveles de colesterol en sangre (según las RDA <300 mg/día), no es
aconsejable reducir totalmente el aporte de grasa en la dieta. Hay que elegir,
como en las dietas en todas las edades, aquellos alimentos que aportan ácidos
grasos monoiinsaturados.
El aporte de grasas no debe ser inferior al 30% del total de kcal que se aporten
en la dieta. En general menos de 100 gr/día son bien tolerados.
La calidad de la grasa es también un factor muy importante. Se recomienda
que: - Un 10-15% de la grasa que se consuma debe sea monoinsaturada (este
tipo de acido graso esencial se caracteriza por disminuir los niveles de C-LDL,
sin disminuir el C-HDL). Este tipo de grasa está en mayor proporción en
productos como el ácido oleico, que es el componente fundamental del aceite de
oliva, así como el de soja y maíz, también en la carne de ternera; frutas secas,
aceitunas.
- Otro 10% puede darse en forma de ácidos grasos saturados, que se
pueden obtener de los aceites de semillas, de la carne de ternera, piel de pollo,
grasa láctea; este tipo de acido graso se caracteriza por aumentarlos niveles de
colesterol total.
- y aproximadamente un 8% de ácidos grasos poliinsaturados que se
subdividen en: * Ácido Linoleico u W6, presente en la mayoría de las semillas,
granos, y aceites vegetales.
* Ácido linolénico u W3, presente en la soja frutas secas y
semillas de lino.
5.-Requerimiento minerales
Es importante asegurar las cantidades adecuadas de minerales en general y
en especial del hierro, zinc y calcio.
Parece estar justificado un aumento en el aporte de calcio debido a los
problemas de malabsorción de este mineral, para la prevención de la
osteoporosis. Se recomiendan 800 mg/día para mujeres a partir de los 51 años.
Estas cantidades se cubren con:
-
100 gr. de leche en polvo: 1680 – 1850 mg de calcio.
100 gr. de queso parmesano: > 700 mg de calcio.
100 gr. de queso mar del plata: > 700 mg de calcio.
100 gr. de cereales: 350 mg de calcio.
100 gr de brócoli: e/ 100 – 200 mg de calcio.
100 cc de leche: 100 – 200 mg de calcio.
No olvidar que quienes inhiben la absorción de calcio son los fitatos (buscar
que son,) oxalatos (presente en alimentos ricos como acelga espinaca,
remolacha y cacao – inhibidor más potente del calcio -) y la malabsorción de
grasa; en cambio quienes facilitan la absorción de este mineral son la lactosa y
el consumo de proteínas en cantidad moderada.
Con la deficiencia de hierro hay que ser cuidadoso. Debido a la elevada
prevalencia de las anemias en los ancianos, se podría pensar en el hierro como
principal implicado en este proceso. Las anemias en los ancianos
frecuentemente tienen su origen en pérdidas sanguíneas sobre todo a través del
intestino.
Por ello no hay una recomendación de hierro suplementario, ya que debido a
la disminución de la capacidad de absorción sería inútil. Se recomienda una
cantidad de 10mg/día. Se debe saber que elementos como el ácido ascórbico,
cítrico, vitamina A aumentan la biodisponibilidad de hierro y por lo tanto la
capacidad de ser absorbidos, mientras que los fitatos, salvados, fosfatos, taninos
y calcio la disminuyen.
Esa cantidad de hierro se puede cubrir con:
-
100 gr de lentejas
100 gr de higado.
100 gr de morcilla.
100 gr de berro
-
100 gr de garbanzos.
100 gr de porotos.
-
100 gr de espinaca.
100 gr de acelga.
100 gr de carne de vaca o pollo
> 8 mg de hierro
5 a 8 mg de hierro.
3 a 5 mg de hierro.
El hierro que mejor se absorbe es el que está en los tejidos animales, y el que
peor el de los tejidos vegetales. Este motivo es el que lleva a recomendar, para
esta etapa de la vida, la ingesta de una cantidad mínima diaria de alimentos
(carne, huevos o pescado) que aseguren el aporte de hierro en una forma
fácilmente accesible.
El zinc suele disminuir su concentración con la disminución de la aportación
calórica total. La recomendación es entre 12-15 mg/día. Los bajos niveles de
este metabolito pueden producir alteraciones relacionadas con la inmunidad,
ulceras, etc, pero no está justificada la recomendación de suplementos debido a
problemas de malabsorción.
La cantidad de zinc a cubrir será mediante:
-
100 gr de higado.
100 gr de lentejas
5 mg de zinc
-
100 gr de carne de vaca.
100 gr de queso tipo cuartirolo.
100 gr de carne de pollo.
2 a 5 mg de zinc
La hipertensión es otro de los problemas más comunes en los ancianos,
relacionado con las recomendaciones de minerales en la dieta. Se recomienda
limitar a 2g/dia la ración de sodio para contrarrestarla y suplementar la dieta con
magnesio y potasio para mejorar la diuresis.
6.- Requerimientos de vitaminas
La deficiencia en vitamina D parece que puede deberse, en muchos casos, a
la falta de exposición al sol de muchos ancianos por diferentes problemas
(inmovilidad, institucionalización, etc.). En los casos en que no sea posible un
mínimo de exposición al sol.
La vitamina A no parece presentar problemas de disminución por lo que se
recomienda lo habitual para las dietas en adultos 1000 ER/día para hombres y
800-900 para mujeres, y que con una alimentación equilibrada y variada; frutas,
verduras, hidratos de carbonos, se puede asegurar. Algunos alimentos de origen
animal son especialmente ricos en vitamina A en forma de retinol: hígado, aceite
de hígado de pescado, leche, etc.
El ácido ascórbico tiende a bajar sobre todo en personas con antecedentes de
tabaquismo, estrés. La deficiencia en estas dos vitaminas se relaciona con la
aparición de púrpura, alteraciones en las encías, rotura de los vasos sanguíneos
de pequeño diámetro. En ambos casos se recomienda el consumo de alimentos
ricos en estos nutrientes (naranjas, mandarinas, patatas), más que suplementos
en la dieta, debido a que se absorben mejor desde los alimentos.
Vitaminas Alimentos con alto contenido
Vit A
Ciruelas, cereza, mandarina, melón,
acelgas, batata, repollo, espinacas,
zanahoria, mantequilla, leche, queso.
Vit. B
Ciruelas, cereza, mandarina, acelgas,
coliflor, repollo, escarola, guisante, maíz,
nabo, zanahorias, frutos secos, arroz,
avena, leche, queso.
Vit C
Ciruela, cereza, fresa, limón, mandarina,
manzana, melón, naranja, coles de
bruselas, espinacas, patata, pimiento.
Vit D
Luz solar. Leche, mantequilla, huevos.
7.- Agua
Por ser la deshidratación otro de los problemas más comunes en esta
población se recomienda como aporte adecuado el consumo de 2-3 l/día.
8.- Fibra
Este elemento es muy importante en la dieta, y es recomendado para otras
etapas de la vida sin ninguna limitación. Sin embargo, en esta etapa de la vida
hay que ser cauto en las recomendaciones. Es muy importante tomar la cantidad
de fibra adecuada para evitar los problemas de estreñimiento.
Una vez que ya mencionamos cuales son los cambios biológicos que
surgen durante esta epata de la vida y los requerimientos nutricionales,
indagaremos sobre cuales son las causas en forma más exhaustiva de la
malnutrición de los ancianos.
El problema parece que no es uno sino dos: el relacionado con los cambios
fisiológicos, propios de la edad, y el de índole socioafectiva. "Estos problemas,
que se sabe aumentan el riesgo de complicaciones nutricionales en personas de
avanzada edad, tienen que ser tenidos en cuenta en los planteamientos
dietéticos tanto a nivel individual como colectivo".
Los factores fisiológicos y bioquímicos que condicionan el riesgo nutricional,
están bien caracterizados, y las normas dietéticas y "requerimientos
nutricionales", para hacer frente a los problemas que de ellos se puedan derivar,
están perfectamente establecidas. En este punto hay que plantearse ¿qué otros
factores condicionan el riesgo nutricional?
1.- Malos hábitos alimentarios: No es fácil cambiar las costumbres
alimentarias aun cuando sean para mejorar la calidad de vida. La tendencia
generalizada a rechazar las modificaciones -"si toda la vida he comido...., porque
ahora no"- a adecuar los elementos a su situación, sin valorar si eso es "bueno o
malo", son capaces de reducir su dieta a cosas líquidas y/o semisólidas porque
no tienen dentadura etc.
2.- Anorexia: Entre la población anciana son frecuentes los estados de
desinterés y apatía, probablemente derivados de sensaciones como la inutilidad,
el ser un estorbo, sentir que se ha perdido "el sitio" en la familia y/o en la
sociedad etc. Este estado suele proyectarse con modificaciones de las pautas
alimentarias. Se deja de comer, o bien se come de forma selectiva. Todo esto
puede conducir a la anorexia con el consiguiente riesgo de morbi-mortalidad que
ello supone para la población anciana.
3.- Pobreza: La situación económica condiciona de manera muy importante
todas las situaciones de la vida y por supuesto la alimentación. En la estrategia
dietética se debe tener este aspecto muy en cuenta, y hacer entender que se
pueden cubrir las necesidades alimentarias desde todos los bolsillos.
4.- Minusvalías: Los estados de deficiencia física y de falta de movilidad
influyen de manera crítica sobre la alimentación. La imposibilidad para ir a
comprar, para transportar las bolsas de la compra, para estar de pie en la cocina
preparando comidas etc. hacen imposible, para muchos ancianos la
alimentación de forma autónoma. A la hora de plantear dietas con estos
agravantes, hay que dar solución al problema mediante la ayuda familiar.
5.- Procesos patológicos o sus secuelas: Es necesario subrayar que en esta
etapa de la vida cobra especial importancia la individualización de la dieta,
teniendo en cuenta los antecedentes patológicos, la toma habitual de
medicamentos etc.
Ejemplo de una dieta para ancianos
Desayuno
Leche semidescremada o descremada
Pan integral, cereales integrales,
no grasa queso
Media mañana
Fruta y/o infusión
Almuerzo
Pasta o arroz o legumbre;
Carne poco grasa o pescado
Guarnición vegetal
Frutas (cruda o cocida)
Merienda
Yogurt
Galletas o tostadas, bizcochos
Cena
Sopa o pasta o verduras o papa y
verduras
Pescado o queso o huevo
Fruta cruda
Al acostarse
Leche caliente o infusión
En cuanto a la actividad, que los ancianos realicen algún tipo de ejercicio para
activar la circulación, para evitar el anquilosamiento y, muy especialmente, para
prevenir la depresión y el aburrimiento. Así, debe estimulárseles para que salgan
de casa ya sea a dar un paseo, a hacer alguna compra en el barrio o a tomar un
rato el sol en una plaza, lo que les dará la posibilidad adicional de charlar con
otras personas. También podrán disfrutar y distraerse yendo al cine o al teatro,
haciendo alguna manualidad o visitando amigos y parientes. La lectura y la
televisión pueden también ayudar a que se entretengan y no se dediquen a
pensar en sus achaques ni en cosas que los depriman.
En cuanto al calor y al frío…..
Las temperaturas extremas suelen suponer un riesgo para las ancianos.
Puesto que han perdido parte de la sensibilidad a los cambios de clima, cuando
los días de verano son especialmente calurosos, es necesario asegurarse de
que permanezcan en casa, al fresco, y de que consuman una buena cantidad de
líquidos para evitar una posible deshidratación, factor que en las personas de
edad avanzada puede tener graves repercusiones.
También deben cuidarse de forma especial cuando hace mucho frío. La dieta
deber ser entonces más calórica que en otras épocas del año y debe procurarse
que tengan el cuerpo abrigado y que permanezcan en los lugares más
caldeados de la casa. Un simple resfriado, que en una persona joven no pasará
de causar molestias durante unos días, en un anciano puede ser el detonante de
una enfermedad pulmonar irreversible.
Alimentados menos aconsejados y en algunas situaciones contraindicados
Sin pretender ofrecer una lista exhaustiva de todos los alimentos
contraindicados para las personas de edad avanzada, los siguientes se
encuentran entre los más corrientes:
Alcohol
Azúcar
Carnes
Chocolate
Helados
Pastas
Gaseosas c/azúcar
Bizcochos
Dulces
Manteca
Panes dulces
Bollos
Embutidos
Mayonesa
Caramelos
Galletas
Mermelada
Enfermedades más comunes en la tercera edad
Diarrea
La diarrea es una enfermedad que se caracteriza por el aumento en el
número de evacuaciones que se realizan diariamente (más de tres) y la
consistencia y calidad de las mismas (líquidas). Sin embargo, hay que distinguir
que si la persona tiene solamente tres deposiciones y éstas son de consistencia
pastosa o semisólida, no deberá considerarse como tal.
Si usted identifica a su familiar con este desajuste, será elemental que no
permita que se deshidrate, por lo que lo más conveniente es que le suspenda
totalmente los alimentos, a excepción del agua, que deberá dársele cada dos
horas (un vaso), mientras la diarrea esté presente.
Importante diferenciar que las diarreas infecciosas se caracterizan por ser
numerosas -más de 6 u 8 al día-, suelen estar acompañadas de dolor al
evacuar, el excremento es completamente líquido, posee un olor mucho más
fétido y en ocasiones hay sangre o moco, y hasta pus. Generalmente, el
paciente presenta fiebre.
Son muy pocos los fármacos que se utilizan actualmente para tratar esta
enfermedad, básicamente se debe hidratar al paciente ya sea por vía oral
(tomando agua) o mediante soluciones intravenosas (sueros).
Es importante mencionar que algunas diarreas son causadas por la enorme
cantidad de medicamentos que le son administradas al anciano; se les conoce
como hiatrogénicas y los responsables son, definitivamente, el médico y las
medicinas.
Las sales de rehidratación oral (SRO) se pueden conseguir en las farmacias.
Son preparados a base de glucosa, cloruro de sodio, bicarbonato de sodio y
cloruro de potasio y que hay que disolver en un litro de agua hervida.
Si no es posible obtener este preparado, puede prepararse una solución
equivalente: la limonada alcalina. Un litro de agua hervida, diez cucharadas
soperas de azúcar, tres cuartos de cucharada sopera de sal, media cucharada
sopera de bicarbonato de sodio y el zumo de uno o dos limones son la receta
para elaborar un líquido apto para personas que sufren diarrea
Las causas de la diarrea difieren poco entre las diferentes edades y si son
prolongadas pueden llegar a ser serias y ocasionar complicaciones,
principalmente déficit en uno o más nutrientes esenciales, incluyendo vitaminas
y minerales, aunque el problema más peligroso es sin duda la deshidratación del
las personas de la tercera edad.
Hipertensión Arterial
La hipertensión arterial en los pacientes de edad avanzada es frecuente y
afecta a un tercio de las personas que superan los 60 años. En muchas
personas de la tercera edad, esta afección coincide con otras como diabetes,
obesidad, aterosclerosis, enfermedades degenerativas, las cuales pueden
contribuir a la hipertensión.
Diabetes
La diabetes de las personas mayores constituye una de las enfermedades más
frecuentes. Entre un 8 y un 10% la padecen.
Diabéticos en los que la enfermedad aparece después de los 65 años
(diabetes de la tercera edad)
Aterosclerosis
La enfermedad arterial, es con frecuencia una situación grave en el que las
personas de la tercera edad, a quien el envejecimiento afecta el tamaño del
corazón, y a las arterias coronarias y las válvulas del corazón.
Osteoporosis
Este trastorno es muy frecuente en la edad avanzada, y suele afectar
mayoritariamente a mujeres postmenopaúsicas.
Deshidratación
La deshidratación es un problema frecuente en los individuos de la tercera
edad. Con frecuencia es la causa de hospitalizaciones urgentes y, si no es
diagnosticada, puede llegar a ser fatal. La pérdida de masa magra (que contiene
más de 70% de agua) que se produce al avanzar la edad, puede ocasionar
desbalances de los volúmenes de los compartimientos de los líquidos
corporales. Además, la sensación de sed disminuye con la edad y, por lo tanto,
el riesgo de deshidratación aumenta en la medida en que los individuos olvidan
ingerir líquidos.
(**) Enfermedad de Parkinson: Es un trastorno neurológico degenerativo,
lentamente progresivo, que se caracteriza por presentar la persona temblor en
estado en reposo, los movimientos que presenta en los dedos la persona son
como si estuviera contando monedas, ausencia de expresión facial, debilidad
muscular.
Por los general se tarta de una enfermedad
idiópatica, que afecta a personas de más de 60 años, sin embargo no se
descarta que se presente en personas mas jóvenes, sobre todo si hubieran
tenido una intoxicación con CO2.
(***) Enfermedad de Alzheimer: Es una enfermedad caracterizada por presentar
demencia presenil, con confusión, inquietud, alteración del lenguaje, incapacidad
para realizar movimientos intencionados y alucinaciones.
Estos pacientes pueden presentar un rechazo
hacia los alimentos y perder el control de la función esfinteriana sin que existan
alteraciones locales.
Esta enfermedad se puede presentar al
declinar la edad media, con una afección media de la memoria y de la conducta;
aparece con igual probabilidad en los hombres como en las mujeres.
Actualmente no hay ningún tratamiento para la
enfermedad, ya que las lesiones que se producen a nivel cerebral son
irreversibles; sin bien en muchos casos se utilizan fármacos la acción de estos
es de tipo antidepresiva, tranquilizantes y retraso de la evaluación del cuadro
Bibliografía:

www.alimentacion-sana.com.ar

www.uned.es

www.noah-health.org

www.nestle.cl

Diccionario de Medicina: Océano Mosby. Grupo Océano.

Fundamentos de Nutrición Normal. Autoras: L. López – M. Suárez. Ed el
Ateneo.
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