TEMA MÉDICO N° 40 PREVENCIÓN DEL CANCER COLORECTAL INTRODUCCIÓN: El cáncer colorectal (CCR) es una enfermedad de gran magnitud epidemiológica, por la notable morbimortalidad y la trascendencia socioeconómica que representa. Las tasas de incidencia se han incrementado de forma significativa en la última década, de tal manera que representan la segunda causa de incidencia y mortalidad por cáncer, tanto en varones como en mujeres, en la mayoría de los países desarrollados. Pero si consideramos ambos sexos conjuntamente ocupa el primer lugar. Esta situación epidemiológica no se corresponde con las posibilidades de modificación de la historia natural del CCR. Dado que el 80% de los CCR son de presentación esporádica y tienen como lesión precursora el pólipo adenomatoso, de los cuales sólo un 5% progresará hacia carcinoma invasivo, tras un tiempo medio de evolución de 10 años, es posible interferir y modificar su evolución natural. También hay formas hereditarias de CCR en las que podría haber un componente familiar a evaluar. 1 INTERVENCIONES DE PREVENCIÓN: Las posibilidades de detección se sitúan antes del desarrollo de los adenomas, en la secuencia adenoma-carcinoma, interrumpiendo su progresión (prevención primaria), o en el estadio preclínico del CCR ya establecido (prevención secundaria). Esta variabilidad de presentación del CCR hace necesaria la correcta estratificación de la población en niveles de riesgo, para poder proponer la estrategia preventiva más adecuada (Cuadro1). En este sentido, el instrumento más importante de intervención consiste en la realización de una correcta historia clínica que recoja los antecedentes de factores de riesgo individuales y en familiares de primer, segundo y tercer grado. Clasificación del riesgo de cáncer colorectal FIGURA 3 NO Factores de riesgo personal y/o familiar SI Población de riesgo elevado Edad < 50 años >50 años Población de riesgo estándar Población de riesgo medio Factor de riesgo familiar PAF CCHNP CCR/Adenoma familiar Factor de riesgo personal Adenoma EII: Pancolitis > 10 años de evolución Colitis izquierda > 15 años Cuadro 1: PAF: Poliposis adenomatosa familiar; CCHNP: cáncer colorectal hereditario no asociado a poliposis; CCR: cáncer colorectal; EII: enfermedad inflamatoria intestinal. Adaptado de Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre prevención cáncer colorectal. FACTORES DE RIESGO: Los factores asociados con un mayor riesgo de CCR se relacionan con la herencia, la dieta y los estilos de vida, la mayoría modificables a través de estrategias de prevención primaria (tabla 1). 2 El efecto de determinadas características de la dieta es actualmente la hipótesis de causalidad más consistente. En concreto, el consumo de carne roja, muy cocinada, o en contacto directo con el fuego, pueden incrementar el riesgo de CCR. En cambio, la leche y otros productos lácteos, el pescado y las frutas y vegetales podrían tener un efecto protector, éstas últimas posiblemente a través de su contenido en fibra. Otros factores de riesgo identificados son la obesidad, la inactividad física, el consumo de tabaco y la ingesta de alcohol. Esta relación es menos evidente en el cáncer de recto que en el de colon y parece que puede ser la obesidad central la que confiere el exceso de riesgo. De manera complementaria, la reducción del peso y la realización de ejercicio físico regular tienen un efecto beneficioso en la prevención de esta neoplasia. La intensidad, la duración, la frecuencia y el mantenimiento en el tiempo del ejercicio físico pueden asociarse con una mayor reducción del riesgo. Para observar el incremento de riesgo atribuible al tabaco es necesario un período de inducción largo y una dosis y unos tiempos de consumo elevados. El consumo de alcohol muestra una clara relación dosis-dependiente en el incremento de riesgo de CCR. En cuanto al posible efecto protector de algunos fármacos, el ácido acetilsalicílico en dosis bajas, reduce significativamente el riesgo de adenomas y CCR. Con dosis bajas, de 80 mg/día, se observa una disminución de la tasa de recurrencia de los adenomas colorectales. Recientemente, en un estudio de casos y controles se observa que el uso de estatinas (anticolesterolémico) durante, al menos, 5 años puede reducir hasta un 60% el riesgo de CCR. Aún no se ha logrado el grado de evidencia necesario para recomendar el uso de estos fármacos para prevención de CCR. 3 Recomendaciones en la prevención primaria del cáncer colorectal Dieta, nutrientes y antioxidantes: Es recomendable moderar el consumo de carne roja, muy cocinada, o en contacto directo con el fuego en la prevención del CCR. La inconsistencia de los datos disponibles no es, por el momento, una razón para abandonar la recomendación de una dieta rica en vegetales, fruta y fibra en la prevención del CCR. Una dieta rica en leche y otros productos lácteos podría estar justificada en la prevención del CCR. No se recomienda la administración de suplementos de folatos, calcio y vitamina D en la prevención del CCR. No se recomienda la administración de betacarotenos, selenio ni vitaminas A, B, C o E, en la prevención del CCR. Estilos de vida: Es recomendable la realización de ejercicio físico y evitar el sobrepeso y la obesidad en la prevención del CCR. Es recomendable evitar el consumo de tabaco y moderar el consumo de alcohol en la prevención del CCR. Quimioprevención: Aunque los antiinflamatorios no esteroideos, incluido el ácido acetilsalicílico en dosis bajas, pueden tener un efecto beneficioso, no se recomienda su uso en la prevención del CCR. El tratamiento hormonal posmenopáusico no se recomienda en la prevención del CCR. Tabla N°1: CCR: cáncer colorectal. Adaptado del Grupo de trabajo de la guía de práctica clínica sobre prevención del cáncer colorectal.3 ESTUDIOS DIAGNÓSTICOS DE DETECCIÓN PRECOZ (SCREENING): En la población asintomática de riesgo estándar, actualmente las principales Sociedades Europeas, la Canadian Task Force y la American Cáncer Society recomiendan el screening del CCR con sangre oculta en heces (SOH), sigmoidoscopía y/o colonoscopía. La prueba de detección de (SOH) es la más sencilla, barata e inocua y con la mejor calidad de evidencia sobre su eficacia en el estudio de la población asintomática. Varios metaanálisis confirman una reducción significativa de la mortalidad del 33% cuando el estudio con SOH es anual y del 21% cuando éste se realiza cada 2 años, con una disminución de la incidencia de CCR del 17-20% a través de la identificación y la exéresis de los adenomas precursores. La sigmoidoscopía y la colonoscopía son técnicas más sensibles, pero también más invasivas y costosas. 4 La sigmoidoscopía alcanza hasta los 65 cm, con lo que se visualizan el recto, el sigma y la porción distal del colon descendente, donde se localizan el 60% de todos los CCR y la mayoría de los pólipos. La colonoscopía permite visualizar todo el colon, sobre todo cuando se efectúa bajo sedación. Ambas técnicas permiten, además, resecar simultáneamente el pólipo adenomatoso, lesión precursora de la mayoría de los cánceres colorectales. La ventaja atribuida a la colonoscopía se basa en que una proporción importante de neoplasias avanzadas proximales no presentan lesiones sincrónicas distales y, por tanto, no serían detectadas mediante sigmoidoscopía. Actualmente están en curso diversos estudios para discernir sí una única endoscopia entre los 50 y 60 años muestra los mismos beneficios que realizar endoscopias periódicas, con intervalos que también son objeto de evaluación. Algunos estudios sugieren que la alternativa más costo-efectiva es realizar una única colonoscopía a los 55 años, edad de máxima incidencia del CCR, y posteriormente seguir únicamente a los individuos con pólipos de riesgo. 5 En la población de riesgo elevado (Cuadro 1), la evidencia científica recomienda realizar una búsqueda activa, ofrecer el screening con endoscopia y valorar la historia genética. En la actualidad, una de las estrategias que más puede contribuir a disminuir las tasas de incidencia y mortalidad del CCR es la implementación y el cumplimiento de protocolos de seguimiento de los pólipos adenomatosos de riesgo (pólipos adenomatosos múltiples, vellosos y tubulares de tamaño mayor a 1 cm). La polipectomía endoscópica de los adenomas colorectales esporádicos y el posterior seguimiento colonoscópico de los adenomas de riesgo contribuye a disminuir la incidencia de cáncer colorectal en más de un 75%, lo que refuerza la necesidad de optimizar el seguimiento de estos pacientes en nuestro entorno. La limitación más importante de este screening es la baja participación de la población, especialmente cuando lo comparamos con otros programas. En los diversos estudios con SOH, el cumplimiento con todas las fases del estudio no supera el 50%. Esta baja participación puede ser explicada por las características de las distintas pruebas de evaluación y la preparación que requiere la mayoría de ellas, el insuficiente conocimiento que tiene la población de la importancia de los estudios y de la gravedad de la enfermedad, y la baja percepción social de sus beneficios. 6 Recomendaciones para cáncer colorectal – Para detección del CCR en personas asintomáticas a partir de los 50 años se dispone de varias estrategias: SOH anual o bienal y/o sigmoidoscopía cada 5 años o colonoscopía cada 10 años. – Se recomienda realizar una adecuada clasificación del nivel de riesgo de CCR a través de una completa historia personal y familiar, que favorezca la búsqueda activa de las personas con factores de riesgo elevado. – En los individuos con pólipos adenomatosos esporádicos de riesgo se recomienda realizar una colonoscopía a los 3 años de la resección y, si ésta es negativa, repetirla cada 5 años. 7