ESTRÉS: LA ENFERMEDAD DE LA CLASE TRABAJADORA DEL

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ESTRÉS: LA ENFERMEDAD DE
LA CLASE TRABAJADORA DEL
SIGLO XXI
La insatisfacción con el puesto, el sueldo o las tareas a realizar, junto con la
falta de comunicación entre compañeros y otros inconvenientes físicos del
entorno laboral son caldo de cultivo para una patología, el estrés, que puede
llegar a disminuir el rendimiento y la motivación, y puede ser el origen de
accidentes de trabajo.
La mejor manera de hacerle frente es saber en qué consiste, reconocerlo
cuando nos esté afectando e identificar que es lo que produce ese estrés,
para así eliminarlo o paliar sus efectos.
Profesiones de riesgo
Aunque no existe un perfil del trabajador "estresado" definido como tal,
porque nadie está a salvo de este síndrome, en todas las profesiones existen
dos tipos de personas que tienen más probabilidades de estresarse, y que se
corresponden con los prototipos extremos: los inseguros y los muy
competitivos, aunque en realidad estos últimos no son más que rasgos
compensatorios de la inseguridad.
La lista de profesiones en las que el tipo de trabajo, la responsabilidad, o el
ritmo laboral conllevan un nivel de estrés adicional al del resto de los
trabajadores es larga. Sin embargo, todos los trabajadores pueden sufrir en
un momento determinado de estrés ocupacional. Médicos y enfermeras,
especialmente los que trabajan en la UVI, junto con profesores, periodistas,
policías, mineros, ejecutivos, controladores aéreos e, incluso, los
opositores, son los profesionales con mayor con mayor índice de estrés.
Desencadenantes
Diversos estudios identifican como elementos que desencadenan el estrés a
una serie de factores que van desde el ambiente de trabajo, hasta las
relaciones personales. Como elementos que distorsionan el trabajo de un
individuo, podemos encontrar desde el ambiente físico (ruido, higiene, luz),
hasta el contenido de la tarea.
Para un trabajador resulta un motivo de estrés el trabajo rutinario o el
desconocimiento de su rol. Cualquier miembro de un equipo de trabajo
debe conocer de forma concreta y sin ambigüedad qué tareas debe
desempeñar. Dentro del estrés proporcionado por el contenido de la tarea es
importante el que se desencadena por la introducción de nuevos factores
tecnológicos. El desconocimiento de las nuevas tareas, o el temor a que una
innovación técnica sustituya a un puesto de trabajo puede generar elevados
niveles de estrés. La sobrecarga de trabajo es también un factor habitual.
Un elemento más que puede provocar estrés laboral es el que se deriva de
las relaciones personales y del tipo de comunicación que existe entre la
jerarquía directiva y los compañeros. En este nivel de actuación, se ha
identificado recientemente un nuevo comportamiento, detectado tanto en
directivos como entre compañeros, denominado mobbing, y que se basa en
el hostigamiento psicológico o escaso de moral, para conseguir a cualquier
precio unos objetivos a través del trabajo de otras personas. Este
comportamiento implica una comunicación hostil y amoral, dirigida de
manera sistemática por una o varias personas, casi siempre contra una
persona que, finalmente, se siente acorralada y en una posición débil y a la
defensiva. Este nuevo factor tiene su origen en la dinámica de la relación
interpersonal.
Otros motivo que puede causar una situación de estrés es la organización
temporal del trabajo. Es frecuente niveles de estrés en personas que
desarrollan su trabajo por turnos o por la noche, o que tienen un ritmo de
trabajo elevado, con incorporación de horas extras. Por último es
importante no olvidar factores como la inestabilidad laboral, las políticas de
ascensos y de desarrollo de la carrera profesional o la formación del
trabajador. En el caso de las mujeres trabajadoras se dan niveles de estrés
cuando, como se da en la mayoría de los casos, realizan su tarea laboral,
junto a las tareas domésticas y de responsabilidad de los hijos. Para
Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la
Ansiedad y del Estrés, y profesor de la Facultad de Psicología de la
Universidad Autónoma de Madrid, el estrés "es un proceso en el que todos
estamos en nuestra vida cotidiana. Es la respuesta a una situación, que
puede ir desde comer, hasta salvaguardar la seguridad o la salud". En
psicología se habla de estrés laboral cuando el individuo se ve desbordado
por una situación. El profesor Cano pone como ejemplo al trabajador que
se ve obligado a "realizar más horas de lo habitual". "Al principio el
trabajador se encuentra dinámico, pero tiempo después su rendimiento baja
y aumentan los niveles de errores y aumenta el cansancio, con lo que la
tarea se alarga más".
Cómo reconocer el estrés
Sus síntomas pueden ser tanto físicos como psicológicos. Entre los
primeros destacan dolor de cabeza, palpitaciones, pérdida de apetito, dolor
de espalda, fatiga, problemas respiratorios, dolor en las articulaciones, boca
seca, aumento de la transpiración. Los indicios psicológicos son, entre
otros: dificultad de concentración, baja autoestima, irritabilidad, depresión,
pensamientos negativos, ansiedad, apatía, sensación de frustración e
impotencia, falta de capacidad para tomar decisiones...
Consecuencias del estrés ocupacional
Las consecuencias que produce son amplias y de distinta índole. Los
sentimientos de frustración, apatía, falta de concentración, etc., pueden
trasladarse a comportamientos como propensión a sufrir accidentes,
drogadicción, arranques emocionales, excesiva ingestión de alimentos o
pérdida del apetito, consumo de sustancias perjudiciales (alcohol, tabaco),
inquietud, habla afectada.
El estrés impide tomar decisiones y concentrarse. Se suceden los olvidos y
se incrementa la sensibilidad a la crítica. Si tenemos en cuenta que el estrés
es la preparación del cuerpo para un peligro incierto, el cuerpo comienza a
segregar sustancias que facilitan esa alerta, como es el caso de las
catecolaminas (mediadores que el organismo activa ante una situación de
alerta y que pone a trabajar al resto del organismo) o los corticoides que
incrementan las defensas del organismo y lo preparan para un ataque.
Ambas sustancias alertan al corazón y elevan su ritmo cardiaco y la presión
sanguínea, se eleva el nivel de glucosa en la sangre, se produce dilatación
de pupilas, exudación, sequedad de boca, dificultad para respirar,
escalofríos, nudos en la garganta,...
Soluciones
Para paliar estos problemas del ambiente laboral existen dos tipos de
soluciones, según Antonio Cano. "Las soluciones a los problemas de estrés
ocupacional pasan por el individuo y por la organización, por la empresa.
Si la organización detecta que existe un problema de estrés entre sus
trabajadores puede crear una comisión compuesta por representantes del
staff y de los trabajadores para que evalúen los problemas. Debe ser una
comisión dialogante y con capacidad de decisión".
Este profesor recuerda que el estrés ocupacional está recogida en la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales del año 1995 y como tal las empresas
"están obligadas a prevenir estas situaciones. Como es un factor que puede
alterar la salud están obligadas por ley a solucionar los problemas de
estrés".
Sin embargo el profesor Cano reconoce que, actualmente, es muy difícil
denunciar a una empresa por provocar y no solucionar el estrés de sus
trabajadores, pero sí se puede denunciar el hecho de que una empresa
carezca de Plan de Prevención Laboral. "La sanción, de entrada, a una
empresa por no tener la ley de Prevención en vigor es de 3.000 euros
(500.000 pesetas)".
Antonio Cano también identifica las soluciones que cada individuo puede
aportar para prevenir o atajar una situación de estrés ocupacional. El
trabajador puede "tratar de conseguir más recursos para poder trabajar con
menos tensión, o en algunos casos, entrenarse para soportar la tensión". Es
lo que hace Cano y su equipo de psicólogos con hospitales con los que la
Universidad Autónoma de Madrid tiene firmados convenios de
colaboración. Los profesionales de estos centros (médicos y sobre todo
enfermeros) aprenden a afrontar mejor su trabajo. Según Cano "en quince
sesiones, con técnicas de solución de problemas, técnicas de conducta que
implican ocio, deporte, cambio de las dietas, ... conseguimos un cambio de
actitud en los profesionales. A partir de la última sesión se producen
cambios en las actitudes de estos médicos, enfermeros, auxiliares y
administrativos. Existe menos tendencia a los enfados, a la ira, están menos
tristes, menos deprimidos, y en algunos hemos conseguido que nazca una
rutina de ejercicio físico y de cuidado de la dieta".
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