UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA FACULTAD DE PSICOLOGIA TALLER DE 2º CICLO Serie: FICHAS DE ESTUDIO Nº 4 ACTITUD PSICOLOGICA Prof. Adj. Psic. Alberto Servillo 1 Cuando hablamos de aprendizaje, dijimos que Pichon Rivière define al aprendizaje como una apropiación instrumental de la realidad para transformarla. Es decir, es una posibilidad de instrumentación, de adquirir o desarrollar recursos para operar en nuestra realidad inmediata, comprender nuestro contexto de relaciones familiares, laborales, comunitarias y desde esa comprensión intentar transformarlas, transformándonos en esa tarea nosotros mismos. En consecuencia, el aprendizaje es una posibilidad de protagonismo, de acción transformadora, de libertad. Además, el aprendizaje cotidiano, entendido en sentido amplio como aprendizaje vital, incluye la noción de conflicto como motor, como promotor de posibilidades de cambio, en tanto las personas que aprenden entienden el porqué, el cómo y el para qué aprenden; y el para qué, el por qué y el cómo de sus conflictos en la situación de aprendizaje. Pero no siempre un aprendizaje puede ser motor de cambio y en ese caso decimos que el sujeto no aprende. El taller, está pensado como un espacio de articulación, de problematización, de conceptualización y al mismo tiempo, de formación. Y la formación, como dice George Ferry2, nos conecta con el “ponerse en forma”, “ir adquiriendo una forma”, lo cual de por sí presupone un desarrollo personal. Esto supone otorgarle un lugar protagónico al sujeto en el proceso de su formación; “uno se forma a sí mismo, pero uno se forma sólo por mediación” aunque en definitiva el proceso de aprendizaje sea siempre individual. El grupo, el compañero, el coordinador, la bibliografía, la discusión grupal actúan como mediadores de ese proceso de formación. La presencia de los otros posibilita “aprender a pensar” y “aprender a aprender” de otra manera, asumiendo el protagonismo en el aprendizaje, compartiéndolo con otros; aprender a elaborar conceptualmente y a revisar nuestros modelos de aprendizaje y de relación. También el taller nos enseña a “aprender a ser” y a “aprender a hacer”, posibilitando de ese modo la integración del pensar, el sentir y el hacer. El taller apunta a promover un proceso de creación colectiva, de estructuración de saberes y también de desestructuración, proceso que requiere una actitud de 1 Exposición del Encargado de Taller de Segundo Ciclo de la Facultad de Psicología Psic. Alberto Servillo -a partir de la compilación de clases sobre Aprendizaje dictadas por la Psic. Ana Pampliega y la Psic. Betty Miranda en la Escuela de Psicología Social Dr. Enrique Pichon-Rivière de Buenos Aires entre los años 1984 y 1987- realizada el 28/4/2002 en Taller de Segundo Ciclo. 2 Ferry G. “Pedagogía de la formación”Ed. Novedades Educativas Serie Los Documentos Univ. de Buenos Aires. interrogación. Como dice José Luis Rebellato3 “nos hemos habituado a aprender en medio de certezas y hoy más que nunca necesitamos aprender aceptando la incertidumbre como un componente fundamental de nuestros saberes.” Por ello, en los aprendizajes no sólo es importante el qué, sino también el cómo aprendemos y el cómo empleamos dichos conocimientos en nuestra relación dialéctica con la realidad. Como decíamos anteriormente, cuando hablamos de formación nos referimos tanto a los aspectos cognitivos como a los aspectos actitudinales, es decir, que a través del proceso de formación en el taller se apunta a la construcción de una capacidad de intervención operativa en un campo interaccional en el que se despliega un interjuego; una dialéctica entre sujetos, que implica a la vez, un interjuego y una dialéctica entre el mundo interno y el mundo externo para cada uno de los sujetos que están comprometidos en ese campo interaccional. Estas modalidades o actitudes requeridas desde el rol para la operación psicológica, es lo que denominamos desarrollo de una actitud psicológica. Caracterizamos a la actitud psicológica como el conjunto de modalidades relativamente estables y organizadas de sentir, pensar y hacer, requeridas para el desempeño del rol profesional. Esa actitud no es innata, puede haber disposición, aptitud, motivación vocacional, pero esa actitud se construye en un trabajo formativo permanente, en el que se procesa no sólo información, teoría, sino las experiencias vitales. En “Psicología de la Vida Cotidiana” Pichon Rivière dice: ”Ser Psicólogo Social es tener un oficio que debe ser aprendido, ya que no se nace con esta posibilidad. Sólo cuando puede resolver sus propias ansiedades y sus perturbaciones en la comunicación con los demás puede lograr una correcta interpretación de los conflictos ajenos. En la medida en que el sujeto dispone de un buen instrumento de trabajo, resuelve incertidumbres e inseguridades y entonces es operador eficaz.” Como ya dijimos, formarse es trabajarse a sí mismo. La actitud psicológica se construye en una elaboración de la relación entre persona – rol – campo de trabajo y ECRO. Un sujeto con su historia, con una sensibilidad, debe asumir una función – rol en un campo interaccional, situarse en él desde su historia y desde un modelo teórico – técnico que guía su acción. Por eso decimos que la actitud psicológica implica una modalidad instrumental, operativa de relación con otro u otros. Nosotros entendemos la formación como un proceso de organización y sistematización de experiencias, de emociones, de informaciones, de percepciones, de conceptos. Es decir, entendemos como proceso formativo, a la organización que le da forma a estos contenidos. (conceptos, afectos, percepciones, experiencias, etc.) y posibilita la construcción de un modelo interno de interpretación y acción sobre la realidad. Por tanto, no es sólo una organización conceptual sino también, la modificación de actitudes y el desarrollo de aptitudes, que son estas modalidades estables y coherentes de pensamiento, sentimientos y acción, que decimos que son las requeridas para la tarea psicológica. 3 Rebellato José L. “Fascículos de Autoaprendizaje” Esc. De Nutrición de la Fac. de Medicina de la UDELAR. Esta tarea apunta a promover, apunta a crear condiciones para que los sujetos comprometidos en esta situación de aprendizaje, de operación psicológica, sean los protagonistas de un proceso de esclarecimiento progresivo a lo largo de la formación. Entonces, uno de los objetivos específicos del taller, es crear aperturas para que se produzca insight; es decir, un proceso de conocimiento, un darse cuenta, una toma de conciencia, un salto cualitativo en la relación del sujeto consigo mismo y con el contexto, que abre la posibilidad de nuevas transformaciones de esa relación. El insight es una situación gestáltica compleja, que integra conciencia de sí mismo en situación, conciencia de la situación, conciencia de las relaciones que guardo con el contexto, de la reciprocidad o determinación recíproca. Por ejemplo, qué lugar ocupo en esa nueva estructura que configura la situación clínica; qué significan los otros para mi y viceversa; como se conecta esa situación con mi propia historia; por qué lo significo de esa manera; que estoy reeditando o repitiendo; de qué manera se articulan historia y circunstancia actual, verticalidad y horizontalidad en ese momento. Insight es, entonces, visión de relaciones, de sistemas de relaciones, de estructuras, descubrimiento de nexos, resignificación y reinterpretación de la experiencia, que permite una nueva lectura de la realidad. Así como la interpretación es el desciframiento realizado por el técnico, el insight es el desciframiento protagonizado por el sujeto. A estos aspectos, a los que accedo a través del insight, los puedo elaborar y replantear a partir de él; pero, la vivencia del insight -que quiere decir “darse cuenta”- es la desocultación súbita de un hecho, de una relación o de un proceso en el que estamos inmersos, tenemos una relación de inmediatez, de cercanía, pero a la vez de desconocimiento. Ahora bien, esta comprensión que da el insight, no es un conocer puramente intelectual, que despojado de la intensidad emocional del descubrimiento, carece de eficacia transformadora, e incluso puede ser resistencial o una racionalización encubridora. El insight es un tipo de conocimiento que implica compromiso, una movilización de afecto, en el que al darse la desocultación e integración, puede haber vivencias depresivas, de dolor, de rabia, de culpa. Esa conciencia de sí en situación puede tener como efecto la modificación de actitudes, de modalidades de interpretar la experiencia, de matrices de aprendizaje, de vínculo e interpretación de la realidad profundamente arraigadas en el mundo interno como novela, por lo que podemos decir, que en el insight se desmorona siempre una ficción. En este sentido, el taller apunta a promover aperturas a nuevas modalidades de hacer, sentir y pensar la tarea desplegada en la operación psicológica, de modo que los sujetos de la misma -a través del insight- puedan integrar aspectos de sí mismos, articularlos, descubrir las tramas subyacentes a muchas de sus experiencias, descubrir el sentido de ciertas conductas, de ciertos efectos que tiñen sus vínculos y su tarea. Apuntamos a un conocimiento no sólo intelectual, sino también emocional; aquel conocimiento que nos compromete como sujetos totales, de nosotros mismos, del contexto y de las relaciones de determinación entre nosotros mismos y el contexto vincular, social. Esto nos recuerda a Pichon Rivière cuando dice “un sujeto es sano en la medida en que mantiene una relación dialéctica mutuamente modificante con el mundo”. Entonces, la disminución de las ansiedades, la posibilidad de modificación de nuestros modelos internos de aprender y de relación , la modificación de actitudes y el desarrollo de aptitudes, todo eso está incluído en la formación. El desarrollo de una escucha más psicológica, de la empatía, la aceptación de las diferencias, el análisis de la implicación y la modificación de roles, todo eso está incluído en la formación. Entonces, si bien el taller se caracteriza por estar centrado en forma explícita en una tarea de aprendizaje, bajo esta tarea explícita subyace otra, implícita que apunta a la ruptura a través del esclarecimiento de las pautas estereotipadas que dificultan el aprendizaje y la comunicación, significando un obstáculo frente a toda situación de cambio. La operación psicológica toma como campo de trabajo el terreno de los miedos, de las ansiedades. En ese sentido, Pichon Rivière señala que se plantea la tarea, no en términos de cura, sino en términos de disminución de ansiedades. Por qué o para qué operar sobre ellas? Porque son ellas las que al incrementarse dan lugar a la rigidización de la respuesta adaptativa, al estereotipo, al trastorno de aprendizaje y la comunicación, al empobrecimiento de la relación mundo interno – mundo externo. Se trata entonces, de crear condiciones (por la disminución de las ansiedades) para la ruptura de estereotipos de pensamiento, sentimiento y acción. Para finalizar, diremos que, así como uno de los movimientos que se da en la operación psicológica es la integración de lo disociado, el descubrimiento de relaciones hasta allí ocultas, hay en la operación psicológica y en el insight que en ella se produce, un movimiento inverso y complementario: la ruptura de asociaciones que por su intensa vigencia como contenido inconsciente, operan como obstáculo en la dialectica grupo interno – grupo externo, en la lectura de la realidad. Conexiones internas establecidas por el sujeto en algún momento, que se imponen con fuerza de realidad, que tienen para él eficacia de realidad. Freud habla de “desligar lo que fue arbitrariamente ligado”. Esas relaciones o articulaciones que deben ser desestructuradas, dan lugar a interpretaciones de la realidad, a significaciones de la experiencia, a la configuración de una dramática o trama argumental interna estereotipada. Este doble movimiento, característico de la operación psicológica: asociar lo fragmentado, articular e integrar por un lado y desarticular lo que estaba ligado por otro, es lo que sucede en el proceso creador. Y esta coincidencia permite vislumbrar el insight y la elaboración de la operación psicológica como momentos creativos del sujeto, en los que se libera de la estereotipia y el empobrecimiento en la relación con el mundo y consigo mismo, momentos de aprendizaje. Hay en esa operación psicológica, en el insight y elaboración posterior, una reestructuración a nivel del mundo interno, una regresión con reencuentro de imagos arcaicas y una progresión en términos de redefinición de la relación con sus fantasmas. Es decir, un juego más libre del sujeto en relación a sus vivencias , afectos y fantasías. En ambos casos, en el proceso creador y en el que desarrolla el sujeto de la operación psicológica, se trata - con diferentes matices y circunstancias- de una recreación y resignificación de la experiencia: una posibilidad de reparación de sí y de los objetos internos; una instancia de transformación recíproca sujeto – contexto; es decir de aprendizaje ya que en ambos casos se hace posible ampliar las fronteras de la experiencia. --------------------------