404 NUEVA ECONOMIA CONOCIMIENTO Y COMPETITIVIDAD 2009

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Proceedings del XXV Encuentro Nacional de Facultades de Administración y Economía
ENEFA Proceedings - Vol. 2, Año 2009
ASFAE
IV.
PAPER N° 25
NUEVA ECONOMÍA, CONOCIMIENTO Y COMPETITIVIDAD
Jorge Fernandez Cerón
Escuela de Comercio, PUCV
[email protected]
Aquiles Limone Aravena
Escuela de Comercio, PUCV
[email protected]
Milan Marinovic
Facultad de Administración, UV
[email protected]
RESUMEN
Nueva economía, conocimiento y competitividad son temas inseparables para el éxito de los negocios
en la actualidad. En este trabajo abordamos dicha temática, orientando nuestro interés más que en la
discusión teórica en la realidad actual para países que como Chile se han abierto al mundo a través de
tratados de libre comercio. Intentamos mostrar de donde surge la importancia de la gestión del
conocimiento en un mundo globalizado y en la última parte planteamos nuestras inquietudes acerca de
como se entiende y aplica esta temática en la realidad. No es un trabajo de campo sino más bien
reflexiones basadas en una cantidad importante de documentos de base.
Por último lo que pretende este trabajo es simple: iniciar un debate sobre la Gestión del Conocimiento
y el Capital Intelectual entre los académicos que asisten a este encuentro.
Palabras Claves: Nueva Economía, Gestión del Conocimiento, Capital Intelectual, innovación,
Creatividad.
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1. INTRODUCCIÓN
Al cierre de la primera década del nuevo siglo, el escenario que adelantaban algunos pioneros de la
cibernética, desde la aldea global de Mc Luhan a la sociedad del conocimiento de Taichi Sakaiya (1995)
quién popularizó el término “sociedad del conocimiento” para describir su visión de la estructura de la
sociedad venidera, en un anticipada historia del futuro. La utopía se concretó efectivamente en la hoy
llamada Nueva Economía. Este proceso se desplegó en la década 90, para en esta primera década de 2000
convertirse en el modo dominante de jalonar las economías. Permitiendo el crecimiento basado en el
conocimiento (técnicas) y es de esperar que desarrollo como orden recursivo superior al crecimiento, que
por cierto también basado en el conocimiento del conocimiento. En este escenario global la adecuada
gestión del capital intangible, por ejemplo en Skandia, es estratégica y Chile en este contexto es muy
visible económicamente pero aparentemente débil microeconómicamente. En la nueva economía, la
ventaja competitiva está en las personas quienes hacen las empresas y en el conocimiento que estas
desarrollan juntas en el devenir de la organización, días tras días, transacción tras transacción.
2. NUEVA ECONOMÍA Y CONOCIMIENTO
En la actualidad nadie duda sobre la importancia capital que tiene la creatividad y la innovación en
la búsqueda de ventajas competitivas. Sin embargo lo que está detrás o en la base de esas cualidades
empresariales es el conocimiento: su generación y manejo por parte de la compañía.
Resulta indudable hoy el interés que concita el concepto de conocimiento para aquellos que
estudian o están involucrados en la gestión de la empresa y en la dinámica económica de las sociedades
actuales, en el marco de esa transformación crucial de la humanidad originada en el fenómeno
denominado genéricamente como “globalización”.
Así una serie de hechos relevantes vienen siendo señalados como resultados de la generación y
“gestión” del conocimiento:
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•
El éxito de las empresas que manifiestan la creatividad y capacidad innovadora para
conquistar y retener mercados.
•
La capacidad que manifiestan algunas empresas para adaptarse a cambios profundos del
entorno (cambios en los gustos, en la tecnología, cambios en el orden mundial, etc.)
•
La capacidad de destacarse en su sector industrial conquistando y manteniendo el liderazgo.
•
La capacidad de conquistar y retener clientes.
•
La capacidad de asegurarse un abastecimiento seguro, oportuno y de costo adecuado al
manejar inteligentemente su relación con los proveedores, entre otras, que sería largo de
enumerar aquí, pero donde la capacidad de crear valor es la más importante.
Autores de la talla de P. Drucker, I. Nonaka, P. Senge, A de Geuss, D. Garvin, Ch. Argyris, J.B.
Quinn, entre otros, han venido insistiendo en este tema, señalándolo como, tal vez, el más trascendental
del cambio de siglo, cuya consecuencia no sería otra que la más profunda transformación de la “realidad”
en la que vivimos.
Por otra parte I. Nonaka y H. Takeuchi (1995) nos revelan una serie de importantes empresas, en
Japón y en Estados Unidos, que están aplicando la Gestión del Conocimiento como una herramienta útil
en la obtención de ventajas competitivas y, también, para enfrentar las crisis. Entre ellas, se pueden
nombrar: Canon, Honda, Matsushita, Nec, Nissan, Kao, Sharp, Mazda, Fuji xerox, Shin Caterpillar
Mitsubishi, 3M, British Petroleum, General Electric, entre otras. Incluso la marina estadounidense ha
hecho uso de ella durante el periodo 1994 y 1996. Los analistas occidentales señalaron la crisis que en
esos años estaba pasando la economía japonesa; pero como en crisis anteriores “Las empresas niponas
utilizaron la creación del conocimiento para convertir la crisis económica en una oportunidad
competitiva”.
Como caso ilustrativo, Nonaka y Takeuchi, nos narran como Honda salió de la crisis innovando con
el desarrollo de Accord 1994 y “cómo la historia del Honda City sugiere como los ejecutivos japoneses
utilizan el lenguaje figurativo para enunciar sus discernimientos y su intuición”.
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Las últimas décadas del siglo XX y los años transcurridos del actual se caracterizaron por una serie de
cambios manifestados a través del comportamiento de los mercados y los agentes económicos que actúan
en él. Para los entendidos, dicho comportamiento es un claro ejemplo del proceso acumulativo y acelerado
de conocimiento aplicado a las operaciones productivas.
Veamos algunas opiniones importantes, Hanno Roberts, del Department of Accounting, Auditing and
Law. Norwegian School of Management (1999) se hace la pregunta clave: “¿Qué queremos decir
exactamente con Economía del Conocimiento?”, para él, “la premisa básica consiste en que el
conocimiento es el recurso principal de cualquier sistema económico. El conocimiento es un activo
intangible, un proceso, una dinámica –es como el agua-.” “Aunque la importancia del conocimiento no es
nueva, las implicaciones resultantes al operar en una economía de conocimiento son trascendentales.
Notoriamente, el conocimiento implica centrarse en unos activos y procesos intangibles e inmateriales,
como por ejemplo: los recursos humanos o los servicios de atención al cliente.”
“La Gestión del conocimiento implica igualmente concentrarse en un intercambio de información
intangible en lugar de bienes, en donde desempeñan importantes funciones la información, la conexión
entre las partes del intercambio y la acumulación por medio del aprendizaje en vez del almacenamiento
físico del inventario… El conocimiento se distribuye por redes”. (H. Roberts, 1999)
El conocimiento se encuentra en las experiencias, habilidades y actitudes de las personas. También es
dinámico, en el sentido de que es temporal. La posesión del conocimiento, por lo tanto es distinta a la
propiedad de un activo físico. En vez, está ubicado en una amplia gama de personas que lo tienen. Y son
estos portadores del conocimiento los que se consideran en el Capital Intelectual de una organización.
Es bueno aprovechar aquí para señalar que dicho Capital Intelectual, ha sido dividido en tres
componentes por los entendidos e investigadores en gestión del conocimiento. Dichos componentes son el
Capital Humano, el Capital Estructural y el Capital Relacional.
Para Eduardo Bueno, Director del I.A.D.E de la Universidad Autónoma de Madrid, “La economía del
conocimiento está integrada por empresas y trabajadores intelectuales, es decir, que producen,
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intercambian, almacenan y consumen conocimiento. Son agentes que actúan y trabajan con el intelecto,
con la mente.” Según la OCDE, al menos ocho de cada diez trabajadores de sus paises miembros así se
desempeñan en sus tareas y en el 2010 se espera que sea el 90% de la población (P. Drucker, 1993).
Según una importante cantidad de autores entre los que podemos nombrar a
P. Drucker, T.
Davenport, D. Marchand, G. Probts, L. Prusak, y tantos otros, el interés por el conocimiento en la
competitividad y crecimiento de las empresas comenzó en la década de los ochenta (después del cambio
violento del entorno en los años 70) dando origen a una de las corrientes de pensamiento más importantes
en los últimos diez años: La Gestión del Conocimiento. Tan importante ha sido, que un gran número de
autores como los que hemos nombrado, la llama también Economía basada en el Conocimiento a lo que
otros denominan Nueva Economía (E. Bueno, 2000; L. Cañibano, M. García-Ayuso y M. P. Sánchez,
1999).
Así, una serie se acontecimiento se entre mezclaron para el surgimiento de la gestión del
conocimiento (Knowledge Management o KM), siendo los más importantes el desarrollo alcanzado por la
computación –que originó la llamada Administración de la información -, el desarrollo de las
telecomunicaciones y la aparición del Internet, el uso de redes internas o intranet y finalmente la
percepción de que las empresas con mayor éxito en el mercado coincidían con aquellas empresas que
mostraban una mayor cuota de innovación y creatividad, facilitada por equipos de dirección sólidos,
coherentes y pro-activos.
Ya en 1942 Shumpeter afirmaba que la innovación era una fuente fundamental de riqueza y
dividía el proceso de cambio tecnológico en tres fases: invención, innovación y difusión; donde la
invención se refería a la producción de nuevas ideas, la innovación al desarrollo de ideas nuevas en
productos que ya se comercializaban y la difusión se refería al proceso de distribución en el mercado.
Desde una perspectiva o mirada a partir de la administración, Peter Drucker afirma que “el bien más
valioso de una institución del siglo XXI, ya sea empresaria o no-empresaria, serán sus trabajadores del
conocimiento y su productividad”. “el trabajador del conocimiento es un bien de capital” (Drucker, 1999)
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y más adelante señala claramente que las capacidades centrales son diferentes en cada organización; por
así decirlo, forman parte de la personalidad de una organización. Pero todas –no sólo las empresasnecesitan una capacidad central: la innovación y todos deben tener una forma de registrar y evaluar su
desempeño innovador. (Drucker, 1999). Por otra parte, M. Earl de la London Business School, sobre la
base de estudiar a veinte gerente de conocimiento en Estados Unidos y Europa, concluye que “en una
época de cambios rápidos y de creciente incertidumbre las empresas deben crear nuevos conocimientos,
alimentarlos y diseminarlos a través de toda la organización, así como también infundirlos en tecnologías,
productos y servicios. De hecho, muchos sectores –por ejemplo, el de servicios financieros, consultoría y
software- depende de los conocimientos como su principal medio para crear valor”. (M. Earl, 2000)
Lo dicho hasta ahora nos permite poner de manifiesto la importancia creciente que están
adquiriendo los conceptos de conocimiento y capital intelectual en la empresa contemporánea. No resulta
extraño, ni sorprendente, entonces que exista interés tanto de ejecutivos como de muchos contadores para
que los valores que representan ese capital intelectual sean expuestos en los informes financieros a pesar
que la normativa contable actual no permite hacerlo con la facilidad con que pueden ser expuestos los
valores del inventario o el de un bien raíz.
Dado el valor que agrega a la empresa el conocimiento, este es considerado un activo intangible,
junto con otros como derechos de marca, patentes, etc.
En economía, “la teoría del crecimiento endógeno ve la acumulación de conocimiento como la
fuente fundamental de crecimiento económico, mientras que las teorías evolutivas entienden la empresa
como una jerarquía de actividades dirigidas por “rutinas” (Nelson y Winter, 1982) y consideran el
progreso del aprendizaje y de los descubrimientos como esenciales (Dosi, 1992) (L. Cañibaño, M. GarcíaAyuso y M.P. Sánchez, 1999).
Leandro Cañibano de la Universidad Autónoma de Madrid, profesor e investigador de gran prestigio
en España y Europa, director del proyecto Meritum (Measuring Intangibles to Understand and Improve
Innovation Management) financiado por la Unión Europea, afirma, junto con Manuel García-Ayuso y M.
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Paloma Sánchez “La lógica económica sobre la que se fundamenta la clasificación de un intangible como
un activo radica en su potencial para la generación de beneficios en ejercicios futuros. Desde un punto de
vista económico no existe una base sobre la cual se pueda establecer una clara distinción entre activos
tangibles e intangibles, ya que ambos constituyen fuentes generadoras de beneficios económicos futuros
para la empresa y forman parte de su patrimonio como resultado de acontecimientos o transacciones
pasadas” (L. Cañibano, M. García-Ayuso y M. P. Sanchez, 1999).
“A lo largo de las dos últimas décadas nos hemos movido progresivamente hacia una economía
basada en el conocimiento, intensiva en tecnología y en constante cambio, en la cual, las inversiones en
recursos humanos, tecnología, investigación y desarrollo (I + D) y publicidad se han convertido en
esenciales, de cara al fortalecimiento de la posición competitiva de la empresa y ha asegurar su futura
viabilidad”. “En este contexto las empresas tienen una creciente necesidad de invertir en intangibles, que
en buena medida constituyen la base de su éxito futuro, pero que en la mayoría de las ocasiones no
aparecen reflejadas en su balance”. (L. Cañibano, M. García-Ayuso y M. P. Sanchez, 1999).
No cabe duda que hoy para gerentes, consultores, académicos e inversionistas, los activos
intangibles constituyen uno de los determinantes fundamentales del valor de las empresas; uno de los
indicadores que reflejan la capacidad de innovación tecnológica en las empresas, generalmente más
usados son las cantidades que se invierten en I + D, en dichas empresas, relacionadas con el número de
patentes obtenidas por ellas. Nuevamente Cañibano y sus coautores nos proporcionan información clave
para confirmar lo dicho. “El aumento experimentado por las inversiones de I + D financiadas por capitales
privados en los países de la OCDE., tanto en términos absolutos como en porcentaje del PNB desde
finales de los 60, parece confirmar que las inversiones en innovación han ganado relevancia en las
economías desarrolladas”. Patel y Pavitt (1995) informan que entre 1967 y 1990 se produjo un incremento
medio del 100x100 en los cinco países mayores de la OCDE, destacando el aumento de 900x100 en el
caso Japón.
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La relevancia adquirida por el conocimiento que posee una empresa así como la discusión referente a
su valoración y exposición nos llevaron a plantearnos la pregunta acerca de cómo sería la situación en
Chile. Es así, como nos pusimos a la tarea de diseñar un estudio de campo para responder esa pregunta.
Hasta ahora el estudio contempla una encuesta preliminar dirigida a los académicos que forman
contadores e ingenieros comerciales; se espera, a través de este proyecto, desarrollar una posterior serie de
entrevistas a directivos de empresa para averiguar su conocimiento y opinión en estos temas.
Fundamentalmente en un escenario económico como el actual, donde las empresas convergen
hacia la globalización, subyace un profundo cambio en los modelos de negocio, por esto la economía
mundial se mueve hacia un nuevo modelo basado en el conocimiento por encima de los demás factores
económicos tangibles. Si en la era agrícola el factor preponderante fue la tierra y en la era industrial fue la
maquinaria (capital físico), en la nueva economía que se configura, el conocimiento y su distribución entre
las distintas unidades que componen el sistema económico es el factor clave para la creación de la riqueza.
Así, es posible definir una “economía basada en el conocimiento” como aquella economía basada
en la producción, distribución y uso del conocimiento y de la información. La importancia de la creación
del conocimiento y de las actividades innovadoras como factores de crecimiento económico, no es una
teoría aparecida recientemente, no obstante el reciente protagonismo dado al conocimiento viene
explicado por los siguientes factores:
1.- La evolución en el desarrollo de indicadores y métodos de medición ha contribuido a
considerar al conocimiento como nuevo input inherente al proceso productivo.
La innovación y creatividad en las actuales operaciones juega el papel principal en la generación
de ventajas competitivas y en aprovechar la relación con su entorno.
2.- La aparición y desarrollo de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC)
contribuye a una mayor facilidad en el uso y creación del conocimiento, como soporte tecnológico.
Lawrence Prusak, en su artículo publicado en 1996, afirmaba lo siguiente “Los investigadores en
las áreas de ventajas competitivas sostenibles han llegado a la conclusión de que la única cosa que da a
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una organización ventajas competitivas duraderas, es lo que sabe, y su capacidad de aprender cosas nuevas
rápidamente”
3. CONCEPTOS BÁSICOS FUNDAMENTALES
Aunque no es intención de este trabajo entrar a discutir los aspectos teóricos de la gestión del
conocimiento (G.C.), estimamos necesario destinar algunas páginas para establecer nuestra comprensión
del tema. Sobre todo por que en la base teórica existen todavía muchas confusiones y controversias.
Si queremos hablar de gestión del conocimiento, el primer concepto que debemos tener claro es el
de conocimiento; y esta es una de las áreas más controvertida. Las opiniones van desde que el significado
de conocimiento es obvio hasta aquellas que por ser este concepto muy complejo es difícil de definir.
Si tomamos la opinión de un biólogo como H. Maturana y otro biólogo cuyos últimos trabajos se
orientaron a las neurociencias, conocer es “acción efectiva en algún dominio”, “que configuramos con una
pregunta” (H. Maturana y F. Varela 1984) y esto no es trivial, por que en las ciencias cognitivas existen
tres corrientes diferentes en la comprensión del conocimiento, y según cual sea la que adoptamos las
derivaciones y consecuencias para la G.C. pueden ser muy diferentes. (Limone y Bastias, 2002, 2006)
Otra opinión posible es la de un autor que está en las ciencias de la información, L. Prusak, él
define el concepto diciendo: “Conocimiento es la fluida mezcla estructurada de experiencia, valores,
información contextualizada, y ojo clínico muy experto que proporciona un marco de trabajo excelente
para evaluar e incorporar nuevas experiencias e información. Se origina y se aplica en la mente de los que
lo tienen. En las organizaciones, se encuentra muchas veces almacenado no solamente en documentos o
bases de datos, sino también en rutinas, procedimientos, prácticas y normas” (L. Prusak, 1998)
La discusión sobre qué es Gestión del Conocimiento también es amplia y va desde aquellos que
sostienen que gestionar el conocimiento consiste en planificar, organizar, dirigir y controlar el
conocimiento hasta aquellos que sostienen que la Gestión del Conocimiento es una función propia de la
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Dirección. Nosotros en este artículo nos quedaremos con la que ofrecen A. Pavez y L. Hevia (2005), para
ellos “Gestión del Conocimiento es el proceso sistemático de detectar, seleccionar, organizar, filtrar,
presentar y usar la información por parte de participantes de la organización, con el objeto de explotar
cooperativamente los recursos de conocimiento basados en el capital intelectual propio de las
organizaciones, orientados a potenciar las competencias organizacionales y la generación de valor.”
Tal como lo plantea la definición la gestión del conocimiento organizacional está asociada al
proceso sistemático de administración de la información. En relación a este punto es primordial no
confundir administración de la información con administración o Gestión del Conocimiento; la
información es una de las tantas bases para generar conocimiento, pero no la única.
Otro aspecto importante en este campo es la distinción entre conocimiento explícito y
conocimiento tácito, distinción planteada por M. Polany en 1958 y que fuera puesta de relieve por I.
Nonaka al plantear sus primeras ideas en G.C. (I. Nonaka, 1991)
Así llamamos:
Conocimiento tácito: es aquel que no es de fácil explicar y de transmitir. Sumamente difícil de
definir puesto que se encuentra en la experiencia y las conductas del que lo tiene. Sólo se puede aprender
trabajando estrechamente con el que lo posee. (Ej: Relación maestro discípulo)
Conocimiento explícito: es el conocimiento, que se encuentra codificado, por lo que es posible
trasmitirlo a través de algún lenguaje formal. Se encuentra en libros, documentos, artículos, reportes,
mensajes, etc.
Una de las tareas más importantes de la Gestión del Conocimiento en las organizaciones es
detectar el conocimiento tácito y lograr convertirlo en explícito a fin de que esté disponible para todo
aquel que lo necesite en la organización.
El conocimiento de un tipo es susceptible en ser convertido en conocimiento del otro tipo. Así
tenemos las siguientes combinaciones
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•
De tácito a tácito (Proceso de socialización): Los individuos adquieren nuevos conocimiento
directamente de otros; trabajando con otros.
•
De tácito a explícito (Proceso de externalización): El conocimiento se articula de una manera
tangible a través del dialogo y conceptos explícitos.
•
De explícito a explícito (Proceso de combinación): Se combinan diferentes formas de
conocimiento explícito mediante documentos o bases de datos.
•
De explícito a tácito (Proceso de internalización): Los individuos internalizan el
conocimiento de los documentos en su propia experiencia. Es el “aprender haciendo”
No obstante lo dicho hasta ahora, hay que hacerse cargo de algo sumamente importante y lógico que
señala, a partir de su experiencia, D. Garvin en su artículo “Crear una organización que aprende” :
“Desafortunadamente, el número de programas que no dan buen resultado es muy superior a los exitosos,
y el porcentaje de mejoras 156 permanece desalentadoramente bajo. ¿Por qué? Porque la mayoría de las
empresas no han captado una verdad básica. La mejora continua exige un compromiso con el
aprendizaje.” 157 (D. Garvin, 1993)
En verdad no es concebible que se pueda adquirir conocimiento sin un proceso de aprendizaje, ni
individual ni colectivamente. “Si falta el aprendizaje, las empresas –y las personas- simplemente repetirán
las antiguas prácticas, el cambió seguirá siendo superficial y las mejoras serán fruto de la casualidad o
durarán poco” (D. Garvin, 1993) ¿y qué es aprendizaje? De acuerdo con H. Maturana, “se aprende por
exposición a la experiencia” y para Garvin, una organización que aprende “es una organización experta en
crear, adquirir y transmitir conocimiento, y en modificar su conducta para adaptarse a esas nuevas ideas y
conocimiento”.
Como resultado de la aplicación del conocimiento en las organizaciones se va incrementando la
capacidad de generar beneficios futuros: Esta capacidad cuando se ve reflejada en el balance de una
compañía aparece bajo el rubro de Activos Intangibles (derecho de llaves, marcas, etc.) y por eso muchos
autores no separan entre Activos Intangibles y Capital intelectual. No obstante, aún reconociendo que la
156
157
Los programas de mejora continua, que implican innovaciones sobre lo que existía, es una forma de crear conocimiento.
El primero en plantear la necesidad de aprendizaje en las empresas fue P. Senge en 1992
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mayor parte o todo lo que llamamos capital intelectual corresponde a valores intangibles, pensamos que lo
mejor, por ahora, es hablar de Capital Intelectual directamente. ¿Qué es el Capital Intelectual? En
Euroforum (1998), “el capital intelectual se definió como el conjunto de activos intangibles de una
organización, que pese a no estar reflejados en los estados contables tradicionales, en la actualidad genera
valor o tiene potencial de generarlo en el futuro”. Estos activos intangibles incluyen todos aquellos
conocimientos tácitos y explícitos que generan dicho valor económico.
En el capital intelectual es posible distinguir tres componentes: El Capital individual o Capital
Humano (el que poseen las personas), el Capital Organizacional o Estructural (el que posee la
organización como todo único, esto es: cultura organizacional, rutinas, filosofía de trabajo, relaciones
entre partes, etc.) y el Capital Relacional (relativo a la fortaleza de los contactos y solidez con
proveedores, con clientes y con los stakeholders en general).
¿Cuál es la idea detrás del concepto de Capital Intelectual? No es otra que conocer el
conocimiento que poseemos, conocer sus componentes para poder gestionarlo adecuadamente para
incrementar el valor de la empresa; pero no se puede gestionar lo que no se puede medir y ahí reside uno
de los principales problemas actuales. Mucho de lo que podemos considerar Capital Intelectual no se
pueden medir contablemente dadas las actuales Normas Internacionales de la profesión contable. A pesar
de ellos varias empresas intentan hacerlo a través de una serie de métodos y modelos que se han creado
para el efecto. Entre ellos se pueden citar Skandia Navigator (de Leif y Malone, 1997), Intangible Assets
Monitor (Sveiby, 1997) y el Balanced Score Card (Kaplan y Norton, 1994) entre otros que aún se siguen
creando y proponiendo.
Podríamos extendernos a otros conceptos vinculados a la gestión del conocimiento, como a lo que
ha sido llamado Memoria Corporativa y otras más, pero tal como fue dicho al comienzo de este acápite,
nuestro objetivo en este trabajo no contempla tal cometido.
Para finalizar este apartado conviene, a modo de resumen de lo medular, señalar que cuando se
habla de producir y favorecer el conocimiento en la empresa no nos referimos a cualquier tipo de
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conocimiento, sino a aquel que permita desarrollar las competencias esenciales o las capacidades
esenciales de la organización. La idea es detectar los factores que pueden efectivamente generar las
ventajas competitivas sostenibles. Para que los recursos de una empresa sean útiles deben ser
adecuadamente combinados y gestionados, y así generar una capacidad o una competencia esencial, para
la cadena de valor de la empresa.
4. ¿QUÉ
APORTA
LA
GESTIÓN
DEL
CONOCIMIENTO
Y
EL
CAPITAL
INTELECTUAL A LA EMPRESA ACTUAL?
“El fundamento principal de la GC es la incapacidad que poseen las prácticas gerenciales
tradicionales (públicas o privadas) para administrar eficientemente el conocimiento tácito y su
transformación a explícito, con lo cual se corre el riesgo de perder el principal factor diferenciador y
dinamizador en la innovación o en el cambio” (M. B. Peluffo y E. Catalan, 2002).
Para Peluffo y Catalan los principales argumentos respecto de por qué se debe gestionar el
conocimiento son:
A. La necesidad de combinar el conocimiento explícito y el tácito, esto es, la inteligencia
competitiva, para aumentar la velocidad en producir cambios en las estructuras de conocimiento,
y la cantidad de respuestas efectivas que se hacen en tiempo y calidad a las demandas del
contexto.
B. Para aumentar la conectividad del sistema, creando los lenguajes facilitadores de de la circulación
del conocimiento, en donde se aumenta la comprensión del conocimiento que es necesario
difundir y compartir.
C. La necesidad de administrar las nuevas formas de producción del conocimiento en redes en
espacios no tradicionales.
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D. La necesidad de crear una inteligencia colectiva que se apoya en la conformación de un cerebro
organizacional que almacena y organiza el conocimiento disperso.
E. Para garantizar la circulación del capital intelectual social dentro de los diferentes contextos de
una determinada sociedad, favoreciendo así sus procesos de desarrollo.
La importancia de citar aquí y más adelante a la Dra. M. B. Peluffo y la Ing. E. Catalán reside en que
lo citado corresponde a lo contenido en un documento que publica el Instituto Latinoamericano y del
Caribe de Planificación Económica y Social, ILPES; organismo permanente integrante de la CEPAL que
forma parte del Sistema de las Naciones Unidas. Nuestra intención es mostrar, a través de la cita, el interés
de organismos mundiales sobre el tema que nos ocupa.
¿Qué otras ventajas para la empresa y las organizaciones se pueden señalar?
Sin pretender agotar las posibilidades podemos mostrar algunas:
a) Anticiparse y adaptarse al cambio.
b) Aprender de la experiencia pasada y de competidores y colaboradores.
c) Aprovechar de manera más profunda el potencial de las personas.
d) Aumentar la velocidad de innovación y creatividad.
e) Aprender del análisis de los errores.
f) Instituir en la organización la mejora permanente como filosofía de acción.
g) Valorar de mejor manera el desarrollo de la persona, comprendiendo que la
h) amplitud de su campo de conocimiento se convierte en un activo de la empresa.
i)
Facilita los cambios estratégicos.
j)
Hacer de la difusión del conocimiento una práctica habitual de la empresa.
k) Generar bajas de costos
Por último ¿Qué es necesario tomar en cuenta y analizar para evitar faltas y errores en la
implementación de un proyecto de Gestión del Conocimiento?
Pensamos que para responder esta pregunta, es conveniente recurrir una vez más a Peluffo y
Catalán. Al respecto ellas opinan lo siguiente:
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“Para poner en marcha cualquier tipo de proyecto es necesario contemplar una serie de variables
que se pueden considerar influyentes o determinantes en los resultados y su ausencia puede hacer fracasar
cualquier acción de implementación de un sistema de GC. Por lo tanto hay que observar si existe en la
organización:
•
Una cultura orientada al conocimiento. Entendemos como cultura el conjunto
de prácticas colectivas significativas basadas en los procesos de trabajo en función de la satisfacción de la
amplia gama de necesidades humanas, que se institucionalizan en estructuras de signos y símbolos, que
son transmitidas por una serie de vehículos de comunicación e internalizadas en hábitos, costumbres,
formas de ser, de pensar y de sentir.
•
La infraestructura tecnológica de conocimiento. Esta debe ser construida de acuerdo
al sistema en que se va a desarrollar la GC, con herramientas que puedan utilizar los usuarios y
que
permitan un fácil acceso a la información y al conocimiento que se necesita.
•
La relación directa entre la GC y las estrategias de desarrollo adoptada por
las organizaciones, comunidad o personas alineados con los valores en los que se sustenta esa
organización en el quehacer de las mismas.
•
La armonización del lenguaje. Es fundamental, especialmente cuando coexisten
dentro del mismo espacio culturas, profesiones, ambientes y experiencias diferentes.
•
Los sistemas de Recompensas y Estímulos para motivar a compartirle
conocimiento y a producirlo. Ello neutraliza las barreras que pueden dificultar la GC.
•
La estructura de conocimiento. Esta debe ser adecuada a los usuarios del
sistema. Cada caso va a necesitar contar con un sistema que facilite la dinámica del mismo.
•
Los diversos canales de comunicación del conocimiento. Todos aquellos que
produzcan un sentido de confianza y acercamiento entre las personas involucradas.
•
La visualización de las ventajas del sistema. O sea la percepción de los
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integrantes del sistema en cuanto a los beneficios que se obtienen por incorporar conocimiento clave a las
actividades y a los valores.
No se debe olvidar que estamos gestionando personas, cultura y tecnologías.”
Por último, para cerrar este apartado es interesante hacerse cargo de algunas paradojas que Guido
Demicheli nos plantea a la hora de considerar un proyecto de Gestión del Conocimiento para una empresa.
El señala:
Capacitamos muy bien a nuestros funcionarios.
…Pero no les permitimos usar lo que saben
Aprendemos a través de nuestros proyectos
…Pero no comunicamos nuestras experiencias
Contamos con expertos en distintos temas
…Pero muy
encontrarlos
Documentamos lo que hacemos
…Pero no tenemos buenas formas de acceder a
ellos
Tenemos muchos datos acerca del mercado
…Pero sabemos poco de nuestra propia cultura
Pedimos que se comparta el conocimiento
…Pero nos guardamos lo que cada uno sabe
Buscamos aprender de otros
…Pero no tenemos claros nuestros objetivos de
aprendizaje
pocas
personas
saben
cómo
5. LA ECONOMÍA GLOBALIZADA Y LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DEL
CAPITAL INTELECTUAL.
La Gestión del conocimiento y del Capital Intelectual no es sólo preocupación de algunas empresas,
de académicos y profesionales sino también preocupa e interesa al Estado y organizaciones
internacionales como UNESCO y OCED, por señalar sólo algunas.
En una reunión del Instituto Universitario Euroforum- Escorial, organizado en Julio de 1999, el Sr.
Cristóbal Montoro, Secretario de Estado de Economía del Gobierno Español sostuvo que “la realidad
económica pone de manifiesto que cada día es mayor el valor de los bienes intangibles de las compañías,
entre los que incluyen, obviamente, el capital humano, incrementándose la diferencia entre el valor en
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libros y el valor de mercado, y ésta es una de las razones que contribuyen a explicar la diferencia entre el
valor de mercado de una compañía con su valor en libros”. Es de hacer notar que en su exposición el Sr.
Montoro recalcó “La Secretaría de Estado de Economía, considera conveniente que se identifiquen todos
los activos de la empresa y entre ellos, obviamente, los activos inmateriales, ¿por qué?, porque en cuanto
mejor se gestionen los activos es más probable que los gestores maximicen el beneficio de medir los
resultados que se obtienen en su gestión”. (Montoro, C. 1999). Según OCDE, al menos ocho de cada diez
trabajadores de sus países miembros se desempeñan como trabajadores del conocimiento en sus tareas.
Para la UNESCO (2005), el aprendizaje es un proceso que se generaliza a todos los niveles de nuestra
sociedad; esto es un modelo para organizar nuestro tiempo, trabajo y vida de nuestras instituciones tal
como un nuevo paradigma, producto de la evolución permanente, “Así la clave está en no quedarse
admirando las nuevas tecnologías de la información, ya que son sólo herramientas, sino ubicar que se
encuentra en el mismo corazón del proceso de aprendizaje permanente, donde se adquiere, se transfiere y
se disemina como cultura para un bien común”. (A. Carpio, 2007)
Como ya fue comentado antes, el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación
Económica y Social, ILPES, tiene, también, un gran interés en el tema que nos ocupa (GC y CI),
especialmente en lo que significa su aplicación a la Administración Pública.
De la misma forma La Agencia de Cooperación Técnica Alemana (GTZ) a través de Región
Activa permanentemente ha estimulado y ha desarrollado metodología de sistematización de experiencias
que se ponen a disposición de actores que pueden replicar ese conocimiento práctico, a la vez que se
retroalimentan y ajustan políticas públicas, programas y proyectos de los sectores y niveles pertinentes del
estado.
Por otra parte la Corporación Innovación y Ciudadanía CIC, a través del programa Ciudadanía y
Gestión Pública ha desarrollado desde 1999 un sistema de identificación, selección, premiación,
evaluación, difusión y estudio de iniciativas innovadoras en la relación entre estado y sociedad civil,
principalmente en el nivel local.
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Así también, el estado chileno en los últimos años ha estado haciendo esfuerzos para instalar la
Gestión del Conocimiento en base a prácticas en la implementación de políticas públicas. Especial
sensibilidad al tema se percibe entre otras, en la Subsecretaría de Desarrollo Regional, Servicio de
Cooperación Técnica, La secretaría General de la Presidencia…
Esta preocupación por la Gestión del Conocimiento en base a la práctica ha hecho converger a
CIC, la Subsecretaría de Desarrollo Regional y GTZ, para crear un Sistema de Gestión del Conocimiento
de Buenas Prácticas de Gestión Regional y Municipal que integre a los diversos actores en el territorio.
Este sistema está concebido, en el mediano plazo, como un insumo relevante para la definición y
acreditación de nuevas y mayores competencias para los gobiernos regionales y los municipios.
La economía mundial se dirige a un nuevo modelo económico y social, basado en el
conocimiento, en el que éste tiene un nítido valor diferenciador aportando ventajas competitivas gracias a
su gestión, en un mundo globalizado.
Junto con Winston H. Elphic, Director ejecutivo Otic- Alianza, opinamos que las evidencias
muestran que la materia prima de las naciones ya no está en los recursos naturales (Agrícolas, mineros o
marinos). La riqueza de los pueblos está en ellos mismos, en la capacidad de las personas y sus
instituciones para recoger, compartir, potenciar y consolidar lo que se sabe del mundo, de la persona y las
cosas.
W. Elphic hace también una afirmación, que puede resultar exagerada, pero que si la
reflexionamos con visión de futuro, nos dice mucho; él sostiene que “la gestión del conocimiento es una
urgencia de nuestro tiempo, tanto en educación, como en la empresa. O asumimos el tema, o seremos
países-colonia, de aquellos que sí gestionan, desarrollan y sistematizan el conocimiento.”
Países colonia o no, es cierto que lo único esperable de las condiciones actuales y posiblemente
futuras, en un siglo que los expertos llaman el “siglo del conocimiento”, sea que los países que no sean
capaces de crear e innovar mediante la generación de conocimiento quedaran a la zaga de aquellos que si
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lo hagan y si no se convierten en colonias es seguro que serán países dependientes de aquellos que
cultivan el saber.
La relevancia adquirida por el conocimiento que posee una empresa, en términos de ventaja
competitiva, crecimiento y desarrollo, así como la discusión referente a su valoración y exposición nos
llevó a plantearnos la pregunta ¿y en Chile, cómo se asume este verdadero desafío? Chile es uno de los
principales países de Sudamérica que participa activamente en el comercio global, en virtud de sus
múltiples tratados de libre comercio, lo que lo hace ser un país de lleno en la economía globalizada, donde
debe competir con países del primer mundo, ese en el que la Gestión del Conocimiento se desarrolla a
toda velocidad. Eso nos lleva a la pregunta inevitable ¿Cómo asumen este aspecto crucial de la economía
actual, tanto académicos, profesionales y directivos de empresa? ¿Cómo se estudia, enseña e investiga en
las universidades? Aunque hay evidencias que para el Gobierno o Estado el tema es importante ¿de qué
manera se piensa abordar con relación a la Economía? Pareciera que éste es un tema que debiera ser
abordado por las fuerzas socio-económicas mancomunadamente: Universidad - Estado – Empresa.
Para buscar respuesta a nuestra inquietud hemos desarrollado un Proyecto Fondecit que está
orientado a proveer esas respuestas.
Durante el año 2008 a modo de prototipo experimental desarrollamos una encuesta que fue
enviada a los académicos que forman contadores e ingenieros comerciales y el resultado de su análisis no
nos dejó tranquilos, sea cual sea la causa, el análisis demostraba la poca importancia atribuida al
fenómeno. Esperemos que nuestras indagaciones entre profesionales, directivos y empresarios nos
entreguen mejores noticias.
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